Capítulo 7

Problemas

Se arrastraba ansiosa, no era hambre la que la incitaba si no el deseo de atrapar una presa, el sentirla retorcerse en agonía mientras la pequeña chispa de su vida se esfumaba. Entonces pasó, otra presa finalmente apareció ante ella, parecía en extremo sorprendida ¿O quizás asustada? Si, había algo de miedo en ella, podía sentirlo, pero de todas formas estaba claramente atenta, mirándome.

La gran serpiente alzo más su cabeza buscando intimidar a la pequeña humana, y entonces dio un rápido mordisco hacia donde esta se encontraba, pero fallo por muy poco. No iba a poder escapar mucho tiempo, la tenía completamente acorralada, una excitante sensación de triunfo la inundo. Entonces otro humano apareció, este le resultaba conocido, era la presa que se le había negado antes. Pero esta utilizo una de sus extrañas herramientas y un profundo dolor atonto a la imponente serpiente, las insignificantes alimañas la habían atacado destrozando algunas de sus preciadas escamas. Una furia incontrolable tomo posesión de ella, las dos pequeñas ratas bajaron la guardia dándola por muerta, se abalanzo sobre ellas y atrapo a la más noble, era la segunda vez que tenía a ese humano en sus fauces pero esta vez no se escaparía. El placer de su muerte era uno que no olvidaría fácilmente…

-¡No!- grito Jill al despertar, era ya la tercera vez que soñaba con la muerte de Richard Aiken, la tercera vez que se veía obligada a presenciar como él sacrificaba su vida para salvarla.

-La tercera vez que soy la serpiente.

-Tranquila Jill, no nos hicieron nada, todavía- le dijo una voz familiar, a su lado estaba Agustín esposado a una escalera de metal que llevaba a una cama, estaban en un cuarto que parecía ser una especie de dormitorio. Jill estaba sentada en el suelo con un brazo también esposado a una escalera de metal que también llevaba a una cama, llegaba a ver la puerta justo al lado de dos casilleros. Desde donde estaba casi podía alcanzar a tocar una computadora que se encontraba cerca, aunque probablemente no le serviría de mucho.

-¿Cómo sabes eso?- le pregunto desesperanzada.

-Vino uno de esos guardias hace poco preguntándome sobre donde se escondían Chris y los demás, le respondí con completa honestidad que no tenía ni idea pero por supuesto no me creyeron una mierda.

-Y te termino haciendo eso- dedujo Jill señalando un largo corte que tenía desde el mentón hasta la frente, aun derramaba sangre fresca.

-Todo un sádico el bastardo, pero conociendo a esta gente la saque barata- comento intentando parecer tranquilo, pero su normalmente serena expresión lo traiciono esta vez- Jill… perdóname, estamos completamente jodidos y es mi culpa.

Jill no le respondió, se quedó pensativa sentada en el suelo, como hacia ella para mantener la calma era un misterio para Agustín.

-Bien boludo, te haces el héroe y lo único que lograste es empeorar las cosas. Desde el principio no tuviste un puto plan, si no fuera por Jill no hubieran pasado ni la primera habitación y ahora están los dos atrapados por un demente.

Y lo peor de todo es que pudiste detenerlo, tuviste la oportunidad única de salvar a esta estúpida ciudad ficticia de su perdición ¿Por qué mierda no lo mate? Por segunda vez fui presa del miedo, miedo a morir. Y mi estúpido complejo de culpa me hizo pensar en la pequeña, en Sherry, para justificar mi cobardía cuando el hombre al que debí haber matado ya debió haber arrebatado a más de un padre, madre e incluso hijo de quien sabe cuántas familias.

El ruido de pasos que se aproximaba hacia ellos arranco a Agustín de sus pensamientos.

-Distráelos- susurro repentinamente Jill.

-¿Qué?

-Mantenelos hablando todo lo que puedas- dijo y movió la cabeza para un costado aparentando haber perdido la conciencia.

La puerta se abrió y de esta surgieron dos personas, William Birkin con su habitual traje blanco y su esposa Annette Birkin.

Agustín intento sonreír al verlos pero solo le salió una mueca, si Jill tenía algo planeado él cumpliría su parte.

