Baby Stone.
Capítulo treinta y dos: Promesas en el mundo de piedra.
Kohaku se despertó muy temprano en la mañana por un agudo chillido de su bebé.
Ya llevaban varios días practicando eso del colecho y era mucho más fácil calmarla, solo debía bajar su vestido y acomodarla y... calmada.
-¡WAAAAAAAA!-
Senku y Kohaku se sentaron de golpe.
-¿Qué le pasa?- preguntó Senku adormilado. -Estuvo muy tranquila estos últimos días.-
-No lo sé, parece que no quiere comer.- bostezó. -Su pañal está limpio, no tiene frío, y estamos con ella... ¿Qué pasa, bebé?- la arrulló mientras Senku se paraba para abrir las cortinas y dejar entrar la luz del sol que apenas estaba saliendo.
-¿Tal vez quiera sus papillas? Ya les está agarrando el gusto.- volvió a la cama y le tendió los brazos para que se la diera. -Déjame revisarla.-
Kohaku hizo otro intento de amamantarla, pero Tsukiku volvió a rechazarla y finalmente tuvo que dársela a Senku, que empezó a hacer todas sus revisiones raras que no entendía pero para nada, teniendo algunas dificultades porque su pequeña no dejaba de revolverse. Estaba verdaderamente malhumorada y sin ninguna razón aparente.
-No parece tener nada.- murmuró Senku, extrañado. -¿Serán cólicos?
-¡¿Otra vez esas cosas infernales?!-
-Puede que no, solo es una hipótesis.- la acunó en sus brazos y comenzó a mecerla suavemente. -Le daré diez minutos para calmarse, sino la llevaremos con Atsumi-sensei.-
Kohaku asintió y empezó a tararear por lo bajo, ganando que Tsukiku la mirara curiosa, aún sollozando. La mujer sonrió dulcemente y comenzó a cantar con voz animada, a lo que los sollozos bajaron y luego de unos minutos de escuchar a su madre empezó a dormirse cuando cambió su tono a uno más bajo y melodioso.
Ambos suspiraron aliviados al ver que finalmente se había calmado.
Desgraciadamente ya había amanecido y los dos tenían cosas que hacer.
Se miraron con cansancio.
-¿Una hora más de dormir no hace daño?- propuso Kohaku con una sonrisa tentadora.
Senku sonrió resignado.
-Una hora.-
Volvieron a dormirse y en una hora y media se despertaron y maldijeron, dejaron a su bebé en su cesto y salieron corriendo a prepararse apresuradamente para sus labores.
Afortunadamente Francois la cuidaría y le daría de comer ese día, así que apenas ella llegó pudieron irse, solo tomando un par de frutas para desayunar.
Kohaku tenía que entrenar con Matsukaze esa mañana y luego unas horas con Tsukasa y los demás en la tarde después de descansar un tiempo con su hijita. Fue un día agitado, y justo cuando iba a ir a casa se encontró con que Yuzuriha y Kaseki estaban llamando a todos a mirar el nuevo mapa de pasos que habían hecho por pedido de Senku, ¡y era increíblemente detallado e impresionante! Un "globo terráqueo" o algo así, señalando las ciudades que harían, los lugares a los que viajarían, y todo lo que necesitaban para lograr hacer el cohete.
Tsukiku quería desesperadamente comerse todo lo que sobresalía de ese globo terráqueo, así que tuvieron que mantenerla muy alejada de él y Yuzuriha y Kaseki prometieron hacer una versión aparte de juguete para ella.
Kohaku miró todo con asombro, pero al volver a casa junto a Senku, cargando a su bebé que ahora estaba babeando su propia mano, no pudo evitar pensar en que probablemente no podría ir a ninguno de esos lugares geniales de los que hablaron, porque ir supondría el terrible precio de dejar atrás a su pequeña hijita sin sus padres.
Al llegar a casa, observo sonriente a Senku dándole su papilla del día a su bebé, y luego de bañarla y jugar con ella, se mantuvo sentada en la cama meciendo a su niña despierta pero tranquila en brazos y miró curiosa a su esposo.
-¿Finalmente me dirás qué te pasa? Llevas horas actuando distante.- hurgó en su oído mientras se sentaba a su lado en la cama también.
-Estaba pensando... Pasará mucho tiempo para que completemos todos los pasos en ese mapa, ¿no es cierto?-
-Sí, seguramente nos tome años.- hizo una mueca. -Tsukiku probablemente sea capaz de decir electroencefalografía para cuando construyamos un cohete capaz de llevar una tripulación a la luna.- sonrió, bajando la cabeza para llamar la atención de su hija. -¿Verdad que podrás decir electroencefalografía, verdad que sí? Tal vez hasta puedas decir electroencefalografista.- dijo todo con muecas exageradas, haciendo reír a carcajadas a su hija, aunque luego bostezó. -Ah, muy cansada para seguirme el juego, ¿eh? Ojala tú tuvieras la misma consideración que yo cuando soy yo el que quiere dormir.- rió entre dientes, divertido. Tsukiku sonrió adormilada al ver a su padre reír y Senku de inmediato sacó la cámara de emergencia reservada para estos casos y le tomó varias fotografías. -Estas se vienen conmigo a Estados Unidos.-
Kohaku sonrió encantada, antes de bajar la mirada hasta su hija.
-Senku... Sí va a pasar tanto tiempo... Entonces cuando ella crezca más podríamos... ¿llevarla con nosotros?- lo miró expectante.
No pudo evitar sentirse muy decepcionada cuando él no dudo ni un segundo en negar con la cabeza.
-Iríamos a trabajar como locos, y solo el cruzar el océano es lo suficientemente peligroso. Yo no le permitiría algo así hasta que llegue a la adolescencia.-
-Senku, eso es demasiado hasta para ti.- lo miró mal.
-Quiero decir, si es que la situación no cambia.- bufó, dejándose caer en la cama. -Si es después de deshacernos de la amenaza que representa Whyman y si fuera en un avión comercial sí le permitiría viajar sin problemas claro, pero de otro modo deberá ser sobre mi cadáver.- se cruzó de brazos aún recostado, sin lucir muy autoritario pero sí muy terco.
