Baby Stone.
Capítulo veinticuatro: Dilemas en el mundo de piedra.
Amaryllis les contó la historia de cómo perdió a su familia por el rayo petrificador y cómo es que ella se salvó del mismo.
-El poder de la petrificación… se dice que es la brujería de la familia del gran líder, pero por lo que vi ese día ¡él no estaba en el barco!- dijo muy segura.
-Los guerreros que fueron por ustedes…- Senku estaba muy serio, con una mirada distante y concentrada. —Lanzaron un tipo de arma al aire…-
-¡Así es, estoy muy segura!- afirmó Amaryllis, para luego decirles que todos creían que ese poder era del Cabeza y que así puso a todos bajo su control. -Pero… Sí la petrificación es un arma ¡todo lo que tenemos que hacer es robarla!- sonrió esperanzada, para luego adoptar una pose coqueta mientras miraba a los tres hombres presentes en su choza. —Es por eso que me haría muy feliz que me prestaran su fuerza… Nunca había escuchado de alguien tan inteligente y confiables como ustedes… así que perdónenme sí soy un poco tímida… No puedo contenerme…- pestañeó coquetamente.
Soyuz casi muere de pena allí mismo, pero Senku solo rió burlonamente.
-Ya es suficiente de ese pequeño teatro tuyo. Nuestro objetivo es el mismo, también hemos venido aquí por la fuente de la petrificación.-
-¡¿Cómo es posible que no funcione contigo?!- chirrió Amaryllis, solo para que Kohaku tomará su hombro, con fuerza.
-¿Algún problema con que MI esposo no caiga en tus trucos, Amaryllis?- le sonrió un poco demasiado dulcemente.
Ella se estremeció de inmediato, negando con la cabeza.
-Je, je… lo siento.- sonrió casi temblando, sudando profundamente.
Senku no les prestó atención, más concentrado en todo lo que acababan de averiguar.
Kohaku se preocupó al escuchar que sí la petrificación fuera magia la humanidad no tendría oportunidad, pero entonces Senku dijo que, gracias a la historia de la isleña, habían conseguido saber que la petrificación tenía un radio de acción, era una arma arrojadiza que también podía petrificar al usuario y al arrancar la parte petrificada rompías la cadena de reacción. Y apenas acabó de decir eso, Senku sonrió extasiado de la emoción.
-La petrificación… tiene normas.- sus ojos se llenaron de seguridad. —Si sigue unas reglas entonces es totalmente ciencia. Y sí estamos luchando con ciencia… no perderemos.-
Todos lo observaron en silencio, y Kohaku en especial sintió esas palabras marcarse en su mente en lo que su corazón se aceleraba.
Vaya… sí que amaba a ese hombre, incluso aunque ahora se veía un poco aterrador con esa sonrisa de psicópata.
Carraspeó y se puso en pie lentamente, decidida a ayudar a Senku en todo lo que pudiera para ganar esta batalla y así salvar a sus amigos.
-Amaryllis, ¿dijiste que la gente del Cabeza vendría mañana, verdad?-
-Sí.- asintió y les contó que la llamada "Selección" se llevaba cada año para elegir a chicas guapas sobre los dieciocho años para formar parte del harem del palacio, aunque daba igual si las chicas querían o no. Y ella iba a ser elegida debido a su belleza para así salvar a todos y robar el arma petrificadora.
-Pero aunque los hombres caigan ante tus encantos la que tenía el arma petrificadora era la chica guerrera llamada Kirisame ¿no?- preguntó Kohaku, comenzando a preocuparse por aquel plan.
-Así que si no llevas contigo a alguien que pueda desenvolverse en una batalla real sería una tarea imposible.- señaló Gen también comenzando a preocuparse.
-¿Pero dónde podría encontrar a una chica que pueda pelear y a la que pueda llevar al palacio conmigo?- Amaryllis se vio tan preocupada como frustrada. -¡¿Dónde podría encontrarla?!-
Casi de forma automática, las cabezas de los tres hombres presentes se voltearon hacía la mujer rubia, que rápidamente captó en lo que debían estar pensando.
-¡Ah, ya veo!- sonrió emocionada, estrellando su pie en la caja en la que antes estuvo sentada. -¡Así que todo lo que necesitamos es que me elijan mañana en esa selección de chicas!- todos se quedaron en silencio, mientras que Kohaku solo estaba contenta de finalmente tener un plan para empezar a trabajar en salvar a sus amigos. -¡Solo necesitamos que me elijan por ser guapa!- cruzó los brazos con una gran sonrisa.
-Eh…- Gen apartó la mirada, sumamente tenso. —Eso será difícil…- tosió incómodamente. —Acabas de destrozar esa caja…- su rostro se desencajó en una mueca de resignación y un poco de pánico. —Y apenas descubran esa faceta tuya nadie te querría cerca del Cabeza…-
-¿Qué se supone que significa eso?- Kohaku lo miró profundamente ofendida, marchando a jalarle una oreja.
-Será una tarea sencilla con ayuda de la ciencia.- dijo Senku con una sonrisa. —Lo lograremos, diez billones por ciento seguro.-
-¿Piensas hacer maquillaje, Senku-chan?- preguntó Gen luego de librarse de Kohaku.
-Sí eso garantiza que la escogerán, la verdad no es tan difícil.- rascó su oído con indiferencia.
-Bueno, realmente no creo que sea necesario…- murmuró el mentalista.
-Ja, ¿y ahora por qué crees que si me escogerán, eh?- Kohaku seguía ofendida.
-Bueno, sí mantienes la boca cerrada… Realmente dudo que te miren a la cara, Kohaku-chan~-
Esta vez tanto Senku como Kohaku lo miraron con las cejas arqueadas.
-¿Qué se supone que significa eso?- esta vez Senku hizo la pregunta.
-Bueno…- volvió a toser. —Ya saben… la maternidad suele cambiar el cuerpo de las mujeres y después de tener a Tsukiku-chan… Kohaku-chan se ha vuelto mucho más…- hizo unos movimientos raros con las manos, señalando al busto y las caderas de la mujer rubia. —Voluptuosa…-
Kohaku se mostró confundida, mirando a su pecho, mientras que Senku de repente miraba a su amigo como sí quisiera matarlo.
-Oh, ¿eres mamá?- Amaryllis se sorprendió. —Que lindo. ¿Cuántos años tiene tu hijo?- ante esa pregunta, Senku y Kohaku olvidaron por completo a Gen y se acercaron a la isleña más que emocionados de hablar de su personita favorita en todo el mundo.
-¡Sí, soy mamá! ¡Y mi bebé es una niñita hermosa! ¡Mira, aquí tengo una foto!- le enseñó su relicario.
-También traje una de bolsillo.- acotó Senku sacando una foto de entre sus ropas y enseñandosela a Amaryllis, que pareció abrumada.
-¿Foto? ¿Es como un dibujo?- pestañeó aturdida, tomando la foto de Senku. —Aww, es tan pequeña y adorable.- también miró al relicario. —Que lindura, tiene una sonrisa hermosa. ¡Quiero apretarle las mejillas!- se derritió de ternura ante la sonrisa orgullosa de ambos padres. —Pero ¿cómo es posible un dibujo tan bueno? Nunca antes vi algo así…-
-Es una fotografía, ¡se toma con algo llamado cámara! Esto se hace con ciencia.- dijo Kohaku muy emocionada. —Tampoco lo entiendo del todo, pero mi bebé siempre sale hermosa en todas las fotografías. Traje otra, mírala, mírala. Aquí tiene coletitas.-
-Aww, es muy bonita. Y se parece mucho a su papá. Felicidades.- le dijo a Senku, que hinchó el pecho con orgullo.
