Una clásica melodía de piano comenzó a sonar en aquella habitación donde dormía plácidamente una bella joven de cabello azulado. No eran más de las doce, el cielo aun se encontraba oscuro y las estrellas aun resplandecían en el cielo. ¿Quién era el que llamaba a esa hora?
Con pesadez, la joven tomo su celular para contestar la llamada, ni se fijo quien era, solo pensaba que si era alguna broma de Honoka, esta vez y aunque le pesara, el joven líder de muse terminaría con dos costillas rotas.
-¿Bueno? –contesto con pesadez y con un falso disimulo de su enfado.
-Feliz cumpleaños, Umi –le era imposible no sonreír al escuchar aquella voz tan familiar.
-¿Maki? –pregunto para asegurares de que era él quien la llamaba, pues sus sentidos no estaban al cien por ciento. Pero aun así, ese tono de voz ya lo conocía perfectamente.
-El mismo que viste y calza –se rio levemente y aunque la joven no lo estuviera viendo, podría apostar de que su novio estaba sonriendo por el otro lado de la línea.
-¿A que debo tu llamada? –se incorporo en su cama y prendió la lámpara que estaba en su mesa de noche –apenas son las….doce con dos minutos.
-Si que estabas muy dormida –volvió a reír.
-Bueno, sabes como me pongo cuando me despiertan –le acompaño en su risa mientras inconscientemente jugaba con un mechón de su cabello cual colegiada enamorada. Es que eso era, una chica completamente enamorada.
-Te llame para ser la primera persona en decirte feliz cumpleaños.
-¿Es mi cumpleaños? –alejo un poco el celular de mi su oído y vio la fecha que marcaba el aparato. 15 de marzo, el día de su cumpleaños. Volvió a acercarse el celular al oído- No me acordaba que hoy es mi cumpleaños.
-¿Por qué crees que te llame? Estas tan ocupada que sabía que se te olvidaría.
-Gracias Maki, es un lindo detalle –tuvo que contener una risita, pues sabía que su novio ya estaba sonrojado.
-N-no es nada, ni creas que me levante solo por gusto, ¿entendido? –de nuevo ese lado tsundere que tanto le gustaba.
-¿Te he dicho que me gusta cuando estas con esa faceta de tsundere?
-S-si…-lo escucho suspirar- y dices que yo soy al que le gusta hacerte sonrojar.
-Digamos que es un sentimiento reciproco –añadió.
-Sera mejor que te deje dormir, mañana tienes examen de cálculo integral –puede que lo digiera, pero de verdad no quería colgar el teléfono.
-Me sorprende que recuerdes mis exámenes –ella sentía lo mismo, tampoco quería cortar la llamada.
-No te pude ver en toda la semana pasada por culpa de ese examen, ¿Cómo querías que lo olvidara?
-Es cierto, no hemos salido desde hace una semana, tal vez hoy deberíamos…
-Umi-chan ¿Qué haces? –una somnolienta peligris medio vio a su mejor amiga con el teléfono en mano- ¿con quién hablas?
-Con Maki –contesto con una sincera sonrisa. Al estar hablando con el pelirrojo, se le olvido por completo que esa noche estaba compartiendo cama con Kotori pues ambas se habían quedado a estudiar para sus exámenes.
-¿Con Maki-kun?...espera… ¡Umi-chan, feliz cumpleaños! –Se lanzo a los brazos de su amiga y la estrecho con fuerza- mou~ yo quería festejarte por tu cumpleaños –tomo el celular de la peliazul y se lo coloco contra su oído- Maki-kun, te dije que yo se lo quería decir primero~
-Lo lamento Kotori, te gane –el pelirrojo, por el otro lado de la línea sonreía victorioso.
-No sé porque no te creo cuando dices que lo sientes~ ¡pero igual! De castigo, te tendré que colgar –la joven peligris sonrió con malicia y antes de que su mejor amiga pudiera quitarle el celular o el chico replicara, ella ya había colgado el teléfono y lo había dejado en la mesa de noche de la peliazul.
-Kotori, ¿Por qué hiciste eso? –intento tomar de nuevo el celular para marcarle a Maki, pero la ojiambar hizo uso de su escondida fuerza atrapándola en sus brazos e inmovilizándola.
-A ti no te voy a ver en todo el día, me la debes –hizo un puchero bastante infantil- estarás con Maki-kun en la tarde, en la mañana serás toda mía~
-No sé porque eso no me huele bien…-bromeo levemente y le sonrió con suavidad a la chica- ¿te parece si al menos le envió un mensaje para que esté tranquilo?
-Está bien~ -le sonrió y se levanto de la cama- iré por un vaso de agua mientras.
-Solo no te pierdas –le dijo mientras la peligris se alejaba de su vista. Rio con cierta nostalgia, pues cuando en su tierna infancia Kotori y Honoka se perdían con facilidad en la amplitud de su casa.
-Pero que graciosa Umi-chan –desde el marco de la puerta le saco la lengua con una pequeña risita y alejo de la habitación.
La joven arquera la vio irse y tomo su celular, busco en su lista de contactos y abrió el chat para mandarle un último mensaje a su amado pelirrojo.
