CAPITULO 71
El clima afuera es hermoso, el sol brillando asomándose por detrás de una colección de pequeñas nubes esponjosas, bañando la mesa del desayuno de luz y haciendo que cada partícula de polvo resalte claramente. Jugueteando ausente con el plato ya vacio frente a él, mira por la ventana, sólo escuchando con un oído la exposición de Tony sobre las muchas ventajas aparentes de tener el papel de baño cayendo sobre el rodillo, contrario a la alternativa bastante inferior de dejarlo colgar por debajo.
No está seguro de cuando fue que los interminables monólogos de Tony dejaron de molestarle. Incluso si las palabras mismas no tienen sentido, la voz es un zumbido placentero de fondo que no le importa escuchar.
Algunas de las nubes en el cielo se separan un poco, exponiendo otra pieza de vibrante sol ardiente, la repentina brillantez haciéndole parpadear. No recuerda cuando fue que el cielo estuvo tan azul.
De repente hay una pausa en la letanía interminable y sus ojos se regresan a mirar a Tony, observando mientras el hombre le da un largo trago a su taza de café.
Tony le dijo que hablara si había algo que quisiera ¿verdad?
Aclara su garganta, tratando de sonar impasible. —¿Hay quizás una manera de que yo… de que nosotros pudiéramos, quizás… salir a caminar?
Las palabras se quedan flotando en el aire unos segundos mientras Tony traga el café y luego le sonríe abiertamente.
—Seguro, amigo. Todo lo que necesitas hacer es pedir.
Una hora después, están sentados en una banca del parque bajo la sombra de un árbol de maple, la luz del sol filtrándose a través de las hojas danzantes, creando un mosaico estampado siempre cambiante sobre el suelo. Una brisa gentil está acariciando su cabello y vuelve a poner un mechón travieso detrás de su oreja, pero la pequeña ráfaga de viento se siente refrescante en lugar de helada contra su piel.
Incluso Tony está callado por una vez mientras se quedan sentados ahí, mirando a la gente pasar. Algunos van corriendo con prisa, otros simplemente caminando con paso relajado. Un apareja enamorada se sienta en la banca al otro lado del camino de graba frente a ellos; ni siquiera un minuto después, sus labios están unidos y sus cuerpos tan íntimamente enredados que es difícil decir cual brazo pertenece a quien.
Les mira por un rato y luego aparta la mirada, de repente bastante consciente de que el hombre junto a él está ocupado limpiándose las uñas.
Unos pocos segundos después, Tony bosteza audiblemente y estira sus brazos por encima de su cabeza, el movimiento causando que su chaqueta de cuero suelte una serie de crujidos agudos y siniestros. Con eso, Tony baja sus brazos, haciendo una mueca y mirando a Loki de manera inquisitiva.
—Hey, ustedes aliens Vikingos, se visten con cuero todo el tiempo ¿cierto? ¿Cómo le hacen para evitar que cruja como una rana en apareamiento? Con certeza no recuerdo que tu traje hiciera eso —él sonríe inocentemente—. Aunque debo admitir que mi mente puede haber estado ligeramente ocupada con otras cosas en ese momento para en verdad notarlo.
Loki levanta una ceja en su dirección. —Hay hechizos para eso —dice, divertido por la pregunta—. Al menos para aquellos que saben cómo hacerlos.
—Maldición, me temía que dijeras eso —Tony dice, recargándose contra el respaldo de la banca de madera—. Y aquí yo estaba esperando que tuvieran una receta a prueba de tontos de algún menjunje para detener eso definitivamente. Como sangre de murciélago hervida mesclada con ojos de salamandra machacados o parecido. Supongo que no tengo otra opción más que sacar mi invaluable tarro de grasa asquerosa para cuero de nuevo —hace una mueca—. Yeash, la magia hubiera sido mucho más conveniente y menos terrible que tener que trabajar con esa basura olorosa. Estoy sorprendido de que ustedes hagan algo cuando tienen magia para encargarse de todas esas cosas aburridas por ustedes.
Loki le mira de manera mordaz.
—La magia tiene sus limitaciones, como todo lo demás. Ustedes humanos siguen trabajando a pesar de que tienen sus robots y maquinas para serviles ¿o no?
—Eh, tienes un punto, supongo —admite, y luego una sonrisa traviesa se aparece en su rostro—. Aunque si yo tuviera magia de hadas, la primera cosa que haría sería crear algunas modelos realmente sexis. Un harem entero de ellas. En todos los colores de cabello, desde rojo escarlata hasta azul brillante.
Loki no puede evitar el resoplido burlón que se le escapa. Si la magia en verdad fuera capaz de eso, conoce varios hechiceros que no saldrían de casa nunca más.
