Epílogo 1
Él está parado en la plataforma afuera de sus habitaciones, una mano descansando sobre el barandal mientras disfruta de la brisa fresca de la tarde contra su rostro. La ciudad resplandeciente se expande abajo creando una vista magnifica, alcanzado al horizonte y más allá. Pero no es la ciudad la que está mirando, pero el cielo aterciopelado encima, pintado con rojo brillante y tonos naranjas del atardecer. En algún lugar más allá del cielo, más allá de las estrellas titilantes, más allá del abismo que llena el espacio entre las ramas de Yggdrasil, está su hijo más joven. En el reino de los mortales, Midgard,
Suelta un suspiro profundo; algunas veces en verdad siente los años en sus huesos. Y es ahí cuando se pregunta, de nuevo, si puede que pronto sea el momento de considerar ceder el trono y la corona a Thor, el darle la carga del reinado que le ha estado esperando por tantos siglos. Aún así, está reticente, ser un rey no es fácil y la obligación de esa posición de hecho puede ser pesada, algo que él ha sabido bastante bien desde el día cuando Thor regresó a Asgard con Loki encadenado.
Había sido un tiempo lleno de penas y dificultades, los crímenes de Loki habían sido tanto grandes como numerosos, contra Asgard así como contra Midgard, y la verdadera extensión de ellos solo se volvió más clara conforme su juicio progresaba. Y por supuesto, si un miembro de la familia real fuera puesto a juicio por crímenes de esta magnitud, las leyes de Asgard eran claras, como algunos miembros del Concejo habían sido prontos a señalar. Por una vez, el Padre de Todo, el mismo Rey, no tenía voz en la sentencia, sino que el Consejo era quien decidía sobre el castigo. Una vieja ley, de la época de sus antepasados, instituida para asegurarse que no habría parcialidad o favoritismo extendido de un Rey hacia el integrante acusado de su familia, ni clemencia inmerecida a causa de parentesco.
Y él sabía muy bien que solo había un solo castigo que la ley asgardiana consideraba apropiada para crímenes de esa enormidad. Ejecución. Muerte. Lo había sabido desde el primer día del juicio y que no había manera de evitarlo. Los miembros del Concilio aceptaron. Nada excepto la ejecución sería suficiente para pagar actos tan abominables.
Así que se había sentado ahí y escuchado mientras ellos hablaban sobre ejecutar a su hijo más pequeño, cómo era la única alternativa viable. Incluso había intentado argumentar por la opción de encarcelamiento pero nadie había estado a favor. Loki no se arrepiente, así había seguido el argumento. No ha mostrado arrepentimiento por sus acciones, todos lo escucharon durante el juicio. Todos vieron el odio y la hostilidad ardiendo dentro de él. ¿Y si fuera a escaparse de su confinamiento y provocar destrucción similar sobre los reinos una vez más? No podemos arriesgarnos, el riesgo es muy alto.
En algunos rostros a su alrededor, había simpatía escondida debajo de esas expresiones graves, sin embargo una firme convicción de que encarcelarlo no funcionaría. Loki no estaba arrepentido, y sus crímenes eran muchos. No había posibilidad de darle clemencia. Ese era el razonamiento, incluso si les entristecía sentenciar al hijo del Padre de Todo a ser ejecutado.
Pero no todos. Algunos estaban regodeándose, por mucho que intentaran esconderlo. Aquellos quienes no tenían la justicia o la seguridad de los reinos al frente de sus pensamientos, aquellos quienes solo tenían rencor hacia Loki por todas las travesuras y problemas que les había causado a lo largo de los siglos, toda la vergüenza y enojo que les había hecho sufrir. Finalmente obtendrían su venganza y solo estaban aliviados y ansiosos de sentenciar a su hijo a la muerte mientras pretendían preocupación, incluso si se podía ver fácilmente detrás de sus máscaras.
