Hola, hola, Luna de Acero reportándose.

Buenas, buenasssss. Aquí les traigo la continuación. Falta solo un capítulo para finalizar y además un breve epílogo. A todos los que no han abandonado la historia, les pido que si les ha gustado tengan a bien recomendarla y compartirla en los grupos donde seguimos a nuestra querida OTP, se los agradecería muchísimo.

Aquí está el giro inesperado (o no tanto) que venía anunciando desde el capítulo anterior. Tal vez les produzca sentimientos encontrados, tal vez se molesten un poquitín conmigo, pero lo cierto es que no quería darles un final que parecía de Disney para una historia que tiene demasiados tintes reales (más allá del ambiente omegaverse). A veces la realidad no es tan bonita y justa, pero aún falta para terminar la historia, sean pacientes y aguanten, mis corazones.

¿Les he dicho lo mucho que los amo? Lunaceros de mi alma, siempre estaré aquí, esperándolos para que puedan disfrutar un nuevo capítulo o alguna nueva historia.

Besos miles!


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Isayama Hajime, la historia si es de mi completa invención.

Advertencias: Palabras altisonantes, uso indiscriminado del OoC para los personajes principales, injusticias a montones, angustia, tristeza, drama a pleno, resistan, ya vendrá la calma. Ahora si, los dejo disfrutar!


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"¿La gente está loca? No, la gente está siendo manipulada."

JOSÉ LUIS SAMPEDRO

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—Gracias por venir, sé que ambos han estado haciendo todo lo posible detrás de todo este problema, falta poco para que el jurado expida su veredicto, ya quedan pocos testigos por interrogar, y antes de que eso suceda, necesito que me ayudes Farlan. Le daré la patria potestad completa de Evan a Eren, si es que aún tengo esa facultad.

—¿Qué?

—Sí, escucha bien, haz todos los papeles, firmaré lo que sea necesario.

—¿Por qué? —preguntó Eren mirándolo preocupado, Levi bajó la vista hasta sus dedos que se movían de manera intermitente.

—Presiento que las cosas no saldrán como esperamos todos.

—¡Levi! —Esta vez fue Farlan quien tenía el ceño fruncido—. ¿Tienes idea de lo muchísimo que nos ha costado poder juntar los testigos que faltan declarar? Es imposible que perdamos luego de que ellos cuenten la verdad, e incluso si el veredicto es desfavorable se puede apelar y-

—No —ambos alphas lo observaron, consternados—. Ya no más, esto no va a terminar, incluso si ganamos. Grisha no se detendrá, más gente involucrada, más peligro hay, sin mencionar el tiempo y los recursos necesarios. Tú estás dejando de lado tu empresa allá en Puerto Olimpia, postergaste tu carrera y tus ingresos, igual contigo Eren, básicamente están abocados completamente a mí. Ha sido suficiente, no me importa si un estrado me juzga y dice que he sido un mal padre, estoy tranquilo con mi consciencia, hice lo que pude, incluso si me equivoqué, no me arrepiento de ninguna de mis decisiones. La pena máxima es de diez años, ¿cierto? Que con buena conducta puede hacerse en cinco, está bien, la aceptaré.

—¡No! —Eren apretó los puños sobre sus rodillas y lo miró con molestia—. ¡No te rindas, maldición! ¡Pelea, Levi, debes pelear! No es como antes, ahora no estás solo.

—Ya he tomado esta decisión, no importa lo que el jurado diga, no apelaré, y no colaboraré con ninguna acción posterior a esto, incluso si ustedes se enojan conmigo. Todo este tiempo, no hice más que reflexionar y pensar al respecto, esta es la mejor decisión, aquí se termina. Far, ¿harás los papeles de la patria potestad? De otra manera buscaré un representante legal por mis propios medios, mi prioridad absoluta es Evan, quiero que su custodia esté con Eren.

—Entonces es así —dijo Farlan con notable decepción en su rostro y tono de voz—. No confías en mi capacidad.

—No se trata de capacidad, Grisha es poderoso y terco, él llegará hasta las últimas consecuencias, entonces si yo acepto su castigo, o al menos lo que él cree que yo merezco, tal vez su ira se apacigüe, o no. Pero mientras más me resisto peor se vuelve. Necesito un plan B, no puedo confiar solamente en la esperanza y la justicia, por favor, traten de entenderme. No sé si sea posible, pero quisiera algún papel legal donde se me garantice que Evan podrá visitarme al menos una vez por mes, si lo veo una vez al mes, eso me ayudará a resistir, o aunque más no sea poder llamarlo por teléfono.

