Capítulo 36

Un Mensaje Enigmático

El techo de la húmeda celda en la que se encontraba recluida retumbó un par de veces. Acompañándolo vino el apenas audible sonido de golpes secos junto con polvillo revoloteando por doquier, evidencia de que tan profundo bajo tierra se encontraba lo que hizo que la joven Redfield comenzará a sentir un leve temor. La lámpara que alumbraba la habitación parpadeo hasta finalmente apagarse haciendo que lo único que la rodeara fuera una oscuridad casi completa, su amplia celda daba a entender que se trataba de una instalación en la cual se podían encerrar a varios prisioneros pero por algún motivo se le había reservado la lujosa residencia a ella y solo ella.

-Debieron quedar asustados después de los trucos que les mostré antes en sus laboratorios de París, tirándome sola en esta tumba para que me pudra…- Pensó la joven muchacha en un intento de envalentonarse, pero con un lado más pesimista ganándole de momento. El silencio mortal que siguió a los golpes solo se rompía periódicamente por un leve goteo de fuente dudosa que la estaba poniendo más y más nerviosa.

-Al menos ya no tengo la bolsa esa en la cabeza.

Revisando sus pertenencia notó que seguía teniendo puesto el traje con el que realizó su pequeña hazaña de París hacia dios sabía cuánto tiempo, la remera oscura debajo de su chaqueta roja se encontraba pegada por el sudor y sumado a esto la humedad general hacía que se sintiera completamente incomoda. Su cabeza, más particularmente la frente, le palpitaba levemente como consecuencia del golpe que había recibido cortesía de sus gentiles anfitriones. Palpando sus bolsillos confirmó que efectivamente le habían quitado todo el equipo que había llevado con ella, lo que era de esperarse.

-Adiós a mi ganzúa, la pistola que me dio Leon en Raccoon, las cajas de munición que escondía en la chaqueta- se dijo internamente con un suspiro resignado, bajando levemente su cabeza hasta que de repente un subidón de energía la hizo empezar a palpar desesperadamente sus múltiples bolsillos en busca de algo, un objeto que no podía permitirse perder…

-Donde, no puede ser... donde… ¡Acá! No debieron revisar a fondo los bolsillos más pequeños,eso o no lo consideraron algo de importancia- musitó la pelirroja al sacar el encendedor que le había regalado Chris, el único recuerdo material que llevaba de su perdido hermano.

-Chris, ¿Qué mierda me dirías si me vieras ahora? Lejos de la universidad, metida hasta el cuello en este desastre, ¿Tan difícil hubiera sido una jodida llamada? Cuando te encuentre y te termine de apretujar con un abrazo de oso te voy a dar un golpe con igual cantidad de fuerza.

Pisadas. Pasos lentos provenientes de la oscuridad la hicieron abandonar sus fantasías de reencuentro y enfocarse en el ahora. Alguien o algo se acercaba a su celda. Claire forzó su vista para intentar ver pero sus ojos le eran inútiles. Fue al oír unas voces que notó como su cabeza aún se encontraba mareada por todo lo que le había sucedido. ¿Una persona? Alguien se acercaba lentamente a su celda con un caminar dificultoso mientras alguien presumiblemente fuera de la habitación gritaba algo que Claire simplemente no lograba comprender.

Quizás fuera su paranoia volviendo a actuar, pero ninguna "persona" caminaría de esa forma tambaleante, parecía llevar una herida en el estómago y no cabía la menor duda de que un leve gemido venía de aquel cuerpo andante, o al menos eso se dijo a ella misma. Esperando lo peor la pelirroja dio un paso atrás de los barrotes y alzó su encendedor. Luego de un leve chasquido la pequeña llama emergió iluminando la puerta de su prisión y en ella la cara del hombre que la había capturado. Claire casi suelta el mechero del sobresalto, pero logró mantener su agarre firme, no hubiera llegado tan lejos si un simple susto convirtiera sus manos en gelatina.

