Love Live! No me pertenece, es de sus respectivos autores.


- Oh vamos… N-No creo que sea necesario este tipo de cosas… -mi inquieta voz resonó por la habitación al instante en el que esas manos tocaron mi cuerpo- P-Por favor, U-Umi…

La dueña de los risos azul marino, rio divertida al tenerme sometido y sin forma de escapar de su embrujo. No decía palabra, eran sus acciones mismas las que me hacían estremecer, las que me hacían querer meterme por debajo de la tierra para evitar que esa vergüenza se exteriorizara hasta el espacio.

Un toque de ella bastaba para hacerme estremecer, jadear e incluso sudar. Era cruel, sabía lo que provocaba aun incluso solo con su presencia y ella lo disfrutaba. Aquella era mi tortura por decirle que me sentía gordo y que era una aberración a la humanidad.

- U-Umi… ¿N-No crees que debemos parar ahora? N-No creo poder resistir tanto -tense inmediatamente mis músculos cuando su dedo índice paso por mi nuca - ¿E-Eh?

Otra risita burlona salió de sus labios ante mi comentario- ¿Me dirás que no te gusta? -susurro contra mi oído al momento de acercarse. Su voz era tersa, seductora… Justo como en la playa.

¿Vergonzoso? ¡Lo que le sigue! ¿Lo repetiría? Es probable según la situación a partir.

¿Cuándo duraría aquel martirio? Me sentía impotente al no poder reaccionar, solo era un cuerpo inerte a la espera de que su "sufrimiento" acabara.

En otros tiempos, Umi se avergonzaría por ese tipo de contacto e incluso ella huiría de él alegando que era y es algo indecente. Ultimadamente esa Umi, tan recta y pacifica que no pensaba en torturarme así, de esa manera tan "natural", esa Umi había desaparecido sin darme cuenta. Mi linda novia que se sonrojaba cuando le daba un beso en la mejilla había muerto y le daba su espacio a una mujer dominante que más que nada buscaba hacer conmigo lo que se le viniera en gana.

Solo ella y yo, en mi habitación sin que nadie nos molestara…

- ¡Maki! ¿Terminaron? Hice un poco de té para Umi-chan, ¡bajen cuando puedan! -grito fuerte mi progenitora que estaba en la planta de abajo.

- Veo que nos esperan -con una carcajada, Umi le dio un apretón a mi espalda- terminaremos esto después, ¿sí? -tras darle una pequeña palmada, logre sentir como su presencia se alejaba de mi cama.

- Eso fue… -apenas si pude hablar de lo conmocionado que estaba.

Con un ágil movimiento, me tape con la frazada que colgaba de mi cama. Observe a mi "agresora" con cierto miedo de que volviera a hacer lo mismo.

- Vamos, ¿enserio te puso nervioso un masaje en la espalda? -ella alzo la ceja divertida de mi situación- tu fuiste el que dijo que quería bajar de peso, ¿Quién te entiende?

- ¡P-Pero no me refería a que hicieras eso! -solté un pequeño gritillo casi femenino- f-fue vergonzoso…

- ¿El masaje de ahora o el que te di en la playa? -con una toalla, la peliazul limpio sus manos con esa sonrisa victoriosa.

- No menciones lo de la playa… Por favor…

Ustedes no lo saben y por eso estoy yo para decirlo. La señorita Sonoda tuvo la brillante idea hacer "masajes reductores" cuando estábamos en la playa con el fin de que bajara mis gordos amigos. No me avergonzaría, tanto, de no ser porque me hizo tumbarme en el piso de la sala y tras levantarme la camisa comenzó a pasar un aceite de quien sabe dónde saco para aplastar los bultos de mi espalda.

¡Y también las piernas! Se aprovecho de que traía un short para pasar ese térmico liquido pegajoso por mis piernas.

