Baby Stone.
Capítulo veintitrés: Misterio en el mundo de piedra.
-¡JAJA! ¡Al fin estamos zarpando hacia lo inexplorado por humanos! ¡Hacia el mar del mundo de piedra!- gritó Ryusui de forma triunfante. -¡HACIA EL MUNDO!- rugió emocionado al final, provocando que todos dentro del barco y en la costa empezaran a vitorear.
Sonrió complacido al ver que había logrado alegrar un poco los ánimos luego de aquella desgarradora despedida entre padres e hija. Necesitaban mantener un buen ambiente sobre todo al inicio de la misión para poder comenzar bien.
-¡Sí, definitivamente encontraremos la verdad detrás de la petrificación! ¡Y conseguiremos el rayo petrificador!- Chrome también se contagió de su entusiasmo y comenzó a gritar alentado, provocando que los gritos de ánimo en la costa y en el barco se multiplicaran, borrando de una vez la tristeza de los tripulantes.
-Buen trabajo levantando los ánimos, no queremos una tripulación deprimida ya en los primeros minutos de la misión.- Gen se acercó al capitán en el timón, acompañado de Ukyo.
-Me alivia mucho que todos estén tan entusiasmados, de verdad que esa despedida fue muy… difícil de presenciar.- Ukyo seguía un poco decaído.
-Y no ayuda que Kohaku-chan se haya quedado llorando.- murmuró Gen con pena. —Afortunadamente su padre la llevó adentro, pero la pobre sigue llorando mucho…-
-No es para menos.- Ryusui frunció el ceño. -Yo no tendría su fuerza de voluntad, habría regresado corriendo en el segundo que me llamará.- sonrió tristemente.
-Sí… fue muy triste.- Chrome también bajó la mirada, aunque luego pareció animarse un poco. -Por lo menos Senku se lo tomó bastante bien ¿no creen?-
Los cuatro voltearon a ver a Senku, que estaba apoyado en la borda con los brazos cruzados sobre esta, la cabeza gacha y un aura tan depresiva rodeándolo que era prácticamente visible y gritaba que NO se lo había tomado bien.
-Iré a hablar con él.- decidió Ryusui.
-¿No deberíamos dejarlo estar solo por un tiempo?- Ukyo se mostró preocupado.
-Me gustaría, pero necesitamos sus instrucciones para navegar. Aún no me ha dicho cuál será nuestra primera parada.- desgraciadamente tenía que pensar más como capitán que como amigo en este momento.
-Bien… yo iré a vigilar el radar.- Ukyo también se bajó de la cubierta superior.
Ryusui se dirigió a donde estaba Senku, sonriendo con tristeza al ver que ahora estaba observando su relicario. Al notar su proximidad, cerró el relicario de golpe y volteó a verlo con rostro serio, carraspeando incómodamente.
-¿Todo en orden?- preguntó con voz desanimada.
-Sí… Más que nada quiero asegurarme de que tú estés bien.- se cruzó de brazos. -Sabes que en el momento en el que me lo pidas puedo dar vuelta y podemos quedarnos más tiempo en Japón… es tu decisión. Y a nadie le molestaría.-
-Ryusui, no hagas esto más difícil.- se frotó las sienes, negando con la cabeza. -Está bien, estoy bien. Kohaku también estará bien, solo necesita calmar un poco sus emociones… Pero todo está bien, no necesitamos dar marcha atrás. Solo lo haríamos peor.- apartó la mirada, antes de suspirar. —Lo lamento, sé que necesitamos trazar la ruta. Vamos a la sala de controles.- comenzó a caminar con la barbilla en alto.
Ryusui suspiró con resignación. Senku era un hombre realmente admirable.
-Sí, es lo mejor. ¡No debemos dejar que nada nos deprima, JAJA!- intentó mostrarse más animado para que todo pudiera volver a la normalidad de una vez.
-Hablando de deprimidos…- Senku de pronto volteó a ver hacia donde Kinro también estaba apoyado en la borda, observando hacia la costa. -Dame un minuto.- se acercó hacia el comunicador que conectaba con la sala de controles por debajo de la cubierta superior. -Ah, Ukyo.- lo llamó con una sonrisa divertida. -Pon el radar hacia tierra.-
-¿Eh? ¿Por qué?- contestó confundido el arquero a través del comunicador.
-Solo un presentimiento.-
-Senku…- Kinro se le acercó con una mirada aturdida. -Eso…- pareció esperanzado por un momento, antes de negar con la cabeza. -No, olvídalo.- se mostró contrariado, como si no supiera qué pensar.
-¡Hay algo acercándose desde la orilla!- informó Ukyo con sorpresa.
Taiju, que se había quedado cerca de Senku pero dándole su espacio desde que zarparon, escuchó eso y entró en pánico por un momento.
-¡¿Es el famoso hombre del WHY?!
-No, idiota. ¿Qué no escuchaste que viene desde la orilla?-
-¿Puede ser que alguien esté intentando… alcanzar el barco por agua?- propuso Ukyo aunque con incredulidad, como si no acabara de creer algo así.
-¿Podría ser...?...- Kinro volvió a mostrarse esperanzado. -Tal vez…- no acabó ni de hablar cuando Taiju de repente se lanzó al agua, nadando a una velocidad increíble que dejó a todos con la boca abierta.
Mientras esperaban a que Taiju regresará, Kohaku volvió a la cubierta con los ojos rojos e hinchados, abrazada a un brazo de Yuzuriha, que estaba frotándole un hombro con cariño.
-¿Qué es todo ese ruido?- preguntó en voz baja.
-Parece que…- antes de que Nikki pudiera explicarle, Taiju regresó cargando a Ginro con él.
Senku, que había estado mirando con tristeza a su esposa, volvió a sonreír y miró con sorpresa y alegría al recién llegado.
-¡Nada mal, maldito Ginro!- rió entre dientes.
Ryusui también estaba bastante sorprendido, y hasta Gen admitió que ni él habría podido predecir algo así. Pero al ver la felicidad en el rostro de Kinro todos se alegraron, hasta Kohaku volvió a sonreír y los ánimos volvieron a subir hasta el tope.
-¡Que bien, de esta forma Kinro no se sentirá solo!- gritó alegremente Chrome.
-¡No me sentía solo!- se defendió el hombre de lentes.
-¡¿Y a dónde vamos primero?!- ignorando a Kinro, Chrome le hizo esa pregunta a Senku. -¡¿Vamos a ir directamente al otro lado del mundo?!-
-No.- esa respuesta sorprendió a todos, excepto a Ryusui que ya lo estaba sospechando. Seguramente querría hacer algunas paradas antes de llegar a Sudamérica... -Nuestro primer destino es obvio… ¡La isla del tesoro!- exclamó con rostro extrañamente muy serio, sorprendiendo a todos los tripulantes.
Ok, ni Ryusui se había estado esperando eso.
-¿Una isla...?-
-¿Dónde es eso?-
-¿Y por qué?- ante esa pregunta, Senku volvió a sonreír.
