CAPITULO 34

Tony sorbe de su taza de café, observando constantemente al dios al otro lado de la mesa llenándose con el desayuno como si fuera una aldea hambrienta en África. No es muy diferente de cuando llegó la primera vez, después de su forzada dieta durante su estancia en los calabozos de Asgard. Y viéndolo así, es cuando se da cuenta de cuan poco ha estado comiendo el dios últimamente.

El sentimiento demasiado familiar de culpa se apodera de su garganta de nuevo. Y demonios, ¿cuántas veces va a sufrir de ese golpe de mala consciencia en la presencia de Loki? Pero es demasiado tarde para hacer algo al respecto ahora, excepto admitirse así mismo que debió de haberlo notado, debió de haber prestado más atención. O al menos agregarle la cantidad apropiada de importancia a ello, en lugar de descartar sus observaciones como si fueran piedras y con explicaciones medio hechas.

Claro, en retrospectiva, todo está veinte y veinte y demás. Pero mirándolo bien, parece demasiado obvio; debió de haber notado que algo estaba severamente mal con Loki. En verdad, había notado que las cosas no estaban bien, pero no se dio cuenta de hasta qué punto, o la causa de su errático comportamiento.

Y por mucho que odie admitirlo, Loki es su responsabilidad. No hay nadie más aquí para cuidar de su salud, y en general, de su bienestar. Y considerando que tan abismalmente malo ha sido Loki – y con mucha razón – para comunicar sus preocupaciones, quizás Tony deba de ser más atento desde ahora, de estar más a la búsqueda por cualquier deterioro de su salud, sea física o mental.

Loki acaba de de terminar su tercer plato de Cheerios y luce contento por ahora, jugando medio ausente con la cuchara en su mano a falta de algo mejor que hacer. Y Tony ya tienen rato que terminó su sándwich, y está por terminar los restos de su café tibio. Bien pues.

—Muy buen, solecito, tengo otra caja de papeles que necesitan clasificarse desesperadamente —dice, recargándose en su asiento—. ¿Listo para encargarte de eso?

Un pequeño suspiro de resignación se escapa de los labios de Loki, pero no hay otra protesta que esa mientras el dios asiente.

Bien, quizás la existencia pacifica sea posible, después de todo, incluso con el que sería un conquistador de mundos y esclavizador de la humanidad.


Y así, hay papeles otra vez. Muchos de ellos. La caja de cartón es más grande que la última vez, pero igual que ayer, se pone a ello con una mueca interna, combinado con un pesado alivio de que parece ser que todas las intenciones de Tony para con él no son nada peor de lo que pueda manejar, tan degradante como sea el completar estas simples y penosas tareas.

Trabaja mecánicamente, en auto-piloto, pensando sobre nada en particular mientras ordena los papeles en diferentes pilas, preguntándose vagamente porque los humanos colocan tanta importancia en estas endebles cosas. El trabajo es monótono y está haciendo que se sienta adormilado, y después de un rato se descubre parpadeando para evitar que sus ojos se cierren, su cabeza lentamente inclinándose hacia su pecho.

Rápidamente, las letras y los números en los documentos de los que se supone debe mantener presentes porque indican a que pila pertenecen parecen estar danzando sobre las hojas, intercambiando traviesamente lugares unos con otros, negándose a quedarse en su lugar.

Bostezando, pone la pila de papeles en sus manos de vuelta en el piso y se talla los pesados ojos. No había estado durmiendo bien hasta hace poco a causa de la tensión tortuosa a la que había estado sometido, interrumpiendo su sueño y manteniéndolo despierto hasta tarde. Y aunque ahora esa tensión finalmente había cedido, la falta de sueño que se había estado acumulando está comenzando a cobrar su cuota y se siente muy cansando, su cuerpo entumecido y muy lento al responder.

Mira anhelante el sillón. Quizás pueda tomarse un pequeño descanso, ¿tomar una siesta rápida? Sólo un par de minutos, no más que eso.

Aunque no está muy seguro de cómo se sentiría Tony respecto a él tomándose un descanso antes de terminar su tarea. Quizás termine tallando los pisos de nuevo si Tony lo descubre, si Jarvis le dice.

Bueno, puede vivir con eso, supone. La tentación de tomar ese tan necesitado descanso es simplemente demasiado poderosa para resistirse.

