Desde la penumbra te observo, con esos suaves movimientos que te caracterizan, ¿por qué de repente me siento así? Si siempre te eh visto así, tan lejano, tan distante... ¿Por qué ahora me dan ganas de acabar con tu vida y sentir tu sangre recorriendo mis manos?

Helsic aka Kensou no miko

"Rebirth"

Capítulo 9

¿Celos? Un sentimiento sincero

Finalmente llegó la esperada una de la tarde y Kyo terminó de servir el almuerzo para que cuando Shingo llegase todo estuviera listo, no sabía porque hacía todo esto. O si sabía, pero era algo vergonzoso y no quería admitirlo, se sentía culpable por ser un "inútil" y por lo menos en algo debía recompensar.

Hizo lo que pudo allá en la peligrosa zona prohibida para los de su raza; la cocina, pero se arriesgo bajo la promesa de al final poder satisfacer a su estómago y al de su alumno. Fue entonces como al cabo de una hora, el arroz estuvo listo y el sushi de pescado que tanto le encantaba estaba dispuesto sobre la mesa.

Sin embargo, la comida se enfrió antes de que llegara Shingo y Kyo se extrañó de que su alumno no hubiese llegado a la hora estipulada. ¿Acaso había tenido problemas en la Universidad? ¿con el examen quizás? El joven Kusanagi no pudo evitar preocuparse.

Su respuesta llegó una hora mas tarde, cuando Kyo moría de hambre y estaba dispuesto a devorar su porción sin esperar mas a Shingo, Escuchó como desde el corredor su alumno silbaba alegremente. Entonces abrió la puerta sin dar tiempo a que el otro tan siquiera tocara, sorprendiéndolo un poco.

- ¿Shingo? – preguntó como si no lo estuviera viendo en frente suyo.

- ¡Hola! – saludó el alumno con una sonrisa - Le presento a Melisa – fue curioso, pues Kyo no había notado a la chica que acompañaba a su alumno antes. La chica era preciosa observó Kyo, tenía un color de piel moreno muy particular y se notaba por sus rasgos que no era Japonesa...

- ¡Hola mucho gusto! - exclamó ella con una sonrisa, Kyo le regresó el saludo como un autómata aún sorprendido.

Shingo la invitó a pasar a la casa, recibió caballerosamente su abrigo y su maletín repleto de cuadernos, Melisa observó a su alrededor por unos instantes, admirando la decoración y finalmente se fue a tumbar sobre el mueble olivo de la sala.

- ¿Viven los dos solos? – preguntó ella de pronto, Shingo sonrió, luego se sonrojó un poco y finalmente habló.

- Es mi hermano... Seiji – respondió pasándole un brazo a Kyo por la espalda.

- ¿Seiji? – preguntó Kyo sorprendido.

- hai Seiji estaba de viaje con mi madre y hace poco que vino, es por eso que se esta quedando en mi casa ¿verdad? – Shingo habló entre dientes, como para que Kyo notara que debía seguirle la corriente. El Kusanagi se sintió estúpido por unos momentos, pero de cualquier forma era mejor así a que la chica asimilara de que eran pareja o algo por el estilo.

- Sou desu así es – respondió Kyo intentado que pareciera natural. La chica sonrió encantadoramente.

Shingo fue y se sentó al lado de la chica no muy cerca e intentó una conversación interesante con ella, olvidándose totalmente de su maestro. Obviamente Kyo lo notó y se sintió incomodo, se sintió como el "florero" de tan "perfecta e idílica pareja" así que decidió retirarse de la fatídica escena amorosa. Pero entonces recordó que tenía hambre y que el almuerzo que tanto le costo hacer seguía servido sobre la mesa.

- Oye... hermanito – dijo al fin Kyo rompiendo el coqueteo muto, Shingo giró su rostro, con sus ojitos fulgurando luces de colores y expresando un nítido y endulzado: "¿si?"

