Hola, hola, Luna de Acero reportándose.

Este capítulo extra es una comisión que me pidió la linda Julia, que me dijo que le gustó mucho la narración, por lo que espero que a ustedes también les guste.

Una autocrítica a este fic: claro que es demencial tratar de secuestrar a alguien, Levi cometió un error y lo pagó por muchos años, si bien era una adolescente, está más que mal lo que hizo y estoy totalmente en contra de comportamientos de este estilo, que quede claro. Fuera de esto, es ficción, así que... a disfrutar.

Gracias por el apoyo, como siempre, los quiero mucho, mucho, mucho mis lunaceros queridos!


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Isayama Hajime, la historia si es de mi completa invención.

Advertencias: Contenido R18, lemon, palabras altisonantes, personalidades OoC (diferentes al canon), humor y nada, espero que les guste el ambiente, besos!


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"Si el sexo no fuese la cosa más importante de la vida,

el Génesis no empezaría por ahí. "

Cesare Pavese

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Levi estaba nervioso, más de lo habitual. Dentro de unas horas llegaría su novio a visitarlo por primera vez. Iba a gastar los pocos muebles que tenía y el piso, de tanto refregar y limpiar. Fue a mirarse otra vez al espejo, ¿esa camisa nueva que le había comprado su madre estaría bien? Observó sus zapatos lustrados, sus jean clásicos azul oscuro y su camisa negra, ¿no estaba muy simple? A lo largo de su vida, desde que se había fijado en el hermoso Eren, siempre se había sentido bastante inferior a todos esos novios que solía llevar y promocionar por todos lados. Ninguna había ido a buscarlo a pie o en bicicleta, todas eran camionetas enormes como naves espaciales, lo llevaban a comer a los mejores lugares, le hacían regalos super costosos (él los conocía casi todos porque el omega se encargaba de refregárselos en la cara), eran gente de clase, estatus, de mundo. En cambio él, ¿qué podía ofrecer? ¿Pasteles? Wow, sí que Eren se había ganado la lotería, si es que conocen el sarcasmo, claro.

Mientras más se enredaba en esos pensamientos más se encogía su autoestima, su seguridad. Era bajo, delgado, no tenía suficiente dinero (o al menos lo que él aspiraba a tener para darle a Eren una vida cómoda y agradable). Era cierto que con el tiempo sus habilidades culinarias iban en ascenso, actualmente estaba trabajando para uno de los mejores restaurantes de la ciudad, quienes estaban esperando que se recibiera para poder darle un sector completo a su cargo como chef repostero y pastelero. Se sentó en la cama y refregó sus palmas sobre sus muslos. Eren se cansaría de él, eventualmente, pensar en eso hizo que se alojara una profunda y honda espina de dolor en su pecho.

Tomó su móvil y repasó la foto de su salva pantallas, era del último verano, apenas había podido ir a su casa por escasos diez días. Se habían sacado una foto juntos con un salto de agua a sus espaldas, Eren estaba sonriente y feliz, inconscientemente hizo que sonriera ante el recuerdo. Era el omega más hermoso del mundo, la criatura más perfecta que Dios había creado, si es que Dios existía. Jamás podría amar a otro como lo amaba a él. ¿Cómo es que había terminado teniendo una oportunidad tan maravillosa? No podía explicarlo. El pobre Eren se la pasaba esperándolo buena parte del año, la mayoría de sus ingresos se iban en puros viajes y regalos que le mandaba a su novio, sentía un miedo irracional cada vez que pensaba que podría perderlo.

El móvil sonó en sus manos con tal fuerza, que lo tomó desprevenido y casi lo arroja al suelo, miró la pantalla y era una llamada de su madre. Soltó el aire retenido por la sorpresa y la atendió, tratando de sonar calmado.

—Hola, mamá.

—Bebé, ¿cómo estás?

Levi sonrió, aunque tuviera cincuenta años su madre seguiría llamándolo así en la privacidad de sus charlas. La voz de su progenitora logró brindarle cierta tranquilidad, era una costumbre, siempre se sentía reconfortado cuando la escuchaba.

—Bien.

—Estoy segura que la visita de Eren te tiene los pelos de punta, siempre te pones muy nervioso de la nada.

Por algo era su madre, lo conocía a la perfección.

—Es la primera vez que viene aquí, quiero que se sienta a gusto.

—Estoy segura que lo hará, pero como te conozco, debes estar limpiando como si se te fuera la vida en ello y pensando tonterías. Lo sentí en mi corazón y supe que debía llamarte y darte algunos valiosos consejos.

—Dime.

—Hijo, eres una alpha excepcional, y no te estoy diciendo esto porque sea tu madre, sabes que no soy de elogiar a cualquiera. Olvida todos esos errores del pasado, recuerda que ustedes tienen una diferencia de edad considerable, así que tú tenías comportamientos que correspondían a tu edad y tu pendejez de ese entonces.

—Ah, gracias por el aliento.

—A lo que me refiero, hijo, es que ya pasó el tiempo, te has convertido en todo un hombre, has madurado, eres responsable, ingenioso, tienes un bonito cuerpo, no creas que Eren es el único que te ha estado mirando. ¿Recuerdas cuando me contabas acerca de las invitaciones que tenías de compañeros de estudio, clientes?, incluso aquí en el barrio, varias omegas jóvenes me preguntaron.

—Mamá, ¿a qué viene todo este discurso?

