Muy buenas a todos amigos ¿Cómo han estado? Déjenme desearles un muy feliz año nuevo y un feliz día de los enamorados a los que tengan pareja, espero que hayan podido cerrar el año con buen pie, lo más saludables posible, y comenzar este como se debe.

Hoy vuelvo con un nuevo capítulo de esta historia, pero antes de empezar quisiera pedirles disculpas a todos por la larga demora. Lamentablemente, ciertas cosas me han mantenido algo ocupado estos últimos meses sin contar con mis otras historias en paralelo.

No la quiero hacer tan larga con la introducción pero daré una pequeña aclaración para los interesados en las notas al final del capítulo, mientras tanto, paso a dar gracias a todos lo que se tomaron un tiempo para dejar su opinión del anterior capitulo. Sus mensajes me alegran el día y me dan muchas más ganas de seguir con esta historia. Muchas gracias.

Jean d´arc: ¡Hola! Me alegro que te haya gustado el capítulo y si, parece que Bran estuvo bastante ocupado tratando de preparar las cosas para la llegada de Jon. Sobre Domeric, siempre me pareció un personaje interesante por como lo mencionan tanto en los libros como en otras historias. Un Bolton que no odie a los Stark parece ser la aguja en el pajar. Espero poder darle un buen desarrollo como personaje. Cambiando un poco de tema, estoy completamente de acuerdo con vos, el Pueblo Libre por generaciones ha asaltado y masacrado; han causaron mucho daño a los norteños y al Muro. Así también, los propios norteños respondieron por sus actos con la misma moneda. A mis ojos no son muy diferentes a los Hijos del Hierro, pero tiempos desesperados requieren medidas desesperadas, solo que no será fácil lograr esa unión. También entiendo que te sientas así respecto a Daenerys y la destrucción del Muro, pero personalmente creo que eso fue demasiado conveniente en la serie original, ya veremos cómo se resuelve ese tema más adelante. Espero que este capítulo sea de tu agrado.

Guest: Me alegro que te guste y disculpa la demora.

Alyss: Gracias por las palabras querida Alyss. Espero que disfrutes el capítulo.

Ma24395: Me alegro que te guste la historia.

: Me alegra que te guste como avanza la historia y tampoco puedo negar que me has dado algunas ideas para el futuro, pero tampoco prometo mucho. Espero que te guste el capítulo y perdón por la demora.

Ni GoT ni Canción de Hielo y Fuego me pertenecen.

Jon El Conquistador

La hora del Lobo, el punto más oscuro de la noche llamado así gracias a Cregan Stark, "El Viejo del Norte" durante los eventos de la Danza de Dragones.

En sus primeras noches en Winterfell, Lady Catelyn Tully-Stark no podía concebir el sueño mientras su señor esposo luchaba en la Rebelión y, a esa determinada hora, el temor y la incertidumbre que esas frías tierras e inhóspita fortaleza le causaban la privaban de su descanso. Con el pasar del tiempo, y al terminar la Rebelión, Catelyn se volvió completamente dependiente de su marido a la hora de dormir. Las décadas pasaron y esta necesidad no pareció resurgir de nuevo, o al menos eso pensó hasta hace solo unas pocas semanas.

Catelyn despertó con pereza, palpando somnolienta el lugar vacío en la cama, aunque no se sorprendió al notar que su marido la había abandonado nuevamente en la noche. La mujer procedió a levantarse de su lecho, apresurándose a tomar alguna prenda de ropa que la ayude a proteger su cuerpo del frio.

Llevaba casi dos décadas casada con Ned Stark y aunque él no hubiera sido su prometido en un principio, logró encontrar el amor en su matrimonio, algo que no todas las mujeres conseguían. Durante ese tiempo no solo había cumplido con su deber, dándole a Ned cinco hijos nobles, sino que también había llegado a conocer muy bien a su marido, sin embargo, había algo que estaba llamándole la atención.

Deambulo sin rumbo en el dormitorio durante unos segundos mientras pensaba en lo que podría estar privando a su marido del sueño. Sus ojos comenzaron a acostumbrarse lentamente a la oscuridad de la habitación, logrando darse de que el gran lobo huargo que había adoptado su marido tampoco se encontraba en la habitación como de costumbre.

No sabía que podía estar entreteniendo tanto a su esposo; quizá fuera un asunto de urgencia del Norte, es completamente normal que la administración y el bienestar de sus tierras requiera de bastante tiempo, pero este tipo de comportamiento no era para nada usual en él. Haciendo memoria, Catelyn logro recordar varias cosas que paso por alto a lo largo de las semanas, pues, de la nada las actitudes de su marido cambiaron completamente; para empezar su horario se había ajustado mucho más que de costumbre, logrando que ya no comparta nada de su tiempo con sus hijas, cosa que tanto Arya como Sansa notaron. Muy por el contrario, y para aumentar más su enojo, ahora pasaba mucho más tiempo supervisando el entrenamiento de sus hijos, incluyendo al bastardo. Ese no solo fue el único problema, ahora Ned era completamente callado, así como aquella vez hace tantos años, pero incluso así podía notar que no portaba la paciencia que siempre lo caracterizo. No, esta vez Ned estaba siendo demasiado duro con sus exigencias, ya sea al trabajador más humilde o a su vasallo más fiel, esa actitud no era para nada normal en él.

