HEREDEROS

"Shinzou"

Lo observó ingresar en el bar minutos antes de la media noche, cuando el descontrol apenas comenzaba a mostrar indicios de lo que se avecinaba.

Sombrío durante las tardes, únicamente transcurrían por sus pacillos algunos viajeros de paso, amantes del sake y ninjas desesperados por ahogar un mal día en la profunda penumbra. Pero en las noches, cuando las luces parpadeantes se encendían en colores luminosos, la barra comenzaba a recibir pedidos exóticos mezclados con tintes orientales y las parejas se animaban a bailar en algún rincón íntimo.

Se sentó en la barra cual extranjero misterioso, con la mirada fija en las botellas luminosas pegadas a la repisa tras el mostrador. Sus movimientos elegantes culminaron con un brazo sobre el mostrador y el otro perdido entre sus ropas. No tendría más de 21 años, tal vez menos, consideró notando su barbilla enmarcada en sutiles rasgos de lo que probablemente se convertiría con los años en un semblante intenso.

Lo analizó esperar paciente en lo que ella servía los tragos solicitados por una risueña peliroja abrazada firmemente el cuello de un sujeto mayor; un shinobi como cualquier otro, pensó distraída en su quehacer.

Los ninjas le gustaban. No todos claramente, pero cuando entraban en el bar, ciertamente algunos destacaban del resto. A la altura de sus años trabajando de bartender había descubierto como identificar la personalidad de cada uno de sus clientes, siendo sin duda los jóvenes reservados el placer culpable de sus fantasías. Y es que la mayoría de las veces, simplemente era mejor mantener su imaginación bien alejada de la realidad, y sus asuntos personales, idealmente en el otro extremo del mundo shinobi.

Sus miradas se toparon en un desliz culpable, pero mantener la interacción, no fue más que una confirmación a sus sospechas.

La mirada oscura trasgredía en una dicotomía alucinante.

- ¡hey! – exclamó la peliroja mientras el licor se rebasaba por el borde la mesa.

- Lo siento – musitó consternada mientras limpiaba rápidamente el mostrador.

Tragó la saliva acumulada en su garganta ante de sacar bajo la barra una botella de sake diferente a las que normalmente mantenía para sus clientes. Levantó la vista nuevamente notando como los ojos del chico se habían perdido nuevamente en algún punto entre la oscuridad.

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Los rumores lo habían llevado a Suna luego de largos meses entre erráticas migajas.

"Shinzou" había resonado entre turbulentos interrogatorios. Sin embargo, parecía una agrupación similar a las perseguidas con anterioridad, menos por un detalle significativo, en ella únicamente pertenecían herederos portadores de algún kekkei genkan, lo cual, potencialmente era un peligro latente.

Sentado en aquel bar, lo consideró el lugar apropiado para identificar el movimiento nocturno, y por supuesto, todo lo que acarreaba la oscuridad en los suburbios.

Las miradas sobre su espalda no parecían sorprender su andar, ya sea por su aspecto o su mirada desigual, imposible de ocultar con su cabello apenas cayendo sobre su frente, acostumbrarse a la atención significaba controlar los dominios en su paciencia.

Pese a ello, en ocasiones habían ojos sobre su anatomía que provocaban un leve remesón en su atención.

La muchacha lo observaba con más desvergüenza de la común. Sin mejillas sonrojadas únicamente el derrame del licor sobre los vasos fue la fragmentación a su templanza. Más aún, la mirada inquisitoria sobre sus ojos, parecía la víspera de un animal esperando por devorar a su presa.

Si había alguien allí con quien averiguar sobre "Shinzou" sin duda sería aquella chica.

La esperó paciente, observándola de reojo sin llamar mayormente su atención. En sus meses viajando en solitario habían ciertas situaciones que había aprendido a manejar de una forma muy distinta a lo realizado en su pasado.

- ¿Qué deseas beber? – cuestionó la chica con ambos brazos extendidos sobre la mesa.

Sasuke dudó sobre su respuesta con la inexperiencia en sus pensamientos. Probablemente no había muchas situaciones en las que solicitara alcohol en un bar periferico; observó los tirantes en la muchacha resbalarse despreocupados por sus hombros, mientras el cabello azabache caía liso hasta perderse bajo el mostrador. La intensa mirada oscura le recordó alguna mujer en su pasado, aunque vagamente pudo identificar aquella extraña familiaridad.

- sé de algo que te gustará – agregó tomando una botella escondida bajo la barra- no pareces un chico de este lugar.

El silencio en el muchacho contradijo sus intenciones por acortar la distancia entre ambos; el vaso se posó frente al pelinegro meciendo el contenido en su interior.

- Solo estoy de paso – soltó Sasuke entre el bullicio.

- ¿sin compañía? –cuestionó la mujer mientras sus ojos se encendían en curiosidad.

- si –aseveró antes de beber un sorbo del licor.