—No te sientas inferior, Levi Ackerman.

El hombre abrió sus ojos al escuchar esto.

—Yo te crié y te formé, tu tío también, sé la clase de persona que eres, lo valioso que eres, el talento y la capacidad que tienes, no te andes comparando con otros ni creas que tienes menos que el resto. Te estás abriendo camino, y escucha atentamente lo que te diré, llegarás muy lejos, hijo, con fama, dinero, con todo lo que quieras lograr, porque eres tenaz, persistente y fuerte. Y estoy absolutamente segura que Eren siente y cree lo mismo que yo. Solo falta que tú también lo creas.

Levi se puso de pie y fue a la cocina para servirse un poco de agua, sentía la boca seca. Aunque le costaba aceptar cumplidos, en ese momento estaba necesitando ánimos, y realmente esto le venía más que bien.

—Sé tú mismo, es lo que a Eren le gusta más de ti, más que tus postres —dijo esto último con una risita cómplice—. Todo va a salir bien, ya lo verás, no sobre pienses la situación, disfruta y relájate por una vez.

—Mamá… gracias.

—Por cierto, Hisu —se refería a Historia, la hija de Alma, su pareja—, quiere saludarte un momento.

—Claro, pásame con ella.

—¡Leviiii! —gritó la niña, que ahora rondaba los diez años, ¡cómo pasaba el tiempo!—. ¿Cuándo vas a venir? ¡Te extraño mucho!

Esa pequeña mata de pelos rubios y ojos enormes se había apegado mucho a su persona, cuando viajaba a su ciudad también pasaba bastante tiempo con ella.

—¿Qué haces, rayito de sol? ¿Has estado practicando las recetas que te dejé, eh?

—Si, si, un montón, pero no soy tan buena como tú —admitió con pena.

—Yo tampoco fui bueno al principio, es cuestión de práctica, además tienes al mejor maestro, sigue practicando, que cuando vaya quiero probar los brownies.

—¡Sí, capitán, lo haré! —respondió cual soldado de un ejército y ambos terminaron riendo.

—¿Cómo sigue Popó? ¿Ya se recuperó del catarro?

—¡Qué malo, Li! No lo llames así, el pobre estuvo muy grave, tanto que tuvimos que dejarlo en la veterinaria internado por dos días. Ahora está mucho mejor, pero tenemos que seguir con antibióticos y abrigarlo.

—Ese pedazo de alfombra vieja no deja de dar problemas, ¿uh?

—¡Basta, no le digas así!

—Dices eso, pero te estás riendo, puedo escucharte.

Luego de intercambiar algunas palabras más, finalmente terminaron la comunicación. Su humor había cambiado, sabia era su madre, realmente necesitaba esa inyección de confianza.

Regresó a su habitación y se quitó la camisa para ponerse una remera blanca simple con un cardigan marrón oscuro encima, volvió a mirarse en el espejo. Bueno, esto le gustaba más y lo hacía sentir más cómodo. Repasó en su mente todos los detalles a tener en cuenta. El postre estaba listo, la cena estaba perfecta, solo debía poner la carne en el horno una vez que llegaran al departamento. Repasó los implementos en el baño, había comprado las marcas favoritas del omega para lavar su suave y brillante cabello, aunque ahora lo llevara corto, cualquier corte le quedaba fantástico. Cómo le gustaba tocar su cuello cuando se acurrucaban en el sofá, aprovechaba que ahora el pelo no le cubría esa bonita parte de su cuerpo.

No sabía lo que iba a suceder cuando estuvieran a solas, se había vuelto paciente, aunque intuía que tal vez Eren querría tener relaciones con él. A lo largo de los últimos años, luego de que formalizaran y todo, pocas veces habían tenido tiempo a solas para afrontar esos temas. Las últimas veces Eren había sugerido ir a un hotel, pero la verdad no le gustaba la idea de que su primera vez fuera en un lugar donde desconocidos iban a diario (por mucha limpieza que hubiera le seguía molestando la idea), eso y su falta de experiencia. Sabía perfectamente todos los recaudos y detalles del caso, pero lo cierto es que seguía siendo virgen a sus veintitrés, ¿cómo podría complacer a Eren que de seguro había estado en los brazos de los mejores en ese terreno?

Sacudió su cabeza, su madre tenía razón, no debía sobre pensar las cosas. Por algo Eren lo había elegido, daría su mejor esfuerzo, y dejaría que las cosas surgieran de manera natural. Claro que era precavido, así que tenía varias cosas a mano, supresores, pastillas del día después, condones, cosas que ni sabía para qué podían servir (había ido a un sex shop y no había mirado muy bien todo lo que había cargado), y por supuesto, lubricante, aunque no estaba seguro de que fuera necesario.

Se tiró de espaldas en su cama y se relajó unos minutos, ni cuenta se dio cuando quedó profundamente dormido, al parecer tantos días de estrés, de preparativos y demás actividades le habían pasado factura. Cuando despertó ya estaba oscuro y agarró su móvil rápidamente para darse cuenta que tenía una gran cantidad de llamadas perdidas y mensajes sin leer. ¡¿Cuánto tiempo había dormido?! ¡Maldita sea! Solo faltaban apenas diez minutos para que el transporte de Eren llegara.

Apenas pudo manotear una bufanda marrón (regalo de Eren en su último cumpleaños), y salió corriendo a la calle, desesperado, tomó el primer taxi que pudo y cuando llegó a la terminal de ómnibus Eren estaba en la plataforma esperándolo con cara de circunstancia.

