Baby Stone.
Capítulo treinta: Cuenta regresiva en el mundo de piedra.
Después de haberle dado la noticia a Kohaku, Senku fue a la habitación de su hija y se sentó allí, observándola respirar mientras pensaba y pensaba en todo lo que había pasado y lo que iba a pasar.
No durmió en toda la noche, y cuando salió el sol su hija se despertó y empezó a lloriquear por hambre. Él la cargó y jugó un poco con ella hasta que Kohaku vino a hacerse cargo.
No se dijeron nada, él simplemente hizo una seña de que se iría y ella asintió.
Él fue directo a la sala de reuniones de los cinco generales y pidió que llamaran a los otros cuatro, y también a Tsukasa.
En el camino, Ryusui y Gen no dejaron de codear a Chrome, aún hablando de su compromiso con Ruri. Ukyo solo lo había felicitado y luego se mantuvo al margen, aunque sonriendo porque a pesar de que su amigo se veía un poco avergonzado estaba visiblemente feliz. Tsukasa se mantuvo aún más apartado.
Cuando llegaron a la sala de reuniones, los cinco de inmediato sintieron la tensión en el ambiente y todos se pusieron serios.
-¿Qué pasa?- preguntó Chrome mientras tomaba asiento.
Senku lo miró de reojo, antes de reír y sentarse despreocupadamente en su silla.
-¿Acaso lo han olvidado? Tenemos un cohete que construir y una luna que invadir.-
-Ah, ese tema. Por un momento me pusiste nervioso.- Gen se sentó en su sitio también.
-Aunque no es un tema para menospreciar.- Ukyo igual se sentó. -Esto sin duda es lo más difícil a lo que podríamos enfrentarnos.-
-No tientes a Senku-chan, por favor…- Gen empezó a lloriquear con solo imaginar que Senku les saliera con una idea aún más absurdamente monstruosa.
-¡JAJA, deseo alcanzar cada planeta y satélite en este universo!- Ryusui chasqueó los dedos con una gran sonrisa luego de tomar asiento.
-¡Eso es demasiado ambicioso hasta para ti!-
-El proyecto tomará años.- Tsukasa se apoyó contra una pared. -Y no sabemos cuando esa amenaza que llaman "hombre del Why" hará su siguiente movimiento.-
-Definitivamente debemos comenzar a preparar todo lo antes posible.-
-La fecha ideal es obviamente después del invierno.- Ryusui chasqueó los dedos. -No falta mucho para eso. Ya deben comenzar a prepararse para ello.-
-Supongo que eso nos dará tiempo de preparar todo mejor.- Gen suspiró pesadamente, antes de sonreír con otra de sus sonrisas asquerosamente azucaradas. -¡O podríamos irnos incluso en abril, después de que nuestra adorada Tsukihime-chan cumpla su primer y dulce añito!~- miró intencionalmente a Senku.
Él sonrió levemente.
-Nos iremos esta semana.-
Silencio.
Los cinco lo miraron con los ojos muy abiertos, sin poder creer lo que acababa de decir.
-Espera… ¡¿QUÉ?!- Gen fue el primero en reaccionar, sudando profundamente mientras sus ojos parecían querer escaparse de sus cuencas.
-Esto es inesperado.- Ryusui sonrió, aunque con el ceño fruncido. -Aunque me hago una idea del por qué de esta decisión…-
-¿Acaso quieres…?- Ukyo abrió mucho los ojos, también sospechando de sus intenciones.
Chrome solo sacudió la cabeza de un lado a otro, sin entender nada.
-Quiero ir a América antes de que empiece el invierno.- entrecerró los ojos. -A Estados Unidos, más específicamente.-
-Ya veo. ¿Es por alcohol, verdad?- Tsukasa también empezó a entender a dónde iba.
-¡Esperen, esperen, esperen! ¡No entiendo a qué se refieren!- se quejó Chrome.
-Para hacer el cohete necesitaremos mucha mano de obra, y muchos materiales alrededor de todo el mundo.- Senku sonrió mientras rascaba su oído. -Tenemos la máquina de líquido de despetrificación infinito, pero eso solo produce ácido nítrico, mientras que el principal ingrediente es el alcohol. Para hacer grandes cantidades de alcohol, los recursos en Japón no son suficientes. Por eso esta vez sí que iremos al otro lado del mundo.- explicó.
Solo ahí Chrome lo entendió todo.
-¿Y quieres que nos vayamos… en solo una semana?...- bajó la cabeza, apretando los puños.
-Debemos hacerlo.- apartó la mirada. -Estamos a principios de octubre, y nos tomará semanas sino es que meses llegar a América. Debemos ir lo antes posible.-
-Pero…- Gen volvió a hablar, con una mirada contrariada. -¿Qué hay de tu hija?...-
Senku solo bajó aún más su mirada.
-Tendré que dejarla otra vez.-
-¿Y no… no sería mejor esperar a que pase el invierno y luego seguir? Quiero decir, el proyecto tomará años de todos modos…-
-No.- dijo firmemente. -Debemos partir antes del invierno. Está decidido.-
Una vez más, todos se quedaron en silencio por un largo rato, hasta que Chrome se puso en pie y se marchó de allí.
Ukyo suspiró con tristeza.
-Es una pena, pero Senku tiene razón en que no hay tiempo que perder.-
-Tiene sentido.- Tsukasa estuvo fácilmente de acuerdo.
-Supongo que no hay más opción.- Gen ahora lamentaba haber instado a Chrome a declararse a Ruri.
Miró de reojo a Ryusui, que tenía la mirada gacha.
-¿Dices… que no hay forma de quedarnos más tiempo?- preguntó el capitán, levantando la mirada con ojos feroces. -Porque yo deseo quedarme. Al menos hasta noviembre.- se puso de pie. -Tomando la ruta ortodrómica, podremos llegar a Estados Unidos en solo cuarenta días. Normalmente no querría tomar esa ruta, menos con una tripulación novata, pero viendo la situación, estoy dispuesto. ¡Porque es lo que deseo y siempre obtengo lo que quiero!- chasqueó los dedos con una mirada solemne.
-Si, también quiero la ruta ortodrómica, pero mis planes no cambian.- Senku sonrió amargamente. -Nos iremos esta semana si o si.-
La mirada de Ryusui se agravó.
-¿Acaso estás negándome lo que deseo, Senku?-
-No se trata de lo que deseas, Ryusui. Se trata de lo que es más lógico y mejor para la humanidad.- hurgó en su oído, aparentando indignación.
-¿Y qué hay de lo que tú deseas, Senku?- lo miró fijamente.
Senku hizo una pausa antes de hablar.
-Lo que yo deseo no cambia lo que es más lógico. Ya dije que…- calló cuando Ryusui de repente se encaminó hasta él y le encajó un puñetazo en un costado de la mandíbula.
Todos jadearon y Tsukasa de inmediato se colocó delante de Senku, mirando de forma amenazante a Ryusui.
El capitán no se dejó amedrentar, sin embargo.