Tampoco podía olvidar la dura discusión que tuvo con Ser Rodrik, algo que nunca había pasado antes, exigiéndole que entrenara a sus hombres mucho más duro que antes. Incluso le exigió que tomara a los niños bajo ese entrenamiento también y, nuevamente, al bastardo entre ellos

De repente, la furia invadió por completo su sistema al notar que, de nuevo, Ned ponía a su bastardo por sobre sus propios verdaderos hijos y pupilos. Ya no solo tenía que soportar las recientes locuras de su esposo, sino que también debía de tolerar que su hijo y heredero se vea superado en el patio de entrenamiento por el bastardo de su marido.

Ahora que pensaba en el bastardo, su cerebro no pudo evitar lograr ciertas conjeturas; desde hacía tiempo el bastardo también se comportaba anormalmente, no solo comenzó a sobresalir en las practicas con armas, sino que se lo vio mucho más serio y seguro que antes. Forzando un poco más sus memorias, recordó como el maestre Luwin no tenía nada más que halagos por el niño que se mostraba mucho más interesado por sus lecciones que antes, ni hablar de las ovaciones de Ser Rodrik hacia él. Había algo que se estaba perdiendo, y ya estaba comenzando a creer que el bastardo tenía algo que ver con el asunto y con todo lo que le pasaba a su marido.

Había muchas cosas que no entendía, se notaba a leguas que su marido le estaba escondiendo algo, pero no por mucho más. Con vigor y fuego dentro de sí, Catelyn abrió la puerta de su habitación. Tenía que hablar con su esposo.

Winterfell era su hogar, lo había sido por muchos años, pero debía admitir que cruzar los pasillos del castillo en soledad durante estas horas de la noche lograban causarle algún que otro escalofrió. Con pasos lentos pero firmes la dama de Winterfell camino por el oscuro y solitario pasillo, ignorando los silbidos que el viento producía fuera del castillo. Finalmente, luego de algunos minutos, logro divisar la puerta del solar de su marido siendo tenuemente iluminada por las antorchas que descansaban a ambos lados de la puerta. Dicha escena le parecía extraña; incluso si no muchos guardias patrullaban estos pasillos durante la noche, siempre había alguien custodiando a su marido cuando trabajaba.

Camino lentamente hacia la entrada, sintiendo como la oportunidad de obtener respuestas le rozaba la punta de los dedos, pero, justo cuando estaba por abrir el acceso al solar, la opacada voz de su marido se dejó escuchar a través de las gruesas paredes de la habitación.

"Los arreglos ya han sido hechos. Foso Cailin empezará a ser fortificado en una o dos lunas, pero tomará tiempo, no creo que esté listo en menos de unos cuantos años"

Cierto desconcierto la invadió al escuchar la cansada voz de su marido; hacía mucho tiempo que Ned barajaba la idea de reformar Foso Cailin, pero pensó que la había descartado luego del aumento que impuso el rey.

Algo no cuadraba en sus pensamientos ¿algo tan simple no podía esperar hasta la mañana? Había algo raro en todo esto y no le gustaba nada. Estaba a punto de golpear la puerta del solar hasta que una nueva e inconfundible voz se dejó escuchar.

"Con algo de suerte debería estar listo a tiempo, incluso en su estado actual, Foso Cailin provee una gran defensa al Norte. ¿Hay noticias de los Umber, padre?"

La voz de su heredero la sorprendió por completo ¿Qué hacia Robb allí dentro con Ned? Esto poco tenía que ver con sus lecciones privadas para cuando herede Winterfell, no era horario para ello ¿Su opinión era tan necesaria? No estaba segura. Por otro lado, no estaba al tanto de ningún tipo de alianza ¿Qué tenían que ver los Umber? Dudaba que fueran constructores, tenía más sentido hablar con Lord Reed o con alguna otra casa más cercana a la fortaleza.

Acercándose nuevamente y con crecientes dudas, Catelyn volvió a prestar atención al dialogo que transcurría tras la puerta.

"Han comenzado a trabajar. Tenemos a sus herreros forjando armas y armaduras para cuando tengamos que armar al Pueblo Libre. Los Forrester y los Manderly también han contestado; comenzaran a construir navíos para reforzar nuestras costas. Pero aún hay un problema, esto dejara nuestras arcas completamente vacías en menos de dos lunas"

¿El Pueblo Libre? Nunca había oído hablar sobre tal cosa. Cada palabra no solo confundía más a Catelyn, sino que también lograban influir cierto temor en ella gracias al tono de su marido que no auguraba nada bueno. Sin embargo, eso no fue lo peor de todo. Lo peor llego cuando escucho esa inconfundible voz.

"Necesitamos un préstamo, tratados comerciales o algo que nos ayude a financiar las reformas, padre, ninguna casa del norte tiene tanto oro y las casas más ricas del sur no nos ayudaran sin algo exorbitante a cambio. Quizás las ciudades libres de Essos sean más accesibles"

Lo que dijo no fue lo verdaderamente importante, sino quien lo dijo. La voz del bastardo volvió a encender la furia recién calma dentro de ella. Ahora lo entendía todo; por qué Ned había estado tan diferente las últimas semanas. Porque Snow se mostraba tan seguro en la tierra legitima de sus hijos y porque incluso sus hijos tenían tanto aprecio por el bastardo. Todo era un engaño, algún plan o artimaña planeado por ese joven cuya existencia era un insulto a los Siete, pero, aunque estaba segura de que todo eso era obra suya, no tenía idea de que es lo que planeaba específicamente.

