Capítulo 25
Pisando la trampa
-¿Dónde estoy?- se preguntó Sherry entreabriendo sus ojos para luego ser encandilada por una intensa luz proveniente de la lámpara que estaba por encima de ella, la niña se encontraba acostada sobre una camilla dentro de un cuarto completamente blanco. A su derecha pudo ver una ventana abierta por la cual entraba una brisa que hacia mover a las coloridas cortinas, en el cuarto también se podía ver varios instrumentos médicos iguales a los que usaba el doctor George cuando ella se enfermaba. Unas extrañas maquinas la rodeaban y tenía un pequeño tubo plástico inyectado en su brazo izquierdo, además de otros aparatos que estaban conectados a las maquinas.
-¿Claire? ¡Claire!- llamo con una voz débil sintiendo pánico, todo el lugar le era desconocido y no parecía haber nadie cerca. Al notar que era imposible que alguien la hubiera escuchado la niña se levantó de la camilla, miro con miedo al tubo que tenía inyectado y noto que este estaba conectado a una bolsa que contenía una especie de suero, sin pensarlo dos veces la niña se arrancó el tubo y también se quitó todas las demás cosas que tenía metidas en su cuerpo.
-¿Qué… qué es esto?- pensó horrorizada, el lugar se parecía a unas de las muchas habitaciones de un hospital en las que su madre le había dicho que atendían a la gente enferma. ¿Estaría ella enferma? No lo sabía, lo último que recordaba era haberse dormido en el hotel justo después de que Claire se fuera dejándola con el otro chico, Agustín.
-No, paso algo más… aunque no puedo recordarlo muy bien, creo que me había vuelto a doler el estómago- se dijo Sherry sintiendo un malestar al recordar los ataques de dolor que últimamente había estado sintiendo, empezaban siempre como una leve molestia que poco a poco se iba intensificando hasta un punto en el cual no podía aguantarlo.
-Hace demasiado calor- mascullo sin aliento dirigiéndose con un caminar tambaleante hacia la puerta, el viento que entraba por la ventana se colaba por la parte trasera de la bata de hospital que llevaba puesta aliviando un poco el infierno que estaba sintiendo- Tengo que encontrar a Claire…
Antes de que llegara a la puerta esta se abrió dejando entrar a una mujer completamente desconocida vestida de blanco, al verla esta pego un grito de horror y empezó a decirle cosas que la niña no llego a entender debido a lo confundida que estaba su mente. Sintió como la mujer la alzaba del suelo y la llevaba de vuelta a la cama mientras seguía gritando cosas que a ella le sonaban incoherentes, un hombre también vestido de blanco entro corriendo a la habitación y ayudo a la mujer a calmar a la niña que balbuceaba una y otra vez las palabras "déjenme" y "suéltenme".
Sherry forcejeo desesperada pero cada vez tenía menos fuerzas, fue entonces cuando sintió que la molestia que tenía en su cuerpo empezaba a empeorar, un fuerte retorcijón de dolor ataco su estómago. En medio de toda esta conmoción Sherry escucho la voz de una tercera persona entrando en la habitación exigiendo que le explicaran que estaba pasando.
-¿Claire?- pregunto la niña con un hilo de voz antes de perder el conocimiento.
-Al fin, por un momento llegue a pensar que no volverías a despertarte- le dijo una voz conocida a Sherry cuando esta volvió a despertarse en otro cuarto blanco presumiblemente del mismo edificio, aunque mucho más grande que el anterior, la niña sentía que su cabeza se iba a partir en dos pero al menos ya no tenía tanto calor como antes.
-¿Cuánto llevo dormida?- preguntó intentando ver a la figura de quien le hablaba a través de la cortina que lo cubría a él junto a su camilla.
-¿Tomando en cuenta la vez que te despertaste y quisiste escaparte de tu cuarto? Alrededor de diez horas, cuando te levantaste tenías una fiebre tan alta que asustaste a todos los médicos. Claire estaba hecha una furia cuando descubrió que te habían dejado sola así que exigió que te cambiaran a esta habitación para que yo te vigilara- dijo el joven corriendo la cortina a la vez que hablaba, Sherry entonces pudo confirmar que era la persona que ella creía.
-Agustín… ¿Qué paso?- preguntó la niña al ver al chico acostado con un vendaje en su brazo izquierdo y buena parte de su torso.
-Tuviste otro ataque seguido de una fiebre muy alta, no nos quedó otra opción más que traerte al hospital- contesto Agustín largando un suspiro, entonces desvió su mirada y la dirigió a otra camilla que se encontraba al otro extremo de la habitación, esta también estaba rodeada por una cortina blanca.