Por supuesto, cualquiera que fuera la razón, en verdad no importaba, las leyes de Asgard eran lo suficientemente claras sobre que castigo estaba estipulado. Ejecución. Y aún así, seguía buscando desesperado por una laguna, algo que pudiera hacer cambiar de parecer al Consejo de que votara por una sentencia menos severa. Algo que pudiera salvar a Loki de la muerte segura.
Y luego la idea había aparecido, tan odiosa como fuera. Era un castigo que ya no se usaba tan seguido, no obstante fue muy común en la antigüedad. Y ciertamente, nunca antes se había impuesto a alguien de sangre real. No solamente era un concepto detestable el tener a su hijo convertido en un esclavo, pero también el conocimiento de que tendría que buscar apoyo para su sugerencia de aquellos que más ansiaban la muerte de Loki, aquellos a quienes no les importaba primordialmente la justicia sino la venganza. Aquellos que querían verlo sufrir. Pero sabía que no tenía alternativa. Y así puso su sugerencia ante el Consejo, esclavitud hacia un midgardiano que Loki hubiera ofendió de lo más grave. Justicia Poética.
Por supuesto, sabía algo que los otros no. Aquellos que no habían estado en Midgard en muchos siglos, quizás nunca habían puesto un pie allí, aquellos que no tenías cuervos que se sentaran en sus hombros todas las tardes para decirle lo que transpiraba en los nueve reinos. Ellos no sabían que ya no existía algo como la esclavitud en el reino mortal, que los humanos habían abandonado esas costumbres viejas en favor de otro tipo de sociedad.
Quizás eso sería la gracia que salvara a Loki. Quizás podría confiar en que los humanos le mostraran a su hijo algo de clemencia y compasión que era tan inherente de su raza, que no lo trataran muy mal a pesar de lo que había hecho. Eso era lo que esperaba, al menos. La esclavitud no era una sentencia fácil, ni siquiera bajo las circunstancias comparativamente benévolas que deseaba le esperaran a Loki en Midgard.
Como era de esperarse, algunos miembros del Consejo estaban horrorizados y disgustados, aquellos quienes querían justicia y no venganza, cuando propuso su idea, con tan poca pasión como pudo lograr. No funcionaría si ellos pensaban que estaba tomando el lado de Loki o se presentaba como un padre preocupado quien solo estaba tratando de salvar a su hijo. Entonces nunca tendría el apoyo que estaba buscando si pensaban que estaba haciendo esto por el bien de Loki. No, en su lugar tenía que jugar la parte de un rey y padre enfurecido y decepcionado, lo suficientemente enojado con su hijo que había avergonzado de tal manera a su familia y a todo Asgard que quería el peor resultado para él. En verdad castigarlo de la manera más dura posible.
Y oh, como había visto los rostros de algunos del consejo iluminarse con la probabilidad de hacer de Loki un esclavo, y todo lo que conllevaba. Casi se frotan las manos con regocijo cuando la idea fue propuesta, sus preocupaciones anteriores sobre que Loki escapara e hiciera quizás más daño de repente se evaporaron en la nada.
Esos miembros constituían quizás la mitad del Consejo. En el rostro de la otra mitad, sin embargo, podía ver disgusto e incredulidad ante esta idea. Sabía que los había decepcionado al mostrar tal crueldad e insensibilidad hacia su propio hijo. Claramente, había perdido el respeto y prestigio entre ellos por tan solo sugerir tal sentencia. Pero valía la pena, cualquier oportunidad que pudiera salvar la vida de Loki valdría la pena, no importaba lo que le costara a él. No le importaba.
Hubo un fuerte debate por muchos días sobre los méritos de la ejecución contra el encarcelamiento, pero eventualmente, todos los argumentos fueron hablados y debatidos, así que votaron.
