CAPITULO 8

El trabajo en su nuevo y mejorado traje no está yendo del todo bien. Hay un problema ahí en algún punto, y parece ser que no puede encontrarlo a pesar de haber realizado numerosas pruebas.

Molesto, sus dedos golpean contra la superficie de la mesa mientras sus ojos revisan la pantalla, tratando de encontrar un patrón en el reporte de anomalías. Pero su cerebro no quiere cooperar el día de hoy y ninguna interpretación importante de la información se está formando.

Suspirando, apaga los instrumentos. La pantalla parpadea tristemente antes de apagarse. Mejor lidiar con esto en la mañana cuando esté descansado y su cerebro esté trabajando con la moral renovada.

Cerrando la puerta de su taller tras él, se dirige a la sala, decidiendo que enterrar su cuerpo en el sillón y mirar una película suena como una idea excelente. Ya es muy tarde en el día para hacer algo útil y tiene un pequeño dolor justo detrás de la frente, y sus intentos fútiles de masajearlo no funcionan.

No, lo que necesita justo ahora es algo relajante, luego ese dolor de cabeza se ira.

Y cuando entra a la sala, una mano aún trazando círculos sobre su frente, nota una figura enfundada en negro y verde parada frente al librero, su espalda hacia la puerta. Tony casi grita sorprendido ante la inesperada vista, y frunce el ceño.

Bien, le dio permiso a Loki de rondar libremente por ciertas secciones de la torre (se dio cuenta que un dios del caos intranquilo encerrado en un cuarto todo el día, tendría demasiado tiempo en sus manos como para maquinar nuevos planes para la dominación mundial) bajo vigilancia estricta y constante de Jarvis, así que no es para que Tony esté sorprendido. Es sólo que no esperó topárselo aquí, en su propia sala. Y por alguna razón, eso le fastidia.

Loki se gira ante el sonido de los pasos de Tony. Tiene esta mirada culpable es su rostro, como si Tony lo acabara de descubrir haciendo algo expresamente prohibido.

Hay un libro en sus manos, pero rápidamente lo pone de vuelta en su lugar en la repisa cuando nota que Tony está mirando su material de lectura.

La flamita de molestia se convierte en irritación, el ver a Loki parado ahí, poniendo sus largos dedos sobre las cosas de Tony, incluso si sólo son sus libros. No que le haya dicho al dios que no puede leerlos, pero aún así…

—¿Qué estás leyendo, Rodolfo? —pregunta, sintiendo un tanto de satisfacción cuando Loki da un paso hacia atrás en cuanto Tony da uno en su dirección. El libro que el dios ha puesto de nuevo en su lugar queda un poco fuera de la línea simétrica, y sus ojos observan el lomo gastado con letras gruesas.

La Edda Poetica. Huh. No tenía idea de que ese estuviera en su colección, pero no le sorprende que el dios se fuera por ese libro en particular. La vanidad de Loki sucumbiría sin pelea ante la tentación de esa oportunidad de leer las historias de sus propias hazañas.

Así que quizás Tony solo está teniendo un mal día o quizás es el dolor de cabeza, pero el casi asesino de Coulson y el yo-quiero-ser conquistador del mundo lo fastidia de sobremanera. Es como una mancha en un papel blanco, una mosca en su vaso de brandy, una fractura en el espejo. La presencia lánguida y aburrida del dios hace que Tony se sienta incomodo, por no decir nada de los recuerdos que trae, de aquella vez cuando Loki apareció en su torre y los eventos que sucedieron después. Mayormente el terror absoluto de la caída hacia su muerte, sólo para ser salvado por su traje de Iron Man en el momento que su nariz estuvo a punto de destrozarse en el pavimento. Eso está completamente gravado en su memoria.

Por supuesto, Loki nunca le ofreció una disculpa la siguiente ocasión que se vieron, simplemente pregunto –pidió– un trago.

Arrogante, consentido y autosuficiente como un verdadero dios.

El humor de Tony definitivamente toma una ruta negativa. Aún hay resentimiento y enojo dentro de él, así que, ¿y qué si está siendo infantil y mezquino también? Decide que quiere una disculpa aquí y ahora. Él se merece una.

Y probablemente Loki está sintiendo el humor negro de Tony, o quizás se le ve en la cara, pero de cualquier modo Loki retrocede otro paso, poniendo más distancia entre él y Tony. Incluso si sólo es un reflejo instintivo, Tony siente satisfacción ante la reacción del dios, como un venado tratando de huir de un león. Un cambio de roles, y ahora es Tony quien logra poner el miedo total en Loki y no de la otra manera.

Pero lo que está primero en la mente de Tony es sólo una cosa – quiere una disculpa. Incluso si Loki no lo siente, si lo volviera a hacer si pudiera hacerlo sin consecuencias, Tony quiere una.

Achicando los ojos, mira al dios ante él con una expresión depredadora. Es hora para la lección del día sobre humildad de Loki.

—Así que —dice, tratando de sonar indiferente y poco serio, como si el asunto no fuera importante, sólo una idea del momento— ya que me pongo a pensar, nunca dijiste que lamentabas el haber hecho pedazos mi ventana usando mi cuerpo como un bate. Así que creo que es justo que me ofrezcas una disculpa por eso.

En el silencio, la respiración alterada de Loki se escucha bastante bien.

No estamos acostumbrados a disculparnos, ¿eh? ¿Nunca tuviste que tragarte tu orgullo y pedirle a alguien perdón antes? Bueno, adivina qué, amigo, lo vas a hacer aquí y ahora.

Casi puede sentir la renuencia de Loki moviéndose en el aire, como un barómetro sintiendo el cambio en la presión y eso lo hace aún más dulce. Sólo un pequeño detalle está arruinando el momento –Loki es más alto que él, aún mira a Tony desde un par de pulgadas arriba.

