CAPITULO 9

Otro día y no mucho ha cambiado desde ayer o del día anterior. El resentimiento ante la indignidad de su posición aún esta quemándole el pecho, pero lo mantiene callado firmemente sabiendo a la perfección que no hay nada que ganar haciendo otra cosa.

Mira de mala manera a la torre de zapatos apilados a su alrededor en el suelo, tratando de manera silenciosa de obligarlos, a cada uno de ellos, a que se prendan fuero solos y ardan hasta ser cenizas. No tanto por el deseo de quitarse esta tarea humillante sino por la satisfacción de ver el horror pintado en la cara de Tony cuando se dé cuenta que su colección entera de zapatos ha sido reducida a cenizas.

La colección que Loki ha sido ordenado a que pula, como un muchacho de la servidumbre cualquiera. Claro que está consciente de que su estatus es más bajo que eso, pero eso es muy aparte.

Y rápidamente se dio cuenta de que el hombre tiene más calzado de lo que hubiera creído posible a una sola persona tener. Incluso las mujeres de la corte en Asgard serían puestas en vergüenza ante las extravagancias del departamento de zapatos de Tony. Se pregunta si el hombre los habrá usado todos, o sólo son una diversión tonta en la cual canalizar una pequeña parte de sus riquezas. Loki conoce algunos hombres así, que harían cualquier cosa para obtener armas hermosas o libros antiguos u objetos especiales que se ven impresionantes en exhibición, pero nunca hacían uso de las cosas que obtuvieron con esfuerzo. Aunque ninguno de ellos coleccionaba zapatos.

No está muy seguro de si esa tarea es más o menos demandante que la del día anterior, cuando paso una gran parte de su día limpiando la suciedad en el taller de Tony, después de que el hombre le diera claras instrucciones de no tocar ninguno de sus instrumentos técnicos o de sus trajes a medio construir, o Jarvis lo iba a electrocutar, que Dios lo ayude. Recuerda como lucía el lugar con espanto, como si no hubieran limpiado en siglos, con toda esa grasa negra y suciedad y manchas de sustancias inidentificables marcando la mayoría de la superficie. Cómo puede el hombre soportar trabajar en un lugar tan asqueroso, Loki no tiene ni idea.

Y también se pregunta cuántas más de estas degradantes tareas Tony va a poner sobre su cabeza antes de moverse a maneras más manuales de conseguir su venganza. Pero supone que de alguna manera tiene sentido considerándolo más de cerca; Tony tiene todo el tiempo del mundo, o al menos la corta vida de su propia existencia, para vengarse a si mismo y claramente quiere tener a Loki humillado primero al ponerle a realizar esas degradantes tareas domesticas. El hombre no va a dejar pasar el goce de reducir a su enemigo a lo más bajo de lo más bajo, de jalar la correa y ordenarle sólo por la satisfacción de verlo subyugado en servidumbre y esclavitud.

Pero no puede limpiar pisos con los huesos rotos después de todo, o completar cualquiera de estas degradantes tareas, incluso si Tony está consciente de eso y actúa de acuerdo a ello por ahora.

Sabiendo eso, trabaja lentamente en un intento fútil de postergar lo inevitable.

Haciendo una mueca, recuerda las palabras que le fueron dichas por ese hombre en esta misma torre, cuando aún tenía sus poderes divinos mientras estaba parado ahí y amenazaba a Tony en su propia casa, la luz de la victoria inminente brillándole en los ojos con la adrenalina corriendo por sus venas.

... pero está todo en ti. Porque si no podemos proteger a la Tierra, ten por seguro que la vengaremos.

Al final lograron proteger su planeta. No es demasiado tonto para creer que la parte de vengarla ya ha sido quitada de la ecuación.

Sólo hay un pequeño rayo de esperanza en el horizonte, si persevera y puede sobrevivir a esto, eventualmente, algún día, Tony quizás se aburra de él. Y luego… quien sabe. No es una buena perspectiva pero es su mejor carta, la única. Si es paciente y lo soporta, su situación quizás se vea mejorada de algún modo. Quizás pueda ser capaz de encontrar una salida, aunque lo duda. Pero como es la única esperanza que tiene, se aferra a ella tercamente, negándose a dejarla ir. Gastar el resto de su vida así es demasiado descorazonador para considerarlo, incluso si sabe es que la alternativa más probable.

