Capítulo 14
Perseguidos
Las piernas le dolían a Agustín de tanto correr, pero habían logrado volver a la comisaria esquivando a los monstruos que acechaban el camino. Ambos decidieron dirigirse a la oficina de Irons para comprobar si los restos del helicóptero realmente desaparecieron, aunque aún tenían otras habitaciones que chequear ahora que poseían la llave de comisaria que Ada les había conseguido.
-Ada… estoy seguro de que la maldita tiene la muestra, solamente espero que no llegue a darse cuenta. Por ahora lo mejor que puedo hacer es quedarme con Leon y esperar a que volvamos a encontrarnos, pero tengo que empezar a pensar en cómo arrebatarle el collar de Sherry sin que sospeche ¿Podría pedírselo simplemente por curiosidad? Probablemente me ignore por completo y además no creo que confié mucho en mí, ni siquiera creo que confié en Leon aun.
Quizá podría fingir que conozco a la niña, con una dosis justa de drama tal vez me ceda la posesión del collar, aunque no estoy muy seguro de poder engañarla…- mientras Agustín pensaba todo esto Leon avanzaba a su lado completamente atento a sus alrededores, cada vez que un zombi aparecía en su camino el policía se aseguraba de que tanto él como Agustín pudieran pasar sin sufrir ningún daño. En su rostro se podía notar su preocupación, el hombre llevaba sobre sus hombros la responsabilidad de protegerlos a todos, después de todo ese era su maldito trabajo, o al menos eso se repetía una y otra vez mientras avanzaba.
Agustín se sentía inspirado al estar cerca de Leon, al igual que con Jill él pudo sentir un sentido nato para la supervivencia en ese hombre, no solo tenía unos reflejos impresionantes sino que también era capaz de tomar decisión tras decisión bajo constante presión para luego salir airoso cada vez que se encontraban con infectados.
-Eso o tan solo tiene una fuente inagotable de suerte.
Subieron al segundo piso y llegaron al pasillo donde solía estar lo que quedaba del helicóptero accidentado, ahora tan solo se podía ver los restos de la cabina y signos de una explosión, en frente de ellos una criatura rastrera se encontraba interrumpiéndoles el paso. Era una bestia de cuatro patas con garras afiladas, su piel roja parecía no ser más que músculos expuestos, sus ojos apenas se podían ver debajo del cerebro que emergía sobre su cabeza. El monstruo soltó un suspiro glacial, abriendo su boca y dejando salir poco a poco una lengua tan larga que podría alcanzarlos sin importar los metros de distancia que había entre ellos.
-Un licker, esto se va a poner feo- pensó Agustín sintiendo como un escalofrió recorría su cuerpo.
-No podemos seguir gastando munición, tenemos que esquivar a esta cosa- le dijo Leon a Agustín de manera seria, la bestia los miraba con cautela, esperando a que hicieran el primer movimiento.
-¿Queres que corramos a la oficina mientras rogamos que no nos atrape?- susurro Agustín algo nervioso, aunque no podía verle bien los ojos algo le hacía pensar que esa bestia lo estaba observando particularmente a él.
-Iremos por lados contrarios, si llega a atrapar a uno el otro vuelve para ayudarlo, ¡Vamos!- grito Leon y se tiro bruscamente contra la pared derecha del pasillo a la vez que Agustín se tiraba contra la izquierda, notando el súbito movimiento el monstruo dejo de observar y lanzo su alargada lengua hacia el hombro de Agustín, este logro esquivarla a duras penas pero esto lo hizo tropezar y caer al suelo. La criatura se volteó a Leon, que se encontraba demasiado cerca de ella, tomando potencia con sus patas traseras la bestia pego un largo salto con sus garras alzadas apuntando al desprotegido cuello del policía. Este hubiera sentido como le cortaban la cabeza del torso de haber sido un segundo más lento, logro apartarse del camino del monstruo y, sin mirar hacia atrás, se apresuró en ayudar a Agustín a levantarse.
Juntos doblaron en la primera vuelta del pasillo que antes se encontraba bloqueada por el helicóptero en llamas y corrieron hacia la puerta de madera que se encontraba al final de este, a sus espaldas podían escuchar los leves "clacs" que producían las garras de su persecutor.
-¡Rapido entra!- le urgió Agustín a Leon, apenas este estuvo adentro pego un portazo.