Después de tantas risas sobre mí por parte de mis compañeros varones y enternecidos "awww" de las señoritas, no tuve de otra que rogarle a la arquera que, si íbamos a seguir haciendo estas "cosas", que mejor fueran en mi casa donde ni un alma podría vernos. Aunque las risas volvieron cuando se le escaparon las palabras: "Si se juntan los mares con los ríos, ¿Por qué no juntar tu cuerpo con el mío?" y ella cayo solo por un momento y continuo con su labor te torturarme con sus manos.

Que conste que cuando le dije eso no sabía que mi madre tomaría permiso del hospital por un mes y estaría todo el día en la casa solucionando problemas…

- No lo mencionare, pero quedara en la memoria de todos por un buen rato -agrego tras terminar de limpiarse las manos- incluso las chicas se estaban riendo de tu sufriendo.

- Lo se… -Bufe suavemente cuando negué con la cabeza- a ellas nunca les haría nada… Pero a sus respectivas parejas y a Nico.

- ¿Por qué siempre tienes que poner a Nico en otra categoría? Es también una señorita, algo particular, pero señorita -entre risitas se acercó a mí y por inercia retrocedí en la cama- ¿ah miedito?

- Solo es precaución… -la observe a ella y luego a sus manos- son peligrosas esas armas que tienes.

- Y nunca has sentido su poder en un golpe -con eso dicho, agacho un poco su cabeza hasta alcanzar mi frente y depositar en ella un beso- relajate antes de bajar, no quiero que tu mamá piense que hicimos algo indecente -al incorporarse, mostro esa sonrisa amable y tierna que blandía cuando estaba conmigo- te esperare abajo -dio la media vuelta y camino hacia la puerta.

De cierta manera… Es un cosquilleo especial cuando se comporta de esa manera, me hace sentir que la amo cada día más y que incluso esas sonrisas estúpidas de las novelas siempre salen de mis labios cuando miro su espalda y entiendo que no hay mujer más perfecta en el mundo para mí.

- Oh, Maki -Sali brevemente de mi ensoñación cuando su voz me llamo cuando su mano toco el pomo de la puerta- Me preguntaba -al abrir la puerta, ladeo la cabeza para verme y sonriendo dijo- ¿Cuándo podrías aparcar tu barquito en mi puerto?

Quede boquiabierto ante su "inocente" comentario. Dioses, ¿de dónde había aprendido tanto? Se que Kotori no es una alma pura y casta como los demás dicen, pero no diría tantas sandeces e incluso Nozomi tiene algo parecido al pudor.

- ¡U-Umi!

- Adiós~ -sin esperar mi replica simplemente se fue.

Observe la puerta que se cerraba tras su apresurado escape. Suspire y esboce una sonrisa nerviosa. Ya conocía a la Umi tranquila e incluso a la romántica, ahora me faltaba por descubrir a la Umi pervertida.

- Lo peor del caso es que no me molestaría hacerlo- con esas tranquilas palabras, me encargue de arreglarme para bajar a tomar el té.


-Minutos después-

- Hijo, que bueno que bajas –dijo mi madre con una sonrisa tranquila cuando me vio cruzar la puerta de la sala blanca- ¿Por qué tardaste tanto?

- Yo… -observé a mi progenitora y carraspeé un poco antes de contestar- estaba acomodando unos documentos en el escritorio de la laptop.

- Oh… -arqueo la ceja ante mi contestación- toma asiento y bebe un poco de té.

Con un asentimiento, tome lugar al lado de Umi que bebía de su taza de té con la mayor normalidad del mundo. Me vio de reojo y logre visualizar una diminuta sonrisa satisfactoria que salió de sus labios.

Oh claro, la señorita se sentía vencedora después de hacerme sufrir de esa manera. Pero tendría mi venganza, ¿Cuándo? No lo sé, pero la tendría.

- "Veras que te ganare" –entrecerré los ojos cuando tome la taza de té y le ofrecí a la peliazul una mirada desafiante.

