Capítulo 33
Atrapados
Dos semanas después de la destrucción de Raccoon City. En una mansión localizada no muy lejos de Washington DC…
La luz de un relámpago se coló por la inmensa ventana iluminando el espacioso estudio, Ozwell Spencer cerró por tan solo unos segundos sus ojos mientras se permitía ser golpeado por las cortinas de agua y las rápidas ráfagas de viento que acosaban el balcón al que se podía acceder abriendo parte del gran ventanal. Con ambas manos entrecruzadas en su espalda aspiro el aire salado proveniente del mar cercano sintiendo por tan solo unos instantes como si él mismo fuera parte de aquel impresionante espectáculo.
-¿Existe realmente algo más prefecto que esto?- murmuró entonces dándole un último vistazo a los sonoros cielos para luego volver a entrar a su ostentoso estudio. Parado justo en la entrada esperándolo pacientemente estaba su orgullo, aquel en el que tantas esperanzas yacían mientras el mundo a su alrededor cambiaba tan bruscamente.
-¿Me mandaste a llamar Ozwell?- preguntó el hombre acercándose lentamente hacia el escritorio donde ahora se encontraba sentado el anciano secando lo que quedaba de su empapado cabello.
-Acércate Alex, me era necesario verte, por un momento creí que tú también me habías sido arrebatado en Raccoon.
-¿No esperas que crea que me hiciste viajar hasta aquí solo para asegurarte que seguía con vida?- espetó su mano derecha intentando no sonar demasiado irrespetuoso, Spencer entonces sonrió dejando escapar una pequeña risa.
-El juego cambio muchacho, la paz acaba de romperse y va siendo hora de que movamos nuestras fichas.
-¿Hay algo que desea que haga?- preguntó Alex de inmediato al jefe de la compañía.
-Que te apresures a cerrar cualquier asunto pendiente que tengas, vamos a tener que actuar de manera rápida y eficaz. Después de Raccoon City las otras dos familias intentaran aprovechar este declive para arrebatarnos nuestra posición de poder, necesito que utilices tus recursos para investigar de cerca a los Ashford.
-¿Los Ashfords?- preguntó el aludido claramente perplejo-Dudo que ese tal Alfred sea realmente una amenaza…
-Es necesario tener una vista clara del tablero si uno busca ganar la partida Alex- exclamó Spencer mientras tomaba un peón de cristal del tablero de ajedrez que descansaba apoyado por encima de su escritorio y lo observaba con detenimiento- Simmons ya está moviendo sus piezas y busca quitar toda culpa de su preciado gobierno donde descansan todas sus marionetas, tiene la mirada fija en nosotros y va a hacer todo lo posible para arrebatarnos nuestro trabajo. Pero lo que los nuevos jugadores nunca aprenden es que son las pequeñas piezas las que realmente mueven la partida- la expresión de Spencer, que hasta entonces había sido más bien juguetona, entonces cambio a una más seria- Los Ashford no son más que una moribunda sombra de lo que eran en sus años dorados, pero aun así tienen su valor. Los utilizaremos como escudo legal, alegando su culpabilidad por lo sucedido en Raccoon y luego atacaremos al gobierno estadounidense de forma indirecta…
-¿A qué te refieres con indirecta?- musitó Alex con cierta desconfianza.
-Mientras te encargas de los Ashford yo voy a movilizar nuestras creaciones, conozco a muchas personas que harían lo que fuera por darle un golpe a Estados Unidos. Dentro de poco Simmons va a tener sus manos demasiado ocupadas con varios grupos acusando a diestra y siniestra, causando caos y desorden, exactamente lo que él y su preciada "Familia" tanto detestan.
-Pero… ¿Es realmente necesario el darles nuestras creaciones a gente tan impredecible?- interrogó Alex algo titubeante- Los virus no son una carta que deberíamos usar todavía, y menos dárselas a grupos terroristas...
-El virus T les dará el suficiente poder como para que sean escuchados y su venta también compensara todo lo que perdimos en Raccoon- dijo Spencer de forma cortante fulminando a su protegido con la mirada- Ahora ve y haz lo que te digo, la próxima vez que nos veamos todos los preparativos estarán listos y finalmente tendrás todo lo que necesitas para acabar de una vez por todas con esta guerra.
Alex se quedó callado contemplando al que tenía en frente con el ceño fruncido, abrió su boca dispuesto por tan solo unos segundos a quejarse, a quizá proponer otro plan de acción, pero finalmente bajo su cabeza.
-Él no me llamó para que discutamos que hacer, lo hizo solamente para darme sus órdenes- razonó para sus adentros y finalmente dijo con un tonó casi servil.
-Hare como me pides… padre.