Abandonando los montones de papeles en el piso, se recuesta sobre el sillón, suspirando contento mientras su cabeza cae sobre el cojín. Se queda dormido ni siquiera un minuto después.


Está de regreso en los calabozos, en la oscuridad y suciedad que una vez ocupó, pesados grilletes en sus muñecas. Uno de los guardias – un hombre gordo cuyo nombre no recuerda, y que realmente no es que importe cuando lo único que hacen es intercambiar insultos – acaba de traer su única comida del día, un cuenco lleno con un engrudo que huele horrible, que avienta en lugar de colocarlo en el suelo.

Hora de la comida —dice con desdeño, mirando a Loki con curiosidad mal disimulada—. Aunque no puedo ver porque buena comida deba de ser desperdicia en gente como .

Loki hace una mueca, mirando al guardia malamente. —¿Llamas a este desperdicio "comida"? Quizás para creaturas tan bajas como tú, esto contaría como comida per-

Cuida tu boca, traidor —el hombre gordo sisea, dando un paso hacia él. Claro, Loki debería de pensar mejor el quedarse callado en lugar de de discutir con estos brutos primitivos sirviendo de guardias, pero no puede detenerse. Sus burlas le duelen demasiado.

Como lo esperaba, el hombre le manda un golpe, uno que apenas Loki puede esquivar, detenido por las cadenas. Gruñendo en furia por su fallido intento, el guardia hace otro intento, esta vez golpeando a Loki en las costillas, causando que se doblara del dolor, jadeando por aire. Pocos segundos después, manos sujetan sus hombros, aventándolo contra la pared, las duras piedras atacando su piel a través de sus destrozadas ropas de prisión.

Trata de pelear contra las manos que lo sujetan contra la pared, pero en vano. El hombre es mucho más pesado que él, y también tiene la clara ventaja de no estar usando pesados grilletes alrededor de sus muñecas. Una rodilla conecta de manera violenta con su caja torácica ya adolorida, y gime con agonía pura, tratando de agarrar las manos sobre sus hombros, tratando de alejar ese cuerpo de él, aventándolo con toda su fuerza para quitarse de encima a su atacante-

-y se cae del sillón, directo al suelo, sus manos aún alrededor de esas muñecas, el cuerpo de su oponente atrapado debajo de él. Un instante después, cuando el sueño se ha desvanecido y el mundo real ha regresado, se encuentra sentado a horcajadas sobre un sorprendido Tony, sujetando las manos del hombre a cada lado de su cabeza. La mirada en él es de pura confusión, no muy diferente a un pez al que acaban de sacar del agua y puesto en tierra seca.

Y el estomago de Loki se hunde como un ladrillo de plomo. Sin duda va a terminar tallando pisos hasta que sus rodillas estén sangrando – si es que tiene suerte, claro esta.

Rápidamente se levanta de con Tony y se aleja a una distancia segura mientras el hombre levanta una ceja en su dirección, lentamente recuperándose del repentino asalto para levantarse, limpiándose las ropas.

—¿Todos los dioses en Asgard son así de paranoicos, esperando intentos de asesinato en su sueño? —pregunta, muy tranquilo para alguien quien acaba de ser lanzado al suelo por su propio esclavo.

—Yo… estaba soñando —Loki responde, cauteloso, seguro de que esta explicación no contará como una excusa satisfactoria. Incluso si Tony le prometió no recurrir a violencia física, duda que las consecuencias vayan a ser placenteras. Los esclavos no atacan a sus amos sin ser castigados, a pesar de que haya sido sin querer.

—Entonces debió de haber sido un sueño interesante —Tony se encoge de hombres—. Pero lo que te venía a decir antes de encontrarme justo a la mitad de una pelea de la WWF, es hora de la cena. Al menos asumo que tienes hambre. —Curiosamente el hombre no parece enojado, ni por el descanso no autorizado que se permitió a sí mismo ni por el subsecuente ataque hacia Tony contra el suelo. Al contrario, parece… ¿divertido?

Luego una mano se extiende hacia donde Bill aún está sentado en el piso, sujetando su brazo. —Levántate, sí. Ya te has acurrucado lo suficiente con el piso —Tony le dice resuelto mientras lo jala para ponerlo de pie.

Y como si fuera capaz de decir lo que Loki está pensando, se encoge de hombros. —No hay resentimientos, Cuernitos. Cosas pasan. —Una sonrisa torcida se adueña de su rostro—. Aunque para la próxima vez me aseguraré de decirle a Jarvis que te despierte en mi lugar.


