Capítulo 26

HUNK

-Si tan solo se hubiera dignado a llamarme…- se quejó Claire molesta a la vez que sus dedos escribían sobre el teclado del pequeño cibercafé, a su alrededor una buena cantidad de gente disfrutaba de un abundante almuerzo algo tardío ya sea solos o acompañados. Pero ella no tenía tiempo para nada más que una pequeña taza de café cortado a la cual había dejado apoyada junto al monitor de la máquina, sin siquiera haber tomado un trago Claire empezó a mandar mensajes a sus compañeros de la universidad, con la esperanza de que alguno pudiera informarla mejor sobre Umbrella y sus sucursales.

-Es evidente que Chris se aseguró de que no fuera fácil encontrarlo, ninguno de sus amigos saben dónde está ahora y para colmo la central de STARS se niega a dar información alguna del paradero de su equipo… Pero conozco su forma de pensar y también sé que ahora se encuentra en algún lugar de Europa. Mi hermano está tramando algo y es más que obvio que Umbrella va a estar implicada en ello.

-¿No queres que te traiga nada para comer querida?- le pregunto la anciana camarera del café con una sonrisa amable en su rostro, Claire le sonrió algo avergonzada mientras negaba con su cabeza. La mujer asintió sin perder su sonrisa aunque se podía notar un cierto grado de preocupación en su rostro mientras se alejaba.

-Debe de pensar que soy una especie de vagabunda con la pinta que llevo encima- se dijo la joven sintiendo como se enrojecían sus mejillas por la vergüenza, desde que había huido de Raccoon City no había tenido tiempo ni para cambiar su ropa, los últimos dos días estuvo encerrada en el hospital vigilando el estado de Sherry y antes de eso solo pudo dormir tan solo unas horas en el hotel antes de que la niña sufriera otro de sus ataques.

La joven se levantó de su asiento y fue al baño para mojarse la cara, mientras el agua se escurría por su rostro Claire alzo su cabeza para enfrentarse al espejo que tenía justo enfrente. Su pelo rojo parecía más apagado de lo normal, debajo de sus ojos celestes grisáceos se estaban formando dos pesadas ojeras que evidenciaban su falta de sueño y para rematar su piel estaba tomando un tono más pálido de lo habitual, cosa que la asusto bastante.

-Lo único que faltaría seria que yo también este enferma…- se dijo a si misma algo preocupada a la vez que acercaba su cara aún más al espejo para inspeccionarse mejor, fue entonces cuando escucho el ruido de la puerta abriéndose lentamente, tal y como pasaba cuando uno de esos repulsivos muertos se chocaba contra las puertas abriéndolas casi por accidente. Claire salto del susto, su mente relaciono rápidamente ambos ruidos e instintivamente busco la funda que tenía atada en el costado izquierdo de su cintura y saco el cuchillo con la inscripción de STARS que su hermano le había regalado. Esta era la única arma que aun llevaba encima, en el momento en que la joven llamó a la ambulancia cuando estaban en el hotel decidió deshacerse de todo lo que podría parecer sospechoso, lo único que conservo fue el cuchillo y los documentos que encontró en Raccoon City; todo lo demás, incluida la mochila de Agustín, fue dejado atrás.

La joven pelirroja se puso en posición preparada para un ataque, sentía como todos los músculos de su cuerpo se tensaban al escuchar los pasos despreocupados acercándose a donde estaba ella, justo cuando estaba segura de que uno de los monstruos de Umbrella estaba a punto de aparecer una mujer de alrededor de cuarenta años se dejó ver, esta no tardo en notar a Claire y soltó un grito ahogado cuando vio el cuchillo.

Claire la miro extrañada, esa no era la reacción que esperaba, poco a poco su confundida cabeza cayo en cuenta de que no había criaturas de Umbrella acechándola.

-Tranquila… tranquila, todo termino ya, estas a salvo- se dijo mientras la mano que sostenía el cuchillo le temblaba al igual que la mujer que se había quedado plantada en el piso completamente aterrorizada.

-Mire jovencita, ehm, no tengo mucho en mi bolso pero…- balbuceo la mujer ofreciéndole lo que tenía dentro de su bolso. Claire no le respondió de inmediato, respiraba agitadamente debido al subidón de adrenalina que acababa de experimentar y ahora estaba haciendo su mejor esfuerzo para asimilar lo que estaba pasando.

-Te confundiste, llevas días sin dormir. No estás en Raccoon, eso ya termino, se acabó…- pensó la chica dejando caer de su temblorosa mano el cuchillo, la otra mujer pareció aliviada pero aun así no se atrevió a moverse.