-¡Normalmente te dejaría salirte con la tuya, Senku, pero no cuando tu decisión provocará lágrimas en mujeres hermosas!- sonrió ferozmente. -¡Soy el hombre más ambicioso en este mundo, y es hora de que te enseñe a conseguir lo que tú realmente quieres!- Gen colocó una mano en el hombro de Tsukasa, diciéndole sutilmente que confiara en Ryusui, y el primate más fuerte finalmente se hizo a un lado, permitiendo al capitán levantar a Senku del suelo tomándolo del cuello de su ropa. -Senku, ser ambicioso o egoísta no siempre es malo. Forzarte a ti mismo a hacer cosas que no quieres o ser una persona que desprecias no le hará ningún bien a la humanidad.- lo miró seriamente a los ojos. Él dejó de frotar rencorosamente su herida para mirarlo atentamente. -Es importante mantener a la tripulación contenta, pero también es importante estar contentos nosotros mismos. Si nos vamos ahora, la moral bajará.- finalmente lo soltó y retrocedió unos pasos. -Escúchame, y sé egoísta.- sonrió. -Nos quedaremos hasta noviembre, hasta después de que tu princesa cumpla siete meses. Aunque será decisión de Chrome y Ruri si quieren seguir adelante con la boda. Y te doy mi palabra de capitán en que llegaremos antes de que empiece el invierno.- le tendió su mano.
Senku se mantuvo en silencio, pareciendo luchar con muchas emociones internas, antes de reír entre dientes y chocar su mano con la de Ryusui en un gesto amistoso.
-Diez billones de puntos para ti, Ryusui.- sonrió suavemente. -Ahora habrá más tiempo para cargar más provisiones.-
Ryusui rió escandalosamente y le palmeó la espalda un poco demasiado fuerte, a lo que Senku acabó con la mandíbula y la espalda adoloridas.
Gen suspiró aliviado y decidió correr tras Chrome para darle la noticia, Ukyo sonrió orgulloso por las actitudes de sus amigos y Tsukasa finalmente se quedó tranquilo. No conocía a ese tal Ryusui pero parecía ser de fiar, al menos por ahora.
Después de esa reunión, Senku se decidió a volver a casa con Kohaku y Tsukiku.
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Chrome iba decidido a contarle a Ruri el cambio de planes, pero Gen lo interceptó a medio camino y le contó lo que había sucedido entre Ryusui y Senku.
Esto lo dejó pensativo, pero de todos modos decidió hablarlo con Ruri, que lo escuchó atentamente hasta que acabó de contar todo con detalle.
-Ya veo…- ella se notó cabizbaja con la noticia, pero también comprensiva. -Entiendo que es algo que no se puede evitar. Estamos en una situación difícil para todos.- se sentaron juntos en la escalera de la torre de la sacerdotisa. -Al menos tendremos un mes más antes de tener que volver a decir adiós…-
-Aun así, siento que las cosas hayan tenido que ser así.- se cruzó de brazos con una profunda mueca de descontento. -Supongo que la boda tendrá que esperar…-
Ruri se quedó en silencio un largo rato.
-¿Y si…?...- cuando habló, fue con voz dudosa y tímida, con el rostro muy rojo. -¿Y si en vez de retrasarla… la adelantamos?...-
-¡¿EHHHHHHH?!- se quedó con la boca abierta.
-¡E-es solo una idea!- sonrió nerviosamente, enrojeciendo aún más. -Es solo que… realmente da igual. Te esperaré siendo solo tu amiga, solo tu novia, prometida o esposa. Siempre te he esperado.- sonrió dulcemente. -Y siempre te esperaré. Sea como sea.-
En ese momento, Chrome sintió el impulso de hacer algo en lo que muchas veces se prohibía pensar, pero que anhelaba desde hace años y años. La besó.
Fue con mucha timidez, un beso demasiado corto e inocente, y al final ambos se apartaron sorprendidos y avergonzados, pero acabaron sonriéndose.
-Me gustaría…- frotó su nuca con una sonrisa nerviosa. -Me gustaría adelantar la boda.- sonrió enseñando los dientes, emocionado aunque avergonzado.
Ruri lo abrazó de inmediato.
-Sé que probablemente Senku necesitará tu ayuda para preparar todo para el viaje. No te preocupes, yo me encargaré de todo.- se apartó sonriendo dulcemente. -Tendré todo listo en una semana.- repentinamente pareció más emocionada que avergonzada.
Chrome volvió a besarla, agradecido de tener a tan maravillosa mujer a su lado.
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Cuando Senku regresó a casa, Tsukiku estaba dormida y Kohaku acababa de terminar su rutina de entrenamiento.
Ella lo miró seriamente y él le sonrió.
-Hubo un ligero cambio de planes.- informó despreocupadamente, rascando su oído con el meñique.
-¿A qué te refieres? ¿Y qué te pasó en la cara?-
Mientras ella colocaba ungüento en su rostro, él le contó lo que había pasado en la reunión con los otros generales y Tsukasa. El trato que hizo con Ryusui y la fecha que tenían para partir.
-Nos iremos el dos de noviembre.-
-Ya veo…- se sentaron lado a lado con las cabezas gachas.
-Supongo que tienes al menos tres semanas para decidir si vendrás o no esta vez.- lanzó un gran suspiro. -O incluso hasta el último día si…-
-De hecho… Ya tomé mi decisión.-
Senku volteó a verla con los ojos muy abiertos.
-¿Cuál…?...-
Kohaku intentó mirarlo a los ojos, pero lo notó tan ansioso por su respuesta que no fue capaz de sostenerle la mirada.
Aunque la situación había sufrido un ligero cambio, ella seguía firme en su decisión.
-Senku… voy a quedarme.-
Él abrió mucho los ojos, con su boca cayendo levemente.
Por un momento se quedaron inmóviles, en completo silencio, hasta que él tragó saliva y se enderezó. Entonces rió, con la risa más suave que le había escuchado nunca.
-Honestamente… eso me hace sentir mucho mejor.- sonrió de forma un tanto agridulce. -Nadie en este mundo podría cuidarla mejor que tú.-
Kohaku sonrió con tristeza.
-Claramente quiero ir y ayudarte y ayudarlos a todos con mis habilidades en todo lo que pueda. Pero no puedo dejarla otra vez.- sonrió con ojos llenos de lágrimas. -En cierta medida se siente como un sacrificio… pero también se siente como si estuviera siendo egoísta. Porque de verdad que quiero ir contigo y ayudar, pero… simplemente quiero estar con mi bebé.- las lágrimas se acumularon en sus ojos.
Senku suspiró y colocó una mano en su hombro, atrayéndola hacia él para que apoyara el rostro en su clavícula.
-Estoy seguro de que nadie cuestionaría tu decisión… De todas maneras habría sido difícil. Y personalmente esto me alivia muchísimo aunque…- se interrumpió, riendo por lo bajo.
-¿Aunque qué?...- se apartó levemente para mirarlo expectante.
Esta vez él enterró el rostro en su cuello, negándose a verla a la cara para decir sus siguientes palabras:
-Realmente voy a necesitarte…-
Finalmente, ella dejó a sus lágrimas escaparse y lo abrazó.