-Esperemos que la puerta lo frene…- comenzó a decir Leon pero de repente empezaron a escuchar el ruido de madera cediendo hasta que unas garras atravesaron la puerta desde el otro lado.
-Ya nos encargaremos de esa cosa cuando la atraviese, revisemos este lugar rápido- dijo Agustín adentrándose en el cuarto. El lugar era elegante, o al menos lo parecía en contraste al resto de la comisaria, había una gran alfombra roja sobre el impecable piso de madera, sobre ella una pequeña mesa con dos sillones que parecían ser de lo más acogedores a cada lado de esta. Frente a la mesa se encontraba un escritorio con la sigla de RPD, detrás de este se podía ver un sillón de cuero y una gran cantidad de cuadros colgados sobre la pared. Varias cabezas de animales disecados se exhibían alrededor de la sala y todos los muebles llevaban diversas clases de trofeos. Entre dos de los muebles se podía ver otra puerta cerrada.
-¿Así que esto es lo que me espera si llego a ser jefe de policía?- pregunto Leon, impresionado con el lugar, la sola idea parecía haberle sacado una sonrisa.
-Solo si sos corrupto- le contesto Agustín cortantemente mientras se acercaba a la silla de cuero detrás del escritorio, sobre esta había un diario que le pertenecía al jefe Irons- Puede que encuentres esta lectura entretenida- dijo pasándoselo a Leon, después de todo él ya sabía lo que decía. Al otro lado se podía escuchar como el monstruo se abría paso poco a poco con sus garras destrozando la madera.
-Lo leeré después, ahora no hay tiempo- respondió Leon guardando el libro apresuradamente- Revisemos esta habitación y luego veamos qué hay detrás de esa puerta.
Leon busco en los cajones del escritorio encontrándose con algo de munición para sus pistolas mientras que Agustín miraba los demás muebles en busca de algo útil. Una vez hecho esto se dispusieron a ver que había al otro lado de la puerta, Agustín probablemente se habría asustado bastante de no haber sabido del tigre disecado que se encontraba justo en frente de la puerta con sus fauces abiertas. Esta bestia era lo único que decoraba un pasillo muy bien iluminado
-El jefe Irons tiene un sentido del arte bastante extraño-comento Leon.
-Más bien macabro.
Siguieron avanzando hasta encontrarse con otra habitación en la que había varias vitrinas que contenían colecciones de platos, vasos, estatuillas y diversas obras de cerámica. Contra las paredes se encontraban armaduras de caballeros alineadas y una gran cantidad de cuadros colgados. Más allá de esta sala descubrieron otra habitación que parecía ligeramente diferente a las demás, estaba mucho más vacía y las paredes parecían desgastadas. Algunas cosas estaban tiradas en los rincones y lo único que resaltaba era un cofre que estaba colocado sobre una mesa de mármol.
-Acá debe guardar todo lo que no usa, este lugar parece fuera de lugar en comparación a lo demás- comento Agustín.
Leon asintió, luego se dirigió a la caja y la abrió encontrando adentro una manivela.
-¿Quién guardaría algo como esto dentro de una caja tan elegante?- pregunto Leon extrañado.
-¿Realmente importa? Agárrala y larguémonos- le contesto Agustín.
Salieron de la habitación y volvieron al pasillo, justo cuando entraron en este la puerta que llevaba a la oficina cedió dejando entrar al licker. Este saco su alargada lengua y empezó a avanzar lentamente, sabía que esta vez los tenía acorralados.
-Prepara tu arma, tenemos que…- comenzó a decir Leon pero lo que sucedió en ese preciso momento le dejo sin palabras, al otro lado de la puerta destrozada surgió un hombre inmensamente alto, llevaba un traje verde oscuro que cubría todo su cuerpo, un cinturón y un par de botas pesadas que hacían que el piso retumbara a cada paso. Su rostro era completamente inexpresivo, como si se tratara de una máquina, su piel era de un tono grisáceo que daba la impresión de que era otro muerto viviente, cosa que se podía confirmar al ver sus ojos vacíos sin vida.
El hombre entro de manera imponente en la habitación, con su pesada bota metálica aplasto la cabeza de la ahora insignificante criatura que se encontraba en su paso y sin siquiera reparar en ello se dirigió lentamente hacia ellos.
