Disclaimers: Éste fic es escrito con personajes totalmente ficticios, cualquier nombre que pueda sonar de la vida real es pura coincidencia. Es un fic straight shota, si no les gusta la temática les sugiero no leerlo, eviten dejar reviews, anónimos o bajo cuenta, con críticas o comentarios desagradables.
Los Chippendudes
Rescate Animal
En el Parque Nacional Desierto de los Leones, en una parte de la zona sur del parque, a unos kilómetros de la conocida Cruz de Coloxtitla, en una de las zonas irregulares de las partes boscosas del lugar, se encontraban Damián D'Carat y Ricardo Casagrande, miembros de los Chippenboys y, en secreto al igual que sus amigos y compañeros de grupo de baile, de los Chippendudes.
Ese día el muchacho de pelo teñido iba con un atuendo tan distinto al suyo de siempre, con una camiseta abierta de los lados blanca con manchas de colores como brochazos, calcetas blancas y tenis blancos con detalles en azul; el muchacho moreno por su parte iba con una camiseta roja de tirantes tan delgados que parecía que de un solo tirón se reventarían, con la leyenda "Saiman's Gym" bajo un dibujo del protagonista de un anime que a ambos chicos les gustaba descamisado y haciendo pesas, calcetines blancos y tenis rojos de deporte con detalles en gris en negro; lo único que ellos tenían en común era en ambos usaban antifaces de tela negros bastante genéricos, por mucho distintos a los que usaban con sus atuendos de superhéroes.
El motivo por el cual usaban sus antifaces, y por el que ambos se encontraban desnudos entre la cintura y los tobillos, era porque, mientras Ricardo grababa con un celular, Damián se encontraba penetrando con fuerza a una hermosa muchacha que era evidentemente mayor que los dos, vestida de forma que era obvio que era una senderista que había ido al parque a aprovechar los caminos rurales para dicha disciplina, en su caso aprovechando sus lentes de sol para mantener en secreto su identidad, al tiempo que aprovechaba que la muchacha se encontraba con la chamarra deportiva y la camiseta y el sostén levantados para acariciar y masajear sus senos, todo mientras el joven camarógrafo aprovechaba su posición para que la muchacha le practicara sexo oral a él.
Finalmente ambos llegaron al clímax, Damián soltando su semilla en el útero de la joven y Ricardo en la boca de esta, antes de desplomarse los tres, jadeantes y satisfechos por la faena, dejando que sus respiraciones se calmaran antes de ponerse de pie, la chica levantándose las bragas y el pantalón al tiempo que tragaba la simiente que aún tenía en la boca, mientras Damián recogía del piso a unos pasos de ellos un bóxer ajustado y unos shorts entubados de mezclilla y procedía a ponérselos, quitándose los tenis para ponerse ambos, y Ricardo agarraba del mismo lugar unos shorts de spandex negros, procediendo a hacer lo mismo que su amigo.
─Vaya, para ser tan jovencitos me salieron bien ponedores, estuvimos aquí por más de una hora─ dijo la muchacha sorprendida al consultar su reloj.
─Para que veas, chiquita, que la edad no quita la habilidad─ declaró el muchacho de pelo tenido mientras se abrochaba el pantalón.
─¿Y neta me pasarán el video? La verdad quisiera ver cómo quedó─ declaró la muchacha, mientras le entregaba su celular a Ricardo cuando éste estaba subiéndose el short, haciéndolo dejarlo a la mitad, el cual no tardó en anotar su número y mandarse así mismo un mensaje.
─Más que sólo pasarte el video, apenas pueda te mandaré un Wazzup con la dirección donde nos presentamos con nuestros amigos, más una imagen, sólo enséñala y tendrás precio especial cada que vayas a vernos bailar─ explicó el muchacho pelinegro.
─Pues sí es como me contaron me encantará ir─ declaró la chica, tomando sus bastones de senderismo con intención de irse. Los chicos aprovecharon y cada uno le dio una nalgada en un glúteo diferente, que lejos de molestar a la chica le causó risa conforme se iba.
─¿No adoras lo fácil que se nos hace que estas chicas acepten coger con nosotros y hasta nos dejen grabar?─ preguntó Ricardo a su amigo, quien estaba recogiendo las mochilas suya y del pelinegro, junto a donde habían estado sus pantalones.
Algo que sólo sus amigos de los Chippendudes, y una que otra persona de su circulo de confianza que obviamente no incluía a sus padres, era que Damián y Ricardo tenían el hobbie secreto de ir a lugares como parques o parecidos, buscar muchachas de muy buen ver y ofrecerles diamantes sacados de Damián en su forma de diamante a cambio de irse a algún lugar apartado de éstos lugares para tener relaciones con ellos y dejarlos grabar. Naturalmente no eran tan pendejos para subirlos a internet, por más medidas que tomaran ellos y las muchachas para evitar ser reconocidos, tampoco iban a arriesgarse a meter en problemas a las chicas, además una cosa era que los padres de Ricardo y los de Damián, por muy cerrados de mente que fueran éstos últimos, les permitieran participar con sus amigos en su acto de los Chippenboys, y otra muy distinta que no los fueran a mandar a una militarizada si supieran de ese "hobbie".
─Fácil para ti, yo soy el que tiene que sacar pedazos de sus manos para conseguir con qué pagarles─ señaló Damián al tiempo que se colgaba su mochila al hombro.
─No seas marica, Damián, como si te doliera siquiera cuando eres de diamante, además lo que te desquebrajas lo regeneras más rápido de lo que lo pierdes─ señaló Ricardo─ además vale la pena cuando logra que tantas mamis ricas se bajen las bragas para nuestros videos─ señaló el muchacho.