Sobrevolando el océano a varios kilómetros de la isla Rockfort. Tiempo presente:
-Así que… ¿Vos sos el que el viejo dijo que nos informaría sobre nuestra misión?- preguntó finalmente Carlos después de sufrir unos solidos veinte minutos de incomodo silencio. Hunk movió su cabeza en dirección al mercenario, poco podía uno decir sobre que estaba pensando debido a su siempre presente mascara pero, aún así, Agustín tuvo la impresión de que el agente de Umbrella estaba evaluando si valía la pena responderle.
-¿Informarles?- dijo entonces con su fría voz- Supongo que es necesario, ustedes harán exactamente lo que yo les diga cuando yo se los diga; no me importa si lo que tengo frente a mí son una banda de oportunistas o si realmente están tramando algo, siempre y cuando no interfieran con mi trabajo y cumplan con lo que les ordenó entonces no tendré motivo de entregarlos.
-¿Y que se supone que debemos hacer cuando lleguemos? – interrogó Mikhail de forma seria.
-Una vez que el helicóptero aterrice ustedes se dirigirán a las instalaciones de entrenamiento y esperaran allí a que yo requiera de ustedes. Cuando estén allí deberán hacer lo que sea que se les pida sin cuestionar ni vacilar; la disciplina en la Isla Rockfort es en extremo rígida, si alguno de ustedes termina arruinando su coartada y es llevado a prisión entonces el resto tendrá que abandonarlo y esperar nuevas instrucciones.
-¿Y… qué tipo de cosas podrían pedir de nosotros?- dijo Agustín entre titubeos.
-Dudo que realmente les pidan algo, son miembros de mi equipo y ellos saben que no les conviene meterse conmigo. Mientras no hagan nada estúpido no deberían tener problemas.
-¿Hay algo que debamos hacer además de esperar a que nos contactes?- preguntó entonces Carlos con un tono tan profesional que Agustín hubiera jurado que no podría haber salido de la boca del siempre bromista mercenario.
-Supongo que ya debe de tener experiencia en este tipo de situaciones, tanto él como Mikhail…
-Averigüen todo lo que puedan sobre el poder militar que se está amasando en esta isla, también intenten familiarizarse con la zona y presten atención a los rumores. Los soldados obviamente no van a darles de forma voluntaria ninguna información útil pero, si son listos, hay mucho que se puede aprender tan solo escuchando y estando atentos a detalles.
-Entendido- exclamó Carlos sin mucho entusiasmo, estaba claro por la expresión en su rostro que no le gustaba la situación en la que se encontraba.
Hunk no volvió a hablar, el helicóptero ya llevaba bastante tiempo sobrevolando el océano pero Agustín sospechaba que todavía les quedaba un largo viaje antes de llegar. Lo que les acababa de decir Hunk en parte era un alivio, después de todo dudaba que se molestara en darles tantas instrucciones si su intención fuera encerrarlos apenas llegaran y, además de eso, iban a tener cierta libertad dentro de la isla siempre y cuando fueran cuidadosos.
-Lo que si me preocupa es que no estoy seguro de cuando Wesker va a atacar la isla, si el ataque sucede mientras estamos en las instalaciones militares entonces lo más probable es que acaben con nosotros o terminemos infectándonos con el virus una vez que lo lancen…
-Aquel helicóptero parece estar siguiéndonos, ¿Robbens envió a alguien más o deberíamos preocuparnos?- musitó Mikhail señalando atreves de la ventana lo que era un helicóptero considerablemente más espacioso que el que ellos estaban usando
-Es un transporte de prisioneros liderado por el aclamado Rodrigo no sé cuánto- explicó con sarcasmo el piloto que hasta entonces se había mantenido callado- Por lo que escuche el desgraciado capturó a un pez realmente gordo, una mujer de apellido raro que por poco no vuela por los aires las instalaciones de nuestros jefes en Paris. Ahora seguramente se debe creer que es la gran cosa…
-Si a esa niña se la considera un pez gordo entonces nuestros guardias dejan mucho que desear- se le escuchó decir a Hunk más bien para sus adentros; tanto Mikhail como Carlos parecían no saber muy bien que pensar acerca lo que acababan de escuchar, ambos miraron a Agustín buscando alguna clase de reacción de su parte que les sirviera como respuesta. Este tan solo les sonrió sutilmente, a decir verdad le estaba costando bastante el disimular el alivio que aquella noticia le acababa de brindar.
-Claire va a estar en Rockfort, al menos no me estoy metiendo completamente a ciegas dentro de esto…
-Ah cierto, me olvidaba que ahora mismo estaba transportando al siempre exitoso y prefecto agente Hunk- dijo el piloto con sarcasmo y a su vez un leve tono de resentimiento que antes no se encontraba en su voz- Eso es, claro está, cuando no le piden que traiga con vida al resto de su equipo, o que se digne a cumplir su maldita misión.
-Creí que se te pagaba para volar, no para hablar- espetó Hunk de mala manera.
-Y esta prisionera… ¿Alguna idea de quién es?- preguntó Carlos disimulando muy pobremente su nerviosismo.