-Ja, la sobreproteges demasiado, cuando mi padre era así conmigo yo me escapaba a cazar jabalíes y huir de leones.- alzó la barbilla con molestia.
-Educaré a mi hija para no ser así, entonces.-
-Papá.- ante el sorpresivo llamado de su hija, Senku se sentó al instante.
-¿Sí, princesa?- la tomó en sus brazos, mirándola con una sonrisa embobada.
-Papá. Papá.- ella levantó sus bracitos y él bajó la cabeza para que pudiera morderle el cabello.
-Odio cuando hace eso.- bufó.
-Entonces no se lo permitas.- lo miró con burla.
-Un rato no hace daño...-
Kohaku negó con la cabeza, antes de mirarlo pensativa otra vez.
-Otra cosa que quería preguntarte es sí existía la posibilidad de que alguna vez cambiemos roles...-
-¿A qué te refieres?- preguntó sin mirarla, acomodando a Tsukiku en su pecho para que siguiera masticándole el cabello mientras se recostaba para dormirse.
-¿Existe la posibilidad de que alguna vez tú te quedes con ella y yo sea la que viaje?-
Senku frunció el ceño, pensativo.
-No es completamente imposible, pero sería muy difícil, y como sea es un futuro lejano. Tendríamos que conseguir otro científico diez billones por ciento confiable para encargarse de toda mi parte.- la miró con mucha seriedad.
-Entiendo.- bajó la cabeza. -Supongo que no tengo más alternativa que quedarme con ella yo, porque no quiero volver a dejarla sola.- se sentó más cerca de él, acariciando el rostro regordete de su bebé.
-Apoyo tu decisión totalmente, y siento mucho que las cosas deban ser así.- sonrió con tristeza.
Ella negó con la cabeza y lo besó, sin querer volver a crear un ambiente deprimente.
Tsukiku chilló disgustada como siempre que se besaban delante de ella y pidió desesperadamente ir con su madre.
Ella rió mientras Senku refunfuñaba, cantándole hasta que finalmente su pequeña se durmió.
Se durmieron y en la madrugada su niña volvió a despertarse a gritos y por un largo rato no pudieron calmarla hasta que encontraban algo con que distraerla y pudieron dormir un poco más antes de despertarse a darle su papilla.
-Le gusta mucho la fruta.- notó Kohaku con una sonrisa enternecida mientras le daba otra cucharada.
-Sí, también el pollo. Es una mini-leona tan glotona como su madre.-
-¡Te he dicho muchas veces que no somos unas leonas, bastardo!-
-Claro que son unas leonas. ¿No son unas leonas? Sí son unas leonas, ¿o no? Todas unas leonas.- le dijo exageradamente a Tsukiku, que se rió y escupió buena parte de la papilla.
-Senku, sigue así y dormirás afuera con los leones.- Kohaku lo miró con reproche, antes de negar con la cabeza y ofrecerle otra cucharada a su niña.
-¡No!- dijo Tsukiku, agitando sus bracitos.
-¿No?- ambos la miraron con sorpresa.
-¡Nonono!- siguió agitando los brazos de un lado a otro.
-Ja, lo está diciendo más seguido.- Kohaku sonrió emocionada, bajando la cuchara. -Antes solo lo decía cuando nosotros lo repetíamos mucho.-
-¡Es un gran progreso! ¡Esta pequeña leona tiene diez billones de puntos!- Senku la cargó en brazos riendo con emoción, contagiándole la risa a ambas.
-¡Nonononononono!- balbuceó su bebé alegremente en medio de sus carcajadas. -¡Nonono!-
-¡Muy bien, mi bebé, eres tan inteligente!- Kohaku se derritió por escuchar su linda vocecita.
-¡No!-
-Ahí tenías que decir sí, pequeña tontita.- Senku la cargó en un solo brazo y usó el otro para pellizcar su nariz. -Sí, sí, sí.- sonrió con emoción. -Sí, sí, sí.-
-¿Ti?- pareció confundida.
-Sí, sí, sí.- asintió con la cabeza sonriendo. -No, no, no.- frunció el ceño y negó con la cabeza.
-Tititi.- sonrió enormemente, riendo un poco. -Nonono.- frunció el ceño, haciendo pucheros.
Kohaku se desmayó por un repentino golpe de ternura, mientras Senku rió como loco y empezó a girar por la habitación con ella en brazos, cosa que le encantaba y de inmediato la hizo gritar y reír de alegría.
-¡Otros diez billones de puntos para ti! ¡Eres tan absurdamente inteligente que me haces parecer un idiota! ¡En unos meses seguro me das una paliza en el shōgi!-
Todo fue risas hasta que alguien vino a golpearles la puerta y Senku tuvo que despedirse para ir a trabajar, excepto que Tsukiku se negó a soltarlo.
-¡Nonono!- apretó su ropa en sus puñitos. -¡Nono!- hizo sus pucheros de malhumorada.
-Sí, sí, sí.- Senku le sonrió con diversión. -Vamos, mini-leona, sabes que sí vas conmigo vas a abandonarme para ir con Francois, mocosa traicionera.-
-¡Nonono!- su rostro enrojeció y pareció a punto de llorar.
-Hoy no me convencerás, mocosa, te quedas en casa.-
-Nonono.- lo miró con sus pucheros de tristeza. -Nono, papá.-
Al minuto siguiente Kohaku se despidió de Tsukiku mientras Senku se colocaba el portabebés.
-Pórtate bien, mi bebé. ¿Sí, sí?- le sonrió amorosamente.
-¡Tititi!- sonrió enormemente.
Senku se fue con su hija al trabajo otra vez y Kohaku decidió ir a entrenar un poco y quizás luego ir a ver a su familia.
Al menos le alegraba que Senku y Tsukiku pudieran pasar más tiempo juntos.
Quedaba poco más de una semana para noviembre.