—¡Eren!

El omega se giró y sonrió al verlo llegar, Levi estaba transpirado de tanto correr y le llevó un tiempo recuperar el aire.

—Hola, amorcito, ¿no encontrabas la terminal? —lo molestó Eren, para luego acercarse y abrazarlo con cariño.

—Lo si-siento, yo, eh, me, me dormí.

—¿Estabas cansado?

—Bueno, un poco, discúlpame.

Levi lucía en verdad mortificado y al omega le pareció muy tierna su expresión, tal vez ya era todo un hombre pero a sus ojos seguía siendo ese adolescente torpe, inocente y algo ingenuo que conocía tan bien. Era parte de su encanto, esa personalidad que a Eren le atraía, tal vez porque Levi era diferente a todos los alphas con los que había estado, todos ansiosos de dominarlo y marcarlo, llenarlo de preceptos, reglas, listos para obligarlo, someterlo a sus órdenes. Su espíritu libre rechazaba ese tipo de trato, y a pesar de haber salido con muchos (muchísimos), nunca había encontrado alguien con quien sentirse realmente a gusto, hasta que probó con su actual novio.

Era la persona más respetuosa y tranquila con la que había salido a lo largo de su vida. Le encantaba que lo tratara de igual a igual (e incluso a veces por encima de él), estaba a gusto, en paz, sabía que no lo maltrataría, ni tomaría ventaja sobre él, eso en verdad era un tesoro muy poco común. Solo faltaba confirmar que fuera bueno en la cama. No tenía demasiadas expectativas, aunque sí bastante urgencia, ya estaban a punto de llegar a los dos años de noviazgo y lo máximo que habían tenido eran unos cuantos abrazos apretados y besos que prometían bastante. Ya era suficiente, quería darle un mordisco a su novio de una buena vez.

El alpha se sorprendió de la enorme valija que había traído Eren, junto a una mochila de tamaño considerable. Se suponía que venía a quedarse cuando mucho cuatro días, ¿cuánto había empacado? Eren pareció adivinar sus pensamientos.

—Lo sé, traje demasiado, pero es que no me decidía cual ropa sería más adecuada —Levi cargó todo y comenzaron a caminar al sector de taxis—. La aplicación de clima decía que iba a hacer calor, pero en las noticias dijeron que venía un frente frío y… ¡brrr! Sí, está haciendo frío.

Levi se detuvo y se quitó su cardigan para colocárselo a Eren que lo miró sorprendido pero aceptó la prenda.

—¿Mejor?

El omega aspiró disimuladamente las deliciosas feromonas de su novio impregnadas naturalmente en la lanilla y se sintió reconfortado.

—Sí, mucho mejor.

Abordaron un vehículo y se dirigieron a la casa de Levi. El alpha tenía su corazón acelerado, miraba por la ventanilla del vehículo hacia la ciudad y no decía nada. Eren se acercó y apoyó su cabeza en el hombro contrario, mientras enredaba sus manos más cercanas.

—¿Estás tímido o qué? —le susurró cómplice.

—N-no, es solo… espero que tu estadía sea agradable. Luego te llevaré a los museos, los eventos y restaurantes más destacados, por hoy sería mejor que descanses de tu largo viaje.

—No vine a ver museos, me aburren —se quejó el bonito omega—, eventos, depende lo que sea, y restaurantes no me interesan, tengo al mejor chef, así que consiénteme y cocina todo lo que quieras, nada es mejor que tu comida.

Levi se mordió el labio inferior para no sonreír como un bobo, giró su cabeza despacio y al fin unió sus labios con el amor de su vida. Un roce breve, pero muy romántico e íntimo, sus ojos estaban cerca, amaba el brillo que desprendían los de Eren.

—¿No dirás nada?

—Tienes la mirada más hermosa de este mundo —soltó con la voz llena de sentimiento y Eren sintió a su estómago contrayéndose.

¿Cuántas veces lo habían elogiado antes? Había perdido la cuenta, pero había "algo" en la voz y las expresiones de Levi que lo hacían estremecerse en lo más profundo, su instinto se revolcaba dentro ansiando más, más cumplidos, más mimos, más cercanía. Tuvo que controlarse para evitar llenar el taxi de feromonas de puro placer. Nunca había sentido el amor con esa fuerza y ese poder.

—¿Sólo mi mirada? —trató de jugar un poco, era divertido ver a Levi poniéndose rojo y volviéndose un manojo de nervios.

—Todo en ti es hermoso, hasta la forma en que respiras.

—¿De dónde has sacado esas poéticas frases, eh?

—Tú me inspiras, lo juro.

Por fortuna el viaje no duró más de un cuarto de hora, y llegaron al edificio donde residía el futuro chef internacional. No era ostentoso, pero tampoco modesto. Estaba en una buena ubicación, bien iluminado y se notaba que el consorcio hacía un buen trabajo. Subieron en el ascensor los cuatro pisos y finalmente estuvieron dentro.

Apenas puso el cerrojo, Eren no le dio tiempo ni a dejar la mochila en el suelo que lo acorraló contra la pared para besarlo con ganas, empujando su suave lengua dentro de su boca para hacer el intercambio más profundo. Fue completamente inesperado, los largos dedos de Eren se enredaron en su cabello, Levi tenía las llaves en una mano y la mochila en la otra y terminó soltándolas a ambas para poder abrazar a su omega. Vaya, eso sonaba lindo, "su omega".

