Capítulo 10
En el ojo de la tormenta
"Todo comenzó como un día ordinario de septiembre, un día ordinario en Raccoon City, una ciudad controlada por Umbrella. Nadie se atrevía a oponérseles, y esa falta de fuerza los llevaría finalmente a su destrucción. Supongo que tenían que sufrir las consecuencias de sus actos, pero no habría ningún perdón, si tan solo hubieran tenido el coraje para luchar. Es verdad que una vez que las ruedas de la justicia empiezan a girar nada puede pararlas, nada. Era la última chance de Raccoon city, mi última chance, mi último escape".
Una gran explosión dentro del edificio casi acaba con ellos, pero justo en el último momento lograron salir. Dentro un par de zombis ardían de manera indiferente, su implacable búsqueda por carne humana era lo único que les importaba. Las calles afuera eran un verdadero desastre, había tantos autos chocados que casi les bloqueaban todos los pasos, en el piso cientos de pedazos de vidrio estaban esparcidos y para empeorar las cosas una considerable cantidad de monstruos se congregaban a sus espaldas justo detrás del incendio que poco a poco se iba expandiendo.
-Corran- comando Jill y tanto Elza como Agustín obedecieron sin dudarlo, pasaron uno tras otro por el estrecho camino sobre la vereda pero se vieron frenados por otro zombi que se encontraba en el medio del paso. Elza despacho a la criatura con una facilidad que aun sorprendía a Agustín, un certero disparo en la cabeza lo saco del medio y les permitió seguir avanzando. Treparon por encima de un contenedor de basura y quedaron justo en frente de una puerta cerrada, Agustín poco a poco empezó a darse cuenta de donde se encontraba y con horror recordó que era lo que estaba a punto de pasar.
-¡Mierda!- grito Elza cuando una gran cantidad de zombis empezaron a aparecer por todas partes.
-¡Elza y yo los contenemos, vos encárgate de abrir esa puerta!- le dijo Jill a Agustín, ambas mujeres empezaron a disparar sus armas retrasando un poco el avance de los monstruos mientras Agustín embestía con todas sus fuerzas a la puerta hasta que esta finalmente cedió permitiéndoles pasar. Entraron en un pasillo realmente estrecho entre dos edificios, los tres corrían en fila con el chico a la cabeza pero tuvieron que parar cuando un par de brazos salieron repentinamente de una ventana atrapando a Agustín. Este grito desesperado pero no tardó en ser salvado por Jill, corrieron por el pasillo hasta que llegaron a una puerta de metal que, por suerte, si se encontraba abierta.
-Traben esa puerta con algo, me voy a asegurar de que no haya ninguna sorpresa acá adentro- dijo Jill, Agustín y Elza tomaron unos barriles en extremo pesados con contenidos dudosos, poco a poco los apilaron contra la puerta asegurándose de que fuera imposible entrar o salir por allí.
-Espero que este lugar sea seguro, realmente necesitamos tomarnos un respiro- comento Elza, llevaban moviéndose casi veinte horas sin descanso bajo el constante acoso de los zombis, el desgaste y la falta de sueños se estaba haciendo evidente en todos.
-Pareciera que no hay nadie, aunque este almacén tiene pinta de haber tenido gente hace poco- les dijo Jill desde arriba, había un par de escaleras que llevaban tanto a una puerta que decía "Salida" como a un segundo piso en el que se encontraba lo que parecía ser una oficina. Jill estaba en frente de ella apoyada en una baranda mirándolos.
-¿Crees que podríamos quedarnos y descansar un poco Jill?- pregunto Agustín totalmente exhausto.
-Pareciera que sí, las ventanas están abarrotadas y la única salida que queda es una puerta claramente resistente que está cerrada con llave, dudo que podamos encontrar un lugar más seguro por el momento…
Los tres se pusieron nuevamente tensos al escuchar el ruido de una puerta abriéndose, había un gran contenedor en el almacén con dos puertas que antes se encontraban cerradas, pero ahora salía de ellas un hombre regordete de cabello rubio, vestía un traje marrón claro con una camisa blanca y su rostro mostraba una mezcla de terror y locura.
