CAPITULO 40

Los papeles de ese día están acomodados y Loki está sentado en su lugar usual en el alfeizar de la ventana, sus dedos acariciando de manera ausente el plástico blanco, jalando las pequeñas grietas en el material. Un pequeño pedazo se separa y cae sobre su regazo, pero ni siquiera se molesta en quitárselo.

Afuera, las nubes grises obscurecen el cielo, la pesada lluvia esperando a caer, y no hay ni siquiera la más ligera sospecha de que el sol vaya a salir. Sólo una vasta extensión de cielo descolorido extendiéndose hacia el horizonte.

Y aún así el cielo aún le invita, le jala, a pesar de su tristeza vacía.

Si tan sólo…

Pero es imposible, por supuesto. Y lo sabe. Y aún así…

Es sacado de sus observaciones por el sonido casi imperceptible de voces que le llegan de detrás de la puerta cerrada, y se tensa. Por lo que sabe, Tony jamás ha aceptado invitados en la torre a lo largo de la estancia de Loki, así que con aprensión nerviosa afina su oído, tratando de descifrar el murmullo de las palabras flotando en el aire. Sus ojos se entrecierran. Quizás uno de los amigos vengadores de Tony ha llegado de visita, perspectiva que a Loki no le alegra mucho del todo.

Puede discernir la voz familiar de Tony de entre el murmullo, pero la otra parte es más ruidosa, más insistente e incluso más familiar. Y es una voz que pensó nunca volver a escuchar de nuevo –esperó nunca escucharla de nuevo – y aún así, aquí está, acercándose por como suena, mientras escucha también los pasos que le acompañan, casi como si alguien estuviera corriendo, correteando desesperadamente por algo con la esperanza loca de que no sea demasiado tarde pero temiendo que ya lo es.

Con un fuerte golpe la puerta es abierta con tanta fuerza que sale volando de las bisagras, ahí, en la repentina entrada sin puerta, con la capa roja ondulando detrás de él y desaliñado cabello rubio flotando sobre sus hombros, está parada la figura abultada y musculosa de alguien a quien conoce muy bien, el martillo sujeto en un agarré fuerte y con los nudillos blancos.

Sí, uno siempre puede contar con que Thor haga una entrada dramática.

—¡Hermano! —es, bastante predecible, la primera palabra que sale de la boca del hombre, gritada más que dicha, mientras el martillo se escapa de su mano y mira a Loki con ojos de granito, como si lo retara a no estar ahí realmente, ha ser sólo un fragmente de la imaginación a punto de evaporarse en el aire en el momento en que Thor se mueva.

Thor. Una imagen tan conocida y familiar. Y completamente molesta.

Por un pequeño momento, los dos sólo están ahí parados, congelados en sus respectivos lugares, como un par de estatuas mirándose la una a la otra, inflexibles e inmóviles. Thor es el primero en salir de su petrificación momentánea al dar un paso hacia adelante, los brazos ligeramente elevados y al frente, como preparándose para un abrazo, y Loki puede sentir una ola de furia arremolinándose, resentimiento y amargura bullendo dentro de él ante eso.

Así que en lugar de corresponder tal alegría exuberante que es tan ridículamente obvia en los ojos de Thor, Loki se levanta y aprieta la mandíbula, tratando de reunir toda la gracia regia que ya no es suya para reclamar, y le muestra al dios del rayo su mirada más desdeñosa que puede lograr. Le mira como si se tratara de un insecto rastrero y no del hombre que aún tiene el descaro de llamarse a si mismo su hermano.

—¿Así que finalmente has venido a regodearte de mi vergüenza y humillación, Thor? —dice, las palabras como dagas, filosas y dichas para herir.

La sonrisa insípida en el rostro de Thor titubea ligeramente, pero no por completo. Y las palabras venenosas no son suficientes para evitar que cubra la distancia entre ellos con un par de pasos rápidos y sujetar los hombros de Loki de manera aplastante. No es un abrazo, al menos, pero la intimidad del toque se siente como una perversión espantosa, y se remueve, tratando de evitar las manos nada bienvenidas que se ha plantado firmemente sobre su cuerpo.

Como sea, el agarre es demasiado fuerte, y no quiere avergonzarse con una fútil pelea – su fuerza física era inferior a la de Thor aún incluso cuando estaba equipado con sus poderes de dios y que ciertamente eran nada ahora – así que se conforma con fruncir los labios en vil desagrado.

Sí Thor es lo suficientemente perceptivo como para notar la expresión en el rostro de Loki no deja que lo detenga. Sus manos permanecen en los hombros de su hermano, tan justas y cómodas, apretándose aún más mientras sacude un poco a Loki y este se queja, por el dolor y por la proximidad no deseada.

