INDIGNO CH 28 REMORDIMIENTOS

Las sirenas resonaban en sus oídos, la estructura se resquebrajaba al punto del colapso cuando una figura envuelta en llamas se precipitaba tambaleante desde la entrada principal, sus gritos o más bien agudos aullidos desesperados no dejaban lugar a dudas de quién se trataba. La ennegrecida figura de Eliza terminó en el suelo siendo asistida por la gente de servicios de emergencia. Dante era el único faltante en esa representación del infierno que estaba muy lejos de ser una "Divina Comedia" Los bomberos por más que intentaban aplacar a la indomable criatura del fuego desde afuera les estaba resultando imposible. La voz de un joven se hizo escuchar por entre la de los demás presentes. —Hay agua saliendo en cascada al jardín desde una de las ventanillas de ventilación tal vez se haya debilitado la estructura y podamos ingresar por ahí.— Tanto Albert como Georges corrieron a la parte posterior de la casona empuñando la herramienta que pudieron encontrar para golpear con todas sus fuerzas aunadas a las de algunos valientes voluntarios hasta hacer que la pared colapsara.

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Por más que había luchado aferrándose a la imagen de la preocupada pecosa ante él, finalmente había sucumbido ante las poderosa fuerza de la inconsciencia. Como si no se hubiera despertado el sueño continuaba en donde lo había dejado.

Cabalgaba sobre Theodora a través de los verdes bosques pertenecientes al Real Colegio San Pablo con la femenina mujer acurrucada a su pecho.

—Debes elegir tu motivo— Richard le susurró al oído. —Por favor tú sí elije bien.— la súplica plasmada en la voz de su padre lo desconcertó.

Otra visión apareció ante él, la imagen de un pequeño de ojos que no correspondían a la edad que representaba, la mirada en ellos estaba cargada de mil otoños de incesantes batallas libradas y muchas más perdidas, pero ahí seguía estoicamente de pie esperando a que la única persona que importaba y que realmente podía hacer la diferencia en su existencia lo eligiera por vez primera, que por fin pudiera ser su prioridad que le ayudara a dejar de tener miedo le abrazara y le dijera que todo estaría bien porque de ahora en adelante estarían juntos y que ese adulto lo protegería. Había llegado la hora de ser el protagonista de su propia historia. De escuchar esa aparentemente pequeña voz que siempre lo había guiado, a veces caprichosamente pero siempre de manera sabia.

— ¿A quién elegirás al amor de tu vida ó AL AMOR DE TÚ VIDA?— fue la pregunta del pequeño que logró conectar con el lugar en su cuerpo donde se alojaba su alma, si es que eso era posible.

La mujer en su regazo desapareció, observó maravillado su metamorfosis. La jovencita de rizos dorados dio paso a una enfermera, a una dama, una mujer fuerte y autosuficiente capaz de dar amor porque ella lo sentía hacia sí misma. Ella había evolucionado, siempre dando el ejemplo con sus acciones.

Y lo supo, ella estaría bien sin él.

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Escuchó golpes mientras derribaban la puerta, las voces se mezclaban en su mente mientras una mano retiró la cobija que los protegía y unos ojos azul cielo la llenaron de esperanza. Su pecho siendo exprimido de su ultima gota de oxígeno por inexistentes garras le dificultaba respirar. Apenas fue consciente cuando la sacaron a ella y a su aun hermoso rebelde de la mórbida laguna escarlata que los rodeaba.

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Una hermosa morena lloraba desconsoladamente sobre una tumba. Un joven cuyas gafas colgaban descuidádamente del puente de su goteante nariz no tenía mejor semblante, parecía que su quebrada figura se desvanecería con el aire llevándose las piezas que apenas lo mantenían en su lugar y seguramente así sería, de no ser por la joven que le tomaba de la mano transmitiéndole su fuerza mientras detenía su silla de ruedas. De nueva cuenta los Andrey enterraban un féretro vacío.

—Archie, te amo, siempre lo haré— Su memoria era bombardeada con esa carta que había recibido de Albert.

