Capítulo 31

Una cara conocida

-¿Por qué tengo que lidiar con semejante ineptitud?- se preguntó Wesker por tercera vez desde que bajó de su avión y se adentró en el aeropuerto francés- Primero fue la azafata que bloqueaba el paso, luego los inútiles del registro ¿Y ahora tengo que esperar por mi maldita valija?

Exasperado y de muy mal humor se quedó contemplando fijamente a través de sus anteojos oscuros al hombre vestido con el uniforme de las aerolíneas que nerviosamente, y con un irritante acento, le aseguraba que todo estaba bien y que pronto encontrarían sus cosas. A Wesker le llamó un poco la atención lo joven y enclenque que se veía, pero lo que definitivamente le irritaba era su voz de niño.

-De enserio señor… no tiene de que preocuparse, simplemente debió haberse mezclado, o quizá alguien se confundió su maleta y…- el muchacho cerro de llenó su boca al notar la mirada que le estaban dando, aun sin poder ver sus ojos el chico sabía que acababa de decir algo realmente infortunado.

-Esa maleta tiene que aparecer aquí en menos de cinco minutos ¿Entendido?- dijo Wesker con un tono suave y sutilmente amenazador.

-S…sí señor, de inmediato- le afirmo el empleado temiendo por su trabajo al ver como Wesker le daba la espalda y sacaba su teléfono para hacer un llamado.

-Imbécil- pensó para sus adentros mientras marcaba el número de su contacto en la HCF para informar el motivo de su retraso. Camino con desgano por el aeropuerto esperando a que atendieran, la gente que circulaba a su alrededor solía salirse inmediatamente de su paso y parecía hacer lo posible por evitar contacto visual con él.

-¿Acaso todos piensan que soy alguna especie de agente del gobierno y de una forma u otra cada uno de ellos es un delincuente?- se preguntó a sus adentros sintiéndose por unos segundos como si volviera a ser el "capitán Wesker" y estuviera buscando a algún pobre iluso intentando esconderse entre el público para escaparse de él.

Motivado por aquella idea empezó a mirar directamente a las personas que se encontraban quietas esperando. Aún mientras hablaba por teléfono le frunció el ceño a una mujer que se encontraba sentada con sus maletas y un par de niños correteando a su alrededor; la chica era de mediana edad, rubia, pálida y algo demacrada, con un extraño parecido a la esposa de Birkin. Al notar que la estaban mirando empezó a moverse nerviosamente, de vez en cuando le daba un rápido vistazo a Wesker y este solamente se quedaba mirándola de forma incriminatoria.

-Seguro que tenes algún trapo sucio ¿Verdad preciosa?- pensó divertido al colgar su celular y desviar finalmente su mirada, después de todo no quería arriesgarse de que la mujer hiciera algún escandaló.

-Al menos por ahora es necesario que mantenga un bajo perfil, ya va a haber tiempo para divertirse una vez asentado mi imperio- pensó dejando salir una mediana sonrisa. Aunque le costara admitirlo él extrañaba su antiguo puesto en STARS y si bien no había cortado por completo su contacto con los niveles más altos a veces añoraba el trabajo de campo.

-Localizar y reclutar siempre a los mejores agentes, pasar toda una noche investigando un caso, la tensión de un tiroteo, la satisfacción de un trabajo bien logrado. Todas esas cosas no se encuentran sentado frente a un monitor chequeando datos del laboratorio- se dijo quedando momentáneamente sumergido dentro de sus recuerdos. Al final si pudiera recuperar algo de los viejos tiempos seria a sus dos mejores agentes, primero para vengarse lentamente de ellos por haber frustrado sus planes y finalmente ponerlos nuevamente bajo su servicio- El nivel de adaptación que esos dos tenían a casi cualquier situación fue inclusive mayor al que me esperaba, si mi gente dentro de STARS logra encontrarlos… les dare una oportunidad, aunque los desprecie no puedo ignorar el potencial de Jill Valentine y Chris Redfield.

Impacientándose cada vez más por la espera volvió a donde estaba el empleado para ejercer un poco más de presión en el asunto.