-Un tirano, dios es un puto tirano- pensó Agustín atónito, si bien ya se había encontrado tanto con Némesis como con Birkin aquel monstruo era diferente. Su postura, su mirada vacía, su rostro casi humano, todo le daba un aire mucho más intimidante y perturbador-Y viene por el G…
-¡Reacciona Agustín, esa cosa no es humana!- le grito Leon sacándolo de su estupefacción- Este pasillo es demasiado estrecho como para esquivarlo, vamos a tener que plantarle cara.
-¡¿Esta Loco?!- se dijo Agustín viendo como Leon alzaba su escopeta hacia el tirano.
-¡No tengo suficientes cartuchos como para acabar con él Agustín, necesito tu apoyo!- Insistió Leon a la vez que abría fuego contra su cada vez más cercano atacante.
Con la respiración acelerada y sintiendo como su corazón latía a mil por hora Agustín alzo sus temblorosas manos apuntando su pistola hacia el tirano, disparo una vez y fallo. Miro a un costado avergonzado mientras retrocedía unos pasos junto a Leon, si no detenían al monstruo rápido pronto quedarían acorralados y a su merced.
Leon se quedó rápidamente sin munición por lo que tiro su escopeta a un costado y saco velozmente su pistola con la que empezó a disparar. El tirano no frenaba su paso, los tiros a quemarropa de la escopeta tan solo habían logrado tambalearlo un poco y la potencia de fuego de la pistola no parecía causarle nada más que una leve molestia.
-Contrólate- se dijo Agustín a sí mismo y disparo de nuevo con su arma, volvió a fallar, las manos aun le temblaban demasiado.
-Contrólate.
Leon lanzo un pequeño quejido de angustia al darse cuenta de que tenía que recargar su arma, el tirano ya casi los arrinconaba contra la puerta.
-¡Contrólate! – grito Agustín mentalmente, en su cabeza llego a ver repentinamente una clara imagen de Elza, ella estaba sonriendo. Entonces sintió como una fuerza oculta surgía de su interior, una seguridad que le permitió ver a aquella arma, aquella herramienta del hombre a los ojos. Sus manos dejaron de temblar y su puntería fue perfecta, cosa que no era mucho decir ya que el atacante estaba extremadamente cerca de ellos. Juntos, Leon y Agustín gastaron lo que les quedaba del cargador en precisos disparos que fueron directo al rostro del monstruo, este empezó a tambalearse y termino cayendo de rodillas para luego tirarse pesadamente sobre el suelo haciendo temblar toda la habitación.
Agustín le propino un puntapié en la cara al tirano y después dijo entre jadeos- Debemos irnos.
-¿Esta muerto?- pregunto Leon mientras recogía nuevamente su escopeta vacía, aun recordaba la primera vez que se encontró con ese monstruo, sin pensarlo dos veces se había echado a correr en el preciso momento en que lo vio.
-No lo sé, pero si no lo está no quiero estar acá cuando se levante- le respondió Agustín poniéndose nuevamente en marcha, juntos bajaron al primer piso del edificio dejando con impotencia a una gran cantidad de muertos que los miraban con anhelo pero no podían alcanzarlos, usando el mapa que Leon tenía en su poder se dirigieron al pasillo que se encontraba cerca de la salida de la comisaria, según las marcas que habían hecho aún les quedaba una puerta por chequear al final de este y podía ser que la llave de Ada la abriera.
El lugar estaba lleno de zombis, pero no fue un problema, Leon se encargó de despachar a los que se encontraban en medio creando una apertura que usaron para cruzar, Agustín seguía sintiéndose un poco incómodo con esa clase de estrategias ya que un solo error podía costarle la vida a ambos pero, aun así, sabía que no podían desperdiciar sus recursos matando a cada monstruo con el que se cruzaran.
Llegaron al final del pasillo encontrándose con una puerta azul extrañamente decorada. Leon utilizo la llave y esta se abrió, dentro había otra oficina desordenada con dos escritorios y un tanque de gas que parecía estar apagado.
-¿Para vos la pieza que buscamos esta acá?- dijo Leon acercándose a un escritorio para revisar los papeles tirados.
