¡Buenas! Señoras y señores, quiero recordarles que este capítulo es una continuación del de la semana pasada, por ende, les recomiendo vayan al anterior y lean las últimas líneas.
Una de las chicas que empezó a leer hace poco el fic me recomendó que resaltara mejor cuando se pasaba de un lugar a otro, entonces procuraré hacerlo, si vez el cambio, por favor coméntalo.
Sí, pese a que este Harry no es perfecto, definitivamente a Pansy le está yendo mejor ¿Será por mucho tiempo?
Otra de ustedes, más específicamente Neineineinn (escritora de Magnolia, si no la han leído, vayan, es muy buena) se preguntó cómo iba a lidiar con el asunto polémico de las edades, bueno quiero decirte que mis historias siempre son polémicas jajajajajajajaja, pero, en el espíritu de hacer menos oscura esta, estoy teniendo cuidado con el hecho de sus acercamientos teniendo en cuenta la edad de Hermione, recordemos que Draco le lleva 6 años, pese a esto, no sé ustedes, pero yo a mis 13 añitos ya me estaba besando por ahí jajajajaja, ojo, besando, no pienso armar polémicas con algo más allá o no tanto. Igual recuerden que lo mío es el drama, así que quedan advertidas.
Creo que podría haber polémicas por otras cosas que verán yo creo que el otro capítulo, igual quiero recordarles que en esa época todo era muy diferente, lo que hoy nos parece normal en ese momento no lo era y lo que para nosotros sería impensable, en aquel tiempo era algo normal.
Mi Querida Cris, me encanta como ves a mi Harry y creo que los primeros capítulos son más Hansy entonces espero que los disfrutes y que todas los disfruten pese que están aquí para leer un Dramione.
Dejando de hablar tanto, el capítulo:
Capítulo 4. Sus 3 rostro parte II
- Eres como una brisa fresca que se lleva mis pesares Harry, desprendes una paz extraña que me hace sentir menos desgraciada, siento que puedo con esto – él la miró con intensidad y con miedo, era una mujer hermosa.
Desde que la vio en la sala del trono había pensado en aquello, tenía un liso y largo cabello negro que parecía ser suave, su piel era blanca y sus ojos de un verde profundo, su cuerpo, bueno, le había costado no mirarlo de más, tenía piernas largas y cintura pequeña, unos senos de una tamaño perfecto y cola redonda, aquella primera vez se había encontrado pensando que estaría encantado de tenerla en su cama, pensó que aquello si podía hacerlo bien, podría satisfacerla y en el camino satisfacerse. Si podían tener sexo y llevar una relación amistosa, estaba seguro de que podían vivir una vida en paz.
No, la relación física no era el problema. Follársela no era el problema, el problema era encariñarse y, durante esas dos semanas había descubierto que ella podría lograr que pasara, podría lograr que él se encariñara, podría lograr que la tomara sintiendo más que una mera atracción carnal y aquello lo asustaba. Se negaba a convertirse en su padre.
Él se levantó, hipnotizado por su mirada y se sentó en el borde de la cama ante sus expectantes ojos, luego la tomó de la cintura y la atrajo hacía él, era la primera vez que podía tocarla, recorrió su cuello con sus labios apenas rosando su piel y ella sintió un escalofrío. La apretó más hacía él y siguió rosando la piel de su barbilla hasta llegar a su labio inferior y morderlo para luego pasar su lengua sobre ellos humedeciéndolos, ella no bajo la mirada, ambos se veían fijamente, luego el rozó levemente su piel hasta llegar a su oído.
-Puedo hacerte olvidar en tu cama – su mano bajó de su cintura hasta su muslo apretándolo casi en su inicio mandando una descarga eléctrica a la columna de la chica y haciéndola soltar un leve gemino al tiempo que él mordía el lóbulo de su oreja – soy bueno en eso – dijo mientras pasaba su lengua por su cuello haciéndola cerrar los ojos – pero no puedo hacerte olvidar con cariño –
Él se alejó, pero antes de poder levantarse, las manos de ella se enredaron en su túnica mientras lo veía con sus ojos verdes oscurecidos y dilatados, luego lo atrajo e hizo lo mismo que antes él había hecho, mordió su labio inferior para luego rosarlo con su lengua, incapaz de rechazarla, la tomó por la cintura y la sentó a horcajadas sobre él besándola con fuerza mientras ella le respondía de igual forma, recorrió su boca para luego morderla y meter su lengua. Aprovecho que su bata se había subido para posar sus manos sobre las piernas desnudas de ella y subirlas llevando con ellas la prenda hasta posarlas sobre su cintura desnuda apretándola, un sonido más audible que el anterior se escapó de sus labios haciéndolo rugir.