—Le darás el gusto, te rendirás, ¿eso harás? —preguntó Eren tratando de mantener a raya su enojo.

—Sí, lo haré.

—No lo aceptaré —exclamó Farlan cruzándose de brazos—, va en contra de mis principios, de mi moral, hemos trabajado tanto, tenemos valiosos testimonios, ¡no vamos a perder!

—Incluso si ganamos en el tribunal, la vida sigue —soltó Levi bajando la cabeza, tenía a su omega interior atado y amordazado, revolcándose entre gritos de frustración y dolor—. Ni siquiera sé si... mi salud me permitirá seguir, así que vamos a terminar con todo esto.

—Si ibas a ser tan cobarde, no me hubieras arrastrado en esto desde el primer momento —escupió Farlan con los ojos desencajados y los dientes apretados.

—Lo siento.

—¡Esto no se arregla con una simple disculpa!

—Cuando venda mis negocios y pertenencias te pagaré apropiadamente.

—Calla de una vez porque lo único que estás logrando es que quiera abofetearte —dijo Farlan y no pudo evitar que sendas lágrimas rodaran por sus mejillas—. ¡Nunca, ni una sola vez hice esto por dinero! ¡¿Cómo se te ocurre decirme algo así?! ¡Me estás insultando!

Eren colocó una mano sobre el hombro de Farlan buscando apaciguarlo de alguna manera.

—No tiene sentido enojarse —trató de razonar Eren, que aunque estaba sorprendido y afectado no quería dejarse llevar por las emociones—. Creo que todos debemos calmarnos. Levi, escucha, no sé que te ha sucedido estos días, por favor, piensa de nuevo antes de tomar una decisión de este calibre, no estás solo, ya no.

—No cambiaré de opinión, lamento mucho decepcionarlos, y si creen que no están en condiciones de poder respetar lo que les pido, entonces necesito que me lo digan para conseguir nuevos representantes legales.

Se sobresaltó cuando Farlan golpeó la mesa con ambos puños de tal forma que hizo saltar todo lo que había allí, de inmediato uno de los guardias se acercó. Eren, le pasó un brazo sobre los hombros y sintió como temblaba, una vena inflamada surcaba su cuello y otra su frente.

—¿Qué sucede? —preguntó el guardia con una expresión molesta.

—Disculpe, oficial, una discusión, pero ya está solucionado, lo sentimos.

—No habrá una segunda advertencia.

—Si, si, lo entendemos, disculpe.

Una vez que el hombre se alejó, Eren retomó la palabra.

—Escucha, piénsalo de nuevo, creo q-

—No —respondió Levi con firmeza—, se hará de esta manera.

Farlan se puso de pie y se retiró ofuscado, dando pisotones, Eren se debatió entre ir tras él o quedarse, miró a Levi.

—¿Te han amenazado, verdad? Puedes decirme, juro que no le contaré a nadie, solo déjame saber.

—No necesito que lo hagan, es pura lógica. Pero si quieres la verdad, no, no lo han hecho, esta ha sido mi decisión.

—Aunque digas que ya tomaste una decisión, escuchame un momento, no voy a juzgarte, no puedo siquiera imaginar lo que es estar en tus zapatos en estos momentos. Solo quiero que sepas que hagas lo que hagas, te apoyaré, al menos déjame hacerlo, te fallé la primera vez, no lo haré de nuevo. Déjame hablar con Farlan, es una persona razonable.

—Eren, si quieres ayudarme, hay un favor que debo pedirte, en realidad son varios —rebuscó en uno de sus bolsillos y le pasó un papel escrito a mano con lápiz, Eren lo recibió y lo abrió—. Esos son los códigos de acceso a mis cuentas bancarias, Farlan tiene mis tarjetas, podrás acceder desde cualquier cajero automático, hay tres cuentas de ahorro, la primera es un plazo fijo, tiene fecha de apertura para dentro de dos meses. Cuando se habilite, necesito que transfieras cien mil dólares a alguna cuenta de tu padre, le devolveré todo su dinero, los intereses que queden para Evan. En la segunda cuenta hay unos ahorros míos, voy a necesitar veinte mil dólares, el resto queda para Evan, luego, necesito que los tres negocios de verduras de Puerto Olimpia se pongan en venta, por lo que deberé ponerme en contacto con algún escribano, tanto para transferirte mi patria potestad sobre Evan, como para darte un poder para que puedas disponer de todas mis pertenencias. Todo debe venderse, hasta la más mínima cosa, todo ese dinero será para Evan, sé que sabrás administrarlo sabiamente, confío en ti.

