Capítulo 16
Riesgos
El ruido de vidrios rompiéndose se oyó alrededor de toda la comisaria, a su vez la cantidad de gemidos hambrientos pareció triplicarse. Ya no había zonas seguras, todo el edificio se acababa de llenar de monstruos hambrientos, zombis, perros y lickers deambulaban por cada rincón y, entre todos ellos, se encontraban tanto Birkin como el Tirano.
Agustín era el último ser viviente dentro de aquella comisaria, el saber que por primera vez desde que empezó aquel caos se encontraba solo le pesaba, ahora para sobrevivir dependía completamente de sí mismo. Respiro profundamente, aunque lo único que logro fue que el inmundo olor a muerto llenara sus pulmones.
-Llegue hasta aquí, no pienso rendirme mientras aun haya una chance. Todavía puedo hacer que toda esta muerte, todo este desastre, no sea en vano- se dijo intentando aumentar su confianza, cosa difícil ya que aún mientras pensaba un grupo de tres zombis se aproximaba lentamente a donde él estaba, el chico dio un último vistazo a la oficina de Irons, tanto Claire como Sherry ya se habían ido.
-Ahora es mi turno de actuar.
Agustín logro evitar a los monstruos aprovechándose de su gran estupidez, se usó a si mismo de cebo para atraerlos a un extremo de la habitación alejándolos así de la salida, cuando casi estaban sobre él se arrojó sobre la mesa de Irons, rodo sobre ella y corrió hacia los restos de la puerta entrando al pasillo. Allí merodeaban dos lickers que no tardaron en divisarlo, en su mente Agustín solo tenía un pensamiento claro y ese era – ¡CORRE!
Sin detenerse, sin mirar hacia atrás él hizo eso, corrió mientras sentía que su corazón latia a mil por hora. El subidón de adrenalina era tan grande que el chico parecía ser capaz de captar cada detalle de lo que lo rodeaba, oía de manera clara y fuerte los "clacs" de las garras de aquellos monstruos, aun sin verlo llego a darse cuenta que repentinamente uno de los monstruos paro de perseguirlo, instintivamente el chico se lanzó a un costado del pasillo sin parar de correr evitando justo a tiempo el ser atravesado por la larga lengua del licker. Cuando llego a la sala de espera el chico cerró la puerta con fuerza y, sin siquiera darse cuenta de lo que estaba haciendo, arrastro uno de los sillones contra la puerta con una facilidad tal que quedo sorprendido.
Sin atreverse a tomar un respiro salió corriendo de la habitación llegando al pasillo del segundo piso que se encontraba justo encima de la entrada, para empeorarle aún más la situación a Agustín habían alrededor de diez zombis todos con uniforme de policía deambulando en aquel estrecho pasillo.
-No hay forma de que pase esquivándolos, pero tampoco voy a ser capaz de acabar con todos con la munición que me queda…
Con duda en su cabeza y desesperación en el resto de su cuerpo el chico alzo su arma haciendo su mejor esfuerzo por apuntar a la cabeza de una de las criaturas, pero justo antes de apretar el gatillo una realización cruzo por su cabeza.
-¡La palanca!
Presionado por el peligro inminente el chico se sacó de la espalda la mochila y la abrió en busca de su salvación.
-A ver que tenemos, hierbas verdes, azules, rojas, virus G… ¡Palanca!
Tomo con ambas manos el pedazo de metal asegurándose de que la parte inclinada apuntara hacia abajo, luego cerró la mochila y volvió a acomodarla en su espalda. Mientras el chico hacia todo esto los zombis seguían acercándose, dándose cuenta de que al esperarlos solo iba a lograr acorralarse Agustín avanzo con su arma en alto, sintiendo como su cuerpo se tensaba por completo se detuvo en frente del zombi más cercano y lo golpeo de manera tal que la punta de la palanca se clavó en el cráneo de este matándolo instantáneamente. La imagen le resulto repulsiva, intentando no vomitar arranco la palanca con más dificultad de la que esperaba y la uso para golpear a otro de los monstruos. El tenerlos tan cerca, el sentir su inmundo olor y ser consciente de que el más mínimo fallo le costaría la vida no parecía serle algo tan terrible en aquel momento, la agitación de la situación lo estaba poco a poco dominando, lanzando un grito de guerra acabo con la tercera criatura sin piedad alguna.