Catelyn retrocedió levemente, asegurándose de no hacer ruido y ser descubierta escuchando algo que no estaba destinado a ella, pero, si era sincera, eso no le importaba ahora. Miles de pensamientos daban vueltas por su cabeza en este momento, con miles de posibilidades del porqué de las acciones del bastardo. Ninguna de ellas era buena.

Aguantando un bramido de furia que amenazaba con salir de su boca, la dama de Winterfell volvió sus pasos en dirección a su dormitorio. Si el bastardo estaba discutiendo eso con su marido y su hijo significaba que ya eran parte del engaño que había planeado, y por como Ned y Robb eran con él, estaba segura de que su voz no sería escuchada en este asunto, solo quedaba una persona a la que recurrir.

El despacho había pasado a convertirse en una sala de guerra; sobre la mesa, un gran mapa del norte descansaba junto a varios pergaminos e informes sobre la región y, sobre ellos, varias tazas de cerveza mezclada con agua para los hombres que trabajaban allí en ese momento. Desde ese día en el que se revelo el secreto de Jon y las posteriores revelaciones sobre el futuro, el grupo comenzó a reunirse por las noches tratando de decidir cuáles serían los mejores pasos a seguir en la guerra que se cernía silenciosamente sobre ellos. Así, Ned, Jon, Robb, Domeric y Bran habían comenzado con los preparativos.

Al principio todo fue relativamente sencillo; Robb y Dom mostraban una aguda mente militar, como se esperaba de ellos, y si bien Bran podía literalmente ver cualquier batalla ocurrida en la historia y aprender de ella, Jon fue el que más termino por sorprender a todos luego de admitir sus errores estratégicos en su vida pasada; Errores que estaba dispuesto a impedir ahora que había aprendido de ellos. Gracias a ellos, y a su propia experiencia militar, se acordó reformar Foso Cailin, construir una flota naval para el norte y un puerto en Punta Dragón Marino, así como también se habló de fortificar Dedo Pedernal y apoyar el comercio en White Harbor. A simple vista todo parecía estar resuelto, pero aun había un problema que debía atenderse lo antes posible; el oro. Necesitarían de mucho si querían poner al Norte de pie para todo lo que se avecinaba.

Estuvieron allí por lo que parecieron ser horas, muchas más de las que le hubiera gustado. Una vez que los planes fueron hechos, Ned despidió a su pupilo para que lograra descansar algo antes de sus lecciones matutinas con el maestre Luwin y Ser Rodrik y, al cabo de unos cuantos minutos, tanto Robb como Jon se unieron al joven Bolton. Esto dejo a Ned solo en el lugar con Bran, quien había estado utilizando su verdevidencia para tratar de encontrar algo que les pudiera ser útil mientras que Ned, lejos de poder conciliar el sueño, comenzó a revisar los informes de contabilidad esperando encontrar algún posible curso comercial.

Si era sincero consigo mismo, todo el asunto parecía un completo disparate. En tan solo semanas su vida se puso completamente de cabeza; no solo aquel secreto que había jurado llevarse a la tumba había sido puesto a la luz, sino que, gracias a él y su sentido del honor, su familia completa había sufrido las consecuencias. Pensar en todo lo que podría haber sido evitado si hubiera sido más inteligente y perceptivo lo torturaba día y noche desde que se enteró de lo sucedido. El sufrimiento de Sansa y su pequeña Arya a manos de los malditos Lannister. La muerte de Robb y su esposa. El cómo dejo a su sobrino, hijo en todo menos en nombre, pudrirse en el Muro y los horribles actos deshonrosos de Theon fueron, de una u otra forma, su culpa y eso le daba nauseas. Lo peor de todo, era saber que sus muertes, sus sacrificios y sus actos no valdrían la pena si los caminantes blancos cruzaban el muro. Nada valdría la pena.

Dio un suspiro cansado. Había peleado la mayor parte de su vida. Primero en la Rebelión de Robert, en su juventud, donde perdió a tres miembros de su manada y había experimentado de primera mano los horrores de la guerra. Luego vino la Rebelión Greyjoy hace tan solo nueve años atrás y, dentro de poco, tendría que luchar en la rebelión de su sobrino o en la guerra contra los Otros, donde tanto él, como su pueblo y su familia sufrirían. Estaba cansado de pelear.

Restregándose los ojos con cansancio, Ned alejo todos esos horribles pensamientos de su mente lo mejor que pudo, ahora tenían otra oportunidad. Todo sería diferente. Concentrándose nuevamente en su tarea, el Guardian del Norte volvió a leer los informes con más cautela y atención que antes; la idea de comerciar con Essos era buena, sin embargo, el norte nunca fue tan prospero como le gustaría y no podía darse el lujo de desperdiciar sus recursos, ya de por si escasos, que podrían ser necesarios en las guerras por venir. Tenía que haber algo más, otra forma…

"Lo encontré"

El repentino exabrupto casi logro sobresaltarlo. Girando levemente su cabeza hacia la derecha logro ver a su hijo, Brandon, quien lo observaba fijamente con sus ojos azules Tully.

Confundido, y un poco irritado, Ned preguntó.

"¿Qué encontraste Brandon?"