Eren bajó la mirada, había mucha tristeza en sus ojos, Levi tragó en seco.

—¿Es demasiado? Dime si no puedes encargarte, buscaré ayuda de ser necesario. Lo siento, es que desde aquí todo se vuelve difícil.

—Tranquilo. Lo haré. Me encargaré de todo. Cuando las cosas se calmen, tal vez Farlan quiera involucrarse.

—Lamento mucho ponerte en este aprieto, pero... sé que a Farlan le llevará un tiempo aceptar todo, espero que algún día me perdone, es por eso que no puedo pedirle esto a él justo ahora, no sé si podré hacerlo en un futuro próximo. En mi celular están todos los contactos de Puerto Olimpia, tal vez Farlan te pueda indicar quienes son los encargados, sino ya veremos.

—De acuerdo. Levi... ¿estás seguro?

—Hice las cosas mal desde un principio, debería haber firmado esa declaración que me pidieron apenas me arrestaron. Les hice perder mucho tiempo y mucho dinero, me encargaré de res-restituir... —se le quebró la voz, miró hacia donde Farlan se había marchado.

—Ya habrá tiempo de arreglar todo eso, no te agobies. Lamento tanto esta situación. Es mi culpa —Levi miró a Eren y vio que tenía sus ojos húmedos—. Yo insistí tanto en nuestra relación, si nos hubiéramos casado y nos hubiéramos ido, todo sería diferente.

—Nunca te eché la culpa, Eren, además jamás voy a arrepentirme de haber tenido a Evan.

—Si necesitas algo, ¿sabes mi número de móvil?

—Sí, no te preocupes.

—Te ayudaré, no te dejaré solo, así que no pienses tonterías —se acercó y se sentó a su lado, Levi lo miró muy afectado—. Evan te necesita en su vida, así que ni siquiera pienses en... más te vale que te mantengas sano y con vida, júramelo Levi, pase lo que pase, ¡harás lo posible para mantenerte con vida!

—Lo juro, no tengo intención de morir aquí.

Eren asintió aliviado y suspiró antes de retirarse.

—Llámame, no importa lo que sea, te escucharé.

—Gracias.

Apenas se retiró el alpha, Levi se puso de pie y se fue hasta los baños, se encerró en uno de los cubículos y se mordió el brazo para acallar sus llantos, no pudo evitar llorar con el corazón partido. Sabía que el costo de su decisión sería perder a Farlan. Casi que no pudo aguantar las ganas de salir corriendo detrás de él, probablemente nunca más volvería a verlo. Estaba sucediendo de nuevo, ya lo había perdido todo una vez y ahora todo se repetía, volvía a quedarse sin nada. Nuevamente perdía a la persona que amaba, mientras Grisha salía victorioso. Le llevó un rato largo poder calmarse, se lavó el rostro varias veces, refregándose con el agua helada de los caños rotos de la prisión, pero era inevitable que se notara lo mucho que había llorado.

Cuando llegó a su habitación, Momo tenía acorralado a Lucio que lloraba y temblaba. Los miró con tristeza.

—Si lo dejas ir te daré mermelada, budín y un paquete de cigarros.

Momo soltó al joven que se deslizó hasta el suelo cubriéndose la cara con las manos, recibió las cosas de Levi y lo miró con aires de burla.

—Al fin te quebraste, me preguntaba cómo es que aguantabas tanto. ¿Y por qué ayudas a esta escoria? Es la misma clase de mugre que luego le hace la vida imposible a gente como tú y como yo, que nunca llegaremos a ser grandes como ellos, merece sufrir todo lo posible.

—¿Y qué ganas tú con hacer justicia por mano propia? ¿Eso te hace sentir mejor? —preguntó Levi con desgano.

—Uf, estás de un humor terrible el día de hoy. Haz como te plazca, como sea, al menos me saco la bronca con este idiota, que aprenda que la vida no es pura brillantina.

Momo se retiró y Levi extendió su mano para ayudar a Lucio a ponerse de pie. El omega rubio era más alto que los otros dos en la celda, pero se notaba en sus manos suaves y hermosas que no tenía lo suficiente para defenderse de las agresiones allí dentro. Levi le secó el rostro y le habló tal como una madre a un niño.