-Per… perdone, yo pensé… perdóneme, pensé que se trataba de alguien más- intento disculparse Claire bastante nerviosa, se agacho para recoger el cuchillo sin atreverse a mirar a la mujer a los ojos, lo guardo en su funda y salió casi corriendo del baño.

-Dios santo, ¿Qué carajo estoy haciendo?- murmuro algo agitada y, aunque no quería admitirlo, también bastante asustada de lo que acababa de pasar.

-Por una fracción de segundo podría haber jurado que esa mujer era un zombi…- pensó aturdida. Intentando no darle demasiadas vueltas al asunto camino de vuelta a su computadora dispuesta a cerrar todo e irse de una buena vez, de dos largos tragos se tomó el café que ya estaba tibio y decidió revisar su mail antes de irse para verificar si alguno de sus compañeros le había respondido.

Su casilla de mensajes estaba casi vacía, solo un mail nuevo quedaba y parecía haber sido enviado muy recientemente, aunque la persona que lo envió le era desconocida.

-Para Claire Redfield enviado por "un Novato"- leyó Claire al abrir el mensaje, no sin antes revisar con cautela a la mujer que acababa de salir del baño; esta aun parecía algo asustada, haciendo lo posible por no ver hacer contacto visual con Claire salió apresuradamente del negocio arrastrando consigo a quien presumiblemente era su marido-"Asunto: Información importante, Solo para Claire.

"Hola Claire, pensé que me sería casi imposible el lograr contactarte pero ahora tengo en mi poder más recursos de los que esperaba; aunque no debería estar usándolos. Llámalo espíritu rebelde. Después de que saliéramos de ya sabes dónde fui llevado por el helicóptero a una base en dios sabe dónde, me afirmaron que no están afiliados a ya sabes quienes pero aún tengo mis dudas; pero ya habrá tiempo para hablar de eso.

En los últimos días tuve la oportunidad de colarme en el sistema e investigue sobre el paradero de tu hermano, no sé si te parecerá bueno o malo pero por ahora ha sido capaz de eludir el ser descubierto. Además de eso descubrí algo que debes saber, esta gente está tras la pequeña, supongo que entenderás de quien estoy hablando; tenes que estar atenta y cuidarla, creo que ya hay un equipo siguiéndoles la pista.

Y por último… hice una pequeña investigación y al parecer no existe ningún Agustín White, por alguna razón ese hombre nos mintió sobre su identidad Claire, no sé lo que pretende pero no me inspira mucha confianza.

Y eso es todo, espero que este mensaje te llegue. Si en algún momento surge la necesidad podes contactarme usando esta dirección, creo que es segura pero aun así deberíamos ser discretos.

PD: Espero que puedas encontrar a tu hermano, si bien no creo poder dejar este lugar por una larga temporada voy a estar alerta por noticias y si escucho algo te lo hare saber".

El mensaje la tomo tan de sorpresa que tuvo que leerlo varias veces para asimilarlo por completo, por un lado se alegró al saber que Leon se encontraba bien aunque esta era probablemente la única buena noticia que traía el mail.

-Si es cierto que hay gente rastreándonos no debería serles muy difícil el localizarnos, con tan solo hacer unas preguntas en el hotel ya van a saber hasta en que hospital esta Sherry... tengo que sacarla de ahí ya- pensó Claire sintiendo como la tensión volvía poco a poco a su cuerpo, sin perder más tiempo apago la máquina, dejo algo de dinero para pagar el café y salió corriendo del negocio rumbo al hospital.

-Aún si logro mantener este paso voy a tardar demasiado, ¡Tendría que estar ahí ya!- se dijo mientras corría por la vereda esquivando a la gente, de los cuales algunos la miraban con curiosidad y otros con claro fastidio- Si tan solo tuviera mi moto…

Justo cuando ese pensamiento cruzo por su mente vio a un joven repartidor de pizzas aparcando su moto en frente de un edificio de departamentos y entrando a este dejando atrás las llaves.


-¿Te comente alguna vez cuanto odio los hospitales?- pregunto Carlos casualmente al ver como se iban acercando con su auto al edificio donde se encontraba Mikhail.

-No, ¿Por qué es eso?- le siguió el juego Jill sin prestarle mucha atención, en ese momento se encontraba demasiado perdida en sus pensamientos como para llevarle el apunte a Carlos.