"Algo que nos podría ayudar. Padre, envía un cuervo a lord Reed"


Era temprano en la mañana, apenas unas horas pasadas el amanecer, pero aun así Winterfell era un hervidero de actividad. Los soldados se encontraban patrullando o entrenando y, los reclutas, siendo atendidos por Ser Rodrik. Las criadas iban de un lado a otro, encargándose del aseo de la ropa y sabanas mientras que otras asistían a los cocineros con el almuerzo que pronto deberían empezar a preparar. A lo lejos, el sonido estridente de un martillo impactando sobre el acero se dejaba escuchar.

Supervisando el entrenamiento de los soldados y de sus hijos desde el balcón, Ned Stark pensó en todo lo que había ocurrido hace tan solo cuatro lunas atrás. Gracias a Bran, se había enterado de la existencia de un hongo muy extraño autóctono de la región del Cuello que podía ser usado para curar varias enfermedades. Para su fortuna, algunas de las ciudades libres de Essos como Norvos, Myr y Qohor habían estado sufriendo una plaga muy preocupante de colerina sangrienta. Los infectados crecían con velocidad al pasar de los días, mientras que la enfermedad comenzaba a presentar una amenaza para Westeros, pero luego de hablar con Howland y con los maestres del Cuello y la Ciudadela, quienes confirmaron que las propiedades curativas del hongo eran lo suficientemente efectivas para tratar la enfermedad, comenzaron a comerciar con ellos. El oro había empezado a llegar una vez que los curanderos Essosis comprobaron que el tratamiento era efectivo y si bien Howland se llevaba una parte de las ganancias, las suyas propias estaban volviendo a llenar sus arcas. Todo parecía mejorar.

Sin que se diera cuenta, uno de sus hombres se dirigió hasta él. "Lord Stark, han capturado a un desertor cerca de las colinas a unas horas de Winterfell ¿Sus órdenes?"

Jon se lo había contado; ese día, ese maldito día, fue el comienzo del final para su familia, pero esta vez no dejaría que la historia se repitiera."Que preparen los caballos. Mis hijos y mis pupilos irán con nosotros, Ser Rodrik y seis de nuestros hombres también"

"El joven Lord Brandon no se encuentra por ningún lado mi Lord" Exclamo rápidamente el hombre.

"Él está bien; se encuentra rezando en el bosque de los dioses. Avísale a Rodrik que Rickon también ira con nosotros, deja que Bran preste respeto a los Dioses Antiguos" Vio como el guardia abría los ojos con sorpresa, pero este no se opuso a sus órdenes.

Dando un rápido asentimiento el guardia procedió a retirarse con rapidez, mientras que Ned hacia lo posible por no dar un suspiro al escuchar los pasos que sonaban a sus espaldas.

"¡Ned, no puedes hablar en serio. Rickon apenas es un niño!" Exclamo Lady Catelyn firmemente. Su rostro, aunque serio, demostraba estar de acuerdo con sus palabras.

"No lo será para siempre Cat" Respondió Eddard al voltearse a encarar a su esposa.

"¡Entiendo que su entrenamiento marcial tenga que empezar ahora, pero no será bueno para él presenciar una ejecución a tan temprana edad!" Respondió Catelyn iracunda, tratando de mantener bajo control sus modales, pero fallando por momentos.

"Es mi hijo, un Stark, y necesitara estar listo en caso de que cualquier cosa ocurra" Sin darse cuenta Ned respondió rápida y distantemente, dándole a su voz un poco más de volumen de lo esperado.

"¡¿Qué es lo que podría ocurrir?! ¡Es un niño! ¡Quizá en algún momento sea un guerrero, pero aún es solo un niño! ¡¿Por qué quieres privar a nuestro hijo de una infancia normal?!" Mandando al demonio la etiqueta que una dama de su clase usaría, Catelyn desquito toda su ira acumulada con su marido.

Eddard la vio por unos segundos, una mirada gélida y penetrante, sin importarle que su esposa le acabara de gritar frente a todos sus hombres, pues tenía cosas más importantes en mente ahora. Aprovechando la oportuna llegada de uno de sus guardias, Ned tomo a Ice del hombre. "El invierno se acerca, Cat" y sin una palabra más, el Guardian del Norte se apresuró en seguir a sus guardias en dirección al establo.


El camino de vuelta a Winterfell transcurría en un silencio casi sepulcral. Era una mañana algo ventosa y fría, tal y como la recordaba la primera vez. Esta vez, en lugar de llevar a Bran con ellos, su padre había optado por llevar a Rickon a presenciar la ejecución pensando que de esa forma podría madurar un poco más, pero, peor que Bran en su momento, Rickon se encontraba aun algo incomodo con la experiencia o eso es lo que expresaba su cara mientras viajaba en el caballo de Domeric junto al Bolton.

Jon se sentía nervioso; a este punto ya tenían los días contados y, esa misma noche, llegaría la carta que informaría sobre el viaje de Robert Baratheon hacia Winterfell. Pero ese no era el único motivo por el que no se encontraba cómodo; su retorno hacia el castillo se sentía perturbador, como si algo no anduviera bien. De una u otra forma, algo parecía estar vigilándolos. Al parecer tampoco era el único en sentir eso pues, frente a él y a sus hermanos, tanto su padre como Ser Rodrik se encontraban en su situación viendo hacia todas direcciones con cautela.

No tuvo que esperar más cuando todos sus sentidos se activaron de repente al escuchar un sonido muy familiar surcando el aire.