Abandonó su boca para recorrer su cuello, ella echó la cabeza hacía atrás dándole más espacio, bajó sus besos húmedos hasta su camisón llegando a uno de sus senos tan solo cubiertos por la tela la cual mojó con su lengua haciendo que esta se pegara contra su erguido pezón que tomó con sus dientes y jaló levemente causando que la espalda de ella se arqueara.
En ese momento unos toques en la puerta hicieron que él detuviera sus caricias y la tomara de la cintura depositándola en la cama logrando ver sus mejillas arreboladas y cómo mordía su labio sin quitarle la mirada de encima, cómo le gustaría mandar a la mierda a quien quiera que estuviera afuera y follarla allí. Se obligó a enderezarse y calmar su respiración, retirando su mirada de ella.
-¿Quién? – preguntó con frustración.
-Harry, cariño – era su madre y sonaba preocupada. La pelinegra al escuchar la voz, rápidamente se metió bajo las cobijas y respiró profundo intentando aplacar su cuerpo. Lo vio caminar a la puerta abriéndola para la reina, su mirada cambio a una llena de ternura de inmediato.
- Madre – hizo una pequeña reverencia haciéndose a un lado permitiéndola pasar – la pelirroja llegó hasta la silla que antes había sido ocupada por el hombre y se sentó, le dedicó una mirada perspicaz para luego desviarla a la de su hijo.
- Estaba preocupada, pero, veo que Harry ha cuidado bien de ti – la morena trago espeso, de alguna forma sentía que la mujer sabía que había estado a punto de pasar y la apenaba –
- Ha sido muy atento – dijo nerviosa.
- Eso imagino – giró su vista a la de su hijo y este también pareció apenado, aquello la hizo sonreír – siento mucho lo que te hizo mi esposo – la mirada de la mujer había cambiado a una totalmente compungida – hubiera deseado evitarlo.
- Majestad, usted no podría haber hecho nada –
- Soy Lily y estaré para ti, no dudes en buscarme – esa misma paz que le hacía sentir Harry emanó de su futura suegra, tomaría su ofrecimiento.
- Iré a pedir la cena –
- ¡Oh, Harry, espera! – él se detuvo a mitad de camino y se giró expectante.
- He venido también a darles una noticia – ambos dirigieron su atención a ella expectantes.
- Tu padre ha dispuesto que la boda sea en un mes – su corazón se estrujó y su cuerpo se tensó, sí, ella sentía que podía hacerlo con él, sin embargo, escucharlo lo hacía real y la hacía entristecerse, se casaría con un hombre al que no amaba – mañana vendrá Madame Malkin a ayudarte con tu túnica – escucharon un plop y con ello un elfo que hacía una exagerada reverencia, a su lado una bandeja con comida flotaba – me tomé el atrevimiento de pedir su cena – luego se levantó y se dirigió a la puerta.
- ¿No cenarás con nosotros, Lily? – le fue extraño llamarla por su nombre pero a la vez se sintió bien.
- No querida, el rey exige mi presencia para la cena con él sin excepción – pudo distinguir como su mirada se hizo triste por un segundo para luego salir de la habitación.
El elfo que había llegado preparó una mesa sobre su regazo y otra frente a la silla que estaba ocupando Harry, luego desapareció, ambos estaban en silencio, atrás había quedado su fogoso encuentro siendo apagado con un balde de agua fría. Habían comido en silencio, los platos habían desaparecido y ellos solo se miraban, ninguno sabía que decir. En un mes compartirían lecho. Ella había pensado que al menos tendría un año, pero, no, tan solo un mes, su corazón se oprimió pensando de nuevo en el amor perdido.