- Y bien… -con elegancia, mi madre dejo su taza de té en la mesa que separaba su sillón individual blanco al grande donde estaba con Umi- ¿Por qué hacían tanto ruido en tu cuarto, Maki? –sonrió cuando pregunto aquello. Pero era de esas sonrisas escalofriantes.

Tosi apresuradamente el sorbo de té que había tomado. Incluso tuve que palmear mi pecho como acto instintivo de aquella actividad. Me fije en mi madre, estaba seria con sus ojos cerrados y la cabeza ligeramente ladeada a la derecha; sus piernas cruzadas finamente y sus manos sobre la rodilla izquierda que era la que sobresalía.

- ¿Q-que? –fue lo que pude decir tras la impresión- creo que no entiendo.

- ¿No me di a entender? –tortuosamente abrió sus ojos, mostrando unas amatistas que no se rendirían ante una banal mentira- ustedes dos llegaron muy sospechosos a la casa y se encerraron en la habitación –esa aura aterradora solo logro hacerme estremecer- y cuando subí, estaban haciendo ruidos muy extraños, ¿Qué es lo que paso? –con una inclinación de su cuerpo hacia adelante, su expresión se mantuvo tenebrosa.

Trague saliva en seco del miedo que recorría mi cuerpo. Era más que obvio que ella estaba malinterpretando lo que había pasado en mi habitación. Que Umi y yo… Ella y yo en…

- ¡N-No es lo que parece! –sacudí rápidamente mi cabeza al son de que mis mejillas se tornaran coloradas- S-Solo estábamos…

- ¿Solo estaban…? –hablo con cautela, esperando a que terminara la oración- ¿Qué estaban haciendo, hijo?

Lo único que podía decir ante su afilada mirada eran palabras sin sentido. Buscaba algo o alguien que me salvara, ya hasta comenzaba a sudar en frio por los nervios.

La opción simple y sencilla seria explicarle a mi madre que NO estaba haciendo cosas indecentes con Umi (aunque a ella parece no molestarle), y que solo me estaba haciendo un masaje para quitar mi gordura; Pero ella se reiría de mi tan fuerte que de seguro se lo diría y este no dejaría de molestarme hasta el último día de mi vida. Si bien mi padre era estricto, el gozaba de gastarme ese tipo de bromas o burlarse de mi cuando tenía "ataques de drama", da una impresión diferente, aunque es completamente lo contrario.

No iba a permitir que mi madre supiera esa información, aunque tampoco quería que pensara esas… esas… ¡Indecencias!

- Maki, sé que eres joven y las hormonas de tu cuerpo están alteradas, y más ahora porque tienes novia –al enderezarse, mi madre continúo hablando- pero no puedo permitir que en mi casa haya ese tipo de actividades, menos si Umi es una señorita de casa.

- M-Mama, y-yo…

- Estábamos jugando –contesto la arquera que, en todo ese tiempo de mi vergüenza, no había hablado y solo se limitó a tomar su té- Maki pensó que podía ganarme en ese juego de peleas que instalo en su computadora. Así que en cuanto llegamos de la escuela, me encomendé la misión de vencerlo –dijo tranquila, son una sonrisa victoriosa- evidentemente, le gané.

- ¿Y por eso salían gemidos de su habitación? ¿Por un juego? –la pelirroja mayor arqueo la ceja sin estar muy convencida por las palabras que decía la peliazul.

- Se que es exagerado y lo fue –calmada le contesto a la Nishikino- usted sabe cómo es Maki, cuando empieza a perder hace un berrinche como si de un niño pequeño se tratara.

- Bueno, no puedo argumentar nada contra esa lógica…

- Lamento los ruidos que estaba haciendo Maki, fui la causante de manera directa –inclino su cabeza en signo de respuesta y al levantarla, tomo mi mano derecha con su mano izquierda- pero no pude evitar querer provocarlo más y más, se ve muy lindo cuando esta así –tiro de mi mano y al lograr que acercara mi cara a ella, beso suavemente mi mejilla.