—No llores más, afortunadamente te sacarán pronto. Ten dignidad, no les regales tu dolor de manera tan abierta, resiste.

—Gracias, Le-Levi —dijo hipando y tratando de calmarse.

—No has cenado, ¿cierto? Toma, come algo, te sentirás mejor.

—No tengo hambre —respondió con la voz afectada.

—Yo tampoco, pero si no lo hacemos nos debilitamos, y aquí o allá afuera, los débiles son los que caen primero. Recuérdalo.

Levi le alcanzó un sándwich de jamón y queso junto a una lata de refresco y se sentaron en una de las literas mientras comían a la fuerza.

Al día siguiente los levantaron temprano para tareas de limpieza. Levi prefería tener tareas en las que enfocarse, el ocio hacía más larga esa estadía y los pensamientos negativos le consumían las energías.

Estaba con un grupo de reos, refregando con todas sus ganas el salón donde tenían sus comidas, habían echado agua con algo de lejía en el piso y estaban a cuatro patas repasando las baldosas desgastadas con cepillos viejos. Todos transpirados por el esfuerzo y el calor de esos días.

—¡Ackerman! —gritó uno de los guardias, Levi se puso de pie de inmediato—. Ven, te llaman del despacho del Sargento.

El omega sintió escalofríos a lo largo de su columna y miró disimuladamente a Momo, Lucio y otros dos con los que conversaba regularmente. Todos le dedicaron miradas sombrías. Nunca eran buenas noticias cuando te llamaba el Sargento.

—¡Mueve tu culo, Ackerman que no tenemos todo el día! —lo apuró el policía.

Dejó el cepillo dentro de uno de los baldes y fue donde el que lo llamaba que lo miraba de manera socarrona, no dejó que se pusiera sus zapatos, lo tomó del brazo y lo arrastró con rudeza con él. Levi apuró el paso, resintiendo el dolor en su brazo, pero trató de no quejarse demasiado. Caminaron atravesando varios pasillos, varias rejas y puertas con códigos hasta que llegaron a ese lugar lúgubre y frío del penal.

—Siéntate y espera —le dijo el policía y le puso esposas por detrás de su espalda.

Levi se sentó, tratando de no temblar, su ropa estaba mojada, sus pies descalzos y su cabeza transpirada. Estaba aterrado, ¿lo golpearían? ¿Lo interrogarían? No supo cuánto tiempo esperó, pero le pareció una eternidad, finalmente abrieron la puerta y su temblor volvió con mayor fuerza, contuvo la respiración para calmarse. Escuchó pasos de varias personas hasta que finalmente se pararon delante suyo.

—Buenas tardes, verdulero.

Grisha vestía un traje extremadamente costoso, llevaba gafas con marco de oro y una mirada de desprecio tal, que Levi sintió que se le revolvía el estómago. Estaba junto a dos guardaespaldas que parecían dos columnas negras y temibles, uno de ellos le acercó una silla a su jefe que se sentó frente a Levi cruzando sus piernas.

—Mírate, tan lamentable como siempre.

Esto era inesperado, Levi había pensado que el doctor lo visitaría como lo hacía Eren o Farlan, pero claro, ¿cómo se había imaginado que una persona de su poder y estatus haría lo mismo que los demás mortales? Aunque no quería mostrarse temeroso, era imposible, sentía como si tuviera a una mamba negra enroscándose, lista para atacar e inyectarle su veneno mortal.

—¿Qué sucede, verdulero? ¿No tienes lengua para responder? Tampoco es que espere mucho de ti —buscó en su saco y tomó un cigarro, lo encendió y le echó el humo en el rostro al omega.

—Bu-buenas tardes —exclamó Levi, al borde de un colapso nervioso.

Grisha lo seguía mirando atentamente, de arriba a abajo, fijándose en todos los detalles.

—Me llamaste, sé breve, mi tiempo es valioso.

—Ha-hagamos un tr-trato.

—Pff, ¿tú, asquerosa rata, quieres hacer un trato conmigo? No, pero si ahora los patos le tiran a las escopetas. ¿Por qué mierda debería hacer un trato con escoria como tú?

—Será con-conveniente para su i-imagen, pero mucho más para la del ju-juez Zacklay.

