CAPITULO 46

Otra tanda de papeles había sido ordenada, y acomodas las carpetas llenas en una pila aceptable en el suelo junto a la caja ahora vacía. Luego, simplemente se queda sentado ahí mirando las carpetas por un rato, antes de que su mirada se desvíe inevitablemente hacia arriba, a la venta en la pared opuesta.

La luz brillante que le asalta hace que parpadee un par de veces, pero no cierra sus ojos. En lugar de ello, su mirada anhelante se alimenta alegremente de la vista del basto cielo azul ante él – interminable e indestructible, como un sueño lúcido.

Y sabe que no tiene sentido y que es fútil como todas esas veces que lo ha intentado. La única cosa que ha resultado de ello es la voz de Jarvis una vez más repitiéndole que las órdenes de Tony son que las ventanas y las puertas permanezcan cerradas.

Y aún así no puede evitarlo.

Lentamente, se levanta de su posición en el suelo y camina hacía el panel de la ventana, no deteniéndose hasta que su nariz está casi aplastada contra el vidrio. Por quien sabe qué vez, no sabe – ya hace rato que perdió la cuenta – su mano mecánicamente se levanta como si tuviera voluntad propia, sus dedos cerrándose alrededor del metal de la manija. Al principio, sólo los deja ahí, imaginando que la ventana se abrirá debajo de su mano sin protesta, sin que Jarvis despierte para informarle lo inútil de sus esfuerzos.

Tras unos momentos, hace un movimiento con su mano, jalando la manija, en un deseo desesperado de que esta vez la voz no suene desde su lugar indescifrable en el techo, aunque sabe que no sucederá.

Al principio, se pregunta si está imaginando cosas, si quizás su confinamiento ha revuelto su mente a tal magnitud que está alucinando, proyectando su ferviente deseo a una realidad implacable. Porque esta vez la voz no suena.

Se congela confundido, sus ojos mirando hacia arriba como si pudiera ver la llamativa ausencia de Jarvis de algún modo manifestada ahí arriba, pero la IA no hace algún comentario mientras la ventana de desliza al abrirse. La corriente de la abertura es fría pero acaricia dulcemente su mano, y tiembla, aunque no es por el frio ni por alguna otra desagradable forma.

Está por empujar la ventana para abrirla completamente para poder sentir la briza divina contra su rostro, para también respirar ese maravilloso y vigorizante aire en sus pulmones, pero se detiene cuando otro idea atrapa a su mente. Es tonto y desconsiderado, claro, y realmente no debería, pero quizás…

Es demasiado tentador, y a pesar de saberlo, no puede resistir la posibilidad mostrándose ante él.

Ya conoce todos los rincones de la torre, después de andar indefinidamente por ahí, así que no necesita detenerse a considerar cuál ruta es la más rápida, él lo sigue de manera automática.

Es sólo unas pocas escaleras para llegar a la parte alta de la torre, así que apresura sus pasos, medio corriendo en su prisa ansiosa. Hay una puerta allá arriba que lleva a la azotea, lo sabe. Y si fue posible para él abrir la ventana, entonces quizás, sólo quizás…

Llega al final de las escaleras en un corto rato que se siente como media eternidad a pesar de su brevedad. La puerta, con su modesta discreción, está abarcando su visión completa, y es con dedos temblorosos que sujeta la perilla, su aliento atorándose en su garganta mientras la gira…

…y la puerta se abre sin protestas.

La intensidad de la dulce brisa del aire que le baña se siente casi tangible. Se detiene, pero luego siente a sus pies finalmente moviéndose para cruzar el umbral. Temblando por los sentimientos indescifrables, sale a la terraza, maravillándose ante la sensación del viento acariciando su piel.

Y por su vida que no puede recordar cuándo fue la última vez que se sintió tan vivo, como si su vida finalmente hubiera regresado a su piel y a sus huesos, llenándole con algo perdido hasta ahora. Él no piensa en Tony, en su estatus como esclavo, en Asgard, del confinamiento de la torre, o de algo más.

Sólo se queda parado ahí y respira.


Tony esta tarareando una melodía sin tono que sospecha que nadie más que él reconocería como Thunderstruck mientras observa la pantalla frente a él, sus dedos golpeteando contra el teclado.

El reinicio de Jarvis ya era algo inminente, y lo había retrasado por mucho tiempo, agobiado por muchas otras cosas, preocupaciones más urgentes peleando por su atención. La mayoría de ellos relacionados con el dios de las travesuras viviendo actualmente en su torre, y a todo eso le ganó una visita de otro dios quien también frecuenta este planeta.