- ¿No vas a almorzar? La comida esta servida sobre la mesa – agregó con desgano.

- Nosotros ya comimos, gracias Seiji – Respondió la chica con delicadeza.

- ¿ya? – no pudo evitar decir Kyo.

- Así es Kusa...Seiji – corroboró Shingo – antes de venir aquí pasamos por el departamento de Melisa y me invitó a almorzar... – Shingo se sonrojó de nuevo.

Entonces Kyo no pudo mas que sonreír hipócritamente y dejar a la pareja a solas mientras una rabia y una gran frustración le carcomían el cerebro. Se sentó solo en el comedor frunciendo el ceño inconforme y noto que ya no tenía ganas de comer. "Maldición" pensó de muy mala gana metiéndose en la boca una gran porción de Shushi.

La tarde concluyó de manera "normal", sin ningún contratiempo o algún altibajo clandestino, la parejita continuó su idilio mientras que Kyo se la pasaba leyendo un libro que probablemente Shingo había olvidado sobre la mesa del Computador. El libro se estaba poniendo interesante, aún así Kyo no podía evitar escuchar la conversación que se desarrollaba en la sala, entonces trataba vanamente de concentrarse en la lectura, pero a los pocos minutos regresaban las palabras a sus oídos haciendo que perdiera la ilación de la lectura.

"¿Qué me importa?" pensó por unos instantes mientras hacía un gesto de inconformidad "Que haga lo que quiera" y con esto regresó su cara al libro e intentó continuar la historia:

" -Si Snape vuelve a dar la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, me pondré enfermo -explicó Ron, mientras se dirigían al aula de Lupin, tras el almuerzo-. Mira a ver quién está, Hermione.

Hermione se asomó al aula.

-¡Estupendo!

El profesor Lupin había vuelto al aula. Ciertamente, tenía aspecto de convaleciente. Las togas de siempre le quedaban grandes y tenía ojeras. Sin embargo, sonrió a los alumnos mientras se sentaban, y ellos prorrumpieron inmediatamente en quejas sobre el comportamiento de Snape durante la enfermedad de Lupin."

Logró por unos instantes enfrascarse de nuevo en la novela, pero fue entonces cuando dejó de escuchar las voces de Shingo y la joven Melisa, alzó la cabeza con curiosidad, esperando escuchar algo, pero el silencio era total, suspiró aliviado de poder concentrarse en el libro, sin embargo no pudo y se vio obligado a levantarse con siglillo y asomarse a la sala.

Y fue cuando los vio, la respuesta al porque habían dejado de hablar, la chica besaba a Shingo con pasión y pasaba sus manos por su cuello acariciándolo con sus uñas largas, Kyo vio como Shingo se sonrojaba y correspondía el beso, quizás con igual intensidad, vio como su alumno pasaba sus manos por la cintura de la joven, atrayéndola contra su propio cuerpo... apretándola.

"Lo que me faltaba" pensó Kyo presenciando la escena, no supo porque , pero en ese momento sintió un extraño escozor que lo recorría, se sentía como... ¿celos? ¡No! Claro que no! ¿Celoso de Shingo? ¿de que estuviese besando a una bonita chica y el ya no tuviese a Yuki?

Movió frenéticamente la cabeza en signo de desaprobación para si mismo y regresó de nuevo a la habitación para continuar leyendo. ¡Pero ahora si que menos podía concentrarse en la lectura! No podía alejar la imagen de aquel apasionado beso de su mente y miles de preguntas tontas afloraron en su cabeza. ¿será su novia? ¿llevarán mucho tiempo como pareja? ¿Qué le gustará a ella de Shingo? ¿Cómo besará Shingo?

Esta última en especial lo dejo algo desconcertado... y se sintió extraño imaginándose ese tipo de cosas ¿y si Shingo besaba muy bien y por eso a ella le atraía?...