Justo ahora, no tiene otra opción más que someterse pero la esperanza de que, eventualmente, se produzca algún cambio o encuentre un escape es lo que lo mantiene adelante y le permite aceptar todas estas indignantes situaciones que se apilan sobre de él junto con la opción de algo mucho peor asechando en el horizonte.

Al menos era alimentado propiamente, aunque esa era la única cosa positiva en su actual situación, aparte del hecho de que aún está vivo, no obstante, no está seguro por cuánto tiempo va a seguir contando con eso como algo a su favor.

Mira sus manos, sus nudillos blancos por la tensión. La grasa negra que se la ha pasado embarrando en los zapatos esta manchando sus manos totalmente, transformando sus uñas en pequeñas medias lunas oscuras. Bajo circunstancias normales no le hubiera importado mucho el ensuciarse las manos, pero con esta situación, sólo le agrega más a su degradación.

Se escucha el golpe de una puerta desde algún punto del pasillo a su derecha, y momentos después, Tony Stark entra caminando. Juzgando por la toalla que cuelga de sus hombros y el cabello aún húmedo y pies descalzos, el hombre acaba de salir de la ducha. Loki casi puede sentir la humedad radiando de su piel, y no puede evitar sentir algo de irritación, él está todo mugroso y sucio en comparación con este hombre, eso sólo le agrega a su imagen de pobre esclavo.

Tony se detiene de repente a unas cuantas yardas de donde Loki está sentado en el suelo con sus piernas cruzadas y rodeado de un océano de zapatos, casi como si se sorprendiera de verlo ahí.

Y Loki sabe que estaría mejor concentrándose en la tarea que tienen en sus manos, pretender que Tony no está ahí y solo seguir embarrando la grasa negra y apestosa sobre el zapato en su mano, pero como Tony está parado frente a él no puede evitar mirarlo.

Él nunca había visto algo como eso antes, el objeto extraño implantado en el centro del pecho de Tony. Es una luz blanca azulada que brilla suavemente, en un halo casi fantasmal. El color sin nombre es algo que no ha visto antes, ni en el cielo o el océano o el hielo invernal, pero es hermoso de cualquier forma. Y lo puede sentir pulsando gentilmente, creando pequeñas vibraciones de ondas ondulantes en el aire que le rodea, no muy distinto a estar en la cercanía de algún otro usuario de magia haciendo un hechizo.

Pero no es magia, lo sabe. Es un invento humano, el hijo mortal de la tecnología y la ciencia, creado por algún midgardiano, quizás por el mismo Tony.

Su mirada fija no pasa desapercibida. —Oh, ¿está cosa en mi pecho? —Tony dice desinteresado, aparentemente acostumbrado a las miradas curiosas—. Es un reactor Ark y un pequeño recuerdo de cuando casi me vuelan en pedasitos en Afganistán —una pequeña pausa mientras golpea con su uña la superficie brillante—. Y también es lo que causó tu lamentable problema de rendimiento aquella vez, por cierto —Loki casi podía oír la sonrisa debajo, y el recordatorio de su fracaso duele.

—Ya veo —contesta sin emociones, para nada feliz de que le sea recordado ese miserable día. No está muy seguro de que es lo que está haciendo el reactor Ark en el pecho de Tony pero decide que sería poco inteligente indagar más.

Tony le mira por unos momentos, luego arrastra una silla, la gira para poder sentarse al revés, sus brazos descansando sobre el respaldo. —No me pongas atención — le dice a Loki con otra de esas sonrisas seguras—. Pasa que disfruto de observar a otra gente trabajar, así que continúa con lo tuyo —le agita los dedos, indicándole que continúe.

Por supuesto. No hay diversión humillando a tu enemigo caído si no estás ahí para verlo, ¿cierto?