"Lamento que Kotori cortara la llamada, lo hizo de broma, fue sin querer. Gracias por llamarme y felicitarme, te veo mañana, descansa."
Con cariño, Sonoda Umi.
Mientras la arquera sonreía al enviar el mensaje, el compositor de muse, al momento de leer no pudo evitar reír levemente. Siempre le pareció una peculiaridad de que su novia escribiera su nombre después de cada mensaje que le mandaba, pues el nombre de la peliazul aparecía cada vez que enviaba un mensaje, no había necesidad de poner su nombre al final de cada mensaje. Le parecía un gesto lindo, pero un poco confuso.
Pero en fin, cumplida la primera parte de su misión, ahora le quedaría dormir, porque no había pegado el ojo en toda la noche esperando a que fuera la hora ideal para llamarla y felicitarla. Ahora le tocaba dormir antes de ir a la escuela y poner la otra parte de su plan.
-A ver, pequeña troll, ¿estás segura de que esto funcionara? –el pelirrojo vio con desconfianza a su pequeña mejor amiga.
No era para menos su desconfianza, ese mismo día, el 15 de marzo cumplía años su novia, Sonoda Umi.
Se estuvo preparando desde que supo el día. Primero pensó en llevarla a cenar, darle alguna carta con algun poema, algun libro de literatura o simplemente felicitarla. Cada idea le parecía sumamente tonta o no le parecían lo suficientemente buenas para su novia. Así que, intento preguntarles a los dos mejores amigos de la peliazul, pero ninguno le supo decir nada concreto, entre Kotori que daba ideas tiernas y Honoka que opinaba que solo la llevara a cenar, solo quedo con la conclusión de que necesitaba una opinión de otras personas. Le pregunto a la pareja emblemática de muse, Nozomi y Eli tampoco fueron de ayuda, la sacerdotisa únicamente dijo; "llévala a la cama Maki-kun, y desaten sus feroces pasiones", cuando la joven dijo aquello no pudo más que sonrojarse y pedirle ayuda a su senpai rubio que al igual que el moría de vergüenza, de nuevo quedo sin opciones. Le iba a preguntar a Hanayo y a Rin, pero no los encontró, busco en los lugares más frecuentes de la pareja pero nunca los volvió a ver, sabrá Dios donde se habían metido. Ahora solo le quedaba una opción, mas a disgusto que por placer, opto por preguntarle a su mejor amiga sobre que le podía regalar a Umi. Primero la pelinegra lo regaño por no ser su primera opción, y después le dio sus consejos, que aunque parecían ridículamente extraños, pero ya no le quedaba tiempo, era eso o nada.
-Claro que funcionara mi bien amado tomate, solo debes ir a entregarle las flores –sonrió confiada la pequeña mientras terminaba de arreglar la corbata escolar de su amigo. Claro que lo obligo a agacharse para alcanzarlo, pero la intención era lo que contaba.
-¿Y si se desmaya? –se incorporo después de que la pelinegra terminara con su corbata- ya sabes como es Umi con las muestras de cariño en público.
-Ambos están igual, no creo que se muera por que le vas a traer flores –frunció levemente el ceño- deberías estar agradecido con la directora porque nos dejo salir de clases para elaborar el plan.
-Mas bien me dejo salir a mí, tú te viniste de colada como toda la vida –bufo y se aferro al ramo de gardenias que tenia entre brazos.
-Es lo mismo –rodo los ojos y después suspiro- ¿estás listo para la sorpresa de las siete de la tarde?
-¿Cuál sorpresa?
-Pues el gallo –vio la cara confundida de su amigo- Maki-kun, te dije que traeré el gallo para Umi a las siete de las tarde.
-¿Para que Umi quiere un gallo? –Hablo aun mas confundido- a ella le gustan los conejos, no le gustan los gallos.
-Dios, ¡no me refiero a un gallo de verdad!
-¿Entonces?
-"gallo" es una forma de decir que le vas a traer serenata, pedazo de idiota –estrello su mano contra su frente- ¿y tú eres el más listo de los dos?
-Mis calificaciones dicen que lo soy –se defendió- ¿de dónde sacas que "gallo" quiere decir serenata?
-De un restaurante mexicano al que fui a comer –una leve sonrisa apareció en sus labios al recordar toda la comida que había disfrutado el día anterior- era un bufet de todo lo que pudieras comer. En uno de los anuncios venia "del mexicano al japonés", eran algunos significados.
-No sé porque dudo de la procedencia de ese lugar –negó suavemente con la cabeza y suspiro –de todas maneras, no quiero que vengan un montón de personas con instrumentos a tocar, eso es demasiado…
-¿Vergonzoso? –termino de decir la enana.
-Exacto, es demasiado vergonzoso y me rehúso. No voy a pagarle a otras personas para que hagan algo que yo puedo hacer –enredo un mechón de su cabello contra su dedo índice.
-Eres un tsundere demasiado complicado –Nico se coloco atrás de él y comenzó a empujarlo- mejor ve a entregar las flores, que tienes clases y yo también.
-Ni que te importara entrar a tus clases.
-Claro que me importa, hoy el profesor de biología nos va a enseñar como usar un electrocardiograma.
-¿Y eso de que les sirve o que?
