CAPITULO 14

Cuando Loki se despierta, es de un sueño intermitente, las sábanas arrugadas por su cuerpo moviéndose y retorciéndose durante la noche. Ha estado soñando, pero cuando abre sus ojos no tiene memorias claras de ello, solo queda un sentimiento persistente de repugnancia.

Le toma unos cuantos segundos antes de ser consciente de su alrededor, y luego considera cerrar los ojos de nuevo, quizás para volverse a dormir incluso aunque no esté cansado. ¿Qué caso hay en levantarse, cuando no tiene algo de la más ligera importancia por hacer?

Pero se siente demasiado intranquilo como para quedarse en la cama, mirando el cielo. Así que se quita las cobijas y pone sus pies descalzos en el suelo, quedándose al filo de la cama unos segundos mientras su estómago se encoge incómodamente, antes de pararse y caminar hacia el baño.

El agua fría golpeando su rostro debería de sentirse refrescante, pero no es así. Sólo se siente fría.

Permanece parado medio encorvado y con la cabeza inclinada sobre el lavabo, sujetando las orillas con ambas manos mientras el agua gotea de su rostro. La antigua sensación de repugnancia está dando lugar a una ola más fuerte de nauseas y lo traga, aunque su boca está seca y su garganta se siente irritada. Sólo se para ahí observando el cuenco de porcelana inmaculadamente blanca, tratando de encontrar algo en lo que enfocar su mente.

Después de un rato, lo peor ha pasado, y levanta su cabeza para mirarse en el espejo. El rostro que le mira en el reflejo esta pálido, demacrado y vacío. Es invadido por una repentina urgencia de golpear con su puño el vidrio, rompiéndolo en miles de pequeños pedacitos, pero piensa mejor, y baja su mano ya preparada para soltar el golpe. Tony Stark no estaría complacido de tener a Jarvis reportándole que su esclavo ha estado rompiendo el equipo del baño, después de todo.

Tony Stark.

El nombre hace que los recuerdos de la tarde anterior regresan con fuerza, y casi se siente enfermo de nuevo.

Así que su amo demandó un masaje de pies. Fue humillante, si, pero dada su posición actual sólo es otra capa más en la humillación y la vergüenza que fue forzado a soportar. Nada bueno saldría de negarse, lo sabía, así que se había doblegado ante esta degradación también, a pesar del daño que le hiciera a su orgullo ya destrozado. Era todo parte del rol que no tenía otra opción más que tomar, si quería mantenerse vivo y respirando.

Al principio, eso era todo lo que era. Sentado ahí en el suelo, tratando de enfocar toda su atención en los aspectos puramente mecánicos –aplicar presión, rodar y masajear– en un intento de mantener en línea la idea de que era lo que realmente hacia –masajeando los pies desnudos de su amo, como el humilde y simple esclavo al que había sido reducido. Pero prefería no pensar en eso, sólo concentrarse en los movimientos de sus propias manos, dejando que su mente removiera lo que estaba haciendo de su humillante contexto, como si sólo estuviera tocando un simple objeto y nada más.

Pero un vistazo descuidado hacia el hombre descansando cómodamente en el sillón mientras su esclavo le relajaba, había hecho que pausara lo que hacía. Aunque decir pausa era una manera simple de ponerlo. Había hecho que su garganta se cerrara. Había esperado encontrarse con una expresión de tipo satisfecha y arrogante que sólo la subyugación de un odiado enemigo traería, pero eso no fue lo que vio. No, los parpados del hombre estaban cerrados y su cabeza estaba echada hacia atrás, pero lo que realmente atrapó su atención fue el grande y muy notable bulto al frente de los pantalones de Tony, un signo de obvia excitación.

Por un momento, el mundo dejo de girar. Seguramente Tony no podría…

Pero la prueba estaba ahí, y sólo a un par de pies de distancia de su cara, por mucho que no podía –que no quisiera– creerlo al principio.

Así que al final, ¿sería convertido en un esclavo de cama después todo, entonces?

Nunca lo habría esperado, no realmente. No de Tony. El hombre lo odiaba demasiado para eso.

Pero con la espantosa realidad asentándose, suponía que todo tenía sentido ahora.

Cada día desde su llegada a la torre de Tony, había estado seguro de que ese sería el día en que Tony comenzaría a cobrar su tan esperada venganza. Pero aparte de algunas amenazas y humillaciones, acompañadas de algo de arrogancia y un aire de superioridad obvia por parte de Tony, realmente no había sucedido nada. No golpes, ni golpizas, ni huesos rotos, demonios, ni siquiera algo como una cachetada.

De algún modo, eso era aún más desconcertante porque era totalmente lo contrario a lo que había estado esperando. Y realmente no le daba nada de tranquilidad, sólo una sensación de inminente condena, porque significaba que Tony seguramente estaba planeando algo un tipo de venganza más siniestra, una que no echaría a perder dándole tontas golpizas por adelantado antes de dejar caer el gran golpe.

Y aún así Tony parecía tan poco preocupado, y Loki había descubierto que no tenía manera de leer al hombre o adivinar que estaba planeando.

Ahora, supone que sabe.

Y francamente, hubiera preferido no saberlo.

La idea es demasiado inquietante, demasiado espantosa. Demasiado horrorosa.

Pero claro, sabe que este es el destino de muchos esclavos. Si hubiera sido uno en Asgard, esto le hubiera pasado también, tarde o temprano. Pero eso no hace más fácil de lidiar con esa probabilidad.