-Para salvar a la humanidad ¡vamos a conseguir una reliquia divina! En la isla en la que mi viejo y su equipo hicieron el aterrizaje de emergencia hace tres mil setecientos años. Allí donde estuvieron los astronautas y la nave Soyuz. Donde nacieron las cien historias. ¡Allí conseguiremos… el cofre del tesoro!- todos se sorprendieron de inmediato, entre emocionados y confundidos.
-¡¿Cofre del tesoro?!- Chrome era de los que estaban más emocionados que confundidos.
-¡JAJA! ¡Suena bien, esto comienza a parecer más una aventura!- Ryusui también se emocionó inevitablemente. ¡Siempre quiso perseguir un verdadero cofre del tesoro!
-¿Y exactamente qué contiene este misterioso cofre del tesoro, Senku-chan?- Gen pareció un poco escéptico. -Dudo que te interesen cosas como el oro, ya que podríamos conseguirlo en Japón… ¿O serán joyas útiles para la ciencia?-
-Diez billones de puntos para ti, mentalista.- rió entre dientes. -En efecto, es una joya que nos será de mucha utilidad. Síganme a la sala de controles.- le hizo una seña a los generales y a algunos otros tripulantes, dejando en claro que no quería a muchos husmeando en lo que hablarían a continuación, antes de retirarse dando la vuelta.
Los señalados lo siguieron, y los demás se quedaron murmurando, excepto por un aldeano que se quedó en silencio, observando a Senku marcharse con rostro pensativo, aunque nadie le prestó mucha atención.
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-¡¿Y cuál es esa joya Senku!?- una vez en la sala de controles, Chrome se mostró muy ansioso por saber cuál era el material del que Senku hablaba tan misteriosamente.
-El platino, un material ultra raro más escaso que el oro.- sonrió ladinamente, llevando las manos a su cintura. -¡Incluso un pedazo es suficiente! Si podemos conseguir un poco podremos usarlo como catalizador para hacer ácido nítrico y eso significaría… ¡la espectacular entrada de una máquina para hacer fórmula de despetrificacion infinita!- exclamó con entusiasmo, provocando que todos se emocionaran.
Sintiéndose un poco mejor, Kohaku sonrió y le preguntó a Chrome sí él no tenía de esa cosa en su colección, pero al parecer era tan raro que nunca lo había visto siquiera. Pero aun así Kohaku se puso feliz de saber que algo así podría existir.
-Y pensar que podremos hacer más fórmula de despetrificacion.- era una gran noticia para su difícil plan de salvar a la humanidad, y no pudo evitar sonreír ante la idea de saber que algo así los dejaría un paso más cerca de lograr aquel objetivo tan difícil.
Senku le devolvió la sonrisa.
-Bueno, para empezar podemos hacer la fórmula con simple excremento, solo que toma una cantidad absurda de tiempo.- le dijo.
-¿Entonces por qué no hemos hecho nada hasta ahora?- preguntó curiosa.
Antes de que Senku pudiera contestar, Gen intervinó, explicándoles que el número de rostros que una persona podría recordar era de 150 y recordándoles que eran alrededor de cien personas en el el ex imperio de Tsukasa y alrededor de 40 personas en la Aldea Ishigami, y que sí aumentaban más sus números el reino de la ciencia acabaría despedazandose y la posibilidad de revivir a un número limitado de personas acabaría en otro desastre como el de Tsukasa o Hyoga, pero sí conseguían el platino esto ya no sería un problema ya que podrían salvar a todos de forma ilimitada y la humanidad sería completamente salvada.
Eso emocionó a todos, y aún más cuando Senku les dijo que estaba en la nave en la que los astronautas regresaron a la Tierra. ¡El cofre del tesoro era una nave espacial! Y estaba al alcance de sus manos, según las cien historias.
Todo el mundo se emocionó y Kohaku se contagió de esa emoción y también celebró, sintiendo el pecho un poco más ligero.
Luego de unos minutos, Gen aseguró tener sed y se marchó a buscar un poco de ese refresco que tanto amaba, pero sorprendentemente regresó a los pocos segundos, haciéndole una seña a Senku para que se acercará a la salida de la sala de controles.
Kohaku lo siguió, sorprendiéndose al ver al chico sin nombre con rostro preocupado. ¿Qué querría él con Senku? ¿Tal vez se sintiera enfermo o algo así?
-Tú eres…- Senku lo miró con los ojos muy abiertos. -¿En? ¿Quién eres?... No, en serio ¿por qué no puedo recordar tu nombre?- estaba muy sorprendido, probablemente dudando de su excelente memoria por una vez.
-Obviamente no puedes, él no tiene nombre.- le dijo Kohaku con los brazos cruzados mientras se acercaba más a ellos.
Entonces, Soyuz dijo algo que dejó a todos con la boca abierta.
-Yo… realmente no soy de la Aldea Ishigami.- después de sorprender a todos con eso, admitió que él acabó solo en la playa y sus padres adoptivos lo encontraron y mintieron a todos diciendo que era suyo, criándolo como su hijo. -Como mi nombre no tenía lugar en la aldea Ishigami, viví sin ninguno.- murmuró, antes de tragar saliva. —Mi verdadero nombre es Soyuz.- los ojos de Senku se iluminaron con interés apenas dijo eso. —-P-probablemente pueda mostrarles el camino hacia mi lugar de nacimiento… Donde quizás esté ese cofre del tesoro que buscan.- y eso hizo que todos ellos se emocionaran, sobre todo Senku, que sonrió ferozmente.
-Estoy realmente agradecido, Soyuz.- rió entre dientes. -¡Además, para bien o para mal, hemos conseguido un poco de información cierta en un diez billones por ciento! ¡La isla del tesoro no está deshabitada!-
Esas palabras sorprendieron mucho a Kohaku. ¿Pero no que los aldeanos de la aldea Ishigami eran los únicos humanos que quedaban aparte de las estatuas y los despetrificados?
De inmediato miró a su esposo con confusión.
-¿Estás diciendo que hay más supervivientes aparte de nosotros en esa isla del tesoro?-
-Sí, gracias a la información de este aldeano hemos podido confirmarlo con seguridad. Definitivamente hay humanos viviendo allí.- Senku estaba que no cabía en sí mismo de la alegría. De hecho la sonrisa en su rostro era tan grande que estaba dándole mala espina a todos. ¿Por qué tanta emoción de repente?
Después de un par de comentarios y que Chrome se preguntará de dónde habían salido esas personas, la sonrisa de Senku se hizo todavía más grande, haciendo que todos se estremecieran.
-¿Y a ti qué te pasa?- Kohaku estaba comenzando a dudar de la cordura de su marido.
-Nada.- siguió sonriendo, casi tarareando de alegría. -Pero ¡oh, vaya! ¡Necesitamos respuestas del pasado de la humanidad! Ni modo, tendremos que llamar a Ruri.- prácticamente corrió al télefono que tenían instalado en el barco.
-Ah, ya todo tiene sentido.- Gen rodó los ojos, sonriendo resignado.
-Sí, ya veo por qué tanta emoción.- Ryusui chasqueó los dedos con una gran sonrisa.
-¿Qué?- Kohaku parpadeó, confundida.