-¿Quieren tenerme no? ¡Entonces vengan imbéciles!- grito sintiéndose más vivo que nunca, otro zombi se acercó lanzando un gemido, en vez de intentar agarrarlo como los demás este salto al suelo dirigiéndose directamente a su pie, Agustín pego un salto hacia atrás justo a tiempo y le clavo la punta de la palanca en la cabeza antes de que el monstruo se levantara. Los cinco que le siguieron ni siquiera llegaron a acercársele, cada golpe era una descarga de toda la frustración y el miedo que hasta entonces lo habían llenado.
En un ataque temerario Agustín se acercó demasiado al último dispuesto a darle el golpe de gracia, pero fallo en su trayectoria y termino golpeando el hombro de la criatura de manera tal que le resultó imposible arrancar la palanca de su cuerpo. El monstruo se le abalanzo totalmente indiferente al dolor que cualquier otra persona hubiera sentido, tomándolo de los hombros empezó a forcejear para morderlo. Maldiciendo su mala suerte Agustín uso la pared que tenía a sus espaldas para impulsarse hacia adelante, así se tiro junto al monstruo contra la barandilla rompiéndola. El zombi cayo al primer piso y Agustín lo hubiera seguido de no haber llegado a sostenerse de una parte que de la baranda que, por suerte, había salido ilesa.
-Mierda, necesito recuperar esa palanca- se dijo a la vez que corría hacia el centro del pasillo en forma de U, allí solía haber una escalera de metal para bajar pero está ahora se encontraba tirada en el suelo completamente destrozada.
-Parece que no me queda otra opción, voy a tener que tomar el camino largo- se resignó en voz alta, preguntándose si realmente iba a poder llegar allí abajo en una pieza.
Se dirigió al otro extremo del pasillo pasando por encima del piso que el tirano había destrozado hacia tan solo unos minutos, se encontró entonces con una puerta de madera que, por suerte, estaba abierta. Esta lo llevo a una amplia biblioteca con varias estanterías llenas de libros, por encima de estas había un cuadro de inmensas proporciones que mostraba a una joven guerrera con la cabeza cortada de un hombre en una mano y su espada en la otra. Unas escaleras parecían llevar al tercer piso.
El chico casi las ignora, pero justo cuando estaba a punto de salir recordó que si Leon ya había estado allí entonces existía la posibilidad de que hubiera abierto un atajo hacia las celdas. Con la esperanza de poder ahorrarse un viaje suicida Agustín subió los escalones de dos en dos y entro por la puerta que se encontraba allí arriba, encontrándose con otro pasillo con barandas a su extremo que, al mirar hacia abajo, también dejaban ver la entrada a la comisaria, además del pasillo donde había luchado hacia menos de un minuto. Hasta se llegaba a divisar al zombi que tenía la palanca clavada en su hombro arrastrándose lentamente, aún vivo y lejos de su alcance.
-Supongo que hasta ahí llego la única arma de mi arsenal que no necesitaba munición- pensó resignado, luego fue al final del pasillo donde se encontró con una habitación llena de herramientas y engranajes, con una gran maquinaria en funcionamiento y una escalera de madera que el chico subió para finalmente llegar al ducto que, si recordaba bien, le serviría de atajo hacia las celdas.
-Espero no equivocarme…- llego a pensar justo antes de tirarse por el ducto, este tenía una caída inclinada que le permitió deslizarse hasta el final, para luego caer sentado al suelo.
-Ah, mierda- susurro entre dientes levantándose bastante adolorido- ¿Funciono?
Por la pinta del lugar Agustín dedujo que se trataba del pasillo que llevaba directamente tanto a las celdas donde tenían detenido a Ben como a las que llevaban directamente a las alcantarillas. Pero había algo extraño que no le cuadraba al chico, sentía como si el aire fuera más amenazador de lo habitual pero no estaba seguro del motivo. Luego de quedarse unos segundos parado en su lugar completamente paralizado, mirando a cada costado del tétrico y vacío lugar Agustín entendió cuál era el problema.