"¡Flechas!" El repentino grito de Ser Rodrik lleno el bosque. Jon se agacho lo más rápido que pudo.

Proyectiles venían desde todas las direcciones. Relinchos asustados era lo que podía oírse de los animales de la formación mientras cada vez más flechas caían cerca de ellos, por el frente o la retaguardia, seguido de algún lastimoso gemido de algún caballo herido. Quien quiera que sea el causante de esto los tenia rodeados.

De repente, una flecha impactando justo en la abertura del cuello de uno de los soldados llamo la atención de todos; la punta de flecha rudimentaria sobresalía de la garganta del hombre, quien se llevó las manos hacia la zona tratando de hacer algo contra la excesiva pérdida de sangre. Una nueva flecha impacto profundamente en el muslo de su caballo, cuyo sobresalto termino por derribar al hombre agonizante sobre él.

Viendo también como sus hermanos, Domeric y Theon se agachaban tratando de proteger su cabeza, Jon maldijo entre dientes. Su cerebro trabajaba a millas por hora tratando de decidir el curso de acción, mientras que todos sus instintos le gritaban que esto no era una simple emboscada hecha por bandidos cualquiera. Fue entonces cuando lo noto, los arqueros estaban bien posicionados, ni siquiera podía verlos, pero ninguno mostraba tanta precisión para suponer una gran amenaza.

"¡Hombres retrocedan!" Ladró sus órdenes tan rápido como pudo, pero aun así nadie parecía darle importancia pues la mayoría seguía tratando de cubrirse del aluvión.

"¡Hombres sigan mi paso! ¡Rápido! ¡Usen los árboles como cobertura!" gruño el Guardian del Norte, encabezando la carga junto con Ser Rodrik y los demás hombres hacia el interior del bosque.

"Siete infiernos" maldijo Jon entre dientes. Todo era una trampa, y su padre les dio a quien sea que se encuentre tratando de matarlos lo que querían, sin embargo, ahora que los hombres y sus hermanos se encontraban siguiendo a su padre hacia el bosque, él se encontraba en desventaja siendo un blanco fácil, por lo que espoleo su caballo con fuerza siguiendo a los demás miembros de su manada.

Cabalgo rápidamente entre los árboles, sorteando cada rama y tronco como todo un jinete experto, pero, tal y como esperaba, estos resultaban ser un gran obstáculo para el resto de hombres. Apenas habiendo avanzado unos cuantos metros ya podía ver a los hombres defendiéndose de los bandidos que salían de entre los arbustos. Frente a él, un hombre de aspecto delgado y descuidado apuñalo a otro de los guardias en una de sus piernas; el grito del soldado, Merrick si no le fallaba la memoria, se dejó escuchar por todo el bosque. Pero no contento con esto, el bandido derribo a Merrick de su montura, solo para comenzar a apuñalarlo con su daga una vez que el soldado toco el suelo.

La sangre corría con fuerza por sus venas mientras Jon desmontaba de su caballo; a lo lejos podía ver como su padre y Ser Rodrik hacían lo mismo y comenzaban a defenderse del ataque de los bandidos. Quitando esos pensamientos de su mente, el Lobo Blanco se concentró en el enemigo frente a él; dando largas y rápidas zancadas, Jon pateo la cara del bandido que seguía entretenido apuñalando el cadáver de Merrick. El hombre rodo sobre el piso producto del golpe; estaba seguro de que no se había esperado una reacción semejante de parte del bastardo de Ned Stark, pero para su mala suerte, Jon no era ningún niño verde. Sin perder más tiempo, Jon desenvaino la espada que portaba el cadáver justo a tiempo, pues, el bandido ya se había recuperado del golpe inicial y ahora se encontraba cargando hacia Jon con daga en mano, listo para terminar con él. Jon vio esto con ojo crítico, se notaba que el bandido no tenía ninguna formación marcial en el uso de armas por lo que no fue difícil esquivar el primer corte antes de arremeter con una estocada que acabo por atravesar el pecho del hombre.

El cadáver no había terminado de tocar el suelo, pero Jon ya tenía a otro oponente sobre él; un hombre de su estatura, pero con una ancha espalda y prominentes brazos. Portaba un hacha de gran asta, más útil para talar árboles que para la lucha cuerpo a cuerpo, pero Jon no se confió por ese detalle. El bandido balanceo su hacha de izquierda a derecha con rapidez, más de lo que estaba acostumbrado, pero evito ser decapitado agachándose justo por debajo del hacha. Viendo su oportunidad en el contraataque, Jon dio un tajo con su espada, pero, para su sorpresa, el bandido esquivo el corte tirando su cintura hacia atrás, contorsionando su cuerpo para evitar el golpe que seguro le haría perder las entrañas. El bandido no demoro en responder y, tomando su hacha con ambas manos por sobre su cabeza, se dispuso a partir por la mitad a la niña que enfrentaba. Jon vio esto como una oportunidad y desvió el golpe con ayuda de su espada, teniendo que utilizar toda su fuerza para resistir el impacto del golpe, pero sonriendo con satisfacción cuando el hacha se enterró profundamente a su izquierda. Sin perder el tiempo, Jon golpeo al hombre en la nariz con el pomo de su arma, sintiendo como el sonido de los huesos crujiendo llegaba a sus oídos, mientras que el bandido, aturdido, soltaba el arma y retrocedía mareado por la magnitud del golpe. Finalmente, con un último balanceo del arma, Jon decapito al hombre.