-¿Qué carajo hacen acá? ¡Váyanse! Lo único que van a lograr es atraer a más de esos muertos aquí… no, no ¡No! Este refugio es mío, ¡Yo llegue antes desgraciados!- gritaba él hombre completamente fuera de sí, no parecía estar armado pero eso no lo hacía menos peligroso si decidía atacarlos.
-¿Acaso sos idiota?- pregunto Elza sin poder creer lo que estaba escuchando- No me podría importar menos si llegaste antes o no, nos vamos a quedar y se acabó, ¿No te das cuenta de lo que está pasando imbécil? ¿O es que no tenes ni una pizca de humanidad?
-Mira zorra, no tenes ni idea de todo por lo que acabo de pasar y no pienso permitir que un grupo de idiotas entre acá, lo único que van a lograr es atraer a esas cosas.
-El único que está atrayendo a esas cosas sos vos con tus gritos tarado, tal vez si te calmaras un poco y dejaras de ser un hijo de puta estaríamos mejor.
-Los dos están gritando Elza, bajen su tono ya- ordeno Jill clavándole a ambos una mirada asesina que los dejo paralizados. Afuera los gemidos hambrientos parecían haberse multiplicado.
-Si nos mantenemos en silencio y evitamos más conflictos deberíamos estar bien, tan solo vamos a pasar lo que queda de la noche acá y después nos vamos señor- dijo Agustín intentando bajar la tensión que estaba llenando al cuarto.
-Lo que me faltaba, como si no tuviera suficientes problemas ya, hay linda, linda ¿Te dije que corrieras no? ¿Por qué no me hiciste caso mi amor?- El hombre se alejó de ellos sin dejar de murmurar, se estaba a punto de volver a encerrar en el contenedor pero Agustín lo interrumpió.
-Toma, y por favor perdona las molestias- le dijo ofreciéndole una lata de frijoles que tenía guardada en su mochila. Se miraron por unos incomodos segundos durante los cuales Agustín mantuvo su brazo alzado con la lata hasta que finalmente el hombre la tomo y cerró la puerta sin decir nada más.
-No se lo merecía- comento Elza mientras subían las escaleras a la oficina.
-Tan solo está asustado, quien sabe las cosas que perdió… la gente que perdió en estos últimos días- le contesto Agustín mirándola.
-Supongo que tenes razón, es que el tipo simplemente me hizo enojar.
-Hay que admitir que no tenía la mejor de las actitudes- comento Jill con una mueca en su rostro.
Entraron en la oficina comieron algo apresurados casi todas las provisiones que a Agustín le quedaban en la mochila, cuando terminaron se sentaron en el suelo y empezaron a charlar.
-Entonces… ¿Cuál es el plan?- pregunto Elza mirando a Agustín- después de todo me dijiste que tenías asuntos pendientes aquí.
-El plan es salir de esta ciudad con vida, no sé qué es lo que esperabas- contesto Agustín de manera evasiva.
-De haber sido ese el plan te hubieras ido hace mucho, deja de mentir y decinos que es lo que queres hacer- le dijo Jill bastante molesta.
-No puedo decirles, lo único que lograría es complicarme más las cosas- pensó Agustín. El único motivo por el que se había quedado en Raccoon city era para asegurarse que ninguna muestra del virus G saliera de la ciudad, en otras palabras se había quedado para arruinarle el trabajo a Ada Wong. Si bien él estaría probablemente muerto si no fuera por Jill estaba llegando a un punto en el que le convenía que ella se fuera y lo dejara solo por un simple motivo… Némesis.
Si le contaba lo que planeaba hacer y sus motivos ella querría ayudarlo, pero con semejante monstruo persiguiéndola era mejor que no lo acompañara. Además de que había una gran chance de que se cruzaran con Claire Redfield, si esto llegaba a pasar y Jill le decía la ubicación de su hermano entonces cualquier plan que Agustín pudiera trazar para acabar con el virus T-Verónica fallaría ya que Claire nunca seria capturada y, por lo tanto, todos los sucesos de Resident Evil Código Verónica cambiarían.