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-No, no, no.- Senku alejó un tubo de ensayo con restos de alcohol destilado de las manos de su hija. -¡Maldita sea, Chrome! ¡Deja de poner tus mierdas en la mesa, ya sabes que mi hija está aquí! ¡Es la tercera vez que casi se come algo peligroso!
-¡¿Pero que no la vigilas?!- lo miró mal. -¿Quién es el padre aquí, tú o yo?-
-¿Quién crees que acabará con el culo en la nuca por las patadas de Kohaku, tú o yo?-
-Bastardo.- maldijo por lo bajo, pero empezó a despejar la mesa. -Me dejas todo el trabajo de la grabadora de voz y también tengo que cuidar a la bebé incluso aunque la traes encima con esa cosa ridícula.-
-Con el grabador de voz no tienes opción, necesitan usar un tubo de madera lacada y soy alérgico a la laca. Además según Atsumi-sensei Tsukiku también lo es, así que no te acerques a menos de dos metros de ella cuando estés trabajando con eso o lo que te hará Kohaku será como una caricia en comparación a lo que te haré yo.- sonrió de forma tan espeluznantemente amenazadora que Chrome empezó a temblar en su sitio, con la piel blanca como el papel.
-Ser esposo de esa gorila te está afectando... Solo espero que Tsukiku no salga como ella...- se estremeció de solo pensarlo.
-Sí, sí, lo que digas. Ahora largo y llévate tus mierdas peligrosas a otro lado.- le hizo un gesto despectivo con la mano.
Chrome se marchó maldiciéndolo a susurros.
Siguió trabajando mientras Tsukiku masticaba uno de sus sonajeros y ocasionalmente le jalaba el cabello hasta que Ryusui entró acompañado de Francois y Gen.
-¡Senku! Quiero más luces para el bar de Francois y también quiero...-
-¡Dadoi!- al ver a Francois, Tsukiku empezó a revolverse como enloquecida. -¡Dadoi, Dadoi!-
Francois sonrió tiernamente y fue a cargarla en sus brazos, a lo que Senku bufó y se quitó el portabebés después de dársela.
-Te lo dije, mocosa traidora.- refunfuñó.
-La cuidaré con gusto hasta que acabé de ayudar al amo Ryusui con lo que desea, Senku-sama.-
-Bien, bien, acabemos con esta mierda. ¿Qué quieres además de las luces y cuántos dragos me darás a cambio?- se acercó al rubio frotando su hombro que dolía después de horas de soportar el peso de la mocosa traidora.
Luego de trabajar con Ryusui, vio que Francois había logrado dormir a su bebé así que se dedicó a terminar con su proyecto del día y luego la llevó a casa. Se despertó en el camino y se puso a observar todo con curiosidad.
-¡Eme!- gritó al ver un pájaro posado en un árbol cercano. -¡Eme, eme, eme!- se revolvió inquieta.
-Ah, no, ni lo sueñes. Ya sé que eso significa que te lo quieres comer y eso sí que no.- rió entre dientes. -Tienes que controlar ese apetito de leona que tienes.-
-Nonononono.-
-Exacto, no, no, no al eme.-
-¿Nonono eme?- pareció confundida.
-No, no, no.- negó con la cabeza, intentando controlar su impulso de besar su frente en medio de una zona transitada. Apenas podía tragarse el orgullo lo suficiente para hacerlo delante de Kohaku, no iba a hacerlo delante de aldeanos y demás mano de obra.
-Nonono, papá. ¡Nononononono!- siguió revolviéndose. -¡Papapapa nonononononono!
-Sí, sí, sí, papá.- asintió solemnemente.
-¡Nono papá!-
-Sí, sí, sí.- rió encantado. -Esto es lo más parecido que hemos tenido a una conversación de doble sentido, entendible para ambos. ¡Has crecido muchísimo!- la miró encantado y ella quitó su gesto malhumorado y le sonrió también. -Pero aún así no, no, no al eme.-
-¡Nonono, papá!- volvió a quejarse y revolverse.
Él siguió discutiendo con ella todo el camino, sin importarle que todos los que pasaran cerca lo vieran raro.
Al llegar a casa y ver que Kohaku no parecía haber llegado aún, sonrió y le besó la frente.
-Ya, lo siento, te daré papilla de manzana hoy. ¿Sí, sí, sí?-
-¿Tititi?- imitó su tono, pero eso le bastaba.
-Tomaré eso como un sí.- volvió a besar su frente y fue entonces que escuchó el característico sonido de una cámara sacando una fotografía.
Volteó con pánico, palideciendo al ver a su esposa aguantándose la risa, con la cámara de emergencia en sus manos.
-Lo siento, pero son demasiado adorables.- casi podía ver corazones flotando a su alrededor, por más ilógico que pudiera sonar.
-Mierda, leona, será mejor que rompas esa cosa.- se encaminó hacia ella pisando fuerte, pero entonces...
-¡Meda!-
Senku y Kohaku se congelaron por completo.
Ambos voltearon muy lentamente hacia Tsukiku, que sonreía de forma tan inocente y hermosa como siempre.
-¡Meda!- repitió su pequeña, riendo un poco.
-¿Qué acabas de...?...- Kohaku palideció por completo, mirando con horror a su hija.
-¡Meda, meda, meda!- siguió riendo, completamente ajena a como la mirada de su madre se oscureció mientras sus ojos se desviaban a su padre, brillando con sed de sangre. -¡Meda!-
Senku estaba inmóvil, con los ojos muy abiertos fijos en el techo y la boca apretada en una fina línea, sudando profundamente, intentando calcular una forma de sobrevivir a esto, sin éxito alguno. Apenas soltará a su bebé era hombre muerto y lo sabía.
Cinco minutos después, Tsukiku se encontró sola en su sillita alta, mordiendo su sonajero mientras veía a su madre sostener la cabeza de su padre a la altura del grifo del fregadero, manteniéndolo quieto en su sitio mientras el chorro de agua le caía directo en la boca.