El resultado fue par. La mitad en favor de la ejecución, la mitad por esclavitud en Midgard. Normalmente, un consejo lleno significaría un número impar de votos, pero esta vez, la ley asgardiana no le permitía al Padre de Todo su voto usual, debido al parentesco con el acusado.
Al final, tuvieron que buscar a Frey, el suplente que no formaba parte del Consejo completamente, pero que aún podía ser llamado cuando no todos los miembros asistieran y necesitaran decidir una votación. Y entonces, se había parado ante Frey, explicándole al joven Lord cual era la situación, diciéndole sobre las dos alternativas y el número equitativo de votos. Como la ley estipulaba la muerte, pero él había sugerido esclavitud en Midgard como una alternativa posible.
Cuando su relato concluyó, Frey estaba arqueando una ceja, dándole una mirada larga y calculadora. ¿Vas a sentenciar a tu hijo a la esclavitud, Padre de Todo? Dijo, una corriente de desaprobación e incredulidad en su voz.
Y todos sus miedos rugieron dentro de él con eso, era claro que Frey no estaba en favor de lo que él consideraba una sentencia demasiado cruel, en cambio el votaría por la ejecución. Sus bien diseñados planes se estaban desmoronando, haciendo que todos sus esfuerzos sumaran nada. Pro esta era la última oportunidad de Loki. Tenía que abandonar la prudencia; no había nada más que perder.
Así que se acercó al oído de Frey, disfrazándolo de un movimiento casual mientras pretendía acariciar su barba con la mano para esconder el movimiento de sus labios, y rápidamente, de manera muy bajita le susurró de tal manera de que nadie más pudiera oír, ya no hay tal cosa como la esclavitud en Midgard.
Hubo una expresión breve de confusión en el rostro de Frey mientras arrugaba la frente con perplejidad, pero desapareció tan rápido como apareció, y ya no había alguna emoción que pudiera leerse en ese rostro. Ya veo, fue todo lo que dijo, de manera neutral.
Habían votado de nuevo. El resultado fue el mismo que antes, pero con un voto agregado a favor de la esclavitud.
Y así, para el desazón de algunos y la alegría de otros, fue declarado, y la única cosa que quedaba decidir era quien sería seleccionado para ser el amo de Loki. Tendría que ser uno de los Vengadores, ya que todos habían sido afectados por sus acciones y eran lo suficientemente poderosos para confiarles que mantuvieran a Loky a raya.
De los héroes midgardianos, nadie sabía más que lo que Thor les había dicho. Pero Odín tenía a sus cuervos, sus confiables y fieles Huginn y Muninn. Y así, los había enviado al reino de los humanos, diciéndoles que reunieran tanta información como fuera posible sobre cada uno de ellos. Y en las tardes, ellos regresaban a sentarse sobre su hombro a decirla sus historias, mientras él escucha atentamente.
Pronto fue claro que solo había una opción viable. Los asesinos probablemente matarían a Loki, más tarde que temprano. El doctor humilde no, pero los mismo no podría ser dicho e su contraparte rabiosa. El soldado pudiera haber sido una buena opción, pero sería poco probable que aceptar a Loki como su esclavo en primer lugar, por lo tanto arruinando sus planes cuidadosamente diseñados.
Eso solo dejaba al Hombre de Hierro, también conocido como Tony Stark. Los cuervos le dijeron todo sobre el midgardiano, que era vanidoso, egocéntrico, imprudente y muchas otras cosas también, pero eso no era todo lo que era. Tenía otras cualidades también, suficientes para hacerlo atreverse a esperar que Loki no sufriera tan horrible bajo su mando. Sí, tendría que ser Tony Stark.
Nadia de los miembros del consejo tenía mucho que agregar o desvirtuar esa sugerencia, dado que sabían muy poco de los héroes mortales, no habiendo conocido a ninguno de ellos. Para ellos importaba poco quien fuera elegido, el resultado sería el mismo.