-¿Están diciendo que estaba emocionado por llamar a Ruri?- Chrome infló las mejillas con molestia, frunciendo el ceño profundamente.
-Tranquilo, celoso.- Ryusui le dio una fuerte palmada en la espalda que lo hizo expulsar todo el aire de golpe. -Senku está emocionado por hablar con una mujer, pero no una sacerdotisa, sino una princesa.- guiñó un ojo.
-¿Acaso olvidas quién está con Ruri?- Ukyo le sonrió con condescendencia.
Kohaku jadeó de emoción, de pronto sonriendo tan enormemente como Senku hace unos segundos. De inmediato corrió hacia donde él estaba ya comunicándose con Japón, solicitando la presencia de su cuñada.
Chrome tardó un segundo en darse en cuenta, antes de sonreír emocionado.
-¡Oh! ¡Es...!...-
-¡PAPÁ!- el chillido de una infantil vocecita aguda hizo que todos guardaran silencio.
-¡Mini-leona!- Senku rió como loco, inclinándose para acercarse más al micrófono. -¿Qué pasa con ese rugido de leona adulta? Todavía eres una cachorrita, ¿o no me digas que ya nos extrañas?- sonrió dulcemente.
-Papá, papá, papá.- siguió repitiendo la pequeña a través del auricular en forma de tubo.
-¡Mi bebé!- Kohaku apartó a Senku de un empujón. -¡Hola, bebé! ¡Aquí está mamá!- gritó con lágrimas en los ojos.
-¡Mamá, mamá, mamá, mamá!-
-¡Aww, mamá te ama! ¡Te ama mucho!- abrazó al tubo contra su pecho.
-Eh… Kohaku, el auricular no es tu bebé.- señaló Chrome con gotitas corriendo por su sien.
Calló cuando Kokuyo estrelló un puño en su cabeza.
-Déjala, ha pasado por mucho hoy.- lo regañó con una mirada severa.
-¡Mamá!- después de decir eso la pequeña empezó a balbucear incoherencias.
-¡Yo también te extraño, mi bebé!- contestó Kohaku como si hubiera entendido perfectamente el balbuceo ininteligible de su hija. —Y no te preocupes, papá y mamá están bien y te aman mucho, mucho, mucho.- siguió abrazando al auricular con cariño.
-Eh, leona, ¿si recuerdas que no eres la única que quiere hablar con ella, verdad?-
-Cállate, yo casi me muero pariendo a esta niña, merezco hablarle más.- volteó a verlo venenosamente, antes de sonreír dulcemente hacia el micrófono como si pudiera ver a su hija allí. -¿Ya dije que te amo, bebé hermosa?-
Senku rodó los ojos, zapateando con clara molestia en el suelo.
-¡Oye, mini-leona! ¡¿No quieres balbucear tonterías para mí también?!- exclamó en voz alta.
-¡Papá, papá!- también lo llamó, a lo que Senku alzó la barbilla altaneramente y agitó la mano hacia Kohaku para que se hiciera a un lado y le dejara espacio para hablar también.
La niña siguió balbuceando mientras sus dos padres se derretían frente al auricular y el micrófono, diciéndole palabras dulces también, hasta que la escucharon bostezar.
-Oh, cierto…- Kohaku hizo una mueca de tristeza. -Hoy la despertamos más temprano de lo normal… mi bebita debe tener mucho sueño.- prácticamente lloriqueó.
-Mierda…- Senku también se vio deprimido, antes de suspirar. -Bien, no debería tomarme mucho tiempo hacerte mis preguntas, Ruri. Luego de responder puedes ir a dormirla.-
-Oh, muy bien. No hay problema, ya la alimente. ¿Qué quieres saber, Senku-san?-
Muy serio, Senku le explicó lo que Soyuz les había dicho, preguntándole luego si ella sabía algo al respecto.
-¿No hay nada en las cien historias que hable acerca de esto?-
-No… no hay nada en las cien historias, pero…- hubo una breve pausa. -¿Tal vez sean… parientes lejanos de la Aldea Ishigami?-
Senku sonrió complacido al escuchar eso.
-Aunque sea una simple hipótesis, has dado en diez billones por ciento en el clavo. -Sí lo pensamos lógicamente, es la opción con más posibilidades.-
-Creo que tienes razón…- murmuró pensativa. -El deseo del creador de las cien historias era: "un día, vayan a Japón".- les recordó.
-Tiene sentido.- Ryusui chasqueó los dedos con una sonrisa emocionada.
Entre él y Senku supusieron que probablemente los descendientes de los astronautas estuvieron por miles de años intentando cruzar los océanos pero fracasaron hasta que un día decidieron tomar el riesgo y de alguna forma tuvieron éxito al cruzar el mar y llegar a Japón. Aunque obviamente no iban a ser tan idiotas para arriesgarse a llevar a toda su población en un viaje tan peligroso y por eso se dividieron en dos, razón por la cual había una población en Japón, la Aldea Ishigami donde nació Kohaku, y la población de la isla donde nació Soyuz.
Todos comenzaron a hacer comentarios, excepto por Chrome que se quedó pensando con rostro muy serio, antes de finalmente voltear hacia sus amigos con una mirada llena de nerviosismo y un toque de temor.
-¿Qué tal si el hombre del WHY está allí? ¿Qué tal si está en esa isla?-
Todos lo observaron con pánico y temor ante esa posibilidad, y de inmediato Kokuyo se acercó a Soyuz con una mirada amenazante y comenzó a reclamarle no haber dicho la verdad antes y cuestionar si de verdad era su aliado, pero entonces pareció recapacitar y se disculpó, dándole las gracias por haberles dado la información.
Kohaku sonrió con orgullo hacia su padre y le palmeó la espalda mientras él estaba prácticamente jalándose de los cabellos por la frustración de tener que controlar su rabia. Siempre fue un hombre que gritaba todo lo que pensaba y no contenía sus emociones, así que su hija estaba muy orgullosa de este cambio en él.
-Ah…- su padre suspiró pesadamente. -Desearía haberme despedido de mi nietecita o haberle hablado por el telefóno, pero no quería quitarle tiempo con sus padres…- murmuró deprimido. -Por suerte traje una foto conmigo. La dejé en los dormitorios, iré por ella…- murmuró mientras se acercaba lentamente a la salida de la sala de controles.
Kohaku sonrió enternecida, decidiendo abrir su relicario para observar una vez más la foto de su hija hermosa.
De verdad esperaba que esta misión no durará tanto…
Salió de sus pensamientos al escuchar a Ukyo hacer un comentario acerca de los recursos de la isla del tesoro, diciendo que difícilmente habrían podido lograr crear ondas de radio con tan poco material a su alcance, a lo que Ryusui aseguró que si hubieran podido desarrollar su tecnología a ese punto no habría forma de que se hayan quedado en una isla como esa.
Entonces Ryusui chasqueó los dedos mientras señalaba hacia el frente con una mirada que solo podría describirse como llena de deseo por la aventura.
-¡¿Qué se esconde más allá del horizonte?!- preguntó con ojos brillantes. -¡Quiero ver todo el mundo, quiero saberlo todo!- exclamó mientras tomaba con fuerza el timón. -¡Ese deseo es la única cosa que la humanidad no puede resistir!- bramó a viva voz con una gran sonrisa.