—¿Qué sucede, verdulero? Te veías tan valiente en la corte y ahora pareces un castillo de naipes a punto de derrumbarse al primer soplo —dicho lo cual se acercó para soplarle en la cara, a la vez que sonreía con vileza.

—Le de-devolveré el dinero y-

—No es un tema de dinero el que nos tiene aquí, verdulero.

—Lo sé, pero es lo correcto —Levi sacó fuerzas de su interior, se sentó erguido y enfrentó la mirada de ese peligroso alpha—. Deje fuera de esto a mi abogado Farlan Church, debe garantizarme que nada le sucederá, ni a él, ni a mi hijo, y yo... firmaré la declaración que usted me pida, me haré responsable de todo.

—Lo dices como si no lo merecieras, lo cierto es que ERES el responsable de todo este circo. Me has jodido mucho, chiquillo, ¿tienes idea lo que cobra un sicario? Como sea, no veo qué beneficio saco de esto.

—Si seguimos con el juicio, usted sabe que ganaré.

El alpha se rió de una manera brutal y lo acompañaron esos gorilas que tenía a sus costados.

—¿Aún no tienes idea a quién te estás enfrentando, verdad? Yo ya gané, verdulero, eres insignificante para mí, así como te hice desaparecer la primera vez, lo haré de nuevo, no te creas tan importante.

—Si usted me hace el más mínimo daño, lo condenará la sociedad. No habrá justicia para mí, lo sé, esa le pertenece, pero la opinión pública será un verdadero infierno.

—Prácticamente toda Paradis me debe favores, soy intocable, verdulero. Estás mordiendo más de lo que puedes masticar.

—Sí eso fuera cierto, usted no estaría aquí conversando conmigo. Seré un ignorante, pero no soy estúpido, no me subestime, doctor.

Grisha mutó su expresión a una aterradora seriedad, ambos se sostenían la mirada sin retroceder. Levi se estaba jugando el pellejo, no podía dejarse avasallar.

—No te pases de listo conmigo, pobretón de mierda.

—Si usted me hace algo, ni Eren, ni Evan se lo perdonarán jamás y no habrá dinero o poder en este mundo que lo salve de eso.

Grisha lo agarró de la garganta y lo levantó casi en el aire, Levi apenas llegaba en puntas de pie a sostenerse. Pudo ver toda la ira en los ojos de ese alpha, todo el odio y el resentimiento que le brotaban como cascadas de lava hirviente hacia él.

—Sería tan sencillo como apretar un poco más —le gruñó el doctor sobre el rostro y lo soltó.

El omega cayó con todo su peso en el suelo, resoplando y jadeando asustado, sus piernas incapaces de recuperar su fuerza.

—Ese abogado de mierda estará fuera de esto, y jamás le haría daño a mi propia descendencia, imbécil. Con respecto a tu patética existencia, pues ya no eras nada para mi de todas maneras, pero aquí dentro vas a estar por tu cuenta. Si otros presos van contra ti, no será por una orden mía, y como vas a estar muchos años encerrado, yo que tú no haría que nadie más se enojara. Acomódenlo.

Los gorilas se dirigieron a Levi y con facilidad lo levantaron y lo hicieron sentarse de nuevo. Temblaba sin poder evitarlo, Grisha le arrojó una enorme carga de feromonas alpha llenas de pura maldad, era como respirar azufre, Levi comenzó a llorar y a toser, no afectó a los guardias que eran simples betas.

—Te llegará la declaración mañana y no modificarás ni una sola letra, ¿entendido? ¡Respóndeme!

—S-sí.

—Leerás esa declaración en la corte, haré que sea televisado y todos, absolutamente todos los medios de comunicación de esta ciudad y del puto país sabrán la clase de mierda que eres. Mi nombre quedará limpio, rogarás por mi perdón frente a las cámaras, rogarás por piedad y nunca más en tu despreciable existencia volverás a dirigirme la palabra, no quiero saber nada de ti, nunca. ¿Está claro?

Levi asintió, pero Grisha volvió a agarrarlo del cuello para clavar sus ojos en los del omega.

—Ojalá te mueras sufriendo de la peor manera, verdulero, esos son mis sinceros deseos para contigo. Y por cierto, no te pases de listo, una sola cosa que hagas diferente a lo que acabamos de acordar y te juro que vas a terminar demente por todo lo que te haré a ti y a todos los que te importan, ya lo sabes.