En ese momento, ambos descargaron toda la frustración y tristeza que sentían. Ya que no tendrían mucho más tiempo antes de que su familia debiera separarse otra vez. Y ya no habría tiempo para lamentarse.
Aunque esta vez sería solo Senku quien se quedaría sin las dos personas más importantes para él.
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Dos días después de que Senku y Ryusui acordaran que se irían en noviembre, todo el mundo estaba emocionado por los preparativos de la boda de Chrome y Ruri, lo que servía de motivación para olvidar la triste despedida que les esperaría en solo cuatro semanas.
Después de que Ryusui ofreciera un regalo en dragos para los futuros esposos, Tsukasa se enteró lo mucho que el reino científico se había modernizado al escuchar la conversación entre el capitán y Minami. Y aunque era doloroso de aceptar lo atrás que se habían quedado sus ideales de un mundo diferente, entendía que no todos pensaban igual y podía ver el punto de Ryusui y Senku.
Un mundo donde la ciencia predominaba sería más seguro para su hermanita y para las futuras generaciones que nacerían, también para su ahijada, aunque fuera ahijada forzosa porque Senku lo obligó a aceptar ser el padrino de su hija.
Ahora estaba decidido, su trabajo sería proteger a Senku y a sus aliados y a la ciencia e intentar que el mundo sea un lugar mejor sin sacrificar a nadie. Cumpliría la promesa que jamás debió romper.
-Pareces pensativo, niñera de turno.- Senku sonrió burlonamente hacia él mientras probaba la temperatura de un biberón en lo que Tsukasa sostenía a Tsukiku.
-No es nada.- sonrió tranquilamente. -Aunque debo admitir…- miró hacia abajo a la niña que no dejaba de masticarle el cabello. -Que más que niñera me siento como su mordedor…-
-Bienvenido a mi mundo.- rió divertido antes de tomar a la niña y comenzar a alimentarla. -Entonces… ¿tienes planeado revivir a Hyoga, eh?- lo miró seriamente, o tan serio como podía verse con una niña en brazos. Tsukasa seguía encontrando muy extraña la idea de que Senku tuviera un bebé.
-Matsukaze me ha pedido entrenarlo, y también estoy ayudando a entrenar a todo guerrero que esté dispuesto. Mi especialidad es el combate mano a mano. Para entrenamiento con armas, Hyoga es un instructor más apropiado.-
-Entiendo eso… Y definitivamente Hyoga sería útil como mano de obra y guerrero ahora que el destino de la humanidad pende de un hilo, tampoco me parece que sea tan estúpido como para querer una guerra en medio de la crisis. Pero… tenerlo caminando libremente por aquí me preocupa. Por los niños de la Aldea, tu hermana… mi hija…-
-Hyoga será mi responsabilidad, y ahora que sé que podría ser una amenaza dudo que sea tan estúpido como para no saber lo que le espera si intenta algo.- sonrió con calma. -Yo me encargaré de la seguridad de todos. Y sobretodo de proteger a tu hija, así que no te preocupes.- pudo ver fácilmente cuál era su verdadera preocupación.
Senku rió por lo bajo.
-Muy bien, entonces. Lo despetrificaremos luego de la boda de Chrome.-
-Muy bien entonces.-
-Por cierto… Hay algo que he estado queriendo preguntarte.- lo miró con interés. -Tu estabas buscando una forma de salvar a Mirai, antes de la petrificación. Para eso era todo el dinero que hacías.-
Tsukasa alzó una ceja.
-¿A qué se debe esa pregunta?-
-Debes haber frecuentado a doctores de renombre… por el caso de tu hermana pequeña.-
Tsukasa sonrió al entender a dónde iba.
-Conseguir gente es el trabajo de Minami, pero estoy seguro de que puedo ayudarte en eso. ¿Exactamente qué es lo que quieres?-
-Un pediatra.- afirmó sin rodeos, con una sonrisa de costado. -Pero no cualquier pediatra. El mejor, uno cuyas habilidades no se vean limitadas por este mundo de piedra.-
-Pides algo casi imposible. Pero por suerte tengo a la persona indicada.-
Senku sonrió emocionado.
-¿Dónde la encontramos?-
Un par de horas después fue acompañado de Tsukasa, Minami, Nikki, Taiju y Yuzuriha al hospital donde habían encontrado a Mirai.
Mientras el equipo de la fuerza ahora potenciado con la adición de Tsukasa trabajaba en desenterrar estatuas, Senku le preguntó a Minami si conocía a la persona de la que Tsukasa hablaba.
-¡Por supuesto! Y no solo en pediatría, ¡Hoshieda-sensei también destaca en neurocirugía, ginecología, obstetricia y otras cosas! ¡No puedo pensar en nadie mejor!-
Senku sonrió emocionado, mirando como continuaban cavando hasta que finalmente Tsukasa encontró la estatua que buscaban.
-Es ella.- miró a la estatua en posición sentada de una mujer con cabello voluminoso y medio ondulado. -Es la doctora Hoshieda Atsumi.-
-¿Qué estamos esperando? ¡Revivamosla!- Senku corrió a echarle el líquido despetrificador, pero Yuzuriha se puso en su camino.
-¡Espera que al menos le ponga la ropa que traje para ella!- pidió sudando nerviosamente.
Ayudada de Nikki y Minami, vistieron a la doctora con una falda de tubo y una camisa, además de una bata de médico. Luego la sentaron en una piedra y finalmente le echaron la fórmula de despetrificación.
La estatua se rompió poco a poco, revelando cabello castaño claro, casi rozando con el rubio, largo hasta por debajo de los hombros, ojos marrones, piel pálida y dos pequeñas cicatrices en forma de mini rayos saliendo de la esquina de sus ojos.
La mujer aparentaba unos treinta años, aunque Minami ya le había dicho que tenía más de cuarenta.
Miró a un lado y a otro, pareciendo impresionada.
-Vaya… No esperaba ser salvada. Luego de aproximadamente cuatro mil años, estaba comenzando a darme por muerta.- sonrió alegremente.
Senku alzó las cejas, con una sonrisa impresionada.
-Nada mal, doc. Sin embargo, falló por unos cuantos siglos. Este es el año 5741.-
-Entonces solo tres mil setecientos años, no estaba tan errada.- rió cantarinamente, poniéndose de pie. -Tsukasa-chan, ¿tú fuiste quién pidió revivirme?- miró con curiosidad al primate más fuerte.
-De hecho fue Senku quien pidió al mejor pediatra. Yo solo la recomendé a usted, Atsumi-sensei.- sonrió amablemente.
-¿Oh? Qué divino. ¿Supongo que tú eres Senku?- miró al de cabello blanco-verdoso, que asintió con una sonrisa. -¿Está bien suponer que eres el líder? Imaginó que la sociedad aún no se ha restaurado, teniendo en cuenta sus vestimentas medianamente rudimentarias. Aunque te ves muy joven pero no me sorprendería que seas el líder de al menos ciento cincuenta personas.- volvió a reír con tono cantarino y despreocupado.