-Estaremos bien – trató de animarla, sin embargo, fue vano, ambos estaban en shock por la noticia. Ella solo asintió y lo vio levantarse para dirigirse a la puerta, esta vez ella no dijo nada, necesitaba procesar la noticia y necesitaba hacerlo sola. Escuchó la puerta cerrarse y en ese momento una lágrima descendió por su mejilla.
Se casaría en un mes.
Los días subsiguientes se sintieron monótonos, parecía que el cielo se había adaptado a su humor pues todos los días amanecía nublado escondiendo los rayos del sol. Después el incidente con el rey no lo había vuelto a ver de nuevo. Harry seguía desayunando todos los días con ella y siempre llevaba consigo una rosa rosada, de alguna forma se sentía culpable por su destino, por hacerla su esposa en un mes. En algunas ocasiones se encontraba pensando que le hubiera gustado conocerla en otras circunstancias y hacerla su esposa de otra forma, pero, así como la idea llegaba a su mente así mismo se obligaba a desterrarla.
Luego del desayuno ella iba al salón, todos los días se dedicaba a alguna actividad con respecto a la boda. El primer día vio a la diseñadora quien le tomó medidas y le preguntó que quería, ella solo le respondió que estaría bien cualquier cosa "linda" porque sinceramente, no sabía que más decir, no quería nada, no estaba preparada para decir esas dos palabras en el altar ¿Cómo podía pensar en telas y adornos? Lo dejó todo en manos de su suegra.
El siguiente día se dedicó a firmar invitaciones que serían enviada por todo el continente, la primera iba dirigida al "Rey de Inglaterra su Majestad Draco Luicius Malfoy y su prometida su Alteza real la princesa Hermione de Francia" bufó, tuvo ganas de escribirle hasta de que mal se iba a morir pero se abstuvo, no quería ganarse otro cruccio por algo que podría decirle en su cara el día de su boda.
Cuando llegaba en las noches a sus aposentos y se quedaba sola no podía pegar ojo, un insomnio perpetuo de había adueñado de su cuerpo ¿Le pasaría lo mismo a él?
Un día con aquel mismo pensamiento, se había levantado y había recorrido los pasillos del palacio hasta llegar a la puerta de él, los guardias que la custodiaban se quedaron mirándola sin saber que hacer, sin embargo una única mirada de ella bastó para que se quitaran de su camino. Al abrir la puerta vio la chimenea prendida alumbrando pobremente la habitación, en la cama estaba él acostado de medio lado, al parecer no tenía problemas para dormir. Caminó hasta quedar frente al mueble y luego se subió al colchón en ese momento el pareció sentir su presencia y se giró desconcertado, al verla sus ojos se llenaron de curiosidad.
-Llevo días sin dormir – dijo apesadumbrada.
Él la miró con entendimiento retirando la colcha y atrayéndola hacía él, ella enterró su rostro en su pecho y cerró los ojos, sintió las manos de él acariciando su espalda sin decir nada, luego no supo nada más.
A la mañana siguiente se encontró sola en la cama, sentía que su cuerpo había descansado, había logrado dormir sintiendo sus brazos rodearla, intentó sentirse culpable pero luego pensó que, sentirse culpable no la ayudaría a aguantar una vida con él y mucho menos una sin dormir, él le daba paz y tomaría ese salvavidas.
Cuando se arregló, lo encontró esperándola para desayunar mientras leía el profeta.
-"En dos semanas se llevará a cabo la boda más esperada por toda Europa mágica" – leyó en voz alta para ella – "el enlace entre su alteza real la princesa Pansy de la casa real Malfoy de Inglaterra y su alteza real el príncipe Harry de la casa real Potter de Francia se llevara a cabo en la abadía de Merlín en París, miles de invitaciones han sido enviadas a lo largo del continente que se ha regocijado con el enlace el cual pone fin a años de disputas entre las dos naciones…" – el bajó el periódico y lo puso sobre la mesa para luego depositar unas frambuesas en un plato que puso frente a ella.
-Gracias – murmuró. No sabía que más decir, el maldito periódico le recordó que en dos semanas iría al altar, levantó su mirada y se encontró con la de él fija en ella, podría hacerlo, sí, estaba segura de que podría hacerlo.