-No tengo idea de que estas hablando Jill, yo me quede pura y exclusivamente para obtener esto- mintió Agustín mientras sacaba de su mochila una muestra de Daylight que el profesor Jerkins le había dado la última vez que visitaron la universidad. También le habían ofrecido el quedarse allí, al parecer Jerkins tenía planeado refugiarse en la universidad junto con algunos de sus estudiantes de confianza y esperar a que los rescataran, él rechazo la oferta pero realmente esperaba que lograran sobrevivir.
-¿Por el agente que neutraliza al virus T?- pregunto Jill extrañada
-Esta pequeña muestra puede sernos vital para evitar propagaciones similares del virus T, de una manera o de otra tenemos que protegerla para que después exista al menos una posibilidad de producir más muestras.
-Eso no va a ser posible mientras Umbrella siga existiendo, o al menos mientras siga teniendo el poder que tiene en el mercado internacional- comento Jill desanimada.
-Un paso a la vez, esto a la larga va a servirnos a todos- dijo Agustín intentando sonar convincente- Y por eso mismo mi único plan es escapar de aquí.
-Tendremos que esperar a que salga el sol, no es seguro el seguir vagando a oscuras por la ciudad- dijo entonces Elza acurrucándose sobre Agustín, este seguia sentado en el suelo intentando descansar mientras Jill parecía revisar un cajón que a él le resultaba en extremo familiar.
-Agustín, ¿Qué vas a hacer una vez que salgamos de acá?- le susurro Elza al oído.
-A decir verdad no llegue a pensar mucho en ello, supongo que habrá mucho trabajo que hacer si queremos llevar a estos bastardos ante la justicia- le contesto abrazándola contra su pecho.
-Después de que esto salga a la luz dudo que sea muy difícil, ni siquiera ellos pueden salirse con la suya con tantos muertos bajo la alfombra.
-Espero que tengas razón.
Elza se acomodó para poder verle bien la cara y le dijo- Pase lo que pase voy a estar ahí para ayudarte, ¿Los sabes no?- Agustín se le acercó para darle un largo y a su vez dulce beso como respuesta, si bien un montón de mierda le estaba pasando en su vida al menos tenía un consuelo para seguir adelante, algo que le daba esperanza cuando la idea de no volver nunca a su hogar lo hacía desesperar. No podía decir que la amara, él no creía que el amor fuera algo que surge de manera espontánea, pero la quería y con tiempo todo era posible. Con ella aun apoyada sobre él logro conciliar su sueño en aquella horrible pesadilla en la que se había convertido su realidad.
-Arriba ustedes dos, no podemos perder más tiempo- los despertó Jill bruscamente, ninguno sentía haber dormido mucho pero era mejor que nada.
Jill tomo la única llave que quedaba en la oficina esperando que fuera para la puerta que decía "Salida" y salió junto a los otros de la habitación.
El hombre que había pasado la noche en el contenedor estaba abajo mirándolos pero no les decía nada. Jill se le acerco y dijo –Bien, tenemos que salir de aquí.
-¿Qué? ¿De qué crees que estás hablando? ¡Acabo de perder a mi hija ahí afuera! ¿Cómo te atreves a decirme que vuelva a salir?- exclamo histérico.
-Siento lo de su hija… pero no va a haber ningún rescate, ¡Tenemos que salir de aquí!
-¡No! ¡Yo no voy a ningún lado! Prefiero morirme de hambre aquí adentro antes de ser devorado por uno de esos monstruos muertos vivientes ¡Así que déjenme solo!- antes de que nadie pudiera hacer nada el hombre corrió nuevamente a su contenedor y se encerró allí. Agustín se acercó junto a Jill a las puertas cerradas para intentar razonar con él pero sin que llegaran a decirle una palabra él grito- ¡Les dije, no me voy a ir, nunca!