-Bueno, supongo que es algo normal si se tiene en cuenta que uno casi se desmorona encima mío hace tan solo unos días- continuo el mercenario mientras estacionaba su auto, Jill no pudo evitar sonreír al escucharlo, sabía que él estaba hablando de la vez en la que se adentró en el hospital de Raccoon para obtenerle una cura para el virus T; siempre le estaría agradecida por haberle salvado la vida, él había ido solo y sin ayuda alguna ya que Brad se quedó en la capilla junto con ella y el moribundo Mikhail. Y aun así el joven encontraba la forma de verle un lado divertido al asunto, no reclamaba nada a cambio y tan solo bromeaba cada vez que se tocaba el tema.

-Quizás sea su forma de lidiar con este tipo de situaciones, puede ser algo fastidioso pero también es bastante refrescante el tener a alguien así entre nosotros.

-Y llegamos preciosura, veamos si él hombre del que hablaba Mikhail es tu amigo o tan solo otro pobre bastardo- le dijo con una sonrisa seductora saliendo del auto y abriéndole la puerta a Jill, probablemente animado por haber logrado sacarle una sonrisa a la atractiva mujer.

La miembro de STARS suspiro dejándoselo pasar, después de todo no era la primera vez que le tiraba un alago con la esperanza de que ella mostrara algún interés; a decir verdad no estaba segura si realmente era tan persistente o tan solo lo hacía para molestarla.

-No es que sea un mal tipo ni nada pero… dios, cualquier otro ya hubiera entendido la negativa- pensó bajándose del auto sin hacer ningún comentario. El hospital era un extenso edificio blanco con una gran cantidad de pisos que se veía iluminado por el cálido sol de la tarde, la puerta principal era una doble de vidrio que llevaba a una extensa sala donde uno podía encontrarse con una recepción y varios pasillos que se conectaban unos con los otros todos llenos de gente que iba y venía, entrando y saliendo de las diferentes habitaciones todos con una expresión ocupada en su rostro. Mientras Jill contemplaba el inmenso edificio una joven paso justo al lado de ella con una moto extremadamente ruidosa dejando detrás de ella una larga hilera de asqueroso humo negro.

-¿Vamos a entrar o preferís quedarte ahí disfrutando este delicioso aire puro?- pregunto Carlos tosiendo levemente.

-Pensé que eras un fumador experimentado- comento Jill alejándose junto a Carlos del humo.

-Eso no significa que no haya gases que prefiera evitar- le respondió el mercenario a la vez que abría las puertas del hospital y gozaba del refrescante aire acondicionado que había en su interior. Jill, por su parte, se quedó unos segundos parada en frente de la puerta mirando como la joven bajaba apresuradamente de la moto, había algo en aquella muchacha que le resultaba en extremo familiar aunque todavía no podía descifrar que. Repentinamente la muchacha desconocida fue tapada por una camioneta negra que se detuvo en medio de la calle sin molestarse en estacionar. De ella salieron alrededor de cinco hombres vestidos con trajes y corbatas oscuras, zapatos caros y armas nueve milímetros enfundadas que no parecían tener miedo de mostrar.

-Mira Carlos- le susurro Jill al mercenario luego de entrar al edificio, señalando a los cinco hombres que avanzaban con un paso acelerado dispuestos a entrar al hospital.

-¿Qué sucede con ellos? Tal vez sean empresarios o algo por el estilo, digo, por cómo andan vestidos…

-¿Empresarios armados?- preguntó Jill sarcásticamente a la vez que arrastraba a Carlos hacia uno de los pasillos para que no fueran vistos por esos hombres. Quizás no tuvieran nada que ver con ellos, pero su instinto le decía que lo mejor que podían hacer era no llamar la atención de esa gente.

Justo antes de que los desconocidos ingresaran al hospital Jill llego a ver algo que no se esperaba; al otro lado de la recepción había otro pasillo que terminaba en unas escaleras, caminando rumbo a la salida del hospital se encontraba Agustín vestido con una remera roja que parecía demasiado grande para él y unos jeans rotos. El joven no pareció notarla a ella pero, al ver a los cinco hombres entrando al hospital sus ojos se abrieron como dos platos, se dio media vuelta y hecho a correr rumbo a las escaleras.

-Así que si se trataba de él… y algo me dice que no soy la única que lo está buscando- pensó Jill acomodándose para escuchar a los recién llegados.

-En que puedo ayudarlos señ…- empezó a preguntar el recepcionista al grupo de hombres, uno de tez oscura casi sin pelo y una gran contextura física saco del bolsillo de su traje una placa y dijo.