Leer la sentencia en voz alta en la corte había sido la cosa más difícil que había hecho nunca, actuar como si todo esto estuviera aprobado por el Rey y el Padre de Todo mismo, incluso yendo tan lejos cono denunciar a su hijo al llamarlo "Layfeyson". Pero mantuvo su máscara impasible e insensible firmemente en su lugar, no dejándola desaparecer por un segundo, si alguien sospechara lo que estaba tratando de lograr, que estaba trabajando para que Loki se librara tan fácil como pudiera… pero, para su alivio, nadie dijo nada.
Sabía que su hijo seguramente lo odiaría por esto, pero al menos significaría que estaría vivo para hacerlo. Pero el Consejo también había decidido que a Loki se le ofreciera una opción: la muerte, si así lo prefería. La mitad del Consejo que había votado por la ejecución, junto con Frey, estaban de acuerdo en eso, y tenían un voto a favor por encima de aquellos ansiosos por ver sufrir a Loki como un esclavo. Y para su inmenso alivio, Loki había elegido vivir contrario a morir.
Y así Loki fue enviado a Midgard, dos mentiras acompañándolo. La primera que un intento de escape significaría una ejecución larga y tortuosa. No lo sería, la ejecución sería rápida, pero los miembros del Consejo habían pensado que tal amenaza serviría para disuadir a Loki de cualquier idea de intentar escaparse y crear caos de nuevo. La segunda fue la sutil amenaza entregada al Hombre de Hierro por los guardias Einherjer: acepta a este hombre como tu esclavo por orden del Padre de Todo, o sufre las consecuencias.
Por supuesto que no había consecuencias a sufrir, Odín sabía que no tenía autoridad en Midgard. Pero siempre podía actuar como que sí, por si Midgard no aceptaba a Loki como recompensa, los Einherjers tendrían que traerlo de vuelta para ser ejecutado. Era una táctica fea y deshonesta, pero no podía permitirse que Tony Stark se negara. Después de todo, era la última oportunidad de Loki.
Así comenzó la larga y ardua espera. Nunca le preguntó a Heimdall que estaba sucediendo o como le estaba yendo a su hijo, para no levantar sospechas al ser visto preocupándose por su hijo convicto que tan insensiblemente había denunciado y condenado. Alguien podría ver su farsa y darse cuenta de por qué había querido enviar a Loki a su destino actual. Heimdall pudiera ser leal, pero el Consejo tenía oídos y ojos por todos lados, algo que había aprendido rápidamente durante su milenio como Rey. Ni siquiera Thor se atrevió a preguntar mucho tras su regreso de Midgard, en caso de que las palabras equivocadas llegaran a la gente equivocada.
Pero nadie entendía a sus cuervos o las palabras que le decían, murmuradas en un lenguaje extraño y arcaico, indescifrable para los oídos inexpertos de los otros Aesir.
Entonces envió a Huginn y a Muninn, día tras día, siempre con el mismo destino, y siempre regresaban con la misma respuesta: Loki no había abandonado la torre de Tony Stark, por lo tanto, no podía verlo y decirle como estaba. Las ventanas de ese edificio extraño estaban todas oscurecidas desde afuera y no se podía ver a través de ellas.
Un día Muninn regresó y le dijo que había visto a Loki y al Hombre de Hierro caminando juntos por un parque. Loki no parecía haber sido lastimado, ni tampoco se veía tan siquiera asustado de su amo. Su alivio había sido inmensurable ante eso, su juicio y fe en el midgardiano habían sido demostrados como correctos.
Pero antes de eso, Thor había solicitado una audiencia en nombre del Hombre de Hierro para abogar el caso de Loki en la corte y pedir clemencia. El Consejo había sido llamado a conferir, la decisión estaba en sus manos, justo como la sentencia original de Loki había estado.
Y eventualmente, una decisión fue acordada. Si el mortal viniera a hablar en nombre de Midgard, y si Loki se mostraba arrepentido, entonces misericordia sería considerada. De nuevo, fue la parte a favor de la ejecución, más Frey, quienes votaron a favor de eso. El resto había votado en contra.