- ¿U-Umi? -en efecto, mis mejillas ya habían adquirido el color de mi cabello con ese simple acto.

- ¡Anda, que lindos! –grito mi madre con alegría al ver esa pequeña escena- Nunca imagine ver algo así, mis ojos no dan crédito a lo que ven.

- Si fui impertinente, lo lamento –con suavidad en su voz, Umi se disculpó- es solo que no puedo evitarlo, me gusta hacerlo sonrojar.

La arquera recargo su cabeza sobre mi hombro, yo solo me limitaba a ver expectante y avergonzado.

- No te preocupes querida, así era su padre antes –mi progenitora rio divertida- cuanto más le quitaba esas máscaras, más me enamoraba de él.

¿Desde cuándo mi madre dice "querida"? La mujer que me obligaba desde primaria a leer libros de medicina que con suerte entendía, ¿siendo así de efusiva? ¿En qué mundo vivo ahora? Primero mi novia era muy nerviosa y tranquila, ahora disfruta de hacerme sonrojar y ponerme en situaciones vergonzosas. ¿El virus Toujo este suelto? ¿Acaso es una pandemia mundial en la que tendremos que quedarnos en nuestras casas por años?

- Me alegra saber que lo comprende –la peliazul también compartió una risita cómplice con la mayor- cada detalle de Maki me hace querer intentar sacar esas reacciones adorables.

- Si quieres saber todo sobre mi hijo –la mujer mayor se levantó de su asiento y dio unos poco pasos hacia la salida de la sala- traeré el álbum de fotos, tengo unas donde se arrojó a un lago cuando tenía 5 años y un perro lo persiguió nadando. Esa carita de asustado fue y será única –esa risa perversa salió de sus labios.

¿Por qué el peor recuerdo de mi infancia le parece gracioso? Eso sonó bastante sádico… Ahora mi madre no solo me genera respeto, ahora me genera miedo, mucho miedo.

- Sera un placer ver lo recuerdos más preciados que tiene de Maki –añadió Umi sonriendo.

- M-mamá, no –intente detenerla, pero ella me ignoro con una sonrisa terrorífica y lo último que supe de ella fue el sonido de sus tacones resonando por los pasillos- ¿e-enserio las veras? ¿l-las fotos? –lance esa pegunta con la esperanza que mi novia declinara la proposición de mi madre de avergonzarme aún más.

-Por supuesto que lo voy a ver, es mi premio por sacar una excusa así –riendo apretó su agarre con mi mano y al alejar su cabeza de mi hombro, sonrió soberbia- es un buen premio, ¿no?

- C-Claro que no –negué velozmente con la cabeza- de ninguna manera ver esas cosas sería un premio, además yo…

- ¿Tu qué? –dijo burlona.

- N-No era necesaria tu ayuda, hubiera podido salir de eso sin tu ayuda…

- Aja, si eso es lo que dices –ágil se acercó a mi oído y de su boca salió un cálido suspiro que me hizo estremecer- te salve de que tus padres se burlaran de tu "sobrepeso" y de que pensaran que hacíamos "indecencias" en tu cuarto. ¿No merezco una recompensa?

- ¿D-Desde cuando eres así? –pregunte cuando de un salto me quede en la orilla del sofá.

- Desde que descubrí que me emociona demasiado hacerte sonrojar de esa manera -riendo traviesa comenzó a cerrar esa poca distancia que nos separaba- también descubrí algo que me emociona…

Su voz, ¿Cómo explicarlo? Tenía el efecto de incitar, provocar que rompiera los pocos centímetros para acercarme y descubrir que tenía para mi esa mirada atrevida para mí.