-FBI, venimos en busca de la paciente llamada Sherry Birkin- su voz era fuerte y autoritaria, el hombre en la recepción parecía bastante intimidado por la presencia de los agentes pero aun así fue capaz de responderles.

-Denme un segundo- pidió algo nervioso mientras revisaba algo en su computadora- Si, hay una paciente llamada Sherry Birkin, ella recibió el alta hoy mismo y estaba a punto de retirarse junto con dos jóvenes que afirman ser amigos de sus padres…

-Los padres de la niña están muertos, esos jóvenes son dos desequilibrados que secuestraron a la niña y huyeron- le afirmo el agente con completa seriedad- Dígame ahora mismo donde se encuentra.

-La niña está en un cuarto del último piso, yo los guiare si les parece- dijo uno de los doctores acercándose a los agentes.

-Muy bien, usaremos el ascensor; John, Stuart, ustedes quédense aquí y asegúrense de que nadie use ni las escaleras ni el ascensor hasta que nosotros bajemos. El resto que venga conmigo.

-¿Le parece necesario? Están en el último piso, difícilmente van a poder escaparse- pregunto tímidamente el recepcionista.

-Basta con decir que esos dos jóvenes no son los únicos que buscan hacerle daño a la niña.

-Eeehm, ¿Tu amigo es uno de esos desequilibrados secuestradores de niños?- le susurro Carlos a Jill mirando como los agentes empezaban moverse.

-Podría apostarlo- contesto ella prometiéndose golpear a Agustín si es que lograba sacarlo del embrollo en el que estaba metido.

-Tenemos que sacarlo antes de que esos hombres se lo lleven- murmuro Jill secándose el sudor de su rostro con la mano.

-¿Y cómo pensas hacer eso? Esos tipos deben ser profesionales y ni siquiera estamos armados- exclamo Carlos alzando un poco su tono de voz, haciendo que Jill le diera un pequeño golpe en la cabeza.

-Vos no estas armado- le dijo Jill sonriendo ampliamente, sacando su picana eléctrica del bolsillo. Las puertas del hospital se abrieron dejando entrar a otro superviviente de Raccoon City.


-Mierda, mierda, mierda, mierda- pensaba Agustín mientras corría sin descanso las escaleras hasta que finalmente llego al último piso del hospital- Sabia que esto pasaría, era obvio que después de lo que hizo Ada mandarían gente a buscar a Sherry ¿Por qué no fui más insistente con Claire? Venir a este hospital fue lo mismo que regalarles nuestra posición en una caja elegante con moño y todo, tengo que pensar algo y rápido.

El chico paro por solamente unos segundos para tomarse un respiro y luego siguió corriendo rogando que si en algún momento lo captaba una cámara de seguridad el guardia no prestara atención.

-Debo tranquilizarme, quizá tengan una imagen de Sherry pero no hay manera de que me reconozcan a mí, si logro esconderla… ¿Qué estoy diciendo? Ada debió de darles una descripción detallada tanto mía como de Claire y Leon.

Llego a la puerta del cuarto donde él y Sherry se habían quedado junto con el hombre ruso, intento agarrar el picaporte de la puerta en medio de su carrera pero lo único que logro fue tropezarse, completamente fatigado el chico se alzó y atravesó la puerta para ver a Sherry charlando con el otro hombre. Ella, al igual que Agustín y el ruso, ya no usaba la incómoda bata de hospital; en cambio tenía puesto una remera violeta con una pollerita blanca que parecía un poco maltratada pero aun así le quedaba linda. El ruso llevaba una camiseta muy pequeña para su contextura física, los pantalones que tenía tampoco parecían estar hechos a su medida pero el hombre no se quejaba; toda esta ropa se las había traído una amable enfermera al ver que la que ellos traían estaba demasiado maltratado para que la siguieran usando.

-Sí que volviste rápido, ¿No le habías dicho a la niña que irías a buscar a la otra joven?- pregunto el ruso mirando al agitado Agustín con el ceño fruncido. El joven lo miro con desconfianza, hasta ahora nunca habían tenido una conversación real ya que el hombre parecía ser bastante reservado; pero convenientemente ahora, que un grupo de desconocidos armados llegaba presumiblemente para llevarse a Sherry, el decidía empezar a hablarles.

-Mire señor…

-Mikhail- aclaro Sherry lentamente intentando no equivocarse en la pronunciación con un tono que casi parecía alegre, Agustín creyó haber oído ese nombre antes pero no pensó mucho en ello. En cambio se olvidó de lo que le iba a decir y se dirigió directamente a Sherry.