-Ow, mi bebé…- Kohaku se abrazó a sí misma. -¿No podemos llamarla, Senku? Trajimos el teléfono con nosotros…- lo miró suplicante.
-Me gustaría, pero si preguntan por el estado de la misión y se enteran de lo que estamos pasando solo vamos a preocupar a todos allá.- suspiró con frustración.
-Supongo que tienes razón…- su ánimo cayó de pronto.
Ambos miraron al teléfono apoyado contra la pared de la choza, cerca de la entrada.
Justo en ese momento, el teléfono sonó.
Con los ojos muy abiertos, Senku y Kohaku de inmediato se lanzaron a contestar.
¿Tal vez su hija estaba lloriqueando por ellos? No deberían hablar ahora, pero… no podrían hacer nada para evitarlo sí ese era el deseo de su pequeña princesa.
-¿Senku, Kohaku?- ambos se extrañaron al escuchar la voz de Minami y no la de Ruri.
-¿Qué sucede, reportera?- Senku tomó el micrófono con una mirada confundida.
-Dijeron que irían a una isla que no está muy lejos de Japón ¿verdad?- sonaba nerviosa.
-Sí… ya estamos aquí, de hecho.- frunció el ceño. -¿Por qué la pregunta? ¿Sucedió algo?-
—B-bueno, es que…- dudó en hablar. —Es que… Mmm…-
-Dilo de una vez, reportera, ¿cuál es el problema?-
-Lo que pasa es que… su hija…- Senku y Kohaku abrieron mucho los ojos. —Su hija…-
-¿Nuestra hija qué?- Kohaku tomó el micrófono, comenzando a desesperarse.
-Lo siento mucho, pero… Tsukiku desapareció.-
Ante esas palabras, el micrófono cayó de las manos de Kohaku, en lo que ella y Senku se quedaban estáticos, con los ojos muy abiertos y las bocas entreabiertas, completamente horrorizados.
Al verlos congelados, Gen tomó el micrófono, también nervioso y asustado por la princesita.
-¿De qué estás hablando, Minami-chan? ¿Cómo es posible que desaparezca? ¿Qué pasó?-
-No lo sabemos… Llevamos buscándola por horas y no aparece… La… la dejaron sola por un momento y cuando regresaron no estaba en su cuna y… no logramos encontrarla. Todos la estamos buscando y nadie logra encontrarla.- habló llorosa. —Lo siento mucho… Estamos desesperados y no sabemos qué hacer… Así que… sí están cerca ¿no podrían regresar para ayudarnos a buscarla? De verdad que no sabemos qué pudo pasar…-
Gen hizo una mueca, mirando a Senku y luego a Kohaku. Ella estaba con los ojos llorosos, mientras que él comenzó a fruncir el ceño, solo para que de repente su rostro se llenara de ira y tomara el micrófono bruscamente.
-¿Cómo que la dejaron sola? ¡¿Dónde demonios se supone que estaba Ruri?!- exclamó evidentemente molesto.
-Yo… no tengo todos los detalles, lo siento, es que…-
-¡¿Desde hace cuánto que no la encuentran?!- preguntó alterado y más molesto aún.
-Hace unas horas… más de dos, creo…-
-¿Ya han comprobado que todos los aldeanos y gente moderna estén presentes? Alguno de ellos tuvo que habérsela llevado a dar un paseo o una mierda de esas…- crujió los dientes. —Mi hija es muy pequeña, todavía no sabe gatear y mucho menos habría sido capaz de salir de la cuna sola. ¡Alguien tuvo que habérsela llevado! Quiero que los cuenten a todos, que le pregunten a todos. ¡Si alguien falta, ese es el responsable! Sí todos están presentes y nadie sabe nada, entonces llamen de inmediato. Sí la encuentran antes de eso, avisen de inmediato. ¡No pierdan el tiempo, ponganse a trabajar!-
-¡S-sí, Senku! ¡Les daré el mensaje de inmediato y cuando la encontremos te llamaremos!- sin más colgó la llamada.
Senku se quedó con el rostro repleto de preocupación, molestia y frustración, mientras Kohaku seguía con los ojos aguados, confundida e increíblemente angustiada.
-¿Cómo pudo pasar algo así?- preguntó con la voz quebrada. -¿Quién podría llevarse a nuestra bebé?- la sola idea de que alguien hiciera esa maldad a próposito le heló la sangre.
-Debe ser algún tipo de malentendido…- Senku se llevó una mano a la frente, todavía crujiendo los dientes. —Tiene que serlo…- obviamente mil cosas espantosas le estaban pasando por la mente, pero no iba a decir nada frente a Kohaku. —Probablemente alguien la llevó a dar un paseo y se perdió… debe ser una tontería de esas.- cerró los ojos con fuerza, negándose a pensar que pudiera ser algo más.
Al ver el ambiente tan tenso, con la pareja de jóvenes padres muriendo de preocupación y Soyuz y Amaryllis en un incómodo silencio, Gen decidió intervenir.
-¡Bueno, bueno! Lo mejor será seguir con el plan mientras esperamos la llamada ¿no creen? Tenemos que preparar a Kohaku-chan para ser seleccionada mañana.- Kohaku lo miró sin ganas, obviamente incapaz de pensar en nada más que su bebita desaparecida. —Eso nos dejaría un paso más cerca de robar el arma petrificadora y así salvar a nuestros amigos y recuperar el barco en caso de que tengamos que volver a Japón ¿no creen?-
Los ojos de Kohaku de inmediato se iluminaron con determinación.
-¡Cierto! ¡Debemos hacer todo lo posible por recuperar el barco y salvar a los demás! ¡Amaryllis!- volteó a ver a la isleña, que se tensó en su sitio. -¡Necesito tu ayuda! Dime todo lo que necesito saber para ser seleccionada.-
-¡D-de acuerdo! Te ayudaré en todo lo que pueda.- sonrió nerviosamente. —Umm… creo que deberíamos comenzar con la ropa… Tu vestido es lindo pero otro no es del tipo que elegirían para el harem. Lo bueno es que debemos ser de una talla similar… ¡buscaré algo para ti!- revolvió entre sus cosas.
Mientras ella estaba en eso, Senku bajó fuera de la choza, llevando el teléfono en su espalda, y al verlos los demás miembros del reino de la ciencia también bajaron, mirándolo con curiosidad. Él no dijo nada, solo se quedó mirando expectante el teléfono.
Amaryllis bajó con un vestido para Kohaku y ella de inmediato quiso ponérselo, alarmándola tanto a ella como a Soyuz al quitarse su vestido frente a ellos.
Aunque no entendió por qué tanto escándalo, nadie decía nada cuando se quitaba la ropa frente al río o frente al mar.
