CAPITULO 41

—¿Otra pop tart, hombresote? Siempre ayuda con las partes difíciles de los cambios de humor, o eso me han dicho —Tony dice, sosteniendo una caja de las gloriosas dulzuras al dios encorvado frente a él, barbilla descansado sobre sus manos y los codos sobre la mesa, la misma imagen de cansancio y agotamiento.

Apático pero tan fácil de convencer, una larga mano se estira mecánicamente y entra en la caja y luego se retira con una pieza del pastelillo apretado entre sus dedos fuertes.

—Gracias, mi amigo —Thor dice, pero no se lleva la pop tart a la boca, sólo la mira tontamente como si fuera un objeto extraño de un uso desconocido.

—Uh, ¿entonces supongo que la reunión con tu largamente perdido hermano no fue del todo bien? —Tony dice, sabiendo que es de mal gusto el entrometerse en los asuntos personales de otra gente pero realmente no le importa. No es que no pueda hacer que Jarvis reproduzca la conversación completa entre los dos dioses una vez que Thor se haya ido de la habitación, si quisiera.

Los ojos de Thor lentamente se separan del pastelillo en su mano, que está perfectamente encaminado a ser reducido a un montón de migajas en su agarre , y se posa sobre Tony.

—Con todo, fue mejor de lo que esperaba. Sabía desde antes de venir aquí cuál sería la naturaleza de las acusaciones de Loki contra mí, así que no fue algo para lo que no estuviera preparado ya —el pastelillo se rompe en dos y se cae de la mano de Thor, pero este no parece darse cuenta—. Aún así me entristece el ver a mi hermano reducido a… esto.

Extrañamente, no hay acusación dirigida a Tony en esas palabras, nada que pueda captar. A decir verdad, había estado un poco preocupado cuando Thor llegó tocando sin avisar, pidiendo ver a su hermano, pero no pareciera haber malas intenciones de su parte a pesar de la situación. No que Tony hubiera tenido algo que decir en la sentencia de Loki o hubiera querido que el quiero-ser conquistador se quedara en su torre, por supuesto, pero aún es el amo-guión-custodio-guión-niñera o lo que sea que quieran llamarle, de Loki.

—Bueno, para ser honesto contigo, Point Break, esta tampoco es mi idea para divertirme. Quizás se supone que debería de estar halagado de que Asgard decidiera el dejarme este pequeño regalo sorpresa en mi puerta, pero realmente no lo estoy.

El rostro de Thor es solemne, pero le entiende.

—Siento mucho que mi padre te causara tales problemas a causa de mi hermano —dice, sonando ligeramente culpable, como si esta situación fuera resultado de alguna manera de lo que ha hecho—. Como sea, dado que las más grandes y graves atrocidades de Loki fueron cometidas contra Midgard, Odin y el Consejo decidieron que la restitución de sus crímenes debería de ser pagada en tu reino, e infortunadamente no hay nada que alguno de nosotros pueda hacer para cambiarlo.

Tony se recarga en la silla, poniendo sus manos detrás de su cabeza, empujando su silla un poco para que se balancee precariamente sobre dos patas. No está de buen humor particularmente, y la casi-aceptación de Thor sobre este asunto no le sienta bien. De hecho, la tranquilidad le raspa como lija cosida en su ropa.

—Bueno ¿no les llegó el memorándum de que la esclavitud esta toda jodida y mal? —le avienta, finalmente perdiendo la paciencia—. Y no sólo digo el 'la regrabación Conan el Barbaro' tipo de mal pero del tipo 'Conan el Barbaro usando una playera rosa y uniéndose al Ejército de Salvación' –mal. Ustedes se supone que son la raza avanzada aquí, contrario a nosotros los débiles humanos arrastrándonos por el suelo como hormigas confundidas, manejando nuestras insignificantes vidas en la deplorable ignorancia —señala a Thor con su pulgar, retándolo a que se explique.

Está claro que no es la culpa de Thor, no más de lo que Tony es personalmente responsable por la tortura y aprisionamiento sin juicio o proceso que aún es típico en varias partes del planeta, pero la incomodidad de estar sentado aquí teniendo una conversación con el hermano de alguien quien, técnicamente, es su esclavo es simplemente demasiado, así que trata de poner la atención - ¿la culpa? – en algún otro lado.

El hecho de que Thor no parece culparlo, que no tiene nada en contra de él es, de alguna manera, incluso más inquietante de lo que sería el señalarle con un dedo acusador, anunciando que todo es culpa de Tony. Y el conocimiento de la aceptación del castigo de su hermano es difícil de comprender. En ese momento, se da cuenta que por todo el entusiasmo de Thor, algunas veces casi infantil cariño por las maneras y costumbres Midgardianas, la adaptación apenas está en la piel; aún hay mundos yaciendo entre ellos, y no sólo en el sentido físico.

—Es el reinado del Padre de Todo —Thor responde tristemente—. Así es como funciona el sistema de justicia de Asgard.