-Veo que nuestra huésped sigue inconsciente, mejor para ella, cuando despierte va a desear no haber nacido- menciono William mientras se acercaba a Jill y le tomaba bruscamente el rostro para mirarlo de cerca, como si lo estuviera examinando- Pero no estoy interesado en ella aun, vos por otra parte, te acabas de convertir en una oportunidad única. Este laboratorio prácticamente nunca recibe sujetos de prueba decentes, normalmente me veo limitado a trabajar con vagabundos desnutridos o adolecentes drogados que no me sirven al cien por ciento- dijo William dirigiéndose a Agustín- A la de STARS no la pienso tocar, ya que tengo un amigo que pagaría muy bien por ella, pero con vos voy a poder hacer lo que se me antoje.

-Sos todo un encanto Birkin, siempre es interesante hablar con el hombre que solía ser el orgullo de Umbrella- le contesto Agustín a la vez que limpiaba con su manga la sangre que chorreaba por su cara- ¿Pero incluso esa compañía es muy pequeña para tu ambición verdad? Monopolizar la venta de tu creación probablemente te deje más fortuna que la que tiene el viejo Spencer, aunque lo más probable es que termines como el pobre de Marcus, solo, traicionado y muerto.

William pareció algo perplejo ante la mención de su ex jefe, Agustín notaba que su palabrerío había logrado captar al menos parte de su atención.

-Oh si, se cómo traicionaste a Marcus junto a tu colega Wesker, se cómo investigaste con la pobre de Lisa Trevor para poder crear tu enfermiza arma y también sé que, comparándola con la obra maestra que Alexia Ashford pronto habrá terminado de desarrollar tu precioso G es solo el proyecto de ciencias de un novato.

-Alexia…

-Alexia Ashford está muerta William, este hombre está mintiendo y lo sabes, no dejes que te maneje con eso- le dijo Annette a su marido que se encontraba claramente afectado por lo que acababa de escuchar, Agustín sabía de la ferviente competencia que tenía Birkin con Alexia e intentaba usarla para desestabilizarlo y así ganar tiempo para lo que sea que Jill intentara hacer.

-Esa maldita niña-murmuro William, tenía los puños apretados y miraba con claro enojo a Agustín, se notaba el duro golpe que le había dado a su orgullo- No sé a qué quieres llegar con…

-No quiero llegar a nada, pensé que te interesaría saber que la muchacha encontró la manera de estabilizar al virus T-Verónica en todos estos años que fingió estar muerta, ¿No te parece extraño que el laboratorio del Polo sur este a cargo de alguien tan estúpido como Alfred? Alexia estuvo moviendo los hilos de la compañía desde hace años- las mentiras de Agustín causaron un silencio que duro casi un minuto entero, entonces William dio media vuelta y antes de salir de la habitación dijo –Te vas a convertir en la prueba viviente de la perfección de mi G. Y cuando acabe aquí me voy a asegurar de que vos en persona destruyas cualquier investigación que se esté realizando en el Polo sur, demostraras que por mi mano fue creada la cúspide de las armas biológicas y si lo que decís es cierto… me voy a asegurar de que Alexia pague por su insolencia.

-Mi amor ¿Qué vas a hacer?

-Voy por una muestra del G, va siendo hora de que encontremos una forma de controlarlo al igual de como controlamos a los tiranos y vamos a usar a este idiota para ello.

-Pero Will…

William salió de la habitación antes de que ella terminara de hablar, pero Annette se quedó mirando a Agustín con el entrecejo fruncido durante un corto tiempo, luego se acercó a él y saco un arma que apoyo directamente en su cabeza.

-Espero que estés feliz, la sola mención de esa pequeña perra hace que mi marido se descuide, no podemos infectar a alguien con el virus G en las instalaciones, sería imposible de contener. Es por eso que voy a tener que sacarle su sujeto de pruebas antes de que haga una estupidez...

Agustín se hubiera esperado cualquier cosa menos eso, algo nervioso no le quedó otra opción que usar su ultimo as bajo la manga.

-Llegas a disparar esa arma y te aseguro que ni vos ni el imbécil de tu marido van a volver a ver a Sherry- dijo Agustín con el tono más amenazante que le salió, como esperaba la mujer quedo completamente paralizada.