Éramos nosotros dos solos en esa sala blanca con el peligro que mi madre volviera y nos atrapara en lo que era un juego intenso de miradas: el que volteara hacia otro lugar era el perdedor. Su aroma, un lirio blanco, así olía Umi ¿tentador? Mucho, tanto que tuve que incluso morder mi labio inferior para evitar lanzarme sobre ella.

- Umi… -suspire su nombre a milímetros de que nuestros labios se tocaran y comenzaran un suave baile.

La peliazul no contesto, pero vi en sus ojos una determinación casi tan grande como la que tiene al competir en arquería.

Daring! You'll be wild!

- Mierda… -masculle al escuchar ese estúpido tono interruptor de momentos importantes.

Con un desolado suspiro la peliazul tomo distancia de mí y observo mi celular que brillaba en la bolsa de mi pantalón- ¿Te están llamando? -aunque intentara parecer calmada, se notaban unas leves notas de disgusto en su voz.

- Es… -Tome el celular y al ver el remitente de la llamada alce la ceja confundido- ¿Kotori? Ella nos suele marcarme -observe el reloj de mi celular y eran las 5 de la tarde- menos a la hora en la que tiene que trabajar en el café.

- Contesta entonces -su anterior tono molesto había cambiado a uno preocupado.

- Voy -pique el botón verde para contestar la llamada y la coloque en altavoz- ¿Kotori? ¿Qué sucede? -debía aceptarlo, estaba un poco asustado.

La última vez que ella me marco, fue porque no encontraba a la directora y fue un pánico hasta que la encontraron en un casino con mi madre a las 2 de la mañana. No sé porque no me di cuenta; pero el punto es que ella solo me llama para emergencias.

- ¡Es un duelo! ¡Ayuda! -gimoteo la peligris detrás de la línea de llamada.

- Kotori calmate, ¿Qué sucede? -aunque intente tranquilizarla, un grito fuerte salió de improvisto desde su línea.

- ¡Esto es demasiado! ¡Necesitamos ayuda!

- ¿Esa es Hanayo? -inquirió Umi tras escuchar esa característica voz chillona y un poco áspera- Hanayo, Kotori, soy Umi. No las podemos ayudar si no se calman primero, ¿Qué está sucediendo?

Ante la pregunta de la arquera, solo hubo un pequeño e incómodo silencio. Observe a mi pareja y ella parecía igual de dudosa que yo. Aun cuando iba a preguntar de nuevo, ambas hablaron al unisón.

- ¡ES UNA BATALLA DEL CONSEJO ESTUDIANTIL! -el grito conjunto de la Koizumi y de la Minami fue tan fuerte que incluso tuvimos que alejarnos para evitar que la onda sonora nos dejara sordos- ¡UNA BATALLA A MUERTE!

- ¿Una batalla…? -fui capaz de decir tras sacudir un poco la cabeza ante ese aturdidor ruido.

- ¿…Por el consejo estudiantil? -Umi termino mi frase y ambos nos miramos dudosos de la veracidad de aquellas palabras.

No sé qué origino aquella reacción por parte de esas dos jovencitas… Pero algo me decía que no era nada bueno y que causaría un montón de problemas.


Este tenía tiempo de quererlo hacer, porque es algo que teóricamente si me paso. Estaba en una clase, la maestra nos dijo que nos diéramos masajes (es de esas clases de cuidados alternativos, muy buena, por cierto) y a mí, de todos los compañeros, me tenía que tocar el que tiene músculos sobre músculos y yo con mis confiables lonjitas… Fue tan vergonzoso masajeara toda esa grasa… Y sin contar que también paso por las piernas… -/-. No volví a ser la misma desde ese entonces. El super relajado como si no fuera nada y yo super nerviosa cuando me toco hacerle el masaje a él…

Ahora por fin pude actualizar esta historia. Eh, voy a meter una trama graciosa, como siempre xD. Me puse a leer el manga de Love Live! (de nuevo) y de pronto ya supe como seguirle.

Pero bueno, ¡gracias por leer! ¡Nos vemos!