Baby Stone.

Capítulo veintiuno: Amor en el mundo de piedra.

Luego de un largo día trabajando en el barco, los cinco generales decidieron juntarse en la sala de reuniones para discutir los últimos aspectos de la construcción del gran barco.

-Falta muy poco para que esté listo, diría que alrededor de tres semanas.- murmuró Ryusui con la mirada fija en las fotografías que habían tomado del barco. –Solo se debe terminar los dormitorios, aunque ya están casi listos, el laboratorio, la colocación de las luces, el invernadero y los materiales de reserva. Aparte de refinar los detalles, por supuesto.-

-El laboratorio ya está prácticamente listo, solo hace falta recolectar ciertos materiales, de eso nos encargaremos Chrome y yo.- masculló Senku con rostro muy serio. –El invernadero ya está listo, solo se debe cazar a los animales y terminar de plantar los vegetales adecuados para llevarnos. Los dormitorios son juego de niños, aunque hay que poner gente al servicio de Yuzuriha para ayudarla a terminar las mantas, almohadas y colchones. Ya tengo gente con los materiales de reserva así que realmente debería ser cuestión de dos semanas para terminar todo y los últimos detalles se resolverán en los últimos días, pero diría que ya es seguro poner una fecha a nuestro día de partida.-

Todos lo observaron en silencio, sorprendidos por su gran calma al decir todo eso a pesar de las implicaciones que tenía el saber que faltaba tan poco para tener que partir. Aunque todos sabían que su calma era completamente falsa.

-¿Y cuál será la fecha en la que partiremos?- finalmente preguntó Ukyo.

Senku pensó por un momento, y Gen fue muy cuidadoso al observar las emociones nadando en sus ojos. Él podía escoger la fecha que quisiera ahora mismo, tenía completo control de cuándo se marcharían, pero por desgracia era muy obvio para el mentalista que su amigo científico no dejaría que nada más que la lógica influenciara su decisión.

-Diez de Septiembre.- decidió con voz firme, voz que no dejaba lugar a replicas.

Pero a pesar de que todos sabían que su decisión ya estaba tomada y no había forma de hacerlo cambiar de opinión, Gen creyó que al menos valía la pena intentarlo.

En lo que quedo de su reunión, le lanzó miradas significativas a Ukyo y Ryusui, que entendieron de inmediato y apenas la reunión terminó jalaron a Chrome de los brazos y se lo llevaron a rastras, dejándolos solos a ellos dos en la sala de reuniones.

Senku lo miró con el ceño fruncido.

-¿Por qué esa cara, Senku-chan~? Solo quiero tener una pequeña conversación.- sonrió inocentemente.

Él suspiró, relajando su postura en su asiento antes de alzar una ceja.

-¿Y bien? No tengo todo el día.-

-Siempre directo ¿eh?- rió por lo bajo, antes de suspirar y mirar hacia el techo, pensando cuidadosamente sus siguientes palabras. En parte sabía que esto no serviría para nada pero… alguien debía intentarlo. –Diez de septiembre suena como una buena fecha para partir.- comenzó a decir con voz alegre. –Buen clima, deja espacio para asegurarse de que todo esté bien y es lo más pronto posible para irnos de inmediato al otro lado del mundo, es una gran fecha.- alzó las manos con una gran sonrisa, antes de lanzar las palabras claves. –Aunque no serán ni dos semanas después de que tu linda Tsukiku-chan cumpla cinco meses.- aunque mantuvo su expresión alegre, se fijó muy bien en el rostro de Senku.

Él casi no reaccionó, pero la pequeña contracción en su mejilla hizo muy obvio que esas palabras lo afectaron.

-¿Me mantienes aquí solo para decir cosas obvias? Sé perfectamente los meses, días, horas, minutos y segundos que mi mocosa tendrá para cuando zarpemos.- rió entre dientes. –Ve al grano, mentalista.- lo miró seriamente. -¿Cuál es tu punto?-

-Qué serio~.- sonrió, pero sabía que Senku no caería en sus trucos baratos. –Solo digo… que no tienes por qué irte tan pronto si no quieres.- suspiró. –Y todos sabemos que no quieres. Nadie te juzgaría… si quisieras quedarte más tiempo con tu hija.-

Ambos se quedaron en silencio, antes de que Senku se pusiera en pie y le diera la espalda, llevándose las manos a la cintura, típico gesto suyo cuando no quería mostrar sus sentimientos.

-Eso lo sé perfectamente, así como tú sabes que no es posible que nos quedemos más tiempo. ¿O acaso olvidas el motivo principal por el cual estamos haciendo este viaje?- su tono fue relajado y burlón, pero continuó dándole la espalda.

Pero Gen ya había estado esperando estas contestaciones.

-Tsukasa-chan también lo entendería.- observo cuidadosamente como los dedos de sus manos se contrajeron ante esas palabras. Este era territorio sensible para Senku, así que rápidamente cambió de tema. –Esperar a que cumpla un año como propuso Ryusui-chan a Kohaku-chan es demasiado, pero ¿qué tal si fuera solo hasta que cumpla seis meses?- con esa pregunta empezó a usar el más persuasivo de sus tonos de voz, intentando atacar por el lado que Senku escucharía: la lógica y la razón. –Solo sería esperar un mes más, solo un mísero mes más…- lo observó atentamente, pero esta vez él no reaccionó de ninguna forma. –Solo tres semanas más después de la fecha que dijiste… Tu princesita tendría seis meses, medio año, sería capaz de empezar a comer alimentos sólidos y todo eso.- o al menos eso había escuchado de la partera y Ruri. –Suena mucho mejor a tener que irse cuando tenga apenas cinco meses ¿no crees?- habían muy pocas posibilidades de que lo escuchara, lo sabía, pero debía intentarlo.

Senku permaneció inmóvil, todavía sin reaccionar ni decir nada, pero su silencio y su falta de reacción también hablaban por sí solos. Él estaba pensando en lo que le dijo, lo estaba reflexionando en verdad.

-¿Retrasar tres semanas el momento de zarpar para esperar a que mi hija cumpla seis meses?- cuando finalmente habló, su tono fue firme, pero era obvia la tristeza rayando en la superficie, intentando salir a flote. –Es algo que un padre decente haría… pero parece que yo no puedo llegar a ese título por mucho que me esfuerce.- rió, con una risa baja y falsa. –No puedo. No puedo quedarme con ella. No solo soy su padre, no solo soy el jefe de esa aldea y el líder del reino científico, soy el único científico en este mundo. Y solo la ciencia puede salvar a la humanidad.- finalmente volteó a verlo, con una mirada completamente vacía. –Si hubiera una forma de quedarme, ya la habría tomado, pero no la hay, así que no insistas.-

Completamente decidido e indispuesto a cambiar de opinión, Senku lo pasó de largo, sin siquiera querer escuchar más de sus argumentos en contra de que partieran antes de que Tsukiku cumpliera los seis meses.

Gen suspiró al quedarse solo en la sala de reuniones. Sabía que las cosas acabarían así pero de todos modos tuvo que tratar.

Alguien tenía que intentarlo.

.

Ese día Senku regresó del trabajo con semblante malhumorado, Kohaku lo notó de inmediato en su rostro, pero cuando quiso preguntarle al respecto él esquivo el tema así que decidió que lo dejaría pasar por ese momento y simplemente lo besó para intentar cambiar su semblante malhumorado.

Funcionó, y ella también sonrió al verlo sonreírle con una postura mucho más relajada. Como lo amaba.

-¿La mocosa sigue con Ruri?- preguntó él con sus manos en su cintura luego de compartir un beso mucho más apasionado.

-Sí, te estaba esperando para ir por ella juntos.- enredó sus brazos alrededor de su nuca. –Aunque probablemente esté dormida a esta hora…- compartieron sonrisas traviesas, ambos pensando en exactamente lo mismo.

Sus bocas volvieron a unirse y no se separaron, sus manos comenzaron a desviarse a lugares más atrevidos que los hacían estremecerse y pronto el calor aumentó y sus cuerpos comenzaron a frotarse deliciosamente con tanto anhelo como desesperación.

Y justo antes de que pudieran comenzar a quitarse la ropa y dirigirse a la habitación, Kohaku lo apartó de golpe, sintiendo que algo estaba mal.

-¿Qué pasa?- preguntó Senku visiblemente frustrado.