-No nos quedan muchos lugares donde buscar ya, es la mejor opción que tenemos- contesto Agustín dirigiéndose al otro escritorio, detrás de este se podía ver un extraño cuadro que no llamaría mucho la atención si no fuera por el engranaje que se encontraba pegado en el medio. Recordando que se trataba de uno de los muchos puzles con los que se iban a encontrar Agustín se volteo hacia Leon para decirle que debían hacer, este parecía habérsele adelantado ya que ya había encendido el gas y estaba moviendo las perillas de las tres estatuas que se encontraban al otro lado del escritorio que él estaba revisando. La suerte estaba esta vez de su lado, una vez encendida la tercera perilla se oyó una especie de mecanismo y poco después el engranaje se cayó del cuadro golpeando el pie de Agustín.
-Buen trabajo- tuvo que admitir este, aunque en ese momento estaba reprimiendo una maldición.
-Esta comisaria es realmente extraña- le comento Leon- Esta forma de ocultar las cosas se vuelve cada vez más ridícula.
-Parece una especie de juego si lo miras por el lado amable- bromeo Agustín- Aunque hubiera preferido conseguir la última pieza que nos falta.
-Se me ocurre de un lugar donde podríamos usar esto, en el tercer piso de la comisaria, justo arriba de la biblioteca, me encontré con un mecanismo que justo le faltaba un engranaje igual a este para funcionar- explico Leon a la vez que recogía el objeto.
En el preciso instante en que lo guardaron en la mochila de Agustín se escuchó un fuerte ruido que los hizo voltearse alarmados, la pared donde antes estaban las estatuas había sido destrozada formando un enorme agujero. De este salió nuevamente el tirano.
-¿Nos está persiguiendo?- exclamo Leon de forma alarmada.
-Es casi como si no le hubiéramos hecho nada…- agrego Agustín algo preocupado, si bien sabía que el tirano iba a seguir persiguiéndolos esperaba haberle hecho un daño algo más permanente, por el aspecto que llevaba ni siquiera había recibido un rasguño.
-Esto no tiene remedio, corramos- dijo Leon dirigiéndose hacia la puerta y luego esprintando por el pasillo, Agustín lo siguió por detrás preguntándose si realmente iban a poder escapar de aquella abominación, aunque al parecer este no los había seguido fuera de la habitación.
-Claro que no, en esta parte él…- empezó a recordar Agustín pero el duro golpe que recibió la pared del pasillo llego más rápido de lo que esperaba, el tirano embistió contra la pared destruyéndola formando un agujero justo en frente de ellos, cortándoles el paso.
-¡Mierda, esto no es bueno!- grito Leon a la vez que revisaba cuantas balas le quedaban en su pistola.
Agustín miro por tan solo un segundo al tirano y entonces supo que es lo que debía hacer. Impulsado por la adrenalina que le daba el miedo sacó de su mochila el engranaje y se lo paso a Leon, antes de que este llegara a preguntarle qué es lo que pensaba hacer Agustín se agacho y salto hacia el agujero en la pared volviendo a entrar a la oficina. El tirano ignoro a Leon y fue instantáneamente a seguirlo, tal y como Agustín esperaba que hiciera, después de todo aun llevaba la muestra del virus G.
-¡Yo me encargo de él, corre al tercer piso y proba el engranaje, nos vemos en la celda de Ben!- grito Agustín mientras retrocedía lentamente, contemplando el rostro de su desalmado persecutor.
Leon le grito que esperara pero él no le hizo caso, al notar que realmente no podía ayudarlo el joven policía hecho a correr con la esperanza de que realmente volvieran a encontrarse.
Universidad de Raccoon City.
-Greg, espera, no tenes porque hacerlo…- empezó a decir Jerkins algo acobardado por la situación pero su antiguo compañero tan solo sonrió burlonamente.
Jerkins escucho entonces un disparo y ahogo un grito de horror a la vez que cerraba los ojos, pero para su sorpresa no sentía ningún dolor, además alguien estaba gritándole. Sintió un fuerte empujón que lo tiro hacia un costado de la habitación y fue entonces cuando abrió los ojos. Greg se encontraba tirado en el suelo con una herida de bala en el brazo, un grupo de varias personas se encontraban sobre él sosteniéndolo. Para su sorpresa, una de ellas era George.
-¡George!- grito levantándose del suelo y dirigiéndose hacia su amigo.
-Hola profesor- le dijo este estrechándole la mano- Es una suerte que decidiéramos venir justo ahora.