─Antes que nada termina de subirte el pantalón que no quiero tener esta conversación contigo con tu polla al aire, ya bastante raro saber jamás usas calzones─ declaró el muchacho de pelo teñido, haciendo a su amigo carcajearse, aunque de todas formas hizo caso y terminó de subirse el short de spandex.
─Güey, calmate, en primera los dos somos chavos, no tengo nada que tú no tengas, en segunda tú sabes que no sólo voy en plan comando porque se sienta genial y porque me facilita conseguir chavas para coger─ señaló Ricardo, sobando su miembro, el cual se marcaba bastante, por sobre el pantalón.
Y era cierto, no era secreto para nadie de los Chippendudes o de la Academia Superior que, debido a su todavía incompleto control sobre su poder de intangibilidad, si bien podía sin problemas hacer pasar su propia masa corporal a través de objetos sólidos sin sufrir daño algo, tenía problemas para hacer traspasar más de un par de kilos más allá de ésta, al grado de necesitar una gran concentración para lograr que alguien de un peso parecido al suyo pudiera atravesar con él, y una tal que lo dejaría agotado para conseguir que todo su grupo de amigos pudiese atravesar una pared de grosor regular; era precisamente por eso que, al igual que Michel, Ricardo siempre iba ligero de ropa, pues en una muestra de una aparente obsesión compulsiva el Casagrande procuraba llevar sólo un máximo de cinco kilos de ropa. De hecho al igual que Michel, Ricardo no tenía problema alguno en practicar nudismo.
Precisamente la tendencia del pelinegro de no usar ropa interior, y de hecho no usar más de una prenda de ropa por parte del cuerpo, se debió a un incidente casi dos años atrás cuando recién se empezaban a manifestado sus poderes, cuando al querer presumirle a algunos amigos su padre Roberto Casagrande, alias Fantasma, que había heredado su habilidad de pasar objetos sólidos, acabó con sus tenis nuevos y su chamarra de una popular caricatura incrustados en la pared, necesitando que su papá le hiciera el favor de sacarlos y pasando la vergüenza de ver que también su trusa con dibujos de la misma caricatura que su chamarra. Aún recordaba a su tío Ventisca llamarlo en broma "Sólo para Mujeres", cosa que seguía incluso en la actualidad; algo que en cierto modo les dio a él y a los chicos la idea para los Chippenboys.
─Bueno, ya tomamos como tres videos, creo que tenemos suficiente por hoy─ señaló Damián, revisando su celular el cual habían usado para grabar el video.
─Vamos, Damián, aún hay luz del día, aún podemos echarnos uno o dos videos más─ le propuso Ricardo.
─No, güey, ya se nos terminaron los diamantes que saqué para convencer a las chavas de hoy─ objetó el de pelo tenido fastidiado.
─¿Y? Aquí tenemos la fuente─ señaló su amigo, dándole unas palmadas en la espaldas. Damián lo apartó moviendo el hombro con violencia.
─No mames, güey, que pueda regenerar lo que me desquebrajo no quiere decir que me puedas tener sacando para conseguir más─ se quejó Damián.
─Serás mamón─ se rió Ricardo.
─Además quiero darles a mis huevos tiempo para recargar antes de la presentación que tendremos hoy más al rato─ agregó el otro chico guiñándole un ojo a su amigo.
─Chale, ya se me había olvidado que hoy tenemos presentación─ declaró el pelinegro, dándose un golpe en la frente─ y eso que ya vengo listo para ser un niño malo─ agregó con picardía, dándole unos suaves codazos al otro, al tiempo que frotaba su miembro sobre el pantalón. Y justamente ellos querían hacer una presentación en honor al Día del Niño, al parecer buscando ser irónicos pues ellos siempre se cansaban de decir que ya no eran niños─ Oye, ¿y más o menos sabes qué temática usará Mónica para la apertura?─ preguntó a su amigo.
─Superhéroes─ fue la respuesta del de pelo teñido, quien al ver la mirada perpleja del otro chico se carcajeó─ tranquilo, Ricardo, no bailaremos con nuestros atuendos de los Chippendudes, Mónica ya tiene listos varios trajes de licra con la intención de que parezcamos superhéroes de caricatura─ explicó a su amigo.
Unos aullidos repentinos tomaron por sorpresa a ambos adolescentes, pues hasta donde ellos sabían no había lobos en el Desierto de los Leones. Su instinto de superhéroes les dictó que debían ir a investigar, y al acercarse a la fuente del sonido vieron a un grupo de unos cinco hombres vestidos con camisas de cuadros, jeans y botas de vaquero y armados con rifles que de momento sólo podían usar como garrotes improvisados siendo atacados por lo que parecía ser un hombre lobo de pelaje negro y vistiendo unicamente unos pantalones de mezclilla ajustados totalmente desgarrados; lo que si tomó por sorpresa a los chicos era que el aparente licántropo iba acompañado de un chico de cuerpo delgado atlético de piel clara, pelo castaño oscuro largo hasta la espalda, con algunos mechones peinados en trenzas a los lados de la cabeza y ojos amarillos, vestido con un chaleco de cuero y gamuza café, con peluche blanco en los bordes, braceras de cuero café con remaches dorados, shorts de gamuza y cuero café, botas vikingas cafés, y una linea de pintura negra cubriendo sus ojos en un intento (bastante exitoso) de ocultar la identidad del chico, además de dar más amenaza al inusual color de sus ojos.
Damián y Ricardo reconocieron al chico al instante: era Ulric De León, alias Fiera, un chico de otro salón de la Academia, que si estaban bien informados tenía la habilidad de copiar las habilidades de los animales; Mientras que ellos y el resto eran populares por lo de los Chippenboys, Ulric lo era por su aire de chico salvaje, sobretodo por su color de ojos tan exótico. Y no les costó imaginar que el hombre lobo con el que el chico castaño peleaba contra los hombres era Rómulo Villalobos, alias Lobo Salvaje, un chico de unos años más arriba de la escuela, que los más viperinos (o sea chicos como Maximiliano) aseguraban que tenía intenciones de hacerse villano cuando se graduara, y con quien Ulric solía juntarse a menudo.
