"la moral es de suma importancia. pero para nosotros, no para Dios"

Albert Eisntein

"Rebirth"

Capítulo 8

¿Qué sucede en mi cuerpo?

El pelirrojo se despertó abruptamente, se sentía mareado y un extraño escozor recorría su espina dorsal. ¿Qué había sido eso? Pensó asustado y confundido, aquel sueño en el que, sentía desvanecerse en el espacio, su cuerpo disolviéndose lentamente mientras sentía ese intenso dolor. Y luego todo se volvía oscuro, tan oscuro que no podía distinguir absolutamente nada salvo sombras asimétricas y sin sentido.

Desesperado intento gritar, llamar, pedir o lo que fuera, pero necesitaba alejar esa sensación incomoda de su cuerpo, ese dolor en su cabeza, como si un puñal de plata fina le estuviese atravesando el entrecejo, aún así supo que era un sueño, lo supo porque era normal que tuviese pesadillas de este tipo en las noches, a veces llegaban a ser tan reales que muchas ocasiones se despertaba con lagrimas en los ojos, no pudiendo soportar la angustia.

Lo mas difícil era tener que despertar y estar completamente solo, porque cuando uno esta asustado y confundido, espera encontrar a alguien a quien abrazar ¿verdad?, espera encontrar a alguien que lo consuele y que le de palmaditas cariñosas mientras dice "Shhh... tranquilo ya paso todo". Pero Iori Yagami no tenía a ese "alguien" para que lo cuidase, ni lo tendría nunca, reflexionó. ¿a quien le interesaría estar al lado de una persona como él? A nadie.

Se sentó en el borde de la cama mirando fijamente el piso, la baldosa de un color crema claro ahora lucía unas espantosas manchas negras, entrecerró los ojos con curiosidad para distinguir a que se debía aquel fenómeno y vio con asombro que se trataba se sangre. De su propia sangre.

Con su dedo índice recogió un poco de aquel espeso liquido que aún se encontraba fresco y lo miró con detenimiento. ¿Sangre? ¿por qué? Era extraño de verdad, hacía mas de 2 años que no sufría un ataque del riot blood, todo parecía haberse calmado con el sello de Orochi, todo pareció estar bien a partir de ese momento, una relativa calma, pensó sonriendo, una calma que casi lo enloquece, fueron 3 años sin ninguna anomalía extracurricular que vacías peleas callejeras, pero todo eso iba a cambiar porque Kyo estaba de vuelta, se había dicho unas semanas atrás.

Sin embargo, Kyo le había rechazado y, ahora no tenía sentido nada, ni siquiera esa sangre que aún parecía querer salir por sus labios.

El pelirrojo maldijo en voz baja, todo era tan misterioso , toda su vida giraba en torno a profecías y misterios, todo le parecía un asco, odiaba esa vida que se le había dado, odiaba todo cuanto le acontecía a acepción de su música, a solas, con su bajo, un cigarrillo y una taza de café, todo parecía tan calmado. Todos los problemas se disolvían temporalmente. Era como una droga.

Pero luego salía de nuevo al mundo, se encontraba de golpe con la cruda realidad que lo envolvía y era entonces cuando todas aquellas sensaciones que tanto odiaba volvían a su cuerpo... ese dolor.

Y estaba harto de sentirlo , estaba harto de tener relación alguna con Orochi. Cuando lo derrotó con ayuda de Kyo, espero no volver a sentir aquella sensación abrumante, aún así de nuevo se había despertado sangrando, de nuevo se sentía tan indefenso. Odiaba sentirse así.

Hacía rato que Shingo se había ido para la escuela notó Kyo, pues eran casi las 11 de la mañana y él apenas despertaba, todo su cuerpo le dolía como si le hubiesen dado una gran paliza... y la verdad, se la habían dado, al moverse un poco sintió un dolor molesto en su brazo lastimado, pero observó algo extrañado que se encontraba en la cama de su alumno de nuevo y que tenía un par de frazadas cubriendo su cuerpo. No recordaba haber regresado a la cama después de levantarse por el café...

El Café...

Recordó entrecerrando los ojos, ¿Por que se había tomado la molestia de levantarse a esas horas de la madrugada para servir un café para Shingo? la respuesta era obvia, pero Kyo no quería aceptarla, se negaba a admitir que de alguna forma se había preocupado por Shingo y que de alguna forma se sentía culpable... porque Kyo sabía que desde su llegada, Shingo había descuidado sus estudios deliberadamente por atenderlo a él.

Recordaba como el joven se armaba de paciencia y se tomaba todo el tiempo que necesitase, para cambiar los vendajes y hacerle las debidas curaciones cuando aún se encontraba enfermo. Si durante ese tiempo había estado mas pendiente de él que de su universidad y seguramente por eso, había tenido que estudiar hasta tan altas horas de la madrugada...

Si a Shingo le iba mal en ese examen definitivamente Kyo no se lo podría perdonar. Suspiró sin poder evitar que las imágenes de los sucesos del día anterior regresaran como torrentes a su mente. Aún no entendía porque, pero lo único que sabía era que debía entrar al torneo, tenía que averiguar su pasado.