-Nuestra bebé.- dijo con rostro muy serio. -¡Ya despertó! ¡Y me necesita!- ignorando el gruñido de su esposo quejándose por sus ilógicos instintos maternales, rápidamente salió corriendo de la casa en dirección a la choza de Ruri, sin siquiera sentirse cansada para cuando llegó al encontrar a su linda bebita llorando a todo pulmón en los brazos de su tía. –Aww, mi pequeña.- rápidamente la tomó en brazos y bajó su vestido para amamantarla, agradeciendo haberse cambiado su vestido de entrenamiento a su vestido para amamantar justo antes de que Senku llegara.

-No se despertó hace mucho, podría haberlo manejado.- Ruri suspiró mientras dejaba a un lado el biberón que había estado a punto de darle.

-Está bien, simplemente sentí que me necesitaba.- besó la frente de su hija con ternura.

-¿Dónde está Senku-san?-

-Lo dejé atrás, seguramente llegara en unos minutos.- contestó sin mucho interés, con sus ojos fijos en su linda bebé.

Para cuando Senku llegó jadeando y con cara de frustración, Tsukiku ya había saciado su hambre y le tendió los brazos a su papá apenas verlo entrar a la choza. Él de inmediato dejó su malhumor y la cargó, presionándola contra su pecho.

-Una de las buenas cosas de que se despierte a gritos por el hambre es que después de llenarse la barriga tiene un humor excelente.- rió entre dientes mientras la sostenía para que estuviera cara a cara con él. Mala idea, Tsukiku de inmediato se lanzó a comerle el cabello. –No me das ni un descanso ¿eh, mini-leona?- suspiró resignado, dejándola hacer lo que quisiera con su cabello.

Kohaku rió tiernamente, pero luego notó una bolsa extraña y muy grande colgando del hombro del científico y no pudo evitar extrañarse.

-¿Qué es esa bolsa?- no recordaba haberla visto antes.

-Ah, sí. ¿Podrías tomar a la mocosa?- intrigada, Kohaku se acercó a su hija y la sedujo con caras tontas para que dejara a su padre y fuera con ella, cosa que costó pero finalmente accedió a dejar el cabello de su papá y empezó a babear la ropa de su madre. –Todo en esta mochila es para ti, Ruri.-

-¿Para mí?- su hermana se mostró confundida.

-Sí, aunque esto es solo la mitad.- dejó caer el bolso en el suelo, que de inmediato se estrelló con un sonoro ruido sordo a la par que levantaba una diminuta nube de polvo, de tan pesada que era.

-Me sorprende que hayas podido cargar eso todo el camino hasta aquí…- murmuró Kohaku impresionada.

-Tantas horas sin que esa mocosa me deje soltarla han fortalecido ligeramente mis brazos.- soltó una breve risa desquiciada, por alguna extraña razón.

Kohaku temió que su hija se asustaría como antes, pero ella solo pareció intrigada por las expresiones de su padre, tal vez hasta fascinada... ¿Eso era bueno o malo…?...

-¿Qué hay en la bolsa?- Ruri estaba muy curiosa y un poco preocupada.

-Primero que nada, esta lista de lo que mi mocosa puede comer luego de que cumpla los seis meses.- Senku sacó una hoja de papel doblada y se la tendió a su cuñada.

-Oh, eso es útil.- Ruri desdobló la hoja con una sonrisa, solo para que sus ojos casi se salieran de sus cuencas cuando tres metros de papel cayeron a sus pies.

-Todo lo que puede comer en diferentes circunstancias, los nutrientes que aporta, cuándo se puede comer y cuándo no es recomendable comerlo y dónde encontrar ciertos alimentos. También le pedí a Francois que hiciera una lista de cómo cocinar ciertos ingredientes, aunque ella me ayudó con la primera lista y también la lista de lo que puede comer a medida que vaya creciendo.- explicó alzando un dedo luego de tenderle las otras dos listas, también de tres metros o más.

-O-oh, ya veo.- Ruri empezó a sudar mientras veía todo lo que tenía que leer.

-Y eso es solo dentro de lo que sería su primer año de vida.- se puso un poco serio. –Estoy preparando una libreta sobre nutrición para sus primeros cinco años de vida, aunque no está terminada, y es solo en caso de que no regresemos.- ante esas palabras, tanto Ruri como Kohaku entristecieron de inmediato, pero entonces Senku volvió a reír. –Es solo una guía y también puede servir para los otros niños de la aldea, pero no es como si ustedes no supieran nada de criar niños, eso lo sé muy bien. De cualquier forma, también preparé esta libreta por las dudas de que enferme otra vez en su primer año de vida.- sacó una libreta con tantas hojas que probablemente podrías salvarte del golpe asesino de una lanza con ella. –Las posibles enfermedades, una guía detallada de cómo reconocerlas y diferenciarlas y los tratamientos que podrías administrarle a la niña. Aunque hacer medicamentos como hicimos la medicina de sulfa sería prácticamente imposible para la aldea sin mí aquí, pero de todos modos dejé unas cuantas guías de eso en esta otra libreta.- sacó una igual de grande y la colocó encima de las manos de su pobre hermana que ya parecía lista para desmayarse.

-Eh… Senku, esto no es un poco… ¿demasiado?- Kohaku también estaba sudando, y sintiéndose culpable por Ruri.

-Para nada, es solo para el primer año. Por las dudas de que no regresemos tengo mucho más material preparado.- frotó su oído con desinterés, indiferente a como ambas estaban prácticamente teniendo un ataque de solo imaginarlo.

Al final dejaron a Ruri rodeada de kilos y kilos de papeles por leer y volvieron a casa con su hijita muy despierta y con ganas de jugar, por lo que ambos estuvieron felices de darle toda su atención hasta que ella finalmente se durmió después de beber del pecho otra vez.

Luego de dejar a su bebita en su cuna, Kohaku miró expectante a su marido, esperando continuar lo que habían dejado a medias esa tarde, sorprendiéndose al encontrarlo extrañamente serio mirando al cesto de su pequeña.

-¿Sucede algo?- inquirió preocupada, yendo a sentarse a su lado y colocando una mano en su rodilla.

-Sí, de hecho. Es sobre ti y la mocosa…- apretó los labios. Kohaku de inmediato tuvo un mal presentimiento. –Respecto a las tomas de leche materna… creo que lo mejor sería empezar a reducirlas. Debes empezar ahora… ya que partiremos en menos de tres semanas, el diez de septiembre.-

Kohaku se estremeció.

-Disculpa ¿qué?- lo miró sin entender.

Él suspiró profundamente.

-Sé que te encanta amamantarla y todo, pero deben comenzar a desligarse… la una de la otra.- al ver su mirada contrariada y francamente descontenta, volvió a suspirar y colocó una mano en su hombro, jalándola para que apoye su cabeza en su hombro. –Kohaku, tomaste tu decisión. Elegiste irte con nosotros en el barco, así que debes lidiar con las consecuencias. Falta solo más de dos semanas para que zarpemos, debí decirte esto mucho antes, créeme que lo pospuse todo lo que pude, pero debes dejar que se desapegue de ti o irte será imposible, te necesitara tanto que literalmente irte será condenarla. Debe acostumbrarse más al biberón y tu cuerpo también debe acostumbrarse y dejar de producir leche porque la falta de tomas podría causarte dolor y hasta infecciones. Esto es por el bien de ambas.- su mano en su cabello la acariciaba con gentileza y su pecho se sentía cálido contra su mejilla. –Reducirás la frecuencia de las tomas poco a poco desde ahora, ya que quitarle el pecho de golpe también podría ser perjudicial. Pero debes hacerte a la idea de que muy pronto ya no te tendrá aquí incluso aunque sientas que te necesita. Esto lo hará más fácil para ambas.- Senku, que era tan terrible demostrando afecto, estaba haciendo un esfuerzo por consolarla.

Y de alguna forma, no era suficiente.

Kohaku de inmediato sintió las lágrimas escaparse y no pudo evitar esconder el rostro en su pecho, sollozando incontrolablemente.

Lloró hasta dormirse, totalmente incapaz de detenerse cuando la realidad de lo que iba a pasar tan pronto la golpeó con toda su fuerza. Ya lo sabía, pero ponerle fecha al peor día de su vida la estaba matando por dentro y simplemente no pudo contenerse.