- ¿Te fue posible dormir anoche? – él desvió su mirada a su plato, escogiendo qué frutas comer ese día
- Sí, muy bien de hecho – era la primera vez que se sentía apenada con él y solo era por haber invadido su habitación a media noche, estaba segura de que si hubieran follado no se sentiría tan apenada, parecía que pedir un abrazo era más íntimo.
- Eso es un alivio, no quieres ser una novia con grandes ojeras – dijo jocoso, eliminando cualquier incomodidad en el ambiente.
Una carcajada salió de su garganta haciendo que el resto del desayuno se sintiera cómodo. El resto del día fue igual a los anteriores, preparación para la boda. Prueba de vestido, elección flores… Se encontró pensando que prefería casarse ya mismo que seguir haciendo aquello más días. Ese día se dirigió a sus aposentos para dormir, esa noche la pasó en vela, su insomnio volvió acompañado de ansiedad.
La semana subsiguiente siguió escabulléndose a la habitación de él en medio de la noche, igual que el primer día, él levantaba la colcha la atraía hacía su cuerpo y luego acariciaba su espalda. Se había convertido en su canción de cuna personal y, de ninguna forma pasaría otra noche en vela en su habitación si podía evitarlo.
Había llegado la semana antes de su boda y los nervios estaban a flor de piel, en el desayuno había intentado comer, pero, irremediablemente había vomitado todo, ante aquello, Harry decidió no obligarla, lo que menos quería era causarle una ulcera a una semana de la boda.
Ese día era la última prueba de su túnica, era "bonita" tal como se lo había solicitado a Madame Malkin, no pudo evitar reír para sus adentros, le recomendaría a su futura cuñada esa hacedora de túnicas para su boda, estaba segura de que ella tampoco sabría que querría, probablemente su "bonito" sería suficiente y le quitaría un peso de encima.
Al llegar la noche, se cambió su ropa a la de dormir y salió de su habitación rumbo a la del moreno. Cuando estuvo frente a la puerta miró a los guardias como todas las noches, pero, ese día, no se movieron.
-Lo siento Alteza no podemos dejarla pasar – ella les dedicó una mirada que les helo la sangre haciéndolos moverse de manera autónoma.
Al abrir la puerta, escuchó unos jadeos, cuando tuvo la vista completa, encontró a su futuro esposo siendo montado por una mujer de cabellos negros, los gemidos de ella se hacían cada vez más audibles y la cobija se había arremolinado en su cadera. Vio como las manos de él apretaban ávidamente lo senos de ella. Ni siquiera habían notado su intromisión, caminó hasta una mesilla cerca y tiró una estatuilla en forma de snitch, el sonido sordo hizo sobresaltar a la pareja sobre la cama, quienes dirigieron su vista hacía ella.
-Lárgate – la mujer solo le dedicó una mirada condescendiente mientras seguía estática – ¡he dicho que te largues! – murmuró mientras la apuntaba con su varita, ella ante aquel gesto dirigió su mirada hacía el azabache quien se la quitó de encima haciéndola caer de culo al piso, ante aquel comportamiento la pelinegra corrió hacía la salida mientras pasaba a su lado y le hacía una reverencia veloz.
En la cama, el hombre la miraba fijamente y quizá con un poco de frustración, había interrumpido un muy buen polvo, ella se quitó la bata, tirando con ella su varita y se acercó a la cama, el estar al borde ella lo miró expectante y él parecía indeciso, sin embargo, como las noches anteriores, levantó el cubrecama y la acercó a él enrollándola en sus brazos.
Cómo todas las noches enterró su rostro en su pecho con la diferencia de que ese día estaba desnudo, ni siquiera se sonrojó, era solo un cuerpo desnudo, cerró sus ojos y respiró profundo.
-Sabes que vengo todas las noches – él no dijo nada - ¿Debías follártela a esta hora? – cuando lo dijo en voz alta sintió que su pecho se comprimía, él se estaba follando a otra mujer en la cama donde todas esas noches habían dormido.
- lo necesitaba – dijo con voz ronca
- Puedes follarme a mí – tomó la mano que abrazaba su cintura y la subió hasta dejarla sobre su pecho, lo estaba mirando fijamente, sí, prefería que se la follara a ella a encontrar a su canción de cuna con otra mujer.