-¿Lo ves, bebé? ¡Esa palabra fea no se dice!- su madre sonrió con los dientes apretados y varias venas hinchadas en su frente. -¡Esto es lo que le pasa a las personas malas que dicen esas cosas desagradables!- exclamó con un tono azucarado que hizo reír a Tsukiku, mientras que Senku seguía implorando piedad.
-¡Demonios, ya entendí, déjame!- gritó con dificultad.
-¡Demono, demono!-
-No, no, no, bebé. Eso no se dice.- negó con la cabeza sin perder su dulce sonrisa, estrellando la frente de Senku contra el grifo antes de volver a ponerlo bajo el chorro de agua.
Estuvieron así otros cinco minutos hasta que Tsukiku gritó "eme, eme" y Kohaku al fin liberó a su esposo para ir a alimentar a su pequeña.
Senku se desplomó sobre el fregadero, maldiciendo pero mentalmente.
Lección aprendida, desde ahora cuidaría su lenguaje delante de su hija.
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-¡Muy bien, atención, atención, todos!- Minami aplaudió sonoramente parada en una plataforma frente a una buena parte del reino científico. -¡Como ya saben, nuestra princesa Tsukihime-chan cumplirá siete meses en una semana! ¡Tuvimos mucho tiempo libre esta vez para planear la gran fiesta de celebración! Lamentablemente Senku-kun ya nos amenazó con hacernos la vida imposible sí hacemos una fiesta grande, ¡pero Gen y Ryusui han aceptado tomar toda la responsabilidad por nosotros!- los señaló con ambas manos y toda la multitud aplaudió con emoción mientras ellos saludaban con orgullo. -¡Así que tendremos nuestra gran fiesta!-
Todos aplaudieron hasta que Gen y Ryusui pidieron tomar la palabra.
-Fuimos muy discretos hasta este momento, pero eso ya no será necesario~. Ya que estos son los últimos días antes de partir, Senku-chan estará muy ocupado mimando a su princesa, ¡así que este es nuestro momento para actuar!-
-Ya tenemos la carpa, las luces de colores y la música, ¡y gracias a nuestro nuevo amigo Yoshio pudimos conseguir todo lo necesario para una gran sorpresa!-
-¡Ooh!- todos le aplaudieron al despetrificado más reciente, que rió avergonzado, frotando su nuca y diciendo que no fue nada.
-¡Recuerden que también es una fiesta de despedida para todos, pero lo más importante es el hecho de que nuestra princesita cumple sus siete meses! La primera mitad de la fiesta será exclusivamente para niños y bebés, ¡pero luego de que la princesa se duerma haremos una inauguración temprana del Bar de Francois!- todos vitorearon emocionados.
-Aún así~.- Gen intervinó. -Recuerden usar las nuevas cámaras que preparó Yoshio-chan para colaborar en la gran sorpresa de la fiesta, ¡todos podrán participar!~-
-¡Hurra!- la alegría reinaba en el ambiente, y Gen y Ryusui sonrieron complacidos.
Últimamente los ánimos habían bajado debido a que la moral dependía mucho de los líderes, y por más que Senku estaba haciendo su mejor esfuerzo en mantenerse animado todos sabían que pronto debía separarse de su hija y eso era muy deprimente y triste. La fiesta había ayudado mucho a mantenerlos ocupados y optimistas, esperando por algo bueno.
Senku les arrancaría la cabeza, pero valía la pena.
Al menos tenían cierto truco para apaciguarlo... aunque también tenían otro plan que muy probablemente los haría acabar sumergidos en ácido sulfúrico.
Pero bueno... ¡valdría la pena!
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-¿Me dejas ir a trabajar? Tengo que terminar el último regalo para ti y para tu madre.- Senku chasqueó la lengua mientras peinaba cuidadosamente el cabello de su hija. -Luego no te quejes cuando tu juguete con luces funcione mal. ¿Y tú quieres lidiar con el malhumor de mamá sí su cuchillo no tiene filo?-
-¿Mamá?-
-Sí, sí, sí, mamá se enfadará.- le ató cuidadosamente una de sus coletitas.
-¿Mamá enadada?-
-Sí, mamá enfadada. Mamá no, no, no.- ató la otra coletita.
-¿Mamá nonono?-
-Ajá. -Sonrió, volteándola y comenzando a peinar su flequillo. -¿No tienes sueño, mini-leona? ¿Dormir no, no, no?-
-¡Domi no!- Senku abrió mucho los ojos. Cuando ella decía un solo "no" significaba que no quería pero ni un milímetro.
Maldijo (mentalmente) y siguió peinando su flequillo con una mueca.
Ahora que sostenía su cabeza solita y podía sentarse por bastante tiempo había descubierto que peinarla normalmente la relajaba y luego mecerla un poco bastaba para dormirla.
También a veces le tarareaba, pero ese era un secreto que se llevaría a la tumba.
-¿No, no, no a dormir? ¿Dormir no, no, no?- preguntó un tanto desesperado, porque sí seguía así tendría que quedarse más tiempo trabajando y llegaría más tarde a casa y dormiría muy pocas horas.
Últimamente Tsukiku siempre se despertaba de madrugada, muy molesta, llorando sin consuelo por largo rato hasta que lograban distraerla o sí tenía mucha hambre o si le daban para mordisquear lo que sea con lo que se obsesionará, ya sea una cuchara o el dedo de alguno de ellos. Aunque normalmente le gustaba más morder su cabello.
-¡Domi no, papá, no!-
-Ok, ok, entiendo la seriedad de tus palabras, reconsideré mi petición y he llegado a la conclusión de que ceder es la mejor opción para ambos. ¿Satisfecha?- la miró con una sonrisa divertida ante su ceño fruncido, como si quisiera entenderlo y le frustrara no poder hacerlo.
-Dodotendodadadadedada, dedontededon, didegagadodadedededadodo. ¿Tatida, papá?-
Senku ladeó la cabeza al escucharla, sonriendo como un idiota, antes de asentir a lo que decía y volver a tomarla en brazos.
-Qué interesante, dime más mientras te damos tu masaje por adelantado, ¿quieres contarme más sobre ese dedondegagado?- rió.