A pesar de ya no estar abrumado, los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos con fuerza; él sabía que el asalto aun no terminaba. Busco nuevamente a su padre con la mirada; encontrándolo a unos metros a su derecha despachando a dos hombres con Ice; el acero valyrio resonando con cada balanceo como la más fina de las canciones y, a sus pies, al menos tres cuerpos estaban esparcidos. Sus ojos esta vez viajaron hasta Rickon, el pobre estaba aterrorizado abrazando sus rodillas a los pies de un gran árbol y, frente a él, a Ser Rodrik apuñalando a otro de los hombres justo en el corazón.

Sin embargo, toda la confianza que tenia se esfumo al momento de ver a Robb batallar con uno de los bandidos, tratando de quitarle la daga que este último portaba mientras dos hombres más se acercaban furtivamente a él. El miedo y la furia que sintió el día que fue informado de la boda roja volvió a tomar posesión de su cuerpo y, antes de darse cuenta, ya estaba corriendo hacia esa dirección. El primer hombre que se interpuso en su camino recibió un corte en todo lo ancho de su espalda; apenas alcanzo a voltearse, dando un violento y torpe revés con su espada tratando de repeler a su atacante, cuando Jon volvió a tomar la delantera lanzando un corte vertical que termino por destripar al bandido. Su compañero no se tomo esto con tranquilidad y ataco a Jon dando una estocada con su espada, sin embargo, El Lobo Blanco reacciono con rapidez y, tal y como hizo con Robb durante el entrenamiento, dio un giro sobre si mismo, esquivando la puñalada y cortando el torso del bandido. El hombre ahogo un grito mientras la sangre comenzaba a oscurecer sus ropajes. Jon no desperdicio la oportunidad y, acompañado de un grito de furia, atravesó la espalda del bandido.

Al parecer la muerte de otro de sus compañeros logro distraer al hombre que luchaba contra Robb, cosa que el heredero de Winterfell aprovecho dando un rápido cabezazo que logro aturdir al bandido mientras que el Joven Lobo tomaba la daga para si antes de enterrarla bajo la quijada del asesino.

El cuerpo cayó al suelo con un ruido sordo mientras ambos hermanos daban un rápido asentimiento hacia el otro.

Al parecer los arqueros que habían comenzado la emboscada se habían adentrado en el bosque para tratar de rematarlos por la espalda, pero Domeric había previsto ese movimiento y, utilizando los gruesos troncos como cobertura, evito los proyectiles hasta que pudo acercarse lo suficiente para neutralizarlos.

Domeric termino con el ultimo arquero, sin embargo, Jon estaba muy lejos de relajarse. Muchas preguntas pasaban por su cabeza en este momento.

"¿Qué acaba de pasar? No hubo una emboscada al volver a Winterfell la primera vez. ¿Serán los cambios en el presente que Bran menciono? Esto no está bien ¿Qué más pudo haber cambiado?"

Re repente, el ruido de una cuerda tensándose corto todo pensamiento racional. Volteándose rápidamente, Jon vio como un hombre sucio, de barba espesa y harapiento le apuntaba con un arco de caza.

FIIIIU

Apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando una flecha surco el aire a toda velocidad, pasando a centímetros de su cuerpo antes de impactar de lleno en el torso del bandido, quien cayó muerto. Viendo hacia atrás, pudo ver a Theon aun con el arco apuntando hacia el hombre muerto; ni siquiera él se veía tan animado en ese momento.

"Rickon ¡Rickon!" la voz de su padre rompió el incomodo silencio formado luego de la emboscada. Frente a él, Jon pudo ver como el patriarca Stark se acercaba, firme pero cauteloso, hacia su asustado hermano. A su alrededor, tanto Ser Rodrik como el resto de los hombres se arremolinaban en torno a Rickon, ya sea para saber de su condición o para evitarle más vistas horrendas.

"Padre" Rickon se abalanzo contra su padre, abrazándolo y escondiendo su rostro entre las pieles del Guardian del Norte mientras intentaba, valiente pero inútilmente, contener el sollozo ahogado en su garganta.

"Está bien hijo, está bien. Todo término" intento consolarlo Ned Stark mientras acariciaba gentilmente sus cabellos rojizos. "Estamos bien y tu estas bien, ya no hay nada de qué preocuparse. Eres valiente".

Rickon no respondió por unos segundos, seguramente intentando tranquilizar su voz antes de separar su rostro del hombro de su padre y mirarlo directamente a los ojos.

"No soy valiente, tengo miedo padre" luchando contra el tartamudeo y con una notoria coloración en los ojos, Rickon respondió.

"Un hombre solo puede ser valiente cuando tiene miedo, Rickon" explicó con una pequeña sonrisa "Eres valiente porque sé que aprenderás de lo que ha pasado hoy y no dejaras que lo que paso pese en ti más de lo que debe"

El menor de los Stark analizo las palabras dichas por su padre, pero, aun así, no se lo veía del todo convencido por lo dicho. Luego de unos segundos que parecieron ser eternos, Rickon preguntó.

"… ¿Esto es lo que hace un caballero?"