Ricardo y Damián se miraron el uno al otro y asintieron, sacando ambos sus trajes de superhéroe de sus mochilas y se cambiaron tras un árbol (aunque para Damian fue ligeramente incomodo ver a Ricardo usando unicamente los calcetines blancos antes de empezar a ponerse el traje), y al salir ambos ya estaban vestidos como Espíritu y Quilate, usando el de pelo teñido una camisa blanca ajustada estilo halter, corbata de lazo blanca, puños de camisa en las muñecas, hot pants negros de mezclilla, botines negros de deporte y un antifaz blanco. Ambos chicos chocaron manos y corrieron a la acción.
Cuando uno de los hombres con los que Lobo Salvaje y Fiera combatían pudo llevarse su rifle al hombro y disparar, el tiro impactó contra el cuerpo de Quilate, el cual para cuando llegaron al punto de la acción ya había convertido su cuerpo en diamante. El chico de diamante flexionó los dedos, los cuales sonaron como cristal frotándose entre si, cerrándolos en un puño con el cual le sacó el aire al sujeto de un puñetazo, antes de noquearlo de otro en su rostro. Espíritu por otra parte apareció de debajo del suelo, atravesándolo como fantasma, antes de también como fantasma atravesar con su puño la frente del hombre, el cual sólo pudo soltar una expresión de sorpresa antes de que, una vez que el chico extrajera su puño fantasmagórico del interior de su cráneo, desplomarse como si en efecto hubiera alcanzado su cerebro. Uno de los sujetos iba a aprovechar que el chico fantasma le estaba dando la espalda para darle un disparo por la espalda, pero un gruñido le hizo voltear y hallarse de cara a cara con el licántropo, quien de un golpe de su zarpa lo dejó noqueado. Los dos que quedaban miraban a cómo sus compañeros eran noqueados por el montón de, reconocieron rápidamente, jóvenes superhéroes, y estaban por intentar dispararles tanto al chico fantasma como al hombre lobo, una voz los tomó por sorpresa.
─Espíritu del Elefante─ dijo la voz, y al mirar atrás vieron al chico de pelo largo, con lo que parecía ser un elefante fantasmagórico sobre él, y al comprender lo que estaba pasando el muchachito ya estaba corriendo hacia ellos mientras el paquidermo espectral desaparecía, y antes de darles tiempo de reaccionar, el muchacho los embistió con muchísima más fuerza de la que tendría con su tamaño y complexión, mandándolos a estrellarse contra un árbol, dejándolos inconscientes.
Una vez sus contrincantes quedaron fuera de combate, los chicos se reunieron en el centro del claro; Lobo Salvaje aprovechó que los sujetos se encontraban inconscientes para revertir su transformación, pasando de ser un licántropo a ser un muchacho alto y musculoso, de pelo negro largo y ligeramente alborotado y ojos amarillos, quien al ver a Damián y Ricardo les sonrió de medio lado, enseñando unos puntiagudos caninos, casi rozando a colmillos.
─¿Quién diría que mientras Fiera y yo veníamos a encargarnos de unos cazadores nos acabaríamos topando con dos de los celebres Chippenboys, Quilate y Espíritu?─ declaró el muchacho mayor divertido─ o tal vez mientras están en servicio prefieren ser llamados Chippendudes, no sé ustedes decidan─ agregó burlón.
─Córtale a la burla, Rómulo, agradece que estuviéramos paseando por el parque o tú y Fiera la hubieran tenido más difícil con esos payasos─ declaró Damián, sabiendo que no había peligro en usar los nombres de civil dado que los cazadores no daban señal de despertarse en un momento próximo.
─¿Paseando? No mames, Damián, ¿crees que nadie de la escuela ha escuchado de lo que tú y Ricardo hacen en lugares como éste?─ preguntó Ulric divertido.
─¿Celoso, De León?─ preguntó Damián con burla.
─Sólo de que no inviten─ declaró el pelilargo, casi carcajeándose.
─Oigan, hablamos luego de la carrera de Ulric en los videos amateur, ¿qué decían de unos cazadores?─ preguntó Ricardo, queriendo volver a centrarse en lo importante.
─Sí, nos enteramos que alguien piensa cazar a varios ejemplares de aguilillas de pecho rojo─ explicó Fiera, entrecerrando los ojos con molestia al pensar en eso.
─¿Y eso es grave?─ preguntó Damián confundido.
─Además de que es una especia protegida, y por tanto cazarla está prohibido, es ilegal cazar en parques nacionales─ explicó Rómulo fastidiado.
─¿Y qué esperamos? Cuatro pares de ojos logran más que dos─ declaró Ricardo frotándose las manos.
─¿Neta piensan ayudarnos?─ preguntó Ulric extrañado─ ¿qué quieren a cambio?─ preguntó, achicando los ojos con actitud de sospecha. Damián se carcajeó.
─Calmate, Ulric, nosotros también somos héroes en entrenamiento, ¿no podemos ofrecernos a ayudarlos sin esperar algo a cambio?─preguntó el chico de pelo teñido, mostrándose ofendido ante el comentario del chico de pelo castaño─ ahora, si TÚ y Rómulo desean hacer algo por nosotros después, bueno, creo que podemos hablar de eso apenas detengamos a los cazadores─ declaró abrazando por el cuello al otro chico, quien no pudo evitar soltar una divertida sonrisa de medio lado.