Se quedan sentados ahí platicando por un rato más, Tony detallando todo lo que haría si tuviera magia a su disposición. La mayoría de las cuales, por supuesto, habrían sido completamente imposibles, pero Loki no se molesta en corregirlo. Es tan divertido escuchar mientras la imaginación de Tony corre libremente con él.
Ya entrada la tarde, Tony tiene que salir apresurado a atender alguna reunión referente a las Industrias Stark. Un negocio importante con un cliente importante, había bufado, uno cuyo calibre y distinción pedía la presencia del todopoderoso CEO mismo. Al menos eso fue lo que sus consejeros le hicieron creer.
Y Loki está solo, parado ante la ventana mirando el panorama, pensando en nada en particular, antes de girarse y casi tropezarse con la vieja caja de papeles que nunca llegó a acomodar después de lo que paso cuando Tony lo perdió en el subterráneo hace tantas semanas. Seguro, Tony nunca había mencionado la caja desde entonces, y podría elegir ignorarla, pero por alguna razón decide que la acomodará de cualquier modo.
Pero primero, hay algo de lo que necesita encargarse.
Frunciendo el ceño ligeramente, mira hacia el techo. Se siente extraño e incluso un poco tonto el llamar a alguien a quien ni siquiera puede ver, pero no puede importarle mucho. Después de todo, ha hecho cosas considerablemente más extrañas desde que llegó aquí.
—¿Jarvis? —llama, sintiendo casi como si estuviera hablando consigo mismo, no muy seguro de si el IA lo reconocerá. Quizás sólo responde a su creador e ignora a todos los demás.
Pero sus sospechas resultan infundadas cuando la voz sin cuerpo, impecablemente cortés como siempre, resuena desde el techo.
—¿Sí, Sr. Laufeyson?
Y se da cuenta de que probablemente está es la primera vez que le habla a Jarvis desde que llegó, o es lo que recuerda. Así que duda por unos segundos, de repente inseguro de cómo parafrasear su petición, antes de que las palabras finalmente salgan de él.
—Yo, ah, necesito su… ayuda con algo.
Unas pocas horas después por fin está de regreso en casa, bastante seguro de que no le gusta la cara de cerdo del director de Energía Banefort ni un poco. La próxima vez va a dejar que sus directores se encarguen del hombre exasperante ellos solos. ¿Por qué más les está pagando un exagerado salario si ellos necesitan que les sostenga las manos en las juntas de negocios de esa manera?
Fastidiado ligeramente, se quita los zapatos y se deshace de la corbata, su traje y finalmente la camisa blanca de vestir, luego revisa su armario por algo más cómodo de usar. Se conforma con un par de jeans y una playera que luce el nombre Rush orgullosamente, incluso si ya está muy desgastado tras haberla lavado demasiadas veces. Estuvo bastante tentado a usar uno de estos looks para la junta de hoy solo para fastidiar a los consejeros sabelotodo, cuyas pistas constantes de que no se está tomando muy en serio el futuro de Industrias Stark ya se estan volviendo muy viejas.
Justo cuando se está abrochando los pantalones, su estómago de repente demanda atención rugiendo en protesta, y a decir verdad no se había dado cuenta hasta ahora que en verdad está hambriento. En probable que estuviera demasiado ocupado pensando en maneras creativas de ponerle un final a esas risitas tontas, fastidiosas y agudas que seguían derramándose de los labios regordetes del Sr. Banefort cada otro minuto.
Oh bueno. ¿Quizás algo de comida para llevar sea una buena idea?
Hay un nuevo restaurante Hindú a unas cuantas cuadras que ha querido probar. A Loki le gusta la Hindú ¿o no?
Acalla la voz que le pregunta mordaz porqué es tan importante para él lo que le gusta y no le gusta a Loki.
Sí, Hindú será.
Cogiendo su chaqueta del armario en el pasillo, se dirige hacia el clima soleado, silbando mientras camina por la calle, navegando con experiencia entre carriolas del tamaño de carros pequeños y despistados patinadores y adolescentes con los audífonos sujetados sobre sus cabellos parados.
Existe esta vaga pero persistente sensación de que algo no anda bien, algo que es diferente de lo usual, pero que no puede identificar, así que lo ignora por ahora
Es sólo cuando empuja la puerta con un letrero de "Cocina Mombasa" colgando ligeramente sobre la entrada que se da cuenta de que su chaqueta ya no rechina más.
Ya no voy a decir que tal día actualizo porque capaz y no lo hago, y luego les quedo mal. No he tenido semanas malas, es sólo que he andado bastante perdida estos días... estoy pensando seriamente ir al psicólogo, no vaya a ser que traiga yo una depresión o algo así. Aunque conozco a un psicólogo y la verdad, no le tengo confianza a la señorita neuras :P
¿Alguna vez alguien ha sentido esta necesidad o tenido esta idea, de que algo no esta bien con ustedes, no importa lo que hagan?
