Disclaimers: Éste fic es escrito con personajes totalmente ficticios, cualquier nombre que pueda sonar de la vida real es pura coincidencia. Es un fic straight shota, si no les gusta la temática les sugiero no leerlo, eviten dejar reviews, anónimos o bajo cuenta, con críticas o comentarios desagradables.
Los Chippendudes
Héroes del Verano
Un día de verano en la Ciudad de México, y en una de las tantas piscinas públicas en la ciudad, Ricardo, Damián, Lucas y Eliseo se encontraban disfrutando del sol, el ligeramente agradable olor del cloro… y naturalmente de la vista de las mujeres en bañador, que iban de chicas de su edad, pasando por chicas de preparatoria y universitarias guapas, hasta MILF certificadas a las que con gusto les cambiarían una cogida a cambio de un aventón a su casa, incluso si no llegaban hasta la mañana siguiente.
Los cuatro chicos veían con ojos fascinados cubiertos con lentes oscuros, lente de espejo en el caso de Damián, no sólo como las chicas usaban trajes de baño pegados al cuerpo o bikinis que dejaban poco a la imaginación, sino que se notaban que algunas no les eran indiferentes. Justo eso hacía una ventaja del bóxer flojo azul con amarillo que traía Lucas, pues eso le hacía más fácil ocultar su erección en comparación con los shorts cortos que usaban Ricardo, en color gris y azul, y Eliseo, en rojo y negro, y ni hablar del speedo azul con verde que llevaba Damián, de hecho era sorprendente que la punta del chico de pelo teñido no se estuviera asomando por fuera del traje de baño; una cosa era que ellos llamaran la atención de las chicas y otra totalmente opuesta que estas no se reirían en sus caras si notaban que a Damián se le veía la polla.
─Chicos, no se ustedes, pero esto es vida─ declaró Eliseo, antes de darle un trago a su bebida, antes de dejarla junto a las de los otros, en la mesa entre su camastro y el de Lucas.
─¿Lo dices por el sol, el agua, o las vistas?─ preguntó divertido Ricardo.
─Pos por las tres─ declaró el chico de piel morena.
─Y eso que no les he llevado al club del que mis padres y yo somos socios─ señaló el de pelo teñido. Lucas soltó un resoplido divertido.
─Bájale, pinche pirrurri talla mediana, que andamos bien cómodos para que andes jodiendo presumiendo tus riquezas─ declaró el chico negro con burla en buena onda. Ricardo se carcajeó por el comentario de Lucas.
─Es verdad, Lucas, es bien padre ir al club al que Damián y sus papás pertenecen, en especial los lunes─ declaró emocionado el moreno.
─¿Qué pasa los lunes?─ preguntó Eliseo confundido.
─El club cierra, pero como mis papás son accionistas mayoritarios, a mi me dejan entrar cuando se supone que está cerrado al público, y eso me deja… tomarme ciertas libertades, como invitar a más personas de las que normalmente permiten a los miembros─ explicó el ricachón.
─Se sorprenderían las pachangas que hemos llegado a organizar aprovechando que somos los únicos en el lugar─ declaró Ricardo emocionado─ aunque eso si, es un fastidio que luego nos toca a Damián y a mí limpiar para no levantar sospechas de lo que hicimos─ agrega, encogiéndose de hombros. Eliseo se carcajeó.
─Ay, no nos digan que cuando están solitos andan haciendo joterías─ declaró el muchacho bronceado, aguantándose para no carcajearse.
─No mames, pendejo, nos invitamos unas viejas, algunas mayores para que compren unas chelas, y nos divertimos aprovechando que las instalaciones del club están desocupadas─ explicó Damián─ y antes que pregunten, no, no nos hemos limitado sólo a las albercas del lugar─ agregó con una sonrisa ladina.
─¿Cómo está eso?─ preguntó Eliseo confundido.
─Hemos tenido… fiestas, en las albercas, también en los gimnasios e incluso en los vestuarios, regaderas y saunas─ explicó el adinerado.