Rabiando silencioso, Loki aprieta los dientes para evitar que su lengua suelte algunas verdades malamente elegidas ante el hombre descansando cómodamente sobre el respaldo de su silla como si estuviera por ver un show con animales entrenados haciendo pequeños trucos para la diversión de los espectadores. Quizás si sigue ignorándolo, se cansará y se irá a jugar con sus inventos y su tecnología midgardiana.

Así que talla el zapato contra el pedazo de piel negra en su mano, embarrando la olorosa sustancia por toda la superficie del calzado horrible y al parecer, tratando de pretender que Tony no está ahí.

Tony se queda callado por unos piadosos minutos pero rápidamente se nota que es demasiado para él y comienza otra insana ola de tonterías.

—De hecho, Cuernitos, es lindo verte hacer algo de trabajo honesto por una vez, sabes, en lugar de tratar de dominar el mundo —mira a los zapatos en el suelo y luego se inclina para levantar uno, estudiándolo con fingido interés—. No eres tan malo, tampoco, para un alien no acostumbrado a hacer este tipo de cosas. Pero claramente tienes talento, así que quizás deba de empezar un negocio a pequeña escala de lustrado de zapatos aquí y rentar tus servicios a los buenos ciudadanos de Nueva York, ¿qué tal eso? —deja caer el zapato al suelo y se acaricia la barba con una mano, como si estuviera en completa concentración sobre temas filosóficos.

Luego truena los dedos y apunta a Loki. —¡Lo tengo – Stark's Shiny Shoes! —sonríe de nuevo—. ¿Te gusta el nombre? Es medio elegante con las tres letras iniciales iguales, es algo como psicológico que le atrae a la gente, sabes.

Inconscientemente la mano de Loki aprieta el zapato en su mano, arrugando la piel negra hasta que cruje en protesta ante el poco gentil agarre.

—Hey —Tony salta, quitándole el zapato de la mano—. No arruines mis cosas – estas hermosuras me costaron más de cuatrocientos dólares.

El sistema monetario de Midgard significa nada para Loki, pero imagina que el calzado es caro y de mucha calidad como casi todo lo demás en posesión del hombre. Pero si los zapatos son así de superiores deberían de soportar un poco de maltrato. ¿Pero qué se puede esperar de la calidad Midgardiana?

Loki puede sentir un músculo en su cara temblar de irritación, estirando sus labios para gruñir. Si Tony quiere decirle como hacer las cosas, entonces debería hacerlas él mejor, y realmente está impaciente por decirle eso al hombre.

Siempre observador Tony nota el pequeño gesto de molestia. —Me escuchaste, princesa. No arruines mis cosas —mueve el zapato para puntuar las últimas cuatro palabras finales hasta apuntar con el artículo a Loki al terminar. —¿Entendido?

Loki lo mira de mala manera, tan gélido como se lo permite. —Lo entiendo —dice, haciendo una mueca de dolor ligeramente ante la animosidad mal oculta que puede escuchar en su propia voz.

Tony se endereza en la silla, cruzando los brazos sobre el débil brillo en su pecho, obviamente lo escuchó también. —Mi casa, mis reglas, compañero. Aunque si lo prefieres, estoy seguro que podemos arreglar un transporte de regreso a Asgard si seguir unas simples reglas es demasiado para ti —ojos cafés se enterraron en los suyos—. ¿Eso es lo que quieres?

La amenaza hace que una hebra de miedo helado se remueva en él, y baja la mirada sacudiendo su cabeza. No, no quiere eso, sabiendo que tipo de justicia le espera allá. Incluso Tony debe de darse cuenta de eso, aunque el hombre obviamente se regocija en la oportunidad de forzarle a una decisión (como si tuviera una) humillándolo al hacer que admita abiertamente su preferencia de vivir bajo el yugo de Tony en lugar de regresar a Asgard para una larga, muy larga ejecución.

Y una vez más, se encuentra a si mismo preguntándose cuánto podrá seguir manteniendo el odio burbujeante bajo control, cuánto más puede aguantar antes de que la caja explote y haga algo de lo que sinceramente se arrepentirá por el resto de su miserable existencia.


Maiden