-Es un caso perdido- comento Elza.
-Me temo que tenes razón, además no podemos seguir perdiendo el tiempo acá- agrego Jill- me desperté antes que ustedes por lo que revise bien el lugar para ver si encontraba algo útil, halle un spray de primeros auxilios, algunas balas.
-¿Volviste a tener tus pesadillas?- pregunto Agustín preocupado.
-Siempre tengo pesadillas- contesto ella sin más y uso la llave para abrir la puerta, los tres salieron del almacén para entrar en un callejón estrecho, el cielo estaba tan nublado que apenas había luz y se podía oír truenos de tanto en tanto.
-Lo último que nos faltaría seria que empiece a llover- comento Elza mirando al cielo de manera pesimista.
-Intenta no pensar en eso, ya tenemos suficientes problemas- le dijo Jill mientras lideraba la marcha, salieron por una puerta del callejón que los llevo a otro callejón menos estrecho. En el camino se encontraban dos cadáveres tirados sin moverse, pasaron de forma rápida sin reparar mucho en ellos hasta que notaron los débiles gemidos a sus espaldas, ambos muertos se habían levantado para seguirlos.
-Ignórenlos y sigan- les dijo Jill sin dejar de correr, salieron del callejón y llegaron a una calle con varios autos accidentados, uno de ellos les cortaba parte del paso y casi los obligaba ir justo a donde se encontraba una de las criaturas torpemente parada. Jill pensó en esquivarla pero sabía que había pocas chances de que los tres pasaran a su lado sin que ninguno fuera atrapado por lo que paro en seco y acabo con el monstruo usando su Samurai Edge. Los tres siguieron corriendo, pasaron en frente de un auto de policía que Agustín podría jurar que vio moverse su puerta y doblaron a una esquina donde otros dos muertos se interponían en su camino.
-Acabemos con ellos rápido, que los de atrás se están acercando- urgió Elza alzando su arma junto con Jill y empezando a disparar. Agustín prefirió mantener a raya sus perseguidores, disparando de manera certera a uno en la rodilla, cosa que lo sorprendió tanto que le arranco una sonrisa, haciendo que cayera al suelo.
-¡Sigamos!- exclamo Jill una vez despachadas las criaturas, corrieron hasta llegar a una puerta negra que abrieron apresuradamente, esta los llevo nuevamente a un callejón. Subieron unos escalones y se encontraron con un piso de madera y una puerta blanca que se encontraba en una de las paredes del callejón desde la cual escucharon ruidos. Jill se acercó a ella con la pistola lista y casi recibe un golpe en el rostro cuando esta se abrió repentinamente dejando salir a un hombre que salió corriendo y a una gran cantidad de zombis. La pequeña horda se interpuso entre Jill y los otros dos separándolos.
-¡Tranquilos! ¡Tan solo retrocedan y empiecen a disparar!- grito Jill mientras apuntaba hacia las criaturas. Agustín retrocedió junto con Elza con su arma preparada, tres zombis iban tras ellos mientras que otros dos intentaban atrapar a Jill. Elza acabo con uno de sus persecutores mientras retrocedían lentamente pero cuando quiso dispararle a un segundo monstruo solo pudo escuchar el clickeo del gatillo indicando que debía recargar. Agustín por su parte parecía haber perdido su suerte, cada vez que jalaba el gatillo o bien le daba en el torso a uno de los zombis o el arma le temblaba tanto que fallaba miserablemente. Al final logro que el segundo zombi cayera al suelo justo antes de que atrapara a Elza, pero el desgraciado seguía definitivamente vivo y el tercero se abalanzo sobre Elza antes de que esta terminara de recargar su arma.
-¡Sácame a este desgraciado de encima!- grito ella desesperada, Agustín reacciono a tiempo y tomo de ambos hombros al monstruo, con toda la fuerzas que la adrenalina le otorgaba logro despegarlo de Elza y tirarlo al suelo. Antes de que ninguno de los dos se levantara Elza acabo con ambos disparándoles en la cabeza.