-Sherry tenemos que irnos, ya- le dijo con clara urgencia en su voz.

-¿Por qué? ¿Esta Claire abajo?...

-¿De dónde vino esa repentina urgencia? Sherry estaba mostrándome su collar- explico Mikhail refiriéndose al antiguo contenedor del virus G que Agustín decidió devolverle a Sherry la noche en la que ambos se quedaron solos en el hotel, cosa que fue una suerte porque de haber esperado más probablemente se habría quedado atrás al igual que su mochila.

-Al igual que mi diario.

El sonido de unos pasos se oyó en el corredor, parecía ser un grupo numeroso y era claro que se dirigían a donde estaban ellos. Agustín miro a la puerta y luego a Sherry, sintiendo como el pánico lo atravesaba al darse cuenta de que no tenía escapatoria.

Mikhail miro al joven por una fracción de segundo, su ceño se frunció todavía más y finalmente dijo.

-Escóndanse debajo de las camillas y corran las cortinas, ¡Ahora!- les ordeno, la desesperación y la falta de ideas hicieron que Agustín obedeciera casi al instante; tomando a Sherry del brazo se tiro al suelo y se arrastró con dificultad debajo de la camilla de Mikhail que era la que estaba más alejada de la puerta con Sherry a su lado.

El ruso se apresuró a cerrar a medias las cortinas asegurándose que se pudiera ver parte de la cama, probablemente para que pensaran que estaba vacía y así no levantar sospechas, y se acostó en la camilla del medio del cuarto donde solía descansar Agustín.

La puerta se volvió a abrir dejando entrar a cuatro hombres, tres eran unos desconocidos vestidos de oscuro y el cuarto era el doctor que había estado atendiéndolos.

-¿Ne… necesitan algo?- dijo Mikhail en un sobresalto al verlos entrar, los hombres se adentraron a la habitación sin decir una palabra y luego de mirar las camillas vacías se dirigieron al doctor con caras poco amistosas.

-¿Dónde están?- pregunto el más alto del grupo agarrando con fuerza al hombro del doctor.

-No lo sé, estoy seguro de que este era su cuarto…- dijo el hombre atónito amagando con su brazo derecho para tomarse el hombro izquierdo pero, con solo una mirada amenazadora del agente, decidió mantenerse dócil.

-Si están buscando a la niña y al joven yo sé dónde están- menciono Mikhail llamando la atención de los agentes- ¿Pero podrían decirme por qué los buscan?

-Somos del FBI, seguimos la pista de dos jóvenes que secuestraron a la pequeña Sherry Birkin, si tiene alguna información que pueda sernos relevante le sugiero que nos la diga ahora- le dijo el agente que parecía a punto de quedarse pelado.

Mikhail se quedó callado, como si estuviera analizando la información que acababa de escuchar, Agustín se mordió el labio mientras le tapaba la boca a Sherry; aquel hombre no los conocía por lo que tan solo tenía la palabra de un desconocido contra la de un agente del FBI…

-Creo que no me ha entendido bien señor, no se lo estamos pidiendo, usted está obligado a cooperar con nosotros o si no la cosa puede ponérsele muy fea- insistió el agente con un tono claramente amenazador, evidentemente no se tomaba bien que tardaran en responderle.

-Está claro que usted no es un ciudadano americano, ¿Se da cuenta de que pone en riesgo su estadía en nuestra amada patria verdad? Por la pinta que tiene estoy seguro de que no quiere que empecemos a investigarlo- comento otro de los agentes mostrando una amplia sonrisa en la cual dejo ver todos sus dientes perfectamente alineados y blancos.

-No pienso aguantar más de esto, la niña se fue con el chico a caminar tal y como ese maldito imbécil que parece tener tanta inteligencia como la de una mosca les sugirió hace unas horas- exclamo Mikhail alzándose de la camilla para enfrentar cara a cara al sonriente agente mientras señalaba al doctor.

-Yo… yo pensé que ya habrían vuelto…

-Los escuche mencionar que irían a ver a la otra muchacha que estaba con ellos, por eso deben de tardar tanto- dijo Mikhail con firmeza, los agentes se dirigieron nuevamente al doctor, hasta Agustín llegaba a notar desde debajo de la camilla que aquel hombre parecía querer ser tragado por la tierra.

-"Señor, hemos avistado a una joven que encaja con la descripción, parece estar sola. Cambio"- dijo una voz proveniente de la radio de uno de los agentes desviando su atención del pobre doctor. Debajo de la camilla Sherry soltó un pequeño chillido de susto al escuchar la radio pero por suerte la mano de Agustín sobre su boca fue capaz de tapar el ruido.

