CAPITULO 12
Algunas veces las fiestas son divertidas e interesantes. Pero esta no lo es, así que Tony se retira temprano, un Martini en su mano mientras baja por la escalera, sus piernas casi estables.
Traga el resto de su bebida antes de girar el pomo de la hermosa puerta tallada, dejando el vaso vacio en una mesita de café que pasa en su camino al mismo tiempo que hace un mohín. Ni siquiera las bebidas en esta maldita fiesta son medio decentes.
Cuando sale al aire fresco, el jardín está lleno de invitados platicando y riendo cortésmente de bromas nada divertidas. Y aunque su cabeza está girando un poco –a pesar de lo diluidas que las bebidas que servían estaban– reconoce fácilmente las voces aduladoras de siempre de los escaladores sociales tratando de moverse hacia arriba, los halagos de aquellos buscando compañía esta noche, y los fanfarrones soltando historias medio ciertas tratando de impresionar a sus compañeros de conversación.
Una parte de él se siente disgustado. O quizás sólo sea el alcohol barato.
Atraviesa la marea de vestidos de moda y el fuerte contraste de los trajes en negro y blanco, ya lo ha visto demasiadas veces antes. A veces no está seguro de por qué continúa viniendo a estos eventos. Así que si es un filántropo y genio y un héroe, incluso ellos no deberían de ser sometidos a tal superficialidad, ya sea en nombre de la caridad o no.
Ni siquiera está seguro de la noble causa por la cual se está llevando a cabo esta fiesta, y duda mucho que la mitad de la gente parada ahí chismeando y presumiendo bajo las brillantes linternas sepa. Así que se puede decir que esta con buena compañía. La cual está por dejar.
—¿Tan pronto a casa, Sr. Stark? —una voz seductora dice a su izquierda, las palabras seguidas por un agarre sorprendentemente fuerte. Se gira y observa a quien cree que es la anfitriona de la fiesta. La Srita. Carter, o Crane, o algo como eso.
Le sonríe a la mujer quien debe de andar en los cincuenta pero que le está mirando como si fuera una leona hambrienta y él un pedazo de deliciosa carne, fresca y lista para matarse. La mujer le sonríe de vuelta, pero todo el bótox metido en su cara hace que parezca como una máscara rígida.
—Me temo que si, Srita. Tengo importantes negocios que atender mañana temprano —miente, inclinándose para besarle la mano.
La mujer se ríe estúpidamente como una colegiala. —Quizás en otra ocasión entonces —le dice de modo esperanzado.
—Quizás —asiente. Nunca, su cerebro piensa.
Habiendo desenredado su brazo del agarre tipo garra de su codo, le hace la parada a un taxi, aliviado de poder finalmente salir de ese lugar que comenzaba a sentirse demasiado sofocante.
El camino de regreso a casa es silencioso. El hombre detrás del volante es de esos que no hablan, para ser un conductor de Nueva York, y simplemente hace algunos comentarios respecto al escenario cambiante, y luego dice algo sobre su gato que está enfermo y que necesita llevar al veterinario.
Tony solamente tararea algo para dar a entender que escucha, aliviado cuando el carro finalmente se detiene fuera de su casa.
Habiendo recibido su pago el conductor se retira con las llantas rechinando contra el concreto, quizás asustado de que su cliente vaya a cambiar de parecer y demande su vuelto del billete de cien dólares que le acaba de dar.
Un par de minutos después, sale del elevador y entra en su sala, Jarvis enciende las luces para él. Mirando hacia el gabinete del licor, se pregunta si debería de tomar algo de wiskey para él como consolación por las bebidas baratas que fue forzado a soportar durante la fiesta, pero luego decide que no. Está demasiado cansado y sus pies están doliendo como maniacos por estar parado toda la tarde en esos zapatos nuevos que eran perfectamente cómodos cuando se los probó en la tienda, pero ahora se siente como si se hubieran encogido dos tallas en esas horas.