-Eso estuvo cerca- dijo Agustín largando un suspiro.
-Sí, pero… ¿Dónde está Jill?
Para sorpresa de ambos tanto Jill como los zombis que la perseguían habían desaparecido, se dirigieron al final del pasillo llamándola pero no estaba allí.
-¿Dónde mierda te metiste?- pensó Agustín frustrado, volvieron a donde se habían separado y para su sorpresa Jill estaba ahí cargando una escopeta en sus manos.
-Miren lo que me encontré ahí abajo- comento contenta mostrando el arma como si fuera una especie de trofeo.
-¿Dónde te habías metido?- pregunto Elza sin prestarle mucha atención a la escopeta.
-Esas cosas me acorralaron y me vi obligada a entrar a esa habitación de donde habían salido, dentro encontré otro zombi que casi me agarra pero logre esquivarlo y acabar con todos. Adentro encontré la escopeta y algo de gas para encendedor, quizá nos sea útil.
-Deberíamos ir a ver si el hombre que salió corriendo está bien, mientras más seamos mejor- sugirió Agustín.
-Eso depende de qué tipo de persona sea- menciono Elza, aunque los siguió de todas formas. Pasaron por un oscuro pasillo por el cual habían visto al hombre escapar, antes de atravesar la puerta que se encontraba al final de este Jill se frenó y recogió dos macetas que llevaban plantas verdes.
Agustín no pudo contenerse, una carcajada se le escapo apenas vio la escena.
-¿Qué es tan gracioso?- preguntaron tanto Jill como Elza al unísono.
-Nada, nada- respondió intentando tomar aire- Solo que… ¿Para qué son esas plantas?
-Son hierbas medicinales- contesto Elza como si fuera lo más obvio del mundo- ¿Me vas a decir que nunca las usaste?
-Eh… no ¿Cómo funcionan?- pregunto de manera inocente, a decir verdad siempre había tenido curiosidad de como mierda usaban esas hierbas y esta era una chance única para saberlo, además de que probablemente iba a necesitar saberlo si pretendía salir de allí con vida.
-Tenes que machacarlas para formar un emplasto que untas en tus heridas, es algo que prácticamente todo el mundo sabe aquí en Raccoon city, las familias suelen tener un par de estas plantas en sus casas para poder tratar raspaduras o golpes de manera económica- explico Jill aun incrédula de que Agustín no las conociera.
-Bueno, bueno no me miren así, sigamos con lo nuestro- suplico Agustín al notar que no paraban de verlo como si fuera un bicho raro.
Pasaron por la puerta y llegaron nuevamente a las calles con una gran cantidad de zombis merodeándolas.
-¿Corremos o disparamos?- le pregunto Elza a Jill, los monstruos parecían estar bastante separados los unos de los otros pero, por otra parte, la calle no era muy angosta por lo que corrían el riesgo de ser atrapados.
-Intentemos correr hasta ese bar escaleras abajo, solo disparen si no queda opción.
Jill fue la primera en empezar a correr, cuando estuvo en frente del primer zombi se agacho y le aplico un tacle que lo distrajo lo suficiente para que los demás pudieran llegar a las escaleras que llevaban a la puerta del bar.
-¡Cerrada!- grito Agustín al notar que esta no se abría, al primer zombi se le sumaron otros dos caminando lentamente, y a lo lejos pudieron escuchar un grito de dolor.
-¡No queda opción, dispárenles!- ordeno Jill, al intentar entrar a ese bar habían quedado acorralados. Por mucho que odiara admitirlo Agustín no era ni la mitad de bueno que Elza o Jill en lo que concernía a las armas, por lo que evito disparar hasta que las criaturas se acercaran lo suficiente como para que estuviera seguro de que no iba a fallar. Con relativa facilidad acabaron con los zombis, aunque todos se sintieron desanimados por haber tenido que gastar tanta munición.
Después de caminar un poco por la calle se encontraron con dos zombis devorando a un cadáver en el suelo.