Se recostó boca arriba observando el techo de la habitación intentando alejar pensamientos sin sentido.

O

Finalmente llegó la noche con su manto de estrellas y su misterio envolvente, para Kyo , ese definitivamente no había sido un buen día. Se había pasado toda la tarde intentando leer, sin embargo pronto se aburrió y entonces prendió el PC' de Shingo. Lastimosamente y para desgracia de Kyo, Shingo no tenía conexión a internet desde hacía un buen tiempo de esta forma no había mucho por hacer en el dichoso aparato.

Y así la pasó toda la tarde, entreteniéndose momentáneamente en cosas varias, tratando de evitar en lo posible tener que escuchar la conversación que se llevaba a cabo en la sala y por unos instantes llegó a odiar a Shingo.

Se sentía terriblemente mal viendo como el par de tórtolos se divertían en la sala, mientras él se aburría solo en la habitación. Afortunadamente la chica se tuvo que ir cuando pasaban ya las 9 de la noche, ella comentó algo de que era peligroso caminar por las calles sola a esa hora, por lo que Shingo se ofreció eufóricamente a acompañarla hasta su casa.

Kyo se quedó nuevamente solo, entró a la cocina buscando algo de comer, tenía hambre, mas su estado de animo era pésimo así que sin las mas mínimas ganas de ponerse a preparar algo, se decantó por abrir una lata se sardinas y servirlas en un plato con un poco de arroz que había quedado del almuerzo.

Luego de eso y de lavarse los dientes se acostó en la cama de Shingo y se puso a ver televisión, poco a poco las voces y las imágenes que pasaban esporádicamente por la pantalla terminaron por arrullarlo hasta que calló en un profundo y repentino sueño. Algo poco usual en él, considerando que, encontraba un pecado mortal dormirse antes de la media noche...

Shingo regresó en un par de horas a la casa, cuando eran casi las 12 , se había divertido mucho con Melisa, recordaba feliz, habían hablado de todo un poco, y ahora conocía muchos aspectos de ella que antes no conocía y que sin duda eran fascinantes, estaba increíblemente dichoso de saber que una de las chicas mas lindas de la clase y también una de las mas populares, hubiera tenido una conversación tan amena con él, pero lo mejor de todo era que ¡se habían besado!.

Si, y Shingo estaba mas que satisfecho, la chica era tan dulce y le gustaba tanto, que en ese momento creyó que moriría de los nervios cuando sintió sus labios sobre los suyos. Fue una experiencia inolvidable.

Entró en la casa y vio que todo estaba a oscuras, se sorprendió al percatarse de que su maestro se hubiese acostado tan temprano. ¿Estaría enfermo? Pensó por unos instantes, se encogió de hombros mientras se dirigía en puntillas y con los zapatos en la mano para no hacer ruido, hacía la habitación que compartía con Kyo.

Se sentó a otro extremo de la cama y comenzó a desnudarse para ponerse su pijama, al cabo de unos minutos estuvo listo y tomando su inseparable peluche en forma de pingüino, se recostó al lado de su maestro, estaba cerrando los ojos cuando escucho la voz de Kyo dándole la espalda.

- ¿Satisfecho? – dijo Kyo pausadamente y con un evidente tono hostil.

- ¿No estaba dormido? – preguntó Shingo algo extrañado.

- ¿Quién podría dormir en paz con tanto dulce en el ambiente? – el tangible doble sentido de las palabras de Kyo, fue advertido por el alumno, sin embargo no lo demostró inmediatamente.

- ¿A que se refiere? – indagó nuevamente, esta vez Kyo se giró quedando frente a Shingo, su ceño fruncido y sus ojos mirándolo con enojo.

- A tu novia – respondió secamente. Shingo alzó una ceja en signo de desaprobación.

- ¿Que sucede con ella? – Shingo parecía no importarle como se sintiera Kyo, esto lo enojó mas.