- Eres especial – remarcó la muchacha sirviendo otro vaso para ella.

- Como tantos otros – respondió bajando el perfil a su circunstancia.

- Pocos activos sin estimulo – soltó la chica señalando con su dedo índice el Rinnegan opaco- debe requerir mucho chakra mantener un ojo así…

Sasuke entrecerró sus ojos notando la continuidad en aquella conversación.

- Eres fuerte – aseveró la chica tras un suspiro.

- ¿Asustada? – cuestionó soltando una media sonrisa antes de beber otro sorbo del elixir en su copa.

- interesada – Confesó seductora.

- ¿conoces muchos como yo? – cuestionó curioso

- Algunos – respondió rápidamente- te los puedo presentar…

La ligereza en aquella frase pareció trasgredir los pensamientos del pelinegro. Considerar a los portadores de algún poder ocular como la simple expresión de una herencia, parecía lo mismo que lucir un artista circense ante el público.

Negó rotundamente pese a la curiosidad en su interior.

- ¿Se encuentran aquí? – preguntó silencioso aún cuando el bullicio a su alrededor sofocaba sus sentidos

- Por aquí, por allá…. – soltó la chica observando a todos lados antes de beber otra bocanada de su vaso.

- ¿Es tuyo este bar? – dijo el muchacho para destensar sus verdaderos intereses.

La mujer rió apoyando ambos codos sobre el mostrador y dejando caer su cabeza sobre una de sus palmas.

- Tal vez – respondió en un susurro- ven conmigo – invitó siguiendo el hilo en una conversación entre sus miradas.

El interés del muchacho extremó sus corazonadas. Aquello era demasiado simple para corresponder al grupo de potenciales criminales que le habían encomendado investigar.

- Tal vez – soltó en lo que sonó una símil negativa.

- Por lo menos ven conmigo fuera de este lugar – intensificó su invitación antes de recomponer su postura- podremos conversar tranquilos

El ruido a su alrededor le impedía mantener un interrogatorio como hubiese esperado, por lo que el suave movimiento de cabeza en la muchacha invitándolo hacia lo recóndito tras el bar, fue la oportunidad que estaba esperando.

La siguió a través del pacillo hacía una puerta escondida al final del establecimiento. No se sorprendió dar con un estrecho callejón rodeado de cubos de basura y desperdicios de todo tipo; analizó a la muchacha apoyarse en la pared junto a la puerta, con los brazos cruzados y un cigarrillo entre sus dedos.

- ¿fumas? – cuestionó la muchacha extendiendo la cajetilla.

- No – musitó Sasuke plantándose frente a la mujer.

La mano libre de la chica se alzó entre la oscuridad para posarse en el pecho del pelinegro.

- Eres bastante atractivo – susurró sugerente mientras acortaba el espacio entre sus cuerpos al caminar un par de pasos hacia el muchacho.

Sasuke giró el rostro esquivando la cercanía entre sus anatomías.

- no soy peligrosa –agregó risueña ante la notoria expresión de descontento en el pelinegro.

- ¿A qué aldea perteneces? – cuestionó el muchacho recomponiendo su atención en el objetivo.

-A todas– respondió intensificando su cercanía- escucha, no puedo desaparecer de la barra más de diez minutos…

Sasuke torció su gesto antes de acercase hacia la muchacha para lograr la intimidad necesaria entre el ruido proveniente tras la puerta.

- Shinzou. ¿Qué sabes al respecto? – cuestionó directamente.

La chica sonrió retrocediendo nuevamente hasta chocar su espalda contra la pared.

- nada ¿Qué sabes tú al respecto? – soltó misteriosa.

- Los conoces– aseveró roncamente.

La chica instauró en su rostro la completa seriedad, soltó el cigarrillo e intensificó su interés en aquella conversación.

- No estoy interesada en perder mi tiempo– soltó antes de caminar hacia la puerta.

La mano sobre su brazo presionó fuertemente la piel descubierta.

- Habla – ordenó el muchacho mientras sus respiraciones chocaban por la cercanía entre sus rostros.

La chica bufó mientras se intentaba alejar inútilmente.

-¿por qué el interés? – cuestionó mientras el enfado se fundía en su expresión- no son criminales.

- Por el momento– respondió Sasuke rápidamente.

La muchacha se hizo a un lado sintiendo nuevamente el cemento tras su espalda.

- ¿Qué sabes de ellos? – cuestionó tras notar su imposibilidad para huir

- No estoy para juegos – soltó el Uchiha guturalmente provocando un remesón en la mujer.

- Tal vez los conozca – confesó seriamente- cada cierto tiempo vienen aquí personas como tú…

- llévame con ellos – exigió menos amistoso.

- ¿Cuál es tu intención? – Contraatacó inmediatamente- ¿Qué harías si te los presentara?

- No te incumbe – respondió taladrante

Lo observó fijamente, con mirada inquisitoria intentando traspasar el exterior impenetrable.