-Yo también…- murmuró Soyuz de pronto. -Siempre he querido saberlo… Sí realmente no soy uno de ustedes ¿entonces a dónde pertenezco? Basándome en los débiles recuerdos que tenía en mente… tome un barco e intenté irme… pero fui volcado durante una tormenta.- sus ojos se llenaron de frustración y algo más que Kohaku no supo descifrar. -Pero… si lo hubiera descubierto ¿qué habría hecho? Aunque hubiera encontrado la isla a este punto realmente no habría cambiado nada, no habría significado nada. Y aun así yo solo… quería saberlo….-
Todos lo observaron en silencio por un momento, impresionados por la fuerza de sus emociones, hasta que Senku finalmente habló.
-Es cierto. El querer saberlo… Esa curiosidad… esa es la fuerza motora original detrás de toda la ciencia.- dijo con una sonrisa llena de empatía que hizo que todos sonrieran también.
-Así que, querido Soyuz-chan~- Gen se unió al discurso de Senku con una mirada igual de extrañamente amable en su rostro. -Has sido uno de nosotros todo este tiempo, ¡un miembro del reino de la ciencia!~-
Soyuz los observó con los ojos cristalizados, viéndose sumamente conmovido.
Su padre, que todavía no se había marchado debido a que daba pasos demasiado lentos, volteó hacia Soyuz y le sonrió con comprensión, antes de finalmente irse.
Kohaku solo pudo sonreír conmovida.
-No importa cuántos días remará, nunca vi ninguna isla.- murmuró Soyuz con la mirada perdida en el techo de la sala, con una sonrisa nostálgica. —Pero… con el barco científico… ¡estoy seguro de que la encontraremos!- dijo con más optimismo que nunca antes.
-¡Será más rápido de lo que crees!- Kohaku se le acercó con una sonrisa alegre, antes de voltear hacia Senku. -¿Cuántos días quedan para que lleguemos a la isla del tesoro?-
-Estaremos allí en solo unas horas más.- dijo Ryusui simplemente mientras Senku sonreía con orgullo al ver las caras de incredulidad y sorpresa de todos.
-¡Qué rápido!- exclamó asombrada Kohaku, pero rápidamente sonrió con tanto orgullo como Senku. -¡Ja! ¡El mar que nuestros antepasados cruzaron arriesgando sus vidas… lo recorreremos en un abrir y cerrar de ojos!- exclamó con mucho entusiasmo mientras compartía una sonrisa con Soyuz, que de inmediato se animó mucho también.
-¡Nuestro barco Perseo es toda una locura!- Ryusui también se sumó al discurso orgullo sobre su creación.
Después de que Soyuz les indicara una ruta, Ryusui dejó a Ukyo a cargo del timón y salieron de la sala de controles para ir a ver cómo estaba la tripulación, aunque Kohaku alcanzó a tomar la muñeca de Senku antes de que se fuera siguiendo a Ryusui y Kaseki.
-¿Qué sucede, leona?- la miró preocupado. -¿Estás bien? ¿Algo que necesites?-
-Eh… no, no realmente.- apartó la mirada. —Solo quería… hablar… pasar un tiempo juntos… Algo como eso.- sonrió un poco tímidamente. —Como no queda mucho tiempo para que lleguemos… me gustaría pasar un poco de tiempo juntos… si no estás ocupado y si quieres, claro, de verdad no es necesario que…- calló cuando él tomó su muñeca. -¿Senku?-
Él le hizo un gesto de silencio y comenzó a arrastrarla hacia el interior del barco, caminando un buen rato hasta que llegaron hacia el lugar donde estaba el laboratorio. Apenas llegar allí, Senku la invitó a entrar, cerró la puerta y de inmediato unió sus bocas en un beso que la dejó sin aliento, pero que rápidamente correspondió con todo su entusiasmo.
-Diez billones de puntos para ti por recordarme que probablemente esos bastardos no nos dejarán estar solos mucho tiempo.- rió contra su boca. -¿Qué dices? ¿Quieres volver a jugar el juego de "el que hace ruido pierde"?-
Con los ojos muy abiertos, Kohaku ni lo pensó dos veces y se lanzó sobre él, provocando que perdiera el equilibrio y ambos acabarán en el suelo del laboratorio, pero ni eso impidió que continuaran besándose, al menos hasta que un pequeño pensamiento invadió la mente de Kohaku.
-¿Trajiste condones?- preguntó sonrojada.
En toda respuesta, Senku sonrió traviesamente.
-¿Por qué crees que te traje al laboratorio? Aquí tengo una dotación para meses.- rió con malicia antes de volver a besarla.
Sin embargo, Kohaku se apartó.
-P-pero… ¿Qué pasará sí alguien viene?- Senku rodó los ojos.
-El único que posiblemente tendría interés en venir aquí es Chrome, pero no sin mí, así que despreocúpate y deja de interrumpir ¿quieres? Tú misma lo dijiste, nos quedan pocas horas.- volvió a sonreír traviesamente mientras bajaba sus besos a su cuello, arrancándole suspiros que la hicieron olvidarse por completo de todo lo demás.
Le gustaría decir que fueron completamente silenciosos, pero la mera verdad no pudo evitar unos cuantos grititos que la mataron de vergüenza al pensar que alguien podría estarlos escuchando…
Y mentalmente le envió una disculpa a Ukyo porque con seguridad él se había dado cuenta de lo que estaban haciendo y otra vez tendría un trauma con ellos por su buena audición.
-No debimos hacer esto aquí…- a pesar de que dijo eso y de verdad se sentía culpable, no podía quitar la gran sonrisa de su rostro.
-Al diablo, valió la pena.- Senku estaba mucho más relajado ahora, aunque visiblemente exhausto. -Pudo haber sido nuestra última sesión de sexo, ya sabes. En cuanto lleguemos a esa isla todo será puro trabajo.- resopló. -Aunque… me alegra que nuestra primera parada sea tan cerca, sabes.- la miró con una sonrisa cansada pero satisfecha mientras acariciaba su cabeza reposada encima de su pecho.
-¿Por qué lo dices?- lo miró curiosa.
-Así es muy probable que las ondas de radio todavía lleguen a Japón.- cerró los ojos. -Aunque no podamos verla… todavía podremos llamar a nuestra mocosa.- sonrió suavemente. -Ella todavía podrá escuchar nuestras voces… No fue una completa despedida… al menos por el momento.- sus ojos brillaron mientras miraba al techo del laboratorio.
-Eso me alegra…- su corazón se sintió mucho más ligero de pronto. -Aunque no será lo mismo pero… al menos podremos seguir comunicados de alguna forma… Ya la extrañó tanto y la quiero en mis brazos.- sonrió dolorosamente. -Pero está bien… completaremos esta misión y estoy segura de que pronto podremos volver a verla.-
-Puedes estar segura al diez billones por ciento.- ambos compartieron una sonrisa y un beso. -Volveremos y ya no habrá fuerza dentro de este mundo que nos separé de esa mocosa.- rió contra su boca.