-¿Y bien?- preguntó secamente al muchacho que estaba dándole las espaldas mientras hablaba con otras dos personas, este pego un pequeño salto al escuchar su particular voz y se volteo inmediatamente.

-B… buenas noticias señor ¡Encontraron su valija! Parece que hubo un error y la…

-¿Dónde está?- interrumpió cortantemente el de los anteojos oscuros con tono irritado.

-Ahora mismo se la traigo señor, ¡Me ocupare personalmente!- exclamó el hombre alejándose casi corriendo, olvidándose por completo de la pareja con la que discutía anteriormente. Al verlo correr el ex STARS se dijo.

-Esta es la última vez que viajo de esta manera, entre lo que cuesta ocultar mi verdadera identidad y la ineficiencia de estos hombres…- Wesker tuvo que frenarse a sí mismo, no quería dejarse llevar por un simple enojo. Intentando despejar su mente volvió a entretenerse con su pequeño juego de "policía", notando como una multitud de gente acababa de bajarse de un vuelo decidió escudriñar en busca de alguno que pareciese nervioso.

Un pequeño grupo de personas no tardó en llamar su atención, entre ellos había una mujer hermosa de pelo corto y lacio, debía medir alrededor de un metro sesenta y tenía una impaciente mirada que por algún motivo estaba seguro que ya había visto antes…

-¡Jill Valentine! ¿De todos los lugares en el mundo justo aquí?- se dijo sorprendido, con ella se encontraban Barry Burton, tres hombres que no llegaba a reconocer y…

-La hija de Birkin… ¿Para qué diablos le pago a ese inútil de HUNK?- pensó Wesker a la vez que se alejaba rápidamente de la fila de gente, no podía permitirse ser descubierto aún. Oportunamente llego a ver al pequeño empleado acercándose con su valija, sin decirle una sola palabra se la arranco bruscamente de sus manos y se dirigió directo a las puertas del aeropuerto.

-No tengo tiempo para dedicarme a cacerías, pero a su vez ¿Quién puede resistirse a una venganza servida en bandeja de plata? Aunque los conejillos de STARS son la menor de mis prioridades aquí, lo importante es que el último despojo del trabajo de Birkin está justo allí, al alcance de mis manos…- una vez fuera del aeropuerto saco nuevamente su celular y se dispuso a llamar ya sea a Ada, HUNK o quien sea que estuviera disponible, no estaba dispuesto a dejarlos ir tan fácilmente.

-No lo hagas- dijo repentinamente una voz grave detrás de él. Perplejo por lo que acababa de escuchar se dio vuelta para ver a un hombre de casi su misma altura, pelo oscuro bastante canoso y con unos ojos autoritarios de color amarillo.

-¿Perdone?- pregunto Wesker fríamente al desconocido sosteniéndole la mirada con igual frialdad.

-Al menos que quieras que toda Umbrella sepa que Albert Wesker está aquí, cerca de una de las sedes más importantes de la farmacéutica, para negociar con nada menos que su competencia yo cerraría ese celular y olvidaría a ese grupo que acabas de ver- le dijo el hombre con un tono tranquilo, como si se tratara de una simple charla de negocios

-¿Quién es este hombre?- se preguntó Wesker consternado, pero no permitió que esto se demostrara en su rostro.

-Si sabes quién soy entonces deberías ser consciente de que no te conviene tenerme como enemigo- casi susurro apretando sus puños a la vez que se imaginaba como podría atravesar el pecho del hombre con tan solo un movimiento.

-Si elegís ese camino entonces vas a descubrir que yo tampoco soy un hueso fácil de roer, esa gente está por ahora bajo mi protección y si me entero de que siquiera te acercas a ellos entonces anda olvidándote de tus ambiciones muchacho.

-¿Quién te crees que sos?- exclamó Wesker apretando sus dientes claramente enojado.

-Spencer te manda saludos- tan solo dijo el desconocido y se dispuso a retirarse, sin poder contenerse Wesker alargó rápidamente su brazo y lo atrapo con fuerza del hombro para que no se escapara.

-¡Auxilio! ¡Este hombre me está atacando!- grito el hombre en un perfecto francés a la vez que dejaba ver una pequeña sonrisa en su rostro, casi como si hubiera esperado que eso pasara, no muy lejos de donde estaban los de seguridad del aeropuerto empezaron a movilizarse y a Wesker no le quedó otra opción que desaparecer con su velocidad sobrehumana.