Se levantó de la cama bostezando adormilado, la cama bajo las sabanas se sentía tan calientita y confortable que deseó acostarse por un rato mas. Además de que al intentar caminar, sintió como si todo su cuerpo le pesara 10 kilos mas de lo normal, ¡pero no podía quedarse ahí! Por lo menos debía ayudar con "algo" en la casa, preparar el almuerzo quizás, Shingo regresaría de la Universidad después del medio día y a lo mejor tendría hambre. Kyo se dirigió a la cocina con la esperanza de hallar algo para desayunar.

Mientras comía un par de tostadas con café , se preguntaba de donde salía el dinero para mantener la casa y pagar los servicios, hasta ahora no había visto que Shingo trabajase o algo por el estilo, (como tampoco lo hacía él...) así que era sumamente curioso de que siempre hubiese algo de comer en la nevera y el suministro de energía siempre estuviera activo.

Finalmente terminó de comer y ya no le dio tanta importancia al asunto del dinero, ahora pensaba en que sería prudente comenzar a entrenar de nuevo, pues hacía mucho que no peleaba y seguro que estaba fuera de forma, además la pelea con el extraño le comprobó que estaba demasiado débil. ¿Qué hubiera pasado si en vez de rechazar a Yagami esa ocasión en el parque se hubiese decantado por pelear? ¿Lo habría matado Iori?

Eso era algo que no podía saber, pero mientras tanto, podría ocupar su mente en pensar que prepararía para el almuerzo.

Mientras tanto, Shingo sudaba y se mordía los labios nervioso mientras intentaba recordar lo que había estudiado la noche anterior...

La verdad era que, el café que le dio Kyo, le había evitado dormir y había podido quedarse hasta casi las 5 de la mañana estudiando, durmió lo que fue una pequeña hora en el sofá, luego de llevar a Kyo hasta la cama y a las 7 ya se encontraba en la puerta de la universidad, esperando ansioso por la prueba escrita.

Obviamente se sentía cansado, sus ojos lucían unas horribles ojeras que combinaban con la pálida piel de su rostro debido al trasnocho, no tenía ganas de bromear como siempre lo hacía con sus compañeros y ni siquiera había reparado a la chica que le gustaba. Con el lápiz en la boca, el joven ansiaba una y otra vez poder recordar la condenada identidad trigonométrica que le facilitaría el poder resolver el cuestionario.

Las horas pasaron y finalmente al medio día pudo liberarse del susodicho trauma matemático, bostezó largamente mientras se restregaba los ojos adormilados, aspiraba haber salido bien en la prueba y que todo su esfuerzo no fuese en vano, realmente deseaba eso. Caminó lentamente, casi arrastrando sus pies por los pasillos de la escuela y deseó mas que nunca llegar pronto a su casa para poder dormir sin importar nada.

- Oye Yabuki-kun – gritó una chica a sus espaldas, se giró con desinterés.

- ¿Si? – gruño sin ganas, ¡la chica era nada mas y nada menos que la que le gustaba!, se sobresaltó al verla y no pudo evitar sonrojarse, pero ahí estaba, su sonrisa blanca y reluciente, su tez morena, sus ojos verdes y su cabello negro ondulado, ¡era una preciosura de mujer! Pensó. ¿y estaba hablándole a él?

- ¿A donde vas ahora? – preguntó la joven con melodiosa voz y agraciados gestos, Shingo tardó un poco mas en reaccionar.

- Ahh... ¡a mi casa! – dijo al fin - ¿Por qué? –

- ¿Puedo acompañarte? – escuchó decir Shingo. ¿Acompañarlo a ÉL hasta su casa? ¡Yabuki simplemente no podía creerlo!

- ¡Ehh cla..claro! – exclamó casi con un grito que sobresaltó a la joven y ambos comenzaron a caminar. Shingo no entendía ese comportamiento tan amable, ella nunca antes se había mostrado condescendiente con él, se sentía realmente extraño hablar con ella mientras caminaban hacía la casa sin prisas, disfrutando de la fresca brisa de ese día de primavera.

El templo de Chizuru, lucía exactamente igual a como lo recordaba desde la última vez en que lo había visitado, con sus paredes de madera de sauce viejo y su tejado de color rojo magenta. Cuando se bajó del auto no pudo evitar sentir cierto respeto hacia el lugar y aunque Iori nunca le daba importancia a lugares así, esta vez se sintió algo ensimismado. Talvez se debiera a la energía que rondaba el lugar o a su razón de estar allí...

Subió las escaleras cubiertas de hojas verdes y de una leve capa de humedad, pronto estuvo en la sima y fue recibido por una mujer que conocía muy bien.

- ¿Yagami-san? – exclamó ella sorprendida - ¿a que debo esta grata sorpresa? –

- Deja las formalidades mujer – respondió el pelirrojo entrando en el recinto, Chizuru lo siguió y su cabello ondeó el viendo al compás de sus pasos.