-No me importa para que sirva, a Eli lo van a usar como sujeto de prueba para ponerle los electrodos ¡y Nozomi no va a estar! ¡Es una oportunidad de oro! –grito eufórica y con un leve sonrojo en sus mejillas.
-No sé porque pienso que no vas a vivir para el día de tu cumpleaños…-suspiro profundamente y comenzó a caminar sin los empujones de su mejor amiga- te deseo suerte, disfruta a Eli, hoy será tu ultimo de vida.
-No es mi problema que Nozomi se fuera a un viaje espiritual y no pueda defender a su novio –se defendió con cierta gracia- yo como su mejor amiga me encargare de cuidarle al novio.
-Mas bien a robártelo –le dio un leve golpe en la frente y le sonrió- fue un placer conocerte, troll cara de gollum.
-Me gustaría decir lo mismo, ToMaki –le correspondió aquella sonrisa. Puede que ellos se la mantuvieran discutiendo, pero ella lo conocía bien, sabía que su mejor amigo estaba sintiendo grandes nervios por tener que irrumpir en la clase de su novia para darle unas flores por su cumpleaños. Por eso lo había hecho reír con sus incoherencias- suerte, ojos rasgados.
-Lo mismo digo –le acaricio con suavidad la cabeza y abrió la puerta del aula con un poco mas de confianza y el ramo de flores ocultas tras su espalda.
En cuanto asomo solo parte de su cuerpo, un par de ojos marrones se fijaron en el, al igual los ojos del resto del salón.
-Disculpe Tsukino-sensei, ¿me permite a Sonoda Umi? –pregunto con cierta elegancia y calma en su voz. Al característico que solo usaba cuando estaba enfrente algun profesor.
-¿Para que la necesita? –hablo la profesora peliblanca de ojos azules con cierto enfado. No era para menos, aquel chico había irrumpido en su clase como si la escuela fuera suya.
-Necesito darle algo, es importante- tuvo que contener sus ganas de contestarle de otra manera, pero no podía verse en la necesitad de contestarle de igual manera a la profesora.
-Lo que le quiera decir se lo puede decir enfrente de toda la clase –con cierta sarna la profesora se cruzo de brazos- Sonoda, pase al frente y atienda a su invitado.
La joven Sonoda se levanto de su asiento y se posiciono enfrente de su pelirrojo novio- ¿pasa algo, Maki? –le pregunto inquisitiva, le parecía extraño que justamente el viniera a su salón de clases.
-Yo…quería darte algo- se comenzó a poner nervioso, por más que intentara controlarse no podía, le estaba siendo casi imposible formular alguna palabra coherente en su mente y poderla pasar a palabras.
-¿Qué es? –en un gesto tierno, ladeo la cabeza como una pequeña niña confundida.
-S-son…-tuvo que respiran hondo y plantearse sus objetivos. Le iba a dar las flores aunque estuvieran en una guerra o algo parecido- Toma –de su espalda saco el hermoso ramo de gardenias azules capri con un marcado sonrojo en sus mejillas.
Umi no pudo más que abrir los ojos con sorpresa mientras al igual que el chico también se sonrojaba- g-gracias…-tomo aquellas flores con cierta timidez.
La mirada orgullosa de la menor de las Minami se hizo presente, ella ya sabía el plan del pelirrojo, pero no lo había contado para mantener el misterio. Al ver el sonrojo de su mejor amiga y su novio la hizo feliz, aunque también la hizo extrañar a su amado pelinaranjo que en ese momento no estaba con ella, el se había ofrecido para ir con la sacerdotisa de muse para ir a ese viaje espiritual con la excusa de de que eso ayudaría al grupo. Kotori tendría que castigarlo por dejarla sola, pero lo resolvería después.
Mientras tanto, los compañeros de la peliazul se enternecieron por dicho acto, pero se mantuvieron callados. No por chismosos, claro que no, era por respeto, aunque ni ellos se lo creyeran.
-S-si…si no te gustan, puedo cambiarlas –puso su mayor fuerza de voluntad para no desviar la mirada apenado.
-Son perfectas, gracias, Maki- la joven le sonrió con ternura y le dio un fuerte abrazo, paso sus brazos por detrás del cuello del chico para que las flores no fueran aplastadas- pensé que te había dicho que no quería un regalo o algo así –murmuro con cierta delicadeza en el oído del pelirrojo.
Por un momento solo eran ellos dos, no había nadie más, ni su gruñona maestra o sus compañeros de clase, solo ellos dos.
-Y yo te dije que de igual manera te traería algo –le correspondió aquel abrazo y sonrió más relajado- me era imposible no traerte algo.
-No imagino la vergüenza que debiste sentir al comprar las flores –rio levemente- ¿o será que Nico las compro?
-Ese troll ni sabe de flores –fingió enojo. El iba agregar otra cosa pero un fuerte carraspeo lo detuvo.
-Sonoda, dije "atienda" no "abrace" –la mujer los miro con una mirada neutra. La peliazul dejo de abrazar a su acompañante y vio a su profesora con una mirada tranquila.
-Lo lamento Tsukino-sensei, pero era necesario –hablo de la manera más calmada del mundo.
-Bueno, bueno, como sea –la maestra vio de manera despectiva a Maki- usted joven, ya cumplió su misión, ahora vaya a clases.