Se trataba de un hombre de altura media, pelo oscuro corto, bigote como único vello facial y mirada dura, fría. Su remera blanca estaba manchada de lo que Claire intuía que era su propia sangre, el hombre al ver como encendió su mechero trató de enderezarse con cierta dificultad, y sacó su mano de la herida pero su cuerpo se mantuvo ligeramente inclinado hacia el costado donde estaba esta. Sin decir una sola palabra sacó un par de llaves y abrió la cerradura de la celda, manteniendo su indescifrable mirada sobre la joven. Con un gesto brusco de su cabeza le dio a entender que debía largarse, dando media vuelta y entre tambaleos haciendo su camino hacia una silla que se encontraba junto al solitario escritorio que apenas se podía ver más allá de la celda. A la vez que el hombre se sentaba una segunda figura emergió de la entrada, sus llamados ahora más claros habían estado diciendo "Rodrigo", por lo que Claire asumió que ese era el nombre de quien acababa de liberarla.

-¿Qué se supone que está pasando aquí?- Pensó preocupada, el rostro del recién llegado parecía emular el sentimiento. Se trataba de un hombre joven, aparentaba tener una buena forma debajo de un ropaje engorroso que, para su crédito, probablemente le permitía cargar con bastante equipo. Su pelo era un poco más largo que el de Rodrigo y se encontraba consideradamente más revoltoso.

Mientras Claire contemplaba al recién llegado este tardó unos segundos en notar su presencia, su rostro mostrando una mezcla de…¿Alivio? ¿Sorpresa? era difícil de decir, y el ruido de un pequeño frasco de plástico chocando con fuerza contra el piso seguido de un frustrado -¡Perfecto!- del hombre que se hallaba sentado le robó rápidamente su atención.

-Anda, andate de acá. Este lugar está acabado- Exclamó su antiguo captor dirigiéndose a ella y ni siquiera reconociendo la presencia del otro hombre, su tono pasó de brusco a leve, reflexivo quizás, cuando añadió- No lo sé, puede que haya sido un equipo de fuerzas especiales… pero de cualquier manera esta prisión fue tomada. Las tropas fueron acabadas.

Claire lentamente empezó a caminar fuera de su celda, con una mirada cautelosa inspeccionó primero a quien acababa de llegar, no parecía estar haciendo ningún movimiento brusco, y luego enfocándose en Rodrigo y sus palabras. Dando unos pasos tentativos hacia él la joven preguntó -¿Qué estás diciendo?

-Sos libre de dejar el complejo. Pero la verdad deberías saber que no tenes ninguna chance de salir de esta isla- Rodrigo no mentía, ella podía notar la derrota en su voz.

-¿Y qué hay de vos? ¿Qué vas a hacer?- le preguntó aunque creía saber ya la respuesta.

-No te preocupes por mí… si lo que queres es a alguien con quien compartir tus últimas horas este tipo acá te quería ver, no es como si importara de mucho ya- respondió cerrando los ojos y bajando levemente la cabeza, envolviéndose un poco en sí mismo probablemente para aminorar un poco el dolor de sus heridas.

Claire se volteo para ver a el segundo desconocido, este acaba de suspirar al escuchar la declaración de Rodrigo y también se había vuelto a enfocar en la joven, su ceño fruncido parecía evidencia que estaba intentando encontrar las palabras para comunicarse.

-¿Claire… Claire Redfield verdad? Ese desgraciado seguro lo sabía- preguntó y luego agregó el segundo comentario más para sí que para ella, antes de continuar diciendo- Me enviaron para darte una nota y supuestamente aguardar donde estuvieras hasta que se nos dieran nuevas órdenes. Obviamente eso último lo tomaremos como algo opcional- el extraño esbozo una sonrisa en un intento de relajar el tenso ambiente en el que se encontraban y le extendió un sobre sellado, ella lo tomó extrañada pero en vez de abrirla se enfocó en brindar una respuesta cortante.