"El deber de un caballero es proteger a su rey, a su señor y a su familia. A veces, para proteger a los tuyos, deberás tomar la espada como hicieron tus hermanos hoy, pero valdrá la pena si consigues mantenerlos a salvo" señalo el Guardian del Norte haciendo un gesto hacia los hombres. Rickon no entendió a que se refería su padre en un principio, pero cuando alzo la mirada y vio los rostros de sus hermanos pudo comprenderlo; se veían exhaustos, magullados y preocupados, pero, más allá de las bajas que hubo, todos estaban contentos de que estuviera vivo; ninguno de su manada había muerto hoy.

"…Lo entiendo padre" Respondió el niño Stark con voz desganada.

Ned asintió, no pudiendo evitar que una mueca triste se forme en su rostro al escuchar las palabras de su hijo más joven.

"Entierren a los muertos aquí. Enviare más hombres con una carroza para los cuerpos de los nuestros" comando el Guardian del Norte a los únicos dos hombres de armas sobrevivientes del asalto, quienes asintieron a las ordenes de su señor. Sin más dilación, Ned procedió a guiar a su hijo hacia los caballos, tratando de evitar el mayor numero de cuerpos como sea posible.

Jon siguió a su padre y hermanos en silencio hacia sus monturas; culpa a la emboscada algunos caballos habían resultado heridos y debían ser sacrificados, mientras que algunos otros habían huido hacia el interior del bosque para escapar de la batalla, por lo que tendrían que tomar algunos de los caballos de los soldados si no querían quedarse atrás.

Jon echo una mirada hacia todos sus acompañantes, notando como el más afectado de todos era el pequeño Rickon quien se encontraba montando junto a su padre; por un lado, entendía el razonamiento del Guardian del Norte; Rickon debería crecer rápido si quería sobrevivir a todo lo que estaba por llegar, pero sin duda todo lo que acababa de pasar podría tener el efecto contrario a lo esperado. Tendría que tener un ojo puesto en su hermano de ahora en más. Por otro lado, el resto de sus hermanos parecía sobrellevarlo mejor debido a su edad y a las muchas ejecuciones que presenciaron, pero no tenía que confiarse por ello, de ahora en más todos deberían de estar más unidos que nunca.

"Muchachos" Ser Rodrik corto el hilo de pensamientos de Jon, reuniendo a sus hermanos, Theon y Domeric junto a los caballos. "Seré franco, nunca he sido bueno para las palabras, pero hoy todos ustedes han luchado como verdaderos hombres. Me siento orgulloso de ser su maestro y ahora sé que son capaces de sobrevivir al mundo" explicó el caballero. Dando un rápido vistazo, Jon noto como la alegría comenzaba a pintar el rostro de sus hermanos. "Pero no por ello deben creer que son invencibles ni descuidar su entrenamiento" señalo el caballero con voz firme, pero en sus ojos denotaba el orgullo. "Aprendieron una lección el día de hoy, que no se les olvide. Tienen el resto del día libre para aprovechar como mejor les parezca. Ahora monten, aun hay un largo camino que recorrer"

Jon cumplido con las ordenes en silencio al igual que sus hermanos, sin embargo, él sabía que aún había muchas cosas que hacer.

La siguiente hora cabalgando de vuelta a Winterfell se hizo bastante larga y, aunque el camino parecía estar despejado y en paz, no parecía que sus hermanos pudieran disfrutarla durante el trayecto hacia su hogar. El recibimiento, una vez llegado a Winterfell, fue todo menos cálido y acogedor; completamente diferente al trato que cualquier hombre podría esperar al regresar a su hogar y, cuando Lady Catelyn vio a su padre y a sus hermanos bañados en sangre ajena, el fuego se desato. Jon estaba sorprendido, nunca había visto a Lady Catelyn tan furiosa con alguien antes, ni siquiera con él, mostrado una faceta de preocupación nunca antes vista; ni siquiera cuando Bran fue empujado de la torre rota.

Luego de recibirlos, y comprobar si Robb y Rickon estaban sanos y a salvo, Lady Stark se encerró junto a su padre en su solar; estaba seguro de que nada bueno podría salir de ahí. Las horas pasaron más lentas de lo habitual y, aunque quisieran disimularlo, un tenso ambiente se cernió sobre ellos durante el resto del día.


Los pasos de una joven dama se dejaban escuchar por las calles de la ciudad. Myr era una ciudad preciosa; sus altas torres de ladrillo y sus bellas construcciones de arenisca dejaban ver un paisaje hermoso. Su cálida temperatura y la fogosidad de la gente hacía que vivir allí sea una maravilla para la mayoría de las personas y, ahora que la peste y la enfermedad estaba comenzando a amainar, la joven Myara podía volver a cumplir con sus deberes. Myara Nhai había nacido en Lys. Su padre, un marinero comerciante, se había enamorado de Diana Drumm, la hermana de su actual Lord, y fruto de aquella unión Myara había nacido. Los primeros años de su vida habían sido los más bellos y armoniosos, navegando en el barco de sus padres y teniendo una infancia libre y normal. Lamentablemente, todo esto termino el día en que su padre las abandono a ella y a su madre por otra mujer que conoció en uno de sus muchos viajes. Su madre, una mujer fuerte pero demasiado orgullosa, no pudo soportar la humillación de haber renunciado a sus derechos de nacimiento a favor de su ex marido por lo que opto por el exilio zarpando hacia aguas desconocidas, dejando a Myara en el templo del Dios Rojo en Myr.