-Claro que me iré Tsukino-sensei, pero antes –sonrió de manera burlona y giro a la peliazul para plantarle un rápido beso en los labios- nos vemos en el receso –le murmuro con suavidad y la volvió a besar.
Antes de que alguien o algo pasara, el joven pelirrojo salió corriendo en dirección a su salón. No era parte de su plan besarla enfrente de todo su salón, pero fue culpa de la insolente maestra que lo "obligo" a hacerlo.
Corrió dejando atrás a una muy sonrojada Umi y a una Tsukino-sensei gritando a diestra y siniestra lo "impuro" de aquel acto.
Hora del almuerzo
-¡Rin, deja de molestarme! ¡No te voy a dar nada! –hablo con fuerza y molestia el pelirrojo mientras en su travesía al patio de la escuela evitaba y discutía con Rin.
-¡No seas egoísta nya! ¡Solo es un manjū! –el chico gato se posiciono enfrente del, evitando así que siguiera caminando.
-No son tuyos Rin, ni siquiera son para mí –se aferro a aquella bolsa de donde se encontraba el manjū.
-¡Pero! ¡Kayochin, ayúdame nya! –pidió a la castaña recién llegada.
-Lo siento Rin-kun, pero Maki-kun tiene razón, el manjū es para Umi-chan –hablo la recién llegada con algo de seriedad en su voz.
-¡Kayochin ya no me apoya nya! –Se quejo el chico gato- ¡me tirare desde lo alto del edificio porque mi reina ya no me quiere nya! –grito a todo pulmón y salió corriendo hasta la terraza de la escuela.
-¡Rin-kun, tú no eres un gato, tu si puedes morir si caes así! –le grito asustada y salió corriendo de tras de él.
-No sé si son tiernos o muy idiotas –vio como la pareja se alejaba corriendo. Simplemente suspiro y se encamino al árbol donde sabia que se encontraría Umi.
Cuando llego, la vio junto con Kotori, que parecía triste.
-¿Pasa algo? –pregunto al momento de situarse enfrente de aquellas chicas que estaban sentadas debajo del árbol.
-Es que extraño mucho a Honoka-kun –hablo afligida la ojiambar- no entiendo porque se fue si a él ni le gustan esas cosas espirituales.
-No pregunto, ni nada parecido, simplemente se fue con Nozomi –añadió la peliazul con una sonrisa un poco triste.
-Tal vez tenga sus razones –hablo el pelirrojo en un intento de tantear el terreno. No quería decir algo fuera de lugar o un comentario sarcástico como lo haría con Nico.
-¿Qué razones puede tener para irse? –Kotori lo vio con sus tristes ojos ambarinos.
-A pues yo que se –desvió la mirada de esos ojos ambarinos- tal vez solo quiso irse y ya.
-¿Se fue para dejarme sola? –triste, abrazo a su mejor amiga con fuerza mientras la peliazul veía al pelirrojo con ganas de regañarlo.
-Maki…
-P-perdón…este…yo –el lo sabia al ver esa mirada. No pronosticaba nada bueno si su novia lo miraba así. Vio la bolsa que sostenía en sus manos, no le quedaba otra opción más que enmendar su error- Kotori –la llamo con una voz tranquila.
-¿Mande? –la aludida se alejo un poco de los brazos de su amiga y vio como el chico se ponía en cuclillas y le sonreía con un toque de paternidad.
-Lamento lo que dije, no fue mi intención. Mira, para que no extrañes tanto a Honoka, traje unos manjūs recién hechos de la dulcería de los padres de Honoka- con un simple movimiento dejo aquella bolsa en el regazo de la joven.
-Pero Maki-kun…-vio la bolsa y después lo vio a él- no puedo yo…
-Tranquila, comprare mas después –le acaricio la cabeza levemente- disfrútenlos, yo iré a buscar a Rin.
Antes que él se pusiera incorporar, Kotori lo había atrapado entre sus brazos- gracias Maki-kun, de veras, gracias –al momento de soltarlo le sonrió con gran cariño.
-No es nada, Kotori –le correspondió la sonrisa y se incorporo para ver a su novia que tenía una mirada que no supo descifrar- ¿puedo pasar por ti después de clases?
-Claro, nos vemos después.
-Nos vemos –se alejo con una leve sonrisa. La idea original era comer el dulce favorito de Umi junto con ella, pero no todo podía salir bien. Si dejaba a la peligris llorando sería peor, no solo porque es la mejor amiga de su novia, si no porque también es amiga de él y no le gustaba verla llorar. Cuando Honoka llegara a la ciudad, se encargaría de hacerlo pasar por un accidente de la morgue.
En el salón del club
-¡Umi-chan! ¡Feliz cumpleaños nya! -grito eufórico el chico gato mientras abrazaba a la peliazul- ¡muchas felicidades nya~!
-Te lo agradezco, Rin -le sonrió amablemente pero un poco sonrojada.
-Como que ya la estas abrazando mucho, ¿no? -intervino el pelirrojo, que no le parecía bien que el chico gato tuviera tanto contacto con SU novia.
-Calmado Maki-kun, solo es un abrazo -hablo Nico con un tono divertido.