-Si, porque ahora mismo lo que planeo hacer es largarme de acá ¿Estás diciendo que planeas acompañarme? Apreciaría al menos un nombre antes de aceptar eso- le interrogó a la vez que se ponía en movimiento, guardando por ahora la carta en su bolsillo trasero la pelirroja confirmó rápidamente que Rodrigo no parecía estar interesado en lo que hacía y aprovechó para tomar un cuchillo de combate que se encontraba suelto sobre el escritorio, una caja de balas tirada sobre una solitaria silla y, para su sorpresa, una hierba verde que se encontraba en la misma celda donde ella había estado encerrada.

-Me hubiera servido para el golpe que me dieron, quizás no habría pasado tanto tiempo fuera de juego… ¿Cuánto habré llevado inconsciente?

Mientras ella hacía eso el extraño se enderezó y exclamó -Carlos Olivera señorita, a su servicio. Lo más conveniente sería sin duda que no perdamos nuestro tiempo, puedo ir diciendo lo que sé mientras nos largamos de aquí.

Claire asintió y le dio un último vistazo a Rodrigo, su herida se veía fea. Con cierta precaución se acercó y tomó la botella de plástico que el hombre había tirado, memorizó el nombre de la etiqueta. Si tenía suerte quizás podría encontrarle un reemplazo.

-Esto último suena bien, nos vamos- declaró la joven dirigiéndose hacia la salida a la vez que se ajustaba la funda del cuchillo en su cintura y lo guardaba. La puerta de metal se sentía fría al tacto de sus dedos, mientras el resto de su mano logró refugiarse de la sensación gracias a los guantes de la joven. Del otro lado se encontraba un claustrofóbico pasillo subterráneo en forma de L, cerca de la puerta había un encimero con una máquina de escribir apoyada y tirada al lado otra caja cargada de municiones. Con la esperanza de encontrar pronto un arma más allá del cuchillo Claire no dudo en tomar la caja a la vez que interrogaba al presunto guardia de Umbrella.

-Así que, Carlos, ¿Qué demonios está pasando acá? ¿Quien atacó la isla, quien me quiso mandar un mensaje y cómo encajas vos en todo esto?

-No estoy seguro… pareciera que algún rival atacó estas instalaciones pero no tengo idea del porqué. Agustín parecía saber más, pero no me dijo nada- le respondió el mercenario deliberadamente usando el nombre de su compañero. Quizás su memoria no fuera perfecta, pero recordaba bastante bien el día que visitó el hospital junto con Jill y vio a la joven que se encontraba ahora junto a él intentar llegar a Agustín y a la pequeña Sherry. Sabía también que se trataba de otra superviviente de Raccoon City, y que lo ultimo que habían sabido de ella era que esos hombres de negro se la habían llevado…

Tal como fue esperado, su respuesta finalmente le dio una pausa a Claire, deteniéndose justo frente a las escaleras que llevaban fuera del pasillo subterráneo. Por su parte, la mente de Claire tuvo un repentino cortocircuito al escuchar sus palabras, varias interrogantes, angustias, miedos y culpas surgieron a su vez pero de todas ellas había solo una pregunta que importaba.

-Agustín… ¿Estamos pensando en el mismo Agustín verdad? ¿Estaba con una niña pequeña? Alrededor de doce años, pelo rubio, ojos celestes- Claire miraba intensamente al mercenario mientras demandaba una respuesta, había clara preocupación en su rostro pero a su vez Carlos pudo notar un tono serio que lo compelía a responder y rápido.

-¡Si! Tranquila, Sherry está a salvo. Agustín, un compañero mío llamado Mikhail y yo somos todos también supervivientes de Raccoon City y estamos trabajando para tirar abajo a Umbrella. Podría decirse que somos agentes infiltrados ahora mismo, y es por eso que debí mantener las apariencias y encargarme de traerte esta nota.