─Pues vamos, de todas formas tenemos que ponernos en marcha antes de que éstos güeyes se despierten─ declaró Rómulo a Ricardo, quien asintió con la cabeza antes de caminar hacia su mochila y extraer una cuerda; acto seguido reunieron a los cazadores en un circulo haciendo a sus cuerpos inconscientes darse la espalda y no sin cierta dificultad los amarraron de las manos entre sí, al tiempo que el mayor del grupo hacía una llamada al puesto de vigilancia más cercano, por el pantano.
─Sabiendo que no es verdad que ustedes dos vinieron acá a pasear, ¿debería preguntar por qué Ricardo lleva cuerdas en su mochila?─ preguntó Ulric alzando una ceja.
─Ulric, compa, lo que no sepas no hace daño─ declaró Damián divertido, mientras él y los otros empezaron a caminar sin rumbo fijo aparente.
─Oigan, y más o menos, ¿para dónde deberíamos ir precisamente?─ preguntó Ricardo, colgándose su mochila al hombro al tiempo que le pasaba a Damián la suya para que hiciera lo mismo.
─No iremos muy lejos, al parecer el líder de la operación se está escondiendo en una cabaña cerca de los limites del parque, justo donde hay un área de telefonía celular─ explicó Rómulo.
─En todo caso, ¿cómo saben tantos detalles?─ preguntó el chico de pelo negro ligeramente extrañado. Ambos chicos con temática animal se miraron el uno al otro, como si se dijeran un secreto silencioso; Damián miró por unos instantes a ambos chicos de ojos amarillos, antes de conectar los puntos y soltar una exclamación de sorpresa.
─No mames… ¡¿vinieron a buscar a quien cogerse?!─ preguntó el de pelo teñido entre impactado y asombrado. Eso le valió un zape doble de parte de Rómulo y Ulric.
─Lo que venimos o dejamos de venir a hacer no es de tu asunto, D'Carat─ declaró el chico de pelo largo fastidiado por la aparente burla del chico de familia adinerada.
─Pero la verdad sí, de hecho estábamos terminando de… "atender" a nuestra amiga cuando escuchamos a esos parásitos hablar de cazar a las aguilillas─ explicó Rómulo encogiéndose de hombros.
─No mamen, encima compartieron─ declaró Quilate, cuya expresión era de impresión y algo de admiración.
─Tampoco fue la gran cosa, sólo la pusimos a mamárnoslas, pero créeme, en verdad lo disfrutó─ ahora el mayor había pasado de comentar con naturalidad a presumir lo que habían hecho.
─¡Rómulo!─ declaró el chico, mostrándose avergonzado. El mayor del grupo se carcajeó por la reacción de su compañero, antes de abrazarlo por los hombros.
─¿De qué te avergüenzas, enano? Todos aquí somos machos, no hay nada de malo confirmar que también habíamos venido acá a conseguir algunas chicas para pasar el rato─ declaró el mayor, casi burlándose de la aparente vergüenza del de pelo largo en hablar del tema. Ricardo y Damián no pudieron evitar reírse al ver cómo Fiera intentaba sacarse a Lobo Salvaje de encima.
Unos veinte minutos de caminata, en la que tuvieron que esquivar los caminos rurales con intención de no llamar la atención, pues sabían que el mero hecho de ser reconocidos como jóvenes superhéroes haría un circo de atención, la cual acabarían llegando a oídos de las personas a quienes querían capturar, los cuatro chicos finalmente llegaron a la que parecía una bodega, justo el lugar que según Rómulo y Ulric era donde se escondía el tipo que dirigía la operación de la caza de las aguilillas. Al asomarse por una de las pocas ventanas, vieron a un hombre, bastante mayor, con pelo canoso y bigote con más blanco que negro, vestido con traje color ceniza y camisa blanca, y unas botas vaqueras de piel de serpiente; iba acompañado con algunos hombres vestidos de forma parecida a los cazadores que habían vencido hacía rato.
─¿Dónde mierda están esa bola de cabrones? Hace media hora que tendrían que volver con las pinches aves─ declaró el hombre molesto, tirando al piso el vaso con agave que tenía en la mano, el cual se rompió con el impacto.
─Cálmese, patrón, tal vez todavía tienen problemas para encontrar a las aguiluchas, tome en cuenta que tampoco son fáciles de encontrar, aún en éste lugar─ le intentó tranquilizar uno de los hombres.
─Aún cuando sea difícil encontrar a esos pajarracos, ya tendrían que haber vuelto con algunas, tenemos una lista de clientes, tengo seis coleccionistas que quieren una mascota exótica, nueve taxidermistas que ya quieren empezar a trabajar, cuatro modistas que desean todo un cargamento de plumas, tres cazadores que quieren trofeos nuevos, y les digo una cosa, pinches cabrones, si por culpa de esos pendejos pierdo la oferta de los dueños del restaurante, ¡YO HARÉ MORCILLA CON SUS HUEVOS Y LOS OBLIGARÉ A COMÉRSELOS A PUNTA DE ESCOPETA!─ declaró, casi poniéndose rojo de rabia, espantando con sus ladridos a sus empleados, algunos ante la amenaza de lo que haría si perdía el pago de los que aparentemente eran el pedido más gordo no pudieron evitar llevarse la mano a sus entrepiernas por la sola idea de cómo sería que su jefe cumpliera la amenaza.
─¿Coleccionistas? ¿Taxidermistas?─ preguntó Damián por lo bajo, mientras él los demás espiaban por la ventana.
─¿Dueños de restaurantes?─ agregó Ricardo igual de confundido─ entiendo a los cazadores, a los coleccionistas e incluso a los modistas pero...─ empezó a decir, cuando Rómulo tomó la palabra.
─No creerás que todos los taxidermistas están dispuestos a esperar a que les toque la suerte de que les llegue a sus manos el cadáver de tal o tal animal para poder rellenarlo, ¿o sí? De hecho los del Museo de Antropología suelen exigir registros muy exactos para asegurarse de que las piezas de taxidermia que les llegan son de animales que murieron de manera natural o fueron dormidos dentro de lo legal─ explicó el muchacho lobo.