Kohaku estaba dormida ya que Tsukiku no los había dejado dormir mucho estos días. El plan había sido despertarla cuando la niña se durmiera así podía acomodarse y dormir con ella mientras él iba a trabajar, pero bueno, parecía tener mucha energía esta mañana.
Bostezó, sonriendo con cansancio al verla queriendo comerse su propio pie.
Estaba cansado, quería ir a trabajar para poder regresar temprano a casa y sabía que de todos modos no iba a dormir mucho esa noche, pero aun así ver a su hija lo hacía sentir mucha paz y felicidad. Era algo absurdo y sin lógica, pero no quería estar en ningún otro lugar más que viendo a su pequeña bebé babear todo a su alrededor.
Aunque resulta que su pequeña bebé era una cachorra de leona a la que le gustaba darle ataques de pánico, así que pronto empezó a rodar por la cama y en una de esas rodó muy cerca del borde y él se lanzó a bloquearle el paso , tomándola en brazos y mirando con desconfianza los bordes de la cama y el suelo de madera. Tenía que volver esto un lugar más seguro para una bebé inquieta.
Despertó a Kohaku y le dijo que tenía un trabajo demasiado importante que hacer y no podía esperar, a lo que ella entendió a pesar de no saber de qué diablos hablaba.
Le encargó un trabajo muy importante a Yuzuriha y distrajo a Chrome de la grabadora de voz para hacer en solo un par de horas unas cercas removibles para la cama y alfombras acolchadas para el piso.
-¿No crees que esto es demasiado?- Kohaku lo miró con gotitas cayendo por su frente mientras Tsukiku sentada en su regazo mordía la funda de uno de sus cuchillos.
-Es seguridad, lo hago por su bien.- comprobó la firmeza de la cerca y asintió complacido. -Solo es para cuando juegue en la cama, estará bien.-
Kohaku rodó los ojos, pero decidió no discutir.
-Muy bien, bebé, hora de la papilla.- le quitó la funda del cuchillo y quiso hacerla a un lado, pero entonces Tsukiku lanzó un chillido desgarrador que los hizo estremecerse. -¿Qué pasa, hijita? ¿No quieres comer? ¿Eme sí, sí, sí?-
-¡NO!- gritó completamente molesta, sacudiendo los brazos con desesperación.
Kohaku decidió volver a darle la funda, y Tsukiku dejó de chillar pero siguió llorando mientras la mordía, con la cara roja y lágrimas en sus mejillas.
-Haré papilla de manzana otra vez, eso le suele quitar el malhumor...- Kohaku asintió ante sus palabras, tarareando por lo bajo para intentar calmar los leves sollozos que todavía escapaban de la pequeña.
Por suerte la papilla la calmó un poco, y se durmió aún aferrada a la funda. Como no era tan tarde y de todos modos lo más seguro era que no los dejará dormir otra vez, Senku decidió ir a terminar con los últimos regalos que dejaría para su esposa e hija.
Le costó varias horas, pero consiguió acabar con todo y finalmente pudo regresar a casa a dormir una mísera hora antes de que Tsukiku se despertara llorando a gritos otra vez.
-¿Tal vez percibe nuestra tristeza?- medito Kohaku pensativa mientras su hija babeaba su hombro en lo que se paseaba a través de la casa. -Ja, y yo que creía estar disimulando muy bien.- sonrió resignada.
-Los bebés son volubles, y no es la primera vez que pasamos por esto.- bostezó, antes de darle otro sorbo a su café. -Lo bueno es que ya no me es obligatorio ir a trabajar, tengo tiempo libre y ella duerme mucho luego de las nueve de la mañana y luego del almuerzo, podemos aprovechar esas horas para dormir más.-
-Sí, está bien.- le sonrió con cansancio, apenas pudiendo mantener los ojos abiertos.
-O podemos hacer relevos otra vez. Duerme y yo la cuido.-
-No, Senku, hemos estado haciendo eso por días y tú me dejas dormir mucho más, no es justo.-
-Vamos, yo estaré bien... Gastas mucha energía entrenando, amamantando y limpiando la casa, necesitas dormir más que yo.- bebió otro gran sorbo de café.
-Luego dices que yo soy terca.-
-Lo eres.-
-¡Senku!- lo regañó y Tsukiku empezó a llorar a gritos otra vez.
Ambos suspiraron con cansancio.
La paternidad no era nada sencillo.
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Tener a Senku más tiempo en casa era maravilloso, a pesar de que estaban pasando un duro momento con su preciosa bebé, que de un momento a otro pasaba de ser risueña y alegre a llorar a gritos. Pareciera que la más mínima cosa la volvía loca de enfado.
-No parece tener nada...- después de otro ataque de llanto, Senku revisó a su niña mientras ella mordía otra vez la funda del cuchillo. -Sí mañana sigue así le diremos a Atsumi-sensei, no estoy seguro de que esto sea normal.-
-¡¿Dices que le pasa algo a mi bebé?!-
-Tranquila, lo más probable es que solo sea malhumor.- hurgó en su oído con fastidio.
-Sí tú lo dices...-
-Quiero decir, sí sacó tu carácter es diez billones por ciento seguro que...-
-¡¿Quieres volver a tener la cabeza bajo el grifo, bastardo?!-
-Bien, bien, no dije nada.- rió y fue a dejar a Tsukiku en la cama, subiendo las cercas de seguridad.
Kohaku seguía creyendo que exageraba, pero al ver a su bebé dar vueltas de un lado a otro empezó a agradecer que las cercas estuvieran allí o sino estaría con todos sus sentidos alerta dispuesta a saltar en cualquier momento. Las cercas le daban tranquilidad, aunque no lo admitiría en voz alta para que Senku no empezará a creer que apoyaba sus ideas de sobreprotección.
-Aww, es tan linda.- se apoyó en las cercas, mirando a su bebé sostener su peso en sus bracitos y tratar de gatear en la cama, aunque acabó con la cara en el colchón y sollozando otra vez. -Ow, mi pobre bebé.- quiso cargarla y calmarla, pero ella se lo impidió.
