CAPITULO 21
El metal contra su piel ya no está frío, habiendo descansado demasiado tiempo contra su muñeca ha adquirido la temperatura de su cuerpo. Aún así se niega a retirarlo, alejarse de esa delicada sábana de seguridad que la hoja le ofrece. Al menos con el cuchillo en su mano, aún tiene una opción contrario a seguir siendo la victima impotente, día tras día.
Sí, tiene una opción por primera vez. Una que es libre de tomar, si la situación lo amerita.
Debió de haber escuchado los pasos rápidos acercándose, pero esta absorto profundamente en el brillo atractivo del metal para notar algo más. En este punto, sólo están él y el cuchillo filoso en su mano. Hasta que a los dos se les une el sonido de una voz bien conocida desde una parte atrás de ellos, furia y rabia resonando por debajo.
—¿Qué demonios crees que estás haciendo?
Tony.
El cuchillo en su mano cae al suelo, deslizándose de sus dedos repentinamente inertes, resonando sordamente contra las baldosas de mármol.
Se gira por puro reflejo, encontrándose frente a frente con el dueño de esa voz, quien le está mirando con tal vehemencia que inmediatamente da un paso hacia atrás, sólo para que la barra de la cocina le golpee en la espalda, deteniéndolo de manera efectiva.
Sus manos agarran el mármol detrás de él para sostenerse cuando un destello de miedo le golpea por dentro al darse cuenta de que Tony lo acaba de atrapar sosteniendo un cuchillo contra su propia muñeca. Y sabe muy bien que está estricta y expresamente prohibido que los esclavos traten cualquier tipo de atentado contra sus propias vidas, el provocar violencia en la propiedad de sus amos. Es considerado una ofensa seria y se castiga como corresponde. Brutalmente.
Maldice su estupidez silenciosamente. Después de todo el tiempo aquí, ¿cómo pudo olvidarse de que Jarvis se daría cuenta de lo que estaba haciendo y se lo reportaría a Tony? ¿Por qué no pudo ponerse a pensar antes de sacar el cuchillo de su lugar? No debió de haberlo hecho si no estaba listo para hacer uso de él.
El sentimiento en su estomago le está enfermando. Sabe que ese pequeño pedazo de tranquilidad plateada que fue suya por momentos preciosos le será quitada ahora, los cuchillos y cualquier cosa filosa será colocada fuera de su alcance, donde no pueda encontrarlos. La única otra alternativa que tenía se ha ido, y Jarvis será ordenado que se mantenga extra alerta en caso de intentos similares futuros, sin duda.
No sólo eso, para el agregar insulto a la herida, ahora tiene otra marca en la lista de cosas por las que será castigado, ya sea antes o después de que Tony se haya divertido con él.
Y si hay una cosa que no necesita es que esa lista crezca más.
Tony sólo está parado ahí, callado y sin moverse, sólo mirándolo fijamente. Quizás está esperando una explicación, o quizás a que su esclavo se le aviente a los pies y le ruegue. Pero Loki no lo hace. Porque no haría ninguna diferencia, de eso está seguro.
Y luego, en lugar de repartir castigo inmediato, Tony bruscamente señala una de las sillas de la cocina. —Sién-ta-te —gruñe más que hablar.
Loki obedece sin decir otra palabra, aliviado de que sus piernas estén estables, y luego observa al hombre mientras se sirve un vaso de brandy y se lo toma de un trago. Y luego otro, tras lo cual golpea la botella contra la barra con fuerza innecesaria.
Luego se gira hacia Loki, deteniéndose ante él.
—Muy bien, princesa —dice, su mirada acusadora fija en Loki—. Ahora quiero que me digas exactamente ¿qué demonios estabas haciendo con ese cuchillo?
El pánico se desencadena dentro de él, y busca a su alrededor por una respuesta, sin encontrar alguna remotamente satisfactoria. Claro que no hay respuesta aceptable, no hay manera de que sea capaz de explicar esto, Lengua de Plata o no. ¿Qué razones hay para que alguien este parado con un cuchillo sobre su muñeca más que lo obvio?
—No lo iba a hacer —finalmente suelta, y es sólo una mentira a medias. No ahora, al menos no. Incluso puede escuchar cuan débil y pobre suena su excusa, y ciertamente no va a servir para calmar a Tony.
Aprieta sus puños, las uñas enterrándose en sus palmas; Tony obviamente está furioso de que su esclavo haya cometido otra seria ofensa. Una vez más, Loki ha logrado empeorar las cosas para él, cavar más profundo su agujero.
Y esta vez en realidad no hizo algo.
La bebida aún le está quemando la garganta y necesita tomarse la siguiente de un gran trago también, pero resiste la tentación. Algo le está diciendo que demasiado alcohol justo ahora no sería algo bueno, incluso si un vaso o dos sólo mejoran la situación.
Es sólo que no puede creer el horrible desastre que se está desarrollando frente a él. ¿Loki estaba contemplando suicidarse? Sin importar si estaba planeando en hacerlo o no, no hay duda de que al menos lo estaba considerando. ¿Por qué otra cosa tendría ese cuchillo en su mano cuando Tony llegó apresurado aquí, la hoja descansado en la delgada piel pálida de su muñeca?
No hay otra explicación, y duda que incluso Loki sea capaz de ofrecerle una.
Y no puede entender por qué, porque no puede recordar tratar a Loki así de mal. Le provee de comida de verdad, ropa, una cama donde dormir, incluso deja que el dios lea sus libros para pasar el tiempo. No que Tony hubiera hecho un viaje de campo a los calabozos de Asgard pero está seguro que los arreglos ofrecidos aquí son definitivamente mejores que los que el dios tenía en su celda allá en casa. Y rayos, ciertamente está en mejores condiciones en que los convictos normales en este país están viviendo también, así que el dios difícilmente está en posición de quejarse, príncipe o no.
