CAPITULO 62
Pasa las hojas ausentemente de una de las revistas que Tony le dejó sobre la mesa de noche, pasando hoja tras hoja. Hay tan pocas cosas ahí que le llaman la atención; quizás si él hubiera sido Midgardiano lo habría apreciado más, pero la mayoría es demasiado desconocido para él.
Deja de mover las páginas cuando sus ojos caen sobre una página casi en blanco, el vacio sólo roto por unas cuantas líneas de texto impreso.
Hay una pluma yaciendo en la mesa junto a él, y por reflejo su mano derecha se extiende. Un momento después, la punta de la pluma ha dejado sus primeros trazos en la página casi vacía, simplemente garabateando al principio, líneas serpenteantes y contornos fluidos llenando cualquier espacio disponible. No se supone que retrate algo en partícular, es sólo una distracción para mantener su mente ocupada. O mejor dicho a sus dedos inquietos, ahora que ya no pueden crear magia más.
Con descuido, deja que la pluma se mueva a través de la hoja, lentamente marcándola con su tinta negra. No es hasta unos minutos después que se da cuenta de que está tomando forma frente a él – Los Salones Reales, la casa del Rey de Asgard y su familia, el lugar donde vivió toda su vida hasta… bueno, recientemente.
Parpadea sorprendido ante la imagen que se le presenta, no está muy seguro de dónde salió todo eso. Peo definitivamente son los Salones Reales, con todo y las rejas doradas puntiagudas y las inscripciones de runas revistiendo las paredes exteriores.
No tiene idea de por qué sus inquietos dedos se decidieron por esa mera imagen, pero despierta memorias a las que les ha dado poco interés desde su juicio y llegada a aquí. Hay otros tantos asuntos más urgentes y preocupaciones con las que lidiar, pero ahora que esos miedos han desaparecido lentamente, los recuerdos le pican por su atención una vez más.
Las memorias más insistentes son las de su juicio y las de su llamada familia. Odin, su presunto padre, condenándolo a una vida como la propiedad de alguien. Thor, su presunto hermano, cuya sombra siempre estuvo cerniéndose sobre de él, nunca muy lejos. Frigga, su madre quien seguramente es la única que lo extraña del todo, a excepción de Thor. Recuerda con un golpe de culpa como ella había llorado mientras su sentencia era leída. La única en Asgard que dejó caer lágrimas por él, claro.
Mira el dibujo, el enojo tentándolo a arrugarlo entre sus manos. Aunque antes de que sus dedos se hayan cerrado alrededor del papel, se escucha una voz a su derecha, asustándolo porque estaba tan metido en sus pensamientos como para escuchar las suaves pisadas de Tony al entrar al cuarto.
—¿Qué estás dibujando? —el hombre pregunta, dejándose caer en la silla junto a su cama, una mano sujetando la hoja aún en las manos de Loki.
Más que cualquier otra cosa, le hubiera gustado jalar el dibujo y colocarlo lejos del alcance de Tony, debajo de la almohada, o mejor aún, hacerlo tiritas. Pero claro, no hace nada eso, dejando simplemente que Tony le quite el dibujo de las manos para examinarlo más de cerca.
—Huh —el hombre dice después de unos minutos de revisión—. ¿Así que entonces esto es Asgard?
—Es el palacio —Loki dice, no sintiéndose como para discutir más el tema, esperando que Tony esté contento con dejarlo ahí. Aunque de alguna manera, duda que el hombre vaya a compartir su deseo.
Y por supuesto, está en lo correcto.
—¿Y ese es el lugar dónde creciste? —Tony pregunta, girando el dibujo en sus manos como si esperara que algo se materializara de ahí, o quizás se convierta en una de esas series de imágenes móviles que se muestran en una pantalla.
—Lo es.
—Me imagino que ha de ser un lugar muy elegante. Nada que ver con esto ¿verdad? —Tony dice haciendo un gesto vago que probablemente se supone que indique la torre por completo.
Y mientras la torre de Tony puede que sea espaciosa y esté repleta de todo tipo de servicios extraños y exóticos, realmente le falta el esplendor y grandeza del Palacio Real.
—Supongo que tiene su encanto —dice lo más neutral que puedo manejar, encogiéndose de hombros.
—¿Y esto es sólo para la familia real? —el hombre continua su interrogatorio, señalando el dibujo.
—La casa real completa vive en el Palacio, incluyendo todos los sirvientes, trabajadores, vigilantes y… demás. —Como los esclavos. Pero no se siente como para mencionar eso.
—¿Y Thor va a ser el heredero de todos esto, una vez que Odin… estire la pata? —Tony silba, sonando impresionado.