Apenas separaron sus labios para poder respirar mejor, Eren refregó sus narices con cariño.

—Realmente extrañé esto —le confesó con las mejillas arreboladas y el cuerpo pegado al alpha, aunque la posición era algo incómoda por la diferencia de alturas, tenía el cuello algo torcido—. Vamos a tu habitación.

Levi estaba en blanco, obviamente no era estúpido, sabía que tarde o temprano llegarían a ese punto, pero… ¿tan rápido? Se dejó arrastrar con docilidad sin saber qué hacer o decir. Eren apenas reparó en lo limpio y ordenado que lucía todo, un poco soso para su gusto, ya que la decoración era simple y casi todo en colores monocromáticos, ya se encargaría de darle algo de vida a ese lugar, ahora tenía en mente cosas más importantes.

Se sentaron en la cama y el omega comenzó a quitarse la ropa, Levi lo observaba perplejo.

—Oye, espabila —le dijo a su novio chasqueando sus dedos frente a su rostro—, ayúdame un poco o desnúdate, pero no te quedes petrificado.

—¿Des-desnudar?

—Duh, sí, ¿o acaso quieres que hagamos el amor vestidos?

La expresión del alpha era cómica, rojo como un camarón recién hervido y con los ojos abiertos a su máxima capacidad, Eren tuvo que usar todo su autocontrol para no desfallecer a carcajadas.

—¿Ahora, ya mismo?

—Levi, hace dos años que somos pareja, ¿cuánto tiempo más me piensas tener esperando, mocoso? ¿Acaso no quieres? —preguntó lo último en un tono lastimero y ofendido.

—¡Sí, claro que quiero! Pe-pero, ¿ya? Al menos deja que ponga algo de música y las ve-velas-

—¡Levi! —soltó con cierto reproche el omega y luego suavizó su voz—. No me importa ninguna puta música, además sospecho que mis gemidos te van a gustar muchísimo más que cualquier tonta canción.

Dicho lo cual se quitó el suéter de lana color mostaza y la camisa roja que tenía debajo dejando su esbelto y precioso torso a la vista. No era la primera vez que el alpha veía esa aterciopelada y sugestiva piel (Eren se había cansado de tomar sol en shorts mínimos cuando eran vecinos), pero la situación era completamente diferente. Sus azules ojos recorrieron las finas clavículas, los adorables pezones que lucían erguidos y deseosos de ser devorados, y…

—Tu nariz —dijo Eren con preocupación.

—¿Qué?

—Estás sangrando.

Levi llevó su mano a su rostro y tocó la tibieza de la sangre que se filtraba de una de sus fosas nasales deslizándose hacia abajo. Se puso de pie de inmediato y se dirigió al baño para evitar manchar su ropa. Se sentía avergonzado de que le sucediera algo así, pero es que eran demasiadas emociones juntas. Abrió el grifo de agua fría y se limpió, apretó el puente de su nariz y buscó papel para secarse. Se observó, al parecer solo había sido un poco, ya no sentía que saliera más.

Eren se acercó por detrás para cerciorarse que todo estuviera bien y lo abrazó desde la espalda.

—Lo siento, ¿fue demasiado? No pude con las ganas.

—N-no, está bien. Lamento haberte hecho esperar tanto, no quería que pensaras que tu cuerpo es lo único que me gusta de ti, por eso…

—Tampoco abuses, dos años es demasiado, ¿cómo lidiaste con tu propio deseo? Me intriga saber.

Sus miradas conectaron en el espejo del baño, las manos del alpha rodearon a las del omega. No le sorprendía que fuera tan abierto al momento de hablar sobre sexo, Eren tenía cierta tendencia a ser irreverente y arrojado, tan diferente a él, aunque le gustaba mucho que así fuera.

—No tuve tiempo de pensar en esas cosas, estudio y trabajo a destajo, si tenía tiempo extra, aprovechaba para viajar, para verte, y a mi familia, así que, cuando ya no podía... salía a correr o hacer ejercicio.

—Eso explica la masa de músculos que tienes, que por cierto, me encantan —le ronroneó sobre su oreja cercana y una sonrisa perversa se dibujó en el agraciado rostro.

Levi soltó un suspiro, aún no estaba del todo seguro de su propio cuerpo, le molestaba ser tan bajo, pero si para Eren no era un problema, tenía que dejar de prestarle importancia a esos detalles. Eren besó su cuello y refregó su rostro por su nuca, provocando que Levi soltara algunas fuertes feromonas alpha. Eren se estremeció, apretó más el agarre en la cintura de su novio. ¡Qué bien olía su chico! Pocas veces había tenido la posibilidad de provocarlo y disfrutar ese exquisito aroma que no quería compartir con nadie más.

—E-Eren…

—No seas tan frío, además estamos solos, me gustan los apodos cariñosos.

Este chico, no se conformaba con nada, quería complacerlo pero le costaba ser más directo. Levi se giró para quedar enfrentados, le acarició las mejillas y tomó su rostro entre sus manos, se puso en puntas de pie para unir sus bocas, tenía cosas que aprender aún, pero sabía que sus besos derretían a su novio y efectivamente lo logró en pocos segundos.

—Pequeño glotón.

Eren comenzó a reírse y se alejó, luego refregó su cabello.