Ella también rió y ambos se sentaron lentamente, limpiando el sudor de sus frentes y acomodando sus ropas lo mejor que podían.
-Sabes… no creo poder mirar a Ukyo a la cara después de esto.- rió avergonzada mientras peinaba su cabello con los dedos para que no se viera tan mal.
-Agh, ya debería estar acostumbrado.- Senku agitó una mano, restándole importancia a sus preocupaciones. -Él vive cerca de la casa de Ryusui, y desde que le di condones a ese bastardo estoy seguro de que él y Francois han estado traumando todos los días a nuestro pobre hombre sonar.- rió maliciosamente.
-No quería saber eso.- ok, ahora ella estaba traumada también.
-Oh, vamos. ¿De quién crees que fue la idea de hacer condones? ¿Y crees que lo sugirió solo por nosotros? No ha admitido nada pero apostaría diez billones de dragos a que sí.-
-Y luego dices que no te interesa el romance.- lo miró burlona mientras se ponían de pie. -Parece que tienes más intuición en eso que yo.-
-Se llama "no estar ciego". Parece que incluso con esa increíble vista no ves lo obvio.- ella lo golpeó en el brazo suavemente, y él se rió burlonamente antes de volver a besarla. —Ya, ya, mejor vuelve a cubierta y revisa en el telescopio si ves tierra o algo. Yo iré allá en unos minutos.- murmuró contra sus labios, a lo que ella asintió un poco atontada, dándole un corto beso de despedida antes de marcharse.
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Cuando Senku volvió a cubierta, se encontró con que su tripulación se estaba desmoronando por náuseas y mareos, vomitando y arrastrándose patéticamente por el piso.
Bueno, era algo normal ya que era la primera vez que cruzaban una distancia tan larga por mar, y afortunadamente había pensado que algo como eso podría pasar y trajo una flor venenosa que con un poco de trabajo químico y administrándola en cantidades pequeñas logró calmar el malestar de su tripulación.
Luego de encargarse de ese problema, una tormenta comenzó, poniendo a todos en estado de alerta hasta que Ryusui les aseguró que no había nada que temer con él a cargo de ese barco. No obstante, Senku vio esta oportunidad como perfecta para aproximarse a posible terreno enemigo.
Rápidamente le gritó a todos que debían aprovechar este periodo en el que difícilmente podrían ser detectados para encontrar la isla del tesoro.
Finalmente, luego de menos de una hora, finalmente divisaron el contorno de una isla que Soyuz de inmediato reconoció.
Senku de inmediato rió emocionado al vislumbrar aquella isla.
-¡Al fin hemos llegado, Byakuya! ¡Hemos llegado a la isla del tesoro!- exclamó emocionado para sí mismo, antes de subir la voz todavía más para que todos pudieran escucharlo. -¡Estén preparados para lo que sea, porque puede pasar literalmente cualquier cosa!- después de gritar eso, volvió a sonreír, lleno de emoción. -Siento que me estoy emocionando.- definitivamente encontraría cosas muy interesantes en esa isla, de eso estaba diez billones por ciento seguro. Y honestamente no podía esperar… pasará lo que pasará, iba a superar lo que sea y regresaría triunfante a Japón, a su hogar... con su pequeña leoncita esperándolo.
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Kohaku sonrió emocionada al vislumbrar la isla, bajando de su puesto para poder ir a compartir su entusiasmo con todos, aunque los comentarios de lo que podría estarlos esperando allí volvieron a ponerla nerviosa. Y cuando Chrome dijo tan seguro que al menos superaban a sus enemigos con la cienca, dudo un poco, pero Ukyo le aseguró desde la sala de controles a través del comunicador que sí ellos tuvieran un radar hace tiempo que los habrían detectado, así que podían estar casi completamente seguros de que tenían la ventaja de la ciencia, como Senku aseguró.
Senku dijo que lo mejor era ocultar el barco entre unos acantilados antes de que la tormenta amaine, y que no tenían ninguna razón para temer encayarse gracias al sonar y la gran habilidad de Ukyo para manejarlo.
Para cuando llegaron a esos acantilados, el cielo ya se había despejado de forma considerable y pareciera que pronto no habría ni una sola nube a la vista. Ryusui de inmediato quiso subir los ánimos de todos ofreciendo dinero por el buen trabajo que hicieron durante la tormenta, pero Senku de inmediato intervino diciendo que no tenían tiempo para eso, ya que si se quedaban mucho tiempo allí sin dudas los descubrirían.
-¡Tenemos que darnos prisa y enviar un equipo de reconocimiento!- dijo con rostro serio.
Ryusui por alguna extraña razón estrelló con fuerza un barril en el suelo antes de decir que sería mala idea que fueran muchas personas a la isla, a lo que Senku estuvo rápidamente de acuerdo, diciendo que lo mejor sería encontrar el platino por su cuenta pero que sino lo lograban no tendrían más opción que preguntarle a los nativos, asi que lo mejor era que no pensarán que intentaban atacarlos o algo así.
Ryusui rápidamente decidió que lo mejor sería enviar a cuatro personas: Senku, Kohaku, Gen y Soyuz. Un científico para reconocer el platino, la mejor guerrera con la que contaban para su seguridad y aparte una gran visión, y los últimos dos en caso de que tuvieran que negociar con nativos, debido a las habilidades del mentalista y que Soyuz también era nativo.
Fueron en la lancha motora hacia la isla, teniendo que trepar por los acantilados al arribar.
-¿Seguro que no quieres que te cargue?- le preguntó Kohaku con una sonrisa burlona a su esposo al verlo mirar con cansancio todo lo que tenían que escalar.
-No, yo puedo.- alzó la barbilla orgullosamente y comenzó a escalar por delante de ella.
Kohaku encogió los hombros y lo siguió, impresionándose cuando él realmente pudo subir el acantilado solo sin ningún tipo de ayuda, aunque llegó a la cima jadeando pesadamente pero eso fue mucho más de lo que había esperado de él.
-Realmente tanto cargar a nuestra bebé te ha hecho más fuerte ¿eh?- le ofreció un trago de agua mientras descansaban junto a los árboles por un momento.
-Un acantilado no es nada en comparación a esa niña haciendo volteretas en mis brazos.- los dos rieron tiernamente al recordarla, antes de que sus hombros se hundieran.
-Vamos, este no es momento para que se depriman.- Gen los miró con gotitas bajando por su sien. -Tenemos que empezar con la misión de reconocimiento.-
-Hablando de eso ¿por qué no vino Ukyo con nosotros?- preguntó Kohaku. —Habría sido útil tener su oído combinado con mi visión.-
-Tiene que trabajar en el radar… dijo que quería analizar el suelo del mar o algo así.- contestó Gen con una mirada curiosa hacia el barco.
-En fin, continuemos.- una vez Senku recuperó el aliento, les hizo una seña para que siguieran avanzando. -¿Podrías darme el telescopio por un momento, leona? Quiero examinar las características del terreno aparte de buscar la nave Soyuz o a los nativos.- le pidió a su esposa mientras seguían avanzando, a lo que ella rápidamente le dio el aparato.