-Esto no va a terminar así…


"Nada más que un niño jugando a un juego de adultos". Esa única frase era lo único que habitaba su mente, repitiéndose una y otra vez. Enfureciéndolo. Agustín no le prestaba atención a nada más que a aquel único pensamiento mientras reposaba en la cama de su habitación, todavía maltrecho por el golpe que había recibido en la cabeza. Cerca de él se encontraba Rebecca recitándole palabrerías médicas de las cuales no entendía ni la mitad, Sherry llevaba ya toda una hora sentada en su propia cama mirándolo en silencio y Carlos daba vueltas por la casa balbuceando algo acerca de un robo.

-Agustín… ¡Agustín!- le grito Rebecca frustrada al darse cuenta que el chico no le prestaba atención, este finalmente salió de su bucle casi obsesivo y le preguntó de mala manera.

-¿Qué?

-Te estaba diciendo la suerte que tuviste de no haber quedado idiota- musitó Rebecca enojada- pero ahora estoy empezando a tener mis dudas.

-¿Entendí bien cuando me dijiste que todos se fueron?- prosiguió el joven sin prestar atención a el creciente fastidio de la médico.

-Si por "todos" te referís a Billy, Barry, Jill y Brad entonces sí, todos se fueron.

-Puedo escuchar a Carlos dando vueltas por la casa pero… ¿Dónde está Mikhail?

-Salió hace unas cuantas horas, se llevó el auto que nos dejaron- explicó Rebecca encogiéndose de hombros- dijo que volvería.

Agustín asintió con la cabeza para dar cuenta de que la había oído y se dispuso a levantarse.

-¡Pará, pará! Todavía necesitas descansar…- exclamó Rebecca intentando volver a acostarlo, este intento resistirse al principio pero termino cediendo debido al cansancio.

-Serás necio- murmuro la joven preguntándose como Jill pudo haberlo aguantado por tanto tiempo.

-Tenemos trabajo que hacer, ¿Jill no se llevó la información verdad?- interrogó Agustín haciendo caso omiso al comentario.

-No, me la dio antes de irse- afirmó ella sacando un pendrive de su bolsillo y mostrándoselo.

-Bien, entonces tenemos que empezar a revisarla ya, mientras antes terminemos con todo este asunto mejor- exclamó de modo apresurado extendiendo su mano para que la joven se lo dé.

-Suerte haciéndolo sin una computadora, probablemente ya te olvidaste de que no tenemos servicio eléctrico en esta casa- mencionó Rebecca cruzándose de brazos- No podemos hacer nada, al menos hasta que Mikhail vuelva.

-¿Y a donde se fue?- preguntó Sherry con cierto dejo de preocupación.

-No nos dijo- explicó Carlos entrando bruscamente dentro de la habitación con tono acelerado- Pero ahora hay otro asunto del cual debemos discutir.

-Ya te lo dije Carlos, es un papel pequeño, seguramente va a aparecer si lo volves a buscar…- empezó a decir Rebecca.

-¡Ya lo volví a buscar! Revise todos nuestros documentos y nos faltan los códigos de seguridad- musitó el mercenario mientras caminaba frenéticamente de un extremo al otro de la pequeña habitación- Con todo lo que pasó anoche tuve el sentido común de revisar el sótano y, tal y como sospeche, este estaba algo desordenado. Fue casi como si supieran exactamente lo que estaban buscando.

-Vos fuiste el primero que vio al agente Agustín… ¿Crees posible que haya entrado en el sótano antes de que te usara como rehén?- le preguntó Rebecca con el ceño fruncido.

-Supongo que si- murmuro Agustín mirando fijamente al techo para evitar cualquier tipo de contacto visual- Para cuando yo baje él ya estaba dentro de la casa.

-Pero… ¿Por qué estabas en el piso de abajo?- preguntó Sherry entrecortadamente.

-No me podía dormir por lo que me levante para estirar un poco las piernas- mintió el chico a la vez que dirigía su mirada hacia la niña.

