–Dialogo. –

–Pensamiento. –

~*~*~*~*~*~*~ Cambio de escena.

Disfruten del capitulo n.n


Capítulo 2: El reencuentro.

Hacía mucho calor, tanto que casi parecía ser la Aldea de La Arena en vez de Konoha. El verano ese año era horrible, hasta parecía poder freírse un huevo sobre un kunai al dejarlo al sol, por lo que había visto de unos niños el día anterior con su experimento, que extrañamente, si funcionó.

Eran finales de mayo, y a pesar de que normalmente en esos días comenzaba el calor algo fuerte, no molestaba tanto como ese día en específico. Caminaba bajo el infernal sol a un lado de su primo Itachi, tratando de sacarle alguna palabra sobre que le gustaría que le regalara en su cumpleaños, sin llegar a tener éxito.

Suspiró, dándose por vencido en conseguir algo de información. Miró alrededor tratando de encontrar algo que podría gustarle, pero se detuvo y quedó viendo en una dirección, haciendo que el menor lo imitara.

–¿Shisui? ¿Qué ocurre? –Se detuvo a unos pasos adelante, extrañado. Al no obtener respuesta, giró la mirada hacia donde miraba–. Oh, es Hyuuga-san. –Dijo al ver a la matriarca de ese clan caminar de la mano con su pequeña hija.

–Trae las compras. –Mencionó al ver la bolsa de mandado que traía en su otro brazo- ¿La ayudamos?

–Lo siento… tengo que ir con oka-san. Me pidió que no llegara tarde.

–Pues ya que… nos vemos más tarde entonces. –Le sonrió, despidiéndose. Al verlo irse, se acercó a la mayor con una sonrisa amable– Buenas tardes, Hyuuga-san.

–Oh, Uchiha-kun, ¿en qué puedo ayudarte? –Le sonrió de manera tranquila.

–Más bien, ¿en qué puedo ayudarle yo, Hyuuga-san?

–Pues…

–Vamos, no sea modesta. Déjeme ayudarle con la bolsa. –Se la entregó al no tener alternativa ante la mirada persistente del menor– Gracias. Por cierto, discúlpame por no saludarte Hinata-chan. –Miró a la pequeña, la cual se escondió nerviosa detrás de su madre.

–Di hola, Hinata. –La llevo al frente, sonriendo con dulzura al ver como miraba al Uchiha de reojo con timidez.

–Ho-Hola… U-Uchiha-san…

–¿Eh? ¡Wow! –Expresó asustando a la niña– Je, je, lo siento… no pensé que pudiera hablar tan bien, mi primito batalla un poco para las palabras.

–Bueno... creo que es porque a Hinata la hacemos recitar algunas palabras en la mañana, tarde y antes de dormir para que pueda platicar de manera adecuada cuando algunos de los ancianos del clan la hacen hablar. – Suspiró con algo de pesar, acariciándole la cabeza a su hija– No estoy tan de acuerdo con ese tipo de cosas, pero… Hinata es la heredera, y no una heredera de un clan como el Inuzuka o el Yamanaka, que sus enseñanzas no son tan rígidas, es la heredera del clan Hyuuga, el más honorable del lugar... Lo siento, no quise ofenderte ni nada por el estilo. –Lo miró con disculpa.

–Oh, no se preocupe, de cierta forma, me siento algo feliz en crecer en un lugar así, aun no siendo el heredero, no veo que a Itachi lo presionen tanto como a Hinata-chan, como usted está diciendo. Comprendo que debe ser difícil, y más siendo una niña, no solo por ser pequeña, sino por su sexo.

–Exacto, y eso que aún no cumple los 3 años.

–¿Qué pasará cuando los tenga?

–Ella será oficialmente nombrada como la heredera, justamente en su cumpleaños. Y a su primo mayor se le tendrá que poner el sello del pájaro enjaulado al ser proclamado como su guardián–. Bajó los parpados con tristeza.

–Debe ser horrible pensar en eso.

–Si… y doloroso.

–Oka-san... tengo… ha-hambre. –Desvió la mirada hacia abajo avergonzada, sosteniéndose el estómago. El Uchiha se sonrojó ante su ternura, resistiendo el fuerte impulso de alzarla en un abrazo y restregar su mejilla con la de ella. Carraspeó para llamarles la atención, mirando a otro lado para evitar que vieran su sonrojo.

–Etto… podemos ir a la tienda de mis tíos, está algo cerca de aquí, allí puede comprarle algo a Hinata-chan para que coma.

–No quiero desviarte de tu camino Uchiha-kun, ya es suficiente con el hecho de que quieras ayudarme con la bolsa.

–Vamos, no me molesta, además, también tengo hambre. –Le sonrió, rascándose la nuca.

–¿Seguro?

–Claro, después de ustedes. –Hizo una reverencia algo exagerada, haciendo que la señora riera y la niña lo mirara curiosa detrás de las piernas de su madre.

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–¡Shisui-chan! –Su tía Uruchi lo recibió con una gran sonrisa y un apretado abrazo, casi asfixiándolo.

–Ya mujer, lo vas a matar. –Habló Teyaki de igual manera con una sonrisa, feliz de ver a su sobrino. Lo soltó aun sin dejar de sonreír– Es un gusto verte de nuevo, Shisui. Ya buen rato sin venir.

–Je, je, si, lo siento. Estuve de misión alrededor de un mes, apenas llegué ayer.

–Pues me da mucho gusto que volvieras sano y salvo. –Dijo la mujer.