-Bien, pero no me digas leona.- él la ignoró, adelantándose un poco para mirar de un lado a otro, buscando quién sabe qué cosa.
Kohaku siguió mirando al frente y a los costados mientras caminaban, intentando buscar algún rastro de las personas viviendo allí, hasta que, luego de unos minutos, algo brilló en el rabillo de su ojo y ella de inmediato volteó en esa dirección, dándose cuenta allí estaba el barco Perseo.
Pero ¿qué podría haber sido esa luz? ¿Tal vez solo se deslumbró por el sol? Aunque el sol no estaba en esa dirección pero… ¿qué más podría haber sido?
-Me pareció ver algo brillante desde la dirección del barco.- decidió decir en voz alta. -Aunque no estoy segura de qué pudo ser. ¿Tal vez fue solo mi imaginación?-
Ante esas palabras Gen tomó el teléfono para llamar al barco, pero nadie contestó.
-Parece que hay mala cobertura aquí, para que nadie conteste.- de repente observó un pequeño risco cercano y le hizo una seña a Soyuz para que lo siguiera en lo que caminaba hacia allí. —Mejor vayan adelantándose, Senku-chan, Kohaku-chan. Nosotros subiremos aquí para volver a intentar llamar.-
Senku sonrió al ver a sus dos compañeros alejarse rápidamente.
-Típico mentalista, buscando excusas para dejarnos solos.- rió entre dientes. —Ya no sé cuándo lo hace a propósito o es simple coincidencia.-
-Ja, no es como si estuviéramos de vacaciones.- siguió muy atenta a su entorno. —Será mejor encontrar el platino cuanto antes para poder seguir nuestra misión y regresar pronto a casa.- hizo una mueca. —Creo que nuestra bebé acaba de despertarse de su siesta y tiene hambre.- se abrazó a sí misma por un momento, antes de asentir. —Sí, definitivamente tiene hambre. Hmm, espero que Ruri-nee se dé cuenta. ¿Recuerdas que a veces no llora para avisarnos que está hambrienta?- se preocupó.
-Eso es porque la pequeña distraída se queda mirando cualquier cosa.- rió por lo bajo. —Pero tranquila, ya le dimos diez billones de instrucciones a tu hermana. Estoy seguro de que está haciendo un buen trabajo.- dijo con calma, antes de pestañear con confusión. -¿Y tú por qué estás tan segura? ¿Tu sensor de "mamá leona" no tiene un límite de alcance o qué? ¿Tiene cobertura internacional?-
-No entiendo nada de lo que dices.- lo miró mal. —Y estoy segura porque se me llenaron los pechos.- se los apretó como para hacer su punto. —Solo se me llenan cuando tiene hambre, así que estoy diez billones por ciento segura.- dijo sin ninguna duda mientras seguía mirando a su alrededor.
Senku la miró mal.
-Sigo molesto porque no me hiciste caso y no cortaste la lactancia poco a poco. Como nuestra mocosa se niegue a beber de los malditos biberones te mataré. Lo mismo aplica si empiezas a tener dolores o te infectas.- la regañó con una mirada severa, haciendo que ella riera nerviosamente, hasta que algo llamó su atención.
-¡Allá, Senku!- gritó triunfante, antes de echarse a correr. Él la siguió a duras penas, preguntándole si había encontrado algo. -¡Sí, encontré una pista!- dijo felizmente, antes de inclinarse sobre una rodilla y señalarle la cáscara desechada que vio a lo lejos, una obvia evidencia de que los habitantes de la isla debían estar cerca. Senku la felicitó por su gran visión, pero ella de inmediato lo miró con preocupación. -¿Pero ahora cómo vamos a seguirlos?- una sola pista como esa no alcanzaba para encontrarlos.
-Eso no es un problema en lo más mínimo.- aseguró Senku entre risas. —Tendremos que sacar una confesión de la escena del crimen ¡y es diez billones por ciento seguro que podremos seguir el rastro de los culpables! ¡Hora de empezar con la ciencia!- sonrió otra vez de esa forma maniática que Kohaku nunca acababa de decidir sí lo hacía ver más atractivo o más psicópata.
-¿Y qué necesitamos para...?...- no acabó de hablar cuando escuchó a Gen y Soyuz correr desenfrenados hacia ellos.
Ambos voltearon a verlos con sorpresa, preocupándose inmensamente al notar las expresiones horrorizadas en sus rostros.
Muy nervioso y todavía asustado, Gen les explicó lo que vieron.
Todos en el barco habían sido petrificados. Lo habían visto claramente a través del telescopio. Ryusui, Francois, Chrome, Kaseki… todos, todos fueron petrificados.
Kohaku jadeó horrorizada y pudo ver de reojo el rostro lleno de ira de Senku, pero rápidamente crujió los dientes, desenvainó su katana sin siquiera pensarlo dos veces y salió disparada en dirección al barco, solo para casi tropezarse al sentir un sorpresivo tirón en su pierna, impidiéndole avanzar.
¡El bastardo de Gen había atado su tobillo con una cuerda!
-¡Sabía que esto iba a pasar!- exclamó el bastardo. -¡Sabía que en cuanto lo escucharas ibas a volverte loca y actuar sin pensar!-
-¡¿Por qué me detienes?!- volteó a verlo con el rostro rojo de la ira. -¡Tenemos que salvarlos!-
-¡Todos en el barco estaban convertidos en piedra, no podemos entrar en pánico ahora! ¡Todo depende de nosotros cuatro! ¡Sí el enemigo sigue en el barco y nos convierte en piedra todo se acabará! ¡¿Y cómo volverás con tu hija entonces?!- Kohaku crujió los dientes otra vez, pero él tenía un punto.
Antes de que pudiera aceptar su error, Soyuz de repente empezó a gritar, sujetándose la cabeza desesperadamente.
-No… ¡No! ¡No podemos acercarnos! Cuando vi a todos los del barco convertidos en piedra… me trajó un viejo trauma a mi mente…- abrió los ojos, sudando frío, completamente horrorizado. —Cuando era solo un bebé y dejamos la isla… estábamos huyendo de la gente convirtiéndose en piedra… por algo…- todos lo observaron en silencio. -No... no puedo recordarlo todo… Solo lo vi una vez. Lo siento.-
Kohaku de inmediato le sonrió con comprensión.
-Descuida, estamos hablando de algo que viste cuando eras muy pequeño ¿no?-
-Que puedas recordar un poco ya es una hazaña increíble.- aseguró Gen.
-Más bien… esta es una pista valiosa.- Senku sonrió ladinamente. -¡Nada mal, Soyuz! En otras palabras, ahora mismo en la isla del tesoro… hay una fuerza enemiga activa intentando volver a todo nuestro reino de la ciencia en piedra… Y además… es muy seguro que hay una fuerza amistosa que podría ayudarnos a escapar de la petrificación.- sonrió emocionado al mirar a la cáscara de antes.