Su estomago se revuelve de nuevo, y se descubre a si mismo aferrando el filo del lavabo una vez más, calmándose mientras retira sus cansados ojos del reflejo que le mira a través del espejo. En el brillo fluorescente de la lámpara del baño sobre su cabeza, luce enfermo y pálido.

Así que Tony está planeando llevarlo a la cama, entonces, usarlo como un pobre juguete. Este debe de ser el magnánimo golpe final que el hombre está planeando, hacer que su enemigo sufra la máxima degradación.

La última cosa que Tony le quitará, después de haberle negado todo lo demás – su libertad, su propia ropa, su nombre. Y ahora, Tony le robará incluso esto.

Y la peor parte de todo es que no hay algo que pueda hacer. Si pudiera, por una extraña oportunidad, pasar desapercibido por el sistema de muchos niveles de seguridad que Tony tiene instalado, incluyendo el siempre vigilante Jarvis, y escapar de la torre y de Tony, aún así no estaría fuera de peligro. Porque Heimdall estaría mirándole, el guardián del puente de arcoíris tiene un ojo en él, e incluso si los mitos humanos sobre Asgard no son del todo verdad –Heimdall no puede ver simultáneamente todo lo que sucede en los Nueve Reinos, por supuesto– la magia recorriendo las cadenas que usa se aseguraban de que a Heimdall le resulte fácil encontrarlo cuando fuera que decidiera girar su atención hacia Midgard. Y recapturar al esclavo fugitivo seria juego de niños para el Aesir, con la magia atada a sus muñecas anunciando su posición a cualquiera que fuera lo mínimamente competente en la magia.

Y sabe qué tipo de destino le espera si es llevado de vuelta, si trata de escapar su castigo. Sería llevado a los calabozos de Asgard, donde enfrentaría torturas espantosas, sin duda con los guardias de la prisión incluidos, a un lado, más de lo que Tony tenía en mente para él; hasta que lo maten, lo cual tomaría un largo, largo tiempo con sus poderes de dios restaurados (lo cual no hay duda que harían, para hacer que la tortura durara).

Pelear tampoco es una opción. Lastima o mata a otro ser humano de nuevo, y sufrirás el mismo destino que un intento de escape te traería. Esas palabras están grabadas claramente en su mente, dichas varias veces ante él antes de ser enviado a Midgard, como si la corte pensara que era demasiado tonto para entenderles la primera vez.

No hay manera de escapar de esto, y eso hace que se sienta enfermo, asqueado y espantado. Y otras cosas también que no quiere ponerles nombre, pero que hubieran hecho que sus dedos temblaran de no haber estado sujetando el mobiliario del baño fuertemente.

Tony quiere hacerlo sufrir mientras lo rompe. Justo como las historias poco apetecibles que escuchó en raras ocasiones, compartidas alrededor de una fogata, susurrados por guerreros borrachos de cerveza y de victoria, sobre las cosas más desagradable que algunas veces tomaban lugar durante el final de la batalla. Como se sabía que sucedía que no a todos los enemigos se les daba el honor de una muerte rápida por el golpe de una espada. Como algunas veces era más satisfactorio humillar y doblegar al enemigo antes de concederle el abrazo final de la muerte.

Cosas que nadie se atrevería a mencionar en compañía decente, y que muy pocos admitían, pero que a veces pasaban, cuando había demasiado odio, demasiado deseo de venganza. La conquista final y humillación, dejar al enemigo roto y destrozado.

Y debería de haberlo sabido, debería de haberse dado cuenta desde el principio que eso sería lo que Tony tenía planeado para él. Especialmente después de haber notado la extraña manera en que el hombre le miraba aquella vez cuando se desvistió para ponerse la ropa midgardiana; debió de haber sabido a donde se dirigiría con esa mirada. Para alguien que se enorgullece tanto de su talento como Loki lo hace; debió de haber visto esto venir desde muy lejos, en lugar de meter la cabeza en la arena, ignorando la posibilidad de que esto pasaría.

Sus adentros se retuercen, ardiendo miserablemente. Ayer, pareciera que fue salvado por el sonar del teléfono de Tony, pero esa interrupción seguramente no se repetiría de nuevo.

La imagen en su cabeza aparece de nuevo, la imagen de Tony yaciendo sobre el sillón tranquilamente, su erección creciendo ante la visión de Loki degradándose ante los pies del hombre.

Entonces es así como pasara sus días aquí, como el juguete de Tony, su pequeño juguete de placer. Y si no se somete, si trata de pelear o de escapar, será enviado de regreso a Asgard para sufrir aún peor. No hay salida. Enojado, golpea con un puño el espejo, pero no hay suficiente fuerza en su movimiento para romperlo sólo se queda parado en esa posición con su mano apretada contra el vidrio, su frente recargada sobre su brazo, sus ojos cerrados en exasperación.

No hay salida.

Sólo dos segundos después, la voz calmada de Jarvis resuena en sus oídos. —Por favor, absténgase de tratar de romper los muebles del baño, Sr. Laufeyson, o me veré forzado a reportar sus acciones al Sr. Stark.


Es en esta parte dónde yo me hago bolita y lloro junto con Loki ¿alguien más? Bueno, si no, les recomiendo helado... dicen que es buena para las penas, a mi en lo particular me deprime :P

Maiden