CAPITULO 47
El primer día se sienta en su cama, mirando una ligera cuarteadura en el cielo. Por supuesto, pasar una semana encerrado no es un castigo duro, de ninguna manera, y en Asgard una palmadita en la mano como esto no se hubiera considerado un castigo del todo, pero después de haber estado recientemente parado afuera por primera vez en un largo tiempo, el confinamiento le está pesando horrible sobre sus hombros. Sirve como otro cruel recordatorio de su situación sin escape, de las cosas que no puede tener, de la sentencia que no tendrá otra opción más que servir por el resto de su vida.
No hay nada aquí, nada que él pueda hacer. Ni libros o algo para mantener su cabeza o cuerpo ocupado. Sólo hay un reloj en la pared, sus manecillas moviéndose lenta pero continuamente.
Está familiarizado con la manera en que los humanos leen el tiempo, y parece que le han agregado un montón de significado, rompiéndolo en las más pequeñas partes posibles. Son tan exactos, los mortales, midiendo el tiempo en pequeños pedazos como estos. Tony incluso usa uno de estos artículos para decir el tiempo alrededor de su muñeca, aparentemente vale una pequeña fortuna aquí en Midgard.
Estos no existen en Asgard. Mediodía, en una hora, en la tarde – con frecuencia, eso es suficientemente especifico para la mayoría de los propósitos. No como aquí, donde cada momento del tiempo puede ser asignado con su propio paquete de números, dándole una identidad clara y definida. No sabe por qué eso debería de ser tan importante, y se siente como una burla para alguien quien está condenado a pasar quizás milenios en esclavitud.
La primera tarde, piensa en el tiempo que paso en los calabozos. Está agradecido de no haber tenido un reloj allá, porque él estar consciente del tiempo sólo hace que pase agonizantemente más lento y difícil de lidiar con eso.
Cuando la cena llega, cortesía de un sirviente robot, la come lentamente a falta de otras cosas que hacer. Antes de irse a la cama, cuelga una playera sobre el reloj, para así no tener que estar viendo como las manecillas se mueven tortuosamente lentas.
El segundo día, se sienta en una silla en la ventana, mirando hacia el basto cielo azul de arriba.
La segunda tarde, evita la ventana, no mirándola una sola vez. No puede soportar ver el cielo de afuera mucho más cuando está encerrado aquí.
El tercer día, ni siquiera se molesta en salir de la cama, se queda yaciendo ahí hasta que la tarde llega y una vez más se queda dormido.
El cuarto día, fantasea con que la puerta se abrirá y que Tony estará parado ahí en el marco de la puerta. Que le hablará, soltando su letanía de palabras sin sentido. En este punto, incluso serían bienvenidas para romper el silencio y la monotonía.
Cuando la puerta finalmente se abre, está decepcionado de que sólo sea el robot dejando su cena. La soledad le está carcomiendo; al menos en los calabozos había guardias para fastidiar, otros prisioneros a los que gritarles por entre los barrotes, incluso el ocasional visitante pasando por su celda, y extraña tener alguien con quien hablar. Nunca había estado encerrado de esta manera por días interminables. Incluso en su celda en SHIELD, había guardias parados para cuidarle, agentes interrogándolo, el Director Fury iba y le amenazaba. En aquel entonces, deseaba por privacidad y soledad, no la compañía.
Mira a la puerta de nuevo.
Permanece cerrada.
La cuarta tarde, la voz de Jarvis inesperadamente suena.
—Al Sr. Stark le gustaría que le acompañara a cenar —dice complaciente y formal como siempre mientras el seguro de la puerta se abre.
Bueno, quizás esta vez pueda obtener una mejor respuesta del dios de qué es lo que estaba haciendo ahí en techo realmente. O tratando de hacer. O esperando hacer. Lo que sea.
Quizás Loki mienta. Quizás se invente algo. Quizás no diga algo del todo. Pero no hay punto en especular. Tendrá que lidiar con la respuesta, o falta de ella, una vez que este ahí.
Juguetea con el tenedor en su mano mientras espera a que Loki se reúna con él a la mesa. Tiene que admitir, su consciencia ha comenzado a sentirse culpable después de haber mantenido al dios encerrado ahí por varios días.
Sí, Loki sabía muy bien que no se suponía que abriera alguna puerta, pero… ¿qué hubiera hecho Tony en su situación si la oportunidad se hubiera presentado?
Sí, exactamente.
Ambos están comiendo en silencio. Se pregunta si Tony aún está enojado, aunque no parece estarlo, y si lo enviará de nuevo a su habitación por los otros tres días restantes después de que la comida se haya terminado.
—Así que ¿qué estabas haciendo en verdad allá en el techo? —Tony pregunta de repente sin preámbulos mientras ataca una bola de carne con su tenedor—. ¿Por qué caminaste para allá? ¿Y cómo es que sabías que la puerta se abriría?