-¡Wow, es muy lista!- todos se quedaron sorprendidos, excepto por Tsukasa que ya la conocía personalmente.
-Realmente nada mal, Hoshieda-sensei.- rió entre dientes. -Soy el líder científico, eso es cierto. Tenemos el objetivo de restaurar la civilización. Aunque habrá tiempo para hablar de eso luego.-
-Si lo que buscas son mis habilidades como pediatra…- se llevó el dedo índice al rostro, curvándolo contra el contorno de su barbilla. -Entonces supongo que me revivieron para tratar a un niño o grupo de niños en específico, ¿no es cierto? Ah, y por favor llámame Atsumi-sensei.-
-Tiene otros diez billones de puntos, Atsumi-sensei.- rió. -Te explicaremos todo de camino a tu nuevo hogar dulce hogar. Síguenos.- comenzó a retirarse, pero Atsumi-sensei se quedó quieta en su sitio.
-Tengo una pequeña petición a cambio de mis servicios, querido.- sonrió dulcemente.
-¿Qué cosa?- todos se sorprendieron.
¿Qué querría?...
-Veras… Por aquí debe estar la estatua de mi pequeño niño.- sonrió suavemente. -Si es posible, me gustaría que lo revivieran también.- juntó las manos sobre su pecho.
Ante esa petición completamente comprensible, todos sonrieron conmovidos.
-¡No se preocupe, Atsumi-sensei, encontraremos a su hijo!- Taiju de inmediato volvió a cavar como si se le fuera la vida en ello.
-¿Cuántos años tiene?- preguntó Yuzuriha aún conmovida.
-Oh, unos veintitrés.- informó enternecida.
-¡Eso no parece un niño pequeño!-
Al final encontraron la estatua del hombre hijo de Atsumi-sensei y regresaron al reino científico.
En el camino le contaron las cosas más esenciales a la doctora, la Aldea, la gente revivida, la posible amenaza que enfrentaban, el viaje que harían y de la bebita cuya salud debería ser su máxima prioridad.
-Oh, así que tú eres el papi de la pequeña.- rió cantarinamente. -Eso si me tomó por sorpresa, pero debí imaginarlo. Esas son ojeras de bebé de menos de nueve meses.- señaló su rostro con otra risa cantarina.
-Acaba de cumplir los seis meses.- sonrió suavemente. -Y como ya le hemos dicho, la civilización colapsó por completo. No hay hospitales ni vacunas, una simple bronquiolitis cuando tenía tres meses casi la mata.- se estremeció de solo recordarlo.
-Claramente es una situación delicada.- curvó un dedo contra el contorno de su mandíbula. -Pero es prometedor que ya haya pasado por algo así, aunque puedo imaginar por el clima y el entorno que no estamos muy lejos del invierno.- frunció el ceño. -Eso complica las cosas.-
-Exacto, me alegra que lo entiendas tan rápidamente, doc.- sonrió con sudor frío recorriendo su frente. -Si yo no estoy aquí, nadie más tiene aunque sea mis conocimientos básicos en medicina. Y no podría irme tranquilo dejando a mi hija sin ningún tipo de atención médica en invierno. Por eso, Atsumi-sensei, estoy dispuesto a confiarte su vida.-
La mujer lo miró con una sonrisa conmovida.
-Puedes confiar en mí, cariño. ¡No dejaré a ningún niño morir en mi guardia!- guiñó un ojo.
Senku se sintió ligeramente más tranquilo.
Cuando llegaron a la aldea, encontraron a todos en medio de un gran claro preparando todo para la boda de Chrome y Ruri que sería mañana. Kohaku también estaba allí, junto a su hermana y su hija dormida pacíficamente en su cesto a pesar del escándalo a su alrededor.
La doctora Atsumi de inmediato corrió hacia el cesto.
-¡Oh, por la pura y verde tierra de Dios! ¡Hace tres mil setecientos años que no veo una de estas linduras! ¡Aw!- sonrió enormemente, su voz alegre llamando la atención de todo el mundo. -Estatura normal para seis meses de edad, también parece lo suficientemente cachetona, y su cabecita tiene buen tamaño.- la tomó en brazos, despertándola. -Hermosos ojos, ¡felicidades, señor papi!- volteó hacia Senku con una sonrisa de aprobación. -Ahora veamos…- tomó el mentón de Tsukiku y la obligó a abrir la boca, haciéndola chillar indignada.
-O-oiga…- Senku de inmediato quiso protestar, mientras que Kohaku se tensó en su sitio.
-Tranquilo, papi primerizo, esto no le hace daño.- rió cantarinamente. -Todo parece en orden a primera vista…- la soltó y Tsukiku la miró rencorosamente, con lágrimas en los ojos. -Ow, no me mires así, lindura. Tú y yo sabemos que eres más dura de lo que papi y mami piensan, ¿verdad que sí?- sonrió con una sonrisa exagerada y los ojos muy abiertos, haciendo que el gesto de la pequeña se relajara un poco, reemplazando el mal humor con curiosidad. La acomodo mejor en sus brazos e hizo algunos gestos ridículos y alocados, arrancándole una pequeña carcajada. Luego miró hacia Kohaku. -¿Tú eres la mami, verdad?- se acercó a ella y le tendió a su bebé.
-S-sí… ¿Cómo lo sabe?- ladeó la cabeza mientras cargaba a su bebé.
-Noté tu reacción antes, además también tienes ojeras y un vestido para amamantar.- rió cantarinamente. -Tendré que hacerte muchas preguntas a ti y al señor papi luego, señora mami. Pero primero me gustaría conseguir ciertos artículos necesarios para asegurar un chequeo completo a la salud de la dulzurita. ¿Será posible, señor papi?- miró hacia Senku.
-Tenemos cierto potencial metalúrgico y podemos hacer materiales complejos con vidrio, aunque no demasiado complejo por el momento.- rió entre dientes. -Mientras no requieras un microscopio electrónico de transmisión, creo que podremos conseguir lo que pidas, doc.-
-Te haré una lista.- sonrió alegremente. -Por mientras, ¿podríamos revivir a mi pequeño príncipe?- juntó las manos con una mirada emocionada.
-¡Ya le hemos puesto ropa!- Taiju llegó cargando la estatua junto a Yuzuriha.
La estatua ahora usaba pantalones sueltos y una camiseta debajo de una camisa sin abotonar.
-En ese caso no hay más tiempo que perder.- Senku le dio una pequeña vasija con líquido despetrificador a la doctora. -Cuando quieras, doc.-
Ella no lo dudo ni un segundo. Corrió a despetrificar a su hijo, a lo que su estatua poco a poco se agrietó, revelando cabello y ojos del mismo color que su madre, aunque su peinado parecía copiado de Link en The Legend of Zelda: Ocarina of Time o algo así. Él era bastante alto, y cuando la estatua terminó de romperse pareció tropezar con sus propios pies, cayendo directamente en los brazos de su madre. Tenía una cicatriz de petrificacion que cruzaba su rostro de mejilla a mejilla, pasando por el puente de su nariz.
