CAPITULO 15

Quizás su situación fuera un poco más fácil de llevar si tuviera algo que valiera la pena hacer, algo con lo que evitar que sus pensamientos vagaran deliberadamente al área a la que le están llevando, a pesar de lo mucho que tratara de dirigir su mente en direcciones menos destructivas.

Pero sus esfuerzos no tienen efecto; continúan regresando a Tony, a lo que pasó la tarde de ayer y todo lo que eso presagia para el futuro. Y todas las cosas que ha sido obligado a soportar desde que llegó aquí; la humillación, la vergüenza y la desgracia de su posición, el saber a lo que ha sido reducido. Como no tendrá otra opción más que sufrir lo que Tony decida hacer con su esclavo, el desprecio, la venganza por transgresiones pasadas, la constante humillación. Por no decir algo de las cosas que vienen que serán sin duda, aún más difíciles de soportar –convertirse en un juguete, una cosa para el placer de Tony y su satisfacción personal.

Como una sombra silenciosa y olvidada, está dando vueltas intranquilo en la sala –o mejor dicho, en una de ellas, dado que Tony parece tener varias piezas de todo– de un lado a otro, en círculos tan oscuros y deprimentes como los de su mente meditativa. Pero al menos es mejor que sólo estar sentado y dejar que la nada absoluta le ahorque.

La espaciosa habitación es tan perfecta, tan limpia y sin manchas, los muebles todos están meticulosamente arreglados y todo está en su propio lugar. Parece ridiculizarlo con toda su apariencia impecable, burlándose del desastre horrible e incontrolable en el que se ha vuelto su vida. Donde nada está en orden, nada es como debería de ser, y todo se está cayendo a pedazos.

Y hay algo sobre esa perfección que hace que el potente coctel de emociones cocinándose dentro de él se encienda de repente. Toda la rabia latente y el resentimiento y la amargura que ha mantenido encerrados hasta ahora para no empeorar las cosas para sí mismo de repente explotan alimentados por la nueva presión bajo de todo. Es demasiado para soportarlo y ya no puede aguantarlo más, no cuando el destino, el universo, e incluso esta misma habitación se están burlando de él, el dios caído, riéndose de su impotencia y patetismo.

La última parte de los hilos que sostienen su fachada finalmente es rota, y él revienta.

Envuelto en una ira que no está seguro de donde viene, toma la primera cosa a su alcance. Un florero blanco y azul de algún tipo, probablemente vale una fortuna aquí en Midgard, pero no le importa. Un segundo después, antes de que su mente tenga tan siquiera el tiempo para registrar lo que está haciendo, los pedazos de porcelana rota se riegan por el piso, algunos todavía atorados en el tapiz de pared frente a él tras el impacto forzoso de la china con el concreto.

Jadea ligeramente tras el repentino movimiento, aunque su acelerada respiración viene más por la liberación impulsiva del enojo y la furia hirviente que por el movimiento físico.

Pero no es suficiente, ni siquiera está cerca.

Con un aullido de ira, sus manos se sujetan al siguiente objeto a su alcance, aventándolo con tanta fuerza como puede reunir, ni siquiera viendo que es. Ya no importa.

Luego se dirige al librero, la hermosa pieza de madera tallada, otra jodidamente irritante cosa perfecta cuando su vida yace en ruinas. Gruñendo, quita los volúmenes empolvados, aventándolos al piso, regando papel a su alrededor mientras pisotea los lomos de los libros una y otra vez.

Y es como si liberara a un monstruo, una bestia inclinada a la destrucción y aniquilación. Ya nada más importa, siempre que pueda romper todo a su alrededor en pequeñas piezas y reducirlo a patéticos jirones de nada como su propia existencia.

Y se siente bien; por primera vez desde que lo trajeron aquí, puede finalmente disfrutar de al menos el mínimo de control. No es una muñeca de trapo que puede ser aventada, oprimida y manoseada por una vez; no, él es quien crea el caos y el desorden ahora en lugar de ser el esclavizado.