-Mmm… esto se siente tan incómodo como mis vestidos de embarazada.- se quejó de inmediato al ver ese vestido tan largo y con tanta tela. —Dudó poder pelear bien con esta cosa.- intentó dar una voltereta hacia atrás, solo para encontrarse con Gen gritándole que ese tipo de cosas arruinarían sus planes. Y él también se quejó cuando quiso llevar su escudo y su katana.
-Hay dos opciones.- dijo Gen con la mandíbula tensa al tener que estar lidiando con la poca gracia femenina de Kohaku. —O finges que eres muda y te pones el vestido más ajustado, escotado y corto que tenga Amaryllis, o hacemos ese maquillaje científico. ¡Porque no hay forma de que te escojan de este modo!-
-Lo mejor será el maquillaje.- murmuró Senku desganado. —Tenemos que asegurarnos de que entré al harem pasé lo que pasé. Tendremos que tomar todas las precauciones.-
-Por cierto…- Amaryllis lo miró de reojo. -¿Tú estás realmente de acuerdo con que tu esposa vaya al harem? Quiero decir… es un harem… y ella es tu esposa…- le explicó casi como si creyera que él no había estado enterado del significado de eso antes.
-Sí, sí, ya sé.- rodó los ojos. —No es que esté brincando en un pie de la felicidad pero es parte de la misión, y ella sabe cuidarse sola.- frotó su oído con indiferencia. —Como sea, no tenemos suficientes materiales aquí para hacer el maquillaje, necesitaremos el laboratorio sí queremos avanzar en este plan.- frunció el ceño duramente, mirando de reojo al teléfono.
-¿O sea que tendremos que asaltar el barco?- Gen empezó a sudar profundamente.
-No exactamente… sí quedó algún sobreviviente entonces tendríamos una oportunidad. Además, hay que ver cuánta vigilancia pusieron en el barco. Pero…- volteó de lleno a mirar el teléfono. —No quiero dejar el teléfono solo, en caso de que vuelvan a llamar.-
-Entonces llevémoslo con nosotros.- Kohaku de inmediato se acercó a él y tomó el teléfono, cargándoselo a la espalda.
—Si hubiera que pelear, eso es una mala idea.-
-Entonces no peleemos y ya.- se cruzó de brazos. —Solo será una misión de reconocimiento.-
-Mientras más rápido podamos conseguir el laboratorio: mejor. Tampoco es como que tengamos mucho tiempo.- hizo una mueca.
-¡Ja, entonces vamos de una vez!- Kohaku estaba decidida a hacer todo por salvar a sus amigos y recuperar el barco.
Se dirigieron a donde estaba el barco y, cuando Kohaku vio a sus amigos convertidos en piedra, quiso lanzarse a ayudarlos de inmediato sin siquiera pensar en las consecuencias, pero Gen esta vez ató su muñeca y le recordó que traía el teléfono, aparte de que en general sería una idea terrible.
Vieron a través del telescopio a un anciano muy alto que Amaryllis identificó como Ibara, la mano derecha del Cabeza, y apenas ese anciano se subió al barco comenzó a romper las estatuas de sus amigos.
Y al ver algo así Kohaku no pudo contenerse y corrió cuesta abajo dominada por la ira, rompiendo la cuerda de Gen y bajando con todo y teléfono.
La cordura le regresó a medio camino y rápidamente empezó a tomar pasos más sigilosos, decidiendo que sí pudiera acercarse y gritar tal vez sí quedaba alguien en el barco podría ayudarlos a tomar posesión del laboratorio una vez más.
Sin embargo, la suerte no estaba de su lado ese día, porque una mujer con la descripción que Amaryllis había dado para Kirisame se dio cuenta de su presencia allí y la confrontó.
Kohaku no pudo evitar ponerse en posición de batalla inmediatamente, sorprendida de no haberla notado acercarse, y Kirisame de inmediato la atacó.
La primera patada estuvo muy cerca de su cabeza y destrozó por completo la antena del teléfono.
Kohaku jadeó horrorizada, pero rápidamente se preparó para contraatacar, solo para tropezarse con el estúpido vestido. Y una distracción de aunque sea una fracción de segundo en el campo de batalla siempre era costosa, eso lo sabía cualquier guerrero.
Kirisame de inmediato le encajó una patada en la mandíbula que la hizo estrellar su espalda contra el suelo rocoso, provocando un gran ruido cuando el teléfono se estrelló contra las rocas, abollándose y dañándose en una medida que seguramente era más que fatal.
Se obligó a no entrar en pánico y se defendió lo mejor que pudo para no dañar todavía peor el teléfono, pero ya sabía que no podría vencerla sin su espada.
Sin embargo, a pesar de lo mala que era esta situación, también era su oportunidad.
-¡LABORATORIO!- gritó con todas sus fuerzas, desde lo más profundo de sus pulmones. Kirisame se sorprendió tanto con eso que cesó el ataque. -¡LABORATORIO! ¡ES TODO LO QUE QUIERO! ¡NO NECESITO NADA MÁS!- siguió gritando, mirando hacia el barco con la esperanza de que tal vez uno de sus amigos se hubiera salvado y la escuchara.
Y entonces escuchó la irritante voz cantarina de Gen.
-¡Vaya!~ ¡Laboratorio-kun, amigo! ¡¿Qué esperas?! ¡Date prisa y ve con ella!- Kohaku lo miró confundida, escalando para acercarse a ellos y alejarse de una muy confundida Kirisame. -¡Lo siento, lo siento! ¡Esta chica es demasiado posesiva!- Gen de inmediato puso una mano en la espalda de Senku y otra en la de Kohaku. -¡Ya conoces a los recién casados, son tan inseguros!~ ¡Y Kohaku-chan siempre se pone celosa al ver a otra chica acercarse a su esposo, nuestro buen Laboratorio-kun! ¡Se pone tan celosa que empieza a armar peleas, es verdaderamente incorregible! ¡Como lo siento!~-
Por alguna extraña razón, las locuras de Gen parecieron tener sentido para Kirisame, y Kohaku decidió seguir la corriente.
—¡E-exácto, Labo y yo somos recién casados y no soportó que nadie se le acerqué! ¡Es solo mío!- envolvió sus brazos alrededor de la nuca de Senku y lo besó de lleno en los labios.
Él, que había estado escéptico con esta idea para salirse con la suya, encogió los hombros y envolvió sus brazos alrededor de su cintura, pegándola a su cuerpo y profundizando el beso, separando sus labios con su lengua antes de introducirla en su cavidad, dejando a todo su público con las bocas abiertas y las caras rojas, todos excepto por Gen que parecía estar disfrutando del espectáculo.
Completamente avergonzada, Kirisame les dio la espalda y se marchó gritándoles que tuvieran su luna de miel en otro sitio.
Senku y Kohaku se separaron lentamente, mirándose con sonrisas cómplices.
-No estuvo nada mal, leona.- se pasó la lengua por los labios atrevidamente, ignorando la mirada avergonzada de los isleños. —Sin embargo, espero que estés consciente de lo que has provocado con tus acciones precipitadas.- volvió a ponerse serio.
-¿Eh?- ella ladeó la cabeza.
-El teléfono, Kohaku.- frunció el ceño profundamente. —Tu pequeña pelea lo ha dejado completamente inutilizable… ¿Sí sabes lo que significa eso, no?- ella palideció, sintiendo su boca secarse.