Pero ahora que las cosas parecen estar funcionando tan bien como probablemente lo harán, finalmente ha logrado reunir la concentración y enfoque mental necesario para arreglar esto. Al menos ya no hubo mayores problemas esta vez. Un par de pequeñas actualizaciones a la programación, pero nada muy grande.

Da unos golpes finales a las teclas, completando la actualización final. El proceso de actualización está más que terminado; todo lo que queda hacer ahora es reiniciar rápidamente a Jarvis para que los cambios surtan efecto.

Un par de clics después, la IA se apaga sola, la pantalla parpadea mientras los datos se refrescan y se cargan de nuevo en el sistema. Intranquilo, golpea sus dedos contra la mesa mientras espera; quizás está convirtiéndose demasiado dependiente de su casi sensitiva computadora, porque ese periodo corto en que está fuera de línea antes de que la reiniciación esté terminada siempre le hace sentirse vagamente intranquilo. No es que sea muy probable que HYDRA decida lanzar un misil nuclear contra su torre o algo durante esos pocos minutos que toma el inicio, pero aún así. El suave bip que le sigue a un reinicio exitoso siempre es reconfortante, disolviendo esos sentimientos incómodos de vulnerabilidad y exposición.

—Bienvenido —dice mientras el familiar bip le dice que Jarvis está una vez más en línea.

—Gracias, Sr. Stark —es la respuesta educada que recibe, y Tony siente que el mundo ha regresado a la normalidad una vez más.

Sólo para que le sacudan sus pilares cuando un segundo después Jarvis le habla. —Debería informarle que el Sr. Laufeyson ha logrado salir al techo durante mi apagado.

Y por qué no puede todo ser fácil cuando ese infernal dios de las fechorías está involucrado, se pregunta mientras se apresura a las escaleras, no preocupándose con el elevador.


Él está parado ahí, inmóvil en su lugar, disfrutando del viento contra su piel y de su pequeño disfrute ilícito de libertad mientras inhala el aire fresco. La realidad parece como un recuerdo distante – para él, sólo hay un aquí y un ahora. Y en ese aquí y ahora sólo está él, el cielo, el interminable horizonte y la brisa revolviendo sus cabellos. El momento es tan perfecto, y hay sólo una cosa que puede arruinarlo…

¿Qué demonios piensas que estás haciendo? —suena la voz enojada detrás de él, acompañada de rápidos pasos apresurados deteniéndose un segundo después.

Tony. Su respiración se atora en su garganta, y sus puños y quijada se aprietan fuertemente mientras la realidad cae aplastantemente sobre él, como un balde de agua fría siendo vaciado sobre su cabeza.

Claro, era demasiado bueno para durar. Aún así, no había pensado que Tony lo descubriría tan rápido, había esperado que el momento fuera a durar un poco más que esto.

Mordiendo su labio, lentamente gira su cabeza para encarar al hombre quien está parado ahí con sus brazos cruzados y los ojos entornados. Que él no está del todo feliz con las acciones de su esclavo es bastante obvio.

—¡Metete ahora! —es la orden precisa que le da con un movimiento de cabeza indicando la puerta abierta, el nivel de su voz es suave pero algo potencialmente peligroso se está formando por abajo. Y Loki no tiene deseo de desafiar esa cosa y atraerlo a la superficie, así que obedece el comando y se dirige hacia adentro, esperando que su pequeño momento valga la pena la furia de Tony. Reticencia y aversión se retuercen dentro de él ante la idea de una vez más regresar a su confinamiento, pero está completamente consiente de que no tienen otra opción.

Tony le sigue y cierra la puerta fuertemente detrás de ellos, luego camina por su lado y se detiene frente a Loki, el aire a su alrededor parece crepitar con el calor de la mirada ardiente que le dirige a su esclavo.

—Así que, yo pongo a Jarvis fuera de línea por unos cuantos minutos, y la primera cosa que haces es tomar la oportunidad de volar a la ventana y salir. —Es una declaración más que pregunta, acompañada de un acusador dedo no muy lejos de su rostro. Y aunque incluso hay un tono de enojo en su voz definitivamente, parece que está siendo ensombrecido por… decepción.

Y eso le pica como una aguja afilada.

Porque ha sido una decepción toda su vida. Por mostrar poca aptitud para la batalla. Por mostrar mucha más aptitud para la magia. Por no ser la personificación de todos los valores marciales tan altamente atesorados y apreciados en Asgard. Por no ser más como Thor.