-Este pobre bastardo debe de ser el que gritaba hace poco, no hay nada que podamos hacer por él así que corran- les dijo Jill y los demás le hicieron caso. Pronto se encontraron con un auto que bloqueaba lo que quedaba de la calle, por suerte también encontraron una puerta abierta. La atravesaron y siguieron corriendo hasta que apareció al mismo hombre que habían visto huir disparándole a un grupo de monstruos, antes de que lo alcanzara él dejo de disparar y huyo.
-Maldición Brad, no nos lo hagas tan difícil- pensó Agustín algo frustrado. Lograron a duras penas evitar a los zombis y siguieron sus pasos hasta lo que parecía ser una puerta trasera que llevaba al mismo bar al que intentaron entrar hacia poco.
Dentro se encontraron con Brad Vickers forcejeando con un zombi que intentaba devorarlo.
-¡Aléjate!- grito al lograr sacárselo de encima, luego empezó a disparar de manera frenética contra la criatura.
Jill reacciono antes que los demás y ayudo a Brad en deshacerse del monstruo, una vez hecho el hombre se dejó caer sentado en el piso, respirando con la boca de manera agitada.
-¿Brad estas bien? ¿Por qué no hay alguien haciendo algo para solucionar esto?- le pregunto a su viejo compañero.
-No sabía que seguías con vida Jill, la policía no está entrenada para este tipo de situaciones ¿Qué es lo que podrían hacer?- exclamo Brad para luego decir- Escucha… él está viniendo por nosotros, ¡Ambos vamos a morir!- grito poniéndose de pie.
-¿De que estas hablando?
-Ya verás- contesto y se dirigió a la puerta del frente- ¡Él esta tras los miembros de STARS, no hay ningún escape!- grito aterrado, destrabo la puerta y salió corriendo, de nuevo.
-¿Tras miembros de STARS?- pregunto Elza extrañada mirando a Jill- ¿Sabes de que está hablando?
-Yo si lo sé- dijo Agustín, un escalofrió paso por todo su cuerpo mientras sentía que el miedo poco a poco intentaba apoderarse de él – Tenemos que salir de aquí ya y alcanzar a Brad antes de que lo maten.
Agustín salió del bar apenas termino de hablar usando nuevamente la puerta trasera, si bien estaba completamente asustado una determinación empezaba a crecer dentro de su persona.
-Antes no hice nada para evitar la muerte de los demás miembros de STARS, esta vez no, voy a hacer todo lo que este en mi poder para salvar al cobarde de Brad.
Poco después salieron las otras dos mujeres, Jill parecía estar cargando un mechero con el gas que encontró antes.
-¿Nos vas a decir que mierda está pasando?- le pregunto Elza a Agustín tomándolo fuertemente del brazo para que no se le escapara.
-Créanme, muy pronto lo verán, por la cara de terror de Brad sospecho de una BOW letal que Umbrella estaba desarrollando, si eso está suelto tenemos que movernos ya- contesto y hecho a correr. En vez de tomar la misma dirección por la que habían venido Agustín siguió otro camino que terminaba en una puerta, la abrió y se encontró en un estrecho callejón, al final de este había una gran cantidad de zombis intentando tirar abajo una barricada, también habían unas rejas con una puerta atada con cadenas y un barril rojo que probablemente llevaba alguna clase de combustible.
Antes de que Agustín llegara a la puerta los monstruos lograron tirar abajo la barricada y empezaron a acercársele, Jill apareció detrás de él y con un fuerte empujón lo tiro hacia atrás.
-Miren y aprendan novatos- dijo apuntando con su arma al barril, con paciencia espero a que los monstruos se acercaran lo suficiente y entonces disparo su arma causando una explosión que destrozo los cuerpos de aquellas criaturas dejándolos en llamas.
-Impresionante- exclamo Elza tapándose un poco los ojos por la intensidad de las llamas.