Senku la abrazó durante toda la noche, frotando su espalda y su cabello mientras ella lloraba en su pecho. No dijo ni una palabra, simplemente la consoló. Y no fue suficiente, pero la hacía sentir ligeramente mejor saber que estaba allí para ella.

Solo durmió unas pocas horas antes de que el llanto de su hija la despertara, pero cuando se lanzó a amamantarla como cada mañana, se detuvo y miró con tristeza a Senku, que suspiró y asintió.

-Dale del pecho esta vez. El resto del día intentaremos con los biberones.- ella asintió, un poco más tranquila, y amamantó a su bebita sosteniéndola amorosamente contra su cuerpo.

Ya sabía que tendría que perder esto también al partir, pero tener que perderlo incluso antes de alguna forma lo volvía más doloroso.

Sentía una inexplicable y hermosa conexión con su bebé cada vez que la alimentaba, y le habría gustado poder mantener eso al menos hasta el último día. Pero confiaba en lo que Senku decía, y sí esto era lo mejor para ella debía hacerlo. Por más que doliera.

Pasado un par de días muy ocupados para ambos en lo que implementaban este método, Kohaku se encontró con que era muy difícil implementarlo.

Generalmente se quedaba unas horas en la casa sola con su hija o ambas con Ruri antes de irse a entrenar, pero siempre que Senku no estaba se olvidaba de que se suponía que no tenía que darle del pecho a su bebé, es que simplemente era natural que cada vez que su pequeña tenía hambre ella bajaba su vestido y la alimentaba.

Debería decirle a Senku, pero él siempre estaba ocupado escribiendo como loco para Ruri o bien trabajando en mil cosas para el barco y no quiso molestarlo… o eso se decía mientras aprovechaba su ausencia para amamantar a su hija otra vez, sintiéndose horriblemente culpable pero incapaz de controlarse a sí misma. Simplemente no podía detenerse cuando la sentía con hambre.

Aun así Tsukiku mayormente no se molestaba cuando le ofrecían el biberón en vez del pecho, pero Kohaku sabía que podía perjudicar su salud el cortar el suministro de leche de golpe, así que a veces a lo largo de las siguientes semanas, cada que estaba con Ruri dejaba que le diera el biberón y ella tenía que contentarse con el extractor de leche para aliviar el sentir sus pechos llenos y ansiosos por alimentar a su pequeña comelona.

Se mantuvo sin decirle nada a Senku, pero después de una semana él la miró sospechosamente mientras cargaba a su bebita que estaba muy ocupada comiéndole el cabello.

-¿Qué?- preguntó inocentemente mientras extraía leche de su pecho para los biberones.

-Me extraña que sigas produciendo tanta leche materna…- entrecerró los ojos. –Como disminuiste la frecuencia de las tomas, deberías estar produciendo progresivamente menos cada vez más.-

-¿A-ah, sí?- empezó a sudar frío. -¿Entonces hay algo mal conmigo?...-

-Bueno, depende tu metabolismo, no todas las mujeres funcionan igual, pero creo que esta vez no es eso.- la miró resignado, aunque Tsukiku pellizcándole la nariz no ayudaba a tomárselo muy en serio ahora mismo.

-¿P-por qué crees eso…?-

-Vamos, leona, sabes que no puedes mentirme.- rodó los ojos. -¿Has estado dándole del pecho más de lo que deberías, verdad?-

Los hombros de Kohaku se desplomaron y ella asintió, derrotada.

-Lo siento… ¡no lo resisto! Me sale naturalmente…- lo miró con ojos llorosos.

Él sonrió resignado.

-Bien, bien, me obligas a hacer algo que realmente no quiero hacer.- ella lo miró asustada.

-¿Mmm?-

-Ahora me la llevaré conmigo a trabajar día por medio.- declaró solemnemente, o lo más solemne que podía verse con su hija tirando de su mejilla.

-¡¿QUÉ?! ¡No puedes hacer eso! I-intentaré controlarme…-

-Bien, pero aun así me la llevare mañana. Y como vuelvas a intentare engañarme sí que me la llevaré día por medio a trabajar. Estás avisada.- con cascaditas en los ojos, ella asintió.

Aun así, decidió vengarse de él fingiendo dormirse antes para que no tuvieran sexo esa noche, aunque también se quedó con las ganas fue muy divertido escucharlo retorcerse con frustración entre las sabanas. O al menos lo fue hasta que no pudo evitar reírse y él se lanzó contra ella, persuadiéndola de todos modos con trucos baratos que la hicieron caer una vez más en sus brazos.

Al día siguiente, su bebé cumplió los cinco meses de edad, y quedaron oficialmente solo diez días para el momento de zarpar.

-No es justo ¿por qué te la tienes que llevar justo hoy?- apenas se despertaron esa mañana, Kohaku miró anhelante a su bebé bebiendo de un biberón.

-Es algo que no habría pasado si hubieras seguido mis instrucciones.- sonrió burlonamente, antes de mirar con una sonrisa sincera a su hija una vez dejó el biberón. -¡Primero de septiembre! ¡Has cumplido exitosamente tu quinto mes de vida! Mírate, ya estás comenzando a sostener sola tu cabeza, hablas más fluidamente que tu madre…-

-¡OYE!-

-Y has aprendido nuevas estrategias para comerme el cabello ¡diez billones de puntos para ti!- rió mientras sus dos mechones no-encrespados se encontraban a medio camino de la boca de Tsukiku.

-Dámela, también quiero festejar.- extendió los brazos ansiosamente.

-Celebra todo lo que quieras, en una hora me la llevo conmigo.- en toda respuesta, Kohaku le sacó la lengua, cosa que divirtió a su hija que exigió ir con ella.

Kohaku la llenó de mimos y jugaron animadamente entre los tres, aunque principalmente ellas dos, antes de que Senku se colocara a regañadientes el portabebés y la mujer se viera obligada a despedirse de su preciosa bebita.

Claro que esto significaba más horas de entrenamiento y eso la hacía feliz, pero todavía amaba demasiado pasar tiempo con su niña como para alegrarse. Aunque sabía que Senku solo la tendría un par de horas antes de llevársela a Ruri, pero aun así.

Solo pudo suspirar y concentrarse en poner todo su empeño en el entrenamiento de ese día.

Ya hace tiempo que había recuperado su fuerza anterior y ahora solo se centraba en mejorar todavía más. Todavía era la guerrera más fuerte del reino científico y tendría una importante tarea en el barco una vez se marcharan. Y, aunque su corazón estaría completamente roto por separarse de su bebé, daría lo mejor para regresar con ella lo antes posible. Y con su padre y todos sus amigos sanos y salvos. Lo aseguraba al diez billones por ciento.

.

-Y… ¿por qué exactamente la mini-gorila vino contigo hoy?- Chrome miró incrédulo a la pequeña bebita colgando felizmente del pecho de su padre con ese portabebés o como se llame.

-¡Esa no es forma de dirigirse a una princesa, escoria!- Ryusui de repente le lanzó uno de los planos del laboratorio a la cara. –Dirígete a Tsukihime-sama con el respeto que merece.- chasqueó los dedos con una sonrisa estúpida de las suyas.

-Yo digo que es una gorila también, solo mírenla. Nunca vi a un bebé con tanta energía.- la miró sospechosamente mientras balbuceaba cosas sin parar, agitando los brazos de un lado a otro.

-Esta pequeña leona se está ganando un largo paseo de regreso con su madre. Ya me está cansando.- Senku estaba claramente fastidiado mientras comprobaba la calidad de los materiales que habían conseguido los últimos días.

-Me sorprende que hayas estado cargándola durante casi dos horas, parece que tu resistencia ha subido un poco.- Gen estaba tan impresionado como Chrome con eso.

La pequeña Tsukiku ya no era tan ligera como en sus primeros meses de vida.

-El portabebés ayuda, pero no valdría ni un milímetro como padre si no pudiera cargarla con lo que le encanta estar en brazos y acaparar mi atención todo el condenado día.- rió entre dientes, aunque se notaba a kilómetros de distancia que a él le encantaba ser el centro de atención de su hija.

-Si te cansas yo puedo cargarla.- Ryusui también estaba más que feliz de acaparar la atención de la pequeña gorila.