-Bueno… si un agente de Umbrella realmente se llevó los códigos entonces podemos decirle adiós a cualquier intento de infiltrarnos en sus instalaciones, seguro que van a cambiar todas las contraseñas y aumentar la seguridad al cien por ciento- declaró Carlos con pesadumbre- Y ni hablemos de nuestra humilde versión de "la gran estafa", esos tipos ya saben quiénes somos y ni por toda la información del mundo van a hacer negocios con nosotros.

-Frénate un segundo, el plan no va a cambiarse ¿Entendido?- dijo seriamente Agustín incorporándose lentamente para poder sentarse en la cama- Para empezar no sabemos si ese tipo siquiera trabaja para Umbrella, además las únicas personas a las que realmente están buscando son los STARS, por lo que mientras que Rebecca no muestre demasiado su cara dudo que tengamos problema alguno. Mikhail, vos y yo no somos nadie para ellos.

-No eran ni Rebecca ni los otros el objetivo de ese tipo Agustín, vos sabes muy bien quien era su verdadera presa- exclamó Carlos dándole un rápido vistazo a Sherry- ¿Y cómo podes estar tan seguro de que no tienen una imagen de tu cara? Solo basta con que uno de todos los tipos con los que nos cruzamos te busque entre el registro de los ciudadanos de Raccoon City y listo, ya tendrían una foto con la que identificarte.

-Si eso llegara a pasar ellos no encontrarían nada- se limitó a decir Agustín- Y agradecería que por ahora dejes de lado este tema- agregó al notar que Sherry había comprendido a que se refería Carlos con "verdadera presa". La chica parecía haberse encerrado dentro de sí misma, su mirada estaba desenfocada y se podía notar un leve temblor recorriendo todo su cuerpo.

-Oh mierda… no me di cuenta…- comenzó a decir Carlos pero Rebecca le hizo callar tomándolo del brazo e invitándolo a salir junto con ella de la habitación.

-Mejor vayamos afuera, a ver si vemos llegar a Mikhail…- le dijo la joven como excusa para dejar a los otros dos solos.

Agustín miro con detenimiento a la pequeña, esta estaba tan sumida en sus ideas que ni siquiera notó irse a Rebecca ni a Carlos.

-¿Estas bien Sherry?- preguntó el chico intentando dejar de lado todas sus otras preocupaciones. Ella pareció reaccionar ante esto, la niña lo miro a los ojos y, luego de unos breves segundos de duda, se paró rápidamente de la cama para abrazarlo con fuerza, hundiendo su cabeza bajo su hombro sin parar en ningún momento de temblar.

Agustín no supo bien cómo reaccionar ante esto, esta era la primera vez que veía a Sherry tan asustada. Sherry, la niña que había sobrevivido casi por su cuenta a los horrores de Raccoon, se encontraba acurrucada a su lado completamente atemorizada.

-T…tranquila, todo va a estar bien- dijo titubeante apoyando su mano sobre la espalda de la niña. Esta no le respondió, ni siquiera lloraba, tan solo se limitaba a aferrarse al joven como si este pudiera desaparecer en cualquier momento. Estuvieron así más de un minuto entero hasta que el temblar de Sherry paro y esta pareció tranquilizarse un poco.

-¿Estas mejor?- volvió a preguntar Agustín mientras le frotaba la pequeña espalda.

-No quiero seguir escapando… estoy cansada- murmuro Sherry soltándolo mientras lo miraba con un par de ojos que brillaban debido a las lágrimas contenidas.

A la vez que esto pasaba tanto Rebecca como Carlos vislumbraban el camino más allá de los terrenos de la casa con la esperanza de ver aparecer a Mikhail. El sol ya se empezaba a inclinarse en el horizonte haciendo que todo tuviera un tinte anaranjado. Aunque ninguno de los dos lo dijo, ambos temían la posibilidad de que verían venir a más agentes de Umbrella en vez de a su compañero.

-Así que… ¿Qué pensas de todo esto?- preguntó Carlos intentado romper el silencio.

-Que tenes muy poco tacto- contestó Rebecca sin despegar su mirada del camino.

-Me refería a todo lo demás, Umbrella, el plan, todo eso- se explicó el mercenario mientras se aplanaba un poco el pelo.