—Ah, de todas las cosas posibles que podías elegir, justo eso.

—Es un apodo cariñoso.

—Bueno, ¿volvemos al cuarto o te dará otro derrame nasal? ¿Mmm?

—No te pregunté, pero ¿no quieres tomar un baño?

—Ya me bañé antes de abordar el autobús, y solo fueron seis horas de viaje en las que dormí, así que, ¿acaso huelo mal?

—No, no, tú, tú hueles exquisito. ¿No tienes hambre, sed?

—Ya entendí, está bien, vamos a cenar —soltó con algo de decepción, pero Levi no le dejó marcharse, lo tomó de las manos y buscó su mirada.

—¿Dije algo malo?

—No, es que, parece que soy el único con ganas, así que, mejor vamos a hacer otra cosa.

—Lo siento, no es eso, es que prometí que te cuidaría bien, solo quería saber si necesitabas algo antes de… de volver a lo nuestro, eso era todo —se disculpó preocupado.

Eren rodeó el cuello del alpha con sus brazos y besó la punta de su nariz.

—En este momento solo te necesito a ti, tal vez una botella con agua, nada más. Si tengo hambre, frío, calor, dolor de estómago o de patas, lo que sea, ten por seguro que te lo diré.

Al fin, Levi sonrió y se relajó.

—Bien, ve a mi habitación, iré por el agua.

En pocos segundos estuvieron de nuevo sobre la cama, Levi comenzó a sacarse su remera blanca y Eren no pudo evitar babearse ante la vista. ¡Qué torso más definido! Paseó sus manos sobre esos abdominales de infarto y se mordió el labio inferior, esta acción animó a Levi, no debía preocuparse demasiado, Eren lo deseaba.

Se besaron de nuevo, pegaron sus cuerpos sintiendo su calor corporal, si bien afuera estaba bajando la temperatura, adentro era todo lo contrario. Levi se alejó un momento para encender un par de velas aromáticas que tenía sobre la mesa de noche y apagó la luz para prender la del velador. Era suficiente para darles más intimidad. Eren estaba más que feliz, su alpha era tan detallista y amable.

No dejaban de mirarse con amor, darse besos y caricias tranquilas. Levi no sabía si sería buena idea seguir desvistiendo a Eren, aunque lo intentaba le ganaban los nervios, despacio asentó la palma de su mano en el vientre plano y tenso, deleitándose con la suavidad de esa piel acaramelada. Sintió a su propio instinto brotando y exigiendo lamer, así que acercó su cabeza y se dejó llevar.

Eren se tiró de espaldas para darle mejor acceso mientras observaba esta nueva faceta que no conocía de su novio. Su móvil comenzó a sonar y lo sacó del bolsillo de atrás de los pantalones, era su madre, suspiró molesto y atendió rápido.

—Hola. Sí, llegué bien —miró a Levi y lo animó a que no se detuviera—. Sí, Levi está, uh, cocinando, me estoy acomodando aquí. Sí, todo genial, de, de acuerdo. Mamá, ya sabes que estoy bien, ¿podemos hablar mañana? Estoy algo ocupado, justo ¡ah!, ahora. No, es que, estoy descalzo, pisé agua, no sé, luego te hablo. Si también te amo, adiós.

Levi estaba succionando con fuerza uno de sus pezones y Eren cerró los ojos para arquear su espalda y jadear con intensidad. Dejó salir sus feromonas, estaban cargadas de erotismo y disposición, se removió sintiendo que se humedecía con rapidez entre sus piernas. ¡Mierda! Había esperado tanto por este momento, no podía pensar en nada más que en Levi lamiendo su cuerpo de esa manera tan descarada, ¿acaso estaba soñando? Se pellizcó disimuladamente solo para comprobar que todo era real.

El alpha estaba abrumado, por las feromonas, por su propio instinto que cada vez tomaba más el control de la situación, se colocó encima de Eren y lo observó desde ahí, gruñó de manera suave, mientras uasaba una mano de apoyo y la otra acariciaba todo lo que estaba a su alcance.

—¿Qué piensas tanto, mi amor? —le habló Eren abriendo sus ojos a la vez que sus manos trepaban por esos brazos fuertes y abultados.

—En lo afortunado que soy, tenerte aquí, conmigo, es como magia.

—Sí, bueno, necesito que este mago utilice su varita de una buena vez, ¿me entiendes? —exclamó con picardía mientras sus piernas se enredaban en la esbelta cadera.

Oh. ¿Qué era eso? Corrección, ¿qué era TODO eso? Miró hacia la entrepierna de Levi y a pesar que llevaba jeans, se podía notar un bulto que… wow, era bastante llamativo. No es como si esperara que el pene de su novio fuera pequeño, pero considerando que la complexión de Levi era más bien menuda, a lo mejor se había imaginado que no tenía demasiado allá abajo. Si así hubiera sido, tampoco le molestaba, había muchas, muchas cosas que se podían hacer con diversas partes del cuerpo para satisfacerse mutuamente. Incluso había salido con chicos que tenían penes algo pequeños, pero si eran buenos amantes todo se compensaba. Esto, sin embargo, era gratamente sorprendente.

—Eren, te amo, te amo tanto.

La voz ronca y gutural de su novio hizo que sus ojos volvieran a su cara. Se veía tan sexy con esa expresión, el cabello negro cayéndole por los costados de su rostro blanco, le encantaba su nariz respingada, sus ojos razgados, tenía las pupiladas dilatadas por el deseo, le hubiera encantado retratarlo.