-No, gracias.- Senku lo miró mal. -¿Y qué haces aquí perdiendo el tiempo? Ve a ayudar a Ukyo a colocar las luces en el maldito barco, tú eres el experto en navegación ¿o no?-

-Hmm, padre celoso.- apartando la barbilla orgullosamente, Ryusui se marchó con los hombros caídos, aunque no sin antes revolver el cabello de le bebita, desordenando sus coletitas.

-Odio cuando hacen eso.- Senku chasqueó la lengua, dejando de lado los materiales para acomodar el cabello de su hija.

Gen también se marchó pronto para ir a asegurarse de que todos estuvieran haciendo bien su trabajo y quedaron solo los dos científicos y la bebita mirando curiosamente a todo a su alrededor.

Al hablar de un material extremadamente raro que lograron encontrar últimamente, Senku y Chrome se emocionaron y ambos apartaron la vista de la pequeña por varios minutos. Minutos que ella aprovechó para fijarse en las brillantes y filosas piedras que su padre estaba señalando tan ansiosamente hace un momento para luego concentrarse en explicarle todas sus propiedades a su compañero científico.

Sus manitas se extendieron para tomar las piedras, y sorprendentemente logró tomar una agarrándola de un gran pico, sin cortarse, pero entonces decidió que la piedra se veía deliciosa y empezó a llevársela a la boca.

Chrome no se dio cuenta de lo que la bebita estaba haciendo sino hasta que los filosos y peligrosos picos estaban a escasos milímetros de la delicada boquita desdentada abriéndose para probar qué tal sabría esa cosa brillante.

El corazón literalmente se le detuvo en el pecho.

-¡SENKU!- completamente presa del pánico, solo pudo señalar a la bebé, sin saber cómo explicar lo que estaba haciendo antes de que fuera tarde.

Pero aparentemente eso fue suficiente para que él entendiera que algo pasaba con su bebé, porque de inmediato bajó la vista y en menos de un segundo reaccionó tan rápido que Chrome apenas vio lo que pasó, se movió tan rápido que nunca lo habría creído del débil científico, pero en menos de un parpadeo tenía una de sus manos cubriendo la boca de su hija y la otra ya apoderada de la piedra después de habérsela quitado cuidadosa pero rápidamente, sangrándole profundamente debido a los pinchos, pero ni siquiera pareció importarle.

-Aparentemente la imprudencia se hereda de leona a leoncita.- frunció el ceño profundamente. –Chrome, cárgala y por favor lava sus manos, quién sabe cuántas bacterias tenía esa mierda recién extraída de la mina. Tengo que vendar mi mano.-

Él de inmediato asintió y se puso manos a la obra, aunque la pequeña no estuvo muy feliz de ser separada de su padre.

-Tú te buscaste esto, la próxima vez piénsalo dos veces antes de querer comer rocas.- sonrió con condescendencia mientras se encargaba de lavar con sumo cuidado las diminutas manitos.

Una vez limpia, volvió para ver a Senku vendando su mano con una expresión frustrada.

-Yo regañando a la leona por sus imprudencias, ella va a despellejarme vivo cuando se entere de esto. Fue un placer conocerte, Chrome, hasta aquí llegue.- rió divertido, aunque estaba visiblemente sudando.

-Vamos, fue un accidente.- intentó consolarlo.

-No debería haber dejado esas cosas ni a un metro de ella, fue completa irresponsabilidad de mi parte. Como se haga un rasguño por mi culpa…- se detuvo a media frase y Chrome se sorprendió al ver lo realmente afectado que estaba por lo que pasó. –Te agradezco por avisarme. Debí ser más cuidadoso.- suspiró antes de seguir vendando la herida.

-Tranquilo, estoy seguro de que solo fue un accidente.- seguía siendo raro… ver lo mucho que Senku se preocupaba por su hija. Chrome no podía acostumbrarse del todo, pero al menos ya no lo sorprendía tanto como antes.

Miró a la pequeña que se encontraba actualmente en sus brazos y no pudo evitar sentir nostalgia al saber que muy pronto tendría que despedirse de ella. Ya era triste saber que se quedaría sin sus padres, pero debía admitir que él también se había encariñado bastante con ella en los últimos meses. Habían hecho un gran progreso, antes ella solía llorar cada vez que él siquiera hacía amago de intentar tomarla en brazos, ahora se veía completamente cómoda y tranquila incluso siendo llevada por él a pesar de que seguía mirando con anhelo a su padre.

De verdad la veía como una sobrina… y no solo porque estaba enamorado de Ruri. También veía a Senku como un hermano más que un amigo o compañero, y ayudarlo a cuidarla todos estos meses lo hizo sentir mucha empatía hacia él y Kohaku y cariño hacia la niña.

Y sabía que no era el único. Ryusui, Gen, Ukyo y muchos más realmente adoraban a la pequeña. Era difícil no hacerlo, ella les sonreía a todos como si fueran su persona favorita y sacaba el lado más suave de las personas más duras del reino científico. Más que una carga, era una verdadera inspiración para que todos trabajaran y se mantuvieran unidos.

La extrañaría. Y se preocuparía mucho por ella cuando tuvieran que partir.

Y si él se sentía así… no podía ni imaginar cómo se sentirían sus padres.

Senku que era tan difícil de leer cuando se trataba de sus emociones más personales hizo obvio desde las primeras semanas lo mucho que amaba a su hija. Chrome admitía que él no era muy bueno en reconocer emociones, pero casi desde el principio se hizo evidente que Tsukiku tenía a su padre en la palma de su pequeña mano.

Y era extraño, pero de cierta forma lo hacía admirar todavía más a Senku. Él era un tipo realmente increíble, el hombre que salvaría a la humanidad con la ciencia y también un padre genial.

Él mismo no recordaba mucho a sus padres, murieron cuando era niño por una tonta enfermedad que Senku probablemente podría haber curado fácilmente, pero había visto a padres con sus hijos en la aldea, y Senku no tenía nada que envidiarles. Era cariñoso y protector con su hija a su propio modo.

-Ya, dámela.- después de envolver su herida y desinfectarse por completo, volvió a tenderle los brazos a su hija, que felizmente balbuceó mientras se inclinaba para que la tomase en brazos otra vez. –Eres una pequeña leona tan temeraria como tu madre ¿eh?- le sonrió suavemente una vez la tuvo abrazada a su cuello.

-Senku… de verdad eres un gran padre.- Chrome se sorprendió hasta a él mismo al decir eso, pero simplemente le nació decirlo.

Él abrió mucho los ojos por un segundo, antes de reír entre dientes y encoger los hombros.

-Me esfuerzo.- fue todo lo que dijo.

-Lo digo en serio.- lo miró con ojos honestos. –Tú, Kohaku y Tsukiku son una gran familia. Los tres se han vuelto muy unidos, lo he visto de primera mano. Y aunque ahora vayan a separarse… sus corazones seguirán conectados.- sonrió sinceramente.

Senku abrazó a la pequeña contra su pecho y sus ojos se desviaron hacia el techo por un momento, antes de sonreír.

-Eres tan cursi como siempre… pero entiendo el sentimiento. Sé que es verdad.- sonrió ferozmente. –Solo nos queda regresar lo más pronto posible para que esta pequeña leona no le haga demasiados escándalos a Ruri.-

Chrome también sonrió, contagiado por su entusiasmo.

-¡Por supuesto, no dudes que te ayudare en todo lo necesario para lograrlo!-

Aún con la pequeña en medio de ellos, ambos chocaron las palmas de sus manos en un gesto de camaradería, solo para reír cuando Tsukiku empezó a lloriquear, exigiendo querer imitar a su padre.

Ambos chocaron los cinco con las diminutas manitos de la bebita y el ambiente ya no se sintió tan pesado.

Chrome tenía fe en que todo saldría bien.

Antes de darse cuenta, regresarían a casa con las personas que amaban.

.

Faltaba solo una semana para que el barco estuviera completamente terminado y fuera el momento de partir.

Kohaku intentaba que el pensamiento no la deprimiera, intentaba solo disfrutar el tiempo que le quedaba junto a su pequeña hija, pero cada día que pasaba el saber que la separación era inevitable su corazón se rompía un poco más.

Y Senku no estaba mucho mejor.

-¿Más cartas?- una noche en la que su pequeña una vez más se quedaba con su tía, mientras extraía leche de su pecho para dejar de reserva, Senku una vez más empezó a escribir como desquiciado en sus libretas.