-Pienso que deberíamos irnos de esta casa, ya fuimos atacados dos noches seguidas y a decir verdad le temo a lo que puede llegar a pasar una vez que el sol finalmente desaparezca.

-Creó lo mismo, este lugar tan aislado era ideal cuando nadie sabía de él, pero eso ahora juega en nuestra contra. Pueden atacarnos las veces que quieran y ni un alma estaría lo suficientemente cerca como para enterarse.

Rebecca asintió pero no dijo nada más, su mente estaba demasiado ocupada intentando sobrellevar todo lo que había pasado durante los últimos días.

Carlos aprovecho a que estaba distraída y la contemplo por unos segundos, se la veía flacucha, su piel de porcelana reflejaba los rayos anaranjados del sol y su cara aun poseía rasgos casi infantiles.

-Si no los conociera mejor uno diría que me dejaron a cargo de una guardería, entre ella, la niña y Agustín. Gracias a dios todavía me queda Mikhail- pensó para sus adentros- Aunque algo me dice que los dos mayores se compensan con sus respectivas seseras, sobre todo esta chica. Despues de todo ¿De qué otra manera podría haberse convertido en la médico de STARS a tan temprana edad?... Tal vez derritió a sus superiores sonriéndoles con esa tierna carita que lleva- se contestó bastante divertido.

-Ahí, se está acercando un auto a lo lejos- exclamó Rebecca entornando sus ojos para ver mejor.

-¿Es Mikhail?- interrogó Carlos saliendo de sus pensamientos y enfocándose en lo que decía la chica.

-No podría decirte…

-Mejor volvamos adentro entonces, hay que prepararse para lo peor- dijo el mercenario con cautela. Los dos se agacharon, entraron en la derruida casa y se dirigieron directamente al sótano para tomar las armas que les quedaban.

-Llévale una pistola a Agustín y quédate arriba con él- ordenó Carlos una vez armado con una Glock nueve milímetros.

-¿Acaso te crees una especie de Rambo? Si son hombres de Umbrella…

-Ese tipo de arriba va a necesitar ayuda para proteger a la niña, yo me encargo de vigilar los documentos ¡Ahora ve!- la instó el mercenario dándole un pequeño empujón. A regañadientes la joven obedeció y salió apresurada del sótano, escucho como al menos un vehículo apagaba su motor estacionándose en el parque mientras subía las escaleras y entraba rápidamente a la habitación donde aún estaban Agustín y Sherry.

-¿Qué pasa?- preguntó el joven alarmado al ver como Rebecca le pasaba una pistola.

-Es solo una precaución, alguien está viniendo.

-¿Es Mikhail?- interrogó la Sherry pero Rebecca le indico que se callara poniendo su dedo índice contra su boca.

El silencio se instauro entre ellos por unos segundos hasta que la ruidosa puerta de entrada les hizo saber que alguien acababa de entrar, se oyeron unos pasos adentrándose en la casa hasta que finalmente una voz gritó.

-¡Al menos que unos perros de Umbrella los hayan matado a todos salgan de una buena vez, que tengo algo que decirles!

Para el alivio de todos, era Mikhail.

-¿Estan todos vivos? Bien, empaquen sus cosas que nos largamos de aquí- ordenó en mercenario con cierto sarcasmo al ver por un lado a Carlos saliendo del sótano y por el otro a Sherry junto a Rebecca, que miraba de cerca a un tambaleante Agustín, bajando las escaleras.

-¿Irnos? ¿A dónde?- preguntó Carlos a su compañero.

-Por ahora a un lugar lejos de aquí- contestó el más viejo mercenario acercándose a donde estaba Rebecca. Mientras lo hacia esta no tardó en notar que llevaba una especie de computadora portátil en su mano derecha.

-¿De dónde sacaste eso?- dijo la chica con recelo al ver como el viejo se la ofrecía.

-¿Realmente importa? Si te ayuda a dormir mejor su antiguo dueño va a poder conseguirse otra- le afirmó exasperado apoyando la maquina sobre la mano que le quedaba libre- ¿Puedo suponer que ninguno aquí le sobra dinero verdad? Y van a necesitar esto si quieren hacer algo con esa información que les trajo Jill.