—Sí. Así es como siempre se supone que sería —dice, haciendo una mueca cuando escucha el resentimiento más escondido en su propia voz. Él trató de que no se notara, pero claramente falló.
Parece que Tony también lo notó, dado que mira a Loki con los ojos entrecerrados. —Bueno, el chico del rayo es el hijo más grande ¿no es verdad? De lo poco que se de la realeza, eso significa que es el siguiente en la sucesión del trono. —Hay una pisca de reto en eso, y Loki duda en si debe de aceptarlo o no. Es tentador, pero dada la situación actual, no sería conveniente. Mejor dejar el tema morir, especialmente si es el caso de Midgard donde el hijo más grande automáticamente hereda los títulos del padre, en lugar del que sea más digno, con más logros.
—Lo es —no que el orden de nacimiento importara mucho en Asgard, pero nunca hubo un asomo de duda de que Thor era el que estaba dispuesto al trono. Pero si Tony pensaba que ser el primogénito era suficiente, entonces Loki lo iba a dejar pensar eso.
—Bien, tu hermano mayor es un tipo bastante asombroso, con su poderoso martillo y su hablar Shakespeariano y todas esas cosas —Tony dice, recargándose en su silla, levantando una pierna para descansarla sobre su otro muslo—. Estoy seguro que algún día será un gran rey.
Por supuesto. Todos piensan que Thor es el especial y el excepcional, ¿por qué debería Tony pensar diferente? Es lo que se espera. Thor impone respeto y admiración y reconocimiento a donde quiera que va, incluido Midgard.
Aún así, siente algo amargo picarle al escuchar ese comentario de la boca de Tony.
¿Celos? No, su cerebro rápidamente decide; no puede ser eso. ¿Por qué debería de importarle lo que piense Tony sobre todo eso?
¿Entonces fastidio? Sí, eso es algo más posible. Fastidio de que incluso aquí en Midgard, se ve forzado a soportar los comentarios interminables de cuan fantástico es Thor.
Y por supuesto Thor es la única posible opción para el trono. Siempre lo ha sabido, y también todos los de demás.
—Aparte, Odin jamás dejaría que un gigante de hielo se siente en el trono de Asgard, ni nadie más lo permitiría.
Y no es hasta que ve la expresión confundida de Tony que se da cuenta de que dijo esa última parte en voz alta. Demonios. Esa nunca fue su intención.
Apretando sus puños, se prepara para la inevitable avalancha de preguntas que van a caerle, preguntándole cosas que no se siente cómodo respondiendo.
—¿Gigante de hielo? —Tony dice, ladeando su cabeza—. ¿Qué quieres decir?
Antes de que Loki logre responder, Tony vuelve a abrir la boca. —¡Oh, espera! Point Break mencionó algo sobre que eres adoptado… —Mira curiosamente a Loki, como si esperara que a Loki fueran a salirle cuernos en cualquier minuto ante esa revelación—. ¿Es a eso a lo que te refieres? ¿Qué tú eres uno de esos… gigantes de hielo?
Bueno, uno nunca puede acusar a Tony de ser un chiflado o lento en sus respuesta, supone.
—Eso es —dice mientras se maldice en silencio por dejar que ese pedacito de información se le escapara tan descuidadamente. Su herencia es algo que hubiera preferido mantener para si mismo.
—¿Entonces que hay con estos Gigantes de Hielo? ¿También viven en Asgard? —Tony pregunta, sonando genuinamente interesado, como si en verdad fuera un tema apropiado de conversación.
—No, ellos viven en su propio reino, un lugar de invierno eterno y frialdad. Jotunheim, así se llama.
—Suena demasiado asqueroso para mi, el estar destinado a congelarte las pelotas por siempre y para siempre —Tony agrega, levantando un ceja—. Apuesto a que te toco la mejor parte de todo entonces.
Él no ofrece respuesta a eso.
—¿Entonces por qué tu papi querido no dejaría que un gigante sentara su trasero en el trono? —Tony presiona, negándose a dejar el tema en paz—. ¿Lo de oportunidades iguales no ha llegado a su parte del universo aún o qué?
Tal respuesta tan obvia a eso, y aún así, Tony, en su ignorancia midgardiana en esos asuntos, no es consciente de ello. —Los gigantes de hielo son los enemigos jurados de los Aesir. Incontables disputas de sangre y guerras han sido peleadas entre nuestras dos razas —mira el dibujo aún en la mano de Tony, pensando en la vez en que permitió que esos gigantes entraran en la bóveda de los tesoros—. Nadie que pertenezca a su raza podría ser rey de Asgard. Nunca.