Y cuando Thor habla, es como si las dagas de palabras de Loki le hubieras pasado por encima o atravesado su cuerpo, olvidadas e ignoradas.

—Hermano —repite, como si tratara de asegurarse de que la figura parada frente a é ligeramente removiéndose en su agarra es la misma persona con la que creció—, ¡no hay palabras para expresar mi alegría de ver que estás vivo y bien! —los dedos se hunden aún más en la carne de Loki, un gesto irradiando preocupación y alivio al mismo tiempo.

Loki resopla. —La parte del "vivo" no te la puedo alegar, aunque el "bien" es otra cosa muy diferente. Quizás aún no te han explicado como están las cosas —el esfuerzo de decir en voz alta esas palabras que anunciaran su vergüenza son más difíciles de lo que esperó, pero prosigue—, pero gracias al justo y siempre sabio reinado de tu padre, mis poderes han sido sellados y he sido reducido a la estación de un esclavo, propiedad de tu muy buen amigo, Tony Stark.

Él suena más amargado de lo que era su intención y se maldice a sus adentros por mostrar debilidad, por admitir inadvertidamente que la situación le está minando. Pero hay algo en Thor, algo sobre su presencia aquí, que hace que todo ese resentimiento cocinándose dentro de él salga rugiendo hacia la superficie con toda su fuerza.

Como sea, Thor, quien siempre lleva sus emociones dibujas en la piel, ni siquiera parpadea ante la diatriba furiosa, simplemente asiente.

—Ya sé de tu situación, Loki, y la sentencia que le precedió —dice solemnemente, mirando los entornados ojos de Loki con los suyos como completas piscinas de preocupación que ni siquiera intenta esconder, es tan poco guerrero—. Me he enterado de lo que ha transpirado en mi reciente regreso a Asgard. Y al escuchar tu sentencia, el descubrir que de hecho aún estás vivo, es la razón por la que regresé rápidamente a Midgard de nuevo. Para verte.

Puede que sus poderes y casi todo lo demás hayan sido arrancado de él, pero aún tiene un arma más – sus palabras.

Así que apunta y dispara con intención de lastimar. —Bueno, querido hermano—, la palabra es escupida como un insulto—, si te hubieras molestado en quedarte para mi juicio y mi sentencia, hubieras sabido de mi destino hace mucho tiempo. Pero no, en lugar de eso elegiste pasearte por Midgard y esa pequeña moza tuya, en lugar de someterte a la tediosa espera de la decisión de Odin —intenta poner una sonrisa burlona pero resulta ser más dientes que otra cosa—. ¿Pero supongo que no pudiste molestarte con eso, cuando la oportunidad de retozar con ella era mucho más tentadora que el estar en la presencia del traidor y monstruo que aún pretendes que es tu hermano?

La mirada herida en el rostro de Thor es una que ya ha visto muchas veces antes, parecida a la de un cachorrito mojado que alguien ha pateado demasiadas veces. Y hay una pequeña mota de culpa en esos cándidos ojos, un movimiento que muestra que las palabras de Loki han dado en la marca.

Pero de cualquier modo, cuando Thor habla no hay nota alguna de furia tensa en su voz, la afronta de alguien quien ha sido injustamente acusado de las acciones más asquerosas y traicioneras. —¡No es así! —grita—. Tú malinterpretas y tuerces los hechos una vez más para tus propios fines, sin siquiera saber la verdad.

—Pero te fuiste, no —Loki deja que su declaración, porque es una declaración no una pregunta, quede suspendida en el aire como una barrera invisible entre ellos, invisible, pero impenetrable de todas maneras. La punzada de traición no debería de doler, después de todo, porque las traiciones de gente que no te importa no deberían de tener ese efecto.

Thor aprieta sus puños y mira hacia otro lado por unos segundos, y Loki está seguro de que si hubiera algo ha distancia de un golpe, en ese momento ya estuviera pulverizado ante la fuerza de uno de los golpes del dios del Trueno.

—Eventualmente lo hice —la admisión es aventada contra la pared invisible que la acusación de Loki ha construido, como un cincel tratando de perforar esas paredes de hierro tan altas. La frente de Thor esta arrugada, con preocupación, con furia, con auto-acusación – y Loki no puede evitar el sentir un pequeño fragmente de satisfacción ante esta última, pero las arrugas adornando su frente se alisan solas cuando el dios del trueno logra poner sus sentimientos bajo control una vez más.

—Cómo sea, mientras tú esperabas tu juicio en tu celda, fui a ver al Padre de Todo en tu defensa, para suplicarle, para rogarle que mostrara algo de compasión en su sentencia. Para recordarle que a pesar de tus crímenes, aún eras su hijo —la voz de Thor se desvanece, y Loki toma la oportunidad para acertar otra puñalada.