Afortunadamente, hay una manera muy fácil de arreglar eso.

—Y para demostrar cuanto lo lamentas, te vas a poner de rodillas antes de disculparte —escucha su propia voz decir, como si no fuera él sino alguien más diciendo esas palabras que salen de su boca.

Diablos, ¿de dónde salió todo eso?

Pero es la misma sensación que antes, justo después de que Loki llegara, cuando puso el bastón de choque bajo el mentón del dios –una sensación triúnfate que hace que Tony se sienta extrañamente ligero y no como él mismo. Como si un río caliente de poder viajara por sus venas, como si su torrente sanguíneo fuera reemplazado por una mescla de alcohol y lava ardiente. Y lo reconoce de otro tiempo también, de un lugar muy, muy lejos de aquí.

Afganistán. El momento que destruyó a esos terroristas en la cueva hasta despedazarlos, destruyendo a sus carceleros con una llama de odio. La adrenalina mientras veía todo arder era intoxicante; una fusión de poder y venganza por injusticias sufridas, extrañamente dulce y amargo al mismo tiempo, pero lo suficientemente potente para hacer su sangre hervir y borrar cualquier rastro de pensamiento racional de su cabeza.

Aleja esas memorias de su mente, no quiere pensar en eso ahora.

Esta vez, Loki es más rápido al obedecer la orden de arrodillarse. Por alguna razón, Tony se siente decepcionado.

Pero aún así es placentero verlo. Tony es el perro jefe ahora, mientras que Loki ha sido uno de esas razas de perros pequeños cuyo nombre ya ha olvidado, pero que caben perfectamente en los bolsos de las señoras grandes.

—¿Bien? —Tony pregunta cuando siente que el silencio se ha hecho muy largo.

Y Tony puede ver como las quijadas están masticando aire, como si las palabras hubieran sido pegadas a su garganta con súper pegamento. Después de un rato de eso, Loki finalmente murmura algo casi inaudible en dirección al suelo.

No es lo suficientemente bueno, compañero.

Quitando la distancia entre ellos con dos rápidos pasos, Tony extiende su mano y agarra un mechón de cabellos negros, jalando la cabeza de Loki hacia atrás y forzando al dios a que le mire a los ojos.

—No escuche eso. Vamos a hacerlo de nuevo y un poco más fuerte este vez— dice agradable, como si él hubiera preguntado al dios que pasara el salero.

La cara de Loki esta pálida y luce más desvalido de lo que recuerda. Y aunque el dios está tratando de ocultarlo, hay una línea de miedo cruzando sus facciones, mezclada con lo que parece sospechosamente… ¿eso es resignación?

La punta de su lengua humedece sus labios secos, y sus hombros se sacuden cuando exhala. Y entonces:

—Yo… lamento haberlo aventado por la ventana.

Y ahí está, la maldita disculpa en toda su gloria, dicha por un dios sin poderes y de rodillas en el suelo de la sala de estar de Tony Stark.

Y probablemente hubiera sido más satisfactoria si Loki no se hubiera visto tan resignado, como si todas sus ganas de pelear se las hubieran quitado a golpes con un palito puntiagudo.

Tony suelta el cabello de Loki cuando siente la ola de adrenalina disminuir y finalmente morir dentro de él.


Un sabor amargo y asqueroso se adueña de su boca. Ligeramente metálico, pero mucho más acido y picante.

Así que así es como sabe la humillación, la derrota.

Sólo hace un par de latidos atrás, Tony se fue y lo dejó ahí en el piso después de haber recibido su disculpa en lugar de quedarse a regodearse, a mirar a Loki nadar en su patética miseria.

Su orgullo está roto y magullado pero no existe manera de que pueda negarse a darle a Tony lo que quiere. Porque es un esclavo, porque no tiene poderes, porque Tony controla su vida ahora, porque aun tiene la amenaza de muerte bajo tortura allá en Asgard colgando sobre su cabeza… Por un millón de cosas.

Por supuesto que ya sabía cuando Odín leyó su sentencia que el incidente de cuando lo arrojó regresaría a morderle el trasero. Tony aún –y se entiende– esta cabreado por eso. Al menos el hombre resolvió que una disculpa sería esta vez, en lugar de golpearlo hasta la inconsciencia. Esta vez.

El día había comenzado de una manera aceptable, y – dadas las circunstancias – como Tony estaba ocupado por su propio trabajo y libre de vagar por las partes designadas de la torre, eventualmente encontró su camino a la sala con los libreros en la pared más alejada. Que localizara el Edda fue pura coincidencia, pero la curiosidad le ganó, así que tomó el libro de su lugar en el estante para mirarlo. Resultó ser una lectura bastante interesante, ver los mitos de Asgard desde los ojos de los humanos – algunos muy acertados a los hechos, otras partes interpretadas más libremente. Pero fue una distracción muy bienvenida que casi olvidó su posición actual, aunque fuera por un ratito.

Y luego Tony había entrado en la escena y le recordó de su lugar – a mero al fondo de la cadena, sin nada que se pareciera a un poco de control sobre su propia vida. Un esclavo entregado a la merced de sus peores enemigos, para ser ordenado como a su amo le placiera.

Supone que debería de estar aliviado de que al menos el hombre no esté molesto de haberlo atrapado hojeando uno de sus libros. En Asgard, un esclavo haciendo uso privado de la propiedad de su amo sin el permiso expreso hubiera sido azotado.

El libro aún está ahí en el librero, letras rojas sobre oro, pero incluso si Tony parecía no importarle ese desliz, el deseo de Loki de leer la Edda se ha esfumado.


Maiden