-¡Nonono, mamá!- sollozó, pero volvió a sostenerse con sus bracitos y tratar de gatear.
Logró avanzar un poco y Senku y Kohaku sonrieron con emoción al ver a su bebé gateando, pero entonces ella volvió a caerse de cara en el colchón y esta vez sí que lloró a gritos.
La cargó riendo, cantándole para consolarla.
Después de unos minutos sin que dejará de chillar desesperadamente, miró con preocupación a Senku, que se acercó para cargarla y empezó a recitar las tablas de multiplicar, cosa que calmó los chillidos pero no el llanto.
-Probemos sacarla a pasear, eso siempre la anima y el clima es agradable hoy.- propuso él.
Kohaku estuvo de acuerdo, prepararon todo, la abrigaron bastante, la pusieron en su carriola con sus juguetes favoritos (incluida la funda del cuchillo) y la llevaron afuera.
-¿Qué tal si la llevamos con Jasper y mi padre? Sabes que los ama.-
-Demos unas vueltas por aquí y luego vamos allí.-
Tsukiku dejó de llorar y miró todo a su alrededor mientras mordía la funda. No parecía de buen humor y su carita aún estaba enrojecida por el llanto, pero al menos se veía mucho más calmada.
Después de un rato los miró y empezó a balbucear sus incoherencias, como Senku las llamaba, a lo que Kohaku sonrió enternecida.
-Detadedaninodadi, dagudabe.-
-Sí, hijita, este es el camino para ver a tu abuelo.- le respondió amorosamente.
Senku la miró como si fuera una especie de bicho raro, pero ella solo se rió y asintió ante la siguiente "incoherencia" que dijo su bebé.
-Papapadedoagudade.-
-Lo sé, bebé, papá es un amargado.-
-¡Estoy diez billones por ciento seguro de que no dijo eso!-
-¿No qué papá es un amargado, hijita?-
-¡Tititi!- finalmente sonrió.
-¡Traidora!- Tsukiku se rió ante la mirada gruñona de su padre, recuperando su buen humor y extendiéndole los brazos.
-Papá.-
La expresión de Senku se derritió tan rápido como el plomo en el horno de fundición que creó al filamento de Tungsteno y ni dudo en cargar a su hija rápidamente, a lo que ella apoyó la cabeza en su hombro, mordiendo su puñito y babeando toda su ropa, pero a Senku no le importó, solo acomodó su manta y siguió caminando.
Kohaku sonrió mientras empujaba la carreola, hasta que escuchó unas risitas y vio a las hermanas deslumbrantes pasando por ahí con canastas, mirando con rostros enrojecidos y anhelantes a Senku, murmurando quién sabe qué cosas.
Ella se les quedó mirando hasta que las hermanas dejaron de babear sobre su marido y notaron su aura asesina, entonces se estremecieron y se fueron casi corriendo.
Sonrió complacida, pero entonces escuchó la risa de Senku y se sonrojó ante su mirada burlona.
-No te atrevas a decir nada.- murmuró por lo bajo, siguiendo su camino.
Llegaron con su familia cuando Tsukiku ya había dejado una gran mancha de baba en la ropa de su padre, y fue cuanto Kokuyo cargo a la bebé que Senku finalmente hizo una mueca de asco y pidió una toalla.
-Está un poco seria hoy.- observó Kokuyo con preocupación. -No logro que me sonría.-
-Prueba tú, Jasper.- Turquoise empujó a Jasper hacia la bebé.
Él suspiró y tomó a la pequeña en brazos, a lo que ella empezó a morder la cuerda que usaba de adorno alrededor de su cuello, comenzando a empaparlo en baba también.
-Está un poco seria, me preocupa.- le dijo Kohaku a Senku, que también parecía preocupado.
-Sí, también me parece que se comporta extraño. Atsumi-sensei está ocupada con la creación de vacunas pero me parece que es mejor prevenir que lamentar. La llevaremos a casa y haremos que la revise.-
-Está babeando mucho.- señaló Kokuyo. -Seguro que le están saliendo los dientes, eso debe ser. Kohaku también era así después de cumplir seis meses.-
-¿Ah, sí?- Senku abrió mucho los ojos. -Ah, tiene sentido. ¡Tienes diez billones de puntos, Kokuyo!- rió entre dientes, luciendo aliviado. -Aún así le pediré a Atsumi-sensei que la vea.-
-Permíteme.- Kohaku tomó a su bebé de los brazos de Jasper y le abrió la boquita cuidadosamente. -Oh, sí que se ve hinchada y enrojecida. ¿Esto le duele?- la abrazó protectoramente contra su pecho.
-Puede doler, o puede que no. Por su actitud yo diría que sí debe resultarle molesto. De hecho esto incluso puede causarles fiebre.- se acercó a colocar una mano en su frente. -Sí se siente un poco caliente para un bebé… Vamos a casa ahora, ustedes vayan a buscar a Atsumi-sensei, por favor.- miró a su suegro y a los guardias de la sacerdotisa, que asintieron.
Volvieron a casa y Senku quiso ir a buscar el termómetro, pero Tsukiku empezó a llorar a gritos al verlo alejarse y ambos tuvieron que sentarse con ella hasta que se calmó, aunque siguió molesta, derramando lágrimas y sollozando de vez en cuando, gritando cuando alguno de los dos quería alejarse.
Kohaku estaba inquieta. Aunque según Senku estas cosas pasaban por sí solas, de alguna forma sentía que su pequeña estaba peor de lo que aparentaba.
Luego de un tiempo, Atsumi-sensei llegó a la casa junto a su hijo, con una paletita de dulce en su boca.