─¿Pero en esos lugares no ponen cámaras de seguridad en ese tipo de espacios?─ preguntó Eliseo confundido; Sabía que Damián y Ricardo tenían la resolución de dedicarse al entretenimiento para adultos cuando fueran mayores, y que sus lugares favoritos para filmar eran los lugares de riesgo, pero tampoco los creía tan arriesgados (o más bien, pendejos) para hacer travesuras en donde podrían ser filmados por alguien que les fuera con el chisme a sus padres, en particular a los de Damián.
─Una ventaja de que los otros accionistas del club ni saben que vamos aprovechando que el club cierra─ explicó el chico de pelo teñido divertido─ no asignan empleados para vigilar, y como no saben que mis papás me confiaron los códigos de las alarmas y las cámaras ni saben que Ricardo se cuela a la oficina y las apaga, es como tener tu propia villa vacacional─ explicó extasiado.
─¿Dices que has tenido un lugar donde podríamos haber hecho montón de presentaciones de los Chippenboys, y nosotros apenas nos enteramos?─ preguntó Lucas con un tono de delataba que pensaba que su amigo era un tonto.
─A ver, cabrón, una cosa es que usemos el club aprovechando que esté solo los lunes, y otra es que corramos el riesgo usándolo para las presentaciones del grupo─ declaró Damián, fastidiado de ser tratado como idiota.
─Además, muchachos, en la Bodega tenemos cosas que no tenemos disponibles en el club, como por ejemplo, un escenario y habitaciones para luego de presentarnos─ agregó Ricardo, y tanto Lucas como Eliseo tuvieron que darles la razón a sus amigos.
Fue cuando notaron a un chico delgado de pelo castaño ondulado, ojos marrones y pecas, vestido con unos shorts rojos con amarillo, camiseta negra de tirantes y crocs rojos, a otro de cuerpo delgado atlético, piel ligeramente bronceada, ojos marrones, pelo negro y nariz ligeramente grande, vestido con un bikini negro con cordones dorados, camiseta blanca abierta y sandalias, y a uno de cuerpo delgado atlético piel clara, de pelo rubio largo hasta el cuello y ojos azules, vestido con un speedo azul con verde, camiseta blanca, lentes de sol y tenis. Los tres muchachos, recién llegando a la alberca, hablaban animadamente, al parecer disfrutando de las vistas que se podían disfrutar.
Los chicos los reconocieron de inmediato: eran Ramón Santana, alias Eco, Zuberi El-Raddad, alias Príncipe Momia, y Misu Fuentes, alias Mariner, los tres compañeros suyos en la Academia Superior, y todos ex-miembros del grupo de "héroes" de Maximiliano, quienes no dudaron en mandarlo al diablo cuando éste estuvo dispuesto a dejarlos morir a ellos y a Estela Bracho, alias Venus, en un accidente que él ocasionó en el ejercicio de Salvar al Ciudadano. Luego de renunciar al equipo del chico de aliento de humo, los cuatro se habían quedado juntos y hasta habían hablado de reunir más miembros, y tal parecía que con ellos venía uno nuevo: un chico bajo de piel morena, ojos marrones almendrados, pelo oscuro hasta los hombros, y cuerpo delgado atlético, vestido igual que Zuberi con un bikini de cordones, sólo que él suyo era rojo con cordones negros, además de una camisa de manga corta abierta, gorra con la visera hacia atrás y sandalas.
A él lo reconocieron a medias, un tal Farid Melikyan, también de la Academia Superior, pero de otro grupo; no sabían mucho de Farid, sólo que era de Arabia, hijo o protegido de uno de esos magnates extranjeros (los chicos no estaban muy seguros), y que su nombre de superhéroe era Lamasu, aunque tampoco estaban muy informados siquiera de cuál era su poder.
─¡Eh, Masu!─ gritó Eliseo, llamando la atención del chico rubio, quien sonrió al reconocerlo, sonrisa que fue compartida por Ramón y Zuberi, y no dudaron en acercarse, seguidos de cerca por Farid.
─¿Qué onda, perros?─ saludó Ramón, chocando los cinco con los chicos, siendo imitado por sus amigos.
─Lo pequeño que es el mundo─ declaró Zuberi.