—Y yo a ti, mi amor. Bésame, por favor.

El alpha obedeció de inmediato y entonces pudo sentir como esa dureza se refregaba contra su propia entrepierna que se estaba hinchando bastante. Su novio era bueno besando, le encantaba eso, así que disfrutó de cómo le llenaba la boca con su jugosa lengua, era casi pornográfico, como si le follara la cara de alguna manera. Se excitó mucho y se alegró cuando sintió las manos de su novio yendo a la zona sur de su cuerpo para desprenderle los pantalones negros de mezclilla que portaba.

Se escuchó el ruido de los zapatos cayendo al piso y luego levantó las caderas para que Levi pudiera quitarle la prenda, solo se quedó con sus medias grises de algodón y una atrevida tanga blanca que dejaba poco a la imaginación. Si Levi había dudado en algún momento de que esto es lo que buscaba Eren, ahora no le quedaba ni una pizca de duda.

Su erección pulsó animada cuando notó la forma predadora en que Levi lo observaba. Ahora si estaban en la misma sintonía. El alpha tomó una de las lindas y largas extremidades y comenzó a besar, lamer y mordisquear desde el tobillo, descendiendo por la pantorrilla, tomándose su tiempo, Eren comenzó a gemir muy suave y quedo, estremeciéndose con las atenciones recibidas. ¿Realmente Levi no tenía experiencia? No lo parecía. Se entretuvo detrás de la rodilla, Eren no sabía que tenía tantos buenos puntos en ese rincón desatendido de su cuerpo.

—¡Ah! me gusta, si-sigue ahí.

Levi se entretuvo un rato y luego descendió por el torneado muslo, era capaz de estallar de pura felicidad, ¿cuántas veces se había imaginado besándole esos benditos músculos? Como si lo hubiera entendido Eren apretó la cabeza del alpha entre sus piernas y le sonrió con auténtico vicio.

—¿Te gusta esto, mocoso pervertido?

Por toda respuesta Levi se puso rojo y cerró los ojos para luego manosear con descaro esos trozos firmes y turgentes de carne. Eren aflojó el apriete abriendo sus piernas, Levi refregó sus labios contra el fino pedazo de tela que llevaba su novio entre las piernas. La misma se notaba un poco humedecida por el líquido pre seminal y la excitación propia de un omega. Al diablo los protocolos, abrió su boca y chupó a discreción, notando como los gemidos de Eren iban incrementándose más y más. Prácticamente le arrancó la tanga, estaba desbocado, su instinto había tomado todo el control, sus feromonas se desplegaron de tal manera que Eren se sintió por completo a su merced.

Lamió el pene de su novio de arriba a abajo y viceversa. Eren no lo podía creer, pocas veces los alphas accedían a brindarle placer de esa forma, la mayoría lo evitaba, ¡Levi era perfecto! Lo engulló con fuerza, y el omega tuvo que acallar un grito de pura satisfacción. Se lo chupó un buen rato, algo torpe por momentos, pero en general fue un excelente desempeño, al menos para ser un inexperto. Luego bajó aún más y comenzó a lamer su entrada con desesperación. El sabor de la lubricación del omega le inundó las papilas gustativas, mezclándose con su propia saliva y le aturdió los sentidos. Levantó su trasero apretándolo con sus manos y ayudándose para abrir un poco las nalgas, su lengua luchando por meterse en ese pequeño agujero lascivo.

—Oh, oh, ¡Le-Levi! Es-espera, así n-no.

—¿No? Tu cuerpo se contrae gustoso, no me mientas.

¡Que le devuelvan al chiquillo manipulable y tranquilo que había desaparecido devorado por este feroz alpha! Aunque, no estaba mal verlo hacerse cargo de la situación.

—Ha-haz lo que quieras.

Levi lo volvió a depositar sobre la cama y lo empujó con gentileza para que se girara, tiró de sus caderas para que se quedara en la conocida posición de perrito, y allí volvió a hundirse en la cálida mullidez de sus glúteos, lamiendo y mordisqueando, disfrutando cada centímetro de lozana piel.

Eren ronroneó de gusto, apretando el edredón bajo su cuerpo, empujando sus caderas hacia atrás para disfrutar más del roce. ¿Este era el mismo hombre que le decía que se lo tomaran con calma? Mientras tanto, Levi había perdido gran parte de sus filtros habituales, mareado por las feromonas del omega, sus fluidos, su propia excitación, tanto tiempo reprimiéndose, al parecer había acumulado demasiado y ahora no podía detenerse. En su mente volvía a recordar al Eren de sus sueños húmedos, con sus shorts apretados y sugerentes, se los arrancaba y lo degustaba con frenesí, de la misma manera que lo estaba haciendo ahora. Literal, estaba haciendo realidad aquello que tanto había anhelado en sus años de adolescente.

Gruñó al sentir que su entrepierna dolía, por lo que manipuló su cinturón y el broche de sus jeans para liberarse, bajó el cierre de la bragueta y Eren se giró porque necesitaba verlo en todo su esplendor.

Ma-dre san-ta.

—Joder.