-¿M-mamá?- se frotó los ojos. -¡¿Q-qué fue lo que pasó?! ¡Había una luz! ¡Una luz verde aterradora y…!...- se interrumpió al ver a tantas personas mirándolos. -¿Quiénes son estas personas? ¿Y por qué tantos parecen del tipo de gente que me hacía bullying en preparatoria?... Y… Oh, Tsukasa-san, hola.- se puso en pie con ayuda de su madre, luego notó a Mirai. -¡Oh, por la pura y verde tierra de Dios, tu hermanita está despierta!-
-Hay mucho que explicar, corazón. Por ahora, creo que tú podrías ayudar a Senku a construir lo que necesite.-
-¿Ayudar a quién?-
-¿Dices que puede ayudarme?- Senku de inmediato se vio interesado.
-Mi pequeño es ingeniero mecánico.- presumió la doctora.
-¡¿Lo es?!- los ojos de Senku de inmediato brillaron.
-No alcance a graduarme… pero supongo que sí podrías considerarme así.- rió nerviosamente. -Mi nombre es Hoshieda Yoshio. Estudiaba en…-
-¡Excelente, Yoshio! ¡Tienes que conocer a Kaseki y ponerte a trabajar inmediatamente!- Senku comenzó a arrastrarlo hacia el laboratorio.
-Esperen… ¡¿QUÉ?! ¡Ni siquiera sé qué está pasando aquí!- gritó mientras Senku lo arrastraba lejos.
-Supongo que debería hacer mi lista de materiales que necesito antes de ir a ver qué tal se llevan.- la doctora rió cantarinamente. -¿Ya han inventado el papel?-
Después de conseguirle una libreta a Atsumi-sensei, los preparativos para la boda siguieron.
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Resultaba que Hoshieda Yoshio era bastante diestro con sus manos. Y Kaseki y él se llevaron bien inmediatamente.
Yoshio no era muy bueno moldeando, pero sí que era excelente con piezas pequeñas y a diferencia de Senku, Chrome y Kaseki sus proyectos no se rompían en el primer intento. Él también les dijo que podría refinar su motor y quizás darle más poder, emocionando completamente a los tres.
Sin embargo no pudieron concentrarse en ciertos proyectos útiles para el barco o para perfeccionar herramientas y maquinaria que ya tenían, porque la doctora Atsumi llegó con la lista de materiales que necesitaría.
Mientras trabajaban en eso, les explicaron más de la historia de la aldea, de la amenaza del hombre del Why y también del arma petrificadora y sus planes de construir un cohete.
-T-tú no eres un tipo para nada normal, ¿eh, Senku?...- Yoshio se tomó un momento para mirarlo horrorizado antes de seguir con su trabajo.
-Es un señor papi bastante peculiar.- su madre rió sonoramente.
-¡¿ Tú eres padre?!-
-Apreciaría que dejaras de llamarme "señor papi", Atsumi-sensei…-
-¿Tienes o no tienes una hija?-
-La tengo…-
-¿Es o no es mi paciente?-
-Lo es…-
-Entonces eres un señor papi, yo no discuto nada más.- se cruzó de brazos con una sonrisa orgullosa.
-Ni lo intentes, amigo. Ella le dice así a los padres de todos sus pequeños pacientes.- el hijo rió nerviosamente.
Después de acabar de conseguir lo más importante de todo lo que Atsumi-sensei pidió, Senku insistió en que Yoshio siguiera trabajando con Chrome y Kaseki y la llevó a su casa para que pudiera seguir revisando a su hija.
-Hay algo que no entiendo, Atsumi-sensei… ¿por qué las paletas estaban en la lista de prioridades para que pueda cumplir cómodamente su trabajo?- miró con gotitas cayendo por su sien a la mujer degustar felizmente la paletita dulce que Francois había hecho.
-Después de años trabajando con niños, debo admitir que estas cosas son mi placer culpable.- rió sin quitar la paleta de su boca. -Será mejor que me hagan una buena dotación antes de que se vayan. No puedo funcionar sin estas cosas.- baba goteo por su barbilla al mirar al dulce frente a ella, antes de volver a metérselo a la boca.
Senku sintió más gotitas resbalar por su frente, pero no dijo nada.
Al llegar a la casa, Tsukiku estaba despierta en brazos de su madre y miró desconfiada a la doctora.
-Como lo siento, dulzura, pero tienes seis meses de nacida y seis meses sin visita a tu pediatra. Te debo seis sesiones de chequeo.- rió cantarinamente, colocándose unos guantes. -Por cierto, señores papis, voy a necesitar que vayan diciéndome sus antecedentes familiares.-
-¿Qué cosa?- Kohaku no entendió para nada a qué se referían.
-Quiere saber sobre nuestras familias y las enfermedades que han padecido. Pero tenemos un problema con eso, doc. Yo soy adoptado, no tengo ni idea de mi historial médico familiar. Además Kohaku viene de una Aldea primitiva donde ni siquiera podrían haber conocido las enfermedades que tenían.-
-Entiendo, entonces estamos casi en blanco. No hay problema. Puedo arreglármelas con la información que tengan de ustedes mismos.-
Kohaku dijo que ella no recordaba haberse enfermado nunca en su vida, aunque su madre murió por una enfermedad y también mencionó la neumonía de Ruri, sin estar segura de si eso era importante o no. Senku admitió que él tenía baja estamina y era propenso a los resfriados, además de su alergia a la laca. Él también le habló a detalle de la bronquiolitis, los pocos cólicos que tuvo (que no estaba seguro de si podía llamar cólicos) y de la ictericia de su hija. Hasta mencionó la disfonía.
La doctora hizo que Senku tomará nota mientras ella se concentraba en examinar a Tsukiku, haciendo pruebas que en opinión de Kohaku eran muy raras y hasta sospechosas, mientras que Senku estaba fascinado con todo.
Pero cuando la doctora dio un fuerte aplauso frente al rostro de su hija, ella de inmediato se sobresaltó con carita asustada y lloriqueo, llamando a sus padres, estirando sus bracitos hacia ellos.
-Oiga…- Senku de nuevo pareció descontento.
-C-creo que eso fue suficiente por hoy…- Kohaku intentó cargar a su hija.
-Ay, papis primerizos.- ella solo rió alegremente. -No se preocupen, todas estas son pruebas estándar. Es bueno, ella está reaccionando bien a todo.- encendió la pequeña linterna que había mandando a hacer y le abrió la boca, haciéndola lloriquear peor mientras la examinaba a fondo.
-¿S-Senku?- Kohaku miró preocupada a su esposo, que parecía contrariado.
-No se asusten.- la doctora volvió a reír antes de ponerse a examinar los ojos de la bebita. -Todo bien por aquí… A ver, ahora…- la hizo sentarse, cosa que la calmó un poco, comprobando su postura y equilibrio. -Bien, aún le está costando un poco, pero va bien encaminada.- la cargó en sus brazos, boca abajo, a lo que ella de inmediato se tensó y empezó a patalear. De repente la bajó hacia adelante y Tsukiku puso sus manos hacia adelante de inmediato, chillando descontenta.