-Creía que no querías que hiciéramos eso, te escuche cuando discutías con Claire…
-Es verdad, no quería venir aquí, pero no teníamos ninguna otra opción; además en el camino yo también empecé a levantar fiebre, parece que se me coló una linda infección en la herida de mi brazo izquierdo- dijo alzando con dificultad su brazo vendado- Al final esto probablemente termino salvando mi vida.
-¿Dónde está Claire ahora? Me pareció escucharla cuando me desperté en el otro cuarto- menciono Sherry incorporándose para sentarse en la camilla mientras se sacaba un molesto mechón de pelo rubio que le tapaba la vista.
-Le dije que se fuera a descansar, estuvo aquí todo el día esperando a que te despertaras, cuando ya se hizo de noche logre convencerla para que se fuera a dormir, la pobre probablemente no pego un ojo desde que llamo a la ambulancia hace ya dos días- explico Agustín haciéndole señas para que se volviera a acostar- Aprovecha ahora para descansar.
Sherry se tiro hacia atrás y clavo su mirada al techo, su cabeza le seguía doliendo de manera constante por lo que le sería imposible volver a dormirse.
-¿Estas bien?- pregunto de repente Agustín- Pareces molesta.
-No es nada, no te preocupes- contesto rápidamente la niña sin despegar su mirada del techo, a su vez término tapando sus ojos celestes con su pequeño brazo ya que la luz de la lámpara solo estaba empeorando más el dolor.
-Vamos Sherry, podes decirme si te pasa algo- insistió el chico inclinándose un poco hacia ella.
-No… no es nada de lo que yo no pueda encargarme- murmuro algo avergonzada apretando más su brazo contra sus ojos.
-Aun así quiero ayudarte- insistió Agustín sentándose en la camilla para mirar más de cerca a la niña.
-Solo me duele un poco la cabeza, seguro que ya se me va a pasar- aseguro ella intentando sacarle importancia, aunque al hacerlo no pudo evitar el dejar escapar un quejido de dolor.
-Sherry esto es serio- dijo Agustín bajando su tono de voz, luego se paró de la camilla y se arrodillo en frente de la niña para que lo pudiera escuchar- No soy ningún experto en el tema pero estoy casi seguro de que tu cuerpo ahora mismo está luchando por adaptarse a lo que haya quedado del virus con el que fuiste infectada.
-¿Entonces lo que Claire me dio no sirvió? ¿Sigo enferma?- pregunto Sherry algo asustada, los recuerdos del tiempo que había pasado acostada sola en aquella cabina esperando a que Claire volviera por ella volvieron a su mente de manera abrupta, el temor, el miedo de que Claire se olvidara de ella dejándola sola en ese lugar tal y como lo habían hecho sus padres…
-No exactamente, tanto Claire como tu madre hicieron lo posible para conseguirte un antídoto pero al parecer este no es el tipo de virus que se va sin dejar efectos secundarios.
-¿Mi mamá ayudo a Claire?- interrogo Sherry incrédula sacándose el brazo de su cara y dirigiendo su mirada a Agustín. El chico asintió algo incómodo.
-Sí, de no haber sido por ella Claire no habría sabido cómo conseguir el antídoto.
Sherry se quedo callada al escuchar estas palabras, ella quería creer que fueran ciertas, realmente quería hacerlo, pero su madre nunca había estado ahí cuando la necesitaba. Annette siempre le decía que era una niña muy independiente y que estaba muy orgullosa de que ella supiera cuidarse sola, Sherry le creyó toda su vida perdonando cada falta, cada fiesta o evento no asistido, inventándoles excusas y convenciéndose de que sus padres realmente querían estar con ella pero el trabajo no se los permitía. Pero ahora ella sabía que lo que ellos hicieron no estaba bien, ¿Si no como se explicaba que una joven que ni siquiera la conocía se hubiera ocupado de ella y se preocupara por ella aún más de lo que sus padres hicieron en toda su vida? Si, Claire le había abierto los ojos a lo que realmente era ser cuidada por otra persona.
-¿Dónde estuvo ella cuando los zombis aparecieron en las calles? ¿Qué hizo para evitar que aquel monstruo me persiguiera? Tanto mamá como papá no estuvieron conmigo, me dejaron sola…- pensó la niña a la vez que unas húmedas lagrimas empezaron a derramarse de su rostro.
-Sherry…- murmuro Agustín acercando su mano derecha con la intención de secarle las lágrimas a la niña, pero esta se la corrió de manera brusca y lo miro con la cara roja de enojo.