Claire respiro profundo. Sherry estaba bien, podía sentir como un enorme peso que había llevado todo ese tiempo en sus espaldas se aminoraba aunque sea un poco. Ya habría tiempo para detalles, si no se enfocaba en el aquí y ahora muy difícilmente saldría del agujero en el que estaba metida y ahora estaba obligada a hacerlo no solo por su hermano sino que también por la pequeña. Subieron las escaleras en silencio lo que le permitió a la joven ordenar sus ideas. Afuera de esa tumba los esperaba una noche tormentosa, con una moderada capa de lluvia cayendo sobre sus cabezas y un anaranjado resplandor que provenía de un vehículo en llamas. Ante ellos había un sendero angosto que terminaba con ese espectáculo ardiente estrellado contra una pared de concreto. El único camino que les quedaba posible los llevaba hacia lo que parecía ser un cementerio.

-Entonces, ¿Esta nota me la envió alguien de Umbrella, no Agustín?- Preguntó Claire extrañada. Saco entonces la carta de su bolsillo y tuvo cierto cuidado de que la lluvia no arruinara lo que sea que estuviera allí escrito. Mientras hacían esto sus pasos los llevaron a la puerta del cementerio, Carlos contempló algo curioso al principio a la joven cuando esta miró los contenidos de la carta, pero no tardó en convertirse en preocupación al ver como quedaba paralizada por unos segundos tras leer lo que no parecía ser más que una pequeña oración…

Alrededor de tres meses atrás, en el momento de su secuestro...

Rodeada de los cadáveres pertenecientes a sus captores Claire escuchó cómo el desconocido enmascarado en vez de dispararle arrancaba el vehículo y se alejaba del hospital.

-¡Sherry!- pensó asustada abalanzándose de espaldas sobre una de las puertas y haciendo lo posible por abrirla con sus manos esposadas, sin importarle que tuviera en el medio a lo que solía ser uno de los hombres de negro. Intento abrirla pero no hubo caso, alguna clase de seguro. Se dio vuelta y le dio un fuerte patadón a la oscura ventana que no le produjo ni una leve marca.

El asesino que se encontraba tras el volante no pareció siquiera notarlo, aun cuando pateó repetidas veces la ventana y forcejeo con sus apretadas esposas este no se inmuto y condujo tranquilamente. Por la cabeza de la pelirroja pasó la idea de atacarlo, pero no le gustaban sus chances. Algún motivo debía tener el desgraciado para perdonarle la vida, ¿Pero cuál?

-¿A donde me estas llevando?- le dijo con tono desafiante -¿Qué mierda queres de mi?

Silencio.

-¿Crees que te vas a salir con la tuya enfermo? Ya vas a ver cuando me saque estas esposas, ya vas a ver cuando mi hermano te agarre. ¿Crees que no van a notar mi ausencia? Seguramente ya están intentando encontrarme y cuando lo hagan vas a querer que te trague la tierra infeliz.

Más silencio. Forcejeo por unos segundos con las esposas dejando escapar gemidos de dolor cada tanto, estaban demasiado ajustadas y deslizar fuera una de sus manos se le hacía imposible. Sus ojos se enfocaron en los cadáveres que la rodeaban, ¿Quizás la tendrían ellos la llave? Intentó maniobrar su cuerpo para de alguna manera alcanzar con sus manos a revisar los bolsillos de uno pero minutos después se rindió, no tenía la suficiente movilidad como para hacerlo funcionar. Frustrada le pegó una patada al asiento delantero donde se encontraba el silencioso conductor. Dos, tres patadas. No cambiaba nada.

-Por… por favor. Tengo una niña pequeña a la que cuidar, te lo ruego, no me alejes de ella- balbuceó finalmente derrotada, fuera quien fuera el desgraciado la tenía en su poder. Pasaron unos minutos sin respuesta, el ruido del motor era lo único que llenaba los oídos de la muchacha. El vehículo entonces se detuvo, Claire podía oír cómo el hombre parecía estar preparando algo en el asiento delantero pero no llegó a reaccionar a tiempo, antes de que pudiera hacer nada la figura enmascarada se movió de su asiento yendo a parar a los traseros con ella y con una perturbadora destreza le inyectó una jeringuilla en el cuello.

