¡Hola! he vuelto!

Les debo una disculpa por tanto tiempo pero hace un año exactamente perdí mi laptop y con ella varias historias, y esta estaba casi concluida ahí así que me costó mucho trabajo volver a escribirla porque me deprimí por unos meses al ver que no podría rescatar nada de mi viejo pc, pero hace unos días mientras estaba viendo una película las ideas comenzaron a surgir y no me pude detener.

Esta vez tratare de ser más regular en las actualizaciones comenzaré con una historia para ir una a una terminandolas.

Bueno sin mas les dejo el capitulo de hoy.

Dedicado a Arisa Taisho


VII

S&K

Caminaban bajo el espeso bosque, tenían varios días sin rastro alguno de Onigumo.

Para el demonio esto era algo malo, y sus instintos le decían que debían regresar al oeste. Después de pensarlo decidió que regresaría.

- Debemos regresar. –Informó a sus compañeros.

- ¿Pasa algo Taisho-san? –Preguntó el monje.

- Algo está mal, regresaremos al oeste, creo que el objetivo de Onigumo era alejarnos.

- Igual sospeché lo mismo, llevamos dos semanas sin alcanzarlo y casi tres días sin toparnos con algún esbirro. –Apoyó la sacerdotisa.

Una vez que estaban de acuerdo todos emprendieron el camino de regreso al oeste.

Y efectivamente como lo sospechaban los ataques de Onigumo | todos estaban dirigidos al territorio de occidente. Varias aldeas de demonios y de humanos estaban totalmente quemadas sin ningún sobreviviente.

Kagome estaba molesta por vender dejando engañar y estar lejos de su hogar. Habían caído en la trampa.

Sesshomaru estaba cansado de ir lento así que tomando a ambos humanos emprendió vuelo al palacio de su abuelo.

- Comenzaba a preocuparme por ustedes. - comenta el abuelo que los recibes en el patio.

- ¿Alguna novedad? -pregunto Sesshomaru.

El mayor suspiro mientras asentía.

- Si, los zorros y los exterminadores ya están aquí, varios monjes y sacerdotisas también llegaron hace algunos días, Onigumo se ha aliado con el señor de los dragones y me temo que ahora será más peligroso. -informo.

- Lamentamos el retraso, me da mucho coraje saber que caímos en su vil trampa.

- Lo que importa es que están aquí, Kagome. -tranquilizo el mayor.

- ¿Tienes algún plan abuelo?

Ante la pregunta mencionó el sonrió haciendo un gesto para que lo siguieran. Una vez que estaban dentro de su despacho uno a uno fue llegando sus aliados, el jefe de los zorros, la hija de los cazas demonios y el monje cada uno representaba una unión única.

- Bueno ya que estamos todos aquí, creo que ahora entiendo porque los monjes y las sacerdotisas comenzaron a llegar durante estos días— Su mirada se posiciono en Miroku— ¿Eres tú el líder de los sagrados?

- Así es, soy su líder, aunque no de todos, yo dirijo un asentamiento de monjes, las sacerdotisas no son nada conmigo, esas debieron llegar gracias a Kagome, de seguro que ella se ha topado a más de una de ellas después de todo si ella esta segura entre demonios ¿Por qué no estarían las demás?

Ante esas palabras todo comenzaba a tomar sentido.

- Bien, ahora nuestra prioridad será idear un plan, nuestra arma secreta es Sesshomaru, estoy seguro de que él y Kagome pueden contra él y nosotros nos encargaremos del resto, por mi parte yo me encargaré del líder de los demonios dragón, es bastante peligroso , todos mis demonios serán acompañados por un ser sagrado como protección y ayuda, tenemos poco tiempo para acostumbrarnos unos a otros y armar los equipos así que sugiero que comencemos ya, no hay que perder el tiempo.

Sin nadie para objetar todos se levantaron de sus asientos y comenzaron sus labores.

Kagome iría a buscar a la líder de las sacerdotisas para informarles del nuevo plan, mientras que Sesshomaru la seguía de cercas.

S&K

Los días pasaban y los ataques de Onigumo eran cada vez más cercas del palacio de occidente que para el criterio de Sesshomaru sus ataques estaban vacíos, no había una buena razón para hacerlo.

El sol acaba de ocultarse en el horizonte cuando se encontró con ella en el campo de entrenamiento con los otros miles de sacerdotisas, todas parecían felices y dispuestas a ayudar a que la paz prosperara.

- ¿Sesshomaru? -llamó ella una vez que se despidió de todas las mujeres.

Él la miró detenidamente por unos segundos, su aroma había cambiado ahora era agrio como el de una lima indicando que estaba preocupada.

- ¿Qué sucede Kagome?

Ella automáticamente se puso más nerviosa y comenzó a mirar en todas direcciones menos a él irritándolo.

- ¿Qué te preocupa? -preguntó.

Una vez más ella miró a todos lados antes de regresar su atención completamente a él.