Annie eres una mujer valerosa con un espíritu fuerte, me alegra haberte visto mostrar tu brillo a los demás. No tienes nada que envidiarle a nadie jamás, tan solo soltar esas estúpidas restricciones que tu antes pensabas como importantes. He sido honrado con tu amor y mi único remordimiento es no haberme dado cuenta antes de que te correspondía. Sé que en algún momento encontrarás a un verdadero hombre que no tenga miedo de demostrarte lo mucho que significas para él, alguien diferente a este tonto que no supo tratarte como lo mejor que le ha pasado en su vida. Me quedo con tus besos, todos ellos me pertenecen pues entregaste tu corazón en cada uno, mientras que yo, te dejé el mio en ese ultimo contacto íntimo que tuvimos la noche que nos despedimos. Habría querido tener la oportunidad de cortejarte como es debido, conquistarte, de ganarme tu amor y ser merecedor de eso que me otorgaste sin que yo lo agradeciera pero, bueno tal vez algún día en otra realidad. Por ahora no me queda más que desearte una buena vida, te la mereces, mereces ser feliz. Ahora sabes que puedes alcanzarla, siempre ha estado en tus manos el obtenerla.

Siempre tuyo Archivald Cornwell Andrey

Las lágrimas enjugaban la tierra recién removida bajo sus brazos. Si estas fueran capaces de hacer crecer flores seguramente la tierra se habría transformado en un jardín apenas comparable con el de las rosas de Anthony pues iban cargadas del más profundo amor, cariño regando con sus incontables recuerdos del joven Cornwell por quien se habían dado cita en ese Cementerio.

Un rubio, un castaño y un rubio cenizo con corte militar observaban la escena desde lo alto de una colina. Este último apenas contenía las ganas de materializarse frente a sus seres queridos para que dejaran de sufrir por su causa.

—Eres un necio, te dije que ella seguía sintiendo lo mismo por ti —el rubio se burlaba de su primo.

—Ahora tu paga, has perdido la apuesta— le reclamaba el castaño al rubio.

—¿A qué te refieres?, si serán unos desgraciados, ¿cómo se atreven a jugar así con mi vida?— Indignado preguntaba el de cabellera corta a sus compañeros.

—Ya, ya elegante, no hicimos nada que tu no habrías hecho estando en nuestro lugar — Archie lo volteó a ver con una mezcla de reproche e incredulidad.—¡Valiente amigo! — Dijo dando la espalda para seguir con su camino.

—Vámonos nuestro asunto aquí ha terminado, es hora de continuar con lo tuyo — reprendió el rubio al castaño, quien inmediatamente borró la mueca que a manera de sonrisa se había formado en su cara.

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—William, ¡está hecho! Deberán tener suficiente para entretenerse por ese lado.

—Gracias Georges, pero no te engañes, esa gente nunca se cansa de buscar un jugoso trozo de información a cual hincarle el diente.

—Justamente por eso me di a la tarea de darles la pista señalando una buena presa.— Albert asintió en agradecimiento aunque las ojeras y su demacrado rostro denotaba el cansancio.

El clan Andrey pendía de un doloroso hilo. Su mano derecha apenas mantenía a raya a los reporteros sedientos de noticias y escándalos que envolvieran no solo a la poderosa familia si no al actor de Broadway que suponían en recuperación. Pero él patriarca no podía darse el lujo de perder cara en estos momentos. —Y La señorita Baker Ya viene en camino. — añadió Villers. El amor era un tema vedado sin embargo a juzgar por el respingo que dio su corazón parecía hacer caso omiso. Sacudió su cabeza, no le esperaban noticias alentadoras.

Dos de sus sobrinos habían perdido la vida, y Terrence...

Al parecer no tendría oportunidad de disculparse cara a cara por sus pésimas decisiones y por lo mal amigo que había sido. Este hecho encabezaba la lista de sus incontables arrepentimientos. Por lo menos Candy tenía un mejor diagnóstico aunque se tratara de un consuelo pasajero pues una vez que reaccionara sabía que pasaría un calvario al enterarse de la situación de su rebelde.

Su pequeña, a quien consideraba su hermana se removía inquieta en la cama, de repente abrió los ojos que rápidamente se inundaron en lágrimas.—¿Bert, en donde está?— La sombra en el rostro del rubio confirmaba sus miedos.

—¡Pequeña, él Terry, está en coma!