Lo soltó y chasqueó los dedos, uno de los guardias le acercó un pequeño implemento de alcohol en gel con el que se refregó las manos varias veces. Se puso de pie, escupió sobre los pies de Levi y se marchó, recién entonces el omega rompió a llorar de frustración y miedo. Ya estaba hecho, al fin.

Esa noche no pudo dormir, una oscuridad enorme había anidado en su pecho, sus lágrimas se secaron, el poco brillo que quedaba en sus ojos se extinguió.

Al día siguiente llegó el doctor Polac, junto a un escribano y el abogado Floch Forster. El hombre habló unos momentos por aparte con Levi.

—Querido, ¿estás seguro de hacer esto? Supongo que el señor Church y el joven Eren ya te lo han mencionado, pero las probabilidades de ganar el juicio son altas, no es necesario que accedas a esta... humillación. La sede de Lucha por los Derechos Omegas se resentirá contigo, la prensa, los periodistas, será una masacre.

—Doctor Polac —dijo Levi interrumpiéndolo, lo miró con profunda desolación—. Entiendo todo lo que sucederá y lo acepto. Después de todo, siempre estuve por mi cuenta, no será muy diferente. Le agradezco todo lo que hizo por mí, de verdad.

—Bueno, que Dios te ampare, Levi.

Se acercó a la mesa, ni siquiera leyó lo que esas hojas decían, solo preguntó dónde debía firmar. El escribano labró un acta, todos los presentes firmaron la misma y se terminó el proceso.

Horas después, Momo lo encontró, semi escondido detrás de unas bancas en el patio, arrumbado allí como un gato abandonado. Estaba con un cigarrillo prendido entre los dedos.

—Vaya, no sabía que fumaras —le dijo para que notara su presencia y se sentó a su lado.

—Yo tampoco —respondió con un tinte de trágica comedia e intentó darle una calada al cigarrillo, aunque terminó tosiendo.

—Escuché por ahí que aceptaste firmar esa mierda de declaración. Pensé que no lo harías, si te soy honesto.

—Las noticias vuelan.

—Te van a crucificar, será duro.

—No más duro de lo que he tenido que afrontar hasta ahora, ya que.

Se quedaron en silencio un momento, mirando el cielo como si hubiera un espectáculo de fuegos artificiales, aunque en realidad no había nada, ni siquiera una nube.

—Te ganaste mi respeto —le susurró Momo—, que no es que signifique gran cosa, pero en fin. Nunca está demás tener un aliado aquí o allí, ¿sabes?

—Gracias, en verdad lo aprecio.

Se fijó la fecha del juicio para dentro de diez días, mientras tanto Eren comenzó a realizar los pedidos que Levi le había hecho. Farlan ya había guardado todas sus pertenencias, y en esos últimos días había jugado y charlado mucho con Evan, con Eren habían salido a caminar y conversaron un poco. Nada que tuviera que ver con el juicio o con Levi, trivialidades, deportes, clima, cosas de la ciudad, trabajo, quedaron en muy buenos términos. Tres días antes de la reunión en la corte, se despidió de todos, Evan lo abrazó un largo rato renuente a dejarlo ir, pero finalmente lo hizo.

—Cuida mucho a tu familia, sé que lo harás bien.

Cuando fue el turno de saludarse con el padre de Evan, Farlan se le quedó mirando un largo rato y aunque abrió sus labios, no dijo nada, solo palmeó la espalda de Eren y le dedicó una triste sonrisa.

Antes de abandonar Paradis, se obligó a visitar a Levi una última vez.

Cuando ingresó a la sala de visitas notó lo desmejorado que se veía. Más pálido de lo normal, más delgado, y a pesar de no tener más de veintinueve, su mirada era la de un anciano. Se sentó frente a él, la pequeña mesa entre ellos que no medía más de cuarenta centímetros semejaba un océano enorme, distante, como si estuvieran en dos continentes diferentes. Levi lo observó, sin expresión, como si le hubieran aspirado la vida.

Farlan no pudo mantenerse indiferente, rompió a llorar, herido en lo más profundo.

—No era así cómo quería que esto terminara, de hecho nunca pensé en la posibilidad de terminar siquiera —dijo el alpha con la voz quebrada—. Te amé tanto, Levi, que hasta dejé de amarme a mí mismo. Estuvimos tan cerca de tenerlo todo, nuestra propia casa, una vida juntos, despertar y tenerte en mis brazos. Me perdí, lo entregué todo y aún así... no fue suficiente. Pero, no me arrepiento de lo que vivimos, fue hermoso, son recuerdos tan importantes que los atesoraré, por siempre.