No… no puede ser eso. Debe de ser algo más lo que está conduciendo al dios a contemplar tal acto de desesperación. Tienen la sospecha de que se está perdiendo una parte importante del rompecabezas en algún lugar, una pieza perdida que está batallando para encontrar, pero que sigue evadiéndolo. Porque desde donde está parado, las cosas simplemente no tienen sentido. Este no es Loki, nada como él, no del todo. El dios siempre fue engreído y satisfecho de si mismo, como si creyera que él es la cosa más grandiosa desde el oso asado, como si la tierra no fuera merecedora de soportar su peso, siempre mirando por encima a los demás. Seguro que le han bajado los humos un par de niveles desde su derrota en Nueva York, pero aún es Loki. Arrogante, Engreído. Superior. No alguien quien terminaría su vida por… lo que sea que ha estado creciendo dentro de su mente.
Y a pesar de su confusión ante este giro de eventos, él está enojado. Enojado de que alguien tan siquiera considere tal cosa en su propia torre. Que alguien fuera a caer en tan inútil, absurdo y completamente irrevocable acto, incluso si ese alguien es Loki. El solo pensamiento es repugnante y horroroso, sin sentido.
"No lo iba a hacer," el dios dijo.
¿Otra mentira más? No hay manera de que pueda decirlo. Quizás es la verdad, quizás no.
Y sólo hay una osa que puede hacer ahora, por mucho que no quiera ir ahí. Pero tienen que llegar al fondo de las cosas, encontrar que ha provocado esta mierda. Puede que no le guste, pero tiene una responsabilidad, a pesar de no quererla en primer lugar, y está en él lidiar con el resultado.
Una cosa es segura. Nadie se va a matar a si mismo bajo su supervisión, súper villano, dios demente o no.
—En serio —dice, ni siquiera molestándose en tratar de esconder la incredulidad en su voz—. ¿Entonces qué estaba haciendo el cuchillo en tu mano? ¿Quizás estabas a punto de hacer una ensalada? ¿O practicabas el corte de papel Chino? ¿Huh?
Loki traga. Y en lugar de responder, sólo se sienta ahí, lamentándose, como si el peso del mundo se hubiera depositado en sus hombros, mirando un punto en el piso. Tan poco altivo. Poco arrogante. Tan poco Loki.
Tony golpea su puño contra la mesa, haciendo saltar al dios en sorpresa. —Dije, ¿qué jodidos estabas haciendo con el cuchillo allá?
Loki aún está callado. Se retuerce incomodo mientras su boca se aprieta.
Tony se niega a retroceder. —Habla —pausa, negándose a aceptar el silencio terco de Loki—. ¿Qué te llevó a tan siquiera considerar esto?
Loki parece estar a punto de decir algo más, pero sus labios entre abiertos se cierran antes de que una palabra salga de su boca.
Claramente esto no está yendo a ninguna parte. Quizás deba intentar desde otro ángulo.
Y él no es un terapeuta, ni cerca. De hecho, es completamente inútil en cualquier forma de comunicación interpersonal que no incluya bromas sarcásticas o intercambio de información tecnológica. Pero no puede echarse para atrás, por mucho que lo quiera. Por un momento, desea que Bruce este aquí; el tipo hubiera sabido cómo lidiar con una situación tan jodida como esta, a pesar de su tímido y callado comportamiento. Pero él no está, así que Tony tienen que manejar esto por si mismo.
Así que se gira hacia el único consuelo que puede encontrar, el vaso en su mano, toma otro sorbo y luego se recarga contra la barra de la cocina y observa a Loki con una mirada firme. —Sabes, no me ha pasado por alto que parece que te has tomado un clavado de cabeza a la tierra de la eterna perdición y tinieblas últimamente sin llevarte un boleto de regreso. ¿Te importa decirme que ha provocado eso?
Sólo hay silencio. Un oh-muy-largo silencio.
No. No es un terapeuta. Así que sus esfuerzos sólo se topan con el testarudo silencio. ¿Y qué demonios va a hacer si Loki no lo ayuda con una respuesta? No puede dejar las cosas como están, no si no quiere arriesgarse a tropezarse con un cuerpo sin vida la próxima vez que cruce el umbral de la puerta.
Su mente está girando. Usualmente, ingresas a gente suicida en instalaciones especiales o al menos las llevas a algún tipo de consultor de salud mental, o el nombre elegante que tengan los loqueros hoy en día pero no puede hacer eso con Loki.
Sí, tengo un dios alienígena demente y suicida quien trató de dominar el planeta hace algún tiempo y necesita algo de ayuda. Eso funcionaría tan bien. SHIELD le caería en cuestión de minutos, y harían que Loki se arrepintiera de no haberse cortado las venas cuando aún tuvo oportunidad. Y Tony recibiría una visita de Erik y su pequeño grupo de berserkers con espadas, demandando saber por qué Loki ya no estaba a su cuidado, como lo decreto el Todopoderoso Padre de Todo.
Vamos, dame una respuesta, cualquier respuesta, sólo algo con lo que pueda trabajar, silenciosamente le ruega al dios.
Entonces, como si se le ordenara, Loki le mira a la cara, sus ojos verdes taladrando los suyos.
—¿Cuándo tiene intención de reclamar su derecho de poseerme en la cama?
El vaso en la mano de Tony cae al suelo y se rompe en miles de pedazos.
Maiden