-Soy mucho más lento y cuidadoso cuando le escribo cartas, esto es más información para Ruri y la aldea.- sonrió secamente, sin dejar de escribir a gran velocidad. –Sé que no puedo dejarle todos mis conocimientos, pero al menos quiero cubrir las cosas más útiles o que tienen más posibilidades de ocurrir. Y afortunadamente Ruri es lo suficientemente inteligente como para comprender la gran mayoría de esto, y también tendrá gente del ex reino de Tsukasa para ayudarla. También le he dejado la forma de crear más formula de despetrificación, aunque esto es para circunstancias extremas y le tomaría muchísimo tiempo, además de que es información muy importante que debe permanecer bajo estricto secreto a menos que la situación lo demande.-

-¿Por qué?- lo miró con curiosidad.

-Los aldeanos no tendrían mucho interés en esto, pero podría ocasionar problemas entre las personas de la era moderna. Por eso el secreto lo tendrá únicamente Ruri bajo estricto cuidado y solo sería en caso de que no regresemos en años o nunca.- suspiró, sin dejar de escribir en ningún momento. –No te preocupes por eso, no es como que tenga planes de no regresar. Es solo por las dudas.-

-Sí, lo sé.- sonrió tristemente. –No hay forma de que no regresemos.- apretó los puños, decidida. –Oh, estaba pensando… ¿deberíamos llevar el álbum de fotografías al viaje? Ya que será un viaje tan largo, sería bueno tener un recuerdo de nuestra bebé.-

-Eh, realmente no estoy seguro.- pausó su escritura por un momento. –Me gustaría, pero si atacan el barco, o somos embestidos por alguna ola monstruo o se comete alguna torpeza, podríamos perder el álbum.- murmuró pensativo. –Yo preferiría no llevarlo, para preservarlo, pero también podría no pasar nada así que si insistes podemos llevarlo.-

-Oh… no, está bien.- sonrió dolorosamente. –Sí lo pones así, la verdad me sentiría más segura con que se quede aquí. Y será más útil para Tsukiku que para nosotros sí es que no regresamos… Aunque claro que regresaremos pero… tú me entiendes.- sonrió nerviosamente.

-Sí, sí.- sonrió con cansancio.

Al ver que él seguía escribiendo con tanto ahínco a pesar de que obviamente estaba cansado, Kohaku se sintió inspirada para entrenar más. Debía ser más fuerte para asegurarse de que los traería a todos sanos y salvo a casa una vez más.

-Iré a entrenar más, vuelvo en un par de horas.- él la miró confundido, pero ella simplemente le dio un breve beso en los labios antes de correr fuera de la casa.

No sabían a qué se enfrentarían al otro lado del mundo, pero debía estar preparada para los peores escenarios, como Senku decía. Y el peor escenario era encontrarse a un oponente más fuerte que ella, lo que por desgracia era muy posible, ya había pasado antes. Aunque con la ciencia sus posibilidades de ganar nunca eran cero, aun necesitaba estar al máximo de su capacidad y también rebasar sus límites para que su hija no tuviera de qué preocuparse.

"No tienes por qué temer, bebé. Mamá traerá a papá sano y salvo a casa. ¡Y yo tampoco pienso morir! Volveremos a estar juntos los tres antes de que te des cuenta".

Las lágrimas se deslizaron por su rostro mientras cortaba grandes y fuertes ramas con sus katanas, entrenando por horas y horas aunque ya debería regresar a casa y sus músculos ya le ardieran demasiado.

Simplemente no podía rendirse, porque hacía todo por el bien de su hija.

Acabó desplomada en el suelo, jadeando por el esfuerzo, con los rastros de lágrimas empapándole el rostro, a pocas horas de que amaneciera.

Se sentó con esfuerzo, justo a tiempo para ver a Senku acercarse al campo de entrenamiento con cara de que él tampoco había dormido ni un poco.

Compartieron una sonrisa triste, antes de entrelazar sus manos y marcharse tambaleándose por el sueño a su casa.

Tomaron una ducha juntos, pero sin hacer nada pervertido, simplemente disfrutando de la compañía del otro, compartiendo solo unos cuantos besos suaves, antes de ir a la habitación y simplemente dormir tranquilos en los brazos del otro, aunque solo fuera por unas cuantas horas antes de que se levantaran renovados para seguir trabajando en sus respectivos deberes.

Ese día, a pesar de que sintió que su bebita la necesitaba, se dio una bofetada mental y dejó que Ruri resolviera el problema. Y, durante los siguientes días, su hija pasó más tiempo en casa de Ruri que con sus padres.

-Es lo mejor, debe desligarse de nosotros.- al tenerla de nuevo llorando en su hombro, Senku solo pudo frotar su espalda y recordarle que esto era inevitable.

Las cosas debían ser así.

Un día, sin embargo, la sensación de que su hija la necesitaba no desapareció de su pecho por más que pasaran las horas, y empezó a desesperarse entre los brazos de su esposo dormido.

Sabía que debía dejar que Ruri se encargue, pero de verdad que estaba muy preocupada. Casi sentía a su hija llorar en su oído a pesar de que estaba a prácticamente un kilómetro de distancia.

Se levantó de la cama, despertando a Senku, que de inmediato tomó su muñeca.

-Tengo que ir, Senku, ella me necesita.- sentía que iba a volverse loca si no iba con su hija ahora mismo.

-Debemos dejar que Ruri se encargue. Yo también quisiera ir y que pasé estos últimos días pegada a nosotros pero lo mejor es que se acostumbre a Ruri todo lo que pueda. Además, si pasara algo realmente grave Ruri siempre puede llamarnos.- justó cuando dijo eso, la voz de su hermana comenzó a sonar a través del teléfono, junto con un agudo chillido que paralizó el corazón de ambos padres.

Apenas escucharon lo que la sacerdotisa dijo, ambos rápidamente salieron corriendo de la casa.

Kohaku llegó mucho antes que Senku, por supuesto, solo para jadear horrorizada al ver a su hija llorando de forma desconsolada, con su rostro morado, ella también tosía ligeramente, como si se quedara sin aire.

Al verla entrar, le tendió los brazos.

-¡Mamá!- la llamó con su vocecita quebrada y rasposa, sin aliento de tanto llorar.

Con las lágrimas rodando por su rostro, de inmediato se la quitó de los brazos a su hermana y la abrazo contra su pecho, llenando su rostro de besos y susurrándole palabras dulces para consolarla.

Ella calmó los chillidos, pero siguió sollozando y temblando, balbuceando "mamá, mamá" y también "papá, papá" de vez en cuando.

Senku llegó poco después, jadeando pesadamente, y rápidamente se lanzó a estar cerca de ellas, cargando a su hija cuando ella también exigió que él la tomara en brazos. Eso calmó los sollozos, pero siguió malhumorada y con lagrimitas en sus ojos.

-¿Qué le pasó?- preguntó Senku más que preocupado.

-Ella se despertó asustada y bebió del biberón como siempre, pero luego no volvió a dormirse, empezó a buscar a Kohaku y como no la encontró empezó a llorar y me fue imposible calmarla.- Ruri se veía muy triste y culpable. –Lo siento, esto también pasó anteayer, pero Jasper me ayudó a calmarla. Ahora él salió junto con otros aldeanos para buscar los materiales de reserva que faltan para el barco. Y no pude hacer nada por mi cuenta para calmarla y ella parecía estarse quedando sin aire así que me asusté mucho y tuve que llamarlos. Lo siento.- bajo la mirada.

-No te preocupes, era inevitable que algo así pasara.- por una vez, Senku fue empático con los sentimientos de Ruri. –No sabía que estuviera tan apegada a Jasper, en ese caso lo haré regresar inmediatamente.-

-Es raro, no es que se quede completamente tranquila solo con Jasper, pero cuando está con los dos, conmigo y con Jasper, parece calmarse más fácilmente.-

-Bueno, la única otra persona que podría calmarla de algo así es Francois, así que me alegra escuchar eso porque ya estaba comenzando a considerar pedirle a Francois que se quede.- Senku rió entre dientes, aunque se veía levemente contrariado, probablemente porque la fiel sirviente de Ryusui también era indispensable para el viaje.

-Prometo que me esforzare más por cuidarla la próxima vez.- murmuró Ruri todavía con semblante triste.