- Nada – agregó el otro girándose nuevamente y dándole la espalda – hasta mañana –

- Hasta mañana – repitió Shingo encogiéndose de hombros y acurrucándose para dormir. "¿Qué demonios le sucede a Kusanagi-san?"

Pasaron unos minutos de silencio.

- ¿Como te fué en el examen? – escuchó a Kyo intentando una conversación de nuevo.

- ¿Eh? – Shingo se sorprendió, había olvidado por completo su examen.

- ¿Lograste recordar algo de lo que estudiaste anoche o te la pasaste coqueteándole a ella? – Esta vez si fue demasiado lejos, pensó Shingo y se sintió algo ofendido por el comentario. ¿Acaso Kyo estaba celoso? ¿Acaso le gustó Melisa también?

- ¿Cuál es el problema Kusanagi-san? – interrogó ya algo molesto el alumno, Kyo se giró de nuevo y se quedó mirándolo a la cara, los dos con los ceños fruncidos y haciendo el típico puchero de enojo de un niño cuando no cumplen sus caprichos.

- Nada – corroboró Kyo, pero Shingo no le creyó.

- ¿Acaso le gusta? – preguntó titubeante. Kyo sonrió con arrogancia dándole a entender que sólo decía cosas sin sentido. ¿Pero que demonios...? ¿Discutía Por una chica que ni siquiera le gustaba? El Kusanagi se quedó mirando el semblante enojado de Shingo y fue extraño, porque sintió un leve cosquilleó en su estómago...

- ¡Respóndame Kusanagi-san! – exigió saber el alumno. ¿Por qué no me responde?

Pero solo recibió un gruñido de inconformidad como respuesta. Kyo se giró nuevamente dándole la espalda y paso un largo silencio antes de que fuera él quien hablara.

- Ya cállate y duerme – fue lo que dijo.

- Pero si usted fue quien empe... – respondió el alumno lleno de coraje, pero se dio cuenta a tiempo, de que estaba llevando a cabo la discusión mas estúpida de su vida y que... era la primera que tenía con Kyo desde que estaban "viviendo juntos", y aunque pareciese contradictorio, a Shingo le gusto esa sensación que le embargo al contemplar la situación desde otra perspectiva.

Fue realmente extraño.

ñe

A la mañana siguiente, el sol no tardó en hacer imposible el continuar durmiendo, por lo que tuvo que abrir los ojos de mala gana. ¿De todas formas tenía que despertarse no? Además habían muchas cosas por hacer ese día, no podía seguir ahí como si nada estuviese sucediendo, era conciente de que, aunque por el momento todo se encontraba tranquilo, era muy probable que dentro del torneo se desatase algo catastrófico, por lo que debía estar preparado para cualquier anomalía.

Y preparación significaba solamente una palabra, una palabra que odió durante tantos años cuando le obligaban a hacerlo, pero que ahora tendría que hacer por necesidad; Entrenamiento.

Si, debía entrenar si lo que quería era vengarse de NESTS o de lo que fuera que estuviese detrás de toda esa pantomima descarada. La ventaja era que, no estaba solo. Ahí estaba Shingo y seguro aceptaría gustoso entrenar un poco con él antes del almuerzo, sería como en los viejos tiempos, pensó, mientras estiraba los brazos con recelo esperando a que el molesto dolor ya se hubiera ido.

La verdad, aún no se recuperaba del enfrentamiento con el desconocido en la calle, de no ser por las hermosas compañeras de Yagami a lo mejor y ese tipo lo habría matado sin ningún esfuerzo, pudo notar que el muchacho no estaba haciendo gran esfuerzo por pelear mientras lo golpeaba, incluso le pareció ver que había un dejo de pereza en su rostro mientras realizaba los movimientos. Como si, fuera algo demasiado fácil y no requiriera de sus 5 sentidos en acción.