E incluso aquí, él continua siendo una decepción. Traga, obligando a ese sentimiento desagradable a que desaparezca.

—Pensé que Jarvis ya te había dejado perfectamente claro que no se suponía que abrieras ninguna puerta o ventana por aquí ¿o me equivoco? —Tony continúa y luego deja pasar un rato, obviamente esperando una respuesta.

Y tiene que admitirlo, cuando lo ponen así, las cosas no terminan sonando a su favor.

—No. Jarvis me ha informado de eso —dice calladamente, sabiendo que no hay caso en tratar de refutar ese hecho. Tony ha programado a Jarvis él mismo después de todo.

—Bien entones. ¿Tienes algo que decir en tu defensa de por qué pensaste que sería una buena idea el saltarte esa regla?

¿Y qué se supone que tenga que responder a eso? ¿Yo quería – necesitaba – ir a afuera? ¿El sólo salir por un ratito? Eso suena necesitado, tan patético. Tan débil. No quiere aparecer débil, así que en lugar de ello sólo sacude su cabeza, un apretado "no" es todo lo que sale de su boca mientras se siente desinflarse un poquito. Claro, ha desobedecido órdenes expresas, muy consciente, y tendrá que enfrentar las consecuencias, lo que sea que sean. Hace una mueca interna, tratando de buscar conforte en el conocimiento de que al menos Tony no va a lastimarlo físicamente.

Tony le mira por unos momentos evaluándolo, como si esperara otra respuesta, o para que Loki agregara algo. Pero mientras el silencio sigue, el hombre al final asiente lentamente.

—Okey, compañero —dice con severidad—. Considérate bajo arresto domiciliario en tu habitación durante la siguiente semana.


Tony suspira y se hunde en el sillón, la tensión lentamente abandonando su cuerpo mientras talla su cara con sus manos con mucha fuerza. Ese dios le va a matar. Si el alcohol no lo hace primero, claro.

Justo cuando piensa que un tema ha sido resuelto y todo se ha acomodado en su orden, llega otra cosa para destrozar el status quo. Y a decir verdad, se ha asustado en verdad con la imagen de Loki parado ahí a cielo abierto. El dios quien una vez intentó poner al planeta bajo su mando, quien destruyó parte sustancial de la ciudad esparciéndose bajo de él, ahora parado ahí libre y sin restricciones, el mundo de repente sin protección de cualquier ambición que aún esté bullendo debajo de ese exterior bien comportado.

Así que aunque Loki supuestamente estuviera sin poderes y sin magia, no había diferencia para reducir su sorpresa ante la imagen. Su cerebro estaba esperando a medias que el dios soltara algo de la magia que se suponía no tenía, transformase a si mismo en un pájaro y volar hacia la distancia ante los propios ojos de Tony, los brazaletes restrictivos no soportando. Y Tony hubiera sido el único responsable de que el quiero-ser-conquistador anduviera suelto, con intensiones que sólo se atrevía a adivinar.

Recarga su cabeza contra el respaldo del sillón detrás de él, suspirando profundamente. Sólo unos pocos minutos sin vigilancia, y eso fue todo lo que se necesitó. Como un misil en busca de la oportunidad, Loki la había captado y tomado a la primera oportunidad. Sólo así, como si tuviera una habilidad especial, incluso un sexto sentido, para decir cuando era el momento exacto.

Seguro que Loki ya no tiene poderes, pero eso no lo detiene de estarle dando a Tony sustos reales, por no decir algo del nada agradable deja vu de aquella vez en que ambos se enfrentaron en la parte más alta de la torre, terminando con él cayendo a su casi-muerte.

Y lo peor de todo, aún recuerda su promesa a Thor – asegurarse de que Loki permanezca seguro. ¿Qué hubiera sucedido si el dios de alguna manera lograra escapar? ¿Qué le hubiera dicho a Thor? Uh, sí, dejé la vigilancia desactivada un ratito, lamento eso.

Bueno, al menos Loki está encerrado en su cuarto por el momento. Aún así, Tony necesita asegurarse de que no habrá más incidentes de ese tipo.

Y también obtener una respuesta clara del dios.


Bueeeeno, a parte de que sigo más enferma que antes ha sido una semana muy pesada y la proxima suena a ser peor, espero poder traerles los capítulos a tiempo. Ya saben: miércoles y domingo (o jueves cuando no tengo chance los días m)