- Únete a nosotros – se atrevió a soltar en un susurro.

Sasuke abrió los ojos sorprendido, ciertamente no esperaba aquella invitación; soltó el aire en superioridad y retomó su lugar frente a la chica.

- no me interesa – respondió altivo.

- ¿seguro? – el tono de la pelinegra se tornaba intenso a medida que las palabras salían de su boca- ¿eres el último descendiente de un clan? has sido utilizado gran parte de tu vida. Vagas por el mundo en búsca de una razón para tu existencia…

El Uchiha apretó los dientes ante lo oído, y en un acto de inclemencia apoyó firmemente su mano en la pared tras la muchacha acorralándola sin escapatoria.

- No sabes nada sobre mí – soltó mientras los músculos de su rostro se torcían en malestar.

– No hablo de ti -agregó la muchacha sin intimidarse ante su oscura cercanía

El silencio entre ambos se intensificó a medida que el sonido del pub llegaba hasta sus oídos.

- ¿Me encarcelarás? – cuestionó la chica seriamente- los herederos somos peligrosos para este mundo, las aldeas nos prefieren obedientes… ¿no es así?

Sasuke calló comprendiendo aquellas palabras.

- ¿A qué clan perteneces? –agregó interesada.

- Eso no importa – respondió tercamente- Dime tu nombre – ordenó.

- Yoshida Fumiko – soltó sin titubeos.

- Tu verdadero nombre – gruñó extenuado.

- ¿Eso importa? –cuestionó mordaz.

De pronto la puerta hacia el callejón se abrió dando paso a una rubia con las mejillas sonrojadas y coletas desarmadas producto del bullicio.

- Lo siento, busco el baño – soltó fijando su mirada en un rostro conocido frente a ella.

La mirada de la muchacha se fijó en la rubia de pie junto a la entrada. Su experiencia le había enseñado a identificar a las personas, y aquella mujer por supuesto no estaba allí por equivocación.

El pelinegro respiró profundamente antes de quitar su brazo de la pared y recomponer su postura.

La muchacha aprovechó aquella distracción para escapar nuevamente hacia el bar. Su respiración entre cortada le recordó sensaciones que hace muchos años había olvidado.

Los segundos en silencio transcurrieron hasta que la pelinegra hubo desaparecido dentro del local.

- Tsunade – soltó el pelinegro observando a la mujer frente a sus ojos.

- siento interrumpir – soltó recomponiendo su seriedad.

Sasuke tensó su mandíbula comprendiendo los pensamientos en la mujer.

- ¿parte de la redención? – agregó cruzando ambos brazos sobre su pecho.

El pelinegro bufó ante la confrontación, considerando que definitivamente no debía explicaciones a nadie.

- si fuera así ¿Cuál es el problema? – respondió toscamente

Tsunade elevó los hombros indicando un falso desinterés que Sasuke fácilmente pudo advertir. Por supuesto que aquello era de su incumbencia, pensó recordando el rostro de su alumna entristecida en una desahuciada espera.

- Deberías beber algo conmigo – agregó la mujer tras unos tensos minutos- hay algunas cosas de las cuales debemos conversar.

- No hoy – respondió taciturno.

- Llevas mucho fuera de Konoha ¿Cuánto va? Más de un año – soltó con ambas manos sobre sus caderas- la vida fuera de una aldea puede ser muy tentadora.

El muchacho asintió retomando la seriedad en sus acciones.

- Averiguo algo importante – contestó excusando su ausencia.

La mujer entrecerró los ojos incrédula.

- Como sea – habló regresando rumbo al bar- Kakashi se preocupa, deberías indicar tu ubicación – agregó antes de abrir la puerta de metal para perderse entre el gentío.

El muchacho permaneció inmóvil considerando los verdaderos sentimientos en su interior. Por supuesto que aquel encuentro fortuito remecía fibras sin tocar, aunque más lo alteraba la situación en la que se hallaba al ser descubierto tan cercano con aquella mujer del bar. Tsunade podía deducir fácilmente falsas intenciones y él no podía esclarecer aquello sin revelar la razón de su estadía en aquella aldea.

Suspiró pesadamente suponiendo que de cualquier forma la muchacha ya habría desaparecido asustada de aquellas instalaciones; caminó rumbo a la barra comprobando sus suposiciones, la pelinegra no se encontraba en ninguna localidad cercana.

Tronó su cuello ante aquel nuevo problema. Mientras apoyado en uno de los tantos callejones recorridos, notó un perfume conocido tras su espalda.

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Holaaa

¡Bienvenidas!

Les cuento que esto será una historia de pocos capítulos. Y que ya pronto actualizaré lo que tengo pendiente, no me odien. He tenido poco tiempo, escribí esto en el celular cada vez que me subía al colectivo ajaja así de estresada por la vida.

Abrazos!