Una vez más, está sentado en su lugar usual en la mesa, esta vez comiendo comida de una caja adornada con las palabras Bartelli's Kitchen. Y aún sigue sin estar seguro de porque Tony le está permitiendo comer de la misma comida que él, esto seguramente no hubiera pasado en Asgard. Le habrían dado restos, sobras, lo que sea que los miembros libres de la casa no consideraran dignos para comer.

Bueno, quizás no quedan muchas sobras en una casa que consiste en sólo Tony, especialmente no dado que parece que la mayoría de la comida viene de estas cajas de porciones individuales pre-empacadas. Así que la solución más fácil probablemente es darle a su esclavo la misma cosa, supone.

Batalla un poco con las largas y húmedas tiras en la bolsa. Tallarines, los ha llamado Tony. Justo como los Cheerios, comida que no es identificable y que no tiene equivalente en Asgard, pero aún así no saben mal.

La tira se desliza de su tenedor, negándose tercamente a enredarse en el metal de la misma manera fácil que lo hacen para Tony. Aquí va de nuevo, sintiéndose vagamente estúpido con sus intentos inútiles, pero particularmente no le interesa. De cualquier manera no hay más nadie que Tony aquí para verle.

—Supongo que no tienen tallarines en Asgardad ¿verdad? —escucha la voz de Tony a su derecha, al mismo tiempo que otra porción de sopa se desliza de nuevo a la caja.

—No los tenemos —responde, tratando de imaginarse a la corte real sentada en la Mesa Alta tratando de enredar estas pobres cosas en sus utensilios de comida. La imagen en extrañamente… discrepante.

—¿Entonces qué es lo que usualmente comen ustedes en su Tierra de las Hadas Mágica? —Tony pregunta, sorbiendo ruidosamente sus tallarines.

—Carne, usualmente. Puerco o venado sería lo más común —responde, la pregunta le hace pensar involuntariamente en las innumerables comidas que tuvo en Asgard. Todas parecen haber sido hace mucho tiempo atrás—. Pan y queso. Avena, aunque eso es en su mayoría para las clases bajas. Fruta, la que sea que este de temporada. Algunos vegetales, pero no en grandes cantidades.

—Quién lo hubiera pensado. Sabes, aunque estoy seguro de que no me importaría un corte de carne de vez en cuando, se volvería demasiado aburrido comer esa cosa después de un rato. —Elegantemente enreda otra porción de tallarines en su tenedor—. Dime ¿entones cuál era tu comida Argardiana favorita?

Loki parpadea ante la extraña pregunta. Puede entender el interés en una cultura extranjera y sus costumbres, especialmente para un hombre inquisitivo como Tony, pero no hay razón de por qué debería de estar preguntando cosas tan personales como las preferencias de Loki. Nadie en Asgard le preguntaría a un esclavo tales cosas. Las opiniones de los esclavos no importan, si es que tienen una.

—Ciervo, creo. Y oso —dice simplemente, sin saber a donde se supone que esto llevará.

—Ah, el tipo de la vida salvaje. ¿Te gusta la caza?

Por supuesto, no es que puede negarse a responder, pero es extraño y raro que Tony este preguntándole estas cosas, y no está muy seguro de cómo reaccionar.

—No en realidad. Estaba más interesado en practicar magia y leer libros.

Tony suelta una risa sorda, apuntándole con el tenedor. —Así que del tipo de estudios ¿huh? Sí, como que me imagine eso de ti. No estás hecho para ser del tipo idiota —se ríe para si mismo, aunque Loki no logra encontrarle el humor ete—. ¿Entonces qué tipo de libros leías? ¿Romances sensibles? ¿Horror? ¿Agatha Christie? —mete el tenedor en su comida y se lo lleva a la boca, masticando audiblemente.

No, no se supone que los amos tengan una conversación normal con sus esclavos, no más allá de lo que es necesario para asegurarse de que las órdenes y comandos sean llevados a cabo correctamente. Bien, quizás les hables, pero no con ellos o a ellos, y ciertamente no esperarían una respuesta de ellos.

Aunque por alguna extraña razón, Tony lo hace.

Así que Loki no puede hacer otra cosa más que responder obedientemente, mientras que su mente se pregunta silenciosamente si alguna vez logrará entender a Tony del todo.


Maiden