-¡E-eso es suficiente!- Kohaku se acercó a la doctora y tomó a su bebé, mirando con desconfianza a Atsumi-sensei.
Ella miró a Senku, que ya estaba al lado de su mujer intentando consolar a su hijita por el disgusto que había pasado.
Suspiró.
-Ay, padres primerizos… Muy bien, si no me van a dejar hacer mi trabajo…- sonrió un poco demasiado dulcemente. -Les haré un dictado de todo lo que le podría pasar a su bebé si no la revisó adecuadamente ahora…-
Ella procedió a explicarles en términos sencillos la razón de todas y cada una de sus pruebas que deberían haber sido realizadas mes a mes, y aunque Senku ya sabía la mayoría de esas, no sabía la magnitud de las consecuencias que podrían acarrear a largo plazo, ni la gran vastedad de enfermedades y problemas que realmente podrían afectar a un bebé. Ambos acabaron pálidos y Kohaku de inmediato, con lágrimas en los ojos, le devolvió a la bebé y le pidió sollozando que por favor se asegurará que su bebita estuviera bien.
Kohaku lo abrazó nerviosamente mientras observaban a la doctora terminar de examinar a su pequeña, y se aseguraron de responder a todo lo que les preguntara en lo que seguía en lo suyo.
Al final Atsumi-sensei acabó haciendo reír a carcajadas a Tsukiku con juegos y cosquillas, haciendo que toda su animosidad hacia ella se esfumará, lo que hizo que Kohaku se sintiera peor por haberse preocupado de que ella pudiera hacerle algún mal a su bebé…
-Listo, listo. ¿Lo ven? No fue tan malo.- rió cantarinamente, devolviendo a la pequeña a los brazos de sus padres. -Ella está perfectamente sana. De hecho… muy bien para su edad. Todo se desarrolla de forma excelente. Tiene que ganar un poco más de peso por lo que me han dicho de sus revisiones mensuales y medidas anteriores, pero eso se resuelve rápido y fácil, sin preocupaciones. Aunque algo en ella me llamó la atención… su vista parece estar ya completamente desarrollada… Debo hacer más pruebas, pero parece que es capaz de ver casi como un adulto.- miró con ojos entrecerrados a la pequeña que ahora babeaba el hombro de su madre.
-¿En serio?- Kohaku se quedó con la boca abierta.
-De hecho, lo sospechaba.- Senku sonrió orgullosamente. -No estaba del todo seguro, pero he estado tomando nota de lo que pude acerca de su vista a lo largo de los meses. Creo que eso podrá ayudarla a determinar eso con más seguridad, doc.- rió emocionado.
-Eso sería muy útil, señor papi.- sacó otra paleta y se la llevó a la boca. -Aunque me sorprende que hayas notado algo así, fue muy astuto de tu parte. Tienes mis felicitaciones por eso.-
-Nah, probablemente lo habría dejado pasar, pero resulta que mi esposa tiene una vista absurdamente buena. Diría que de 11.0 en una escala de 10.- la señaló con orgullo, haciéndola sentirse extrañamente apenada.
-¿Oh?- la doctora alzó ambas cejas. -Entonces parece que nuestra querida y ambigua genética ha hecho una de las suyas y a favor de la dulzurita. Sin duda seguiré su caso muy atentamente.-
Después de hablar otro rato, Senku decidió acompañarla a Atsumi-sensei al lugar que habían preparado para que pudiera instalarse hasta que terminaran de construirle algo mejor. Y de paso ver que no hayan esclavizado demasiado a su hijo.
Al día siguiente, toda la mañana Senku tuvo que trabajar cargando a Tsukiku en el portabebés, debido a que Kohaku estaba ocupada ayudando a Ruri a prepararse para la boda que sería al atardecer. Su espalda lo mataría después de eso, pero admitía que estaba feliz de poder pasar tiempo con su pequeña leona.
Solo quedaban tres semanas para que se fuera, después de todo.
.
Cuando se acercó la hora de celebrar la ceremonia, Francois y Kohaku fueron a buscar a Senku, la chef para cargar a la bebita mientras la esposa arrastraba a su esposo para ser quien casará a los novios, ya que era el jefe de la Aldea y eso.
Lo arrastró la mitad del camino hasta que se cansó de sus excusas y lo tomó del cuello de su ropa para susurrarle algo al oído.
Senku la escuchó con mala cara, pero entonces sus cejas se alzaron y la comisura de sus labios se extendió hacia la izquierda en una sonrisa ladina y maliciosa.
Después de eso él estuvo mucho más dispuesto a cooperar.
Kohaku se arregló rápidamente para poder adelantarse a la boda y ayudar más a su hermana, dejando a Senku aún preparándose (le habían pedido usar traje) y a Tsukiku siendo preparada por Francois.
Estaba usando un vestido violeta corto y ajustado, con el escote muy pronunciado y además fácil de hacer a un lado por si a su bebita le llegara a dar hambre. Al llegar al claro de bosque donde se celebraría la boda, al pasar algunos árboles, se chocó con alguien, tirándolo sentado al suelo.
-¡Oh, lo siento!- le tendió una mano. -¿Estás bien?-
La persona resultó ser el hijo de Atsumi-sensei, el tal Yoshio, y al levantar la mirada con gesto malhumorado, repentinamente pareció quedarse mudo.
Kohaku alzó una ceja y repitió su pregunta, a lo que él pareció reaccionar, sonrojándose y riendo nerviosamente.
-¡Sí, lo siento!- aceptó su mano y ella lo ayudó a ponerse en pie. -Emm… ¿Tú eres la… la novia?- preguntó un tanto perdido.
-No, es mi hermana.- rió divertida. -Creí que en sus costumbres modernas las novias siempre se casan de blanco…- se llevó una mano a la barbilla.
-¡Oh! ¿Eres de esa aldea que me dijeron? Quiero decir, ¿del grupo de gente que nació en esta época?-
-Sí. La que se casa es mi hermana.- sonrió ante la idea.
-¡Oh, felicidades! Y… eh, realmente lo de casarse de blanco es una costumbre vieja, por lo que sé… Mmm… más vieja ahora que han pasado tres mil años.- frotó su nuca, revolviéndose nerviosamente.
-Oh, creo haber escuchado algo de eso.- o eso le parecía haber escuchado entre las tantas quejas de Senku cuando ellos se casaron. -¡Bueno, debo irme!-
Quiso dar media vuelta para ir a la tienda pero él la tomó de la muñeca, haciéndola voltear a verlo con curiosidad.
-Eh… Mi nombre es Yoshio. Hoshieda Yoshio, no sé si lo escuchaste ayer… ¿y tú eres?-
-Kohaku.- se presentó sonriente, antes de recordar lo que le dijeron cuando se casó de que ahora tenía un apellido. -Ishigami Kohaku.- su sonrisa creció.
-¿Ishigami como Ishigami Senku?... ¿O por qué?...-
-Bueno, la Aldea se llama Aldea Ishigami...-
-Oh, por el astronauta, cierto.- suspiró aliviado.
-Y Senku es mi esposo.- reveló con una sonrisa radiante.
