Regresé!
Me comenzarán a ver actualizando regularmente cada semana si todo sale bien, después de todo con esto de la pandemia en mi trabajo está demasiado tranquilo así que me da tiempo de escribir un poco en el móvil.
Uff en fin, espero que este capitulo sea de su agrado.
Capitulo IX
El comienzo
Después de varios días por fin Lord Yuki pudo recuperarse al cien por ciento de su herida para regresar a la pelea.
Seguían sin rastro alguno de Onigumo, los ataques seguían, pero el principal no aparecía y ni que mencionar del líder de los dragones, tampoco había aparecido para nada, solo sus soldados.
Los sagrados atacaban, pero aún no lograban romper la barrera que protegía la fortaleza occidental y a su gente.
Por esta razón habían podido relajarse un poco para seguir entrenando ahora que el mayor estaba recuperado se unió a las practicas con sus dos nietos, jamás se esperó que un hanyō fuera tan poderoso, ahora le habían quitado la venda de los ojos ante el engaño de que un medio demonio era débil, Inuyasha le había demostrado todo lo contrario, la sangre Taisho era demasiado fuerte.
Estaba orgulloso de su futura familia.
— ¡De nuevo lo estas haciendo mal! -reprendió la sacerdotisa al medio demonio.
— Khe, lo hago como yo quiera, después de todo yo soy quien porta la espada. -respondió de malas enfundando su espada para después cruzar sus brazos al frente con una mirada arrogante.
Sesshomaru que acababa de llegar al lugar escuchó la respuesta que le dio y se aproximó enojado, para su suerte su medio hermano estaba de espaldas a él por lo que no lo vio llegar hasta que sintió el fuerte golpe en su cabeza, había recibido un fuerte zape.
— Idiota, ¿Por qué hiciste eso?
— Esa no es manera de hablarle a una dama. -respondió con simpleza mientras se posicionaba al lado de la azabache.
Ante las acciones de sus nietos el mayor soltó una sonora carcajada haciéndose notar.
— Buenos días, Yuki-sama. -saludo la chica con una enorme sonrisa.
Los dos machos hicieron una reverencia al mayor en señal de saludo.
— Buenos días a todos, veo que hoy amanecieron muy activos.
Después del entrenamiento pasaron a analizar la situación encontrando una nueva manera de hacer que Onigumo saliera, aunque al mayor de los hermanos no le parecía para nada la idea.
— Esta será la única oportunidad que tendremos de acabar con el bastardo, así que terminemos lo antes posible para que menos inocentes mueran.
— Si el señor Kayane aparece, yo me encargaré de él. -Dictó el lord.
Todos asintieron de acuerdo con sus palabras, después de todo si él derrotaba al Lord Kayane las tierras que le pertenecían a él y todo su séquito le pertenecerían al gran perro.
Cada día que pasaba Sesshomaru se alegraba de haber regresado, sabía lo que había pasado al no regresar nunca más, pero ahora estaba seguro de que eso ya había cambiado, desde la existencia de su abuelo, porque según lo que había leído el estaba entre la vida y la muerte al igual que Kagome. Sin duda había cambiado el futuro, aun no sabía hasta que punto.
SK
Kagome estaba más que feliz, desde que él había regresado una parte de ella lo había hecho también. Estaba segura de que todos se habían dado cuenta del gran cambio, después de todo siempre le habían dicho que sus poderes reaccionaban a sus sentimientos, algo que era sumamente extraño y peligroso para la persona con la que luchara.
Cuando compartió ese pensamiento con Sesshomaru él se había burlado de ella y la había llamado pequeño explosivo, aun al recordarlo le enojaba un poco que él se riera de ella.
Todos tenían debilidades y ella estaba segura de que la suya era Sesshomaru, si algo le llegara a pasar no se perdonaría jamás.
Estaba dispuesta a fortalecerse y no ser un estorbo en la batalla final, después de todo ella sería el anzuelo para atraer a Onigumo, tenía que estar preparada para todos los posibles escenarios, lo mejor que se le había ocurrido era hacer una pequeña barrera protegiendo su cuerpo, eso le había resultado antes, ahora tenía que buscar una manera de repeler no solo a los demonios si no también a los otros sagrados que la atacaban, ese sería su nuevo problema.
Los sagrados si la pudrieran dañar si no tenía cuidado.
Sesshomaru la sobre protegía mucho desde su regreso, según él porque no quería que nada le pasara, de esta manera era demasiado dulce, estaba segura de que ella era su debilidad, así como él era la suya.
Los días eran cada vez mejores para el oeste, habían recuperado bastante terreno resultando beneficioso que Inuyasha se les uniera en la casusa, pero a pesar de eso no había rastro alguno de Onigumo ni de Kayane eso de cierta manera les preocupaba, pero estarían listos cuando decidieran aparecer y estaban seguros de que ganarían.
Un día más había terminado y cada uno se iba retirando a sus habitaciones después de la cena, Kagome era seguida hasta su habitación por Sesshomaru, ambos caminaban en silencio, pero ella irradiaba un aura de preocupación e iba ensimismada en sus pensamientos y aunque no lo supiera estaba preocupando al demonio.