-¡Es cierto!- Kohaku casi se había olvidado de eso. —Sí podemos encontrar a uno de los habitantes de la isla que la conozca bien, entonces tal vez podamos encontrar la ubicación del tesoro gracias a ellos. ¡Y sí podemos conseguirlo no solo podremos salvar a todos nuestros amigos en el barco, sino también a toda la humanidad!- sonrió esperanzada.
Senku dijo que no era seguro que quién dejó las cáscaras sea un aliado, pero era mejor encontrar a esa persona y obtener la información que pudieran, sea amigo o enemigo, ir detrás de su rastro era mejor que dar vueltas a lo idiota en la isla sin tener idea de nada.
Pronto, Senku empezó con su ciencia y usando lo poco que había traído consigo desde el barco logró conseguir algo llamado "huellas dactilares", y de alguna forma con eso logró descubrir que la persona que dejó las cáscaras era una mujer de estatura media y peso medio. Luego le pidió a Gen que sacará un perfil psicologico o algo así, y este de inmediato dedujo que era una mujer joven, y en medio de sus suposiciones logró encontrar un cabello de la chica a la que buscaban, que Senku de inmediato tomó y dijo que iba a ponerlo en una centrifugadora. Dicha centrifugadora resultó ser Kohaku, como Senku señaló tan alegremente.
Le explicó lo que tenía que hacer y ella lo hizo más que dispuesta, feliz de volver a ser útil para sus experimentos y trabajar en equipo. El embarazo y cuidar de su hija la había mantenido muy ocupada y extrañaba un poco este tipo de cosas, más ver la sonrisa orgullosa y complacida de Senku luego de que ella hiciera su trabajo de manera eficiente.
Luego de que girará a gran velocidad la muestra de Senku, él la metió bajo un microscopio y pudo detectar por el polen o algo así que la chica vivía en las montañas más al interior de la isla.
Kohaku se impresionó por el trabajo de los dos hombres de la era moderna, pero ahora, ya con toda la información que habían reunido, fue su turno de ponerse a trabajar en su campo.
Rápidamente brincó a los árboles, balanceándose de uno hacia otro hasta que finalmente detectó algo con su vista y se trepó de forma más sigilosa hacia una gruesa rama alta, haciéndole una seña a su esposo y sus amigos de que guardaran silencio.
Había encontrado a la chica, estaba dándoles la espalda, pero claramente era joven. Tenía un vestido bonito y el cabello castaño oscuro rizado.
Kohaku llevó una mano hacia su katana, muy consciente de que esta chica podría ser su enemigo y tener una forma de petrificarlos como a sus amigos, cosa que no podría permitir de ninguna manera. No dejaría que nadie la convirtiera en estatua, no con su hijita esperando por ella en Japón.
Decidió bajar sigilosamente del árbol para preguntarle a Senku qué deberían hacer, cuando de repente tres tipos con ramos de flores aparecieron de la nada, suplicándole a la chica que se casara con uno de ellos.
De alguna forma, eso hizo que Kohaku se relajara y sonriera. Tenía el presentimiento de que esa chica quizás sí podría ayudarlos a encontrar el tesoro.
Soyuz pareció quedar encantado con la belleza de la joven isleña, Gen parecía ya estar planeando formas de sacarle información, mientras que Senku de inmediato puso cara de hastío y repulsión.
-Como sea. ¿Esperaremos a que terminen con su asunto antes de hacer nuestro movimiento?- parecía muerto de ganas por mandar al diablo la propuesta de matrimonio de los tres e interrumpirlos para preguntarles por el platino.
-¡Lo mejor es esperar!- dijo Kohaku rápidamente, sin siquiera mirarlo. —Nos servirá como… eh, investigación de su naturaleza. ¡Veamos cómo acaba!- no pudo evitar mirar con mucho interés la escena.
-¿Por qué parece que estás emocionada?- preguntó Gen un poco incrédulo.
Kohaku se hizo la tonta y no contestó. Honestamente, siempre le llamaron la atención los romances… no su propia vida romántica, pero sí los romances de los demás. No por nada era probablemente la mayor interesada en que Chrome y Ruri se casarán de una vez. A veces hasta creía que ella estaba más interesada en eso que los mismos Chrome y Ruri.
-Apuesto que a ti te encantarían los shojos.- se burló Senku mirándola con resignación.
-No sé de qué hablas pero cállate.- le chitó, esperando por la respuesta de la chica.
Sin embargo, apenas la chica empezó a actuar con excesiva timidez y a decir cursilerias, a lo que los hombres empezaron a desvivirse de amor, Kohaku rápidamente perdió el interés.
Ugh, la historia de amor de Chrome y Ruri era mucho más hermosa.
Volvió a prestarle atención a la chica al verla llorando.
-Mi futuro estará sellado mañana. Es mi destino casarme con el Cabeza del Harén. ¿Lo entienden, no? Ya saben en que nos convertirán si no lo hago…- eso de inmediato puso alerta a los cuatro recién llegados.
Los tres hombres se fueron llorando y Senku de inmediato se mostró complacido por la información que habían obtenido al escuchar esa conversación
Gen de inmediato empezó a maquinar maneras de convencer a Amaryllis, la chica con muchos pretendientes, de cooperar, y diciendo que la primera impresión era importante.
Sin embargo, Senku no dudo ni un segundo en salir de detrás de los arbustos en los que habían estado y acercarse a la chica una vez estuvo sola.
-¿Dónde está el Soyuz?- preguntó como si nada, rascando su oído con el meñique.
-¡ESO HA SIDO MUY DIRECTO!- se quejó Gen de inmediato.
Kohaku de inmediato sonrió con resignación, para nada sorprendida de la actitud de su marido.
-Senku siempre es así, pensando solamente en la eficiencia.- bien lo sabía ella. Aunque le encantaba eso de él, a veces esa actitud les dio unos cuantos problemas… Pero el punto aquí era obtener la información rápidamente para salvar a sus amigos. -¡Ja! No importa lo que piense esa chica, sí va darnos problemas simplemente le pondré mi espada en su cuello para conseguir la información necesaria, sí con eso podemos salvar a todos en el barco.- sonrió secamente, ya comenzando a desenvainar su katana.
-Sí es por tus amigos realmente no dudarías en hacer eso ¿eh, Kohaku-chan?- Gen se vio un poco perturbado. -No quiero ni imaginar lo que pasaría si alguien amenazará a Tsukiku-chan.-
La chica miró confundida, y un poco asustada, a Senku, quedándose en silencio un momento antes de finalmente hablar.
-¿Quién eres?- hizo otra pequeña pausa. -¿Me vas a llevar con el Cabeza? Se supone que sería mañana…-
-¿El Cabeza? ¿Puedes recordar algo de eso, Soyuz-chan?- murmuró Gen hacia el isleño que había crecido en la aldea.
Y, de repente, Amaryllis se lanzó a abrazar a Soyuz, preguntándole si era el cabeza y luego desviviéndose prácticamente a sus pies, diciéndole que le gustaba y halagando todo sobre él.
Casi de inmediato, Soyuz enrojeció por completo y cayó redondito al suelo.
Le tomó un tiempo recuperarse, pero apenas lo hizo le explicó a Amaryllis que él no era el Cabeza, lo que llamó la atención de Kohaku. ¿Qué tan importante era el Cabeza? ¿Era como el líder o algo así?