-¡Es una mentira! Mamá no hizo nada para ayudarme, fue Claire- grito la niña entre sollozos mientras se incorporaba para empujar lo más lejos posible a Agustín- Ni ella ni papá hicieron nada, solo me llamaron para que fuera a esa endemoniada comisaria ¡Pensé que ellos iban a estar ahí! Pero no, me abandonaron en ese edificio lleno de gente desconocida y mala que hacían como si no me notaran cuando pasaba pidiendo ayuda para buscarlos, tuve que esconderme sola y escapar de esa cosa que gritaba mi nombre ¡Hasta vi como ese gordo malvado le disparaba a otros policías! Yo igual espere, espere días enteros, y ellos nunca…- Sherry de repente dejo de gritar, aunque las lágrimas seguían cayendo su cabeza le estaba doliendo tanto que se empezó a marear cosa que Agustín noto al instante.
-Sherry tranquilízate, no estás bien y tenes que descansar- dijo el chico apoyando su brazo vendado en el pecho de la niña y tomando su cabeza por atrás con la mano derecha para así guiarla delicadamente de vuelta a la almohada.
-Per… perdón por gritar…te- murmuro ella entrecortada por el llanto.
-No fue tu culpa, ahora intenta dormir un poco más, con suerte mañana vamos a poder irnos- le contesto el chico arropándola, luego de eso le acaricio la calurosa frente y volvió a su camilla.
-¿Agustín?- dijo la niña secándose la cara con las mangas de su bata luego de un breve silencio.
-¿Qué pasa Sherry?
-¿Qué van a hacer conmigo? Sé que Claire quiere ir a buscar a su hermano... ¿Vamos a ir con ella?- pregunto tímidamente la niña, a decir verdad le tenía miedo a la respuesta.
Agustín se quedó callado sin mirar a ningún lugar en específico como si estuviera pensando algo muy seriamente. Esta no era la primera vez que la niña lo veía así, cuando escaparon de Raccoon City y ella les contó que la mujer vestida de rojo le había cortado con el cuchillo de Claire lo vio pensando de la misma forma que ahora.
-Voy a seguir con ustedes... ¿Verdad?- pregunto Sherry cada vez más nerviosa al no recibir una respuesta del chico. Este entonces volteo su mirada para verla a los ojos y estiro su brazo derecho hacia ella sonriéndole.
-Dame la mano- susurro y ella le hizo caso estirando su pequeño brazo y tomándole la mano- No sé qué nos va a pasar de ahora en adelante, pero te puedo asegurar que voy a hacer todo lo que este en mi poder para mantenerte a mi lado si eso es lo que vos queres.
-Pero… ¿Por qué? Yo no soy…
-Porque yo también se lo que es estar solo, ambos lo perdimos todo y creo que juntos quizás… bueno, quizás podamos salir adelante-la interrumpió Agustín mirándola fijamente con sus penetrantes ojos verdes.
-Gracias- pensó la niña mientras el joven la miraba, poco a poco sus propios ojos se fueron cerrando, el dolor de su cabeza había desaparecido y ahora tan solo podía sentir la calidez de las sabanas y la seguridad que le daba la mano de Agustín. Sherry finalmente se durmió.
-Ahora yo me pregunto dónde están los médicos, cualquiera diría que con todo el ruido que acabamos de hacer alguien debería de haber venido- comento Agustín en voz alta a nadie en particular mientras cerraba sus ojos.
-Estamos en el último piso de este maldito hospital, podríamos empezar a dispararnos entre nosotros y nadie se daría cuenta- le contesto una voz con acento ruso proveniente de la otra camilla que se encontraba en la habitación.
Derek Simmons contemplo bastante aburrido al hombre que se encontraba detrás del espejo traslucido sentado solo en la única silla dentro de una habitación tan pequeña y cerrada que a cualquiera le daría claustrofobia. Luego volvió su vista a la mujer que le quitaba el sueño por las noches, Ada Wong lo estaba mirando con esa sonrisa de chica mala que simplemente lo volvía loco, la mujer se había vestido con un elegante vestido rojo abierto que le permitía mirar de manera disimulada sus sensuales y largas piernas.
-¿Qué te hace pensar que este hombre nos va a servir de algo? Por lo que dijiste no parece ser lo que necesitamos en un agente- preguntó el hombre con una ceja levantada, estaba seguro de que había algo más detrás de la petición que la mujer le acababa de hacer aunque no podía descubrir que era.
-Es verdad, no es del tipo de personas capaces de ensuciarse las manos para cumplir una misión, pero yo lo vi en acción en Raccoon City y sé que, con el entrenamiento adecuado, este hombre tiene un gran potencial- contesto Ada dirigiendo su mirada hacia el confundido ex policía.