Pisa sobre algo que cruje bajo su pie. Probablemente una invención inútil de Tony, no lo sabe y le podría importar menos. Goza al escucharla crujir bajo su peso, ahora puede romper algo en lugar de ser él que es destrozado.

Y por un fantástico momento, eso es todo lo que hay. Su existencia ha sido comprimida en este deseo singular de destruir y demoler, o será él la víctima impotente de nuevo.

Así que golpea y quiebra, rompe y destroza, avienta y aplasta, mientras su rabia se consume dentro de él, poderosa y enloquecedora.

De repente, Tony está parado en la entrada, la bien conocida figura materializándose como un fantasma de la nada, un grito de furia en sus labios.

—Hey, ¿Qué jodidos piensas que-

Y es todo lo que puede decir antes de que Loki lance el objeto atrapado entre sus dedos entumidos directamente a la cabeza del hombre con mucha fuerza. Sin parpadear, sin pensar, sin razonar por el más mínimo segundo qué está haciendo. Ni siquiera se da cuenta de que es la cosa que está en su mano, sólo reacciona ciegamente, rindiéndose ante el remolino encolerizado girando en sus venas.

Con reflejos más rápidos que los que un humano tiene, Tony se agacha para evitar el objeto en su dirección, que falla a su cabeza por un par de pulgadas.

Rugiendo con furia total, Loki intenta agarrar algo más para aventarle al hombre, pero ya es demasiado tarde.

En un momento de lucidez, en el cual la locura se calma para dar lugar a una claridad consciente y certera, se da cuenta de lo que el hombre está por hacer cuando se avienta hacia el suelo. Y aunque su mente lo registra, sabe que es muy tarde para que su cuerpo reaccione, a pesar de que todo parece estar pasando en cámara lenta, como un sueño donde es incapaz de moverse, pero aún puede observar como una estatua congelada como todo se desarrolla a su alrededor.

En el extraño tiempo lento, mira, como si estuviera parado detrás de un panel opaco distorsionando el mundo, como las manos sujetan la alfombra sobre la que él está parado y la jala con un poderoso movimiento.

Y el piso bajo sus pies desaparece, arrancado como si nunca hubiera estado ahí.

Y luego el suelo le golpea cuando cae sobre su espalda, y con eso, es como si el mundo volviera a la normalidad; ya no hay vidrio opaco ni distorsión del tiempo. Trata de jalar aire cuando le es arrancado de los pulmones, tosiendo y escupiendo.

Y Tony esta sobre él en un segundo, echándosele encima como un predador felino sobre su presa llorosa, sujetándolo y forzándolo a yacer sobre su estomago. Loki sisea enojado y lucha contra esas manos, pero es inútil; un momento después el hombre ha movido uno de los brazos de Loki tras su espalda y se sienta a horcadas sobre él, sujetándolo con el peso de su propio cuerpo.

Si las circunstancias hubieran sido diferentes, Loki quizás hubiera tenido una oportunidad contra Tony, pero no cuando esta yaciendo completamente sobre su estómago con el otro hombre encima de él.

No hace la diferencia. Gruñendo, trata de quitarse el peso de encima, forcejeando y peleando desesperado como un animal herido. Incluso se sacude en un esfuerzo de aflojar el brazo atrapado en ese agarre mecánico en su espalda, pero en vano. El cuerpo sobre de él se mueve, pero permanece en su lugar, y luego siente un dolor agudo en su hombro como si la articulación estuviera a punto de ser dislocada cuando Tony le tuerce el brazo.

Pero no es tanto el dolor si no la voz de Tony lo que finalmente hace que se detenga.

Ya basta —tres palabras solamente, pero dichas en una voz baja tan letal y engañadoramente suave; terciopelo cubriendo pobremente el acero, una hoja afilada escondida por una tela de las más endebles.

Y esa voz perfora la furia ardiente revoloteando en su cabeza, comandando su atención como una barra de hierro caliente presionada contra su piel desnuda.

