Sumary: Cuando crees que tu vida es perfectamente aburrida, dos ninjas vienen a revolotear tus hormonas para recordarte que ya tienes 23 y que (uno + uno) no siempre es lo que buscas. SevenTeam. SasuSakuNaru con mucha mención de SasuNaru. A veces no importa quien este arriba. CADENA DE DRABBLES.
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PERFECCIÓN
01
Sakura Haruno salió de su departamento, hizo una serie de sellos manuales rápidos que incluso un ojo entrenado batallaría en distinguir y se fue hacia las escaleras, la seguridad era una de esas cosas que diferenciaba vivir en un barrio civil a uno shinobi, sus padres nunca tuvieron que colocar varias capas de genjutsu para proteger su privacidad, lo cual era un asco cuando volvía del trabajo en calidad de bulto y solo buscando una superficie plana donde caer.
― ¡Sakura-chan! ― le gritó sin dudar Naruto, alcanzándola en el ultimo tramo de escalones. ― ¿Ya vas a trabajar? ―
―Como todos los días, Naruto. ― respondió, sin poder evitar pensar cómo una persona cómo el Uzumaki se haría cargo del puesto de Hokage en unos años. Si no funcionaba la diplomacia política, al menos esperaba que las otras naciones recordaran la fuerza que el rubio fue durante la ultima guerra ninja, eso bastaría por lo pronto.
―Te acompaño. ― dijo, y la pelirosa asintió, no era tan raro que su ex compañero la llevara hasta la puerta del hospital varias veces a la semana, o se vieran a la hora del almuerzo, los chismes incluso decían que mantenían una relación romántica, que por esa razón nunca respondió a los sentimientos de Hyuuga Hinata.
No es que le molestara, ella aprendió a ver el valor de Naruto mucho antes de que el resto de la aldea lo hiciera, confiaba en él más de lo que lo hacia en ella misma. Además de que se convirtió en alguien sumamente guapo, de ángulos afilados, pero manteniendo esa calidez en sus ojos, con una sonrisa que convencía hasta el peor de los enemigos.
Ella sabía que Naruto era uno de los mejores partidos que había en la aldea, pero estaba ocupado.
Y aunque pocos lo supieran, no fue una chica la que se lo llevó -para desgracia de MUCHAS-. Fue su otro compañero de equipo.
― ¿Cómo van las cosas con Kakashi-sensei? ― le preguntó, tratando de cambiar el hilo de sus pensamientos.
―Aburrido, como siempre. ―se quejó, llevando las manos a la nuca en una pose despreocupada. ―Estamos acomodando el papeleo de los ninjas que se presentaran en el examen chunnin de kumo.
― ¿Ya son de nuevo? ― se sorprendió, no se sentía como si hubiera pasado un año desde que el evento se celebró en Suna.
―Nos hacemos viejos, Sakura. ―lloriqueó. ― ¿Ramen para la comida? Yo invito.
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En algo totalmente increíble, dejó la pluma sobre el escritorio, dándose cuenta que ya había terminado toda la papelería que tenia pendiente del día, dio una ronda rápida por los pisos, todo controlado, lo cual era extraño. Siempre tenía que tomar al menos diez o quince minutos de su almuerzo para ultimar detalles.
Salió del edificio del hospital pensando que quizá olvidó algo, recorrió las tres manzanas que había hasta la torre del hokage, pasó la recepción saludando al chunnin que se encargaba de guiar a los visitantes y subió dos pisos, hasta una oficina donde trabajaba Naruto.
La puerta estaba entreabierta, por lo que no se molestó en tocar, pero se arrepintió al instante.
La oficina estaba oscura, la ventana cerrada solo dejaba que pequeños rayos de luz pasaran, lo suficiente para que pudiera ver cara sonrojada de Sasuke, con la cabeza recargada en el respaldo de la silla mientras pequeños suspiros escapaban de sus labios rojos por las marcas de los dientes.
Sus ojos bajaron a la altura del perfil del escritorio, donde la mano del pelinegro se movía de forma rítmica, con los dedos enredados en mechones de cabello rubio, apretando los parpados como si quisiera decidir si debería dejar salir los sonidos roncos que su garganta luchaba por soltar.
Sakura se quedó paralizada en el rellano de la puerta, con las mejillas rojas y los labios separados.
― ¿Solo te gusta mirar, Sa-ku-ra?