Farlan estiró sus manos y tomó las de Levi, sus dedos estaban fríos a comparación con los suyos, se veía tan frágil y desprotegido.

—No tienes idea lo mucho que voy a extrañarte.

Levi bajó su cabeza luchando consigo mismo para no llorar también, las palabras de Farlan lo estaban destrozando.

—Extrañame también, aunque sea solo un poco.

—Espero que algún día... me puedas perdonar...

—Ambos nos debemos un perdón, para el caso —Levi levantó su cabeza y lo miró—. Esta vez no estaré aquí, será una carnicería, no quiero ni imaginarlo, aún no logro entenderlo. Al final, nunca terminamos de conocer a las personas, ¿uh? Siento que es cobarde de mi parte irme ahora, pero simplemente no puedo aceptarlo. Que permitas que gane ese hijo de puta, tal vez con el tiempo pueda entenderlo alguna vez. Deberás ser fuerte, mucho más de lo que lo has sido hasta ahora, es uno de tus grandes atributos, después de todo.

—Far... lan... lo siento, lo siento.

—Ya, te dije que no me debes ni perdón, ni disculpa, es un empate —exclamó con una sonrisa rota y los ojos soltando más y más lágrimas—. Rezaré por ti, y por todos, adiós, Levi.

Cuando quiso alejarse Levi se aferró al agarre de sus dedos con desesperación, porque sabía que era el final, que esta vez no volvería más y dolía más que nunca.

—Gra-gracias, por todo, yo... no... no puedo...

Y aunque no quería hacerlo, lo soltó, abrumado por las emociones, hundido en la pérdida. El alpha lo miró una última vez y se fue. Levi lo siguió con la mirada, secándose el llanto que no podía frenar, hasta que desapareció por la puerta.

Los siguientes días estuvo como ausente, realizando las tareas que le asignaban sin replicar, viviendo como un autómata, esperando el momento de subir al cadalso y entregar su cabeza en bandeja.

—"Yo, Levi Ackerman, vengo a confesar la verdad" —su voz era fría, insulsa, inexpresiva—. "Estoy cansado de mentir y de interpretar este papel de víctima. Desde el primer momento siempre fue mi intención aprovecharme de la buena voluntad de la familia Jaeger. De alguna manera debía esconder mi verdadera naturaleza, cubrir con un manto de piedad mis actos abusivos".

Grisha y su jauría de abogados lo observaban complacidos desde su mesa, el jurado estaba atónito, el juez se mostraba bastante indiferente a todo. La gente en la sala murmuraba y Zacklay tuvo que interrumpir la confesión en dos oportunidades para mandarlos a callar.

—"Fue mi error creer que podía aspirar a ganar una vida cómoda aprovechándome del esfuerzo de alguien más. Ahora me doy cuenta de eso. Usé tanto engaños que terminé engañándome a mí mismo en el proceso. Pero no puedo con mi consciencia, se me hace imposible seguir fingiendo, seguir manipulando a todos, involucrando a tantas personas que creyeron en mí, que pensando que estaban haciendo un bien, me apoyaron de manera generosa y desinteresada. Les debo una enorme disculpa, que tampoco será suficiente para compensarlos, pero es todo lo que puedo hacer. Ensucié deliberadamente el nombre y el honor de una persona intachable, que ha dedicado su vida al bienestar de su familia y su comunidad, y no hay manera en que pueda repararlo".

Eren sintió ganas de vomitar, cerró sus ojos y contuvo la respiración hasta que se le pasara el malestar. El doctor Polac le alcanzó un vaso de agua fresca.

—"Pero si a alguien le debo el perdón, es a mi pobre hijo Evan, al que por mis egoísmos, le quité prácticamente su infancia, mutilé su vida, lo mantuve alejado de su familia a propósito, solo con el fin de dañarlos por no haberme aceptado como parte de ellos, por el rencor que sentía al no haberme ganado la confianza del matrimonio Jaeger. Espero que en un futuro, él pueda ser lo suficientemente misericordioso para disculparme. Sé que al lado de su padre y sus abuelos, se convertirá en una persona de bien, ya que yo no pude responder a los valores de la honestidad, la moral y el buen ejemplo como padre y persona. Defraudé a la sociedad que lucha por los derechos de los omegas, en verdad lo siento, pido perdón a todos aquellos que me defendieron en los medios, que trataron de protegerme de un monstruo imaginario, al final yo me convertí en ese monstruo".