─No, pequeños que son tu bañador y el de su amigo, Zuberi─ declaró Eliseo viendo los bañadores de cordón de ambos chicos morenos─ ¿No les preocupa que se les atoren los cordones en alguna rama y acaben con la manguera al aire?─ preguntó divertido.
─A lo mejor sería lo mejor, ya sabes, presumir la mercancía─ declaró Zuberi, mientras sutilmente se agarraba el paquete─ ya saben, Sahar Alshrq─ agregó divertido, sacándole risas al otro chico moreno.
─Sabríamos mejor si lo dijeras en español, Zuberi─ declaró Masu, ligeramente fastidiado.
─El Encanto de Oriente, pues─ tradujo el egipcio, como si fuera obvio lo que hubiera dicho.
─Por cierto, chicos, permítanos presentarles a nuestro amigo, Farid Melikyan─ presentó Zuberi, poniendo una mano en el hombro del otro chico moreno.
─Hemos oído de él, el tal "Lamasu" del grupo de 2° C, ¿no?─preguntó Eliseo, queriendo confirmar lo que había escuchado del chico árabe.
─Eso es correctos─ dijo el muchacho en un burlesco acento árabe, que sacó carcajadas a los cuatro Chippenboys.
─¿Dónde está Estela?─ preguntó Ricardo al no ver a la única chica del grupo.
─Dijo que tenía algo importante que hacer hoy, así que no pudo venir─ explicó Ramón.
Eliseo, Lucas, Damián y Ricardo no tuvieron que adivinar a lo que se refería el chico de voz supersónica, dado que no era secreto que Estela era novia de su amigo Michel. Ese mismo día habían invitado a los otros a ir con ellos a la alberca, pero habían recibido negativas por una u otra razón, en el caso de Michel porque según él "haría unas cosas para su tía"; una de dos: o el chico invisible estaba tirándose a su tía (a la cual ya habían visto y estaba buenísima) o mientras ellos nadaban en la alberca él se tiraba a su novia.
─Bueno, estando los ocho juntos, ¿qué les parece si echamos una competencia de clavados? Gana el que más miradas de chavas consiga─ propuso Damián.
Pero antes de que los chicos pudieran responder, que parecía que iba ser una afirmativa de parte de todos, vieron una camioneta negra siendo seguida de cerca por patrullas de policía, cosa que llamó la atención de muchos de los presentes que incluso movidos por la curiosidad mórbida se acercaron a la valla de alambre que limitaba la propiedad de la alberca pública con intención de no perder de vista el espectáculo.
Los chicos se mandaron miradas significativas los unos a los otros, disimuladamente entraron a los vestidores y se cambiaron a sus trajes de superhéroes, vistiéndose como Espada de Cobre, con sus ojos refulgiendo de blanco, Bandido Jr., Espíritu y Quilate de los Chippendudes, al igual de Eco, el Príncipe Momia, Mariner y, enfundado en un chaleco árabe color azul marino, pantalones bombachos azul marino, babuchas blancas, brazaletes de metal plateado en las muñecas, y pintura azul marino en los ojos para mantener su identidad, Lamasu; se valieron del poder de intangibilidad de Espíritu para salir por el muro del vestidor sin llamar la atención.
─Oigan, ¿a ustedes no les causa algo de incomodidad andar sin ropa interior?─ preguntó Eco acomodándose ligeramente la raya de sus jeans negros; antes de ponerse los pantalones del traje, los chicos se habían sacado los trajes de baño, pues entre lo ajustado del pantalón de Bandido Jr. contra lo holgado de su short de baño, y que Lamasu y Principe Momia estarían a un tirón de que se les aflojaran los suyos, lo mejor era ir en plan comando.
─Ese es nuestro secreto cuando usamos los trajes, Capitán… nosotros jamás usamos ropa interior─ declaró Quilate, sacándole risas a todos, incluso a Eco, ante la referencia a una película de superhéroes que les gustaba a todos.
─Y por cierto… ¿cómo les haremos seguimiento? Porque creo que iban a toda velocidad─ señaló Príncipe Momia, y todos se llevaron la mano a la frente, sintiéndose idiotas al darse cuenta que ninguno pensó en eso.