─¿Y lo de los dueños de restaurantes?─ preguntó Damián.
─Tus papás se pudren en dinero, ¿no, Damián?─ preguntó Ulric pacientemente mirando al chico de reojo; éste asintió con la cabeza─ ¿nunca has oído de ricos que presumen haber comido cosas como corazón de tigre, filete de tejón melero o, como puedes ver, aguililla de pecho rojo?─ preguntó con ironía.
Damián asintió quedamente. Sus padres podían ser bastante cerrados demente, de milagro aceptaban que su vástago, como su papá insistía en decirle a veces para "sonar elegante", participara en un proyecto en el que él y sus amigos literalmente eran una tropa de Chippendales adolescentes, pero también tenían la decencia para declarar que para ellos la gente adinerada que hasta presumía pagar para comer platillos hechos con animales y también plantas que se hallaban en peligro de extinción, y por tanto protegidas, al igual que aquellos que aún vestían con pieles reales de animal, son unos bárbaros y la prueba de porqué la gente piensa mal de los ricos. El momento de tensión fue roto cuando Ricardo le tocó el hombro a su compañero y señaló una ventana abierta; Damián les dio una señal a Ulric y Rómulo y los cuatro con sigilo entraron a la bodega, no obstante al intentar esconderse tras unas cajas, el chico de pelo teñido tiró un bote, que por desgracia llamó la atención de los cazadores, dándoles apenas segundos para esconderse tras las cajas.
─Parece que tenemos un par de ratas, ¿no, muchachos?─ preguntó el líder, riéndose por lo bajo.
─Ya lo dijo, patrón, ¿será uno de los de los puestos de vigilancia?─ preguntó uno de sus matones, sacando de su cinturón una pistola que cargó.
─Pues si es, está muy lejos de la más cercana─ agregó otro, sacando una escopeta y cargándola.
Algo salió a toda velocidad y los motivó a disparar a los siete hombres que se encontraban a vaciar sus escopetas y pistolas, y cuando sus armas empezaron a hacer el típico sonido cliqueante que anunciaba que estaban sin munición, se fijaron bien y vieron que los dos objetivos a los que se supone habían acribillado eran dos muchachos, vestidos de forma que evidenciaba que eran superhéroes, uno de pelo negro y piel morena, que se encontraba sin ni un rasguño, y lo que parecía una estatua de diamante, cuyos movimientos que luego realizó delataban que estaba viva; a los pies de la supuesta estatua se encontraban las balas que se suponía que habían impactado contra ésta.
Ambos superhéroes jóvenes se lanzaron a golpear a los maleantes, y si eso no fue lo peor, sino el hecho de que de la nada se oyó un aullido, y de la nada un hombre lobo de pelaje oscuro saltó encima de ellos, repartiendo zarpazos entre los seis matones, que apenas y podían usar sus escopetas como garrotes, y sus pistolas como una especie de nudillos, en un intento inútil de defenderse de los tres superhéroes, pues entre la agilidad del licántropo, la dureza del cuerpo del chico de diamante, y el hecho de que sus golpes traspasaban al chico pelinegro como si de un fantasma se tratara, era virtualmente imposible.
Mientras observaba cómo sus matones eran apaleados por los dos chicos y el hombre lobo, el líder de los cazadores se encontraba buscando reemplazar el cargador de su pistola. Su plan primero mataría al hombre lobo, luego intentaría noquear tanto al chico de diamante como al fantasmita, pues al licántropo podría venderlo a algún taxidermista o coleccionista que pagase bien por una criatura así para sus colecciones, y a los otros dos podría venderlos a alguna feria como fenómenos, o incluso quitarles sus ridículos antifaces para ver si alguno bajo la máscara es alguien conocido, alguien que tan desesperado esté en mantener en secreto su identidad de héroe que no dude en aceptar hacer lo que él pida; no le caería nada mal tener dos chicos con poderes así trabajando para él.
─Espíritu del Gorila─ escuchó que decía una voz, y al alzar la vista vio a un chico con pelo castaño de niña vestido con ropa de aspecto vikingo, rodeado de un aura brillante que tomaba la forma fantasmagórica de un gorila que al igual que el muchacho se golpeaba el pecho.
El muchacho se puso en cuclillas con las manos apoyadas en el borde del contenedor sobre el que estaba parado, mirándolo con fiereza con unos brillantes ojos amarillos, antes de, sin siquiera darle tiempo de apuntar con su arma, brincar sobre él, derribándolo como si pesara mucho más de lo que parecía, haciéndolo tirar su pistola y dejándolo indefenso ante los fuertes puñetazos del chamaco, que con todo y su aspecto se sentían como que quien lo golpeaba era un luchador profesional.
─Cálmate, Fiera, no creo que el güey dé más pelea─ dijo una a espaldas del chico, una con un tono ligeramente ronco, como si tuviera problemas para hablar, y al virar sus ya hinchados ojos vio que el hombre lobo había cambiado ligeramente, ahora teniendo rasgos más humanos, pero todavía luciendo como gran parte animal. El chamaco que lo había estado golpeando obedeció y se alejó de él, dejándolo tirado.
─Miren lo que encontré─ dijo una tercera voz, y al voltear muy dificultosamente vio que un chamaco de pelo güerejo vestido como la estatua viviente de diamante, que con el flacucho de pelo negro estaba revisando su computadora portátil─ aquí hay todo: nombres, cuentas bancarias, depósitos, todo lo necesario para hacer caer a sus clientes─ agregó, mientras leía los datos en la computadora.