—¿Y en verdad fuiste lo suficientemente estúpido para creer por un segundo que Odin se dejaría afectar par tan insignificantes circunstancias? En serio, Thor. Deberías de saber ya que el Padre de Todo no es un tonto sentimental como tú o no estaría sentado en el trono de Asgard.

La expresión en el rostro de Thor cambia a una extrañamente triste pero sin arrepentimiento. —Por mucho que estuviera condenado al fracaso ¿cómo podría no haberlo intentado, hermano? ¡Incluso si hubiera sido forzado a viajar a los confines más profundos de Nifelheim para rogar por tu caso ante Hela misma, lo hubiera hecho! Cualquier cosa que te hubiera salvado de ser ejecutado hubiera valido el esfuerzo, sin importar cuan pequeñas fueran las posibilidades de tener éxito.

Loki cruza sus brazos frente a su pecho, los miembros como un escudo casero. Quizás es otra barrera que está poniendo entre Thor y él si sus palabras llegarán a fallar; ni siquiera está seguro de qué.

—Y dime —pregunta desdeñoso—, ¿Qué te dijo el Padre de Todo? ¿Tan siquiera escuchó a todas tus suplicas y peticiones? ¿O por primera vez cerró sus oídos a ti, su querido hijo, quien siempre ha sido tan veloz en ganar su favor y estar en su buena gracia?

Los ojos mirando el suelo evitando los suyos son respuesta suficiente, como si Loki no lo supiera ya. Thor se remueve de un pie a otro un par de veces antes de responder, como si la suela de sus zapatos le estuviera quemando, haciendo imposible el encontrar una posición tolerable.

—Él me dijo que no esperara clemencia, ni suavidad en nombre de su linaje. Que serías juzgado tan duramente como cualquier otro Asgardiano culpable de los mismos crímenes —dijo suavemente.

—Y tú piensas que su reinado es claro y justo, ¿no es así?

—No importa cuánto me agravien las consecuencias, incluso yo puedo entender que ninguna de las leyes de Asgard ni el consejo le permitirían al rey mostrar favoritismo en un juicio como este —Thor contesta, sonando cansado—. Un regente de Asgard no puede mostrar clemencia a aquellos que han cometido crímenes de esa magnitud dado que sólo animará a que otros lo intenten. ¿Seguro tú también puedes verlo? —existe una pequeña plegaria ahí, como si Thor quisiera que Loki entendiera, aunque fuera un poco, incluso si es apenas un diminuto atisbo de comprensión.

Y por supuesto, Loki entiende. No hubiera contemplado a Odin para algo menos que eso. No había esperado algo diferente – un castigo para un criminal que no evite que otros sigan sus pasos es inútil. Los ejemplos tienen que imponerse, por supuesto. Todo regente sabe eso. Él no hubiera actuado diferente de haber sido rey.

No le hubiera fastidiado tanto si no hubiera sido por el hecho de que cuando Thor había ido a Jotumheim en su tonta búsqueda, su castigo había sido unos días en Midgard sin sus poderes divinos. No una vida entera de esclavitud.

—En serio. Entonces dime, Thor, ¿cuál fue tu castigo tras tu pequeña excursión a Jotumheim?

La mirada de Thor es distintivamente incomoda. —Tus crímenes no fueron solamente dirigidos a un reino, Loki. Cometiste traición en contra de Asgard también. El padre de Todo y el Consejo no podían dejarlo pasar tan fácilmente.

Puede que él hubiera aceptado eso, hasta cierto punto, si pudiera creer que esa era la única razón. Pero sin duda el que él fuera un gigante de hielo y un monstruo le aseguraban que tuviera un castigo más duro que el que Thor hubiera tenido. Pero su herencia era un punto demasiado dolorosa para sacarlo, así que en lugar de eso intenta otro ángulo contra Thor.

—Entonces cuando tu padre eligió no escuchar tus ruegos, ¿decidiste escaparte a la comodidad de tu compañera midgardiana? ¿En lugar de desperdiciar tu tiempo con un tedioso juicio? —Loki dice, dejando que las palabras se deslicen como un látigo de púas sin piedad.

Thor sacude su cabeza, su mata de cabello rubio volando con sus movimientos agudos. —No, eso no es lo que sucedió. Al final, Padre estaba tan encolerizado por mis suplicas interminables que me ordeno irme de Asgard en el instante y me prohibió regresar hasta que tu juicio hubiera terminado. —Otro destello de culpa pasa por su rostro apagado, pero luego desaparece tan tapido como llegó—. No tuve otra opción más que irme a Midgard, donde admito, busqué el consuelo en los brazos de mi amada Jane. ¿Qué más podría haber hecho, hermano? Mi pena era demasiado fuerte y pesada para poderla soportar yo solo, tan seguro estaba de que tu sentencia sería la ejecución.