—Hmmm. ¿Entones por qué Odin te adoptó, si se odiaban tanto entre ellos?
Sí, de hecho por qué.
—Él me encontró cuando yo era un recién nacido, dejado para morir en la nieve, mientras estaba en Jotunheim en su campaña de guerra. Esperando ser capaz de usarme para propósitos políticos, me tomó y me educó al lado de Thor —Hace su resumen tan corto como le es posible, porque duele admitir esto, el ser abandonado y dejado atrás.
El no ser querido.
—Huh. —Hay un momento de silencio que le sigue, antes de que Tony comience a hablar de nuevo. —Tú no luces muy diferente. Pensé que el pertenecer a otra raza y todo eso, al menos tendrías colmillos o pelaje o algo como eso.
Sí, podría mentir, por supuesto. Es obvio que Tony no sabe algo sobre los gigantes de hielo, nada más que lo que Loki ha dicho hoy. Aún así…
—Esta no es mi forma verdadera. Lo que ve es meramente un glamur, una manera de proteger lo que me diferencia. Sin él, yo luciría… diferente.
Con eso, Tony se inclina hacia adelante, un brillo de interés en sus ojos.
—¿Así que puedes… —agita sus dedos—, ya sabes… remover el glamur y regresar a tu otra forma?
De nuevo, podría mentir. Sería sencillo. Tony nunca sabría, y sería lo mejor.
—Sí —escucha su propia voz decir—. Puedo hacerlo.
Tony le mira de manera expectante, casi como un niño en el día de su santo mirando todos los regalos presentados ante él. —Entonces muéstrame —dice, y Loki siente algo hundirse en su estómago.
Claro, sabía que eventualmente llegaría a esto cuando el tema fue puesto en conversación. Y no puede retractarse de ello ahora que Tony ha dejado claro que quiere que Loki le muestre su forma Jotun.
Obvio, Tony es Midgardiano y no ha crecido con las historias morales sobre los monstros malvados que se esconden en los lindes del reino, esperando robarse niños malcriados para comérselos, ni tampoco su gente guarda memorias de estar atrapados en una guerra amarga con su raza. Para Tony, su apariencia Jotun no significará las mismas cosas que para un Aesir, no evocara el mismo odio y enemistad y maldad.
Aunque aún puede evocar disgusto y aversión esta forma alienígena y completamente extraña.
Por un rato lo duda. Una parte de si mismo odiaría ver esa mirada de curiosidad en el rostro de Tony transformarse en una de repulsión, una vez que se vea confrontado con la verdadera apariencia de Loki.
Pero ahora ya no puede retractarse de ello.
Así que deja que el glamur se desvanezca, el escudo protector que ha usado toda su vida lentamente desintegrándose. Incluso ahora, con su magia sellada, aún puede controlar esto, porque es la magia de Odin la que le esta envolviendo en este velo de normalidad, no la suya.
Sus ojos están fijos en las líneas azules apoderándose de sus brazos y extendiéndose por todo su cuerpo, dejando un frío tranquilizador a su paso. Y mientras ese frio llega a su rostro, aprieta su mandíbula, sabiendo que sus ojos ahora están brillando de un innatural rojo sangre, en lugar de su usual y normal verde.
—Whoa, hombre, eso es algo jodidamente genial —escucha decir a Tony en un respiro a su derecha después de que el silencio haya presionado por un buen rato.
Del esperado disgusto y aversión no hay nada que se pueda escuchar, así que Loki levanta su mirada para observar al hombre a su lado.
No hay nada de esas cosas en su rostro tampoco, sólo curiosidad e interés, como sí estuviera mirando una creatura exótica y fascinante de una tierra muy lejana, y no a un monstruo.
Entonces, la cara de Tony lentamente se parte en una sonrisa traviesa, mientras se recarga de nuevo en su silla, cruzando sus brazos. —Ya sabes, ese es un buenísimo truco para una fiesta. Apuesto a que ni siquiera tu hermanito brillante puede hacer algo así ¿huh?
Y Loki deja escapar un pequeño suspiro que no sabía que estaba reteniendo, perplejo sólo por el hecho de que la aceptación tan poco seria de Tony de su forma Jotun no debería causar esta sensación de alivio repentina que se acomoda en su pecho.
¡Me tardé más de lo planeado en actualizar! Año nuevo fue algo bastante cansado y terminé enfermando ayer, pasé una noche terrible y todo el día me la he pasado con tos de perro... mañana entro a trabajar T_T Soy alérgica al trabajo, es mi deducción :P
¿Qué tal pasaron las fiestas de fin año?
