Con sus manos acariciaba su piel, sintiendo la suavidad del cuerpo de Jasminka, embelesada. Mientras ella mantenía esa sonrisa amable, suspirando cada tanto, haciendole saber que sus caricias eran bien recibidas; recorría su espalda en un suave masaje, deteniendose sobre sus amplías y atrayentes caderas.

Jasminka tembló al sentir la pelvis desnuda de la rubia contra su trasero, habiendo acortado ésta la poca distancia que quedaba entre sus cuerpos, mientras sus manos ascendían acariciando sus hombros, con su mano izquierda levantó su rostro para así acariciar su cuello mientras la derecha descendía hasta sus grandes y pesados pechos acariciando las areolas y los pezones protuberantes; lentamente hasta su cuello haciéndola dar suspiros más prolongados y emitir pequeños gemidos. Sonrió con malicia, liberó su cuello de su agarré, llevando su mano hasta su pecho acariciando ambos suavemente, atendiendo sus pezones alternando caricias cariñosas y agresivas haciéndola sonrojarse, y gemir con mayor intensidad sin dejar nunca de dar pequeños besos a su cuello.

sus manos descendieron reanudando su exploración pasándola sobre el abdomen de la bruja rechoncha sintiendo la suavidad de éste, rodeando con uno de sus dedos su ombligo enviando una oleada de placer desesperado que rogaba por ser atendido, descendiendo un poco más acarició el vientre de su amada, sintiendo la suavidad del vello rosa de la pequeña bruja, quien comenzaba desesperarse por el toque juguetón de su amante. Elevó su cadera en un intento por sentir los dedos de su amante rozando su intimidad, Diana sonrío complacida viendo los deseos que despertaba en la amable bruja e ignorando su creciente necesidad acarició sus piernas sintiendo la suavidad de sus grandes muslos, pasando sus uñas por toda la piel y descendiendo de esta forma por toda la eternidad dando atención a cada parte de esta desde la corva hasta el talón. Mientras tanto la bruja de la comida sentía la necesidad crecer aún más humedeciendo su sexo y dando en él un calor que deseaba fuese atendido, Diana la miraba y con sus ojos le transmitió el deseo que rondaba por su mente la rubia sonrío y lentamente ascendió prolongando la urgencia de la bruja culinaria, torturandola suavemente para aumentar su deseo todavía más.

Volvió a abrazarla por la espalda juntando sus manos sobre su vientre deleitándose nuevamente con la suavidad del vello que ésta poseía. Dulcemente acarició la parte interna de sus muslos ignorando por completo la humeda zona de su amante, disfrutando del suspiro frustrado que emitió, disfrutando el torturarla con su deseo hasta finalmente complacerla con lo que tanto ansiaba, complaciendose también así misma con el sonido de los gemidos que daba Jasminka y con los recorridos quedaba con su mano a través de su suave cuerpo, sobre todo con lo terzo de su abdomen regordete.