-No es algo que necesites saber muchacho- respondió Hunk de forma que Agustín considero casi sádica tomando en cuenta que Carlos probablemente pensaba que la prisionera podría ser Jill. Carlos estuvo a punto de decir algo más pero fue rápidamente neutralizado por Mikhail que le dio un fuerte apretón en el hombro para que se callara.
-Siempre y cuando no intenté explotar a la isla con nosotros adentro no creo que nos deba importar…- intentó bromear Agustín para aliviar un poco la tensión, lo único que recibió a cambio fue un silencio incomodó que duró la totalidad de lo que quedaba del viaje. Cuando finalmente lograron divisar tierra a lo lejos y el piloto procedió a aterrizar en lo que Agustín asumió que eran instalaciones de entrenamiento militar de las que Hunk les había hablado.
Todos bajaron sin decir una palabra, sus pies pisaron el suelo de tierra seca mientras veían como el segundo helicóptero con los prisioneros se dirigía hacia otra sección de la isla que se encontraba más cercana a la inmensa mansión ubicada exactamente en el medio de esta, poco antes ellos habían logrado tener un vistazo general de todo el lugar mientras lo sobrevolaban.
-Bien, todo hasta ahora va bien, mi memoria tal vez no sea la mejor pero creo poder recordar bien los diferentes caminos, el problema ahora va a ser librarnos de ellos…- pensó Agustín a la vez que el comité de bienvenida se acercaba a recibirlos.
Oscuridad, una sensación áspera y el frio metal apretando sus dos muñecas, estas son las primeras cosas que la chica experimentó al despertar. Estaba sentada al parecer, una brisa le azotaba el cuerpo dándole un ligero escalofrío, al respirar sentía como el aire que exhalaba chocaba con su propia cara tal y como si se encontrara debajo de una sábana. Por un momento intento forcejear con las esposas que la retenían pero apenas tenía fuerzas, siquiera pensar ya era una tarea complicada.
-¿D… dónde estoy?- logró preguntar pero no recibió respuesta, con un gran esfuerzo abrió sus párpados solamente para ver muchos pequeños agujeros a través de los cuales una tenues rayos de luz se colaban. No tardó en darse cuenta de que tenía un saco cubriendo su cabeza. Entonces, poco a poco, sus recuerdos empezaron a volver.
-Fui… fui capturada. Capturada de nuevo, ¿En qué estaba pensando? ¡Mierda!- maldijo tanto en su mente como en voz alta cuando una fuerte puntada de dolor acosó su cabeza.
-¡Silenció escoria!- exclamó alguien al que la joven no pudo ver pero, por lo que escuchaba, estuvo a punto de golpearla.
-Suficiente- dijo otra voz más profunda y seria- No hay necesidad de maltratarla, se nos ordenó entregarla viva y no confió en tu capacidad de contenerte.
-¡Oh vamos Rodrigo! Vos viste en persona lo que esta pequeña mierda hizo, ¡Cinco muertos y dieciséis heridos! ¿Cómo podes siquiera compadecerte de ella?
-No me compadezco, simplemente me parece inútil desquitarme a los golpes.
-Los guardias de Umbrella… dos murieron por la metralleta del helicóptero, los otros tres no debieron sobrevivir a la explosión…
-Ya estamos llegando señor, parece que el otro helicóptero va a utilizar la zona de aterrizaje del centro de entrenamiento- mencionó una tercera voz.
-Mejor así, de todas formas vamos a tener que reportarnos en la mansión.
-¿A dónde es que me llevan?- preguntó la joven sintiendo como un ligero terror surgía de su vientre.
-¡Dije que te calles estúpida!- gritó nuevamente la primera voz. Después de lo que ella supuso que fue el aterrizaje sintió como alguien la tomaba por el brazo de forma brusca y la obligaba a pararse, sin ninguna delicadeza la obligaron a caminar empujándola cada vez que se retrasaba, avanzaron por lo que a ella le pareció una eternidad, luego tuvo que bajar con dificultad unas escaleras pisando torpemente en uno de los últimos escalones y cayendo al piso. De la misma forma tosca de antes la levantar y arrastraron hasta una habitación donde le sacaron el saco de la cabeza y recitaron mientras le quitaban las esposas
"Tu numeró de identificación es WKD4496"
Por unos segundos un aire menos viciado entró por sus pulmones al ser liberada del saco, rápidamente giro su cabeza para ver a su captor pero, apenas la vio, recibió un fuerte golpe en la cara que la noqueo completamente.
"Bienvenida a tu nuevo hogar"
Nota de autor: "Se alza lentamente mientras varias explosiones toman lugar a su espalda, de su chaqueta saca un par de anteojos oscuros y se los pone mientras dice I´M BACK... se da cuenta de que tardo tanto que nadie lo estaba esperando, se va a un rincón a llorar"