Con eso, la cacofonía de furia y vehemencia lentamente se disipa, hasta que el único sonido en sus oídos son esos de su propia respiración agitada. Se queda tirado muy quieto mientras la furia se calma y se convierte en nada, vaciándolo como si el tapón hubiera sido quitado de la tina llena de agua, dejándolo vacio y cansado, la cólera consumidora ahora es sólo un recuerdo vago.

Es ahí mientras su mente y sentidos regresan a él, mientras regresan una vez más bajo su control, que se da cuenta de lo que ha hecho. El mundo se detiene abruptamente mientras el miedo congelante le llena el estomago y transforma la sangre en sus venas en escarcha liquida.

La destrucción sin motivo de la propiedad de su amo ya sería suficientemente malo, claro, pero palidece en comparación con el hecho de que acababa de aventare una maceta a la cabeza de Tony. Y allá de donde viene Loki, un esclavo levantando la mano en contra de su amo sería asesinado o por mínimo, azotado hasta casi la muerte. Qué es lo que Tony va a hacer con él, no tiene ni idea.

Y con eso, los últimos vestigios de querer pelear le abandonan. Su cuerpo se queda inerte, como si le hubieran quitado hasta el último grano de energía. La amargura se retuerce en su interior al darse cuenta que una vez más, se ve forzado a aceptar la impotencia y que no hay una maldita cosa que pueda hacer al respecto; una vez más, ha sido reducido a nada. El sabor de la resignación en su garganta es acido y amargo, pero es incapaz de evitar que le envuelva. Al final, Tony aún es dueño de su vida y saldrá victorioso al final, no importa lo que Loki haga, independientemente de lo que intente, a pesar de cuanto pueda pelear inútilmente para cambiar lo que no puede cambiarse.

Y quizás esta era su última oportunidad para intentarlo, quizás ya no habrá más oportunidades ahora. Cierra sus ojos, demasiado cansado y agotado para hacer algo más que resignarse a lo que sea que Tony decida que sea su suerte.

Así que sólo yace ahí, inmóvil, mientras Tony se queda sobre de él, un peso pesado en su espalda. Y sus posiciones, él acostado directamente sobre su cara y Tony manteniéndolo abajo y sentado a horcadas sobre de él, son tan endemoniadamente risibles, tan retorcidamente irónicas que tiembla ante el recordatorio molesto de su miserable y desoladora perspectiva de su inminente futuro. Si aún le queda eso ahora, después de todo esto.

—¿Terminaste? —la voz de Tony encima de él se escucha menos filosa que antes, pero aún existe ese filo acerado en ella, listo para cortar en cualquier momento.

Loki sólo asiente, no hubiera sido capaz de decir una palabra incluso si Tony no hubiera estado sentado encima de él.

Entonces el peso reteniéndole en el piso desaparece cuando el hombre suelta su brazo y se levanta. Un instante después, dos manos le sujetan del cuello de su camisa, moviéndolo con fuerza para poder levantar su cuerpo del piso y ponerlo de rodillas. El mundo se inclina un poco ante el cambio de posiciones y un segundo después, se encuentra mirando la cara de Tony, el hombre parado imponente frente a él como un ángel vengativo del infierno, la boca torcida en una mueca de odio y manos enterrándose en lo la tela en sus puños alrededor de su cuello. Instintivamente, los dedos de Loki se cierran alrededor de las muñecas de Tony, tratando de aflojar la presión en su cuello mientras espera que la rabia del hombre caiga sobre él.

Por el rabillo del ojo, puede observar el desastre en la habitación claramente por primera vez desde que explotó en su frenesí ciego –los pedazos de porcelana regados por el piso, el papel hecho jirones por todo el lugar, la tierra y las flores de las macetas rotas contra el piso con furia. Aunque todo se difumina rápidamente a segundo plano, dejando sólo a un Tony rabioso llenando su visión.