-¡Escuché que a una pequeñita especial le están saliendo sus dientitos!~- apenas escuchar a la doctora, Tsukiku chilló agudamente y volvió a llorar con desesperación. -Y aparentemente eso le causa mucho malhumor.- la mujer suspiró resignada, antes de cargarla en sus brazos sin importarle que llorara peor. -Mucho, mucho malhumor, cielos… Yoshio, cielo, la camilla- la recostó en la cama portátil que traía su hijo y empezó a revisar a la bebé. -Oh, sí, definitivamente sus dientitos quieren salir.- murmuró al abrirle la boquita y observarla. -Pero parece que le duele mucho…- empezó a tantear su carita y la coronilla de su cabeza. Kohaku tuvo un mal presentimiento al verla ponerse seria de repente. -Mmm… Yoshio, cariño, pásame el termómetro.-
-¡Sí!- comenzó a rebuscar en el bolso de su madre, solo para palidecer luego de unos momentos. -Eh… Aquí solo hay un montón de paletas, ningún termómetro.-
-¿En verdad? Qué distraída soy.- rió cantarinamente. -¿Tienen un termómetro aquí, señores papis?
-Arriba, debe estar en el baño, lo uso mucho para medir la temperatura de su bañera.- murmuró Senku, pensativo.
-Yo iré por él, vigilen a esta dulzurita.- la dejó recostada en la camilla y le hizo una seña a Yoshio para quedarse cerca, ya que ella se revolvía mucho debido a que su llanto no había cesado aún.
Kohaku se paró para cargarla mientras la doctora no estaba, pero entonces, de la nada, un escalofrío la recorrió y se quedó inmóvil mirando a su bebé, que también la miró y de pronto su llanto cesó, sus ojos se abrieron mucho y ella empezó a temblar, empezó a agitarse de una forma antinatural horrible, como si se estuviera ahogando, con su cabeza sacudiéndose y sus brazos y piernas temblando.
Jadeó horrorizada y se lanzó a sujetar su bebé, pero Yoshio se metió en su camino, la tomó de la cintura con rapidez y se la cargó al hombro.
-¡No, Kohaku-chan, no es buena idea que la cargues, podrías lastimarla!-
-¡SUÉLTAME, BASTARDO! ¡ME NECESITA!- lo golpeó con todas sus fuerzas, sacándole el aire.
-¡Lo siento pero tienes que calmarte! ¡Senku-kun, tú tienes que…!- se interrumpió al ver a Senku congelado en su sitio, mirando con absoluto horror a su hija. -Maldición. ¡MAMÁ! ¡TENEMOS UNA CONVULSIÓN FEBRIL AQUÍ!-
-¡Oh, Dios!- su madre corrió desde el segundo piso hasta allí. Escupió su paleta al suelo al ver la situación. -¡Oh, Dios, por favor cálmense! ¡Esto no es nada grave, se los aseguro!- le quitó el vestidito apresuradamente y movió a la bebé para ponerla de costado. -¿Cuánto tiempo lleva así?- preguntó seriamente, pero Senku seguía congelado mirando a su hija y Kohaku aún golpeaba a Yoshio para que la dejara ir. -Oh, por la pura y verde tierra de Dios.- se quitó un zapato y lo arrojó en medio de la frente de Senku, finalmente haciéndolo reaccionar.
-Atsumi-sensei, mi hija… Ella…-
-Estas convulsiones son benignas, sé que es horrible de ver pero estará bien, ahora calma a tu esposa antes de que le rompa la espalda a mi hijo.-
Él la obedeció rápidamente.
-¡Kohaku, cálmate!- tomó sus muñecas y la miró muy seriamente. -No te dejarán acercarte hasta que te calmes, y ella nos necesita ahora. Sé que parece mortal pero no lo es.- ella por fin se tranquilizó un poco, escuchándolo con confusión. -Estará bien, lo prometo.-
Yoshio la bajó siseando por el dolor, aunque ella no le hizo caso por el momento, sin poder dejar de mirar a su bebé convulsionando, con lágrimas en sus ojos y saliva escurriendo de su boca.
Verdaderamente pareciera como si pudiera morir en cualquier momento.
Sollozo y quiso ir a abrazarla, pero Senku se puso en su camino, sujetando sus muñecas otra vez.
-Mi bebé…-
-Estará bien. Pero hay que dejarla en manos de la doctora, y sobretodo no puedes cargarla tan alterada, Kohaku. Podrías lastimarla.-
-¡Nunca lastimaría a mi hija!-
-De todos modos lo mejor es que esté en la posición en la que la tiene la doctora, déjala hacer su trabajo. Las convulsiones se ven mal pero es solo fiebre, durará unos minutos, solo podemos consolarla mientras pasan…- la miró con dolor evidente en sus ojos. -Tampoco me gusta verla así pero no podemos hacer nada más que esperar.-
Apenas capaz de contener su llanto, Kohaku asintió y se acercó lentamente a su hija, que la miró fijamente mientras temblaba, con su boquita abierta y llorando suavemente.
-Háblale, cariño, la hará sentir mejor.- la doctora le sonrió con tristeza.
Kohaku se arrodilló junto a la camilla, limpiando la saliva que le caía por la mejilla y diciéndole lo mucho que la amaba, que todo iba a estar bien.
Sonrió mientras lloraba, diciéndole palabras dulces, estando así solo unos pocos minutos, sin siquiera escuchar lo que Senku hablaba con la doctora, hasta que finalmente el cuerpo de su hija dejó de convulsionar y ella quedó casi inconsciente, llorando levemente.
-Ya puedes cargarla, cariño.- Kohaku asintió sin dejar de llorar y abrazó amorosamente a su bebé, sosteniéndola contra su pecho.
-¿No necesita hacer más pruebas?- pregunto Senku ansiosamente, con una mano en la espalda de su hija y la otra frotando sus ojos con fuerza.