Bueno, Loki supone que no ha manera de evadir estas preguntas.
—Pude abrir unan ventana por primera vez desde que llegué aquí. Así que asumí que lo mismo sería con la puerta —dice, respondiendo la última pregunta primero, luego regresando a jugar con la comida en su plato.
—Muy bien. ¿Y exactamente qué estabas tratando de hacer allá afuera? —Tony repite su pregunta, no satisfecho con la media evasión de Loki.
Se queda callado por un rato antes de responder. Aunque esta reluctante en admitir cualquier debilidad en frente de Tony, no puede ignorar una pregunta directa tampoco.
—Yo sólo… quería ir a afuera —al final dice calladamente con el tenedor en su mano, no queriendo ver a los ojos a Tony, arrepintiéndose de inmediato de sus palabras. Suenan tan lamentables, tan débiles, tan desesperadas. Y, incluso peor, casi suplicantes. Se odia a si mismo por sonar de esa manera. No es como él, no debería de ser como él.
Un silencio le sigue, y conforme se alarga, él levanta lentamente su mirada que está ubicada en algún punto de la mesa. Tony ha dejado de comer y está observando a Loki con ojos contemplativos, y no está seguro de querer saber que está pensando el hombre en ese momento.
—Tú… querías ir a afuera —Tony repite, como si no estuviera seguro de escuchar correctamente la primera vez—. ¿Eso es todo?
—Sí —admite, tratando de no sonar tan patético, esperando que la sesión de preguntas termine con eso.
—Ya veo —Tony dice, aún con esa mirada contemplativa en su cara.
No hay más preguntas, y terminan su cena en silencio, Loki aún preguntándose si Tony está enojado con él o no.
Aunque al menos no lo envía de vuelta a su cuarto de nuevo cuando la comida terminó.
Tan simple explicación y no se la había dicho hasta ahora. Tan simple que al principio había estado tentado en pasarla como una mentira, una cubierta para algo más retorcido y más adecuado con el dios de las mentiras y traiciones. Pero eventualmente, entre más lo piensa menos parece ser una mentira.
Claro, Loki no tenía manera de saber que Jarvis había estado temporalmente fuera de línea. Si su abrir una ventana sucede que coincidió con esos pocos minutos sin vigilancia, la teoría de la probabilidad dicta que está sólo era una en una larga lista de intentos que él seguía haciendo, a pesar de que sus esperanzas fueran aplastadas por la misma respuesta de Jarvis cada vez. Una rápida revisión con Jarvis le confirmó esto; este incidente estaba muy lejos de ser la primera vez que Loki intentaba abrir una ventana, aunque con obviedad nunca había tenido éxito hasta ahora.
Y tiene que admitirlo, si Loki estaba poniendo una fachada de mentiras durante la mesa, había sido una muy buena.
Por no decir nada del hecho de que Loki en realidad no se fue para la puerta principal que conduce fuera de la torre, sólo a la que le llevaba al techo.
Tony chifla mientras sale del elevador, aliviado de estar en casa de nuevo después de haber asistido a otra de esas tediosas juntas de consejo llenas de gente que se siente importante a quienes les encanta hablar incluso si tienen tan poco que decir. El tipo de reuniones que solía desatender porque Pepper se las arreglaría con ellas y le cubriría en su ausencia de una manera u otra, pero que ahora no tiene de otra más que asistir, aunque sea esporádicamente.
Aventando su saco hacia un lado, procede a aflojar su corbata, y luego se detiene en sus pasos mientras pasa una puerta abierta y ve a Loki sentado en al alfeizar de la ventana como una sombra silenciosa. El dios está recargado descuidadamente en la esquina, una pierna levantada y un brazo descansando sobre la rodilla, su cabeza está recargada contra la pared blanca, sus ojos atrapados por el cielo. No que haya algo particularmente extraño en esa imagen, pero lo que lo hace detenerse es que el dios aún está en la misma posición que cuando Tony se fue de la casa para ir a escuchar a un montón de gente en trajes elegantes diciéndole como debería de dirigir su compañía, lo cual fue hace cuatro horas.
Y se ve azorado de cuan poco luce Loki como aquel maniaco degenerado que trató de conquistar el planeta en lo que de repente se siente que fue hace mucho tiempo, aunque sólo hayan sido meses. De hecho, sólo se ve cansado y abatido, como uno de esos animales lamentables en el zoológico, colocados en cajas demasiado pequeñas, reducidas a hacer nada más que merodear en su confinamiento en interminables círculos, de aquí para allá. Aunque Loki no merodeada, sólo está sentado ahí, sin palabras y sin emociones, mirando con anhelo por la ventana.
Tony se para ahí durante unos momentos y luego gira sobre sus talones, dirigiéndose a su taller. Tienen algo que necesita terminar allá abajo.
Y entre más rápido, mejor.
Bien... debería de irme a dormir.
¡Disfruten!