-George nos habló de usted y decidimos probar suerte aquí en la universidad- agrego una joven rubia que él profesor no tardo en reconocer, se trataba de Cindy Lennox, la famosa camarera de bar J´s. Además de ella había otras seis personas de las cuales no conocía a ninguna.
-Lo que ninguno de nosotros esperábamos es encontrarnos con este demente- se quejó uno de los extraños, era una hombre calvo con bastante sobrepeso, de piel oscura y rasgos fuertes en su rostro que se llamaba Mark Wilkins, aunque esto Jerkins aún no lo sabía- Justo cuando llegamos aquí vimos como este hombre manejaba una camioneta a la vez que tocaba la bocina sin parar alertando así a todos los monstruos de la zona, y para emporar las cosas choco el vehículo contra las puertas abriéndolas de par en par.
-Antes de que nos diéramos cuenta estábamos corriendo dentro del edificio con una horda persiguiéndonos- termino otro hombre que por el uniforme Jerkins adivino que se trataba de un policía- Este desgraciado dio marcha atrás y se hubiera escapado de no haber sido por aquellos reptiles, antes de que lograra salir uno salto sobre su vehículo y destrozo su motor.
Jerkins miro a Greg algo extrañado, aun recordaba cuando Agustín le había dicho que no se fiara de él, pero nunca se hubiera podido imaginar que Greg sería capaz de hacer algo así. Después de todo, había sido él el que le dio los recursos necesarios para la creación del Daylight.
-¡Déjenme ir imbéciles!- grito entonces Greg forcejeando, pero tanto Mark como el policía lo tenían bien agarrado.
-Este tipo es un peligro, ya tenemos suficiente con todos los monstruos que acechan la ciudad, deberíamos deshacernos de él- sugirió otro de los extraños, era un hombre de mirada seria y calculadora llamado David King.
-¿Queres matarlo? ¿No te parece un poco extremo?- pregunto Cindy algo nerviosa.
-No si tomamos en cuenta todo lo que hizo.
-Esperen, antes de que hagamos algo quiero hablar con él- les pidió el profesor- Que alguno de ustedes suba y busque a mis alumnos, pídanles que traigan una soga para atarlo. Y George, tenemos a algunos heridos, ¿Podrías ir a revisarlos?
-Veré lo que puedo hacer, Cindy mejor acompáñame así después podes volver con la soga- dijo el doctor, junto con la chica salieron dejando a Jerkins solo con todos los demás.
-¿Así vos sos el profesor eh? Yo soy Jim Chapman, solía trabajar en Bros Subways- dijo un joven bastante nervioso, tanto en su forma de hablar como de moverse parecía la de alguien realmente inquieto- Estos chicos son Mark Wilkins, Kevin Ryman, David King, Yoko Suzuki y Alyssa Ashcroft- agrego presentándole a cada uno de los desconocidos, Yoko era una joven bastante bajita de rasgos asiáticos que llevaba consigo una mirada bastante triste. La mujer llamada Alyssa tenía un aire algo arrogante en su rostro, aunque con solo verla uno podía notar que poseía más determinación que los demás, eso se lo decía la intensidad de su mirada en el momento en que lo saludo.
-Me dijeron que parte de la horda se separó para perseguirlos a ustedes, ¿Lograron acabar con ella o sigue libre dentro de la universidad?- les pregunto Jerkins apenas terminaron las presentaciones.
-No se preocupe profesor, acabamos con todos los infectados- le aseguro David- por ahora deberíamos estar a salvo…
En ese momento a Greg se le escapo una cínica risita, aunque la sonrisa se le borro del rostro luego del fuerte puñetazo que le encajo Mark en el mentón haciendo que los anteojos del hombre salieran volando al piso.
-A ver si eso te parece gracioso.
-Ya van a ver, ninguno de ustedes va a sobrevivir a esta noche- murmuro Greg entre quejidos.
-¿De que estas hablando Greg? ¿Por qué estás haciendo esto?
Antes de que él hombre respondiera volvió Cindy corriendo con lo que le habían pedido, Alyssa se acercó tomo la soga y sentó a Greg en la silla del escritorio, después de esto lo ato de manos y pies.
-Me gustaría que nos explicaras de qué carajo estás hablando- le dijo una vez terminada su labor con cara de pocos amigos.