–Y a mí. –Les sonrió– Pero dejemos de hablar de eso, vine con Hyuuga-san para comprarle algo de comer a su hija.

–Es cierto, perdónenos por no saludarla apropiadamente Hyuuga-san. –Se inclinaron en una reverencia.

–No es necesario que se disculpen, comprendo la preocupación hacia su sobrino. –Les sonrió con amabilidad.

–Pero pasen, no se queden afuera. –Se hicieron a un lado, dejándolos a entrar.

Se sentaron en una pequeña mesa, uno frente al otro. Hana tenía a su hija sobre sus piernas. La niña miraba curiosa el lugar, pero bajó la cabeza algo sonrojada al ver como el chico la observaba.

–¿Que desean comer? –La señora se acercó con amabilidad.

–¿Quieres tus rollos de canela, cariño?

–S-si, oka-san…

–Ok, para nosotras una orden de rollos de canela y té verde.

–¿Y tú, Shisui-chan?

–Lo mismo.

–De acuerdo, en unos minutos les traigo sus pedidos. –Se retiró a la parte trasera de la tienda.

Platicaron un rato cuando la señora volvió con las ordenes, comiendo tranquillos hasta que un ANBU apareció de pronto al lado. El Uchiha suspiró, comenzando a pensar en una disculpa para la mujer, aunque, para su sorpresa, no iba dirigido a él.

–Hyuuga-san, Hokage-sama la llama a su oficina.

–¿Eh?... Si, ya voy. –El enmascarado hizo una reverencia, desapareciendo en una nube de humo que asustó a la menor. –Tranquila. Creo que tendré que llevarte a casa y luego iré a la torre Hokage–. Se levantó, cargándola. La pequeña ojiperla bajó la mirada con tristeza.

–¡Espere! –Lo miró extrañada–. Eh… puede dejarla aquí… si… si quiere. Lo digo porque daría muchas vueltas de un lado a otro. Si quiere, aquí la dejaría conmigo y la cuido en lo que vuelve. Además, se le ve muy entretenida comiendo los rollos. –La miraron, observando como la nena disfrutaba su comida.

–Mmm... no lo sé…

–No se preocupe, Hyuuga-san. –Uruchi se acercó, sonriéndole– Puede dejarla aquí, nosotros la cuidaremos.

–Tía. –Reclamo con un puchero.

–Lo siento, pero aun eres muy niño.

–¡Pero yo cuidé de Itachi!

–Aun así.

–Etto, no quiero ser una molestia.

–No lo será. Ande, vaya con Hokage-sama.

–Muchas gracias. –Se levantó haciendo una reverencia. –Hinata, te quedarás un momento con los señores, vendré lo más rápido que pueda, ¿ok? –La menor la miró asustada–. Tranquila, puedes hablar con Uchiha-kun en lo que vuelvo. –Besó su frente–. Te quiero.

–Y yo… a ti… o-oka-san. –le sonrió con un lindo y tierno sonrojo.

La señora salió del establecimiento. Hinata comió más lento su postre.

–Nee Hinata-chan…

–¿S-si, Uchiha-san? –Lo miró con sus grandes ojos color perla llenos de nerviosismo. El pelinegro hizo un chistoso puchero, confundiéndola.

–Shisui.

–¿E-Eh?

–No me digas Uchiha-san, dime Shisui.

–Pe-pero U-Uchiha...

–Shisui.

–Shi-Shi-Shisui-san…

–Bueno, no es lo que esperaba, pero estoy conforme. –Sonrió– Y dime Hinata-chan, ¿cuándo cumples años?

–E-el 27… de… de diciembre. ¿Y u-usted?

–Esa es otra cosa, trátame de tu, soy un niño, aunque no lo parezca.

–¡Y uno muy dulce! –Gritó su tía desde la cocina, provocando que se pusiera rojo y refunfuñara.

–Cu-cumplo el 19 de octubre. –Se cubrió la cara con el cuello largo de su camisa. La heredera sonrió con una risita, haciendo que la mirara sorprendido, sonrojándose aún más por la forma tan tierna en la que se escuchaba.

Ya no hablaron más, cada uno en sus cosas, él con el pensamiento de porque le gustó su risa y ella por disfrutar una de sus comidas favoritas. La madre regresó 15 minutos después, agradeciéndoles con una sonrisa, llevándose a su hija en brazos junto a una pequeña caja con más rollos de canela. Ambos menores mirándose, el chico con una sonrisa amigable despidiéndose de ella con la mano, y la niña con una mirada tímida, dándole una leve despedida con su manita.

Definitivamente, esa chiquilla le hacía despertar su lado de hermano mayor mucho más que el propio Itachi.


Notas de la autora: Hola de nuevo! (~OuO)~. Espero que les gustara este capitulo, la verdad, siento que le falto algo, pero no se que XD.

Me alegra ver como mi fic les gustara, casi salte de la emoción de que me apoyen. Ya dependerá de mi cabecita para meter mas personajes y su desarrollo.

Pues bien, eh... creo que se quedo una pequeña duda con respecto a las edades de los personajes, se las daré ya que en el capitulo 1 y el 2, tienen las mismas edades.

Shisui: 10.

Hinata: 2.

Sasuke: 2.

Itachi: 7.

Si, puede ser extraño, y mas por el hecho de que Hinata es 8 años menor que Shisui, pero por el momento, la relación de ellos se dará dando a su tiempo.

Muchas gracias por haber leído, nos vemos en la próxima (n.n)/

En fin, nos veremos la próxima.