-No te preocupes, Ruri-nee, haces todo lo que puedes.- aprovechando que Senku estaba cargando a su hija, Kohaku dejó de acariciarle el cabello por un momento para ir a abrazar a su hermana. –Confió plenamente en que tú la cuidaras muy bien cuando nos vayamos.-

-Lo prometo, daré todo de mí para cuidarla.- le devolvió el abrazo, ambas con ojos llorosos.

Senku decidió que por ese día se llevarían a Tsukiku a dormir con ellos, ya que la pequeña parecía completamente indispuesta a soltar la ropa de su padre por nadie más que no fuera su madre, e incluso cuando su madre quiso dársela a su tía se agarró a su muñeca, completamente decidida a no soltarla.

A pesar de que se suponía que debía quedarse con Ruri, Kohaku secretamente estaba inmensamente feliz de poder pasar otra noche con su bebita. La separación le estaba pegando duro.

Durmieron con ella en medio de ambos, cada uno abrazándola con suavidad, felices de observarla dormir tranquila y hermosa hasta que el sueño finalmente los venció.

Faltaban solo un par de días para que partieran. En realidad, a partir de mañana faltarían solo tres días.

A la mañana siguiente, Senku tuvo que irse temprano para determinar que tuvieran todos los materiales necesarios y no faltara nada, y Kohaku aprovechó para darle del pecho una vez más a su bebita, incapaz de resistirse a la hermosa sensación que la hacía sentir tan conectada con su pequeña.

A pesar de sus esfuerzos, sentía que seguía produciendo tanta leche materna como el primer día, y ya faltaba muy poco para partir así que decidió que por una vez no escucharía a Senku y al diablo, de todos modos su hija nunca se negaba al biberón, así que solo tendría que lidiar con el posible dolor por sentir los pechos llenos y sí llegaba a tener problemas de salud por eso pues… tendría que disculparse y esperar que Senku pudiera solucionarlo, pero ya era demasiado tarde para retroceder.

Luego de alimentarla y mimarla muchísimo, aparte de jugar un poco, finalmente se la llevó a su hermana ya cuando estaba lista para tener su siesta.

El resto del día se dedicó a entrenar con más intensidad que nunca, intentando no deprimirse por el hecho de que ya prácticamente no faltaba nada para marcharse, con su mente fija en que necesitaba hacer todo lo que estuviera a su alcance para regresar.

Regresar todos y cada uno de ellos a salvo.

Al día siguiente, Senku regresó más temprano a casa, justo cuando ella apenas salía de ducharse después de su duro entrenamiento.

Él tenía una expresión llena de nostalgia en su rostro y varias bolsas en sus manos.

-¿Está todo bien?- le preguntó preocupada mientras ataba la cuerda de su vestido bajo su pecho.

-Sí… termine de equipar el laboratorio.- sonrió tristemente mientras dejaba las bolsas a un lado. –Los dormitorios también se terminaron hoy. Solo faltan las almohadas de repuesto, pero se terminaran mañana. Ya terminaron con el invernadero, también, cazaron las cabras necesarias y trasplantaron todos los vegetales y plantas que posiblemente necesitaremos. Mañana hare una última inspección junto con Ryusui y Kaseki a cada detalle del barco, y pasado mañana zarparemos un par de horas después del amanecer.- cerró los ojos solemnemente.

-Entiendo.- Kohaku también cerró los ojos, pero ella para contenerse de no llorar. –Senku… sé que… sé que tiene que quedarse con Ruri-nee, pero…- abrió los ojos y lo miró suplicante con sus ojos inundados de lágrimas. -¿No podría pasar sus últimas noches con nosotros? Solo estas últimas dos noches.-

Senku la miró en silencio por un momento, antes de acercarse a ella y presionar una mano en la parte posterior de su cabeza, justo por encima de su coleta, para luego presionar su rostro contra su pecho, llevando una mano a su cintura pero apenas rozándola con sus dedos. Kohaku había descubierto que esa era su forma de abrazarla, de consolarla, y eso siempre la hacía sentir peor y mejor de una forma extraña pero maravillosa y un poco triste.

-Esta noche no, pero mañana sí. Mañana, después de que acabe con los últimos detalles del barco, pasaremos todo el día con ella. Lo prometo.- ella asintió, intentando no sollozar mientras se abrazaba a él con tanta fuerza que realmente escuchó sus huesos crujir un poco, pero él no se quejó.

Esa noche de nuevo lloró hasta dormir, abrazada firmemente a Senku, que simplemente la consoló en silencio como siempre.

Mañana sería el último día.

Despertaron tristes y con el ánimo por los suelos, pero al verse ambos fruncieron el ceño y se desafiaron con la mirada. No era momento para deprimirse, era momento para aprovechar este último día, debían ocuparse de sus deberes lo más rápido posible para luego poder dedicar toda su atención a su hija.

Compartieron una sonrisa decidida y ambos se prepararon para afrontar el día con más energía que nunca.

Kohaku debía entrenar a los guerreros y a sí misma, cosa que consumía varias horas, pero como era el último día entrenarían más intenso pero menos horas, y todos pusieron de su parte para lograrlo. Bueno, todos menos Magma, pero era fácilmente controlado por Nikki.

Una vez acabó exhausta pero satisfecha, fue a darse una ducha, y poco después de terminar Senku llegó a la casa también con más bolsas igual de grandes que las de ayer.

-¿Qué son todas esas bolsas?-

-Algunas cosas que le encargue a Kaseki por las dudas de que Ruri pueda necesitarlas para nuestra mocosa, con sus respectivas instrucciones de cómo utilizarlas, y también… algunos juguetes. Aunque Yuzuriha ya le ha dejado un suministro de ropa y peluches para tres años y tal vez más.- rodó los ojos con una sonrisa divertida pero agradecida hacia su amiga. –Por cierto, ¿sí recuerdas que ella se mudara aquí mientras no estemos, verdad?-

-¿Lo hará? Creí que estabas bromeando cuando lo dijiste…-

-Claro que no, esta casa tiene muchas más comodidades aptas para criar a una niña. Hoy cuando traiga a la mocosa le enseñaré como usar lo más complicado, aunque también le dejaré instrucciones para todo, aunque no es como que estas cosas sean totalmente desconocidas para la aldea y siempre tendrá a las personas de la era moderna para ayudarla.-

Ruri llegó poco tiempo después con Tsukiku con rostro malhumorado en sus brazos, rostro que se iluminó con una gran sonrisa al ver a sus padres y de inmediato les tendió los brazos balbuceando "ma, ma, ma" y "pa, pa, pa" sin parar.

Kohaku de inmediato corrió para cargarla, ganándole por poco a Senku que la miró con una mueca, a lo que ella le sacó la lengua antes de empezar a mimar a su bebita con todo su amor, derritiéndose al sentir sus diminutas manitas en sus mejillas mientras ella llenaba su pequeña carita hermosa de besos.

-Ya deseaba pasar tiempo con ustedes.- Ruri sonrió con nostalgia mientras las observaba.

-Bueno, mientras las leonas están acaparándose la una a la otra con su circo de amor mejor sígueme, Ruri, tengo que explicarte ciertas cosas ya que de ahora en adelante vivirás aquí.- masculló Senku frotando su oído.

-Oh, sí, lo habías mencionado.- asintió solemnemente. –Hablé con Jasper y Turquoise y ellos accedieron a mudarse conmigo aquí también, para ayudarme más con mi sobrinita aparte de cumplir su deber como guardias de la sacerdotisa.-

-Eso es lo mejor, ya que dices que te ayuda a calmarla.- bostezando, Senku le hizo una seña para que lo siguiera, dejando a Kohaku muy contenta de tener a su bebé riendo a carcajadas en sus brazos, completamente encantada de recibir toda su atención y jugar juntas. Aunque ella no sabía que esta probablemente sería la última vez en mucho tiempo que jugarían.

Dio un par de pequeños giros con ella en sus brazos, le hizo mil muecas y hasta le cantó a todo pulmón para hacerla reír y sonreír incontables veces, tanto que hasta escuchaba las risas de su hermana y la veía espiarlas de vez en cuando, ganándose regaños de Senku que de inmediato le exigía poner atención otra vez.