— ¿Sesshomaru? -preguntó ella una vez que estuvieron en la privacidad de su habitación.
— ¿Qué sucede, Kagome?
— Es solo que… yo… -no pudo terminar de hablar porque él la callo con un beso.
Rompiendo el beso el pego su frente a la de ella— Se que lo más difícil se acerca, pero no dudes nunca.
— Es solo que, Cuándo todo esto acabe, ¿Qué pasará con nosotros? Inevitablemente tu regresaras y yo…- no pudo continuar porque se le formó un nudo que le impidió hablar.
Sus ojos azules se aguaron y agachando su cabeza para mirar al suelo soltó la primera lágrima, inmediatamente él sintió una opresión en su pecho y su bestia pedía consuelo hacía su pareja, posando su mano en su barbilla la levantó para que le mirara.
— Kagome, tu vendrás conmigo ¡Primero muerto antes de dejarte! -declaró atrayéndola para envolverla en un fuerte abrazo.
Ella inmediatamente lloró en sus brazos hasta quedarse dormida.
SK
— ¡Señor nos atacan! -informó uno de los guardias que custodiaban la enorme barrera del palacio.
— ¡Todos estén alerta! -ordenó el demonio mientras se unía a su guardia para ver a los atacantes.
— Avísenles a todos, nos reuniremos en el patio central en veinte minutos.
Y así como les habían ordenado cada uno de los guerreros fue informado del ataque, uno a uno los guerreros llegaron al gran patio donde ya estaba el Lord esperando que estuvieran completos.
Sesshomaru y Kagome estaban terminando una de las rutinas de entrenamiento cuando fueron avisados del acontecimiento tomaron sus armas y salieron al lugar.
Y en cuestión de minutos todos estuvieron reunidos, sacerdotisas, monjes, caza demonios y demonios.
— ¿Qué sucede mi lord? -preguntó Kagome.
— La guerra a comenzado, Onigumo acaba de dar la cara, debemos tener cuidado no sabemos que clase de trampa haya estado preparando.
— Khe! Ese maldito no tiene oportunidad contra nosotros.
— Así se habla Yasha, ahora solo debemos seguir el plan cada uno sabe que hacer. -dijo Kagome dando una mirada a todos no sabía a quien no volvería a ver.
— Pase lo que pase, fue un placer pelear a su lado. -dijo el Lord para después dar la orden dando comienzo a su plan.
Una vez que Kagome llegó al borde de la barrera donde podía ver a los sagrados intentar romperla atrás de ellos estaba Onigumo, sonría de manera socarrona.
— Kagome, nos volvemos a ver. -habló el con tranquilidad.
— Onigumo, creí que ya te habías rendido. -respondió con burla Sesshomaru.
— Oh, pero si es el perro guardián de la sacerdotisa, que sorpresa ahora tienes otro guardián creí que podías tu sola.
Kagome solo soltó una risa ante las palabras del hombre haciéndolo enojar más.
Comenzaron a caminar hasta quedar a solo unos pasos del borde de la barrera, Inuyasha sostenía a Tessaiga desenvainada listo para pelear mientras que Sesshomaru sostenía a Tenseiga.
Una flecha rodeada de color purpura dio inició a la guerra.
Inuyasha, Sesshomaru y Kagome se habían coordinado tan bien que parecían invencibles, la azabache tenia esa extraña cualidad de que sus ataques sagrados siempre se combinaban con los de los platinados y hacían el doble de daño, los dragones también estaban atacando, aunque su señor aun no aparecía.
Muchos se habían retirado al ver que el trio era invencible, habían salido de la barrera que protegía el castillo, pero aun así ella los estaba protegiendo de los ataques, estaba demostrando porque era conocida como la sacerdotisa de Shikon.
— ¿Qué pasa Onigumo? ¿Ese era tu ejercito? -se burló ella cuando estaban en ventaja, el campo estaba lleno de cadáveres y olía a muerte.
— Maldita perra, esto no ha terminado, es solo el comienzo—rió—, esa sonrisa tuya no durará mucho, disfrutaré cuando te tenga en mis manos.
— ¡Ja! Eso nunca pasará. -gritó Inuyasha.
— Eso lo veremos.
Y a su espalda un enorme dragón hizo su aparición tan como lo habían pensado y esperado, ahora los dos enemigos habían dado la cara.
Lord Yuki llegó al lugar lo más rápido que pudo en cuanto sintió la energía de Kayane.
— Lord Yuki, creí que se escondería por más rato, después de todo no es tan cobarde. -se burló el dragón con voz grabe.
El Inu gruño en respuesta sin quitar la mirada de los rojizos ojos del dragón comenzó a transformarse.
¿Que les va pareciendo?
Casi estamos en la recta final de este fanfic.
¿Que creen que pase entre Sesshomaru y Kagome cuando todo esto termine?
Me gustaría que me dejaran un comentario haciéndome saber sus teorías.
Los quiere RT