Abandonando sus planes de tomar un trago, se hunde en el sillón y con un suspiro contento se saca los zapatos, satisfecho de finalmente deshacerse de esas monstruosidades aplasta-dedos. Haciendo muecas de dolor, pone su pie sobre su rodilla, masajeando gentilmente la planta adolorida. Una pena que Jarvis no diera masajes de pies, porque definitivamente podría tener uno ahora.
Ese pensamiento le hace detenerse. Puede que Jarvis esté sufriendo de una desafortunada falta de manos, pero hay alguien más quien puede asistir a Tony con esta pequeña tarea, ¿verdad?
Quizás sea el alcohol el que habla, pero sonríe para si mismo. ¿Por qué no? Si Loki va a vivir aquí a sus expensas, el tipo debería de ser útil y ganarse su lugar.
A parte, otra lección en humildad nunca a herido a alguien tan consentido como Loki.
Tampoco es como que el dios tenga algo mejor que hacer. Probablemente esta por ahí enfurruñado solamente en una esquina.
—Jarvis —llama—, envía a Loki aquí ¿podrías?
—En un segundo, Sr. Stark —es la respuesta.
Un par de minutos después, Loki entra caminando a la habitación. Su cabello está un poco desarreglado, y Tony se pregunta si el dios estaba durmiendo cuando Jarvis le habló.
Oh bueno. Loki puede dormir toda la noche si quiere, y la mañana también, una vez que Tony haya terminado con él.
El dios se ve cansado, como si no hubiera dormido en días, Tony lo estudia un rato. Tieso y con una postura rígida, como un animal atrapado listo para atacar para protegerse a si mismo. La sospecha y desconfianza talladas en sus finas facciones. Y un aire de orgullo roto rodeándole. Y aún así, no se ve mal para un dios del caos y la destrucción.
—¿Deseaba verme? —Loki finalmente interrumpe las observaciones privadas de Tony, aparentemente incomodo con la silenciosa observación de Tony.
—Así es. Tengo una pequeña tarea para que realices esta noche.
La sospecha se profundiza en el rostro del dios. —¿Y en qué consiste esta tarea? —es la pregunta desconfiada.
Ton levanta un pie en dirección a Loki y mueve los dedos. —Verás, tuve la desgracia de pasar mi tarde parado en un par de zapatos muy pequeños en un evento de caridad que organizó una señorita a quien sólo le importaba la oportunidad de regodearse con la gente rica y poderosa de esta ciudad. La comida estaba horrible y las bebidas ni siquiera servían para mojar las plantas. Y encima de todo eso, ahora mis pies me están matando. Así que lo que me gustaría justo ahora, Cuernitos, es que me dieras un masaje en los pies.
La expresión en la cara de Loki es, por supuesto, invaluable. Tony puede ver como el dios está tratando con mucha fuerza para mantener su fachada neutral y semi-humilde, casi fallando por un momento cuando su labio superior se curva con desagrado, pero rápidamente se recupera y quita la mueca, aunque sus manos aún están cerradas en puños apretados.
—Un masaje de pies —repite secamente, como tratando de verificar si escuchó correctamente sin sonar como si estuviera cuestionando una orden.
—Eso es correcto. Me alegra que lo estés entendiendo tan rápido —Tony dice complacido, agitando sus pies de nuevo mientras su estomago se retuerce en anticipación. Le sirve bien al bastardo por aventarme por la ventana. Un masaje en los pies es un pequeño precio a pagar por eso.
Segundos pasan, durante los cuales Tony apuesta a que Loki está pasando por un debate interno muy serio, pero eventualmente supera la resistencia. Sin decir otra palabra, el dios se inca en el suelo frente al sillón, tomando el pie izquierdo de Tony con sus manos de dedos largos y deja que el talón descanse contra su muslo mientras le quita el calcetín.