Dos viajes en camión después, en los cuales tuvieron que dar uno que otro autógrafo y tomarse una que otra selfie (donde no faltó ninguna igualada que aprovechó la cercanía para agarrarles el paquete o dejarse agarrar las pompas), y valiéndose del GPS en sus celulares que les permitía seguir a los coches de policía, llegaron a un almacén abandonado, donde los vehículos policíacos ya tenían rodeado el sitio, escuchando mientras se escabullían que el motivo por el que no se motivaban a entrar era porque los ladrones tenían rehenes, y esperaban a los francotiradores para abatir a los delincuentes sin arriesgar a los rehenes. Nuevamente con ayuda de Espíritu, se colaron uno a uno por una pared cercana, y vieron que en efecto los cinco ladrones tenían como a tres personas, un señor mayor, una mujer entrada en años y una mujer joven a lo mucho en sus treinta, todos vestidos de tal forma que parecían empleados de un banco.
─¿Creen que esos policías ya estén consiguiéndonos lo que pedimos?─ oyeron que uno de los ladrones le preguntaba a un compañero.
─Más les vale o empezarán a sonarse balazos─ declaró éste, apuntando con su arma a la mayor de las mujeres, quien se mostró aterrorizada ante la amenaza..
─Acabo de pensar, ¿y si sólo nos tronamos a los vejetes para animar a los polis a traernos la camioneta, y cuando nos vayan a dejar ir le metemos otra bala a uno de los cuerpos y nos llevamos a la morra?─ propuso uno de pronto.
─Buena idea, cabrón, esta mami se nota que está riquísima, podría darnos un buen rato de diversión mientras nos escapamos─ declaró un tercero con una lujuriosa malicia, que espantó a la chica por cómo gritó.
Los chicos escuchaban lo que hablaban lo que los delincuentes hablaban con una mezcla entre asco y rabia, entre oír que pensaban matar a los señores de todas formas, y que pensaban llevarse a la chica, una preciosa chica de pechos medianos, piel morena, pelo castaño y ojos marrones, ataviada en un lindo traje color gris sobre camisa blanca y corbata roja, con pantimedias y zapatos negros. Los chicos se miraron entre sí, y Bandido Jr. acto seguido sacó su botella deportiva y dio un gran trago, y acto seguido se lanzó a pelear.
─¡Miren, pendejos!─ gritó de manera escandalosa y atropellada─ ¡Más les vale soltar a mayorcitos y a la mamasita hermosa y levantar las manos!─ declaró, apuntando con un dedo a los maleantes, de los cuales cuatro se carcajearon ante la amenaza.
─Miren a ese chamaco, entre que está vestido para Halloween cuando ni es Septiembre, y que encima está bien pedo─ declaró uno. Pero sus risas se cortaron cuando uno, de piel negra, levantó su arma en dirección al chico.
─No sean pendejos, es un puto superhéroe─ declaró antes de empezar a disparar, pero sus balas se vieron detenidas por las vendas de Príncipe Momia, quien junto con los otros bajó de un brinco y dio un aterrizaje limpio al ponerse al lado de su compañero.
─Corrección, somos ocho putos superhéroes─ declaró Eco con tono burlón.
─Chale, Eco, mejor no ayudes─ dijo Espada de Cobre frustrado, y el chico de atuendo roquero se llevó la mano a la boca al darse cuenta que lo que había dicho no sonó bien.
─Matenlos─ ordenó el maleante que había reconocido a Bandido Jr. como un superhéroe, y acto seguido los cinco maleantes empezaron a disparar contra los chicos, quienes apenas pudieron escudarse con los vendajes de Príncipe Momia, el cuerpo de Diamante de Quilate y el agua de Mariner.
─No puedo intentar gritar sin miedo a recibir una bala en la garganta─ declaró Eco.
─Tengo una idea, pero necesito quitar a los civiles─ dijo Lamasu.
─Yo estoy en eso─ declaró Espíritu, para acto seguido hundirse en el piso con su intangibilidad.
─Yo te sigo, compadre, y aquí voy─ secundó Bandido Jr., moviéndose, torpe pero rápidamente, escondido entre cajas con intención de esquivar las balas.