No era tan largo, pero el grosor… Nunca había visto algo tan grueso, o tal vez algo parecido en alguna película porno de esas que lo entretenían de tanto en tanto. Se acercó para apreciarlo más de cerca y no pudo evitar agarrarlo con una mano, considerando que sus dedos eran largos, no llegaba a rodearlo del todo. Levi gimió ante el contacto de la piel del omega con su entrepierna y suspiró pesado, caliente, lo tomó de la muñeca y lo guió para que lo friccionara. El bien dotado miembro creció un poco más ante los placenteros toques y Eren sintió que se le perlaba la frente de sudor, por Dios que ya no era necesario que creciera más.

Levi lo aplastó contra el colchón y esta vez fue el omega quien tuvo que ponerle algunos paños fríos a la situación, que al principio las cosas debían tomarse con calma sino podía salir desgarrado.

—Vamos lento, ¿sí? Tienes que, uh, tienes que ser suave porque eres muy, muy…

—¿Muy qué?

—Muy… ancho, así que, qué tal si tú te acuestas y yo me encargo, ¿eh?

Por toda respuesta Levi lo besó, su pene se refregó contra el de Eren haciendo que ambos jadearan excitados.

—No te lastimaré, lo juro, seré gentil. Confía en mí.

—A-amor, ¿realmente es la primera vez que haces esto? —el alpha asintió, mientras con su mano tomaba su erección y la embadurnaba en la lubricación natural del omega, haciéndolo tiritar de gusto—. ¿Se-seguro?

—No tengo intención de tocar, ni besar, ni hacer nada parecido con nadie más que contigo, ¿por qué dudas? Te estoy diciendo la verdad.

—Está bien, te creo.

—¿Me deseas, Eren? —se sobrepuso el hombre, a la vez que movía sus caderas simulando suaves embestidas, el omega aspiró una gran bocanada de feromonas alpha y sintió como todo su cuerpo se relajaba y su abertura botaba más y más lubricación.

—Mierda, sí, te deseo, ¡te deseo!

Sus piernas tiritaban y se abrían sin resistirse.

—Voy a ponerlo en ti, ¿está bien?

Eren asintió, luchando por respirar. Levi intentó colocar la punta pero se dió cuenta que no era una empresa tan sencilla, por lo que optó por ayudarse con sus dedos, sabía que especialmente en los omegas varones, aunque lubricaran y se relajaran siempre se necesitaba una ayuda extra. Metió dos de sus dedos con cuidado y Eren gimió complacido, respondiendo a su estímulo ondulando su cadera para sentirlo mejor. Levi estaba intentando no perder la cabeza, estaba tan caliente, estrecho y húmedo allí dentro, si su mano se sentía así de genial, no quería ni imaginarse cuando metiera su pene. Se agachó para besar a Eren mientras su mano se movía erráticamente, pero el omega lo guió mientras alternaba susurros en su oreja y más besos.

—A-arriba, empuja hacia arriba, así, así, más fuerte, más, más rápido, rápido, ¡ah! ¡Justo así!

Soportó esa dulce tortura todo lo que pudo, pero finalmente ya no pudo aguantarse más y volvió a tomar su miembro, escupió en su mano y lo embadurnó para luego enfilar a esa delicada y suave entrada. Miró a Eren, no quería perder de vista su rostro, los ojos llenos de líquido por lo excitado que estaba, la piel enrojecida de a tramos, los pezones erectos, las piernas abiertas, la boca inflamada de tantos roces y besos. Ahora la cabeza de su miembro pudo comenzar a abrirse paso, con una mano se afirmó de la cadera y con la otra guiaba su erección.

—¡Ah!

Eren se crispó al sentir como comenzaba a invadirlo, lo había esperado por tanto tiempo, pero a la vez estaba algo temeroso por su porte.

—Omega —le habló Levi con una voz tan potente y firme, que Eren solo quería obedecerlo—, relájate, sostén tus piernas para que pueda meterlo.

Levi cambió el ángulo de apoyo y dejó caer su cuerpo, siempre con cautela, aguantando su instinto que quería empotrar al omega contra la pared y hacerlo gritar su nombre sin parar. Gruñó de puro gozo cuando el precioso cuerpo lo alojó hasta un poco más de la mitad. La mano de Eren empujó sobre su abdomen y lo vio apretar los dientes por lo que dejó de empujar.

Muy lentamente sus cuerpos se fueron entendiendo. Aunque Levi estaba cachondo, se controlaba apenas veía la más mínima mueca de molestia en Eren, siempre sería su prioridad, su placer, su bienestar, era todo su mundo.

Afortunadamente su instinto vino en su ayuda y se agachó para lamer y succionar los pezones del omega, ya había notado que era en extremo sensible en esa zona y aprovechó para distraerlo, ni supo cuando logró comenzar de nuevo a bombear, dentro y fuera, su miembro salía completamente empapado por los jugos de Eren que ahora sí gemía de manera abierta, suplicando por más.

No podía meterlo del todo, pero con lo que tenía era más que suficiente.

—¡N-no, no, ya no, no puedo a-aguantar! ¡Voy a, a, acabo!

Se quedó quieto cuando sintió que las paredes anales de Eren lo apretaban ajustadamente y el pene del omega largó cuatro potentes chorros de blanquecino y líquido esperma. Estaba fascinado, hipnotizado por la expresión de su novio al alcanzar el clímax. ¿Cómo era posible que alguien se viera más y más bello cada vez?