-Esta puerta está trabada por cadenas, pero miren, parece que alguien las mojo con aceite ¿Lograste hacer andar ese mechero Jill?- pregunto Agustín volteándose para verla, pero ella no estaba atrás suyo, se había movido hacia la barricada destrozada y estaba tomando unas hierbas rojas junto a lo que parecía ser una foto.
-Déjame adivinar, las hierbas rojas mejoran el efecto de las verdes- dijo Agustín mientras ella volvía a donde estaban.
-Algo parecido- respondió ella- y si, el mechero funciona bien, veamos si podemos deshacernos de este obstáculo. Prendieron fuego las viejas cadenas haciendo que estas cedieran, ansiosos por dejar ese lugar con olor a muerto rostizado todos atravesaron la puerta entrando a otro callejón entre edificios. Siguieron un camino bastante lineal hasta que se encontraron con un incendio que bloqueaba uno de los pasos, por suerte había un pasillo por el cual podían seguir avanzando. Apenas empezaron a alejarse del fuego escucharon un gruñido a sus espaldas, dos perros cubiertos en llamas saltaron hacia ellos dispuestos a devorarlos.
-¡Abajo!- grito Elza justo a tiempo, todos se tiraron al piso antes de que los animales les clavaran sus dientes. Ambos perros estaban ahora interponiéndose en su camino, caminaban despacio mostrando sus amenazadores dientes, gruñían y de sus bocas caía un repugnante hilo de baba.
-No se distraigan, pueden saltar sobre nosotros en cualquier momento- les advirtió Jill completamente tensa.
-Disparémosles de una vez- exclamo Agustín, si había algo que lo aterraba más que un zombi era un perro zombi. Le disparo a uno provocando que aullara de dolor y casi volara hacia atrás, pero en consecuencia el otro empezó a correr a donde estaban ellos con tal velocidad que Elza fallo en su intento de darle, el monstruo salto sobre Jill pero ella ni se inmuto, en el último momento lo esquivo y saco ágilmente su cuchillo para clavárselo en el medio de su podrido cráneo. Mientras esto pasaba el otro animal se alzó e intento atacar a Agustín pero Elza fue más rápida, acabando con él usando tan solo un disparo.
-Nunca subestimen a esas cosas, tal vez caigan rápido pero son definitivamente letales- murmuro Jill antes de volver a echarse a correr, abrieron una puerta gris que los llevo nuevamente a las calles, estaban cerca de la estación de policía.
-Deberíamos pasar por la comisaria, ahí debe haber armas y tal vez nos encontremos con algún superviviente- sugirió Jill, los demás asintieron aunque Agustín se sentía en extremo nervioso, sabía perfectamente lo que iba a pasar.
-No puedo permitirme asustarme ahora, un solo error podría costar vidas.
Atravesaron las rejas de la comisaria, preparándose para lo que se venía Agustín se quedó al lado de estas y recargo su arma. Elza y Jill solo dieron unos pasos en dirección a la puerta antes de que Brad entrara gritando, toda su chaqueta amarilla estaba manchada de sangre y por la forma que se tocaba el pecho parecía estar realmente herido.
-¡Jill... Jill!- grito desesperado.
-¿Brad?
-Tenemos que… ¡AAAAAAAH!- entonces apareció enfrente de Brad saltando desde las alturas aquel imponente monstruo, era realmente alto con tentáculos violetas entrando y saliendo por su cuerpo, su piel se asemejaba a la de un muerto y su boca no tenía labios, dejando mostrar su roja mandíbula. Tenía una cicatriz en la mitad de su cara que pasaba por donde debería estar su ojo derecho, su traje oscuro tapaba por completo su musculoso brazo izquierdo pero dejaba expuesto su hombro derecho por el cual se podían ver varios tentáculos.