-Mi gente tiene a tu hija, Annette Birkin, ¿Creías que iba a intentar infiltrarme aquí sin un plan de escape? Di ordenes específicas de que mataran a la niña si yo no volvía junto con Jill de esta misión- de todas las mentiras que Agustín había estado diciendo esta era la que más le disgustaba, el tener que jugar con los sentimientos de una madre, pero era eso o morir y lo tenía bien claro. Con tan solo una llamada a la casa Annette se daría cuenta del engaño, pero lo único que él buscaba era ganar algo de tiempo.

-No, no puede ser, Sherry…

Lo que sea que Annette iba decir en ese momento se vio interrumpido por un ruido de disparos, ella miro hacia la puerta sin saber qué hacer. Jill finalmente vio su oportunidad, se abalanzó, rápida como una gacela, sobre la mujer arrebatándole el arma para luego golpearla con fuerza en la cabeza. Para la sorpresa de Agustín las esposas de la miembro de STARS estaban tiradas en el suelo.

-¿Cómo hiciste eso?

-Tenía una ganzúa escondida en un pequeño bolsillo que yo misma coci debajo de mi manga, es algo que se me ocurrió hace un tiempo y pensé que sería útil. Estuve escuchando lo que le dijiste a esta mujer y creo que hay mucho que todavía no nos contaste Agustín

Agustín no contesto, ya que recién se empezó a dar cuenta de que estaba pasando

-Ellos están aquí.

-Todo a su tiempo Jill, ahora tenemos que movernos y rápido que Umbrella ya llego.

-¿Estás seguro que son ellos? Podría haberse escapado un monstruo de los que crían y por eso empezaron a disparar.

- No estoy seguro pero no podemos arriesgarnos, seguime Jill.

Salieron apresuradamente de la habitación, corrieron por un pasillo blanco que Agustín recordaba a la perfección, vieron en una pared las palabras WEST AREA escritas en rojo, esto le indico que era justo a donde tenía que ir. Cruzaron una puerta que los llevo a una plataforma que se encontraba junto a una especie de planta gigante, al lado de la puerta había una escalera que parecía interminable. Empezaron a bajarla primero Jill y después Agustín, este miraba con algo de temor la bajada ya que le tenía miedo a las alturas, pero la adrenalina que fluía por todo su cuerpo le dio el valor necesario para bajar lo que le pareció un trayecto interminable.

-Parece que si fueron los de Umbrella- menciono Jill cuando llegaron al final de las escaleras y vieron junto a la única puerta el cuerpo de un guardia con tres heridas de bala en el pecho.

-Sí, tenemos que apresurarnos.

Cruzaron la puerta y atravesaron rápidamente unos pasillos que los llevaron a una habitación amplia que parecía una sala de espera, allí vieron alrededor de tres cadáveres de cientificos tirados en el suelo y a dos hombres montando guardia que abrieron fuego con rifles de asalto apenas los vieron. Jill reacciono justo a tiempo tirando a Agustín de vuelta al pasillo de dónde venían, salvándole la vida. Ambos se quedaron apoyados contra la pared, sus corazones latiendo frenéticamente, Jill tenía entre sus manos el arma que le había arrebatado Annette. Escucharon acercarse a ambos guardias, si llegaban juntos al pasillo seria el fin por lo que Jill se asomó nuevamente hacia la habitación y disparó dos veces haciendo que retrocedieran, pero lamentablemente no le dio a ninguno.

-Mierda, están armados- grito uno de los guardias, Jill se asomó nuevamente y vio que el que había gritado estaba sacando su radio probablemente para pedir refuerzos, aprovechando que uno de ellos había soltado el arma ella salió corriendo hacia la pared contraria de la habitación disparándoles, ellos esperaban que los dos hostiles siguieran disparando desde su cobertura por lo que la táctica de Jill los dejo perplejos, justo como ella quería que pasara. El guardia que aún tenía el arma fue al primero al que Jill apunto, con un certero disparo a la cabeza cayó al suelo, el segundo guardia no llego a tomar su arma antes de que se vaciara lo que le quedaba del cargador en él.