-¿De qué me sirve su potencial si no va a hacer lo que le diga? No llego a entender lo que le ves a este hombre- insistió Simmons bajando disimuladamente su mirada hacia las piernas de Ada aprovechando que en ese instante ella no lo estaba mirando, aunque la espía pareció darse cuenta de todas formas ya que se corrió el vestido y siguió hablando como si nada hubiera pasado.
-Su experiencia directa con las BOW lo hacen un recurso casi invaluable que el gobierno debería aprovechar, quizá su descaminado sentido de justicia lo prevenga de lidiar con nuestros trabajos más turbios pero es lo suficientemente inocente como para trabajar para nosotros siempre que piense que está haciendo un bien mayor.
Simmons suspiro cansado, llevaba días lidiando con el desastre de Raccoon City, destruyendo cualquier evidencia que ligara al gobierno estadounidense con el incidente, ahora mismo lo único que quería era relajarse un poco y descansar. Pero no podía decirle que no a Ada, había algo en su forma de hablar, en cómo se movía y expresaba que era casi hipnotizante y, a decir verdad, no le podría importar menos el destino de aquel hombre que tenía en frente.
-¿Estas dispuesta a tomar responsabilidad de sus acciones?- preguntó finalmente entrelazando ambas manos para apoyar su pera entre ellas. Ada asintió lentamente.
-Entonces no hay nada más que decir, ahora deberías volver a enfocarte en el caso Wesker- dijo Simmons a la vez que sacaba su teléfono para hacer unos llamados.
-¿Y qué hay de la niña Birkin?
-Ya envié un equipo entero para encontrarla y ponerla bajo nuestra custodia antes de que el agente de Wesker lo haga, deberías saber que si te envió a ti todo el trabajo encubierto que realizaste hasta ahora se vendría abajo- contesto Simmons mientras marcaba un numero en el teléfono y empezaba a hablar dándole a entender a Ada que su pequeña reunión había finalizado.
"Según reportes no oficiales el misil era nuclear, si esto en realidad es cierto hay pocas esperanzas de encontrar supervivientes entre los cien mil habitantes de la ciudad"
-Las esperanzas ya eran muy bajas antes de que tiraran el maldito misil- se quejó Jill tirando a un costado el vaso vacío que tenía en su mano mientras escuchaba al hombre hablando en el noticiero de la reciente tragedia.
-Me sorprendería bastante el descubrir que alguien más además de nosotros logro salir de escapar de ese infierno- comento Brad en la otra habitación, ambos se encontraban ahora en el departamento de Carlos esperando a que él volviera con noticias del estado de Mikhail.
-No hables así, ojala más gente haya logrado salir- lo reprendió Jill apagando la televisión y levantándose del sillón en el que estaba sentada- ¿Lograste hablar con Barry?
-Sí, dice que preparara todo para nuestro viaje a Europa, saldremos en una semana- contesto Brad.
-Bien, no creo poder quedarme mucho tiempo acá sin hacer nada mientras esos hijos de puta se salen con la suya- dijo Jill todavía enojada con lo que acababa de ver, durante ya casi una hora había estado cambiando canales en busca de gente que hablara de Raccoon City, varios programas tocaban el tema pero muy pocos daban información que le fuera realmente útil.
-Deberías buscarte algo que hacer Jill, todavía nos quedan días antes de irnos- sugirió Brad- Aprovecha este pequeño descanso para pensar en algo que no sea Umbrella.
-¿Tal y como hiciste vos cuando no quisiste venir a ayudarnos?- preguntó Jill de forma agresiva, el otro hombre no le contesto.
-Perdóname, tal vez tengas razón, debería hacer algo que despeje un poco mi mente- se disculpó la mujer largando un suspiro de cansancio- ¿Qué es lo que estás haciendo vos?
-Eeehm, ya sabes, cosas.
-¿Qué "cosas"?- dijo Jill dirigiéndose a la cocina desde donde Brad le estaba hablando. Al entrar vio al señor Vickers con un delantal amarillo lavando los platos de la desorganizada mesada de Carlos.
-Así que cuando no tenes nada mejor que hacer te pones a limpiarle las cosas a los demás- comento Jill con una sonrisa burlona- ¿Pero de dónde sacaste ese delantal?
-Estaba tirado debajo de un montón de ropa tan sucia como el resto de este chiquero, tuve que lavarlo antes de ponérmelo-le respondió Brad mirando el resto de la cocina con asco, la mesa del departamento tenia restos de comida tirados y uno no podía caminar mucho sin chocarse con una caja vacía de pizza tirada en el suelo o varias latas de cerveza apiladas como si se tratara de hacer un edificio de naipes.