El tipo, en un intento de evitar que siguieran leyendo la información que sabía que lo hundiría hasta el fondo del Infierno, intentó agarrar su pistola en un intento de disparar a la computadora o a uno de los chicos, pero antes de siquiera rozar el arma, escuchó al chico de pelo largo decir "Espíritu de la Boa Constrictor", antes de sentir como el muchacho lo atrapaba en un abrazo de lucha, aprisionándole los brazos, nuevamente con muchísima más fuerza de la que debería tener un chico tan joven, al punto de que sentía perder la consciencia.
─Ya avisé a la policía, no deben tardar nada en llegar para acá─ declaró el muchacho pelinegro, presionando uno de los botones en los puños en sus muñecas.
─Eso es estar listo, Espíritu─ declaró el de antifaz y corbata blancos, felicitando a su compañero.
─Y antes de irnos, Fiera, suéltalo─ ordenó el licántropo, haciendo que el muchacho de pelo castaño soltara al tipo, pero éste no pudo ni disfrutar de su libertad ni alcanzar su arma pues el hombre lobo lo tomó de la camisa─ ten en claro que éste y todas las reservas naturales están bajo la protección de Lobo Salvaje y Fiera, y si tú o alguien más de tu calaña llega a aparecerse por aquí...─ empezó a amenazar el licántropo, dejando la amenaza al aire, permitiendo que el mero hecho de pasar dos de sus garras por la mejilla del sujeto, dejándole dos rasguños que seguramente dejarían cicatriz, dejando al hombre temblando como hoja, antes de noquearlo de un puñetazo. Los tres menores vieron cómo el mayor del grupo dejaba inconsciente al líder de los cazadores incluso impresionados.
─Bueno, creo que ya acabamos aquí, ¿quién tiene hambre?─ preguntó Quilate a los otros tres héroes, quienes sólo voltearon a ver al chico.
Una vez dejando a los cazadores quedaron noqueados y a disposición de la policía, los cuatro adolescente se alejaban de la bodega donde los indeseables se ocultaban, no pudiendo evitar hablar emocionados de cómo se habían desarrollado en una misión de rescate como esa, sobre todo el cómo Lobo Salvaje había dejado al líder de esos criminales temblando como hoja.
─Para mí que el tipo se acaba uniendo a Greenpeace en cuanto lo suelten─ declaró Damián divertido, el cual al igual que Ricardo se había sacado el antifaz; Ulric por otra parte se había limpiado la pintura de sus ojos, y Rómulo había deshecho su transformación, volviendo a ser completamente humano.
─Si vive lo suficiente para hacerlo, porque por lo que hizo algo me dice que no vivirá para cumplir su sentencia─ argumentó el muchacho de pelo largo, mientras deshacía las trenzas a los lados de su cabello, dejándolo completamente al aire.
─Muy bien, si acabamos aquí, ¿qué van a querer a cambio de ayudarnos a poner a ese cabrón en su lugar?─ preguntó Rómulo, viendo de reojo a Damián y Ricardo.
─Rómulo Villalobos, nos ofendes, ¿acaso nos acusan de ponerle precio a nuestro deber de superhéroes de querer ayudar?─ preguntó el de pelo teñido, mostrándose ofendido.
─Sí─ dijeron los dos muchachos con temática animal al mismo tiempo.
─Siendo justos, yo también pensé que tu querrías algo a cambio de ayudarlos, Damián─ confesó Ricardo, causando las risas de los otros dos ante cómo el chico de familia adinerada miraba enojado a su amigo.
─Como sea, igual nosotros tenemos una presentación más al rato, de hecho tenemos que ir dejar nuestras casas a nuestras cosas antes de ir a...─ empezó a decir Damián, cortando su discurso al tiempo de que por su expresión al parecer le ocurría una idea.
─¿Damián?─ preguntó Ricardo, extrañado por cómo su amigo había dejado de hablar tan repentinamente.
─Rómulo, dijiste que tú y Ulric harían lo que fuera porque Ricardo y yo los ayudamos a detener a esos cazadores, ¿no es así?─ preguntó el de pelo teñido con tono interesado.
─Pues no recuerdo haber dicho "lo que fuera", pero creo que sí, ¿Por qué? ¿quieren que les presentemos a la chava que nos las mamó?─ preguntó el mayor divertido. Ulric por reflejo le dio un puñetazo en el brazo.
─Es una buena propuesta, pero no, pero es una propuesta que seguro les hará muy felices─ explicó el muchacho con sonrisa enigmática─ y no sólo porque si gustan pueden invitar a su amiga─ agregó, antes de arquear una ceja con diversión, gesto que los otros chicos imitaron, en su caso por intriga.
Un rato después, en el almacén donde los chicos hacían sus presentaciones, las chicas que iban a verlos se encontraban aplaudiendo y vitoreando por la salida de los nueve galanes que las hacían suspirar enamoradas (¿y para qué negarlo? Hacían que les picara la cosita), y más porque se comentaba que, al igual que en su presentación para el inicio de la primavera, los chicos tendrían a un invitado especial. El sonido del micrófono hizo que las chicas se emocionaran, pues ya sabían lo que venía a continuación.
─Hola, hola, mis hermosas, aquí su amigo DJ Ampere, como seguro ya oyeron, para ésta presentación tenemos un invitado especial: el papi chulo príncipe de la jungla, Ulric, así que sin querer hacerlas esperar más, aquí están, para su disfrute y gozo, nuestros chicos: ¡Los Chippenboys!─ anunció el joven de ascendencia asiática, y las chicas aplaudieron y aullaron emocionadas ante la idea de que el espectáculo empezara.