La vida en Myr no había sido mala y, a pesar del abandono de sus padres, Myara había encontrado la felicidad con ayuda de la fe pues, desde que tenía memoria, la fe y los sacerdotes rojos se habían encargado de brindarle educación, alimento y lo más importante, esperanza… o eso es lo que había pensado en un principio. Ella quería creer en R´hollor, creer en sus milagros y tener fe, pero tampoco podía cegarse a lo que ocurría en el mundo; Las ciudades libres, por ejemplo, solo lo eran para aquellos quienes portaran riquezas y tesoros, pero no para el resto de los hombres. La crueldad hacia los esclavos tampoco era nada raro en Essos e incluso estaba bien vista en algunos casos. Incluso a través del mar, en Westeros, la sangre corría por cada pagina de su historia; aunque creyeran en otros dioses ¿No debería el Señor de la Luz perdonar a los impíos y a los blasfemos, y mostrarles la senda correcta? Myara se hacia esta pregunta mucho más de lo que le gustaría admitir.

Su día transcurrió con normalidad y la noche había caído sobre ellos, una vez finalizadas todas sus tareas Myara camino hacia el gran salón del templo del Señor de la Luz. La construcción era enorme y majestuosa; sus paredes de ladrillos rojos y naranjos estaban decoradas con grandes braseros cuyas llamas, según se creía, llevaban siglos brillando. Frente a ella, una gran chimenea dejaba escapar el humo que una pira igual de antigua proveía con el crepitar de sus llamas, mientras que un puñado de sacerdotes y sacerdotisas mostraban respeto rezándole a las llamas, esperando encontrar favor del Señor de la Luz.

Arrodillándose junto a algunos feligreses, la joven reflexiono viendo el baile de las llamas ¿Cómo sabían que se trataba de una señal? Los hombres mentían y también son engañados. Pueden perder la cordura y creer ver cosas que en realidad no existen. Quizás estaba mal cuestionar a la fe, pero nunca había presenciado un milagro y, aunque sonara profano, la tierra de los hombres era tan sangrienta e impura que dudaba de la veracidad de las visiones que sus hermanas más acérrimas a la fe supuestamente han tenido… a veces dudaba de la existencia del Señor de la Luz, los Dioses Antiguos o los Siete.

Ahogando un suspiro, Myara cerro los ojos, a pesar de todos sus pensamientos, no quería renunciar a la fe…era lo único que le quedaba.

Abrió los ojos con resignación, sin embargo, varias imágenes y secuencias comenzaron a asaltar su cabeza cuando hizo contacto visual con las llamas del Dios Rojo; un enorme khalasar, el más grande que había visto nunca invadiendo aldeas, matando hombres y llevándose mujeres luego de violarlas; conquistando todo a su paso. El grito de hombres mujeres y niños parecía taladrar su cráneo mientras las imágenes de la masacre se repetían frente a ella una y otra vez. Eso no fue lo peor, podía ver un campo de crucifixión que se extendía hasta donde alcazaba la vista; hombres jóvenes y ancianos por igual pudriéndose bajo el sol abrazador.

"AHHHHHHHHHH"

El grito de la joven Myara alerto a todos los presentes junto a ella, quienes vieron como se derrumbaba sobre si misma antes de caer a la inconciencia, sin embargo, la imagen de un dragón adulto destruyendo toda una ciudad se repetiría de ahora en más en sus pesadillas.

Bueno mis amigos, dejo el capitulo por acá, espero que les haya gustado y, de ser así, por favor dejen su opinión en los reviews. Ya sé que lo digo cada vez que puedo, pero una de las cosas que más me inspiran a seguir escribiendo es sus comentarios al respecto. ¡Así que espero leerlos!

Por otro lado, y de nuevo, pido disculpas por la larga demora en actualizar, me encantaría poder hacerlo tan seguido como ustedes se merecen, pero también tengo otras responsabilidades además de escribir. Por eso, en mi perfil, tienen el progreso de cada capitulo y de cada historia que voy escribiendo. Así que cuando tengan dudas no duden en visitarlo.

Okey, dejando eso de lado, creo que tengo una explicación que darles en cuanto a mi ausencia; la realidad es que, al igual que a mucha gente, el 2020 no fue mi año. La universidad no se adapto muy bien a la modalidad virtual y eso hizo que mucha gente se atrasara con sus estudios y carreras. Por el lado personal tampoco estuve tan cómodo como me gustaría debido a algunas peleas familiares en torno a la pandemia y la responsabilidad con el virus y las personas mayores.

Para empeorar las cosas, mi pareja de hace años decidió que era un buen momento para terminar nuestra relación en ese momento, cabe decir que a esa altura y con todo lo demás que venia pasando, ya no tenia ni siquiera ganas de sentarme a pensar en el capitulo ni en la historia.

La cereza sobre la torta (o pastel según como le digan en su país) fue que sufrí un accidente en moto que casi me cuesta mi creativa cabeza; estuve unos días en coma hasta que recupere la conciencia y necesite de unas semanas más para volver a la normalidad. Ojalá fuera inventado, pero todo es cierto. Hoy por hoy todo ha mejorado y, aunque la universidad va a molestar un poco en la escritura de historias, déjenme decirles que no pienso abandonar esta ni ninguna otra historia, solo ténganme un poco de paciencia.

Bueno gente, espero no haberlos aburrido. Estaré ansioso de leerlos.

Suerte, cuídense, y nos leemos la próxima.