-Vayan tras ella, nosotros estamos en camino. Cambio y corto- ordeno el hombre- Vamos a buscarla a ella y al resto; Stuart, vos quédate acá por si nuestro hombre vuelve con la niña- le dijo al agente de la sonrisa y salió del cuarto tan rápidamente como entro.


-No puede ser…- exclamo Jill sin aliento al ver a Elza Walker entrando con cautela en el hospital, aunque no tardó en darse cuenta de que no se trataba de la misma persona; si bien Elza llevaba el mismo exactamente el mismo peinado, es decir el pelo atado por una colita, no era pelirroja y además si uno miraba con atención los rostros no eran tan parecidos.

-Sí, entra semejante bombón y yo ni siquiera tuve tiempo para arreglarme- comento Carlos a la vez que se peinaba el pelo con la mano y parecía comerse con los ojos a la recién llegada, logrando que Jill suspirara nuevamente negando con su cabeza.

-¿Qué? Puede que este algo desarreglada pero yo no soy una persona exigente- empezó a justificarse el mercenario pero Jill le tapó la boca con su mano para que se callara.

-Solo te pido un segundo de seriedad cariño. Esa chica se parecía a una amiga que estaba conmigo en Raccoon, y parece estar mirando demasiado a esos agentes como para que tan solo sea curiosidad…

-¿Crees que sea ella la otra persona con la que estaba tu amigo? Los agentes del FBi mencionaron a dos desequilibrados.

-Solo hay una forma de descubrirlo- dijo finalmente Jill empezando a caminar rumbo a la joven pasando a través de una buena cantidad de personas, por la expresión en su rostro la miembro de STARS noto que aquella muchacha parecía estar indecisa y a su vez bastante frustrada.

-Perdone…- exclamo Jill tocándole el tembloroso hombro a la chica, cosa que no fue muy buena idea. La desconocida reacciono bastante mal, apenas Jill toco su hombro ella casi como si fuera un acto reflejo le dio un codazo en la cara y llevo su mano a la funda de su cuchillo a la vez que soltaba un pequeño grito de espanto.

Jill retrocedió unos pasos con la mano izquierda sobre la mejilla que le habían golpeado, todos los empleados y pacientes del lugar pararon lo que estaban haciendo, las miradas de todo el mundo se dirigieron a ellas.

-¡Ay, lo siento!- exclamo la pelirroja alejando su mano de su cuchillo algo horrorizada por lo que había hecho.

-No hay problema, no te preocupes- aseguro Jill intentando ignorar el fuerte dolor que sentía en la mejilla, si acababa de descubrir algo era que esa chica no pegaba nada despacio- Tan solo quería hacerte una pregunta…

La joven no pareció gustarle eso por lo que Jill rápidamente agrego- No te preocupes, no trabajo para los hombres de negro.

-Te creo… No estoy muy segura de dónde pero tu cara me suena de alguna parte- dijo la pelirroja frunciendo su ceño y con aire pensativo, como si intentara recordar algo- ¡Pero claro! Vos estabas con mi hermano en la foto de los ST…

-¡Es ella, la mujer que estaban buscando!- grito el recepcionista bastante fatigado con los dos hombres del FBI a su lado, evidentemente este había salido corriendo de su silla a buscar a los dos agentes apenas escucho a gritar a la joven.

-Mierda- exclamo la muchacha, dándole un último vistazo a Jill echó a correr fuera del hospital probablemente con la intención de subirse a su moto.

Jill estuvo a punto de enfrentarse a los agentes para ayudarla, había algo en esa joven que la impulso a protegerla, una especie de brillo en sus ojos que le era en extremo familiar.

Pero antes de que pudiera detener a los agentes que perseguían a la joven algo la tomo fuertemente del brazo y la saco del medio.

-¿Carlos? ¿Qué carajo crees que haces?- exclamo Jill furiosa.

-¡Esta es nuestra chance! Aprovechemos que esos tipos no están y usemos las escaleras para llegar al cuarto de Mikhail- le dijo Carlos sin soltarla del brazo. Jill respiro profundamente y asintió, esta probablemente sería la única oportunidad que tendrían.

-Tenes razón, vamos.


-¿Y cómo termino un ruso como vos en este hospital? Por la ropa que llevas encima puedo deducir que llevas acá bastante tiempo y no conoces a nadie capaz de prestarte nada decente por lo que te viste obligado a usar eso- menciono el agente del FBI con una sonrisa burlona en su rostro, Agustín sospechaba que al tal Stuart le había molestado la actitud desafiante de Mikhail y ahora lo provocaba buscando una excusa para arrestarlo.