(N/a: aquí la canción de acompañamiento /watch?v=c1KoyCZP4l4)
Las luces se encendieron, mostrando que los chicos se encontraban al fondo del escenario, todos hincados sobre una rodilla en pose el fila india, todos vestidos con maillots de gimnasia cortos de distintos colores, (Mateo uno rojo, Michel traía uno azul, Dante rojo, Santiago amarillo, Carlos verde, Lucas morado, Eliseo uno gris, Damián uno blanco, Ricardo uno azul claro, y Ulric uno naranja), botas tácticas negras, baceras de tela negra, cinturones amarillos con hebillas doradas con el logo del grupo (el dibujo de un cuello de camisa con una corbata de lazo con una estrella en el nudo), y usando antifaces sencillos de tela negra; los chicos que tenían el pelo largo lo tenían recogido en una cebolla alta.
La música empezó y ellos comenzaron la rutina, levantándose de dos en dos durante los primeros acordes de bordes al centro, inclinándose hacia un lado como queriendo tocar la punta de sus pies y levantándose sobre los acordes de guitarra, y cuando la música se animó los chicos dieron una maroma hacia delante. Así empezaron los chicos con su bailable, haciendo piruetas, movimientos de caderas ligeramente insinuantes y maromas. Los aplausos de las chicas se hicieron más fuertes en la parte que parecía un rap, donde Michel, Ricardo, Lucas y Ulric hicieron gala de una gran habilidad gimnastica, haciendo piruetas, mortales invertidos, trucos dignos de medallistas olímpicos. Terminar rutina con un giro para volver a estar hincados en una rodilla, esta vez mirando a las chicas, dedicandoles sonrisas galantes, al tiempo que las luces se apagaban con los aplausos y los chiflidos de las chicas.
En los camerinos, los chicos se sentaron en las bancas mientras se quitaban los accesorios los antifaces, braceras y cinturones, sin dejar de hablar sobre cómo les había salido su presentación de apertura, riéndose divertidos sobre cómo se notaba que las chicas habían disfrutado de la apertura. Incluso Ulric, quien había tenido sus dudas al principio de aceptar la invitación de Damián y Ricardo, pero tenía que admitirlo se había divertido.
─De hecho me sorprende que alguna de las chicas no intentara agarrame mientras veníamos para acá─ declaró el pelilargo a los otros chicos.
─No te mentiremos, sí ha pasado que alguna fan se ha pasado de mano larga, de hecho un par de veces ha pasado que nos agarran del traje, incluso nos los han rasgado─ explicó Carlos.
─Son las que más odia Mónica, pues por culpa de ellas, ella tiene que reparar los rasgones o, cuando el daño es ya bastante serio, se ve obligada a desechar lo dañado y hacer un reemplazo─ agregó Santiago.
─Ya imaginarás cómo se pone cuando lo que arruinan es un traje de una pieza como éstos─ terció Michel mientras se jalaba los tirantes de su atuendo.
─Sólo esperemos que el nuevo cadenero no tenga tanto problema como los anteriores en asegurarse de que las chicas se calmen─ declaró Mateo, encogiéndose de hombros.
─Pues algo me dice que no tendrán problemas con eso, muchachos─ declaró Ulric burlón. En eso la puerta del vestidor se abrió y por ella se asomó Rómulo, quien vestía una camiseta negra con el logo del grupo. Detrás de él pudieron ver a una chica de pelo castaño con coletas, de buen cuerpo y pechos medianamente grandes, vestida de jeas, camiseta y lentes, y que parecía emocionada de ver a los chicos.
─Disculpen, muchachos, pero esta jovencita dijo que le gustaría conocer a Ulric─ dijo el muchacho, mientras la chica pasaba de estar emocionada a mostrarse tímida y sonrojada.
─¿A mí?─ preguntó el muchacho confundido.
─¿Pero cómo no?─ preguntó Mateo, ligeramente divertido, mientras él y el resto empujaba al chico de pelo largo hacia la entrada, donde la chica parecía muy emocionada por que la dejaran pasar tiempo con el joven invitado.
─Pueden usar una de las habitaciones al fondo del pasillo, hay unas con nuestros nombres en las puertas, se van por otro pasillo que hay entre las puertas con mi nombre y el de Ricardo, y hallarán otras sin nada escrito, esas son para disfrute de los invitados─ explicó Dante.
Ulric estaba apunto de protestar cuando la chica, una vez que lo tuvo a la mano, lo agarró de la muñeca y lo abrazó efusivamente, haciendo que él quedara literalmente con la nariz entre los pechos de la chica, la cual si bien no eran precisamente tan grandes que debían ser operadas, si lo eran lo bastante grandes para que al chico de pelo largo se le antojara verlas sin ropa que las cubriera. La chica se separó ligeramente del chico para tomarlo de la mano y llevarlo por el pasillo como le habían indicado los otros chicos, quienes se asomaron por la puerta para despedirse burlonamente de su amigo, mientras le mandaban gestos de felicitación al chico que los veía con una expresión que parecía preguntar si lo que le estaba pasando era real.
─Algo me dice que él será muy requerido por las fans─ declaró Ricardo divertido, viendo cómo Ulric caminaba hacia las habitaciones acompañado de la chica.
─Sí, mi hermano sacó la galanura de la familia─ declaró Rómulo divertido, y ante la mirada incrédula de Ricardo y Damián no pudo evitar reírse por lo bajo─ Sí, Ulric y yo somos hermanos, bueno, medios hermanos─ explicó el mayor, sonriendo de medio lado.
─Pero entonces...─ empezó a decir Damián, mostrándose confundido.
─Mismo padre, diferente madre, el cabrón se metió con la mamá de Ulric cuando vio que yo no heredé su poder sino el de mi mamá, nuestras madres se enteraron que estaba casado con las dos con distintas identidades, así que lo mandaron al diablo y al bote por bigamia, y básicamente se unieron para criarnos al enano y a mí─ explicó el chico. Damián y Ricardo sólo pudieron asentir
Mientras esto pasaba, Ulric era guiado por la chica hacia el patio interior, donde precisamente se encontraban las nueve puertas con los nombres de los nueve Chippenboys titulares, siguiendo las instrucciones del chico de mechas rojas fueron por un pasillo que se hallaba entre las puertas con el nombre de éste y de Ricardo, que los condujo a otro jardín interior redondo, también con nueve puertas alrededor de éste, y como Dante había prometido ninguna tenía un nombre escrito, y de hecho en una placa que daba a la entrada decía "cuartos adicionales para disfrute de nuestros bailarines invitados".