Era una juego de azar, quizás Loki no había cambiado ni un poco, quizás solo se condenaría a sí mismo si hablaba en la corte y sentaría su sentencia en piedra, pero era al menos una oportunidad. Quizás la única que obtendría.
De alguna manera, se sentía casi como una farsa sentarse ahí haciendo preguntas durante la audiencia, mientras Tony Stark estaba parado en la sala del trono para defender el caso de Loki. A pesar de lo que parecía, él no tenía una palabra en el caso, todo estaba en las manos del Consejo. Pero Asgard siempre fue muy adamante sobre mostrar un frente fuerte y unido tanto interna como externamente, y el Rey era el símbolo más importante del poder de Asgard, era la figura central. La fachada de que la palabra del Padre de Todo siempre era la ley debía ser preservada, especialmente antes visitantes foráneos, así que actuó su parte.
Por supuesto, había un geas de la verdad activo durante la audiencia. De esa manera, sabrían si Tony Stark estaba diciendo la verdad con sus afirmación de que Midgard, el reino mayormente dañado por las acciones de Loki, consideraba el castigo demasiado severo. Sin embargo, y más importante, el geas estaba ahí por Loki.
Y para su completo asombro, Loki había mostrado remordimiento ese día, había expresado verdadero arrepentimiento por sus acciones. Contrariamente a lo que todos habían creído sería posible, Loki había mostrado remordimiento honesto. Odín apenas podía creer a sus oídos, el odio ardiente y la furia absorbente, la crueldad que había estado consumiendo a su hijo durante los días de su juicio se había ido. Y también no estaba la creatura gruñona que una vez había sido arrastrada en la sala de juicio, escupiendo maldiciones e insultos y odio y deseando destrucción de todo Asgard. En su lugar, estaba su hijo, de alguna manera casi imposible, de vuelta.
Y el Consejo decidió, a Loki se le debería mostrar clemencia, sus votos siendo como antes, uno a favor. El Hombre de Hierro había hablado sobre reparaciones, así que se estableció eso, junto con otros dos años siendo esclavo. Dos años, y Loki sería libre de nuevo, incluso si sus poderes y magia solo regresarían a él de manera gradual.
Incluso ahora, apenas puede creerlo.
Pasos ligeros interrumpieron sus pensamientos, y se dio la vuelta.
—Buenas noches —le dijo a la figura que se aproximaba—. No te había visto hoy, pareciera que has estado lejos.
Frigga camina hacia él tomándolo del brazo, acompañándolo a ver el cielo que se expande ante ellos.
—Tenía un encargo que hacer —ella le responde llanamente—. El cielo es hermoso esta noche.
Él tararea en acuerdo, no presionando el tema más. Por supuesto, sabe exactamente qué estaba haciendo, que ella había visitado de manera secreta a su hijo en Midgard, a pesar de que no está permitido. Pero no dice nada. Le divierte, como ella cree que después de todos estos milenios puede guardarle secretos.
—Desearía que Loki estuviera aquí para disfrutar de la puesta de sol con nosotros. Pero me alegra que lo hará, algún día —dice ella, recargándose contra él. Entonces continua, con voz más suave—. El Consejo juzgo sabiamente, gracias a tu… consejo —la mano en su brazo le aprieta más fuerte.
Y es cuando él se da cuenta, ella sabe, No que esté seguro como es que ella se dio cuenta, pero de alguna manera lo hizo. No puede evitar sonreír, quizás debería saber mejor ya, también después de todos estos milenios, que no puede guardarle secretos a ella.
Pone su brazo alrededor de la cintura de su esposa, acercándola.
—Nuestro hijo regresará a nosotros, un día.
De hecho, piensa que su hijo ya ha regresado a ellos, a pesar de aún está en Midgard.