-STARS- grito de manera gutural acercándose a Brad, este se tiro hacia atrás aterrado, acorralándose ante la bestia. Jill y Elza seguían en shock por la sorpresa de ver a semejante abominación pero Agustín ya estaba preparado, corrió poniéndose en el medio entre Némesis y Brad y con una fuerza que ni él sabía que poseía lo empujo lejos del monstruo, pocos segundos después de ello sintió un inmenso dolor en su espalda, Némesis lo había golpeado con su puño de hierro dejándolo en el suelo esforzándose por respirar, sin poder entender bien que pasaba sintió como una mano gigantesca lo agarraba de su cabeza, intento resistirse pero fue en vano, lo alzo hasta que estuvo al mismo nivel que su cara y Agustín llego a ver su otra mano alzada con su movedizo tentáculo listo para acabar con él.
Elza no lo pensó, solo actuó, corrió maldiciendo al monstruo gastando lo que quedaba del cargador en su pistola con todos sus disparos dirigidos a la parte trasera de la cabeza. Némesis termino soltando a Agustín, dio un giro brusco y clavo el tentáculo de su mano derecha en el medio del estómago de Elza.
El mundo se paralizo en aquel momento, Elza cayó al suelo con la boca abierta pero sin poder pronunciar palabra alguna, Némesis alzo su cabeza liberando un fuerte grito y a su vez Jill grito algo mientras disparaba a quemarropa su escopeta. Agustín noto como Elza se retorcía de dolor mirándolo con los ojos abiertos como platos.
-¡Entren todos a la comisaria, yo distraigo a este desgraciado!- grito Jill devolviéndole al mundo su velocidad normal, sin dudarlo Agustín alzo a Elza y la llevo dentro seguido por Brad.
-STARS- grito nuevamente el monstruo y cargo en dirección a Jill, esta salto a un costado y disparo por última vez su escopeta
-Lo que me faltaba- se dijo al darse cuenta que se había quedado sin cartuchos, pensó en sacar su Samurai Edge pero luego recordó la magnum que Barry le había dado.
-Suerte que no me olvide de vos- murmuro sacando la potente arma, Némesis camino a donde estaba ella respirando pesadamente. Jill se alzó y corrió en dirección opuesta a la bestia logrando que este también empezara a correr.
-Mierda que es rápido-pensó al verlo casi sobre ella, estuvo a tan solo centímetros de encajarle un golpe pero ella logro esquivarlo haciendo que el monstruo destrozara la reja con su puño. Aprovechando que lo tenía cerca Jill le disparo tres veces con la magnum, cada tiro sonaba como un relámpago en la tormentosa noche. El monstruo se tambaleo, cayendo en sus rodillas, pero rápidamente se volvió a alzar listo para acabar con Jill, con un movimiento veloz logro agarrarla de la cabeza con su brazo izquierdo, ella empezó a tambalearse desesperada intentando soltarse mientras que Némesis preparaba el tentáculo en su mano derecha para acabar con ella.
-¡Comete esto infeliz!- grito alzando su arma, la apoyo en su frente y jalo el gatillo causando un ruido ensordecedor. El monstruo la soltó y cayo de cara al suelo, un líquido viscoso empezó a salir de sus heridas.
Jill cayo pesadamente al suelo, con esfuerzo logro levantarse. Dio un largo suspiro y se quedó unos segundos contemplando a la monstruosa bestia, luego recordó lo que le había pasado a Elza y se dirigió a la comisaria caminando lentamente. Antes de entrar miro a su espalda para ver por última vez a su enemigo caído pero, para su sorpresa, Némesis ya no estaba allí.
Nota de Autor: Definitivamente el capítulo más largo hasta ahora, me temo que hasta acá llega la historia de Resident Evil 3, por mucho que lo odie voy a tener que dejar a Jill fuera de la historia por una buena temporada, aunque obviamente va a volver a aparecer más adelante. Estoy ansioso por empezar con Resident Evil 2 de una vez por todas, el hilo de historia que pienso seguir es Claire con el escenario A y Leon con el escenario B. Me gustaría saber a cuál de los dos prefieren que Agustín siga, ya que no me puedo decidir XD amo a ambos personajes.
Agradezco las críticas y su apoyo, como siempre espero que se estén divirtiendo con este fic tanto como yo me divierto al escribirlo.