—Odio reventar tu burbuja, Flash Gordon, pero el Padre de Todo es un imbécil mayor si piensa que sentenciar a su propio hijo a la esclavitud está siquiera cerca de estar bien —Tony le provoca, ladeando su silla un poco más.

Los ojos de Thor se entrecierran, y Tony puede jurar que siente el aire a su alrededor volverse pesado y húmedo, como si una tormenta eléctrica estuviera acercándose. —Se cuidadoso con lo que hablas de mi padre, Hombre de Hierro. Puedo ser un invitado en tu casa, pero no voy a tolerar más insultos como ese.

Un silencio tenso se apodera del ambiente en el cual Thor parece calmarse, y el barómetro regresa a niveles normales antes de continuar. —Puedo no estar feliz con eso, pero la sentencia de Loki se supone que es un castigo por sus graves acciones, ¿y seguramente ustedes mortales castigan a criminales y acciones malas aquí en Midgard también?

—Bueno, duh —Tony dice, rodando los ojos—, seguro que lo tenemos. Incluso tenemos estas facilidades elegantes especiales, con alambre de púas alrededor de ellas para mantener dentro a esta gente, todos desde adolescentes disfrutando de un poco de Mary Jane hasta los asesinos locos de masas. Eso no significa que los esclavizamos. Tenemos algunos estándares, y esta cosa de venganza y ojo por ojos no funciona aquí.

—En el corazón de todo castigo yace un deseo de venganza, una sensación de retribución para aquellos que fueron dañados —Thor dice de manera grave, y hace que Tony se pregunte cuando fue que Thor se interesó en el debate de la filosofía judicial. El dios de Trueno levanta su mirada de de donde sus ojos están jugando con los restos tristes de su aplastada pop tart yaciendo sobre la mesa, y la entierra en Tony de manera seria—. Hablas como si los Aesir fueran moramente inferiores, como si los mortales nunca sucumbieran al llamado de la venganza mezquina. Pero cuando Loki fue entregado en tu puerta ¿dime que no sentiste gratificación personal al verlo, al hombre quien tan gravemente lastimó a tu reino y a ti, subyugado y arrastrándose ante ti?

Okey, eso golpeó demasiado cerca para calmarle. Especialmente dado que el dios del que le está preguntando es el propio hermano de Thor, lo cual lo con eleva a un nivel de incomodidad que excede por mucho la que debería ser la máxima exposición de una persona en un mes.

Y no es sólo eso, porque la simple pregunta de Thor hace que una daga de culpa le apuñale en sus adentros cuando recuerda su propia reacción inmediata, y los primeros días que le siguieron a la llegada de Loki. La satisfacción de ver al dios que había hecho tanta mierda en la tierra que ni siquiera era graciosa, arrodillándose a sus pies, sin poder y expuesto… sí, había existido una oleada pesada recorriendo como una potente mezcla de adrenalina y alcohol y sabrá Dios qué. No es algo de lo que pueda decir que está orgulloso, viéndolo bien.

—y quizás eso es precisamente el porqué de entregar personas a aquellos a quienes han lastimado no es una brillante idea. En serio, si yo hubiera sido del tipo más vengativo, pude bien haberlo destazado justo ahí, o al menos haber golpeado su cabeza con un gran mazo de goma —suelta, esperando que Thor se dé cuenta cual podría haber sido el destino de su precioso hermanito bajo circunstancias menos favorables.

—y hubieras estado en todo tu derecho, por mucho que ese hecho me haga sufrir.

Okey, ni siquiera cerca de la repuesta que esperaba. Especialmente no de Thor, quien es la imagen de poster del perdón y las amables segundas oportunidades cuando se trata de Loki.

Y hace que Tony haga una mueca de dolor por dentro. Porque por lo que sabe, Thor debería de estar maldiciendo, enfurecido, llamando a las nubes negras mientras canaliza su furia en un espectáculo de rayos partiendo el cielo, pero nada de eso está sucediendo. Porque el haber crecido en Asgard con su visión pre-empacada de conceptos como la justicia y el esclavismo, aparentemente viene con un servicio de valores disonantes que Tony no puede ni empezar a debelar. Se da cuenta, en ese momento, que no hay razón para continuar con esta discusión, no hay caso en tratar de disuadir a Thor de su punto de vista.

Así que decide cambiar de tema.

—¿Odín no se da cuenta que está como que tentando al desino aquí, poniendo a un criminal esclavo a la custodia de una sola persona? Sé que Loki tiene estos bonitos brazaletes mágicos y eso para que no pueda convertir a la gente en cocodrilos o poner todos los semáforos en verde al mismo tiempo, ¿pero qué es lo que lo detiene de escapar y huir hacia las montañas? —Tony pregunta ladeando su cabeza.