-Ya no…-
-Ya no podremos llamar a Japón… ni saber nada de nuestra hija.- apretó la mandíbula. —Hasta que recuperemos el barco que cuenta con su propia sala de comunicación… no podremos saber qué fue de ella.- su mirada se llenó de frustración.
Y Kohaku supo que estaban completamente jodidos.
.
-No está…- después de contar a todos los adultos del reino cientifico, Ruri sintió la desesperación carcomerla una vez más. -Nadie sabe nada… No está en ninguna parte… Tsukiku…- sollozó.
-Esto no tiene sentido…- Turquoise se llevó las manos al rostro. -¿Qué pudo haber pasado? ¿Quién pudo llevarsela?-
-Es mi culpa.- Jasper se sentía muy mal consigo mismo en este momento. —No debí confiarme en que Turquoise seguía en la casa cuando me fui… Todo fue mi culpa.-
-Pero solo la dejamos sola una media hora… y durmiendo…- Turquoise también se sentía muy mal al respecto. -¿Qué podría haber pasado en ese lapso de tiempo?-
-¿Tal vez...?...- Jasper abrió mucho los ojos. -¿Tal vez un animal entró a la casa y...?...-
-¡No digas esas cosas, Jasper!- la mujer pelinegra de inmediato estrelló un puñetazo en su brazo. Ruri empezó a sollozar peor. —Vamos, Ruri, no pienses así… Un animal habría dejado rastros, no pudo ser eso.- era horrible solo pensarlo.
-Pero entonces…-
-¡RURI!- el grito de Minami interrumpió la conversación. -¡Ya contamos a todas las personas que faltaban, Ruri! ¡Y ya sabemos quiénes no están!- llegó jadeando a su casa.
-¿Entonces sí se la llevó alguien?-
-¿Quiénes son los responsables?-
-¡Están todos! ¡Todos excepto Mirai y Suika!-
-¿Esas niñas?- Turquoise abrió mucho los ojos. -¿Ellas se llevaron a la bebé?-
-No podemos encontrarlas por ningún lado…- dijo Minami con el ceño fruncido. —Suika podría estar en el bosque… pero sé dónde debe estar Mirai-chan.- sonrió emocionada.
Enviaron un grupo a buscar a Suika en el bosque y ellos se marcharon de camino a la cueva detrás de la cascada donde Tsukasa descansaba aún refrigerado, esperando porque encontrarán el secreto detrás de la petrificación y lo salvaran.
Y, en ese mismo lugar, encontraron a Mirai dormida junto al congelador, con Tsukiku también dormida en sus brazos.
Ruri de inmediato gritó de felicidad, despertándolas a ambas.
-¿Ruri-nee-chan?- Mirai bostezó, mirándola con confusión cuando ella se apresuró a tomar a su sobrinita en sus brazos, abrazándola contra su pecho mientras ella lloriqueaba.
-¡Mirai-chan!- Turquoise miró mal a la niña. -¿Qué estabas haciendo con Tsukiku-chan?-
-Yo…- la niña abrió mucho los ojos, mirando con confusión las caras preocupadas de todos los presentes. —Yo… yo la escuché llorar mucho cuando fui a visitarla y no vi a nadie con ella… Espere unos minutos pero nadie venía y sé que ella se calma con paseos así que la llevé a visitar a mi hermano y… me quedé dormida.- se vio sumamente culpable. -¿Dormí mucho tiempo? ¿Los preocupé? D-de verdad lo siento…- sus ojos se aguaron.
-Oh, está bien, pequeña. No te preocupes.- Minami se lanzó a abrazarla, acariciando su cabello. —Solo intenta avisar la próxima vez ¿sí?-
Con lágrimas en los ojos, Mirai asintió repetidamente.
Ruri suspiró temblorosamente, frotando la espalda de su sobrina y reprendiéndose una vez más por no haber sido lo suficientemente responsable. Aunque Jasper y Turquoise insistían en que fue su culpa, lo cierto era que ella estaba a cargo de su sobrina y ella no pudo cuidarla bien. Tendría que asegurarse de que algo así no volviera a pasar nunca.
-Lo mejor será avisarle a Senku que ya encontramos a su hija.- murmuró Minami una vez volvieron a la Aldea. —Sonaba muy molesto cuando le dije que no la encontrábamos…-
-Sigo diciendo que no debiste hacer eso.- masculló Turquoise entre dientes.
-Tampoco me gusto que lo hayas hecho, no quería preocuparlos.- dijo Ruri, sintiéndose todavía peor.
-Estabámos todos alterados, pero eso realmente fue mala idea.- acotó Jasper.
-¡¿Por qué todos están en mi contra?! Solo me asuste. Además fue Senku el que nos dio la idea de contar a todos. Así encontramos a Mirai-chan.-
-Bueno, lo mejor será avisarles cuanto antes que ya encontramos a su bebé.- decidió Ruri mientras miraba a su sobrinita soñolienta en sus brazos, chupando su pulgar sin ganas. -¿Alguien podría calentarle un biberón? La pobrecita tiene hambre.- le acarició el cabello suavemente.
-Yo me haré cargo. Tú llama a Senku.- Turquoise se dio a esa tarea y Jasper decidió seguirla, mientras que Minami y Mirai se quedaron con Ruri.
-Por cierto, parece que no encuentran a Suika. ¿Es normal que desaparezca así?-
-Oh, Suika-chan me dijo que iría en el barco con los demás.- informó Mirai, sorprendiendo a las mujeres.
-Así que se escapó ¿eh?- Ruri solo pudo suspirar.
Llegaron a donde estaba el teléfono y de inmediato quiso llamar a Senku y Kohaku, pero…
Nadie le contestó.
-¿Qué sucede?- Minami la miró extrañada al ver su rostro repentinamente pálido.
-No contestan… Nadie contesta.-
-Eso no tiene sentido… ¡Senku dijo que estaría esperando nuestra llamada!- Minami también palideció. -¿Acaso… puede ser que les haya… pasado algo?- ante esa pregunta, Mirai jadeó asustada y Tsukiku, alertada por esa reacción, comenzó a llorar a gritos.
La sacerdotisa meció suavemente a su sobrina mientras observaba a Minami intentar contactar con sus amigos, pero por más que llamarán nadie les contestó nunca. Al final decidieron probar de nuevo al día siguiente, sin embargo las dos tenían un mal presentimiento respecto a lo que pasó…
Ruri solo esperaba que pudieran comunicarse pronto, sobre todo porque esa noche Tsukiku estuvo muy alterada, llamando a sus padres sin cesar hasta que ella y Jasper lograron tranquilizarla y dormirla. Pero con mucho esfuerzo.
Era el primer día y ya estuvo lleno de problemas, sin duda este viaje sería difícil para todos...
.
Después de que se libraron de Kirisame, Senku dijo que no había tiempo para lamentarse por el teléfono ahora mismo y se pusieron a vigilar el barco, encontrando que sí había un sobreviviente a bordo… aunque lastimosamente resultó ser Ginro.
Sin embargo, antes de que pudieran entrar en pánico por ese idiota cobarde, se dieron cuenta de que también contaban con la presencia de Suika y las esperanzas volvieron a ellos.