-¿Esta ya cargada?- interrogó entonces Agustín.

-Sí, me asegure de ello. Ya va a haber tiempo para explicaciones luego, ahora ustedes dos lleven a Sherry al auto y empiecen a trabajar mientras Carlos me ayuda a transportar lo que tenemos en el sótano.

Pocos minutos después de la llegada de Mikhail ya todos se encontraban apretados en el vehículo, el cielo se había oscurecido casi por completo mientras Carlos cerraba el baúl del auto y se dirigía al asiento del copiloto. Con Mikhail al volante y Agustín, Rebecca y Sherry en el asiento trasero el motor del auto se resistió al principio pero termino cediendo ante la insistencia del viejo mercenario.

-Ahora que estamos en camino a donde sea que vayamos ¿Te parece bien explicarnos que estuviste haciendo todo el día?- preguntó Rebecca.

-¿Además de conseguirles esa máquina? Di vueltas por la ciudad buscando un lugar donde pudiéramos quedarnos, esas ruinas que usaban como base ya deben de ser como un faro para la gente que nos busca.

-¿Alguna suerte?- dijo Agustín a la vez que abría la computadora portátil y le pedía a Rebecca que le pase el pendrive.

-No fue fácil, tomando en cuenta que mi francés es bastante limitado…

-¿Hablas francés?- lo interrumpió Carlos claramente sorprendido.

-¿Crees que me hubiera ido solo si no lo hiciera genio? Fue un idioma que me sirvió bastante en mi época como capitán de la Unión Soviética…

-¿Encontraste un lugar o no?- insistió Rebecca intentando mantener enfocada a la conversación.

-Encontré varios, pero solo uno accedió recibir una parte del dinero ahora y el resto luego. Le tuve que dar todo lo que me quedaba encima, espero que no tengan planeado usar todas las ganancias que consigamos de Umbrella en otra cosa porque las vamos a necesitar.

-¿Y cómo es el lugar?- preguntó Carlos bastante curioso.

-Es un departamento, será apretado pero tendremos suficiente espacio para todos.

-¿Y qué hay de las armas? Digamos que nuestras pertenencias no son muy discretas…

-El tipo con quien hice el trato parecía bastante desesperado por el dinero, no va a hacer preguntas.

No dijeron mucho más durante el resto del viaje, Sherry se durmió con la cabeza apoyada contra la ventanilla del auto a través de la cual solo se podía ver oscuridad. Carlos no tardo en seguirla dejando despiertos solo a Agustín y Rebecca, que se encontraban uno al lado del otro leyendo rápidamente la información recabada por Nicholai, y Mikhail que seguía manejando.

-Así que… ¿Los dos saben mucho acerca de esos monstruos?- preguntó el viejo mercenario cansado de estar tanto tiempo callado.

-Solamente se de lo que son capaces…y también algunas de sus debilidades- contestó Agustín sin despegar su mirada del monitor.

-Por mi parte yo sé mucho de virología, si bien la mayoría de estos datos son de combate hay muchas observaciones que dejan implícitas a las capacidades de virus T-afirmó Rebecca mientras sus ojos parecían brillar por el entusiasmo- La reproducción de las células infectadas parece variar de persona a persona pero aun así sigue siendo alarmantemente veloz, Raccoon City no tuvo ni una chance…

-Lo sé, estuve ahí, ¿Pero qué pueden hacer para volver obsoleta a esa información sin que los hombres de Umbrella se den cuenta?

-Inevitablemente va a haber cosas que no vamos a poder sacar sin evitar una contradicción, pero podemos borrar los datos que dejan en evidencia las debilidades de estos monstruos para que estas no sean corregidas- explicó Agustín- Y también me gustaría agregar algo de "desinformación", algún dato erróneo que logre confundirlos, los lleve a "empeorar" sus armas biológicas.

-Y es por eso que necesito a Rebecca, por mi cuenta yo no tendría ni idea de que podría beneficiar o arruinar a estas abominaciones, la verdad es toda una suerte que Jill no se la haya llevado-pensó para sus adentros Agustín.

-Suena divertido, por suerte a nosotros solo nos toca dispararle a esas cosas- comentó sarcásticamente Carlos que se acababa de despertar.