-Hice lo que debía, vos y tus alumnos son los únicos cabos sueltos que quedan Jerkins, si Umbrella se llega a enterar de…
-¿Así que es por eso? Maldito idiota ¿Ahora te arrepentís del Daylight? Al final no sos mejor que los demás enfermos de la compañía- le reprocho Jerkins mirándolo con desprecio.
-No me malinterpretes profesor, no me arrepiento del Daylight, pero aun así es un riesgo tener tanta gente que sepa de su existencia, si los agentes de Umbrella llegaran a atrapar a alguno de ustedes y les sacaran mi nombre a la fuerza entonces mi vida correría peligro.
-¿Acabas de atraer a decenas de monstruos asesinos para acabar con nosotros de los cuales cualquier podría haberte matado y me decís que lo haces para salvar tu pellejo? Realmente estas demente- dijo Yoko.
Greg reparo entonces en la joven y sonrió nuevamente- Quizá lo esté Yoko, pero pronto no va a importar, Thanatos está libre y no va a tardar en va a venir aquí. Ustedes van a poner a prueba a mi obra maestra, una persona como vos, Yoko, que participo en el desarrollo del virus G, debería entender a lo que me refiero. Pero claro, eso sería si pudieras recordar lo que paso.
Yoko lo miro extrañada, ella hacía tiempo que tenía problemas de memoria por lo que no sabía muy bien de que estaba hablando.
-Suficiente, yo digo que matemos a este demente e ideemos un plan de escape- declaro David cansado de la actitud de Greg.
-¿Plan de escape? Es más fácil decirlo que hacerlo- le contesto Jerkins.
-No te creas, este hombre seguro que tiene un equipo o alguien a quien llamar para que lo saque de la ciudad apenas hubiera terminado su trabajo- razono Alyssa.
-¿Es eso cierto?- pregunto agresivamente David sacando un cuchillo y poniéndolo en el cuello de Greg.
-No pienso decirles nada- balbuceo respirando con dificultad, con claro miedo en sus ojos.
-Oye, tranquilízate David- exclamo Kevin.
-¿Por qué debería? ¿Qué no te das cuenta de que puede que este hombre tenga nuestro ticket de salida?- dijo David sin retirar el cuchillo.
-¡Puede ser, pero podemos conseguirlo sin la necesidad de rebanar cuellos!- grito entonces el policía alzando su arma.
David lo miro por unos segundos, se podía sentir como la tensión entre ambos se volvía cada vez más fuerte, pero al final termino cediendo.
-Déjenme a solas con él unos momentos, yo me encargo de sacarle la información que necesitamos- dijo Mark cuando todos se calmaron.
-Está bien, vamos a ver si necesitan ayuda arriba- sugirió Jerkins, todos subieron las escaleras de la habitación secreta y llegaron a la sala principal. Allí se encontraron con George, este estaba junto a Elizabeth revisando el estado de los dos alumnos heridos.
-¿Van a estar bien?- le pregunto el profesor preocupado, este asintió sin descuidar su trabajo, al parecer estaba bastante ocupado con los dos chicos.
-Patrick, John y Stuart están chequeando el resto de las barricadas, dijeron que también iban a buscar cosas para reforzar las puertas en caso de otro ataque- le dijo Elizabeth al profesor.
-Está bien, si tenemos suerte pronto vamos a poder escapar de esta pesadilla- respondió Jerkins ofreciendo una sonrisa reconfortante.
-¿De enserio?
-Ya les diremos los detalles cuando los demás vuelvan, por ahora…
Se escuchó el ruido de vidrio y madera rompiéndose justo arriba de ellos, la ventana que se encontraba justo detrás del descanso de las escaleras cedió junto con la madera que la aseguraba. Una criatura con forma de hombre entro por allí aterrizando en la escalera, cualquiera podría habérsela confundido con un hombre desnudo si no fuera por las garras grises que tenía en lugar de las manos, su corazón expuesto con tubos que entraban y salían por todo su cuerpo y sus ojos blancos e inhumanos.
-Thanatos…
Nota de autor: Lamento el no haber subido nada por tanto tiempo, estuve demasiado ocupado este mes por lo que no tuve casi nada de tiempo para escribir, gracias por el apoyo y espero sus reviews para saber sus opiniones.