—Quiero decir, no es que vaya a pasar tan siquiera por la primera línea de seguridad de esta torre, pero dudo que el Padre de Todo tenga alguna idea sobre la inteligencia artificial y los detectores de movimiento y los seguros electrónicos y toda esa cosa linda que evitará que Loki tan siquiera ponga su dedito del pie fuera de esa puerta a menos de que yo lo quiera. Corrígeme si estoy mal pero ¿no sería una opción más segura el mantener a un tipo como Loki encerrado en un calabozo que ponerlo en la casa de alguien? No que todos los Aesir parecieran como la epitome del raciocinio lógico, pero tiene que haber algún razonamiento detrás de todo esto.

Thor sacude su cabeza tristemente. —Ellos saben que él no va a tratar de escapar. Heimdall está vigilando.

O-key, eso lo aclara todo. Nop. —¿Y exactamente quién es este Heimdall? —el nombre suena una campana, pero es una de esas pequeños cascabeles en lugar del tipo que uno cuelga en las torres de las iglesias.

—Heimdall protege el Bifrost, el puente arcoíris —Thor le informa—. Pero no es todo lo que hace. También es el vigía de Asgard, y ve todo en los Nueve Reinos. Se le ha dado la tarea de mantener una vigilancia extra sobre Loki, para asegurarse de que no escape o que cause más problemas en el reino humano.

Tony no puede evitar sonreír. —Wow, suena como que ustedes tienen a Tom el mirón ahí, amigo. ¿Quién iba a saber que los dioses tienen estos pervertidos vagando en sus tierras? —se rasca la barba pensativo, su pulgar recorriendo su mejilla. Luego apunta un dedo hacia Thor y se acerca, una expresión ansiosa en el rostro—. Ey, ¿piensas que estaría dispuesto, por alguna oportunidad, a prestarme ese poder como una recompensa por mi participación activa en llevar a cabo las reglas judiciales de Asgard? Digo, existe esta chica sexy con piernas larguísimas que ve a unas cuadras de aquí, y amaría la oportunidad de mirarle cuando ella-

—Por favor, esto no es un asunto de risa —el dios le interrumpe, levantando una mano para silenciarle—. Como ya dije, si mi hermano escapara, sería del conocimiento de Heimdall rápidamente, y habría una escolta rastreadora enviada para encontrarle y llevarle de vuelta a Asgard para su ejecución. —La última palabra es dicha con un suspiro rasposo, como si Thor pensara que el sólo hecho de decirlo en voz alta traería mala fortuna.

Y Tony no está seguro de querer saber, pero tiene que preguntar de todos modos o no sería Tony.

—¿Y exactamente cómo sería ejecutado si tratara de escapar?

Thor le dice, y Tony puede sentir que su rostro al menos se volvió tres colores más pálido. Estos dioses Nórdicos no se andan con rodeos. Y no juegan nada lindo tampoco.

—Entonces, uh, ¿qué hay de malo con sólo cortarle la cabeza? Eso seguramente sería mucho menos, bueno, sucio para la gente de limpieza —dice, tratando de sonar desinteresado pero sabe que está fallando cuando escucha la tensión en su voz.

Thor tienen esta mirada de cachorrito triste de nuevo. —Es como las cosas se hacen entre los Aesir. No espero que entiendas la justicia Asgardiana, mi amigo. Algunas veces no estoy seguro de que yo… entiendo completamente todo —sacude su cabeza, como si estuviera ligeramente confundido por su propia admisión.

Tony analiza esto, pero antes de que pueda responder es el turno de Thor de cambiar abruptamente el tema. —Amigo, estoy cansado y fatigado tras mis viajes, y la hora se está volviendo tarde. Si tienes una cama que compartir en tu morada, te estaría muy agradecido.

Seguro que Tony tiene una cama de sobra. Diablos, incluso tienen un piso extra, si se necesita. O varios de ellos para ser exacto.

—No hay problema, amigo, sólo metete en la primera habitación a tu izquierda, por ese pasillo —apunta sobre su hombro, bastante agradecido de que la conversación haya llegado a un final. Ha sido un largo día.

—Te agradezco por tu graciosa hospitalidad —Thor dice de manera formal e inclina la cabeza de manera apreciadora mientras se levanta, su capa rojo brillante volando de manera dramática, y Tony no puede evitar preguntarse si hay algún tipo de hechizo Asgardiano o encantamiento colocado en esas cosas para hacerlas moverse tan heroicamente con el menor de los movimientos. Si las dotes pomposas son cualquier indicación de cómo son los Aesir en general, no duraría que lo hicieran. Quizás es su versión de los pantalones de diseñador de la Tierra o dientes brillantes de oro.

Entonces, de repente, una mano se posa en su hombro, presionándolo dos tercios de la distancia que separa su cara de la mesa, cuando Thor se detiene junto a él, realmente sin pensar en la diferencia de fuerzas entre dioses y mortales.

—También deseo agradecerte porque mi hermano esté de buena salud, a pesar de las atrocidades que cometió en contra de tu mundo y tu gente. Lo has tratado más amablemente de lo que se pudiera esperar y tienes mi gratitud, Hombre de Metal.

Por una vez en su vida, Tony en verdad no tiene una respuesta que ofrecer.