-Tengo una idea de lo que está pasando. Comprueba su temperatura.- le dio el termómetro con una mirada muy seria. -Necesito que me respondan algunas preguntas. ¿Cuál ha sido su comportamiento últimamente? ¿Hubo algún cambio en su apetito? ¿Han notado que llora mucho?-
-Estuvo muy malhumorada últimamente.- dijo Senku. -Lloraba mucho y sin motivo y parecía que cualquier cosa la hacía estallar en llanto de forma inconsolable.-
-Ya no hace tomas en la madrugada, pero ha estado comiendo sus papillas sin problema.- Kohaku seguía llorando mientras abrazaba a su bebé. -Y sí llora mucho.-
-¿Eso no es algo normal de la salida de los dientes?- Senku retiró el termómetro y se lo dio a la doctora. -Tiene fiebre… ¿es por los dientes… o no?-
-No, temó que no. Los dientes causan una fiebre muy leve, esto ya es otra cosa.- miró con preocupación el termómetro. -Su fontanela está abultada, lo comprobé antes, eso más las convulsiones y lo que me dicen parece indicar que su bebé tiene meningitis.-
Senku palideció por completo, totalmente horrorizado, y Kohaku sintió su sangre helarse en sus venas por el miedo de verlo reaccionar así.
-¿Meningitis viral… o bacteriana?- preguntó él con voz apenas audible.
-Roguemos a Dios que sea viral, cariño.- lo miró mortalmente seria. -Roguemos a Dios o a quien quieras rogarle, pero hay que hacer pruebas para confirmarlo.-
-¿De qué están hablando? ¡¿Qué pasa?!- Tsukiku sollozó suavemente y Kohaku se disculpó con pánico, arrullándola pero sin dejar de mirar con preocupación a Senku y la doctora.
-La meningitis es la inflamación de las meninges, que son las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal, protegiéndolos de posibles lesiones.- murmuró Senku con una mirada sombría. -Otra enfermedad que podríamos haber prevenido con vacunas…- se llevo una mano a la frente con pesar.
-Tranquilo.- Atsumi-sensei colocó una mano en su hombro. -Existe la meningitis viral, ocasionada por virus, y la meningitis bacteriana, ocasionada por bacterias.- siguió explicando ella. -Sí es la viral, la más común, entonces no hace falta tratamiento y su bebé estará bien en una o dos semanas. Si es meningitis bacteriana…- suspiró. -Temó que en ese caso la vida de la pequeña estará en grave peligro. Podría morir.-
-¿Qué?...- una vez más las lágrimas se le escaparon inevitablemente. -Pero…- miró a su bebé, que ya estaba dormida, babeando su hombro como si todo fuera normal. -Pero…-
-Necesito hacerle una punción lumbar y análisis del líquido cefalorraquídeo, pero no tengo el equipo. Yoshio, ¿en cuánto tiempo podrías construirlo?- miró a su hijo, que estaba sentado, frotando su espalda.
-Con ayuda de ustedes y de Kaseki, y sin descansar… Probablemente pueda conseguir un equipo básico para mañana en la tarde, pero si quieres algo más avanzado necesitaría más tiempo. Lo siento.-
-Un equipo básico está bien, si tengo razón entonces será fácil de detectar.- contesto y luego miró seriamente a Senku, que tenía los ojos fijos en su hija otra vez. -Debemos empezar ahora, si esto es meningitis bacteriana entonces cada segundo cuenta. Debemos confirmarlo lo antes posibles y prepararnos para tratarla, porque necesitaremos equipo y medicamentos que no existen actualmente.-
-Entiendo.- Senku asintió rápidamente. -Haré todo lo que me digan. ¿Qué necesitan?-
-Por ahora creo que lo mejor es que se queden con su bebé y calmen su fiebre, ella estará más tranquila con ambos a su lado. En cuanto la fiebre baje ve al laboratorio, Yoshio empezará a adelantar todo con Kaseki, no te preocupes. Quédense con su pequeña y háganla sentir tranquila. Si en una hora no mejora entonces llámenme otra vez.- se acercó a su hijo y lo ayudó a ponerse en pie, guiándolo hacia la puerta. -Y tranquilos.- volteó a verlos con una sonrisa comprensiva. -Ella estará bien. Lo prometí, ningún niño morirá bajo mis cuidados.- sin más que decir se marchó.
Kohaku suspiró temblorosamente y le dio a su bebé a Senku.
-Prepararé la bañera.- secó sus lágrimas y lucho por calmarse.
-Sí, gracias.- murmuró él con voz ahogada, abrazando a su hija contra su pecho.
-Senku… Estará bien, ¿verdad?- lo miró esperanzada.
-Por supuesto que sí.- sonrió con tristeza. -Lo estará.-
Kohaku no sintió el mal presentimiento desvanecerse, pero confiaba en la palabra de Senku más que en cualquier otra cosa, así que asintió y se marchó a preparar todo para cuidar de la personita más importante en sus vidas.
Apenas ella se fue, Senku bajo la mirada hacia su hija, que dormía como si nada malo pasará.
-Estarás bien.- dijo con voz quebrada, encaminándose a la cocina, a una caja de herramientas científicas en una esquina. -Papá te protegerá.- besó su frente y se inclinó para hacer a un lado unas herramientas y sacar de allí el arma petrificadora. -No importa lo que deba hacer, estarás bien diez billones por ciento seguro. Es una promesa.-
Continuara...Holaaaaaaaaaaaaa :D
Wow, ha pasado tiempo desde la última vez que actualice esto... Lo siento x'D
Muchas gracias por su paciencia! De verdad espero que este cap les haya gustado!
Por cierto... debido a los eventos más recientes del manga, hubo un cambio de planes respecto a lo que podría ser el final de Baby Stone o.o
Al principio planeaba un final provisional, uno que podría continuar cuando el manga avanzara más, pero ahora con lo que ha pasado siento que tengo un final mucho más adecuado y definitivo para esta historia OwO
Y en vez de terminar en el siguiente capítulo tendría varios capítulos más por delante :P
Qué dicen ustedes? owo Quieren leer la saga de Estados Unidos y Sudamérica versión Baby Stone? xD
Ojalá que sí, siento q el nuevo final que se me ocurrió para la historia es perfecto *O*
Por cierto, ya estoy haciendo comisiones, por si a alguien le interesa pedirme un fic y darme una ayudita económica TwT Solo háblenme al privado o busquen los detalles en mi página de Facebook llamada Celeste kaomy-chan nwn
Una vez más muchísimas gracias por su paciencia y también por todo su apoyo!
No olviden que se les ama!~
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
