CAPITULO 5

La cama debajo de él es sorprendentemente suave, y cuando se despierta de su sueño intermitente al principio no está seguro de donde está. Su cabeza aún esta nublada por las imágenes en su sueño de sucios calabozos, cadenas y grilletes, y Odín parado frente a la corte dictando su sentencia…

Qué extraño. Esta no puede ser su celda en el nivel más bajo de las mazmorras de Asgard. ¿Entonces dónde está?

Abre sus ojos y de repente recuerda.

Está en la torre de Tony Stark.

Maldición.

Su estómago se hunde. Los calabazos hubieran sido mejor.

Lentamente se sienta, tallando los vestigios de sueño de sus ojos. Y aunque es lindo despertarse por primera vez en mucho tiempo sin usar grilletes, excepto por las pequeñas pulseras en sus muñecas, a donde está encadenado ahora es mucho peor. Porque no es solamente su cuerpo el que está atado sino todo su ser, como el maldito esclavo de Tony Stark.

Bien, es una manera excelente de comenzar la mañana, piensa de manera amarga para sí mismo mientras se levanta de la cama y camina hacia el baño para lavarse. Tomó una larga ducha ayer antes de dormir (no le tomó mucho tiempo el aprender a manejar el mecanismo del agua), imaginando que sería bueno usar las comodidades que tenía al alcance mientras pudiera, viendo que podrían serle quitadas en cualquier momento. Era un alivio después de pasar tanto tiempo en una celda donde su oportunidad de lavarse eran limitadas y de vez en cuando. Por supuesto que se le había permitido limpiarse propiamente antes de ser enviado a Midgard y hacia Tony Stark, pero no tan concienzudamente como le hubiera gustado. La oscuridad y suciedad de las mazmorras de Asgard de alguna manera penetraban en los poros de la piel de los prisioneros, colgándose como una vestimenta.

Cuando hubo terminado y vestido propiamente, se sienta sobre la cama de nuevo. No es que haya algo más que hacer ahí.

Así que espera a que Tony lo llame para lo que sea que le tenga planeado hoy, sin disfrutar la idea para nada. El improductivo nerviosismo le está friendo los nervios así que se levanta de nuevo y camina por la habitación en círculos, finalmente deteniéndose ante la ventana.

Le ofrece una vista impresionante de la ciudad, pero no está de humor para disfrutarlo. Especialmente considerando que esta es la misma ciudad que una vez intento conquistar, sólo para ser vencido y enviado de vuelta a Asgard en cadenas y desgracia. Nunca pensó que volvería a verla de nuevo.

Su mano alcanza el pestillo. Al menos puede usar la oportunidad para respirar algo de aire fresco de nuevo.

Hay una voz que le está hablando, sonando demasiado animada para alguien que no es humano.

—Lo lamento, Sr. Laufeyson, pero el Sr. Stark ha ordenado que esta ventana permanezca cerrada. Si decide ignorar estas instrucciones, tendré que reportar su falla al seguirlas, y el Sr. Stark estará muy decepcionado.

La mano de Loki cae a un costado. Así que esta es la computadora Jarvis que Tony mencionó que se supone que lo mantendrá bajo vigilancia.

Es una instrucción sin sentido, en verdad. El piso está a demasiados niveles sobre el suelo para que cualquier humano o dios sin poderes sobreviva una caída. No hay manera de que él pueda usar la ventana como escape.

A menos de que él opte por una ruta más drástica. Pero ya le han dado esa opción en su juicio. Pudo haber elegido la muerte allá si lo hubiese querido. Y no lo hizo.

Al menos ahora, las cosas no están tan mal como para hacerlo una posible alternativa. Quizás ello llegue a cambiar, pero entonces sería un problema para después. Ahora es ahora.

Y luego la voz de Jarvis suena de nuevo.

—Le he reportado al Sr. Stark que está despierto y listo. Pide verle inmediatamente.

Se escucha un ligero clic desde la puerta cuando el mecanismo de seguridad se abre solo. Loki sólo se le queda mirando, no sintiéndose en lo más mínimo preparado para ir a ver a un Tony Stark quien ha tenido toda la noche para pensar en maneras apropiadas de tomar venganza contra su dios esclavizado.