-Eso, eso fue intenso- dijo Agustín algo sorprendido mientras se acercaba a la jadeante Jill.

-Tomemos sus armas y terminemos con esto- contesto ella.

Agustín tomo el rifle como pudo, a decir verdad era la primera vez que agarraba un arma de asalto y no se sentía muy seguro con ella. Jill le mostro bien la forma de sostenerla ya que él lo estaba haciendo de manera realmente torpe y luego siguieron adelante atravesando una de las puertas que suben cuando uno se le acerca, estaban en una sala de seguridad con miles de pantallas que mostraban prácticamente todo el laboratorio, en frente de estas había una silla con un hombre muerto aun sentado en ella, un charco de sangre estaba inundando el lugar.

-Esto es desagradable, matan a sangre fría a la gente que solía trabajar para ellos- comento Jill claramente disgustada por la imagen.

-Tenemos que pararlos Jill, es ahora o nunca.

Salieron de la sala y pasaron a través de otro pasillo, cuando llegaron al final de se encontraron con dos caminos, del camino de la izquierda empezaron a salir varios hombres armados que no dudaron en dispararles apenas los vieron.

Agustín no llego a reaccionar, Jill disparo unas pocas veces y luego echo a correr hacia el pasillo de la derecha arrastrando a Agustín con ella hasta que llegaron a una puerta que los dejo en una habitación aparentemente vacía.

-¿Qué mierda haces?- le grito Agustín a Jill- ¡Esos tipos salieron de la sala donde se almacena el virus, se van a escapar!

-¿Es qué estas ciego Agustín? Eran demasiados, si nos quedábamos nos hubieran acribillado a balazos.

Escucharon unos pasos de gente corriendo detrás de ellos pero luego una voz autoritaria dijo "ya tenemos lo que vinimos a buscar, vámonos".

-Si ya tomaron el virus significa que Birkin…

-Jill, si queremos escapar con vida tenemos que irnos ya, vamos a tener que salir junto con esos asesinos.

-¿Estás loco? Lo mejor que podemos hacer ahora es esperar un tiempo aquí y luego…

Pero Agustín la ignoro por completo, salió de la habitación y empezó a correr como nunca lo había hecho en su vida, Jill termino siguiéndolo a regañadientes ya que a diferencia de él ella no sabía el camino de regreso.

Si bien ambos fueron realmente rápidos no llegaron a ver a los hombres de Umbrella hasta que llegaron al "vehículo-ascensor" por el que habían entrado, esperaron a que todos entraran dentro y después se acercaron sin ser vistos a la plataforma.

-Esto es de locos Agustín, nos van a atrapar- dijo Jill claramente molesta con él

-Créeme, es mejor que la alternativa- respondió Agustín crípticamente

-Supongo que no tiene sentido discutir sobre esto, pero cuando lleguemos al teleférico no vamos a poder escapar junto a ellos.

-Vamos a tener que llamarlo de vuelta apenas ellos bajen, espero que esa cosa no nos agarre.

-¿De qué estás hablando?

-Me temo que pronto lo vas a saber.

La plataforma termino de subir, todos los hombres de Umbrella salieron y empezaron a correr, tanto Jill como Agustín pasaron inadvertidos ya que estaban agachados en el costado opuesto del que se encontraba la puerta del vehículo.

Siguieron su rumbo hasta el teleférico pero, como bien había señalado Jill, no les quedo otra opción que esperar para poder pasar. Después de unos minutos apretaron un botón y vieron como el teleférico se acercaba lentamente hacia ellos, subieron y lo usaron para llegar al otro lado.

Cuando estaban a mitad de camino llegaron a escuchar un fuerte grito.

-WAAAAAAGH.

-¿Qué fue eso? no sonaba… humano- pregunto Jiil.

-Eso es él porque dije que teníamos que correr, eso es un monstruo derivado del virus G.

-¿Pero quién, cuándo?

-Temía que esto pudiera pasar, estoy casi seguro de William Birkin se encontró con esos asesinos, estos le dispararon y él, al enfrentarse a su inminente muerte, se inyecto con su propio virus.