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El cielo se pintaba de rosas que rápidamente daban paso al naranja y al rojo profundo desagarrando el ocaso como la dolorosa daga que atravesaba los corazones de los presentes. La castaña ahogó un grito que ocasionó que sus lentes cayeran al suelo cuando observó la cara del hombre que posaba su mano saludable sobre el hombro de Stear. El inventor apenas controlaba su tembloroso labio entre sus dientes al reconocer la figura alta de su pequeño hermano junto a él. Se miraron por unos momentos comunicándose en silencio, por medio de ese lenguaje aprendido desde niños exclusivo de los cómplices. Stear apretando fuertemente su agarre sobre el brazo frente a él y asintiendo frenéticamente dándole a saber que le entendía sorbiendo su nariz mientras las desbordantes emociones estaban a punto de sobrepasarlo. El joven vestido de militar se dio la media vuelta dirigiéndose a la joven pelinegra que ahora era consolada por su padre. EL hombre maduro posó sus ojos sobre el menor que se acercaba y cerró sus párpados elevando su cabeza al cielo en agradecimiento. El señor Brighton le saludó con un asentimiento de cabeza. Besó la coronilla de su hija y palmeó su espalda alentándola a despegar la frente de su humedecido pecho.

—¡ARCHIE!— El joven fue abatido por una maraña de negros cabellos que voló hacia él. Apenas fue capaz de sostenerla en pie con su mano libre ya que la otra descansaba lesionada en un cabestrillo.

—Annie, mi llorona, aquí estoy,

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Candy había desaparecido de su vista y por primera vez no se sentía mortificado. Se puso de cuclillas y observó al pequeño frente a él lo tomó por los hombros y su vista se volvió vidriosa al reconocer la valentía en ese inocente niño que había tenido que dejar de serlo desde muy temprana edad.

—Siempre has sido tu, a quien he debido elegir,

—No te creo, a mí nadie me busca, siempre he caminado solo— intentó alejarse desconfiado, sacudiendo su hombro para evitar su agarre. La pequeña ceja izquierda crispándose hacia arriba. —Tú quisiste matarme, pensabas que no merecía vivir—El adulto no le permitió alejarse, Y lloró, sus lágrimas derramadas por el niño perdido que él era, por el rebelde enojado que quería derribar al mundo a punta de golpes, por el enamorado dolido que prefirió creer en la mentira de la traición antes que creerse digno de ser amado porque simplemente era más fácil. Se había abandonado a sí mismo ahora lo entendía. En su intento por no sentir había querido anestesiarse y había callado a ese pequeño que lo miraba atento. —Ven, no temas— le dijo limpiando sus mejillas con el dorso de su mano.

—Dime ¿qué es lo que quieres?— algo se quebró dentro del niño quien antes orgulloso había encorvado la espalda tocándose el corazón queriendo reiniciarlo cubrirlo de la tibieza que sabía debía tener en lugar de la fría capa de aparente indiferencia a la que se había acostumbrado.

—Solo, dame amor— fueron las palabras dichas casi en un susurro

—Lo prometo, Ya no te dejaré de lado.— Él cayó de rodillas derrotándose a sí mismo, abrió sus extremidades y le abrazó mientras Terruce, el pequeño con defensas de puerco espín se permitía sollozar en su pecho. El adulto lo entendió y hablo lo tranquilizando a su niño herido.

—Ya hemos sufrido bastante es hora de encontrarnos a nosotros mismos de ser felices de disfrutar de la vida de querernos y aceptarnos tal cual somos y de aliviarnos y dejar qué quién nos quiere cuidar nos cuide y le demos permiso suelta y confía confía y suelta tu carga.

Perdóname, por aquello que está en mi que ha creado esto. Perdóname Te amo, Gracias, Lo Siento!

La respuesta siempre ha estado adentro.

CONTINUARÁ...

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Lo sé, ya lo sé este sí estuvo cortito, pero bien contundente a poco no?

Ahora sí hasta aquí las actualizaciones por lo pronto el ch. 29 sigue en el tintero pero ya casi sale y será primero (al igual que estos capítulos ) narrado para mi canal de YouTube "Sinceramente Apasionadas" y como podrán notarlo ya estamos a escasos capítulos del final.

De nueva cuenta les agradezco infinitamente el que me acompañen en este relato y sobre todo su paciencia para con la autora a la que le cuesta tan solo un poquitín eso de cerrar ciclos XD

Besos de Elby 8a La Apasionada Golosa Incorregible!