Cuando Ruri se marchó, Senku de inmediato exigió su turno para cargarla, a lo que Tsukiku de inmediato gorjeó contenta por estar en los brazos de su padre. Kohaku la entregó con un suspiro de anhelo, pero igual se quedó cerca y siguió hablándole, mimándola y besándola de vez en cuando, aunque también la mataba de ternura ver como Senku le hablaba y tenía sus propios juegos más tranquilos para hacerla carcajearse de esa forma tan adorable.

Estuvieron dedicándole su entera atención por horas, la bañaron juntos y le hicieron masajes juntos, todo el tiempo hablándole y mimándola, casi compitiendo en quién podía hacerla reír y sonreír más, y compitiendo al diez billones por ciento para ver quién podía cargarla más tiempo, pero siempre con sonrisas en las caras, siempre felices y animados de tener a su hermosa bebé con ellos.

No se sentía como su último día, simplemente no pensaron en ello, por esas horas no existió nada más en el mundo que su pequeña familia de tres.

Si por ellos fuera habrían continuado mimándola toda la noche, pero su pequeñita, aunque era la bebé con más energía que había visto nunca, empezó a cansarse pocas horas después del anochecer. Y al verla bostezar ambos sintieron un nuevo golpe de nostalgia y de dura realidad.

Ya no tenían tiempo.

Senku la abrazó contra su pecho y besó suavemente su frente antes de dársela a Kohaku, que repartió muchos besos en su rostro antes de acomodarla contra su pecho y comenzar a mecerla, cantándole suavemente.

Ella se durmió más rápido de lo que hubieran querido y ellos solo se quedaron allí por lo que pareció una eternidad, simplemente observándola dormir, contemplando como su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración y los leves aleteos de sus largas pestañas

Y era hermosa. Era la cosita más hermosa que habían visto en sus vidas y la amaban tanto que era imposible ponerlo en palabras.

Sin darse cuenta, Kohaku empezó a llorar una vez más, sin ni siquiera notarlo hasta que una lágrima cayó en el flequillo de su bebita.

Senku tampoco había notado su llanto hasta ese momento, demasiado centrado en su hija, pero al ver su rostro empapado en lágrimas imparables rápidamente suspiró y tomó cuidadosamente a la pequeña en sus brazos, acariciando con suavidad sus mejillas antes de darle un ligero beso en la frente para después dejarla en su cesto.

La observó en silencio por un momento, antes de voltear a verla otra vez con una expresión que no ocultaba en nada su gran tristeza.

-Lo siento…- sonrió dolorosamente mientras intentaba secar sus lágrimas. –Ya sabía que esto pasaría, y ya sabía que me sentiría así de mal, pero…- era inútil, no importa cuánto se esforzara, no podía dejar de llorar.

En unas horas, solo en unas horas tendría que decirle adiós a su hija quién sabe por cuánto tiempo.

Decirle adiós a su hija… su pequeña hijita de cinco meses de edad… ¿Por qué el mundo tenía que ser tan cruel? ¿Por qué las cosas tenían que ser de este modo?

-Kohaku…- él volvió a sentarse a su lado, pero evitando mirarla, con los ojos clavados en el suelo. –Sí quieres… todavía podrías quedarte.- ella abrió mucho los ojos, antes de mirarlo con pura rabia.

-No digas eso, bastardo…- sonrió ferozmente, apretando las manos en puños. –Sabes que no puedo hacer eso, y solo me haces sentir peor diciéndome ese tipo de cosas.- sus lágrimas continuaron escapando.

-Lo sé… perdóname.- se pasó las manos por el rostro. –Los dos estamos en la misma situación, atados de pies y manos.- sonrió amargamente. –Puede tentarnos ir por otros rumbos distintos a los que ya decidimos, pero este es el correcto. Irnos mañana es lo que debemos hacer.-

-Sí…- aunque eso era lo que quería escuchar, igual no pudo evitar sollozar. –Mañana… mañana nos iremos, pasé lo que pasé.- llevó las manos a su pecho, apretando la tela de su vestido, intentando contener los sollozos que no dejaban de sacudir su cuerpo.

De pronto, sintió la mano de Senku posarse delicadamente en su mejilla y abrió mucho los ojos, antes de voltear a verlo con sorpresa, encontrándose con su sonrisa triste, pero… había algo más brillando en sus ojos, algo que no supo descifrar.

-¿Qué pasa con esas lágrimas, leona? Ya te lo dije, vamos a volver.- pasó un dedo por su mejilla, intentando inútilmente borrar las lágrimas que no podían detenerse.

-Lo sé, nos aseguraremos de eso, pero…- posó su mano en la suya, recostándose en su toque. –Estoy tan asustada de que no sea así…- admitió en medio de otro sollozo.

-Yo… yo también.- admitió él, sorprendiéndola. –Estoy aterrorizado desde hace meses, por eso he estado trabajando cada segundo de mi vida en el cual no estoy con ella ni contigo, ni trabajando en el barco. He hecho mil cosas para sentir que logró llegar a darle por lo menos una pequeña parte de todo lo que le debo, todo lo que se merece.- levantó la vista, con sus ojos fijos en el techo. –Quisiera poder sentir que merezco ser llamado su padre, pero por más que lo intentó siempre siento que no soy suficiente. Es inevitable para mí, así como este miedo de no volver a verla es inevitable para nosotros. Pero… ¿sabes lo que me hizo sentir mejor?-

Ella pestañeó para que las lágrimas dejaran de nublarle la vista y lo miró con curiosidad, dándose cuenta de que una vez más sus ojos carmín estaban fijos en sus propios ojos azules.

-¿Qué?- preguntó en un susurro, casi sin voz por el nudo que tenía apretando su garganta.

-Tú.- sonrió suavemente. –Tus palabras. Luego de leer aquella carta… me dijiste que mi… que nuestro amor por ella, no iba a quedar en el olvido. Que siempre tendría algo de nosotros.- acercó mucho más su rostro al suyo, uniendo sus frentes. –Déjame devolverte esas palabras, con mi toque personal.- soltó una breve risa divertida, antes de mirarla con esos ojos tan brillantes y esa sonrisa tan suave. –Vamos a regresar, con una seguridad de diez billones por ciento, porque sí los dos tenemos algo en común es una terquedad de los mil demonios que no será vencida por ningún enemigo, por más absurdamente superior a nosotros en todos los aspectos que pueda ser. No sabemos cuándo rendirnos, y sí es necesario regresar medio muertos que así sea, regresaremos arrastrándonos de ser necesario, porque es diez billones por ciento seguro que esa mocosa heredó nuestro carácter de mierda y no nos perdonara el librarnos de sus berrinches. Regresaremos, y si no lo hiciéramos… ten por seguro que siempre estaremos en su mente, ya sea como ejemplo para que logré ser mejor que nosotros o por los recuerdos que le dejamos a través de cartas, fotografías y todas las personas que se quedan a cuidarla. De una u otra forma, siempre estaremos con ella.-

Kohaku lo miró en silencio, totalmente sumergida en la enorme cantidad de emociones nadando en sus ojos mientras sentía su propia cantidad de emociones abrumándola. Pero la mayor sensación era el alivio y también el amor. Él tenía razón.

No había forma de que fueran a rendirse. No había forma de que no regresaran. Y aunque no lo hicieran, no se arrepentía de ninguno de los momentos que vivió junto a su hermosa familia ni tampoco se arrepentía de sus decisiones.

Con sus frentes todavía presionadas juntas, apartó su mano de la de él todavía en su mejilla y uso sus dos manos para acariciar los lados de su rostro, mirando hipnotizada a sus ojos que le devolvían la mirada con la misma intensidad.

Tenía muchas emociones dando vueltas en su mente ahora mismo, pero mientras más lo miraba más se sentía completamente dominada por el amor que sentía por él.

Y al verlo devolverle la mirada y sentir sus manos también acariciando su rostro, casi podía jurar que él sentía exactamente lo mismo…

Abrumada por la magnitud de sus sentimientos, no se contuvo y se inclinó para besarlo, solo para que él la encuentre a medio camino, ambos besándose como nunca antes se habían besado, con tanto sentimiento que era difícil descifrarlos todos, con tanta dulzura que nadie podría creer que tenían las personalidades más feroces del reino científico, pero a la vez con pasión y entrega no muy distinta a todas las otras veces que se besaron… era extraño, era nuevo, era hermoso, era…

Era amor. Al menos Kohaku podía sentirlo claramente en ese momento, a pesar de que él nunca se lo dijo, y hasta lo había negado, amor era lo que sentía emanando de ese beso. Sentía que él estaba amándola allí mismo, y ella solo quería amarlo también.