El efecto fue casi instantáneo, el mundo se puso negro y Claire perdió la consciencia. Cuando lentamente su ser volvió a su cuerpo sintió que había algunas cosas distintas, las esposas ya no estaban allí, si bien seguía en la parte trasera de un auto este no era el mismo vehículo de antes, los cuerpos habían desaparecido aunque las manchas de sangre en su ropa aún permanecían allí y las ventanas eran comunes por lo que se podía ver afuera. Veía… era imposible lo que veía.

-¿El… el edificio de mi departamento?- preguntó sintiendo como si estuviera en una situación surrealista, este no era un viaje que se pudiera hacer en un par de horas. En el asiento delantero aún estaba el hombre enmascarado pacientemente esperando a que recobrara su consciencia. Al escucharla asintió, salió del auto y procedió a abrirle la puerta para que saliera.

Algo dubitativa al verlo del otro lado y aun sintiéndose débil por lo que sea que le hubieran inyectado Claire tardo un poco en animarse a salir, algunas personas circulando por las calles se habían frenado al ver la extraña figura del agente enmascarado y a ella emerger del vehículo, entre ellas creyó reconocer algunas caras de sus compañeros de clase.

-¿Por qué?- solo logró preguntar, sin entender nada de lo que estaba pasando.

De vuelta en la Isla Rockfort

La respuesta que recibió ese día a su pregunta apareció reflejada en la nota: "La Muerte siempre cobra sus deudas"

Detrás de ellos se escuchó como algo caía al piso. sobresaltados vieron entre las llamas un cuerpo alzarse sin importarle la ardiente capa de fuego que lo recubría. Sus ojos lechosos contrastaban con la cara enrojecida por la quemazón y los músculos expuestos en su rostro. Su boca abierta no liberaba ruido alguno, pero el anhelo que cargaba era más que evidente para ambos allí presentes.

-No… otra vez no- llegó a balbucear Claire dando unos pasos hacia atrás. Carlos por su parte alzó su Eagle y le apuntó al monstruo, respiró profundo y por un segundo pareció como si fuera hacer el tiro, pero algo le hizo cambiar de parecer. Volteándose para ver a Claire el mercenario dijo.

-Es solo uno, no valdría la pena desperdiciar el…

Como si hubieran sido invocados por algún oscuro hechizo la tierra debajo de ellos empezó a temblar. Claire, que ya se encontraba considerablemente adentrada en el cementerio para aumentar la distancia entre ella y la criatura en la entrada, rápidamente se arrepintió de su jugada. Dando un paso en falso la pelirroja tropezó cayendo sentada al suelo, aún así se arrastró hacia atrás hasta que una mano blancuzca le tomó el tobillo mientras el odioso ruido de los gemidos empezó a hacerse presente en la oscura noche. Uno, dos, tres, cuatro putrefactos cadáveres se alzaron de sus tumbas hambrientos de carne. Claire a duras penas logró liberarse con un patadón a tiempo para rodar sobre sí misma y evitar a otro monstruo que se abalanzó sobre ella. Arrastrándose unos centímetros logró tomar la distancia suficiente para ganar el tiempo que necesitaba, se puso ágilmente de pie con su cuchillo en mano para encontrarse completamente rodeada por las cuatro criaturas, teniendo a Carlos en el extremo opuesto del cementerio.