De algún modo, Ginro cooperó con Suika y lograron recuperar el laboratorio, y por suerte el enemigo hasta creyó que el laboratorio se trataba de un animal salvaje y Senku hizo un asqueroso nuevo invento para simular el olor de excremento, ¡y el escape fue un éxito!
Explicaron brevemente el plan de infiltrar a Kohaku en el harem y Amaryllis los llevó a un hermoso lugar llamado Cueva Zafiro, que Gen dijo que era similar a la Gruta Azul de Italia o algo así, Kohaku no lo entendió del todo.
Senku dijo que deberían aprovechar y dormir un poco antes de comenzar a prepararse para mañana, a lo que ellos tendieron unas cuantas mantas y la mayoría se durmió de inmediato.
Kohaku se quedó inquieta, sin embargo. Estaba muy preocupada por su bebita, aunque en su corazón sentía que estaba bien y ya a salvo, no podía evitar querer una confirmación porque ¿qué tal sí ese sentimiento era solo lo que ella quería creer? Normalmente confiaba en sus instintos, pero tenía demasiado miedo de que algo malo le esté pasando a su bebé y ella allí tan lejos sin saber nada… Era una sensación espantosa.
Y Senku fue otro que no pudo dormir. Ni siquiera extendió una manta, simplemente se concentró en examinar los daños al teléfono, viendo lo que podía ser rescatable.
Luego de un tiempo intentando y fallando en dormir, Kohaku decidió ponerse en pie y acercarse a su esposo, sentándose detrás de él y apoyando la barbilla en su hombro mientras lo veía contar un montón de piezas pequeñas que no reconoció.
-¿No tiene salvación, verdad?- preguntó desanimada.
-Sí… en realidad sí.- eso la sorprendió. —La antena no costaría mucho trabajo, la capa de metal absorbió la mayor parte del daño y los vidrios rotos pueden reemplazarse, mientras que otras piezas solo se salieron de lugar. Pero… para repararlo, necesito a Kaseki, y una cantidad considerable de tiempo. Tiempo con el que desgraciadamente no contamos.- frunció el ceño. —Nuestra mejor opción es esperar a recuperar el barco.- se frotó las sienes. —Para eso lo más factible es intentar robar el arma petrificadora cuanto antes, ya que no sabemos dónde podría estar el platino.-
-Entiendo…- suspiró, antes de cambiar levemente para apoyar su mejilla en su hombro en vez de su barbilla. —Lo siento mucho, Senku… No debí actuar de forma tan impulsiva. Perdimos el teléfono por mi culpa y ahora no podremos saber con certeza si encontraron a nuestra hija.-
-No te preocupes por eso.- ladeó la cabeza, dejando que su mejilla se recargue contra su frente. —Debí haber imaginado todos los escenarios posibles y prepararme mejor. Así no estaríamos en tanta desventaja frente al enemigo.-
-Oh, vamos, Senku. ¿Quién podría haber pensado que algo así pasaría?- envolvió sus brazos alrededor de su torso, pegando más su pecho a su espalda.
-Chrome lo pensó…- susurró él. —O al menos pensó que el enemigo podría estar aquí. Sea como sea, no debería haberme callado mis planes de venir a esta isla… Solo se lo mencioné a Ukyo, pero hasta ese momento ni siquiera sabíamos que habría gente aquí.- bufó.
-Hiciste todo lo que pudiste… No se puede cambiar lo que ya pasó, no tiene caso lamentarse ¿no dices siempre eso?- sonrió suavemente, sintiéndose un poco mejor al estar pegada a él, sintiendo la calidez de su cuerpo. —Confió en que todo saldrá bien al final… seguro que sí.-
-Sí…- tomó aire, dejando de lado las piezas del teléfono. —Solo nos queda enfocarnos en esta misión para recuperar el barco y a nuestra tripulación lo antes posible.-
-Haré todo lo posible para robar el arma petrificadora cuanto antes.- frunció el ceño. —Siento que nuestra hija está bien, pero eso no me quita la preocupación. También quiero salvar a nuestros amigos.-
-Me gustaría tener esa capacidad tuya de estar tan segura de que puedes conectarte con nuestra mocosa.- rió entre dientes, echando la cabeza hacia atrás, acabando mejilla con mejilla. —Eres tan ilógica como siempre…-
-Mis instintos nunca me han fallado antes.- sonrió más animadamente, separándose levemente de él solo para tomar su mejilla y voltear levemente su rostro, dándole un lento pero largo beso.
-Bueno, eso no es de extrañar… tratándose de una leona.- él sonrió traviesamente contra sus labios, haciéndola apartarse con una mueca de falsa molestía.
-Cállate.- gateó hasta ponerse delante de él, sentándose a horcajadas en su regazo y envolviendo sus brazos alrededor de su nuca. —Y no te preocupes, todo estará bien. Sé que Tsukiku está bien.- apoyó su frente contra la suya.
-Aunque digas eso, ambos sabemos que los dos vamos a seguir preocupados hasta confirmar que de verdad sea así.- cerró los ojos solemnemente, llevando sus manos a su cintura.
-Sí… Lo sé, pero también quiero esperar lo mejor.-
-Yo sería lo opuesto, tengo… necesito esperar lo peor. Es parte de ser un líder, ya sabes.-
-También eres un padre, y ya dijimos que confiaríamos en Ruri-nee.- señaló secamente. —Confíemos ¿sí?- lo miró suplicante.
Él asintió con pesadez, pero evitó mirarla a los ojos.
Sí estaba mintiendo, honestamente Kohaku no podría culparlo. Ni siquiera ella estaba tan convencida de sus palabras… no cuando se trataba de la vida de su hija en juego.
Sin soltarse, ambos se pusieron de pie y ella lo jaló hasta su manta, casi obligándolo a recostarse junto a ella, sin romper el contacto, todavía abrazándose o tocándose de alguna manera. Eso los hizo caer torpemente en la manta pero ambos solo pudieron reír.
-Algún día vas a matarme, leona…- dijo sin aliento, pero mantuvo sus brazos envueltos alrededor de ella, y mirándola con tanto afecto que su corazón brincó de alegría en su pecho.
Volvió a besarlo, esta vez de forma mucho más apasionada. No obstante, sabía que estaban rodeados de sus amigos y una niña, así que rápidamente se separaron y ella escondió el rostro en su pecho, sabiendo que mañana tendría que marcharse al palacio para formar parte del harem y así infiltrarse y robar el arma petrificadora.
Era una misión peligrosa… y existía la posibilidad de que no regresará.
-Senku…- lo abrazó con un poco más de fuerza, aunque cuidando no apretar de más. —Creo… creo que nunca antes me has dejado decirte esto… pero quiero decirlo ahora.- tomó aire, cerrando los ojos. —Aunque ya lo sabes… quiero decirte que te amo. Tú y nuestra hija son lo más importante para mí. Lo son todo.- sonrió levemente, aliviada de que él finalmente no la interrumpiera cuando quería confesarle sus sentimientos en voz alta.
Él se quedó en silencio un largo tiempo, y justo cuando Kohaku estaba a punto de dormirse, lo escuchó susurrar su respuesta.
-Lo sé.- y quiso golpearlo.
Pero, por alguna razón, acabó riendo, soñolienta y sintiendo el corazón mucho más ligero.