-¿El Cabeza? ¿Eso es como el jefe?- se preguntó en voz alta. Al ver que nadie decía nada, supuso que su suposición era correcta y de inmediato sonrió y señaló a Senku con una mano. —Supongo que en ese caso, este hombre es el Cabeza de nuestro grupo.-
Y entonces Amaryllis hizo algo que dejó a Kohaku congelada en su sitio, con la boca abierta.
¡Esa miserable se lanzó a abrazar a SU esposo!
Gritando que él le gustaba, para colmo.
Empezó a intentar hacer llover halagos sobre él, seguramente para seducirlo como la desgraciada roba maridos que era. ¡Casi estaba poniéndole los pechos en la entrepierna! ¡Y eso era suyo, maldita sea!
Cuando mencionó la "mirada intelectual" de SU esposo, Kohaku comenzó a llevar su mano al mango de su espada una vez más, con una sonrisa aún más psicópata que cualquiera que Senku haya hecho antes.
-¡D-desde que te he visto yo me he ena...!...-
-Sí, sí, como sea ¿dónde está el tesoro?- él la interrumpió groseramente, con el rostro repleto de desagrado y fastidio.
Kohaku apartó la mano de la katana, resoplando, pero no pudo evitar seguir molesta.
-¡Oye! ¡Ese es MI esposo!- le reclamó furiosamente.
Amaryllis se mostró sorprendida.
-Oh… entonces no puede ser el cabeza. Hace años que no se le conoce ninguna esposa.- murmuró pensativa. -¡Y l-lo siento mucho! No sabía que era tu marido, mis disculpas.- volvió a poner una cara de niña dulce mientras sonreía nerviosamente. -¿Ustedes no fueron enviados por el Cabeza? ¿Entonces de qué aldea...?...- antes de que terminara su pregunta, oyeron un escándalo a lo lejos y la isleña de inmediato salió disparada en esa dirección.
-¡¿A dónde vas, Amaryllis?!- preguntó confundida Kohaku, ya que todavía necesitaban sacarle información.
-¡A mi aldea!- gritó en respuesta, a lo que ellos decidieron seguirla.
Resulta que varios hombres estaban planeando una revolución contra el Cabeza, cosa que según Amaryllis sería inutil ya que en un segundo podría convertir en piedra a toda la aldea. Kohaku de inmediato entendió la gravedad de la situación y sugirió cortarlos para frenarlos, siendo esa la única forma que encontró para detenerlos, sin embargo Senku de inmediato salió con una forma científica mucho más inofensiva, algo que llamó "gas lacrimógeno".
Eso hizo que toda la aldea les diera la bienvenida gracias a que pusieron a los idiotas imprudentes bajo control, y Amaryllis también se impresionó y entonces dijo algo que dejó a los cuatro con la boca abierta.
-Yo… conozco el secreto detrás del rayo petrificador.- admitió con la cabeza gacha. Luego les contó que quería ser la chica más hermosa de la isla para lograr casarse con el Cabeza y poder derrocarlo gracias a lo que sabía. Entonces volteó hacia Senku y le tendió su mano. -Necesito tu poder. Esa brujería o como le llamen… ¡Por favor, pelea a mi lado! Tu mujer dijo que sus amigos están petrificados ¿verdad? En ese caso ¡trabajemos juntos!- lo miró decidida. —Les contaré todo lo que sé.-
Senku la miró en silencio por un momento, antes de sonreír.
-¡Trato hecho!-
Esta sin duda sería una historia interesante… El secreto de la petrificación… algo que ni siquiera Senku sabía, estaba a punto de ser desvelado.
.
Ruri suspiró con cansancio mientras caminaba en dirección a la casa de la familia Ishigami cargando muchas bolsas en sus brazos mientras jalaba una carreta con todavía más cosas.
Probablemente debería haber ido llevando sus cosas poco a poco desde antes que su hermana y su cuñado zarparan, pero no se le había ocurrido para nada. Para colmo las cosas se habían agitado un poco desde que los demás zarparon, ya que todo el mundo quería sentirse útil y empezaron a trabajar sin mucha organización que se diga, provocando unos cuantos incidentes hasta que Ruri finalmente pudo hacer que su sobrinita se durmiera y les pidió a todos que descansaran y ya mañana se organizarían para trabajar mejor.
Ahora estaba casi atardeciendo y ya se sentía muy cansada. Era una pena que, según Kohaku, Tsukiku tendía a dormirse un par de horas después del atardecer, así que probablemente no podría dormir temprano ese día. Ni dormir mucho, para el caso.
Pero bueno… todo sea por su linda sobrinita… La pobrecita había estado llorosa todo el día, solo la vio tan alegre como de costumbre cuando sus padres le hablaron por teléfono.
La entristecía saber que no podría llamarlos demasiado, ya que seguramente estarían ocupados y tendrían que esperar a que ellos las contactaran. Tendría que esforzarse mucho por su sobrinita, pero estaba más que dispuesta.
-¡Ruri!- Jasper se le acercó de pronto a medio camino de la casa, sorprendiéndola. -¿Quieres que te ayude a cargar eso?-
Ella lo miró en silencio por un momento, con los ojos muy abiertos.
-¿Tú no estabas con Tsukiku-chan?-
Jasper también abrió mucho los ojos.
-¿No está Turquoise con ella?- Ruri jadeó horrorizada ante esa pregunta.
-¡Acabo de volver de la aldea y ella está allá!-
Ambos se quedaron completamente quietos por un segundo, antes de salir disparados corriendo a la casa a toda velocidad, repletos de pánico.
Llegaron y abrieron la puerta de golpe, corriendo por las escaleras hasta la habitación de Tsukiku, esperando encontrarla allí todavía dormida.
"Por favor, por favor que todavía esté dormida", suplicó Ruri en su mente.
Llegaron a la habitación y abrieron la puerta suavemente, asomándose a la cuna de inmediato, solo para jadear horrorizados.
La cuna estaba vacía.
-No está…- Jasper se llevó una mano a la boca.
Ruri de inmediato sintió sus ojos llenarse de lágrimas.
-¡TSUKIKU!-
Continuara...
Holaaaaaaaaaaaaa! :D
Empezamos con la saga de la Isla del Tesoro! Wuuuuuuu! *w*
Claro que tendré que cambiar algunas cosas para que esto no sea copia y pega del manga xD
Pero tampoco quiero cambiar mucho porque Inagaki es un pinche genio escritor, q ordena todo perfectamente para q las cosas encajen en su lugar como un bellísimo rompecabezas llamado Dr. Stone :'D
Aunq quiero q sepan que de que habrán cambios, los habrá, ya pronto sabrán de qué les habló~ uwu
Espero q este cap les haya gustado! Gracias por todo su apoyo! :'3
Y por fis no olviden darle like a mi pagina de Facebook llamada Celeste kaomy-chan para apoyarme y estar enterados de todas las novedades de mis fics y también unirse al grupo de Facebook llamado Senku & Kohaku! No se arrepentiran ;D
Los amo con todo el kokoro!~
COMENTEN! *o*
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