Y Tony tiene que admitirlo, cuando el dios se pone a trabajar, Loki es bueno. Lo cual es bastante sorprendente, porque los idiotas arrogantes como Loki no son del tipo de hombre que pasarían su tiempo dando masajes a pies usualmente. Pero los dedos del dios se mueven eficientemente sobre las plantas de sus pies, los pulgares presionando los puntos adoloridos y Tony deja escapar un suspiro de satisfacción de sus labios.
—Maldición, eres bueno en esto, Rodolfo —admite—. Si hubiera sabido que eras así de hábil antes, te hubiera puesto a hacer esto hace mucho tiempo.
Loki no ofrece una respuesta, simplemente continua masajeando los pies de Tony, su cabeza agachada y su rostro oculto por oscuros mechones de cabello. Obviamente, no está disfrutando de esto en absoluto.
Aunque Tony sí. Las manos de Loki son fuertes pero suaves, casi sensuales en su toque, y la cabeza de Tony cae hacia atrás sobre el respaldo del sillón, disfrutando la sensación de las palmas aliviando el dolor. Está cansado e incluso, aunque las bebidas eran patéticamente débiles, aun existe esta niebla inducida por el alcohol en su cerebro. Dejando que sus parpados se cierren, se deja llevar por las sensaciones placenteras, realmente relajado por primera vez en el día.
No le toma mucho tiempo antes de que se encuentre entrando y saliendo de su subconsciente, la presión ocasional contra ciertos puntos adoloridos mantiene su cabeza al filo de la claridad de vez en cuando, pero rápidamente vuelve a dormitar de nuevo, su cabeza llena de imágenes descuidadas que mezclan la fantasía y las memorias con la realidad. Las manos que se mueven por su piel son suaves, casi como la caricia de un amante, y las imágenes somnolientas en su cabeza se mezclan con otras de cabello oscuro y ojos verdes en un remolino de confusión. Debajo de él, el sillón parece flotar alejándose, dejando sólo la sensación de manos presionando su piel. Y se sienta tan bien.
De repente se despierta de su pequeña ensoñación con un sobresalto, despertado por un golpe de dolor no completamente desagradable cuando un pulgar presiona un punto dolorido.
Y es ahí cuando lo nota.
Él está luciendo una erección, y no es una a medio camino tampoco. No, está completamente anunciada, muy dura y luchando contra la parte frontal de su pantalón como un animal enjaulado demandando que le dejen salir.
Oh, joder.
Sus ojos se agrandan. ¿Cuánto tiempo ha estado así? Su primera reacción por instinto es mirar al dios arrodillado a sus pies, pero afortunadamente, Loki aun está en la misma posición con su cabeza inclinada y parece no haber notado algo fuera de lo ordinario. Bueno, gracias Dios por estas pequeñas bendiciones.
Haciendo muecas, mira a su alrededor en busca de una almohada, una manta, por algo que esconda su predicamento. Pero no hay nada a una distancia alcanzable, y sus pantalones son demasiado ajustados y su camisa muy corta para esconder su obvia excitación.
Por un momento entra en pánico. ¿Y si Loki decide levantar su cabeza en ese momento, levantar sus ojos del piso en realidad? No hay manera en que no note el estado actual de Tony – excitado como un perro de caza esclavizado, y todo por un masaje de pies por el mismo dios de las travesuras.
Tony no es de los que se sonrojan fácilmente, pero justo ahora puede sentir sus mejillas ardiendo como el desierto del Sahara. Sólo hay una manera de salir de esta –huyendo de la escena como un criminal huyendo de un asesinato a sangre fría.
Parándose abruptamente, empuja a Loki a un lado, casi tropezándose con la figura encogida en su entusiasmo de darle la espalda al dios tan rápido como sea posible. —Creo – uh – ese es mi teléfono sonando —logra decir antes de marcharse de la habitación con pasos rápidos, dejando a un Loki aun arrodillado tras de él, aún en el suelo.
Y Tony decide que realmente necesita tener una seria plática sobre ciertas cosas con la parte más preciosa de su cuerpo.
Maiden