-Exacto, baja tu presión arterial nya -pseudo bromeo Rin mientras soltaba a la chica.
-Y dicen que yo digo malos chistes -agregó el rubio recién llegado.
-No lo decimos, en verdad haces malos chistes -hablo por fin la festejada.
-Mejor cállate y deja que te abrazo -con un gentil movimiento la tomo entre sus brazos para abrazarla- felicidades Umi, me hubiera gustado traerte algo de regalo, pero no pude conseguir algo -hablo tenuemente, pero con cierto arrepentimiento en su voz.
-No te preocupes, no es para tanto -la joven le sonrió en el momento que el ruso la soltó para sonreírle.
-Prometo que buscare algo.
-Yo prometo que te buscaré un lindo ataúd para tu funeral -bufo Maki mientras abrazaba por la espalda a su novia.
-De veras que eres celoso -rio el mayor- no me la iba a comer.
-Mas vale prevenir que lamentar-su mirada molesta cambio a una divertida- aunque no podría decir lo mismo que tu.
-¿A que te refieres?
-Que Honoka se fue con tu novia, a un viaje, a solas -su sonrisa se ensancho al ver la cara de confusión del rubio- piénsalo mi buen amigo rubio, piénsalo.
-Maki, no seas grosero -aunque la actitud y el leve golpe que le dio la peliazul daban a entender que estaba molesta. En verdad se estaba riendo en su interior.
Claro que no le parecía la idea de que su mejor amigo y la sacerdotisa "tuvieran un romance", pero le parecía gracioso la cara de Eli, porque el si se lo estaba imaginando.
-Ya dejen de atormentar al pobre de Eli -intervino la pelinegro.
-A callar troll, que solo lo defiendes porque fue el sujeto de pruebas en tu clase.
-¡No es por eso! –un fuerte sonrojo se asomo por las mejillas de la pequeña- Lo defiendo porque es mi amigo y el novio de mi mejor amiga.
-Aja, y yo soy el rey de Francia –ironizo el pianista.
-De hecho, actualmente Francia tiene un presidente, la monarquía francesa fulmino en la revolución francesa en la ejecución de Luis XVI- agrego la tímida Hanayo que con un simple gesto se acomodo sus anteojos.
-¡Mi Kayochin están lista! –el chico gato la abrazo con fuerza y restregó su mejilla contra la de la chica.
-R-Rin-kun, me aplastas…
-¿Estará consiente que sabe eso porque tuvimos examen de historia universal? –el pelirrojo arqueo la ceja al mirar a la joven pareja. Pero claro estaba, que no tenía la intención de soltar a la mujer que tenía entre sus brazos.
-Ya sabemos quién no va a salir bajo en el examen –sonrió la peliazul al ver a la pareja- pero hay que admitir que son muy lindos juntos.
-Tienes razón, lo son.
Viendo a ambas parejas se encontraba Eli, que al verlos se sintió feliz, pero a la vez nostálgico. Extrañaba a su amada pelimorada, pero la conocía tan bien, que aunque él le hubiera dicho "no, no puedes ir" ella de igual manera hubiera ido y al momento de regresar a lo mejor no le hablaría. Así que mejor se ahorro una discusión innecesaria y la apoyo en su decisión de irse.
-¿En que tanto piensa, Eli-kun? –pregunto la peligris, que apenas había llegado al salón. Pues se había retrasado buscando el pastel que sostenía entre sus manos.
-Nada malo –le sonrió levemente y tomo el pastel que la chica tenía entre sus manos- deja que te ayude un poco.
-No me cambies el tema, ¿Qué piensas? –Indago con una mirada curiosa- ¿extrañas a Nozomi-chan?
-Siempre –suspiro levemente- ¿tu como estas?
-Igual que tu –la joven sonrió de lado- lo extraño mucho, pero Maki-kun me dio unos dulces que hace la familia de Honoka-kun y ahora me siento un poco mejor.
-Ya veo, me alegra que te sientas bien.
-Eli-kun, prométeme que no dejaremos que esos dos se vuelvan a ir.
-Te lo prometo –asintió y sonrió- si se vuelven a ir, los dejaremos amarrados a un poste para que no se muevan.
-Me parece bien –se rio y con su dedo meñique tomo un poco del merengue del pastel para probarlo- quedo muy bueno el pastel.
-¿De que es?
-Chocolate –dijo con simpleza, pero al ver como la cara del rubio se emocionaba, entendió que había cometido un error en comprar un pastel de chocolate -¡Eli-kun, vuelve!
Fue muy tarde, el rubio ya había salido del salón corriendo con el pastel entre sus manos-¡Es mío!
-¡No te puedes robar el pastel! –la peligris corrió tras el rubio que ya le llevaba varios metros delante de ella.
-¡Pues ya lo hice!
Mientras tanto, en el salón, el pelirrojo y el pelinaranjo se miraron brevemente, en un acuerdo mental, el chico gato salió corriendo atrás del rubio.
-¿No lo vas a ayudar? –inquirió la pelinegra al ver como su mejor amigo simplemente se quedaba abrazado a su novia.
-No tengo ánimos de correr, a parte, Rin es más rápido que yo, el lo alcanzara antes –hablo con simpleza.
-¿No crees que te estás volviendo muy flojo?