Y por desgracia, Mikhail estaba cayendo.

-Al menos yo no tengo una correa alrededor de mi cuello, a diferencia de los perros falderos como vos.

-¿Perro faldero? Ja, esa es buena anciano. Sos un tipo interesante, la verdad es que ahora tengo ganas de saber más de vos, conocer cada uno de tus trapos sucios. Y con eso no me refiero a lo que tenes puesto- dijo riéndose de forma desagradable.

-Sí, anda a olfatear entre la basura para después reportarle a tus amos, quizá si tenes suerte te van a tirar un hueso.

-Creo que ya tuve suficiente de tu actitud- dijo perdiendo por completo su sonrisa, caminando amenazadoramente hacia Mikhail mientras acariciaba su arma enfundada- Tal vez va siendo hora de que alguien…

De repente el agente noto con el rabillo de su ojo un pequeño movimiento debajo de la camilla, Agustín se acababa de mover un poco, preparándose para salir si era necesario.

-Están aq…- antes de que siquiera terminara de impresionarse Mikhail le dio un puñetazo en el estómago. Agustín empezó a deslizarse de debajo de la camilla para ayudar a Mikhail aunque él pensaba que el ruso tenía todo más que controlado.

Por desgracia se equivocaba.

Lo único que logro con su golpe fue tener suficiente tiempo para arrebatarle el arma al agente, este se recuperó rápidamente y se abalanzó sobre Mikhail tomándole la muñeca con la que acababa de agarrar la pistola y doblándosela. El arma cayó al piso justo al lado de Agustín.

El joven tomo la pistola y se dispuso a apuntar Stuart, pero fue demasiado lento. El agente hizo gala no solo de fuerza sino también de habilidad derribando al fornido Mikhail , doblándole el brazo contra su espalda y lanzándolo hacia el otro lado de la habitación haciendo que tropezara con una camilla y se cayera al suelo. Todo esto paso tan rápido que para el momento que Agustín llego a apuntarlo el hombre ya estaba sobre él. Y aun si hubiera tenido más tiempo probablemente no se habría atrevido a disparar.

Con un movimiento brusco el agente del FBI desvió el brazo que portaba el arma y le pego una dura patada en la boca del estómago tirando a Agustín contra la pared sin aliento.

-Se acabó loco de mierda- dijo tomando nuevamente la pistola, Mikhail se había vuelto a levantar pero se detuvo apenas fue apuntado por el arma. El agente miro debajo de la camilla sin dejar de apuntar a Mikhail mientras decía.

-Todo termino lindura, salí tranquila de ahí abajo, te voy a llevar a un lugar seguro- Sherry no movió ni un musculo pero al hombre no pareció importarle mucho, ignorando el ruido de una puerta abriéndose saco su radio dispuesto a informar al resto del equipo que había encontrado a la niña. Antes de que llegara a usarla sintió como una descarga eléctrica se expandia desde su cuello por todo su cuerpo, sin siquiera ver a quien lo acababa de atacar Stuart cayo pesadamente al piso quedando inconsciente.

-¡Jill!- intento gritar Agustín, incrédulo de lo que veían sus ojos, pero lo único que salió de su boca fue un sonido inteligible debido a la falta de aire.

-¿Por qué siempre tenemos que encontrarnos de esta manera?- pregunto Jill medio molesta y medio divertida, la imagen de Agustín tirado en el piso contra la pared luchando por expresar su gratitud le pareció perversamente divertida.

-Me parece que ya no vas a necesitar esto idiota- exclamo Mikhail acercándose al agente y quitándole su pistola- ¿Ustedes dos se conocen no? Espero que hayan venido en un auto grande, porque van a tener que llevarnos a todos- al decir esto le dio una patada al agente en el estómago y se dirigió a la puerta, Sherry finalmente se arrastró de debajo de la cama.

-¡Entonces si secuestraron a una niña!- exclamo Carlos al verla.

-Sus padres están muertos y lo único que estoy haciendo es cuidarla desde que logre salir de ese infierno, difícilmente podrían llamar a esto un secuestro- dijo Agustín levantándose con la ayuda de Jill, Sherry no pareció reaccionar ante la mención de sus padres, aunque estaba seguro de que dentro ella seguía con su duelo.

-Deberíamos guardarnos las explicaciones para cuando estemos lejos de este lugar, los otros no van a tardar en encontrarnos- sugirió Mikhail.