-Cierren por un momento esa máquina, ya casi llegamos- anunció entonces Mikhail.

El mercenario estacionó el auto frente a un edificio para nada lujoso que parecía ser un complejo de departamentos.

-Ya me estoy cansando de viajar de un lugar deprimente a otro- se dijo Agustín mientras despertaba a Sherry y luego bajaba del auto con los demás. Mikhail no mintió cuando afirmó que el dueño del edificio era discreto, habían arreglado llegar de noche para transportar todo el equipo que traían sin levantar sospechas. El dueño los llevo a uno de los departamentos de la planta baja, les dio las llaves y, luego de recordarles la considerable suma que le debían, se fue sin decir ni una palabra más.

-Es mejor que la casa donde estábamos- murmuro Sherry aún algo somnolienta cuando entraron. Se trataba de un simple, y algo mugriento, departamento con una sala de estar con un sillón todo manchado puesto frente a un viejo televisor, una cocina que se encontraba conectada con la sala de estar, dos habitaciones de las cuales una tenía una cama matrimonial y la otra dos camas individuales, y un baño.

-No mentías cuando dijiste que íbamos a estar apretados- comentó Carlos dejando caer pesadamente el baúl con las armas en el suelo y dirigiéndose sin preguntarle a nadie a la cama matrimonial.

-¿Qué tan lejos estamos del hospital donde dejaron a Billy y Brad?- le preguntó Rebecca a Mikhail mientras tanto Agustín como Sherry dejaban una pila de documentos encima del baúl y se apropiaban las camas individuales del segundo cuarto.

-A menos de quince minutos de viaje, si tenemos tiempo mañana podemos pasar a ver cómo están- le contestó el mercenario largando un suspiro de cansancio- Supongo que voy a tener que compartir la cama con ese idiota, si mi esposa me viera se reiría en mi cara- comentó más bien resignado y luego le dijo a la chica- vos deberías intentar descansar, después de todo estuviste todo el viaje leyendo esa porquería.

Rebecca asintió y lo vio irse al cuarto donde había entrado Carlos. Quizás era por el cansancio o por todo lo que les estaba pasando pero fue recién entonces cuando Rebecca se dio cuenta que todas las camas habían quedado ocupadas.

-Con terrible banda de caballeros me tocó quedarme- se dijo bastante disgustada al ver las dudosas manchas del sillón donde tendría que dormir- Supongo que podría ser peor…

A la mañana siguiente la joven se despertó con todo su cuerpo dolorido, la cara mojada por su propia saliva y de un intenso mal humor. Tanto Agustín como Carlos ya se encontraban despiertos, ambos estaban sentados en la pequeña mesa de la cocina tomando un café.

-¿De dónde sacaron eso?- preguntó la chica al verlos mientras se paraba y se secaba discretamente la mejilla con una manga.

-Parece que Carlos también llevaba algo de dinero encima, se levantó temprano y, con la ayuda de Mikhail, compró algo de comida- explicó Agustín dirigiéndose a la mesada donde, para sorpresa de Rebecca, había todo un desayuno preparado.

-Bueno, al menos tenemos esto- se dijo a si misma dirigiéndose a la comida pero no tardo en verse frenada por Agustín.

-No tan rápido, esto es para cuando Sherry se levante- le dijo dejando escapar una sonrisa al ver la cara de desilusión en la joven.

-Anda preparándote que tenemos mucho que hacer Rebecca, Mikhail salió hace unos minutos con el número de Adrián a buscar un teléfono público, no me sorprendería que hoy mismo se dé lugar el intercambio.

-¿Puedo ayudar en algo?- preguntó Carlos al ver como Agustín volvía a sacar la computadora.

-Si queres empezá a leer con nosotros, con suerte se te ocurre alguna buena idea- le dijo Agustín.

Los tres no tardaron entonces en ponerse a trabajar, si bien Rebecca se levantó con el pie izquierdo, y por poco no les ladró en más de una oportunidad a ambos, ella término entusiasmándose con el trabajo. Pararon unos minutos cuando Sherry se levantó para comer algo y luego siguieron con la máquina, fue entonces cuando Rebecca encontró algo que le llamó bastante la atención.