Dejó que la recostara en la cama con él sobre ella mientras se aseguraban de no romper el beso, demasiado absortos en las sensaciones consumiéndolos como nunca antes. A pesar de que todo era más suave, dulce y tranquilo, sentía tanto deseo como todas las veces anteriores, sentía el fuego quemándola desde su centro hasta extenderse por todo su cuerpo, tal vez hasta incluso más intenso que nunca antes.

Cuando sus manos soltaron el rostro del otro, fue para acariciar sus cuerpos con pura adoración, anhelando sentir la calidez del otro de todas las formas posibles, con ternura y pasión, con entrega y amor.

Él fue el primero en desnudarla, volviendo a recorrer su cuerpo con sus manos una vez más, pero esta vez con su boca siguiendo el camino que marcaba a fuego con sus manos, arrancándole suspiros y susurros desesperados de su nombre, arrastrándola a la locura y a la gloria al mismo tiempo, haciéndola retorcerse y anhelarlo con cada célula de su cuerpo.

Cuando fue su turno de desnudarlo, no dudó en expresarle absolutamente todo lo que sentía por él, no con palabras, sino con sus acciones, con sus besos y caricias, recorriendo su cuerpo sin pena, amando cada milímetro de su piel cálida, deleitándose con sus suspiros y jadeos, queriendo cada vez más y más con cada segundo que pasaba.

Pronto, solo besos y caricias no fueron suficientes, y volvieron a unir sus bocas mientras se abrazaban desesperadamente, sin querer soltarse, disfrutando sentir sus manos todavía adorándose mientras él entraba en ella, llenándola de un placer indescriptible.

Fue similar y a la vez completamente distinto a todo lo que habían experimentado antes. Se deseaban y se complacían, pero de forma más intensa, se amaban y se adoraban, pero sin dejar de lado las increíblemente placenteras sensaciones físicas. Era como si todo estuviera magnificado, era… ni siquiera podía pensar correctamente, solo podía sentir, sentir el deseo y la pasión, el placer y el amor, y la increíble felicidad que le provocó lágrimas de pura alegría mientras él hacía estallar todo su cuerpo sin dejar de besarla, sin dejar de adorarla, sonriendo contra los labios del otro mientras susurraban sus nombres en sincronía, borrachos una vez más como cuando unieron sus cuerpos por primera vez, pero no borrachos por el deseo, sino borrachos de las sensaciones, borrachos de amor.

Aunque Senku no lo dijo nunca, aunque hasta lo había negado, eso fue lo que Kohaku sintió.

E incluso cuando el sueño la venció, agotada y satisfecha en los brazos del hombre que amaba, esa noche pudo dormir con una sonrisa en su rostro y una sensación de calma y felicidad que llenaba su corazón de pura calidez.

Sentía que todo estaría bien. Pasé lo que pasé, juntos harían que todo estuviera bien.

.

Una vez Kohaku se durmió, Senku la observó por un momento, antes de besar suavemente la comisura de sus labios mientras desenredaba cuidadosamente sus brazos de alrededor de su cuerpo.

Se sentó al borde de la cama y pasó las manos por su rostro, suspirando profundamente.

Volteó a ver a Kohaku una vez más y sonrió, pero la sonrisa pronto se deshizo mientras se ponía en pie y buscaba su ropa, vistiéndose con una expresión seria que rápidamente se suavizó al ver a su pequeña hija durmiendo en su cesto.

No la merecía… ni a ella ni a su madre. No las merecía ni un milímetro, y nunca podría entender por qué lo amaban tanto.

Jaló una silla y se sentó junto al cesto de su hija, intercalando su mirada de ella a su madre dormida en la cama.

Ambas tenían expresiones tan pacificas en sus rostros… Ambas lo eran todo para él.

Pero fue un bastardo malagradecido en tantas formas… las descuidó tanto. Sí hubiera sido un mejor padre y un mejor esposo, tal vez no se sentiría tan mal ahora mismo, pero no podía evitar pensar que desperdició mucho tiempo lidiando con sus propios demonios, y ahora que finalmente estaba dispuesto a dar todo por ellas de la forma que merecían…

Ya no le quedaba tiempo.

Se marcharían mañana y era tan egoísta que ni siquiera fue capaz de retrasar el viaje unos cuantos días más.

¿Cómo podría merecer la familia que tenía?

Finalmente apartó la mirada de ellas, apoyando la espalda en el respaldo de la silla y echando la cabeza hacia atrás, dejando que sus ojos se desviaran hacia un costado, hacia la ventana cerrada con las cortinas abiertas que dejaba vislumbrar la belleza de las brillantes estrellas y la medialuna. Era una belleza que palidecía al lado de las sonrisas de su esposa y su hija, pero de todos modos la visión lo absorbió con fuerza, llevando su mente al pasado.

Empezó a reflexionar acerca de todo lo que había vivido desde cierta noche…

La noche en la que por una irresponsabilidad concibió al ser que ahora era literalmente lo más importante en todo el universo para él.

La noche en la que todo empezó… y muchas cosas más… empezaron a inundar su mente de recuerdos.

Recuerdos que nunca podría olvidar.

Continuara...

Holaaaaaaaaaaaaaa :D

¡No estaba muerta, andaba de parranda!~

Okno XD

Aún no se han olvidado de este fic, verdad? Q~Q

Para los que no lo saben, este hiatus fue completamente involuntario para mí TnT

Me quedé sin notebook y conseguí una computadora prestada pero se averió alv y ahora recuperé mi antigua computadora, la que usaba el año pasado, pero funciona muy mal, honestamente no puedo asegurar que vuelva a prender así que no puedo asegurar cuándo volveré a actualizar TToTT

Pero dejemos las tragedias de lado~

FINALMENTE pude traerles un nuevo capítulo de Baby Stone! TTwTT Y es súper deprimente x'D Pero espero que les haya gustado :'D

Esta es la primera vez que hay POV Senku en Baby Stone! Y es muy posible que el próximo cap sea narrado mayormente por él, pequeño spoiler xP

Mejor ya no digo nada más, tampoco estoy segura de cuándo podré actualizar porq la computadora que tengo puede hacer cortocircuito en cualquier momento y me es muy difícil escribir cosas largas desde el celular TuT

IMPORTANTE: Por fis, por fis, por fis únanse al grupo de Facebook llamado Senku & Kohaku, y si quieren apoyarme en mi página personal de Facebook llamada Celeste kaomy-chan dándole like también se los agradecería con todo mi kokoro! :'3 Si no encuentran el grupo pueden avisarme a través de mi página!

Ah, también los invito a pasarse por mi perfil y leer mis otros fanfics de Senku y Kohaku! Sobre todo Senku Side Story ya que eso es básicamente Baby Stone desde el punto de vista de Senku y será importante para entender completamente el próximo capítulo OwO Aunque tampoco es 100% necesario pero los invito igual n/n

De verdad los extrañé y espero que no se hayan olvidado de este fic TTuTT Fue hiatus involuntario y si fuera por mí este fic tendría muchos más capítulos para esta fecha pero tuve muchísima mala suerte ToT

Fue lindo volver a escribir Baby Stone QwQ Y esa anteúltima escena casi, casi es un lemon pero no dije nada demasiado explícito así que es seguro todavía dejar el fic en rated T xD

Me encantaría saber que piensan de este cap y si todavía siguen leyendo y esperando por este fic :')

Pd: Acabo de enterarme que tengo coronavirus x'D Como les dije, realmente tengo una suerte horrible, hasta Senku se queda pendejo al lado de mi mala suerte x'P Igual no se preocupen, me estoy recuperando en mi casa ya que me está afectando como una gripe normal y ya todos en mi familia nos estamos recuperando, en una semana más debería estar completamente curada... y si me llego a morir me aseguraré de que alguien avise en mis redes sociales y eso XP

Bromeó, bromeó, no estoy tan mal, no se asusten ni nada nwnU Seguire escribiendo y espero de corazón que mis fics los hagan felices :'D

Los amo con todo mi kokoro!~

COMENTEN! *o*

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!