Yoshio se fue de espaldas, soltando su muñeca de inmediato.
Al verlo quedarse en el suelo con una expresión vacía, Kohaku encogió los hombros y fue a ver a su hermana.
Ruri se veía muy hermosa con su vestido moderno hecho por Yuzuriha, con una falda ancha y el escote recto, muy adornado y con un largo velo coronando su cabello peinado en una media coleta baja.
Ella estaba nerviosa, pero visiblemente feliz, con sus mejillas sonrosadas y una sonrisa incapaz de borrarse.
Kohaku la abrazó y le dio palabras de aliento hasta que llego la hora de salir. Su padre vino a buscar a Ruri para llevarla al altar como dictaba la tradición moderna y Kohaku decidió ir a echar un rápido vistazo a Chrome y Senku, solo para asegurarse de que estuvieran listos y sin hacer nada estúpido.
Resulta que sí estaban haciendo algo estúpido. Por alguna razón Ryusui, Taiju, Ginro y otros aldeanos estaban cargando a Chrome alrededor de todo el claro, lanzándolo y atrapándolo entre risas, ignorando sus quejas. Y Senku en vez de frenarlos se estaba riendo como si no hubiese un mañana, sacando algunas fotografías. Tsukiku en brazos de Francois a su lado estaba aplaudiendo y riéndose, provocando que algunas de las fotos fueran de ella.
El mal humor de Kohaku ante la escena se desvaneció al ver a su bebita vestida con un hermoso vestidito violeta con "falda de tul" según Yuzuriha. También tenía una diadema con una flor en su cabeza y su cabello atado en dos coletitas una vez más.
De inmediato corrió a llenarla de besos y Senku, después de tomarles un par de fotografías, le preguntó si ya era la hora.
Después de que Kohaku contestara que sí apenas prestando atención por estar mimando a su bebé, Senku mando a todos a calmarse y bajar a Chrome, que se tambaleó en su sitio antes de que Senku lo ayudara a ir al altar, donde se acomodó nerviosamente mientras todos iban a sus puestos.
Kohaku le dio un último beso a su hijita en la frente antes de ir a su lugar como dama de honor según la tradición moderna.
Luego de unos minutos, Ruri se hizo presente y todos los ojos fueron a ella, viéndola como un ángel con tanto blanco rodeándola. Y Chrome estaba completamente idiotizado, por supuesto.
Su padre no pareció del todo contento cuando le tendió la mano de Ruri a Chrome, pero ellos lo miraron con grandes sonrisas y él acabó relajándose.
-Muy bien, acabemos con esto.- Senku se plantó frente a la pareja, rascando su oído con fastidio. -Tómense de las manos o como quieran.- Chrome y Ruri entrelazaron sus dedos felizmente. -Normalmente las bodas modernas son mucho más asquerosamente elaboradas que esto, pero vamos al grano y presentemos los anillos. Si tienen algún discurso o algo así díganlo ahora.-
-N-no prepare nada…- admitió Chrome levemente avergonzado.
Ruri sonrió tiernamente.
-Algunas cosas es mejor demostrarlas antes que decirlas. Y yo no necesito nada más que esto.- apretó su agarre en sus manos.
Chrome sonrió aliviado y conmovido, acariciando sus manos con sus pulgares.
Kohaku sonrió enternecida, lanzándole una mala mirada a su esposo cuando lo vio hacer una mueca de repulsión. Le dio una mirada de advertencia y él bufó, al menos intentando disimular su fastidio ahora.
Una vez más Suika fue la encargada de llevar los anillos. Chrome tenía guardado una piedra lapislazuli desde hace tiempo, sin haber podido encontrar un momento para regalarla a su hermana, así que decidió que con eso coronaría su anillo.
-Muy bien, sigamos con esto. Chrome, ¿aceptas a Ruri como tu esposa, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, desde ahora y para siempre hasta que la muerte (o el divorcio) los separe?- preguntó con voz ácida.
Todos sintieron gotitas correr por sus frentes ante la actitud de Senku, aunque la mayoría de ellos no estaban para nada sorprendidos.
Kohaku se quitó la flor que tenía a un costado de su cabello y se la lanzó, enviándole otra mirada de advertencia para que se comportara.
Chrome solo se rió ante la actitud de Senku.
-Sí, acepto.- sonrió emocionado.
-Ruri, ¿aceptas a Chrome como tu esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, desde ahora y para siempre hasta que la muerte los separe?- preguntó con voz mucho más compuesta esta vez.
-Sí, acepto.- sonrió con lágrimas en los ojos.
-Bien, ahora pónganse los anillos de una buena vez.- entre risas nerviosas, ellos lo hicieron. -Ahora, antes de proseguir, debo preguntar, por más ridícula que sea la pregunta... ¿Hay algún imbécil que se oponga a este matrimonio aunque a nadie le importe ya que se van a casar de todos modos diez billones por ciento seguro? Sí hay alguien que hablé ahora (aunque eso no serviría para nada) o que calle para siempre.- después de dos segundos, Senku volvió a hablar. -Ok, entonces sigamos. Yo los declaró marido y mujer. Ya besa a la novia, idiota.- sonrió divertido mirando a sus amigos.
Chrome rodó los ojos, antes de suspirar felizmente y apartar el velo del rostro de Ruri. Entonces pareció congelarse, deslumbrado por su belleza, a lo que ella se adelantó y fue la que lo besó, haciendo que todos estallaran en aplausos y vitoreos.
Kohaku sintió sus ojos llenarse de lágrimas de felicidad. ¡Había esperado tanto por este momento! Hasta creyó por mucho tiempo que sería imposible… y allí estaba ahora, viendo a su hermana felizmente casada con el hombre que siempre había amado.
Francois se le acercó con su bebé en un brazo y un pañuelo en mano mientras muchos de sus amigos rodeaban a los recién casados para felicitarlos.
-Este es el día más feliz de mi vida.- sollozó Kohaku con su rostro enterrado en el pañuelo.
-¿Más que tu boda?- Yoshio también se acercó curioso, seguido de su madre la doctora Atsumi.
-¿Eh? Mi boda fue horrible.- dijo con el rostro en blanco.
-Cierto. Peor día de mi vida le quedaría mejor.- Senku se acercó riendo.
-¿Y qué hay del día que nació su hija?...-
-Casi muero.-
-Casi muere.-
Ante la contestación sincronizada de la pareja, Yoshio solo pudo observarlos con una gran gota de sudor frío corriendo por su frente.
-Aunque por supuesto que cada momento junto a mi bebé son los mejores y más felices.- Kohaku tomó a Tsukiku de los brazos de Francois y comenzó a llenarla de besos.
Yoshio agachó la mirada y Senku lo miró con ojos entrecerrados.
Poco tiempo después pasaron por un banquete y un baile, hasta que fue el momento de que despidieran a la pareja y las bromas y miradas pícaras de varios idiotas no se hicieron esperar.
Kohaku decidió tomar del brazo a su hermana y apartarla del gentío, notándola muy nerviosa a su lado.
-Emm…- ella estaba retorciendo sus manos nerviosamente.