-La verdad no, mejor cuando lleguen yo lo regaño –una pequeña sonrisa malévola salió de sus labios.
-Umi, dile a tu novio que es un flojo –la enana vio como la peliazul solo reía con brevedad- ¿Umi?
-Tranquila Nico, el no será el único que regañe a Eli, yo también me encargare de regañarlo por robarle el pastel a Kotori –al igual que su novio, ella también sonrió con cierta malicia.
-Hanayo –llamo a la castaña- ¿Qué hicimos para tener unos amigos tan locos?
-No lo sé Nico-chan, no lo sé.
Al fin de cuentas y con mucho esfuerzo, lograron atrapar a Eli, y para su fortuna no le paso nada al pastel. Al momento de traerlo al salón, fue regañado por una muy molesta Sonoda Umi y un Nishikino Maki.
El rubio se disculpo con la condición que no le digieran nada a su ausente novia, pues si se enteraba que había "robado" un pastel, era seguro que lo regañaría de la peor manera posible.
5 de la tarde
Pocos eran los estudiantes que salían a esa hora, principalmente eran de algun club. Pero en la salida de las grandes puertas de aquella puerta se encontraba un aburrido pianista.
-Pero como tarda -suspiro cansado el pelirrojo.
No es que le molestara esperar a su novia después de la salida ¡el problema es que ella tuvo practica de arquería! Exactamente el día en el que no entrenaron para alguna presentación, el día que el chico tenía todo planeado…se le estaba haciendo tarde para la reservación que había hecho, hasta tuvo que cancelarla porque era a las tres de la tarde ¡no a las cinco!
-¡Maki! –el grito de la peliazul lo hizo verla. La joven se encontraba con su maleta de prácticas y su maletín escolar- lo lamento, la práctica se hizo más larga, tenemos nuevos integrantes y aun no saben ni ponerse el protector de pecho.
-Está bien, no te preocupes, me entretuve hablando con Nico hasta que se tuvo que ir –le sonrió levemente. No podía enojarse con ella aunque quisiera- deja que te ayude –tomo ambas maletas y se las acomodo de una manera para que pudiera cargar las cosas de la chica y las suyas.
-Te diría que no, pero de igual manera las vas a cargar –dijo y comenzó a caminar al lado del chico- ¿Qué tal tus clases?
-Aburridas, no fue nada del otro mundo ¿y las tuyas? ¿Cómo te fue en tu examen de cálculo?
-Pienso que me fue bien, no fue tan complicado como lo esperaba.
-Al menos sirvió no vernos en una semana.
-Te lo compensare, lo prometo –se rio un poco por la actitud tan infantil que podía adoptar Maki.
El camino a la casa de la mayor fue tranquilo, entre broma y broma, las intenciones del pelirrojo aun seguían sin ser reveladas. Su plan b estaba en marcha, pero tenía que apurarse, tenía poco tiempo para elaborarlo.
-Gracias por traerme, Maki –sonrió la chica al estar en la entrada de su casa.
-No es nada, me gustaría llevar tus cosas adentro de tu casa, pero entiendo que a tu padre no le gusta que entre, aun –suspiro y le dio las maletas a la chica.
-Hablare con él sobre el tema, lo prometo –tomo sus cosas- gracias por…
-Aun no me agradezcas –la interrumpió de manera gentil- ¿quieres venir a cenar a mi casa?
-¿En tu casa? ¿Y tus padres? –pregunto confundida.
-No van a estar el día de hoy –sonrió con algo de burla al ver como la mayor se sonrojaba levemente- calmada, solo es una cena.
-Yo solo estaba pensando en eso, una cena –desvió la mirada un tanto avergonzada- ¿a-a que hora?
-¿te parece a las nueve? –La vio asentir- te esperare entonces a esa hora.
-¿No vendrás por mi? –la joven lo vio con duda.
-Lamentablemente no, lo siento –hablo algo arrepentido- no terminare de preparar tu sorpresa si vengo por ti.
-¿Cuál sorpresa?
-No puedo decírtelo, pero te gustara.
-Si tú lo dices…
-No es nada malo, tenlo por seguro –beso la mejilla de la joven- ¿tengo que pedirle permiso a tu padre para que vayas a cenar a mi casa?
-No creo, le inventare algo, no te preocupes –hablo con simpleza ante la mirada sorprendida de su novio.
-Creo que soy una mala influencia para ti, nunca te había escuchado decir eso.
-Para todo hay una primera vez –rio divertida- entonces ¿nos vemos a las nueve?
-Si, nos vemos- le beso de nueva cuenta la mejilla y se encamino hasta su casa, que para su desgracia quedaba muy lejos de la casa de la peliazul.
Algunos minutos antes de las nueve de la noche
-¡Vamos estúpida sopa, hierve! –grito molesto el chico.
No importara de donde lo viera, no le gustaba cocinar y tampoco sabía hacerlo bien. ¿Por qué un joven rico tendría que cocinar? Simple contestación, para asombrar a su novia. Pero hay radicaba el problema, ni el estaba seguro de que sabor tenia la cena que había elaborado. Bañarse y arreglarse le tomo dos horas, si, Nishikino Maki empezó a hacer un vanidoso y muy cuidadoso con su forma de vestir desde hace mese. Las otras dos horas que le quedan fueron para preparar la cena y discutir con su mejor amiga que le había llamado por teléfono y le exigió saber a dónde llevaría a cenar a Umi para llevarle el gallo.