-BOW Némesis… leí de esto cuando estaba hurgando entre las cosas de Stuart- comentó la chica con aire pensativo- parecía que este era un proyecto muy costoso y habían muchas dudas de si seguir financiándolo o no, todo dependía de cómo se desenvolviera la unidad que enviaron a Raccoon.

-Bueno, está claro que le van a dar luz verde después de leer lo que escribió Nicholai. No me gustaría ver una producción en masa de esas cosas…- mencionó Carlos.

-Difamémoslo entonces, con suerte terminan desechándolo- exclamó Agustín con bastante satisfacción, al fin y al cabo si había un monstruo de Umbrella que él odiara ese era Némesis.

Luego de varias horas de trabajo el trio se dio por satisfecho, cuando Mikhail volvió a aparecer le informaron que todo ya estaba preparado.

-Conseguí preparar una reunión, vamos a tener que llevar una lista que especifique la información que poseemos y una "muestra" para demostrar nuestra veracidad. Lo estuve pensando y no creo que sea inteligente que yo me presente a la reunión, después de todo ellos creen que soy la mente detrás de todo esto y no confió en que cumplan su parte del trato si piensan que pueden acabar conmigo. Con Carlos es la misma historia ya que saben que somos compañeros y querrán usarlo para llegar a mí; a Rebecca no la podemos mandar por razones obvias así que…

-Solo quedó yo…- finalizó la frase Agustín sin mucho entusiasmo en su voz. Mikhail asintió lentamente y luego dijo.

-Ya les dije que enviaría a un muchacho que respondería a la palabra clave "Luciérnaga", como precaución arreglé para que tuvieras la reunión en un centro de comidas de un shopping cercano. Dudo que se arriesguen a atacarte en un lugar público, sobre todo si piensan que sos un don nadie.

-Supongo que no tengo mucha opción en el asuntó… ¿Algo más que tenga que saber?- preguntó bajando su tono de voz para evitar llamar la atención de Sherry, la niña se encontraba mirando la televisión y lo último que él quería era preocuparla más de lo que ya estaba.

-Todavía tenemos unas horas antes de la reunión, será mejor que planeemos bien esto…


Agustín se alejó del negocio con una pequeña taza de café, haciendo lo posible por esquivar a las multitudes que circulaban por el shopping el chico se dirigió a la mesa acordada y se sentó a esperar. Sorbiendo de su bebida caliente empezó a observar disimuladamente a las multitudes, eran alrededor de las dos de la tarde por lo que todavía quedaban varias familias y/o parejas sentadas en las mesas de los alrededores, la mayoría tomando un almuerzo tardío o tan solo pasando el rato. Estos no eran los que le preocupaban. Entre la gente habían algunos solitarios que no le inspiraban nada bueno, uno de ellos en particular se encontraba allí desde antes que él llegara y más de una vez lo atrapó mirándolo disimuladamente. Intentando mantenerse firme Agustín le clavó su mirada al desconocido causando que este soltara una risotada despectiva.

-Ese tipo trabaja para Umbrella y ni siquiera intenta ocultarlo- se dijo molestó y a su vez algo avergonzado. Recordándose a sí mismo el plan respiró hondo varias veces y se terminó el café con dos largos tragos. El tiempo siguió avanzando lentamente y más de una vez Agustín se sintió tentado de pararse y salir corriendo, había algo que no le gustaba en lo absoluto, un mal presentimiento se estaba apoderando de él…

-Asumo que usted es la famosa "Luciérnaga"- dijo una voz grave a sus espaldas, le pertenecía hombre vestido con un elegante traje negro, llevaba un par de anteojos oscuros y podía notarse que estaba entrado en años no solo por las canas de su cabello sino también por la cierta dificultad con la que se sentó frente al muchacho- Quién diría que nos volveríamos a ver, así que dígame ¿Cómo está su hija?


Nota de autor: Finalmente pude terminar con este capítulo. Tengo algunas noticias para darles, la primera es que pronto voy a estar de vacaciones por lo que las actualizaciones no van a ser tan penosamente escasas, la segunda es que, probablemente, el capítulo siguiente va a ser nuestro puente hacia los eventos de Código Verónica.