-Creo que por primera vez desde que Claire me despertó en la oficina de STARS no oigo ningún gemido, este lugar esta tan silencioso como un cementerio.
Algo desorbitado por el nuevo ambiente Agustín avanzo despacio, cada paso resonaba perturbando el silencio de manera tal que los pelos se le pusieron de punta. Llego a controlar hasta el ritmo de su respiración y maldijo a su propio corazón por latir tan fuerte. Entro entonces al bloque de celdas donde estaba encerrado Ben, se dirigió al final de la habitación para encontrarse con la última celda abierta por la fuerza y a Ben tirado en el suelo con todo su cuerpo cubierto de profundas heridas que aun sangraban.
-Si tan solo me hubiera escuchado este tipo, supongo que no se puede salvar a todos por más que uno lo quiera…
El ruido de una puerta abriéndose en el pasillo justo fuera de la habitación donde se encontraba lo hizo saltar en su lugar.
-¡Podría ser Leon!- pensó esperanzado mientras se dirigía rápidamente a comprobarlo.
Pero no era Leon, tampoco Claire, ni Ada, ni Sherry.
Era William Birkin, aunque cada vez costaba más reconocerlo. La piel gris que se había formado alrededor de su brazo derecho se estaba extendiendo abarcando más áreas de su cuerpo, su torso se había ensanchado aún más y del pecho salían dos pequeños brazos que no parecía ser capaz de manejar. Su rostro se estaba deformando, casi no le quedaba pelo y lo que quedaba de piel sana estaba estirada de manera tal que dejaba ver los músculos debajo, su brazo izquierdo era lo único que aun parecía ser humano.
Agustín reviso rápidamente el lugar intentando que el miedo no le venciera, pero no tardó en darse cuenta de que no parecía haber ninguna escapatoria, él se encontraba al final del pasillo y Birkin le cortaba el paso a las demás puertas. La idea de volver a entrar al bloque de celdas para esconderse paso por su mente pero la descarto casi al instante, el monstruo ya lo había visto y parecía dispuesto a atacarlo. Sin esperanza alguna de salir victorioso Agustín alzo su patética pistola nueve milímetros a la vez que Birkin alzaba la tubería que aun llevaba bien agarrada, por un instante el perturbador ojo inyectado en sangre de su brazo derecho se abrió y lo contemplo detenidamente, como si lo examinara.
Desesperado Agustín apunto a aquel presunto punto débil y disparó su arma cuatro veces, el ojo se cerró instantáneamente sin demostrar haber recibido daños graves, al final lo único que logro fue enfurecer a la bestia ya que esta lanzo un fuerte grito y corrió hacia donde estaba.
-Voy a morir…- Llego a pensar mientras se oía el ruido de una puerta abriéndose detrás de ellos.
Birkin alcanzo a Agustín y lo golpeo con la tubería empujándolo contra la pared con gran brutalidad, su particular ojo volvió a abrirse y lo contemplo por unos segundos, luego dirigió la palma de su brazo derecho apuntando con ella a su boca.
-No solo quiere matarme, ¡Quiere infectarme, tal y como hizo con Irons!
Una especie de larva pequeña surgió de la palma y salió volando dispuesta a entrar por su boca. Pero Birkin recibió entonces un fuerte golpe en su espalda que le hizo mover repentinamente su brazo, la larva voló hacia una pared y se chocó contra ella muriendo de manera instantánea.
Sin aliento Agustín intento ver que acababa de pasar, quien era su inesperado salvador, pero el verlo no logro tranquilizarlo en lo más mínimo. Detrás de Birkin se encontraba el Tirano que, como siempre, destruía todo lo que se encontraba entre él y su objetivo.
Pero esta vez parecía haber mordido más de lo que podía comer, Birkin se olvidó por completo de Agustín y movió con monstruosa fuerza su tubería golpeando de lleno al Tirano en el estómago. Este no se inmuto, solo devolvió el golpe a mano limpia dándole directamente en la cara a William.
Dándose cuenta de que no le convenía quedarse en medio de aquella lucha de titanes Agustín intento levantarse para luego escapar, pero todo su cuerpo aun le dolía por el golpe que le acababa de dar Birkin por lo que fallo miserablemente. Empezó a arrastrarse hacia el bloque de celdas rogando no salir herido.