El hombre lo sacude con fuerza haciendo que los dientes de Loki choquen entre sí, antes de inclinarse sobre su carga hasta que sus rostros solo están separados por un par de pulgadas, sus líneas de expresión tensas y sus ojos entornados mirándole.

—Casi me da algo contigo yendo por ahí destruyendo mi casa —Tony le gruñe, sus ojos ardiendo con furia apenas contenida—. Vuelves a hacer algo como esto otra vez y juro que voy a hacer que te pongan un jodido collar eléctrico en tu cuello. —Y a pesar de que sus palabras suenan enojadas, su voz es sorprendentemente clara y controlada, y eso sólo hace de la amenaza algo más potente.

Loki retiene el aliento por lo que viene a continuación. Quizás no será su muerte después de todo, o Tony probablemente no hubiera perdido su tiempo haciendo amenazas.

Con eso, el hombre le suelta el cuello de la camisa y lo avienta de nuevo al suelo, y Loki cae sobre su trasero con un sonido nada grácil mientras Tony da un paso atrás. Entonces sus manos se dirigen al cinturón en su cintura, con un movimiento hábil lo desabrocha y lo saca de la pretina.

Loki se muerde la parte interior de sus mejillas. Así que Tony va a golpearlo, entonces; no hay sorpresa en eso. No esperaba menos, claro, y probablemente algo aún peor.

Trata de no encogerse cuando Tony se acerca, cinturón firmemente en mano. Sólo es dolor, se dice a si mismo, sólo dolor, a pesar de estar en este débil, patético cuerpo mortal que no puede soportar nada. Sobrevivirá a esto sin dar pelea, sin provocar que lo envíen de regreso a Asgard para una ejecución larga y dolorosa. Así que se queda en el suelo, respirando difícilmente por la garganta mientras espera a que Tony le diga que se desvista o se gire o lo que sea, sus ojos fijos en el rostro contorsionado de ira.

—Dame tus manos —el hombre dice después de lo que se siente como una eternidad de miradas silenciosas, remarcando su orden con un movimiento impaciente de su mano.

Loki parpadea dos veces confundido, pero lentamente levanta sus muñecas. Tony las toma y enreda el cinturón entre ellas, terminado cuando ata los dos extremos con un doble nudo. Luego su brazo es jalado en un agarre doloroso por parte de Tony mientras lo levanta, no gentilmente, del suelo, y sin decir otra palabra, medio empuja, me dio jala a su inquilino a través de la torre hasta que terminan afuera de la habitación de Loki.

Abriendo la puerta de una patada, Tony avienta a Loki dentro y sobre la cama, una vez más mirándolo desde arriba, aunque parece que el enojo del hombre ha desaparecido ya.

—Muy bien —dice, dándole a Loki otra de esas miradas duras mientras se acerca para desanudar el cinturón alrededor de sus muñecas mientras habla—. Te vas a calmar aquí por un par de horas hasta que puedas manejar el estar en un radio de diez yardas de una planta sin ser carcomido por la urgencia de aventarla a la cabeza de alguien. Particularmente mi cabeza. Luego, vas a limpiar el completo desastre y estoy jodidamente seguro que no te voy a alimentar hasta que hayas terminado.

Y con eso, Tony gira sobre sus talones y sale por la puerta, la cual cierra con un bang, el seguro automáticamente poniéndose en su lugar, dejando a Loki sobre la cama, preguntándose porqué aún está en una sola pieza.

Pero la razón no importa. Nada de eso importa. Todo en lo que puede pensar ahora, mientras el miedo lo carcome por dentro, es como acaba de lograr el empeorar las cosas aún más para su persona que ni siquiera quiere considerar cuales serán las consecuencias de todo esto.

Sin tener la fuerza física ni mental para hacer algo más, se hace bolita y sólo se queda ahí sobre la cama, tratando, pero fallando miserablemente, de disipar la plétora de imágenes perturbadoras que se están peleando por un lugar en su mente, cada una desarrollando un futuro próximo más horrible que la anterior.


Maiden