-¡Yo diría que lo vale!- gritó la joven sin siquiera mirar al mercenario, sus ojos enfocados en las criaturas que se encontraba entre ella y la salida. Un pequeño camino de piedras se desplegaba entre las tumbas desde una entrada hacia la otra, creando una forma de U entre ambas. Teniendo tres criaturas a su espalda y dos en frente Claire decidió en una fracción de segundo que reagruparse con Carlos seria un suicidio. Sin respeto alguno por la tierra de los sepulcros la joven salió del camino de piedra esquivando por poco al primer zombi que se encontraba frente ella, pisó fuerte sobre la tierra removida y le dio un fuerte empuje en el costado aprovechando que el monstruo se había abalanzado a la posición donde ella se encontraba antes, lo que produjo que cayera torpemente al piso y le dificultará el paso a dos de las criaturas que tenía a su espalda. Pudo oír un quejido, con el rabillo de su ojo noto que Carlos estaba forcejeando con la criatura de la entrada que se le había abalanzado pero suerte para él las otras dos seguían enfocadas en ella. Claire no tuvo oportunidad de ver como ese encuentro terminaría ya que frente a ella aun quedaba un monstruo al que enfrentarse. Al no quedarle espacio para maniobrar y ser esa criatura lo único que se encontraba entre ella y la salida Claire se mantuvo firme esperando a que el monstruo se acercara con su repugnante boca abierta, decidida a hacer una maniobra arriesgada. Antes de que la agarre se le abalanzó ella a él y le inserto el cuchillo dentro de la parte superior de la boca, alcanzando de forma limpia el cerebro y retirando rápidamente el arma blanca. Empujando a la ahora inerte criatura corrió hacia la salida del cementerio escuchando un par de disparos a su espalda.

-Espero que se haya liberado ileso.

Cruzó las rejas y abrió la puerta metálica del otro lado. Esto la llevó a lo que era básicamente un gran cuadrado delimitado por paredes de concreto con púas en la cima. Cerca de la puerta que acababa de cruzar podía ver la parte trasera del vehículo en llamas de antes y adyacente al final de pared había un edificio en forma de muro de vigilancia considerablemente más alto que las demás paredes y con una enorme puerta doble. Al dar tan solo unos pasos dentro de este terreno una potente luz se enfocó en ella y le cegó completamente la vista. El sonido de un arma automática comenzó a aullar instantáneamente después por lo que Claire cerró los ojos para ignorar la luz enceguecedora y saltó hacia atrás buscando refugio en el vehículo en llamas. Su mirada recorrió toda la zona en busca de algo, lo que sea que la pudiera ayudar a salir de su aprieto. Basura, restos de accidentes, cuerpos… cerca de la mano de uno de los antiguos guardias que se encontraba tirado en frente de ella había una pistola.

Sin dudarlo ni un segundo la joven tomó el arma, con la experticia que había obtenido de su hermano revisó su estado, comprobó si estaba cargada y la preparó para su uso. Pacientemente espero estando con su espalda contra el vehículo hasta que el sonido de la lluvia de disparos se detuvo, aunque detrás de la puerta por la que había entrado se podían oír todavía sonoros ataques provenientes de la Eagle de Carlos.

Claire aprovechó su oportunidad, se deslizó de la cobertura y enfocó su vista en la fuente de los disparos. Sobre el gran muro había tres cosas llamativas, la potente lámpara que la había encandilado, una torreta estacionaria y detrás de ella un muchacho pelirrojo asomando la mirada. Con un certero disparo la joven le dio un fin a la molesta luz, luego para demostrar que no estaba jugando dio dos disparos de advertencia hacia el pelirrojo que la había atacado.

-¡Waaa! ¡Espera espera, no dispares!- gritó una acelerada y ligeramente molesta voz.

-¿Quién sos?- espetó Claire sin bajar su arma aun cuando vio que el muchacho se alejaba de la torreta y alzaba sus manos.

-¿Huh? No sos un zombi...- pareció decir sorprendido- ¡Espera! ¡Espérame ahí, estoy yendo!- Exclamó emocionado zarandeando los brazos que había llevado al aire.