-No sabía que un poco de mugre te podía molestar tanto- dijo Jill pasando por encima de lo que parecía ser una caja de comida china a medio terminar para poder acercarse a Brad- Aunque hay que admitir que ni yo me esperaba esto.
-Puedo lidiar con "un poco de mugre" pero todo tiene un límite- exclamo el hombre volviendo a concentrarse en los platos- Si queres podes ayudarme con esto, hay trabajo de sobra.
-Me parece que esto es un caso perdido Brad- opino Jill al ver un par de botellas de contenido dudoso tiradas a mitad del camino hacia el baño- Creo que mejor salgo a dar un paseo…
Ambos se quedaron callados al escuchar la puerta del departamento abriéndose, Jill salió apresurada de la cocina para ver a Carlos entrar completamente sonriente.
-¡Jill, Brad, no se imaginan lo que paso hoy!- exclamo a los cuatro vientos mientras caminaba esquivando con total naturalidad todas las cosas que estaban tiradas- ¡Parece que a Mikhail le van a dar el alta esta misma tarde! Volví para ir preparándole un lugar para dormir acá, él finalmente se decidió y dijo que quería unirse a nuestra lucha contra Umbrella.
-Eso sí que no me lo esperaba, desde que escapamos siempre me dio la impresión de que no quería verse involucrado en todo esto- menciono Jill acompañando a Carlos de vuelta a la cocina, dentro este fue directo a la heladera y saco una porción fría de pizza junto una lata de cerveza.
-¿Qué lo hizo cambiar de idea?- pregunto Brad mientras escondía disimuladamente el delantal para que el dueño no lo notara.
-Ya sé que les va a sonar raro- empezó a decir Carlos después de sentarse sobre la mesa y abrir la lata dejando tirada la pizza- pero parece que se encontró con otros supervivientes de Raccoon City que estaban justo en la misma habitación que él. No me dio muchos detalles pero dijo que eran un joven y una niña pequeña.
-¿Pero cómo sabía que eran supervivientes de Raccoon?- interrogo Jill extrañada- Dudo que eso sea algo que la gente vaya contando por los hospitales.
-Parece que los escucho discutir sobre algo relacionado a la ciudad, no estoy seguro pero creo que realmente llegaron a conmoverlo después de escucharlo hablar de ellos y en definitiva eso lo ayudo a decidirse.
-Un joven con una niña… ¿Por casualidad menciono sus nombres? ¿Oh al menos los viste cuando fuiste a visitarlo?
-No, no los vi, Mikhail dijo que uno de los médicos le había sugerido al joven que llevara a la niña afuera para que tomara un poco de aire por lo que no pude verlos. Aunque si me dijo el nombre de la niña, se llamaba Sherry.
-Sherry… creo que escuche ese nombre antes- dijo Jill pensativa, intentando recordarlo su mente la llevo al día que había intentado infiltrarse junto a Agustín a los laboratorios de Umbrella, cuando los atraparon el chico había mencionado a una tal Sherry Birkin para amenazar a la esposa de William.
-¿Sera la misma Sherry? Y aún más importante… ¿Ese joven podría ser Agustín? Después de todo fue el quien la menciono, tal vez se encontró con ella y escaparon juntos…
-¿Pasa algo Jill, en que pensas?
-No estoy muy segura pero… ¿Podríamos volver al hospital? Me gustaría conocer a estos supervivientes.
-¿Tiene que ser ahora? Acabo de…- empezó a quejarse Carlos pero con tan solo una mirada Jill logro que se detuviera- Está bien vamos los dos, yo te llevo en mi auto.
Carlos se paró de la mesa dejando ahí la porción de pizza y salió del departamento junto a Jill sin notar la cara de odio con la que lo miro Brad mientras tomaba la pizza y la volvía a guardar en la heladera.
Nota de Autor: Hola a todos, quería aprovechar para hacerles una pregunta. Si bien disfruto mucho escribiendo esta historia uno de mis mayores objetivos es mejorar mi forma de escribir por lo que me gustaría que me dijeran en que necesitaría enfocarme para mejorar, y, en el caso de que no se les ocurra un consejo para darme, díganme que es lo que si les gusta de como escribo.
Todo esto es simplemente para tener una especie de idea de lo que piensan, pueden dejarme una review o mandarme un PM. Aunque preferiría que las reviews sean para hablar de la historia, y ya que estamos quiero agradecerles a todos por su apoyo, sobre todo a coki13566 que me a seguido desde el inicio y a Anamariaeugenia que, desde que empezó a leer mi fic, no dejo de dejarme reviews.