Él la miró con intensidad sin moverse, era cierto que aquel día habían estado a punto de acostarse, pero, después cuando había vuelto a sus aposentos había sentido que aquello estaba mal, por alguna razón no se sentía correcto.
Desde hacía dos semanas la morena llegaba en medio de la noche a su habitación, el solo la abrasaba hasta que se quedaba dormida. Al otro día se levantaba con una incómoda erección de la cual tenía que encargarse antes de que ella despertara, sin embargo, aquella mañana no había sido suficiente, buscó a la primera joven en la corte, le dijo unas cuantas palabras y luego la llevó a sus aposentos, necesitaba esa ansiada liberación, pero, en su desesperación, no pensó en que su futura esposa llegaría como todas las noches a dormir con él.
Sintió la lengua de ella rozar sus labios haciéndolo volver al momento, sus manos podían sentir sus perfectos senos, su mirada se volvió profunda, hambrienta, sin poder evitarlo la besó, la besó con todo el deseo contenido de aquellas dos semanas girándola hacía el colchón tomando posesivamente su cintura, la escuchó gemir, fue como la miel, sin embargo, la imagen de la mujer que hacía algunos minutos había tenido sobre él vino a su cabeza y lo hizo separarse.
-¿Qué pasa?
-No puedo hacer esto Pansy – los ojos de ella se cristalizaron ¿Debía irse y permitir que terminara lo que había comenzado con la otra mujer? Se sintió humillada por haberse ofrecido como una prostituta.
Ella, respiró profundo y trató de reunir toda la dignidad que aún le quedaba en el cuerpo intentando levantarse para abandonar el lugar, sin embargo, cuando lo intentó el agarre de él se volvió más posesivo atrayéndola hacía su pecho y abrazándola como todos los días anteriores a ese.
-No puedo acostarme contigo después de haberme follado a otra mujer – el depositó un beso en la cabeza de ella y empezó a acariciar su espalda como siempre – no se siente adecuado
El entendimiento cayó en su cabeza como un baldado de agua fría, él había buscado a otra mujer para calmar sus deseos, nunca pensó que dormir con ella todas las noches sin tocarle un pelo debía ser difícil, aquello la hizo enternecer, ese hombre del cual había visto varias caras seguía mostrando la predominante una de gran respeto y bondad, él hubiera simplemente podido sacarla de la habitación, pero no lo hizo, la puso primero a ella.
-No tienes que buscar a otra mujer "yo puedo hacerte olvidar en tu cama" –
Ninguno dijo nada más, ella cerró sus ojos y tal como había pasado los días anteriores se quedó dormida casi instantáneamente. Él por su parte se sintió asustado ¿Por qué se tomaba tantas molestias con ella? Sí, le había dicho que podían tener una vida en paz, pero, recibirla todos los días en su cama y echar de su habitación a su buen polvo era más que eso.
No, él no se podía permitir encariñarse, era lo mejor para ambos, sin embargo, se sentía impedido de no dejarla entrar todas las noches y ayudarla a dormir, aquello parecía estar bien, parecía se la manera correcta de actuar y su propuesta ¿Qué decir de su propuesta? Tenía carta blanca para recorrer cada rincón de su cuerpo y saciarse de ella, aún no estaba seguro de que algún día se saciara.
Tenía que buscar la forma de poder hacer todo sin involucrar su corazón.
Los resultados podían ser desastrosos.
Se negaba a convertirse en su padre.
Bueno ¿Qué tal? ¿Mucho Hansy? Sé que es mucho, que esto es un Dramione, pero, Hermione está chiquita, entonces eso va a evolucionar más lento, verán a qué me refiero cuando aborde el otro lado de la moneda.
En fin, de verdad espero que les haya gustado, a mi este es uno de los capítulos subidos que más me puso rojita y me gustó.
Una última cosita, he pensado quizá subir 3 capítulos cada 2 semanas, sin embargo, dependerá de cuanto escriba a la semana, como les he dicho, tengo muchoooo escrito, pero no es ni la mitad de la historia, no quiero dejarla abandonada meses por falta de inspiración, prefiero tener material suficiente para pasar mis momentos en blanco (Hasta ahora ha fluido de maravilla). No siendo más las leo.