Los chicos vigilaron escondidos en el agua y el que capturaba las balas y las vendas que las bloqueaban cómo Espíritu salía del piso y volvía a hundirse, ésta ves llevándose consigo a la señora mayor, y cómo Bandido Jr. usaba sus movimientos rápidos, aprovechando el descuido de los maleantes para sacar al mayor; la chica sencillamente corrió detrás del joven negro, esperando que él pudiera defenderla mientras se ponía a salvo.
─Lamasu, creo que ahora te toca─ declaró Mariner. El chico árabe ni se hizo esperar, y acto seguido su cuerpo se descompuso en una tormenta de arena, dejando su ropa atrás, e inmediatamente envolvió en un remolino de arena a los maleantes, los cuales en su desesperación ni se sintieron capaces de disparar por miedo a terminar disparándose los unos a los otros.
─Eco, Espada de Cobre, les toca─ declaró Quilate al tiempo que se quitaba, y el chico de atuendo roquero lanzó un potente grito, mientras que el Chippendude que faltaba daba un fuerte golpe con su bastón, que en conjunto crearon una onda de choca que tiró a los cinco maleantes contra la pared, dejándolos fuera de combate.
La policía entró en el acto y arrestaron a los cinco, y se llevaron a los dos rehenes mayores, pero aunque ofrecieron buscar a la rehén joven, la mujer mayor había insistido en que la dejaran, asegurando que muy probablemente estaría recuperándose del susto de que los malvivientes pensaban simular haberla asesinado para secuestrarla con nefastas intenciones, y que ella y su compañero podrían excusarla con su jefe en el banco para darle el resto del día.
─Oigan, ahora que lo pienso, ¿dónde están Ricardo, Lucas y Farid?─ preguntó Espíritu, aprovechando que como tanto dos de los rehenes como la policía se habían retirado para hablar por los nombres de civil.
Un fuerte sonido de succión llamó su atención de un montón de cajas, y al asomarse a revisar vieron algo que ninguno se esperaba: Farid todavía desnudo pues al parecer no se había molestado en recoger su traje de héroe tras volver a formarse, por lo que la mancha azul en su cara era literalmente lo único que llevaba puesto, y Lucas y Ricardo los dos con los pantalones en las rodillas, con la preciosa empleada del banco arrodillada, con la falda levantada mostrando que no traía ropa interior, tomando turnos para mamárselas a los tres adolescentes.
─¡Pinches cabrones!─ declaró Quilate, más sorprendido que enojado.
─Nosotros enfrentando a los ladrones y ustedes bien a gustito recibiendo una mamada de esta mamita─ secundó Mariner, poniendo las manos en su cintura.
─¿Pues qué esperan para unirse? ¿O acaso les da miedo no estar a la altura?─ preguntó Ricardo en tono burlón.
Eso bastó como invitación a los otros chicos para unirse: sin pensarlo Zuberi hizo que sus vendajes dejaran de envolverlo y se sacó su short, quedando sólo con su diadema egipcia, Masu se sacó todo hasta quedarse sólo con sus gafas de natación y sus wet shoes, Ramón siguió su ejemplo quedando sólo con sus lentes oscuros y sus botas, Espada de Cobre y Quilate se limitaron a sacarse sus hot pants, y todos acercaron sus ya crecientes erecciones a la chica, quien ni corta ni perezosa se lanzó a devorar los otros seis miembros que se le ofrecían.
Fue casi una hora que la chica se turnó para estimular con la boca los falos de los ocho chicos, también turnándose para masturbar a dos más con sus manos, mientras que los que no eran atendidos por su boca o sus manos se estimulaban ellos mismos. Finalmente, a Lucas se le prendió el foco y, dedicándole una sonrisa cómplice a Farid, quien sonrió al entender la intención del muchacho negro, se acomodaron Farid abajo de la chica y Lucas detrás de ella, y al mismo tiempo ambos introdujeron sus miembros en la vagina de la chica, dejándola viendo estrellas mientras practicaba oral a Damián; los demás miraron sorprendidos cómo Lucas y Farid habían pasado a penetrar a la chica, antes de que Eliseo sonriera cómplice.