No le importaba que no lo dijera… lo había sentido, su última noche en Japón, ella sintió que él le correspondía. Y siempre confiaba en sus instintos, esta vez no sería diferente.
Se durmió con una sonrisa, completamente confiada en que todo saldría bien.
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A la mañana siguiente se despertaron al amanecer y Senku envió a Amaryllis a conseguir ciertos ingredientes para preparar el maquillaje, a lo que ella volvió con algunos cocos, entre otras cosas, y al ya tener con qué trabajar Senku pudo comenzar a hacer su mapa de pasos a seguir para su nuevo proyecto, sorprendiendo a todos por la gran cantidad de pasos a terminar y antes de que se cumpla el mediodía.
-Wow… Parece que verse bonita cuesta un montón de trabajo.- murmuró Kohaku preocupada al ver el mapa.
Senku sonrió mientras enrollaba el mapa. La mera verdad, él no veía esto necesario, su esposa era absurdamente atractiva a sus ojos y siempre creyó que esa cara bonita y delicada suya no iba con su carácter, pero entendía que no todos los hombres tenían los mismos estándares de belleza y según Gen (mujeriego por excelencia) el maquillaje era necesario, así que lo harían solo para asegurar el éxito de la misión.
Le pidió a Kohaku que se sentara en una de las cajas que habían traído y llevó sus manos a su coleta, comenzando a desatar la cinta que ataba su cabello.
-Los estilos de cabello causan el mayor impacto.- según Yuzuriha. —Así que empecemos quitando esta cuerda y soltando tu ca…- apenas quitó la cuerda, el cabello de Kohaku salió disparado en todas direcciones, dándole una buena bofetada en la cara. -¡Tu cabello es absurdo! ¡Es andrajoso, encrespado y va hacia todos lados!- ¡y por encima de todo hasta parecía superarlo en fuerza física! Ya sabía que un solo dedo de Kohaku podría quebrarle los huesos pero agregarle a eso un solo cabello era un poco demasiado para su orgullo…
-Qué curioso que tu digas eso del cabello de Kohaku-chan, Senku-chan. Se nota que son el uno para el otro~- se burló Gen con una sonrisa divertida.
-Tal vez habría sido mejor dejarlo atado…- murmuró Amaryllis.
-No… tengo una idea para eso.- después de limpiar las gotas de sangre corriendo por su nariz debido al golpe, Senku sonrió entusiasmado.
Después de comer un ligero desayuno, Kohaku se recostó a dormir mientras Senku se ponía a trabajar muy emocionado por tener de vuelta a su laboratorio, pero en medio de la preparación de la crema para el cabello se despertó de golpe con los ojos muy abiertos, abrazándose a sí misma y mirando en todas direcciones.
-¿Estás bien, Kohaku-chan?- preguntó confundido Gen.
-Oh… sí, lo siento.- se vio triste de pronto. —Es solo que mi bebé normalmente se despierta a esta hora…- los ojos se le aguaron. —Y siento que tiene hambre y… Ow, mi bebé…- empezó a lloriquear mientras todos la miraban con gotitas bajando por sus frentes.
-¿Y por qué no la trajeron con ustedes?- Amaryllis se sentó a su lado y le colocó una mano en los hombros para reconfortarla.
-Menos mal que no la trajimos.- masculló Kohaku recelosa. —Probablemente la habrían convertido en piedra junto con los demás… y estaría en las garras de esos miserables.-
-Sin mencionar los otros diez billones de escenarios de todo lo que pudo salir mal.- acotó Senku con un suspiro. —Era imposible traerla.-
Apretó los labios mientras seguía trabajando en el champú, de nuevo sintiendo ese oscuro temor en su pecho producto de la incertidumbre de no saber sí habían encontrado a su bebé sí o no.
Quería creerle a Kohaku, quería creer que ella estaba segura ahora mismo y que todo fue producto de una simple tontería, pero le helaba la sangre el no poder asegurarlo. No podría estar tranquilo hasta que supiera con una seguridad de diez billones por ciento que su hija estaba sana y salva.
Kohaku volvió a estar de humor cuando Amaryllis enjuagó su cabello con el champú, pero eso no fue suficiente para lograr ponerlo sedoso y suave, por lo que Senku empezó a trabajar en acondicionador.
-Tengo curiosidad…- en medio de la preparación, Gen se le acercó con una mirada perpleja. -¿Tú no sueles soltar el cabello de tu mujer cuando...?... Ya sabes…- hizo extraños gestos con las manos. -¿Nunca la viste con el cabello suelto antes? Ni cuando… ya sabes~-
Al captar sus palabras, Senku rodó los ojos.
-Solo una vez, pero ni creas que te daré detalles.- solo una vez le había desatado el cabello, cuando estaban haciéndolo en la ducha, pero normalmente no, ya que podría estorbar…
-Eres tan cruel, Senku-chan~-
Terminó con la parte del cabello y le lanzó una mirada asesina a Ginro cuando empezó a mirar demasiado a Kohaku con su nuevo peinado, pero rápidamente se concentró en la parte del maquillaje, lo que fue más divertido de lo que pensó.
Cuando le dio el maquillaje a Kohaku, ella lo trató como si fueran alguna especie de armas y se lo colocó de forma descuidada y salvaje, acabando con la apariencia de un creepypasta o algo peor.
Todos se horrorizaron y Senku deseó tener una cámara con él solo para mostrarle esto a su hija y que Kohaku sintiera lo mismo que él cuando Tsukiku chilló aterrada por su aspecto aparentemente macabro al sonreír. Oh, la venganza hubiera sido tan dulce...
Amaryllis logró corregir el desastre de Kohaku, maquillándola, prestándole un nuevo vestido y colocándole una corona de flores.
Cuando la colocó frente a ellos otra vez, ahora con su nueva apariencia, Senku abrió mucho los ojos.
Ya la consideraba absurdamente atractiva, pero verla con este nuevo look era algo refrescante y debía admitir que estaba impresionado.
No le gustaba del todo el labial, prefería sus labios rosas naturales, pero las pestañas resaltadas le hacían difícil el apartar sus ojos de ella y ni hablar de la forma en la que el cabello enmarcaba su rostro y el vestido se ajustaba a sus curvas y…
Salió de su aturdimiento al escuchar a Soyuz jadear audiblemente, cosa que lo hizo mirar con desconfianza a Gen y Ginro.
Gen supo ser discreto, mirándola solo brevemente antes de alabar el trabajo bien hecho, pero Ginro la miró de los pies a la cabeza de una forma repugnante, antes de captar la mala mirada de Senku y sonreír nerviosamente, murmurando algo acerca de Kohaku siendo hermana de Ruri.
Los ojos de Kohaku se fijaron en él y Senku de inmediato apartó la mirada, riendo entre dientes.
-Definitivamente eres habilidosa, Amaryllis.- esa fue su forma de halagar la belleza de Kohaku.
Su esposa pareció entender la indirecta, porque se sonrojó y apartó la mirada, sonriendo levemente. Él le devolvió la sonrisa, pero entonces sintió un aura malévola elevarse desde Amaryllis, un aura que aterrorizaría a cualquier hombre.
¡Esa mujer demente quería maquillarlo!