Algo demasiado humillante en realidad. ¿El líder del famoso y poderoso clan Kusanagi indefenso ante un jovencito cualquiera?. Ahh, pero ese no era un jovencito cualquiera. Era evidente que el muchacho tenía una gran fuerza, pudo sentirlo en cada uno de sus golpes, eran precisos y compactos, lo mas extraño era ver como deslizaba sus manos y su cuerpo para esquivar los ataques que Kyo le lanzaba. ¿Cómo lograba adivinar sus movimientos para esquivarlos de esa manera? ¿Acaso leía su mente?.

Esta última idea le hizo sonreír y pensar que... ¡estaba pensando mas de la cuenta!, lo mejor en ese momento era, hacer lo que debía hacer, ponerse a entrenar, ya después tendría la oportunidad de verlo de nuevo en el torneo y ahí, se vengaría del desgraciado.

Finalmente luego de sentir que el molesto escozor que le producía el roce de la ropa con las diminutas heridas esparcidas por todo su cuerpo, salió de la habitación notando que Shingo no se encontraba acostado en la cama. Se dirigió a la cocina , talvez estaría preparando el desayuno. Los desayunos de su alumno eran deliciosos, oh si, debía reconocerlo, el joven cocinaba bastante bien, por lo menos estaría bien nutrido para el torneo.

Caminó por el pasillo y fue en ese instante que de golpe sintió como todo a su alrededor se oscurecía y perdía el equilibrio al caminar. Sintió un dolor profundo en toda su cabeza, como si alguien estuviese abriéndole un agujero con un puñal en el centro, como si su cerebro se fuera a desgarrar de su cráneo, era una sensación simplemente espantosa. Se obligó a llevar sus manos contra su cabeza, como si tirando de su cabello y apretándola de esa manera pudiera cesar el dolor.

Pero no fue así, el dolor continuó, era tan intenso que le impedía ver con claridad, de repente toda su realidad había convertido en manchas borrosas e inteligibles, a lo lejos podía escuchar la voz de una persona que cantaba... era...

¿Shingo? no podía estar seguro, no podía pensar en nada sin que el dolor le agobiara.

Entonces fue cuando cayó de bruces sobre la alfombra verde del pasillo, retorciéndose como un gusano en brasa, desesperado por algo de alivio.

- Shi... Shingo... – intentó llamar, pero su garganta estaba seca y solo hasta ese momento fue conciente de las ganas de vomitar que le invadían de repente... sintió en su boca el sabor metálico característico de la sangre.

– Ahhh... – gritó sin poder contenerse por mas tiempo. Sus ojos completamente cerrados y todo su cuerpo estremeciéndose en ocasionales espasmos que solo hacían mas insoportable su agonía.

En la cocina, efectivamente el alumno se encontraba preparando huevos fritos y un par de pankaques para el desayuno. Cuando estuvieron listos y servidos en delicados platos de porcelana sobre el comedor, se dirigió a la habitación para llamar a su maestro.

Y entonces lo vio.

Ahí tirado en el piso, retorciéndose de dolor, con sus ojos fuertemente cerrados y sus manos aferradas como garras a su cabeza, por un momento no supo que hacer y quedó paralizado quizás unos segundos o talvez mucho mas, solo fue hasta escuchar un gemido ahogado aflorar de la garganta de su maestro, que pudo reaccionar y correr despavorido hacía él.

x x x co n t i n u a r a x x x

Notas de Helsic: Por Orochi! Casi no termino este cap! se me fue la inspiración! ;;... pero me bastó con leer Dark Crimson... y jugar un poco de KOF esta semana para que sintiera ganas de escribir escenitas entre mis personajes favoritos.

El fragmento del libro que supuestamente esta leyendo Kyo, esta obviamente sacado de la novela Harry Potter y el prisionero de Azkaban

Todos los personajes pertenecen a SNK "Rebirth" y Los personajes originales que aparecen allí pertenecen a Cualquier comentario o pregunta, por favor diríjase a de noviembredel 2002