-¿Qué pasa?- Kohaku sonrió inocentemente, sin entender su nerviosismo.
Más que muy roja, Ruri le susurró sus preocupaciones en el oído, a lo que Kohaku se quedó con la boca abierta.
Ah, sí…
Le sonrió tranquilizadoramente y tomó su hombro con el brazo que no estaba usando para sostener a su hija, entonces le dijo algunas cosas que la hicieron ponerse todavía más roja y más tensa.
-Solo relájate.- rió nerviosamente. -Solo duele un momento y ya luego…- su rostro enrojeció mientras sus ojos se desviaban hacia el cielo, pensando en lo maravillosa que Senku la hacía sentir. De hecho tenía el ligero presentimiento de que estaba babeando, a juzgar por la mirada escandalizada de su hermana…
-No pude evitar oír su conversación.- la doctora Atsumi se apareció de la nada, haciéndolas brincar en sus sitios. -Permíteme darte unos cuantos consejos de parte de una profesional en la salud y el cuerpo humano.- tomó los hombros de Ruri y empezó a decirle cosa tras cosa que solo la hizo enrojecer más, pero calmó ligeramente sus nervios.
Luego de que Ruri se calmara y se marchara decidida hacia Chrome, Kohaku extendió una mano temblorosa hacia la doctora. Con un poco de timidez, le preguntó si tenía más de esos consejos. Atsumi-sensei sonrió con picardía, ahora tomándola a ella de los hombros y susurrándole cosa tras cosa que la dejó con la boca abierta y el rostro muy rojo.
Chrome estaba intentando librarse de los pesados de sus amigos cuando notó a Ruri venir hacia él. Eso le dio la excusa perfecta para irse, pero antes de eso Senku apoyó una mano en su hombro y le dio una pequeña caja.
-No olvides eso.- rió maliciosamente antes de alejarse.
Chrome se dirigió hacia Ruri con el rostro humeando, y ambos no perdieron tiempo en salir de allí para acabar con los momentos incómodos con sus amigos y finalmente tener su tiempo a solas.
Cuando Senku y Kohaku llegaron a casa, ella puso a Tsukiku a dormir en su cesto y él alzó una ceja al reconocer en su mirada traviesa lo que ella quería.
-Ah, no, leona. Nada de eso.- negó con la cabeza. -Hoy estoy demasiado cansado.-
Ella sonrió de forma felina y seductora, rodeando la cama para acercarse a él y comenzar a desabotonar su camisa.
-Dame un minuto y te quitaré el cansancio…-
-L-leona… No creo que...-
Desgraciadamente, fue cuestión de diez segundos para que él cediera totalmente a ella, y volvieron a jugar al juego de "el que hace ruido pierde".
Al día siguiente, Senku y Chrome llegaron tarde al trabajo con sonrisas estúpidas que muchos miraron con envidia y otros con burla.
Hoshieda Yoshio estaba trabajando con Kaseki cuando Senku entró y su gesto se agrió de inmediato, provocando que Senku arqueara las cejas. Eso lo hizo encogerse y sonreír forzadamente, saludándolo sin muchos ánimos.
Se pusieron a trabajar en el pedido de Atsumi-sensei. Ella quería hacer una pequeña clínica equipada con lo más básico para tratar a los niños y a la gente que pidiera necesitarlo en el futuro. Y Senku quería terminar eso en menos de una semana.
Afortunadamente Yoshio era bastante brillante, y dejó a todo el mundo con la boca abierta cuando demostró conocimientos superiores a los de Senku en áreas de construcción y diseño.
Cuando Kohaku se acercó a ver su trabajo, ella también se impresionó al ver las habilidades de Yoshio. Y Senku al lado de ellos, sosteniendo a su hija, miró con rostro muy serio la sonrisa descaradamente obvia y complacida de Yoshio al recibir la atención de su esposa.
Ya estaba planeando llevar a Yoshio al viaje con ellos por sus habilidades, pero al día siguiente se sorprendió cuando Atsumi-sensei se negó a su pedido, no porque fuera su madre, sino porque necesitaba más de sus habilidades.
-Es muy probable que nos tome meses o quizás más, pero con la gran habilidad de mi hijo podría conseguir lo que necesito para completar mi equipo médico.- sacó la paleta de su boca un momento para hablar con completa seriedad. -Quiero desarrollar vacunas. Con él de mi lado, no es imposible.-
Eso era algo que Senku no podría discutir. Si había algo que había estado deseando todo el tiempo desde antes de que naciera su hija, desde el momento en el que confirmaron el embarazo, eso era vacunas.
Pero debía admitir que estaba preocupado… Extrañaría a su hija, pero también a Kohaku. Ellas eran todo para él, lo admitía. Separarse sería doloroso.
Sabía que estaría meses fuera y probablemente se perdiera muchos momentos importantes de su hija, posiblemente también su primer cumpleaños, y ya estaba planeando algo para eso… Tenía varias sorpresas para su Tsukiku.
Pero ahora… ahora que Kohaku iba a quedarse, y encima con personas como Hoshieda Yoshio a su alrededor, era más consciente de que también extrañaría mucho estar al lado de su mujer. Y entonces decidió que necesitaba sorpresas para su Kohaku también.
Buscaría estar junto a ellas, que lo sintieran cerca incluso estando al otro lado del mundo. Con la ciencia de su lado, incluso una locura diez billones por ciento tan ilógica como esa era posible.
Con su propio conocimiento y su propio esfuerzo, Senku comenzó a trabajar en dos cofres que llenaría de obsequios con fechas de entrega. Uno para su leona, y otro para su mini-leona.
Aunque eso no sería suficiente para compensar su ausencia, de todos modos daría lo mejor de sí para hacerles saber lo mucho que las extrañaría. Y que siempre las tendría en su mente.
Todavía tenía tres semanas para lograr todos sus planes, la cuenta regresiva ya estaba en marcha.
¡Esto sí que era emocionante!
Continuara...
Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :D
Luego de tanto, finalmente tuve tiempo de actualizar este fanfic tan querido por mí :')
Ahora si les puedo decir con diez billones por ciento de seguridad que a Baby Stone le quedan aproximadamente cinco capítulos para terminar! TToTT
Tal vez más o tal vez menos x'D
Estoy muy feliz de haber llegado a los 30 capítulos en este fic! Y también quiero darles mi más profundo agradecimiento por todo su apoyo al fic!
No puedo creer que hayamos llegado a sobrepasar los 500 reviews! Eso me hace muy feliz! También me quedé con la boca abiertisima al ver más de 200 favs y follows! De verdad que muchas gracias!
Me pregunto si quedaran lectores que leen Baby Stone desde el 2019... OwO?
Se vale soñar :'3
Espero que este cap les haya gustado, que les haya entretenido, ahora más que nada estamos cerrando la trama para preparar el final... y también les tengo un anuncio con el final, pero no voy a decir nada por ahora :P
De verdad que muchas gracias por todo su apoyo! No olviden que los amo!~
Capítulo dedicado a Tyare P. Vargas con todo mi amor! *o*
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