Justo ahora, Sr. Laufeyson —suena la voz del intercomunicador de nuevo. Esta vez, la puerta se abre y Loki obedece lentamente, dirigiéndose al corredor que guía hacia el área principal, el estómago revolviéndose.

Tony está sentado en la mesa con un periódico abierto frente a él, hojeándolo ausente, cuando Loki entra. La mirada amenazante de ayer ya no está en su rostro y ahora parece simplemente relajado. Loki no está seguro de si eso es algo bueno o malo.

Se detiene cuando está a mitad de la habitación, preguntándose si Tony espera que se arrodille en presencia de su amo. Así que se queda de pie. Si Tony quiere verlo sobre sus rodillas de nuevo, tendrá primero que darle una orden expresa antes de que Loki se degrade a sí mismo.

Pero pareciera que el hombre enfrente de él no tiene esa inclinación en el momento. En su lugar Tony dobla el periódico y lo pone aparte, sonriendo cuando nota la aparición de Loki.

—Buenos días, solecito. ¿Dormiste bien?

¿Es eso una pregunta trampa? Es muy improbable que Tony esté interesado en la calidad de su sueño.

—Dormí… adecuadamente —Loki responde con cautela, no estando seguro de a dónde lleva todo esto.

—Me da gusto escuchar que tus niveles de reserva de energía alienígena hayan sido rellenados, dado que te tengo una pequeña tarea que debes completar el día de hoy —Tony parece demasiado feliz cuando dice eso, y Loki tiene un mal presentimiento. No está seguro de si quiere saber a qué se refiera esa pequeña tarea. ¿Servir como bolsa de boxeo para el Hulk? ¿Actuar como una blanco móvil para la práctica de arquería de Barton?

Loki no ofrece una respuesta. ¿Qué hay que decir?

Tony continúa completamente ignorante del silencio inmutado de Loki. —¿Por qué no te sientas? —señala a una silla vacía al otro lado de la mesa, indicándole a Loki que se siente—. No tiene caso que estés parado ahí todo el día como un poodle triste.

Lentamente, Loki hace su camino alrededor de la mesa, arrastrando sus pies. Idealmente preferiría mantener tanta distancia como sea posible ente sí mismo y Tony, en caso de que el hombre decida lanzarse sobre él, pero esa no es una opción en este momento.

De repente, Tony arrastra su silla hacia atrás y se levanta cuando Loki está a sólo un par de pasos lejos. Loki se estremece y da un paso hacia atrás.

Tony se detiene de inmediato y levanta sus manos. —Whoa, ¿no eres un poco del tipo asustadizo, Rodolfo? —dice, usando otro de esos estúpidos apodos Midgardianos que significan nada para Loki—. Sólo iba por unas cuantas cosas a la cocina. Sin malas intenciones o parecido.

Sonríe de nuevo y Loki no le cree ni por un segundo. Pero aun así se sienta y observa mientras Tony revolotea en la cocina, abriendo y cerrando puertas. Aparentemente habiendo encontrado lo que buscaba, el hombre regresa y pone dos paquetes rectangulares y coloridos frente a Loki. No seguro de lo son, los mira sospechosamente.

—El desayuno, operación Reno —Tony dice, entendiendo la confusión de Loki.

¿Desayuno? Eso no era lo que estaba esperando en realidad.

Tony camina de nuevo a la cocina y regresa con un tazón y una cuchara que coloca ante Loki. Y eso lo hace sentirse vagamente incomodo, porque se supone que él es el esclavo sirviéndole a Tony, no al revés. Este cambio de juego hace que sospeche que Tony tiene algo mucho más grande planeado, pero se queda sentado y simplemente inspecciona más de cerca las cosas frente a él frunciendo el ceño. Dos cajas rectangulares con imágenes extrañas en ellas, ¿se suponen que son comida? Sabe que los humanos no comen las mismas cosas como ellos en Asgard, pero esto parece ridículo. Su estomago esta rugiendo ante la idea de algo comestible así que con cautela, toma el paquete más pequeño y lo gira entre sus manos, no está seguro de cómo atacar este tipo de comida tan extraña.

—Oh, por el amor de Dios —la caja es removida de sus manos al tiempo que Tony se para junto a él—. ¿Nunca habías visto un cartón de leche antes?