-Tiene razón, probablemente no nos quede demasiado tiempo- afirmo Carlos

-¡Además debemos ayudar a Claire!- exclamo Sherry preocupada.


Tan cerca, y a la vez tan lejos. Antes de que la atraparan solo estaba a unos escasos metros de la moto, de haberla alcanzado podría haber hecho que los tipos que ahora le estaban poniendo esposas y llevándola a la camioneta negra la siguieran lejos del hospital, con suerte podría perderlos y volver para ayudar a escapar a Agustín y Sherry. Pero eso ya no era posible.

-Con suerte esa mujer es quien creo que es, tal vez ella logre sacarlos del aprieto en el que está. Por lo que respecta a mí…- Claire pateo bruscamente en la entrepierna al agente que se encontraba justo en frente de ella e intento salir corriendo pero lo único que consiguió es que la golpearan con tanta fuerza que quedo aturdida, con sus pies arrastrando la metieron dentro de la camioneta con las manos esposadas. Se trataba de un vehiculo espacioso y claramente equipado, el asiento era de cuero también negro y era bastante alto, sobre todo el del conductor que se encontraba callado esperando para irse. Uno de los agentes saco una soga y la uso para atar sus pies.

-Muy bien desgraciada, ahora nos vas a decir donde mierda esta tu compinche y que es lo que hicieron con esa niña.

-No sé de qué hablan- afirmo lentamente Claire mirando al suelo, su labio inferior estaba hinchándose debido al golpe y la joven temió que empezara a sangrarle.

-No tenemos tiempo para esta mierda querida, si no supieras nada no habrías escapado- le dijo otro de los agentes.

-Les juro, no sé de qué hablan; robe hace poco una moto y pensé que…

-Qué bello cuchillo que lleva encima- menciono el primer agente sacándole el arma ignorando lo que ella decía- ¿STARS eh? Tengo amigos que perteneces a los STARS, ¿Vos sos uno de los difamados miembros que estaban en Raccoon verdad? Escuche que una miembro muy joven se les unió poco antes de su patético fracaso, debes de ser vos.

-Una mujer con toda una carrera por delante, arruinada por tomar drogas junto al resto de su equipo en medio de una misión. ¿Cómo pudieron ser tan imbéciles? Imbéciles e inútiles- dijo el tercer agente con desprecio- si nos hubieran asignado a nosotros su misión…

-Estoy segura de que todos estarían muertos- exclamo Claire furiosa, podían golpearla a ella amenazarla pero no pensaba permitirles que insultaran a su hermano.

-¿Entonces si sos de los STARS eh? Ahora todo tiene más sentido.

-Cree lo que quieras imbécil, está claro que no tenes ni idea de que es lo que está pasando.

-¡Pero si esta todo más que claro! Ustedes están desesperados por volver a llamar la atención, malditos hippies de mierda, y ahora recurren a secuestrar niños pequeños mientras nuestro país se enfrenta a una de las tragedias más grandes hasta la fecha.

Claire no se molestó en responderle, cosa que fastidio mucho al hombre.

-¿Sabes que estos vidrios son polarizados? Si llegara a pasar algo aquí adentro nadie se daría cuenta, ¡Decinos donde mierda esta la niña!

-¡Señor, ahí afuera!- exclamo el segundo agente mirando por la ventana como un grupo de cuatro adultos y una niña salía corriendo del hospital y se apretujaban para entrar a un auto.

-¡Rápido Carol! ¡Tras ese auto!- ordeno el primer agente al conductor, este pareció agachar la cabeza para ponerse algo pero en ningún momento arranco la camioneta. Antes de que se pusiera una especie de casco el agente llego a vislumbrar el pelo corto y gris del hombre.

-¿Quién eres?- pregunto intentando sacar su arma de la funda.

El conductor se volteo dejando ver una perturbadora mascara de gas en vez de un rostro y un arma con silenciador.

-Soy la muerte- dijo con voz fría y calculadora a la vez que disparaba tres rapidos disparos, todos certeros y mortales. Claire pego un grito de horror tapándose el rostro con las muñecas esposadas mientras cerraba sus ojos, sintió como la sangre de los hombres la salpicaba y temió que pronto una bala acabaría también con ella.

Pero por algún motivo esta nunca llego.


Nota de autor: Bueno gente, me disculpo por el retraso. Estoy de vacaciones y recién ahora logre conseguir una conexión para poder subir esto, espero que lo hayan disfrutado y nos vemos en el próximo capítulo