Y Loki no puede negar que ese era el único castigo que había pensado para él.

Parece que Thor está parado más cerca de él de repente, como si hubiera acortado el agujero físico que estaba entre ellos sin tan siquiera moverse. Con la intención de arreglar eso, Loki da un paso hacia atrás, alejándose de la forma abultada de Thor, o entonces permanecería a una distancia muy corta de quien se hace llamar su hermano.

—Y aun así no te apareciste hasta ahora —le acusa—. Seguramente tu preocupación fraternal sobre mi bienestar debió de haber apresurado tus pasos un poco más. Pero para alguien quien clama preocupación, parece que no tienes prisa.

—Loki, por favor —la voz de Thor es exasperada, cansada. Quizás está cansado de tener que defenderse a si mismo de la barricada de acusaciones que Loki le ha estado aventando, o quizás es la consciencia culposa de no haber estado aquí antes lo que le está cansando. Cualquiera está bien con Loki

—Tienes que entender, estaba tan seguro de que te ejecutarían por tus crímenes —Thor continúa, rogando ahora—, así que me quede en Midgard antes de reunir la suficiente fuerza para regresar a Asgard y escuchar la finalización de tu sentencia. Estaba convencido de que lo que me esperaba a mi regreso sería tu fría pira funeraria y no estaba preparado para enfrentarlo. Si hubiera sabido la verdad… hubiera estado aquí mucho antes. Lo juro por los Nueves Reinos.

La respuesta es extrañamente… aceptable. No es que importe, por supuesto, porque el hombre que la está dando es Thor, y Thor no es su hermano, nunca lo fue y nunca podría serlo. Pero aún así.

—y cuando encontré cual era tu sentencia al regresar a casa, estaba tan contentísimo, y no perdí tiempo en…

El silbido de furia emitido por los labios de Loki es fiero con su ira, como un animal herido gruñendo. —¿Contentísimo dices? Bueno, estoy encantado de que alguien pueda encontrar en si mismo el estar feliz por mi situación actual ¡como un esclavo! ¡Qué yo, antiguo príncipe de Asgard, haya sido reducido a ser la propiedad de un mortal ahora! Dime ¿lo celebraste cuando te enteraste? —hace gestos furiosos hacia la ropa que esta vistiendo, playera y deportivos, nada como su atuendo usual en Asgard—. ¿Te provoca satisfacción el verme así? —la furia esta bullendo en su interior como un pozo de burbujeante lava fundida, caliente y candente, y no hace esfuerzo alguno por contenerla.

Pero Thor se queda parado, sin verse afectado por la ira del otro hombre, como un trozo grande de roca impermeable ante el asalto del clima rudo y el vaivén de las olas.

—Por mucho que me entristezca, la verdad es que tú te buscaste esto, hermano —dijo él simplemente; tan exasperantemente simple, sólo como Thor sabe hacerlo—. Trajiste la guerra a Midgard. Causaste la muerte de gente inocente. Guiaste un ejército de aliens a este reino para conquistar y destruir. Trataste de poner a Midgard bajo tu reinado y esclavizar a sus habitantes —la mirada de Thor es dura, implacable, y Loki puede sentir el inconfundible cosquilleo de la electricidad en el aire—. Agradece que peor destino no cayó sobre ti.

Y por supuesto que Loki sabe que Thor tiene un punto ahí, incluso él puede ver eso, simplemente no quiere escucharlo.

Así que en lugar de eso, le da la espalda al dios del trueno, la furia aplacada y reemplazada por indiferencia fría. —Vete, Thor —dice en voz baja. —Vete. Déjame. No tengo deseos de hablar contigo —una acusación, un rechazo bastante claro.

Él espera que Thor proteste, que el sordo tonto continué con sus parloteo vano, pero por una vez, no lo hace.

En su lugar, puede escuchar los pasos de Thor caminando hacia el marco vacio de la puerta, y luego, por el rabillo del ojo, ve como el hombre se detiene brevemente, se gira para mirarle una vez más. —Hablaré contigo más tarde, hermano, una vez que te hayas calmado —y luego, el dueño del trueno se gira sobre sus talones y sale, dejando a Loki solo para que se cocine en su enojo y resentimiento.


Voy a aplicar esa que tanto aplican... entre más comentarios más rápido actualizo. Pueden ser capítulos diarios :P

Hheheh, no. Pero si muchas gracias a todas las personitas que se han tomado el tiempo de dejar unas palabras para su servidora :D me alegran el día.

Maiden