Tony hace un par de cosas con la caja y luego la ladea sobre el tazón. Y el fluido blanco que sale parece leche.

Y mientras el otro hombre agarra la otra caja, Loki estudia medio ausente el tazón; tiene gatitos pintados por todo el borde, gatitos jugando con bolas de lana, lamiéndose las patas o rodando en la hierba.

Tony vierte los contenidos del paquete más grande en el tazón de gatitos también y le da una cuchara a Loki como si fuera un niño pequeño. —Vamos, come. No está envenenado.

Hay cositas raras flotando en la leche, figuras redondas con hoyos en el centro. Nunca había visto algo como eso y pica las figuras con la cuchara, mirándolas hundirse y dispersarse.

—Vamos —escucha una voz a su derecha—. ¿No me digas que tengo que alimentarte con la cuchara también?

—Soy perfectamente capaz de alimentarme yo solo —Loki reacciona antes de poderse detener y luego se estremece, esperando que su comentario insolente le sea respondido con una bofetada, pero nada de eso pasa. Relajándose un poco, se lleva una cucharada de esas cosas a la boca, masticando lentamente.

Las cosas redondas crujen entre sus dientes. El sabor no es desagradable, sólo que un poco diferente de lo que está acostumbrado. Es mucho mejor de lo que esperaba que le sirvieran aquí, y dada la pobre escusa de alimento que le dieron durante su larga estadía en los calabozos, no se puede quejar.

Su marginalmente mejor humor toma un giro de nuevo hacia el nerviosismo cuando limpia el fondo del tazón y Tony le recuerda, de nuevo, de la tarea que se supone realice.

—Ven acá —el hombre le hace señas desde donde está parado cerca del área de la cocina. Loki obedece, tan lento como se atreve; la sonrisa en la cara de Tony no le da confianza en lo más mínimo.

Hay un balde rojo lleno de agua en el piso. Loki lo mira sospechosamente antes de levantar la mirada cuando Tony le entrega algo.

Es un pequeño cepillo con finas cerdas en azul y blanco en un extremo. Lo gira en su mano, no muy seguro de que sea. "Oral B" dice en el mango, lo que sea que signifique. Mira a Tony confundido.

—El piso necesita limpieza —dice el hombre, leyendo la pregunta silenciosa en el rostro del dios. Señala el bote de agua en el piso y luego al cepillo ridículamente pequeño—. Ahí hay agua, y ahí tienes un cepillo. Quiero el piso de la cocina tallado, y una vez que hayas terminado con eso, puedes continuar con el resto de las habitaciones en este piso.

No hace mucho, cualquiera que tuviera las pelotas para esperar que él hiciera tan despreciables tareas hubiera sido aplastado tan fuerte contra el suelo que no quedaría nada más que un agujero humeante en su lugar. Pero eso era cuando aún tenía sus poderes, antes de ser convertido en un esclavo. Quiere romper el cepillito en dos y aventarle los pedazos a la cara satisfecha de Tony, pero no lo hace.

Decidiste que era mejor vivir. Este es el precio que tienes que pagar; una voz le susurra en el fondo de su mente. Y por mucho que lo odie, sabe que la voz tiene razón. Tomó una decisión, al menos por el momento.

—Jarvis mantendrá un ojo sobre ti todo el tiempo, sin trucos. Y solo para asegurarme, tendré una trasmisión abierta directamente en mi celular para poder estar al tanto de que no flojees. Espero que hayas terminado con el piso entero cuando regrese.

Loki se tambalea ante las palmadas alegres de Tony en su hombro mientras camina alejándose de él, en dirección a la puerta. —Diviértete, Rodolfo, y te veré en la tarde de nuevo —le ofrece como palabras de despedida.

Loki se queda parado ahí por varios minutos después de que Tony abandonara el lugar, mirando vacíamente frente a él.

Si piensas que morir es preferible que someterse, eres libre de hacerlo en cualquier momento, la pequeña voz en su cabeza le susurra de nuevo.

Pero aún no está listo para morir. Apretando los dientes para controlar su furia, toma el balde de agua, ignorando el líquido que se derrama por el filo y le moja los pantalones.


Maiden