Se decidieron por la primera puerta a mano derecha, y vieron una habitación modestamente amueblada, apenas con una mesa, con un par de sillas, una televisión y una cama con sabanas blancas y una sola almohada, y un cuartucho que más que nada parecía ser un baño. El cuarto no parecía nada del otro mundo pero para lo que iban a hacer parecía más que aceptable.
Casi sin esperar tiempo la chica tomó a Ulric de los tirantes del maillot y le dio un apasionado beso, el cual el muchacho de pelo largo tardó un poco en corresponder, poniendo una de sus manos en uno de los pechos que ya hacía rato lo venían tentando, al tiempo que la otra la llevaba a uno de los igualmente atrayentes glúteos, metiendo la mano por los jeans de la chica.
─Quítate la ropa antes de que yo mismo te la desgarre─ dijo el muchacho una vez que rompieron el beso. La chica se rió divertida.
─Por más sexy que se oiga la propuesta, no traigo ropa de repuesto, así que...─ la chica dejó la frase al aire mientras se alejaba de Ulric para sacarse la blusa, aprovechando para sacarse el sostén y los lentes, cosa que dejó al aire sus pechos grandes a la vista del chico pelilargo, quien los veía como hipnotizado; esos pechos eran fácilmente del tamaño de su cara, y esos pezones rosados parecían ser cada uno del tamaño de su ojo.
Ulric ni corto ni perezoso se lanzó a los pechos de la chica, comiéndole los pezones con avidez, sacándole gemidos de placer a la chica ante la habilidad que mostraba el muchacho, dirigiéndose hacia la cama con torpeza mientras ella se sacaba los jeans y las bragas, además de los tenis que llevaba, mientras el pelilargo se sacaba el maillot, aprovechando que ya a esas alturas éste y las botas eran lo único que llevaba puesto. Debido a que se estuvieron quitando la chica sus jeans y bragas y Ulric el atuendo de licra, la ambos no pudieron evitar tropezar y caer en la cama, cosa que lejos de molestarles les causó gracia, aprovechando que estaban echados para terminar de desnudarse, permitiéndole a la chica ver que para ser tan joven el pelilargo estaba muy bien equipado.
La chica no pudo contenerse y, doblándose hacia delante, atrapo con la boca el miembro del adolescente, haciéndole una felación que lo hizo ver estrellas. El chico disfruto del oral mientras tocaba los pechos y los glúteos de la chica, pasando los dedos por el sexo sin vello de la chica, cosa que parecía mandar más sangre a su erección; la muchacha estaba como se la recetó el doctor. Habiendo decidido que ya había tenido suficiente del oral, pues no deseaba terminar en la boca de la muchacha, el chico la invitó a acomodarse de forma de que estuvieran en posición de misionero, pero mostró duda cuando iba a penetrarla.
─Espera, no traje condones─ explicó el muchacho, pero el sentir que la chica le acariciaba el rostro llamó su atención, haciéndolo verla a los ojos.
─Tranquilo, cuando nos invitan nos solicitan hacernos un chequeo para mostrar que estamos limpias, y además nos piden que si vamos a querer éste trato debemos tomar algún método anticonceptivo, en especial a las que aún son menores de edad, como yo que todavía tengo diecisiete─ explicó la muchacha, enternecida por cómo el chico quería mostrar responsabilidad de ponerse condón.
El oír que básicamente no tenía que preocuparse por ponerse preservativo, algo se apagó en el cerebro de Ulric, quien tras volver a lanzarse a devorar los pechos, la penetró con una fuerza que la dejó viendo estrellas, antes de empezar un vaivén que la dejó con los ojos en blanco. Parecía que el chico había pasado a ser un animal que sólo seguía su instinto de aparearse.
Lo hicieron en varias posiciones por espacio de veinte minutos, con el chico mostrando una fuerza y resistencia que superaba a la de muchos chicos de la edad de la chica. Estaban con la chica de lado, con Ulric levantándole la pierna al tiempo que la penetraba, cuando el chico, sintiendo el clímax acercarse, se dobló hacia delante, agarrando uno de los hecho de la chica, y apretándolo al tiempo que apretaba su pelvis contra el sexo de la chica, dejando su semilla en el interior de ésta, antes de desplomarse sobre ella, ambos jadeando pero felices por la faena.
─Por cierto, me llamo Lucinda─ se presentó la muchacha.
─Ulric, pero eso ya lo sabes─ se presentó el chico─ si te digo que intentaré venir más seguido como invitado, ¿vendrías a verme?, preguntó sacándole una risa divertida a la mayor, quien empezó a hacer como que pensaba la propuesta del pelilargo.
─¿Y si yo te digo que, para hacerlo más fácil, quedamos un día para ir al cine?─ respondió ella.
─Consideralo trato hecho─ declaró el chico, estirándose para darle un beso en la boca, que poco a poco volvieron más apasionado; ya luego le preguntaría a Mónica si le importaría que se llevase el atuendo a casa.
Fin
Tercer capitulo de mi historia con personajes originales, casi no tan atrasado como el anterior (con énfasis en "casi") pero más vale tarde que nunca, intentaré subir el siguiente más rápido, igual espero que sea de su agrado, intentaré actualizar éste y otros trabajos. Les habla BlackRose9213 deseándoles buenos días tardes o noches, sea la hora en que lean éste fic.