La sacerdotisa lo invitó a pasar y lo hizo sentar en la sala principal, mientras ella iba por algo de té, a los pocos minutos regresó para sentarse en la esterilla dispuesta sobre el piso de madera. Iori que ya estaba arrodillado ahí, le recibió el Té sin borrar la seriedad de su rostro.

- ¿Y bien? – dijo ella con curiosidad, de repente Iori la visitaba, era algo que la inquietaba sobremanera.

- Últimamente eh sentido algo inusual dentro de mi – comenzó el pelirrojo dejando la taza sobre la mesita – de repente me despierto escupiendo sangre y con un terrible dolor en el pecho –

- ¿El Riot Blood? – exclamó ella mordiéndose el labio inferior y llevándose una mano a la boca. pero el pelirrojo negó con la cabeza.

- Es diferente – explicó – No pierdo la conciencia durante esos momentos, no es como el Riot -

- ¿Qué es exactamente lo que sientes? – interrogó la hermosa sacerdotisa. Iori tomó algo mas de su té, se sentía algo extraño hablar de sus cosas personales con otra persona, pero esos ataques venían sucediendo hacía varias semanas y por encima de su orgullo deseaba fervientemente saber que sucedía con su cuerpo.

- Siento como un mareo, de repente mi mente se nubla y todo se vuelve oscuridad, entonces no puedo definir lo que es real y lo que es una ilusión, luego el dolor, es como el Riot, pero la sangre no quema, sin embargo se ha tomado de un color oscuro... demasiado oscuro. –

Chizuru lo miró con preocupación. ¿Dolor, sangre, pesadillas? ¿y si no era el Riot Blood que diablos podía ser? ¿Orochi manifestándose de nuevo pero de otra manera? La sacerdotisa prefería no pensar en que el dios serpiente de nuevo quería regresar al mundo de los humanos. No quería repetir de nuevo el horror que sintió cuando años atrás luchó al lado del joven Kusanagi y del pelirrojo.

- Esto es muy extraño – dijo ella terminado de tomar el contenido de la taza y levantándose – sígueme –

Iori también se levantó y caminó tras la sacerdotisa sin decir nada, Chizuru habló de nuevo:

- Supongo que no será noticia para ti el saber que Kyo esta de nuevo entre nosotros – comentó imparcialmente.

- Ese idiota... – carraspeó Iori sin poder evitar recordar la forma en como había sido despreciado por el Kusanagi, la sacerdotisa sonrió.

- Al principio sentí su energía muy débil, pero eso era lógicamente debido a su mal estado de salud – El pelirrojo la miro con curiosidad mientras la escuchaba hablar. ¿Cómo se había enterado ella de que Kyo estaba enfermo? – Sin embargo ha pasado casi un mes y aunque Kyo se ha recuperado positivamente, su energía sigue siendo débil –

- ¿Su energía? – preguntó el pelirrojo sin comprender.

- Como veraz, eso es algo que los médicos no pueden averiguar mediante sus procedimientos clínicos, pero yo eh podido sentir esa debilidad... supongo que debe estar ligeramente relacionada a tu problema... lo que me preocupa demasiado ¿sabes? Podría ser de nuevo... –

- ¿ Orochi ? – gruñó Iori. Chizuru asintió con la cabeza - ¿a dónde vamos? – indagó al fin.

- A la habitación del espejo sagrado de Yata – respondió ella – creo que por ahora es la única herramienta fiable que podemos usar.

Caminaron un poco mas hasta llegar al susodicho lugar, la habitación no solo estaba protegida por un enorme cerrojo, si no que también por un poderoso campo energético. La sacerdotisa se detuvo y haciendo un ademán con su mano derecha abrió el cerrojo sin llegar a tocarlo y aunque Iori se sorprendió un poco no dijo nada. Finalmente la puerta estuvo abierta y la habitación a oscuras dejo observar un nefasto panorama.

El espejo mágico de los Yata había desaparecido.

Chizuru no pudo evitar emitir un gemido ahogado mientras entraba deliberadamente en la habitación y inspeccionaba todo minuciosamente. ¿habían robado el espejo? ¿Quien? ¿Cómo?.

- ¡Se lo han llevado! – exclamó sorprendida y preocupada, Iori sólo frunció el ceño. ¡Lo que faltaba! ¡La única cosa que podría ayudarle en ese momento y desaparecía misteriosamente!

x x x co n t i n u a r a x x x

Notas de Helsic: según la historia oficial de SNK, el espejo de Yata, es un espejo sagrado que permite ver el pasado y el futuro ?, se encuentra en el templo de Chizuru Kagura.

Como mencioné antes, "Yata" es el verdadero apellido de la sacerdotisa pero lo cambio por seguridad propia.

Espero que no los este aburriendo con el fic... pero aun no quiero llegar al Yaoi :P paciencia he he he... esto va para largo

Todos los personajes pertenecen a SNK "Rebirth" y Los personajes originales que aparecen allí pertenecen a Cualquier comentario o pregunta, por favor diríjase a de septiembre del 2002