- Es solo que, tengo unos días con una extraña sensación en el pecho. -susurró con voz melancólica y su mirada calló a sus pies.

Él posó suave su mano en su barbilla para levantar su rostro, y sin pensarlo la beso con la esperanza de que eso la calmara un poco.

Ella abrió los ojos como platos ante la sorpresa para después de unos segundos corresponder al beso pasando sus manos por los hombros hasta quedar de puntitas.

- Gracias. -respondió ella antes de abrazarse y hundirse en su pecho refugiándose en sus brazos.

Sesshomaru la abrazó con más fuerza y después de unos minutos la levantó estilo nupcial para llevarla a su habitación.

S&K

Estaba patrullando por los límites del oeste cuando sintió una vibración proveniente de uno de los grandes árboles del bosque, lo estaba llamando así que bien descendió en el pequeño claro donde se encontró el árbol que lo llamaba.

El árbol era alto y el tronco era demasiado grueso y lo llamaba a tocarlo antes de sucumbir ante el deseo de hacerlo seuró de que no hubiera enemigos cerca al confirmar que estaba solo posó su mano sobre el enorme tronco y fue envuelto instantáneamente por una fuerte luz blanca que lo obligó a cerrar los ojos.

Cuando por fin cesó el brillo y su vista se aclaró inmediatamente supo que no seguía en el pasado, estaba de regreso.

La desesperación lo invadió, no podía dejar a Kagome sola, su vida peligraba con ese malvado de Onigumo, él era parte del plan para librar la batalla sin tanta muerte.

Suspirando decidió que lo mejor sería regresar a casa e investigar algo sobre el asunto de la guerra quizá solo así podría evitar la muerte de ella.

Con ese pensamiento caminó decidido por las calles de Tokio.

Al llegar a casa fue recibido por su padre con millas de preguntas.

- ¿No soy un respondedor? -cuestionó con enojo el mayor.

- Cariño, tranquilo yo me encargo. -tranquilizó su madre haciéndole una pequeña seña para que la siguiera.

Una vez que estuvieron solos en su habitación ella por fin habló.

- Sé que tienes muchas preguntas, pero antes -hizo una pausa mientras sacaba de entre su kimono un pequeño libro y se lo entregaba -Ella habría querido que tuvieras esto.

- ¿No regresaré? -preguntó

Irasue sonrió con tristeza.

Sesshomaru supo lo que significaba ese gesto, conocía perfectamente a su madre.

- Debe haber alguna manera, estas equivocada, necesito regresar a ella. -y el control que tenía sobre él se rompió.

Por primera vez ella era testigo de una conducta de este grado por parte de su hijo mayor.

- Sesshomaru, será mejor que leas lo que te acabo de entregar solo tu puedes hacer algo al respecto, sé que tu encontrarás la manera de regresar con ella y traerla a salvo, es todo lo que puedo decirte, lo demás lo tendrás que averiguar tu . -con una ligera reverencia ella salió del cuarto dejando a su hijo solo y pensativo.

Con duda abrió el pequeño libro que tenía en sus manos.

En la primera página había una pequeña línea.

"Para Sesshomaru, donde quiera que estés".

Pasó las paginas era una especie de diario.

" Día veinte, después de tu partida comenzó las guerras, miles de soldados muertos ya, y otros quedaban heridos, pero a de la enorme cantidad de sacerdotisas que somo no logramos curarlos con la antes de que llegue otro grupo de heridos. Sesshomaru ojalá pronto regresa ".

"Día cuarenta, hemos tenido unos días de tranquilidad pero desde que comenzamos la guerra no hemos visto la cara de Onigumo para nada, creo que espera que nos agotemos primero y que nuestros buenos soldados mueran para acabar con nosotros, debo admitir que tengo miedo; miedo a morir sin verte una vez más.

Pasaron varias horas y Sesshomaru estaba sumergido en la lectura del pequeño libro que le había entregado su madre.

" Día cuarenta y nueve, la guerra resultó más larga de lo que esperábamos el abuelo resultó gravemente herido el día de ayer, necesitamos tu ayuda Sesshomaru, se que contigo la diferencia sería a nuestro favor.

"Día cincuenta, el abuelo fue demasiado obstinado, no ha dejado que sus heridas cierren correctamente antes de regresar al combate, no lo entiendo ¿Qué estamos haciendo mal? Teníamos un excelente plan y parece que no funcionó, ahora hay muchos humanos a parte de los esbirros de Onigumo, quieren matarme por ser impura al haberlos traicionado al estar trabajando con un demonio en el lugar de exterminarlo. "

"Día sesenta, parce que esto esta llegando a su fin, me hirieron y no creo salir de esta… Te amo."

Y ahí terminaba no había más palabras en aquel libro, ella lo había estado esperando y lo que esperaba ser una guerra corta resultó ser una guerra de más de sesenta días.

Necesitaba regresar lo más rápido posible al pasado si quería salvarla.


¿Que les pareció?

¿Que creen que le pase a Sesshomaru?

¿Logrará regresar?