Se le acercó con un labial y su esposa traidora lo sujetó de los brazos para que pudiera ponerle el labial y atarle el cabello en dos coletas, hasta llegó a resaltar sus pestañas antes de que Kohaku se apiadara de sus quejas y lo dejará libre.
Gen se carcajeó al verlo.
-Supongo que así se verá Tsukiku-chan cuando crezca~- canturreó entre risas.
-No insultes a mi hija ¿quieres?- lo miró venenosamente mientras se limpiaba la cara con agua de la cueva después de desatar las ridículas coletas.
Su hija se veía adorable con sus coletitas, pero a él no le quedaban ni un milímetro.
-Eres una bella chica, pero la voz te delataría.- murmuró Amaryllis con una sonrisa condescendiente.
-Sí fuera cuestión de voz yo podría pasar~- canturreó Gen con la perfecta imitación de una voz femenina mientras se colocaba un estúpido broche en el cabello.
Amaryllis se impresionó por eso, pero Kohaku resaltó que Gen era demasiado alto y eso podría atraer sospechas hacia él.
Soyuz fue completamente descartado de inmediato, pero entonces Kohaku encontró a la víctima perfecta para el plan malévolo de Amaryllis.
Ginro intentó huir de inmediato, no obstante Kohaku de inmediato se lanzó sobre él y lo inmovilizó mientras Amaryllis lo maquillaba y peinaba. Luego de eso solo bastaron unas cuantas amenazas para que accediera a ponerse un vestido y una flor en el cabello.
Luego de eso, Senku hizo una tercera bomba de aturdimiento en forma de piña en caso de que alguno acabará encerrado en una habitación con el líder o algún pervertido. Aunque les dijo que era para que buscaran el tesoro, la verdad es que era más que nada para no arriesgar a su mujer y una chica inocente a ser abusadas sexualmente, pero claro que también podía ser útil en ese aspecto.
Ya se sentía lo suficientemente mal por tener que estar recurriendo a esto, y aunque sabía que Kohaku podía cuidarse sola, quiso darle una precaución extra.
Terminaron justo a tiempo con todo para llegar unos minutos antes de la Selección a la aldea de Amaryllis, donde todas las chicas jóvenes se formaron ante la llegada de los soldados.
Senku y los demás se escondieron en unos arbustos cercanos para observar todo, aunque no podrían escuchar muy bien debido a que acercarse demasiado era peligroso.
Vieron a los soldados comenzar a mirar a las chicas y Senku de inmediato se sintió enfermo al ver a varios bastardos hijos de puta mirar a SU mujer de arriba a abajo y muy lentamente, seguramente pensando las más bajas atrocidades.
-Eh… Senku-chan ¿estás realmente seguro de que estás bien con esto?- Gen lo miró con gotitas bajando por su sien al notarlo rechinando los dientes mientras sus cejas temblaban.
-Por supuesto.- gruñó entre dientes, cruzando los brazos y consolándose con pensamientos de todos esos bastardos nadando en ácido sulfúrico.
Vieron al tal Ibara que había destrozado las estatuas de sus amigos antes secuestrar a una chica que ya tenía marido y Senku solo pudo sentir empatía por el esposo de la chica mirando con rabia y odio a ese viejo asqueroso. El hombre casi comete una imprudencia, pero Amaryllis le dijo algo para tranquilizarlo, aunque eso no alivió su tristeza pero al menos no atacó a nadie.
Luego de ese escándalo, empezaron a seleccionar a las chicas.
Por supuesto, Amaryllis fue elegida.
Una señora que a Senku le tomó un momento identificar como mujer fue rechazada, y entonces fue turno de Kohaku.
Ella se presentó sin ganas, de una forma terrible y poco convincente, pero Gen tuvo razón una vez más. Nadie la miró a la cara y apenas y sí parecieron escucharla, más concentrados en mirarla con la baba casi escurriendo de sus asquerosas bocas.
-Senku-chan, si sigues crujiendo los dientes así nos van a descubrir~- advirtió Gen, nervioso.
Justo cuando estaba luchando por controlarse, notó que el tal Ibara extendió una mano hacia el pecho de su esposa, a punto de ahuecar uno de sus senos en sus asquerosas garras.
-¡Viejo hijo de...!...- Senku estaba a punto de brincar de su lugar, pero Soyuz y Gen se lanzaron a cubrir su boca con las manos, manteniéndolo quieto en su sitio.
Sí él no pudo contener su ira e indignación, Kohaku menos. Estaba a punto de hacerle una llave al viejo asqueroso cuando una lanza se interpuso en su camino, apartándola varios pasos del vejete repugnante.
No escuchó lo que dijeron, pero eso salvó a Kohaku de no poder infiltrarse, aunque Senku una vez más sintió su estómago revolverse con asco cuando el guerrero que apartó a Kohaku, un tipo con la descripción que Amaryllis había dado de Mozu, la siguió varios pasos acercándose demasiado a ella para susurrarle quién sabe qué.
Ok, Gen tenía razón. No, no estaba bien con esto. Ni un milímetro, ya lo estaba lamentando.
Bufó, permaneciendo de un humor terrible y apenas prestando atención a la selección de Ginro, y solo cuando la Selección terminó recordó que tenía que comunicarle a Kohaku la nueva forma de comunicación que tendrían con el equipo de infiltración desde ahora.
-¿Tienes lo que te pedí, mentalista?- volteó a ver a su amigo de la era moderna, que de inmediato supo de qué hablaba y sonrió orgullosamente.
-¿Por quién me tomas, Senku-chan?~ Por supuesto que sí.- sacó de su manga un pequeño pájaro hecho de papel. —El origami también es mi especialidad~.- se jactó.
Senku le ordenó escribir un rápido mensaje para que Kohaku supiera que esas aves de papel serían su medio de comunicación de ahora en adelante. Y Gen envió volando su creación.
Kohaku, tan astuta como siempre, rápidamente notó el pájaro de papel y dio un pequeño salto para atraparlo, leyendo el mensaje y dando un pequeño asentimiento en dirección a los arbustos. Nadie sospechó nada.
Senku suspiró aliviado.
Había estado pensando hacer un pequeño auricular para comunicarse con ella cuando se infiltrará en el harem, pero sin el teléfono no serviría para nada. Era una suerte que Kohaku haya aprendido a leer y escribir durante su embarazo, así ya nadie que no fuera del reino científico podría entender lo que se decían, y la comunicación sería mutua. Solo era cuestión de enviar un pequeño lápiz con el próximo pájaro y podrían enviarse cartas fácilmente sin mucho riesgo incluso sí los descubrían.
-Así que podemos comunicarnos con Kohaku-chan con las aves de papel…- Suika tomó prestada una de las creaciones de Gen, mirándola con curiosidad. -¿Pero qué tipo de plan vamos a hacer para conseguir el arma petrificadora?- se preguntó la niña.
-Ahora mismo la que tiene el arma petrificadora es la guerrera Kirisame.- reflexionó Senku en voz alta, aunque ya había estado pensando sobre esto en la noche.
-Parecía ser muy fuerte cuando se enfrentó a Kohaku… No pudo hacer nada para evitar que destrozará el teléfono.-
-Sí, intentar confrontarla directamente a la fuerza sin ningún plan a lo estúpido sería imposible en un diez billones por ciento. Pero hay un momento en el que Kirisame suelta su preciada arma petrificadora de sus manos.- sonrió astutamente.