Aun no sabía que era lo peor de ese momento, que la sopa no hervía como debía o que primero debió preparar la cena antes de bañarse y cambiarse, pues ahora tenía la ropa un tanto sucia, hasta mandil tuvo que usar para no terminar con la ropa llena de salsa de tomate.
El sonido del timbre de la puerta lo hizo respingarse, ya sabía quién era, por eso se estaba poniendo muy, pero muy nervioso. Se limpio las manos con una toalla y corrió a abrir la puerta, se reviso en el espejo antes de abrir, se acomodo su rojizo cabello, respiro profundamente y abrió la puerta dejando ver a una bellísima Sonoda Umi. No era más que unos jeans, una blusa azul de manga larga y su cabello perfectamente peinado. Claro que no era un atuendo muy formal, pero al menos para él, ella se veía perfecta con cualquier ropa que usara.
-Lamento si tarde, había mucho tráfico –hablo la joven un poco cansada.
-¿Mucho tráfico? –hablo sin entender el chico.
-Mi padre me prestó el auto, así que me vine en el –sonrió ciertamente orgullosa.
-¿Sabes manejar? Eso no lo sabía.
-Aun no puedo manejar a grandes distancias, pero al menos puedo llegar a tu casa sin problemas.
-No me imagino como se le pediste el auto a tu papá –intrigado la dejo entrar a su casa alejándose de la puerta.
La joven entendió el gesto y entro a la casa cómodamente- le dije que iba a la casa de Kotori, como ella vive lejos de mi casa, no me puso objeción.
-¿Le dijiste que ibas a la casa de Kotori? –si que le intrigaba esa actitud tan nueva de la peliazul, aun no sabía si era bueno o malo que tuviera ese tipo de actitudes.
-Si, le dije que íbamos a hacer una pijamada o algo así. Kotori ya sabe así que no te preocupes.
-Me sorprende como has cambiado, Umi –sonrió divertido y dirigió a su novia al comedor.
-Para todo hay una primera vez, Maki –le acompaño esa sonrisa con gusto- tal vez si seas una mala influencia. Desde que salgo contigo me es fácil salir de clases sin preocuparme y no me pesa mentirle a mi papá.
-Mas bien soy un impulso positivo en tu vida –saco una de las sillas y la invito a sentarse- señorita.
-Se lo agradezco joven –Umi se acomodo en la silla- ¿Qué cenaremos?
-Deja lo traigo de la cocina y veras.
-Antes de que la traigas, tengo una sola pregunta.
-Dime.
-¿Por qué traer un mandil rosa y la cara manchada de tomate? –La joven lo hizo agacharse, con el pulgar le limpio la mejilla y lo probo- no sabe mal a mi parecer.
-I-iré por la cena –sonrojado a más no poder se retiro a la cocina ¿Qué era lo peor? ¿Qué aun estuviera con ese maldito mandil de Nico o que Umi lo viera así?
El primer platillo que sirvió fue una ensalada con aderezo de jengibre y zanahorias. No era más que zanahorias, lechuga, naranja, rebanadas de aguacate, fresas, piña y edameme. Suspiro aliviado al ver la cara de satisfacción de la joven, todo indicaba que le había gustado la ensalada.
El segundo platillo fue la sopa de tomate, ¿Por qué una sopa de tomate? Simple, fue lo único que pudo preparar en tan poco tiempo. La chica degusto la sopa, no mostraba indicios de desagrado por la sopa, o era muy buena actriz o en realidad le había gustado la sopa.
Llegaba la hora del platillo fuerte, sirvió Karēraisu, simple arroz y curri. Bien dicen que lo que es fácil para unos, es difícil para otros, aquí no fue la excepción, al pelirrojo le fue extremadamente complicado hacer esa parte de la cena. Servirla fue como tener el examen más complicado de la vida, no estaba preparado para una reacción negativa, pero para su suerte no recibió alguna mala reacción. El en sus adentros estaba feliz, pero ella…pobre chica, lo que hace el amor, le supo horrible el platillo pero de igual manera se lo comió y con una gran sonrisa.
La hora del postre había llegado. El pianista le había dicho a la escritora que lo más probable es que dicho alimento no supiera bien, tal vez sabría mal porque la autora del postre había sido nada más ni nada menos que Yazawa Nico.
¿De dónde el pelirrojo pensaba que el pastel tenía mal sabor? Era el perfecto equilibrio de fresa y vainilla. El pastel le había fascinado e incluso podía asegurar que era lo mejor de la cena, pero tampoco se lo diría. Simplemente sonrió al ver como el chico negaba y negaba que el pastel sabia bueno, cuando el compartía la misma opinión que ella. El pastel estaba delicioso.
Después de la cena, la pareja se traslado a la sala, donde darían por terminada la cena y comenzarían a charlar.
-Dime la verdad, ¿te gusto la cena? –el joven la interrogo ya una vez sentados en el sofá.
-Me encanto, gracias –le sonrió de una manera convincente.
-Es un alivio –soltó un largo suspiro- temía que no te gustara.