El teleférico llego al final de su trayecto, acobardados con la idea de que tenían a Birkin detrás de ellos corrieron como demonios, pero no tardaron en escuchar los pasos de la criatura acercándose. Apenas llegaron a las alcantarillas Agustín tomo a Jill del brazo y la obligo a entrar por el pasillo que se encontraba al lado de la zona donde solía caer un gran torrente de agua, aunque ahora parecía que el mecanismo había sido desactivado ya que las medallas no estaban puestas pero el agua tampoco caía. Entraron por la puerta del final de aquel pasillo y se quedaron parados en donde estaban intentando recuperar el aliento.

-Ahora si podemos esperar- dijo Agustín entre jadeos- La bestia va a querer acabar con los soldados de Umbrella, apenas se valla podremos salir.

Jill se sentó al lado de la puerta y le dio una mirada perspicaz a Agustín, luego pregunto- ¿Cómo es que conocías tan bien todos los caminos? Al principio pensé que o bien eras un ex empleado resentido de Umbrella o que trabajabas para ellos y querías secuestrarme… pero ahora ninguna de las dos tienen sentido. La única manera de que conozcas tan bien el lugar es que trabajaras aquí antes, pero nadie parecía haberte reconocido y si trabajas para Umbrella pudiste haberme delatado cuando estaba intentando sacarme las esposas. Por favor Agustín, necesito saber si puedo confiar en vos, necesito que me digas como es que sabes tanto.

-Es complicado Jill, créeme que te lo diría si pudiera pero… te aseguro que ni vos ni ninguno de ustedes tienen nada que temer de mí, estamos todos en el mismo bando y nunca los traicionaría.

-Entonces no vas a decirme nada, sin importar todo lo que hice para ayudarte- dijo Jill indignada y poniéndose nuevamente de pie, fulminándolo con la mirada.

Agustín no pudo mantener el contacto visual, miro hacia abajo y murmuro un "lo siento".

Escucharon entonces el mismo grito inhumano de antes y pasos acelerados sobre el agua de la alcantarilla, pronto los ecos de disparos y gritos de agonía llenaron el ambiente. Tanto Jill como Agustín esperaron un largo tiempo ahí sentados, casi una media hora, hasta que finalmente se atrevieron a salir.

No tardaron en encontrar los cuerpos de los asesinos completamente destrozados a golpes, junto a ellos había un maletín con gran variedad de tubos de laboratorio con sustancias.

Agustín vio con tristeza los tubos rotos que habían derramado un líquido violeta, para aquel momento las ratas ya debían estar infectadas. Luego vio a Jill, ella parecía por primera vez realmente asustada.

-Agustín… ¿Estas son muestras de los viru verdad?

-Si, por suerte para nosotros ninguno de los dos se extiende por aire pero quien sabe que alimañas de alcantarilla pudieron haberse infectado.

-Vámonos, hay que advertir a todo el mundo del peligro- dijo Jill y echo a correr rumbo a la salida.

Agustín no la siguió de inmediato, antes se agacho y tomo la única muestra del virus G de la caja. Si bien habían fracasado en evitar la catástrofe de Raccoon City él iba a hacer todo lo que pudiera para asegurarse de que ninguna muestra del virus G saliera de aquella ciudad.

No tardaron en llegar a la salida de las alcantarillas, por suerte no se encontraron en ningún momento con el monstruo en el que Birkin se había transformado. Una vez fuera se dirigieron exhaustos al departamento de Jill, Agustín tenía como consuelo que le había arrebatado la muestra del virus G al Hunk, pero le pesaba el saber que ahora poco podía hacer para evitar que la infección se propagara.

Nota de autor: Lo siento por el retraso, estuve muy ocupado esta semana por lo que tuve que escribir prácticamente todo el capítulo hoy. Quería aprovechar para decirles que nos quedan unos cuantos días en la historia antes de que empiecen los acontecimientos de resident evil 2, si bien ya tengo pensado algunas cosas que van a hacer en el entretiempo me gustaría que me den algunas ideas, si me parecen buenas y encajan bien con la historia es muy probable que las añada.

También quería preguntarles con respecto a la manera en la que escribo, siéntanse libres de dejar cualquier clase de crítica ya sea buena o mala ya que todo me va a ayudar a mejorar.