Todos lo miraron en silencio por un segundo, antes de que Gen fuera el primero en darse cuenta de lo que sucedía.
-¿Te refieres a cuando lo lanza para usarlo?...- inquirió el mentalista luciendo un poco perturbado.
Senku agrandó su sonrisa.
-¡Ese mismo momento será cuando lo tomemos!- rió entre dientes. —Desde el principio es obvio que esta batalla sería en el cielo. Así es, aquí en esta isla primitiva ¡vamos a hacer drones! ¡El cielo será nuestro campo de batalla!-
Por supuesto, Gen se horrorizó de inmediato, pero Senku lo mandó a callar antes de empezar a dictarle lo que debía escribir en el ave de papel para que Kohaku supiera lo que planeaban y lo que su equipo tenía que hacer como infiltrados, que era básicamente vigilar a los altos mandos y conseguir que Kirisame se quede sola para poder robarle el arma en el aire con el dron. Hizo que Suika le entregará el mensaje y su respuesta fue un "¡Entendido!"
Volvieron a la Cueva Zafiro y de inmediato se puso manos a la obra, armó un mapa de los pasos a seguir para luego comenzar inmediatamente con la construcción del motor, algo que tomaba tiempo hacer pero contaba con un mecanismo absurdamente sencillo que afortunadamente no requeriría de las manos expertas de Kaseki por el momento.
Una vez terminaron con el motor, lo unieron a una batería e hicieron un tonto muñeco con cuatro ruedas para darle más estilo antes de encenderlo, comprobando que funcionaba bien y era bastante rápido.
Gen mencionó la idea de que podría ser útil como medio de comunicación con el Equipo Espía y Senku estuvo de acuerdo. Las aves de papel eran útiles pero no soportarían cargas más pesadas que un lápiz, agregar un pequeño compartimiento podría ser útil en caso de que pidieran algo o ella quisiera enviar algo.
Escribió una carta para Kohaku diciéndole todo esto y envió a Suika para entregarle la "Rata Científica", sorprendiéndose cuando al rato volvió con una carta de Kohaku para él.
Senku:
Encontré la clave de la victoria de nuestro reino científico.
En las raíces del árbol gigante donde vive el Gran Líder hay un objeto esférico hecho artificialmente Y ha estado ahí durante miles de años, resistiendo el paso del tiempo.
Una esfera resistente especialmente forjada… eso solo puede ser lo que dejaron tu padre y sus amigos, Senku. El cofre del tesoro definitivo. ¡La nave espacial Soyuz!
Lo encontré, Senku. ¡Encontré el platino!
-Kohaku.
Senku de inmediato sonrió, enseñando todos los dientes.
-¡El equipo de espionaje lo ha conseguido! ¡El tesoro definitivo, el platino!- rió emocionado. —Sí podemos conseguir al menos una pieza pequeña, podremos hacer todo el ácido nítrico que queramos. ¡Y con ello podremos crear una máquina que fabrique fórmula de despetrificacion infinita!-
Mientras todos celebraban, Senku perdió la sonrisa y se alejó lentamente, adentrándose en el laboratorio móvil y cerrando la puerta de este, apoyándose contra ella.
Frunció el ceño profundamente, reflexionando acerca de la oportunidad que tenía ahora.
No esperaba encontrar el platino tan pronto… pero como fue así ¿realmente el mejor curso de acción para robar el arma petrificadora y recuperar el barco era con el dron?
Sí, sí era el mejor, de lo contrario no lo habría sugerido… Sin embargo, no era el más rápido, ni tampoco el más eficaz. Tenía posibilidades de salir mal.
Apretó la mandíbula, frunciendo el ceño tan oscuramente que cualquiera que lo viera ahora quizás no lo reconocería. No era un gesto de científico loco, sino un gesto de una persona a punto de cometer alguna atrocidad.
Kohaku era eficiente y capaz, ella sin duda podría conseguirle el platino.
Y sí tenía platino y conseguía ácido nítrico infinito, no solo tendría fórmula de despetrificacion… sino un ingrediente crucial para armas de fuego y explosivas… Ya nada le impediría crear un arsenal que lo pondría muy por encima de sus enemigos. Tendría los recursos para aterrorizar al enemigo y recuperar el barco lo antes posible.
Pero… eso obviamente podría traer accidentes, heridos y hasta… muertes.
Cerró sus puños con fuerza, sudando levemente mientras pensaba y pensaba. Reflexionaba todos los posibles caminos, todas las posibles consecuencias.
Normalmente nunca consideraría un camino que pudiera manchar sus manos de sangre… No obstante, aunque estuviera intentando actuar tranquilo, la preocupación por su hija lo estaba comiendo vivo. Ya fue lo suficientemente malo tener que dejarla, pero ahora que ni siquiera tenía la confirmación de que ella estaba a salvo luego de que le dijeran que desapareció le estaba costando horrores no entrar en pánico.
De verdad quería creer que fue solo una tontería como que alguien la llevó a pasear al bosque y se perdió y ese mismo día la devolvieron con Ruri y su pequeña leoncita estaba totalmente a salvo, sin embargo … ¿y si no fuera así?
Necesitaba confirmarlo. Necesitaba establecer comunicación con Ruri y que le dijera que su hija estaba bien. Y quería hacerlo lo antes posible, cueste lo que cueste.
Y en ese momento su dilema comenzó…
¿Debería crear armas y arriesgarse a convertirse en un asesino por la pequeña posibilidad de que Tsukiku lo necesite de forma urgente… o ir por el camino más seguro y tardar más cuando su hija posiblemente podría estar en peligro?
Tendría que tomar una decisión rápidamente...
Y sea cual sea, esperaba no arrepentirse el resto de su vida por eso.
Suspiró profundamente mientras se dejaba caer en el suelo del laboratorio, enterrando su rostro entre sus manos.
¿Qué harías tú en mi lugar, Byakuya?
¿Qué harías tú… padre?...
Continuara...
Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! :D
Aquí les dejo el nuevo capítulo de Baby Stone! Espero que les haya gustado!
Qué decisión creen que tomará Senku? Y qué creen q haría Byakuya en su lugar? o.o
Saben, recuerdo que cuando estaba escribiendo los primeros capítulos para este fic y el manga iba un poco más avanzado que la parte que estoy relatando ahora, hice que Kohaku aprendiera a leer y escribir con el propósito de que, llegado este momento, ella y Senku pudieran comunicarse con cartas XD Solo quería decirlo xP
De verdad espero que el fic les esté gustando y no se haga tan aburrido leer cosas que ya saben QwQ Voy a cambiar cosas pero ya verán lo que se viene~
Muchísimas gracias a Andy, Mumi, Brayan, Guest y Elie-Swan por sus comentarios! Me dan fuerzas y ganas para actualizar! :'D
Los amo con todo el kokoro~
Merezco un review? *w*
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
EDIT: No sé qué pasó pero este capítulo y el 25 fueron eliminados. No sé si fue error de FanFiction o si me hackearon pero por las dudas ya cambié mi contraseña y les pido que si notaron otra cosa rara, algún fic eliminarse o perder capítulos, por favor avísenme.
Vuelvo a subir este cap y ahora subiré el cap 25 otra vez. Por favor disculpen las molestias.