La joven sonrió y se recargo en el hombro del chico- gracias por el día de hoy, Maki. Fue, muy divertido a decir verdad.
-No salió como esperaba si te soy sincero. Hasta sucio termine después de hacer la cena.
-Lo sé, pero debes admitir que te ves bien con un mandil rosa –soltó una leve risa acompañada de un leve sonrojo.
-N-no es cierto…yo no me veo bien con ese mandil –desvió la mirada avergonzado.
-Hay vas de nuevo –se alejo del hombro del chico y con su mano lo tomo de la barbilla para hacer que lo mirara- y dices que soy yo la que siempre queda como tomate- le dio un tenue beso en su mejilla y admiro como crecía el sonrojo del chico.
-Si que soy una mala influencia para ti –hizo un leve puchero en sus labios y antes de que pudiera decir algo, si celular comenzó a sonar- ¿una llamada a esta hora? No sé porque pienso que es Nico.
-Mejor contesta, a lo mejor es algo importante.
-Intuyo saber la razón de su llamada –con una leve risa contesto el celular- ¿hola?...si, está bien, No, no, yo no te dije que fueras a traer el maldito gallo, ya no te quejes, disfrútalo si tanto te gusto. El odio es mutuo, nos vemos mañana –al colgar el celular no pudo más que sonreír como un niño travieso.
-¿Qué fue todo eso? –pregunto intrigada.
-Nico me recordó algo muy importante –se levanto del sofá y le ofreció su mano a la chica –sígueme.
Umi, confundida le tomo la mano y lo siguió hasta el cuarto donde el joven tenía su brillante piano Yamaha- ¿Qué hacemos aquí?
-Traerte tu "gallo" –rio un poco y se sentó junto con la joven en el banquillo del piano- de nuevo, feliz cumpleaños, Umi –sonrió y comento a tocar preludio y fuga en C mayor de Bach.
La composición era simplemente exquisita, sus tonos suaves y la facilidad con la que la tocaba el pelirrojo tenia encantada a la chica. Aquella melodía podía calmar hasta el león más feroz. Había puntos en la canción en que se tornaba un tanto profunda, como si contara una historia que empezaba feliz pero llegaba al clímax de una manera escalofriante.
Cuando el chico termino de tocar, créanlo o no, la peliazul, tan reservada y tímida, se le abalanzo en un beso desenfrenado. Si la intención de Maki era seducirla con aquella melodía, pues lo había logrado, la escritora había sido seducida con una simple melodía.
Al liberar los labios del joven, Umi simplemente sonrió ampliamente, no cabía en ella la felicidad que en ese preciso momento sentía.
-Veo que te gusto –el solo sonrió complacido.
-Me encanto, fue un lindo detalle –hablo ensoñada- te amo mucho ¿lo sabías?
-Lo sé, yo también te amo mucho –claro que el estaba sonrojado, pero le hacía enormemente feliz decir esas dos simples palabras.
-Fue de los mejores cumpleaños que he tenido.
-Y aun falta un último regalo –se levanto de aquel banquillo- oye, no hagas esa cara que pareces niña chiquita- rio levemente al ver el puchero formado en la chica- espérame aquí, vuelvo enseguida –salió de la habitación con una sonrisa.
Cuando el chico volvió, tenía sus manos atrás de su espalda- cierra los ojos –la joven acato la orden, el coloco su regalo en el regazo de la chica- ahora ábrelos.
Su sorpresa fue grande al momento de ver un conejo marrón.
-Dicen que los conejos rex se caracterizan por tener una gran inteligencia y si carácter afectivo y dócil. Tenía pensado comprarte otra cosa, pero mejor decidí adoptar un conejo, ambos tienen cierto parecido –acaricio la cabeza del conejo y miro a su novia- ¿te gusta?
-Maki yo…no se que decir, este día has hecho mucho por mi y ahora un conejo…yo no sé que decir, este…-sus bellos ojos marrones comenzaron a llenarse de lagrimas.
-Umi…-el joven le sonrió y con su pulgar limpio algunas lagrimas que resbalaban sobre las mejillas de la peliazul- Hoy, y ahora, me gusta estar contigo, besarte, abrazarte, y decirte que te quiero. Me gusta decirte al oído palabras cálidas y afectuosas aunque me sonroje a montones. Feliz cumpleaños, Umi.
Ante tales palabras, la joven dejo al conejo en el piso y con un simple movimiento atrajo al pelirrojo para darle un apasionado beso cargado de cariño y amor.
Los regalos no le importaban en ese momento. Lo que en realidad la conmovió fue todo lo que el chico hizo por ella, algo que jamás pensó ver en él. Lo más seguro es que a la mañana siguiente, Maki terminaría negando que dijo cosas tan cursis, pero en ese momento, solo quería estar con aquel pelirrojo que le sacaba más de una sonrisa.
¡Milagro que actualizo algo! Lo sé, no he actualizado hace como… ¿84 años? No me excuso, la verdad he estado muy atareada con la universidad. Me hubiera gustado subir esta actualización el 15 de marzo, pero no lo había terminado.
Espero poder actualizar al menos una vez la próxima semana TnT
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Nos vemos en la siguiente actualización~ n_n