Claire dejó de apuntarlo mientras el desconocido bajaba, se encontraba con una pierna arrodillada en el piso para estabilizar su postura y tener una mejor puntería pero decidió ponerse de pie cuando este llegó a donde estaba ella. Se trataba de un chico joven, probablemente más joven que ella, llevaba una chaqueta verde oscura abierta con una remera amarilla por debajo, pantalones militares y un cabello rojo oscuro sobre la cabeza que Claire apuntaba con su arma.

-Hum, perdón por ese pequeño mal entendido, pero creí que eras uno de esos monstruos…- dijo el pelirrojo caminando relajadamente hacia ella e intentando correr el arma como si esta lo estuviera apuntando por accidente, a lo que Claire dio un paso atrás y le volvió a apuntar con firmeza.

-Cállate. Haces un movimiento erróneo y te disparo- amenazó firmemente dando unos pasos al costado, en círculo alrededor de él con el arma apuntada en todo momento.

Esto le dio pausa por un segundo al muchacho, pero no tardó en decir -Relájate hermosa, te dije que lo sentía. Mi nombre es Steve- la palabra "hermosa" casi hizo que le disparara, pero al parecer el hecho de estar siendo amenazado a punta de pistola no le movía ni uno de sus mojados mechones rojos, le dio la espalda y caminó un poco mientras agregaba- Era un prisionero en esta isla. Y algo me dice que no sos de Umbrella tampoco.

Ella se relajo un poco, el tal Steve claramente no buscaba hacerle daño- No, soy Claire, Claire Redfield…

La puerta por la que había entrado se abrió nuevamente y de ella salió un hombre sonriente que exclamó con cierto sarcasmo.

-No no por favor, ¿Ayuda? Pfff, ¿Quién necesita...Quién demonios es este?- El tono sarcástico del mercenario se transformó rápidamente en uno de sorpresa y la cara animada de Steve se volvió repentinamente más sombría.

-Steve- Respondió Claire mirando al recién llegado con cierto remordimiento reflejado en su rostro- ¿Estás herido?

-Tranquila, me costó todas las balas que llevaba encima pero me asegure que volvieran a sus tumbas- le respondió sin despegar la mirada del tal Steve, ¿Sería uno de los prisioneros de antes? No lo había visto, pero… ¿No era un poco bajito para ser un guardia?

-¡Hey! Escuche que hay un aeropuerto por aquí- exclamó fuertemente el pelirrojo atrayendo nuevamente la atención sobre él, lo que pareció complacerlo- Una vez que lo encuentre, finalmente voy a poder escapar de esta demente isla… Bueno, ¡Nos vemos!- dijo como si hablara solo para sí mismo y luego exclamó animadamente, dándoles la espalda y empezando a casi brincar hacia una de las puertas que se encontraban en las paredes de concreto.

-¡Hey! ¡Espera!- le dijo Claire yendo tras él, este se frenó y dio la vuelta con una sonrisa burlona en sus labios, negando lentamente con su dedo índice al sonido de un tsk tsk tsk.

-No te quiero siguiéndome bebé, sólo me harían ir más lento- y así sin más se dio media vuelta y atravesó la puerta.

-...Y yo creí que zombis alzándose de sus tumbas iba a ser lo más raro que vería hoy- dijo Carlos incrédulo.

-¿Me llamó bebé?- pensó ella molesta, pero no pudo evitar preocuparse por el chico- Vamos, si tenemos suerte lo alcanzamos antes de que se maté.

-Felicidades Claire, nuevo apocalipsis zombi, nuevo niño bajo tu ala- dijo internamente una voz irónica mientras recargaba su pistola y comenzaba un rápido escaneo del área antes de seguir avanzando.

Nota de autor: ¡Buenas a todos de nuevo! Y nos vemos el año que viene… nah, mentira, la idea sería intentar seguirlo posta esta vez. Sepan que leí cada mensaje que me mandaron a lo largo del tiempo y son ellos los que de a poco me empujaron a volver. Bienvenidos los nuevos lectores y los viejos, si queda alguno los quiero y por favor, no me asesinen mientras duermo.