─Has cacho, compadre─ le dijo a su amigo negro, acomodándose entre él y la chica, aprovechando la posición para introducir su miembro por la otra entrada de la chica, sacándole un gemido de gusto.
─Pero sin dejar de darnos gustos, mami─ declaró Ricardo, mientras él y Masu animaban a la muchacha a seguir masturbándolos, cosa que la chica hizo aún cuando el placer de tener a los tres de los dos chicos en sus dos entradas la desconcentraba. Para rematar, Zuberi, Ramón y Damián le ofrecieron sus tres pollas.
─Para que tengas ocupada todas las entradas, guapa─ declaró con picardía el de pelo teñido. La chica ni se hizo rogar y empezó a turnarse para mamársela a los tres chicos.
Tras unos veinte minutos de Lucas y Farid penetrando a la chica por su vagina, Eliseo de su entrada trasera, de Ricardo y Masu usando las manos de la chica para masturbarse, y Zuberi, Ramón y Damián recibiendo mamadas de esta, llegando a meter sus tres hombrías a la vez en su boca, el esperma empezó a fluir, dejando básicamente bañada en semen a la chica, quien se desplomó en el suelo en el suelo cansada, llena y satisfecha, mientras los chicos procedían a volver a vestirse, mientras Eliseo le ofrecía un celular de aspecto desechable.
─Puedes anotar tu teléfono si deseas que alguno de nosotros vuelva a… cuidar de ti─ ofreció el chico bronceado con una sonrisa galante; la chica ni se hizo de rogar para, con algo de esfuerzo, alcanzar el celular y escribir en él.
Luego de que ésta asegurara que estaría bien, los ocho chicos decidieron dejarla descansar de la faena, y se dirigieron a la salida. Ya unas calles de distancia, los chicos se metieron a una construcción que parecía una casa abandonada, y al salir Lucas usaba una camiseta blanca de tirantes, bermudas y huaraches, Eliseo una camiseta azul claro sin mangas con capucha y con el logo de los Chippenboys en la espalda, short deportivo negro y tenis blancos, Damián una camiseta holgada blanca, jogger beige y mocasines, Ricardo camiseta sin mangas azul, pantalón de licra a las rodillas y tenis, Ramón camiseta blanca de tirantes, short deportivo y crocs, Masu camiseta blanca sin mangas con capucha y motivo de burbujas en el pecho, Zuberi croc top blanco, jogger negro y huaraches, y Farid vistiendo sólo unos joggers color arena y tenis.
─Muy masculino tu atuendo, Zuberi─ declaró Eliseo divertido.
─No veo nada de malo en ser el único lo bastante macho para no importarme usar de estas mientras pueda presumir mi físico─ declaró el egipcio, acariciando los cuadros que ya empezaban a aparecer en su vientre.
─No sé ustedes, pero a mí me gustó cómo terminó el día─ declaró Ricardo.
─¿Por lo bien que nos fue en el rescate, o por cómo nos premió esa mamacita rica por salvarla?─ preguntó Masu divertido, abrazando al chico intangible por los hombros.
─¿Tú cuál crees?─ respondió el chico, dándole unos ligeros puñetazos en el costado al hidrokinético.
─Creo que esto deberíamos celebrarlo─ declaró Damián.
─¿Celebrarlo más de lo que ya lo hicimos?─ preguntó Lucas divertido.
─Pos si, compadre, así que nadie haga planes para el lunes, díganle a sus papás que saldremos en grupo, y de paso acordemos con los demás del grupo que hagan lo mismo, que el lunes nos la vamos a pasar de pelos─ declaró, dejando a los cuatro ajenos al grupo ligeramente confundidos, pero a sus compañeros y amigos con sonrisas cómplices al comprender de lo que hablaba.
Sólo cabía decir que el lunes, los Chippenboys y algunos invitados se la iban a pasar bastante bien…
Fin
Otra entrega de mi saga con personajes originales, nuevamente sólo me resta decir que si les gusta no duden en dejar review y compartirla con amistades que crean que también pueden gustar de mis escritos, como siempre lo apreciaría de corazón. Les habla BlackRose9213 deseándoles buenos días tardes o noches, sea la hora en que lean éste fic.