Mientras ambos monstruos seguían enfrentados, el Tirano hacia lo posible para alcanzar a Agustín, lanzando potentes golpes a diestra y siniestra, pero estos lo único que lograban era enfurecer terriblemente a Birkin. Lanzando otro grito de furia golpeo varias veces con la tubería al Tirano haciendo que retrocediera considerablemente, este parecía estar en la desventaja pero, justo cuando Agustín pensó que iba a caer, el Tirano interrumpió uno de los golpes atrapando con su mano la tubería. Ambos empezaron a forcejear usando ambas manos intentando que el otro cediera el arma, esto fue en vano ya que esta no logro resistir la presión y termino rompiéndose en dos. Usando su instinto asesino el monstruo Birkin tomo con fuerza el pedazo que le quedaba de tubería y lo clavo sin piedad en la cabeza del Tirano, este se tiro hacía atrás dejando escapar por primera vez unos gemidos de dolor.
Impresionado por la cantidad de sangre que estaba saliendo de la cabeza del Tirano a Agustín no le cabía duda de que la pelea había terminado, pero una vez más se equivocó, el monstruo se arrancó el metal de la cabeza y luego junto ambas manos en el aire para bajarlas violentamente golpeando a Birkin en el hombro derecho, lo que le quedaba de piel en esa zona colapso haciendo que los músculos de abajo se aplastaran ante la fuerza del golpe. En aquel mismo instante la forma de Birkin empezó a cambiar bruscamente, la piel de su cuello se estiro pasando a cubrir la zona del golpe y su rostro finalmente termino de desfigurarse. De la mano derecha del monstruo surgieron poco a poco tres grandes garras.
Completamente indiferente de la transformación de su enemigo el Tirano inténtenlo rematarlo tomándole la cabeza con sus manos y empezando a estrujarla con fuerza. Birkin intento liberarse pero estaba muy bien agarrado, lanzando un grito salvaje clavo repetidas veces sus nuevas garras en el estómago del Tirano hasta que este lo soltó perdiendo repentinamente todas sus fuerzas. El monstruo cayó de manera inerte sobre Birkin aplastándolo con su peso.
Fue entonces cuando Agustín vio su oportunidad, mientras la criatura Birkin intentaba sacarse de encima al pesado Tirano este podría aprovechar para ir a las alcantarillas. Con dificultad logro levantarse, cojeando paso al lado de los monstruos y entro al otro bloque de celdas, localizo la entrada a las alcantarillas y bajo rápidamente la escalera tapando la entrada a su espalda.
-Dios, no puedo creer lo que acaba de pasar, puede que haya salido con vida pero ahora me duele cada centímetro de mi cuerpo. Si no encuentro pronto a Leon no sé si voy a poder salir de esta.
Usando todas las reservas de energía que le quedaban Agustín se impulsó hacia adelante dispuesto a salir de aquella pútrida zona, el agua verdosa de las alcantarillas le dificultaban el paso haciéndole gastar más energía de la necesaria. Doblo cuando llego al final y se encontró con los cadáveres de las dos arañas gigantes.
-Leon debió haber matado a la segunda- se dijo a si mismo mientras revisaba el cadáver, la sangre aun salía del insecto demostrando que hacía poco que lo habían matado- Me debo estar acercando.
Vio la luz colándose por las escaleras que se encontraban adelante, decidido en llegar hasta el final Agustín subió y luego cojeo rumbo a la habitación donde se habían encontrado con Birkin por primera vez. Paso caminando a través del corto puente, desde allí pudo ver como el panel que se encontraba junto a la puerta ahora si tenía todas las piezas colocadas, al intentar abrir la puerta de metal esta se movió con facilidad. Pero Agustín no entro apenas logro abrirla, antes volvió su vista a la habitación mientras una extraña nostalgia lo invadía.
-El final se acerca.
Nota de Autor: Bueno podríamos decir que ya dejamos a la emblemática RPD atrás, sé que este capítulo y el anterior resultaron bastante cortos por lo que prometo que los futuros volverán a ser tan largos como antes.
La inspiración para hacer este pequeño capítulo lleno de acción me vino jugando a la campaña de Hunk en RE 2 por primera vez, mierda que es jodida.