Cuando estuvo seguro de que se había calmado, lo levantó con cuidado del colchón y lo sentó encima suyo, sin salir de él, lo apretó contra su cuerpo y le llenó el cuello y las clavículas de besos, uno detrás de otros, hasta que volvieron a juntar sus bocas. No pasó mucho que ya estaban nuevamente en la faena, además Levi aún no había terminado, ni tampoco quería, se sentía tan completo, tan cercano a Eren, no quería salir de adentro de su cuerpo.

Sus aromas se comenzaron a mezclar de una fuerte y nueva manera, tal como si hubieran sido fabricados para ser uno.

Eren estaba algo cansado cuando Levi al fin pudo tener su primer orgasmo, ya llevaban casi dos horas de friegue y friegue.

—Imprégname —le suplicó mientras lo cabalgaba con gusto, se acariciaba el cuello, echaba su cabeza atrás y jadeaba de manera erótica.

Nadie se le hubiera resistido, Levi menos, así que obedeció y se dejó arrastrar por la pasión mientras acababa dentro de su novio. Ahora entendía porqué a la gente le gustaba tanto el sexo, en especial cuando era junto a la persona que amaban.

Se tomaron un descanso de media hora para beber agua, bromear un poco y prodigarse más caricias, pero la noche estaba lejos de terminarse.

...

Eren se removió y le llevó un buen tiempo poder abrir los ojos, los sentía lagañosos y la boca pastosa. Estaba cansado, no tenía idea a qué hora se había dormido, pero había sido después del amanecer. Manoteó su móvil que estaba cargándose sobre la mesita de noche, de seguro Levi lo habría puesto ahí. Un exquisito aroma a comida casera lo despabiló del todo sintiendo que se le hacía agua la boca. ¿Las cuatro de la tarde?

Se levantó a duras penas, sobre una silla vio una salida de baño, dos toallas limpias y una rosa, sonrió complacido y aceptó la muda invitación para ir a bañarse, apestaba. No demoró demasiado ya que su estómago rugía demandando alimento.

Cuando salió del baño, renovado y radiante, Levi lo estaba esperando en la habitación, ya había cambiado las sábanas, había limpiado todo y se sentía un fresco aroma a limón en el ambiente. Se miraron con cariño, se abrazaron, se besaron de una calma tranquila forma. El ruido de las tripas de Eren hizo que ambos sonrieran y Levi lo tomó de la mano para conducirlo al comedor.

Los ojos de Eren brillaron al ver el despliegue tan maravilloso sobre la mesa. Una carne tierna, aromática y dorada se destacaba en el centro y una buena cantidad de acompañamientos también.

¿Así sería su vida al lado de ese maravilloso alpha? Lo invitó a sentarse y rápidamente llenó su plato para que comiera a gusto.

—¡Maldita sea! ¡Esto está exquisito!

Levi sonrió con timidez y bajó la mirada, estaba muy contento que a su novio le gustara lo que había elegido, se suponía que iba a ser la cena, pero ya que, también venía bien como almuerzo.

—No te llenes mucho, que hay un postre muy especial que hice para ti.

Eren tragó su bocado y miró a su pareja, ¿Levi había dicho que era un afortunado? Pues él lo era mucho más. Agradecía haberlo esperado, haberse dado la oportunidad, presentía que al lado de Levi tendría una vida dichosa y llena de sexo lujurioso y espléndido.

—Te amo, mocoso.

Eren rió cuando notó lo rojo que se había puesto su novio. El tímido había regresado otra vez.

Una vez que comieron hasta saciarse, Levi le trajo un pequeño pastel de fresas con un decorado tan lindo que daba pena comérselo.

—Ya, pruébalo.

—Oh, pero mira, es tan bonito.

—Te preparé miles y miles de postres mucho más lindos que este, así que no te preocupes.

Cuando metió la primera cucharada en su boca, fue una explosión de serotonina que lo dejó en el más perfecto de los paraísos. El alpha siempre había sido genial para los postres, pero esto estaba en otro nivel, había mejorado tanto desde la última vez que se habían visto, que casi se larga a llorar de la emoción.

—Sin dudas que esta profesión te sienta.

—Es por mi musa —Eren lo miró curioso—, que eres tú, por supuesto, solo quiero hacerte feliz.

—¿Quién diría que el mismo chico que buscó secuestrarme cuando era un mocoso escuincle, sería el hermoso alpha que me diría cosas tan románticas hoy?

—Ugh, ya te dije que no habláramos sobre eso, lo prometiste.

—Y… querías que cagara en un tacho de pintura.

—¡Basta, por favor! —exclamó abochornado mientras se cubría el rostro con las manos.

—No olvidemos cuando me embarraste con crema y me arruinaste toda la ropa. El vecindario entero supo de eso.

—Glo-glotón —trató de defenderse y Eren comenzó a carcajearse divertido—. Por cierto, ¿podemos hacerlo otra vez? Quiero decir, a-ahora, cuando termines tu pastel.

—Mocoso, me tuviste toda la noche gimiendo, ¿no fue suficiente acaso?

—Lo siento, entiendo si estás cansado.

—Bueno, como sea, no vine a perder mi tiempo, solo dame media hora para que haga mi digestión y soy todo tuyo —le susurró, guiñándole uno de sus bonitos ojos.

—Nunca dejarás de ser malo conmigo, ¿cierto?

—No puedo evitarlo, es demasiado tentador molestarte.

Se acercaron para besarse de forma dulce y simple. Ahora todo estaba bien, no más malos entendidos, no más bromas pesadas, solo amor y… mucho sexo, claro está.

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By Luna de Acero.-