La declaración era extensa y tan horrible como todo aquello que venía diciendo desde el inicio, fue filmada de principio a fin, por los treinta y cuatro minutos que duró ese infierno. Cuando llegó a la última hoja, apenas le quedaban fuerzas para mantenerse de pie. Levantó la mirada y se encontró con la de Grisha. Parecía un pavo real extendiendo sus plumas y su resplandor, opacándolo ante todos. Faltaba lo último para terminar de una vez.

—Doctor Grisha Jaeger, le suplico a usted, y a su venerable familia, le ruego encarecidamente, que acepte mis disculpas y que me brinde su perdón, para que mi alma pueda estar en paz. Sé que no podré hacer lo suficiente para reparar este mal trago, pero al menos sepa que nunca, nunca me perdonaré por haberles hecho daño.

El alpha, arrogante y narcisista como era, se puso de pie y caminó hasta donde estaba Levi, y con una perfecta actuación, debidamente ensayada, le dijo.

—Señor Levi Ackerman, sepa usted que no existe ningún rencor en mi, ni en mi familia contra usted, nunca existió de hecho. Y ahora que finalmente la verdad ha visto la luz, puedo volver a mi vida normal, pude recuperar a mi nieto, aunque lamento no haber sido parte de sus primeros años, pero aún así, a pesar de todo el mal que nos hizo, yo... le perdono, de corazón, y espero que lo que le quede de vida, decida ser finalmente una persona decente y de provecho. Que Dios lo asista.

La audiencia estalló en aplausos que el juez Zacklay decidió no interrumpir, la mayoría completamente conmovidos con las palabras del doctor. Cuando todo regresó a la calma, el juez tomó el martillo y anunció antes de blandirlo:

—Tomaremos un receso de una hora, luego de la cual será dada la sentencia de este juicio.

Eren se sentó al lado del omega que mantenía su cabeza gacha, parecía un fantasma, un holograma del verdadero Levi. Le rompía el corazón verlo así, aún no podía terminar de digerir todo lo que estaba sucediendo. Sacó unos caramelos del bolsillo de su saco y extendió su mano hasta el omega captando su atención.

—Bolitas de menta, solían ser tus favoritos.

Levi tomó uno, lo abrió y lo llevó a sus labios brindándole una tibia sonrisa.

—Gracias.

—Por cierto, ya arreglamos todo lo de Evan. La semana que viene iremos a visitarte, hizo muchos dibujos, Ciro también.

Lo vio temblar y le tomó una mano tratando de transmitirle algo de apoyo.

—Resiste un poco más, pronto terminará todo.

—Sí, gracias, de verdad, gracias, Eren.

Luego del receso, todos volvieron a la sala.

—Esta corte reanuda la sesión —indicó el juez—. ¿El jurado ya tiene el veredicto?

Uno de los jurados, una mujer joven, embarazada, omega, se puso de pie.

—Sí, su señoría.

—Todos de pie. Proceda a la lectura por favor.

—Nosotros, el jurado encontramos al acusado CULPABLE por el cargo de manipulación, extorsión y fraude, conforme el requerimiento de la acusación. Nosotros, el jurado encontramos al acusado CULPABLE del delito incluido de ocultar deliberadamente la identidad del menor Evan Ackerman. Nosotros, el jurado encontramos al acusado CULPABLE del delito incluido de secuestro y coacción sobre el menor Evan Ackerman. Nosotros, el jurado encontramos al acusado CULPABLE del delito incluido de manipulación de evidencia, falso testimonio y obstrucción a la justicia. Nosotros, el jurado encontramos al acusado NO CULPABLE del delito de violencia doméstica. Así lo declaramos, ante Dios, la justicia y la constitución de este país, de acuerdo a la legislación vigente de la ciudad de Paradis. Condenamos al acusado: Levi Ackerman, a ser sentenciado a diez años de prisión permanente, sin posibilidad de mediar la prisión domiciliaria o ambulatoria y a que restituya lo antes posible, el dinero entregado por el doctor Grisha antes de haber abandonado Paradis hace nueve años atrás.

—Alguacil, acérqueme la certificación del jurado —indicó el Juez y una vez con el papel en sus manos se dirigió al omega—. Señor Ackerman, por el poder que me embiste la corte suprema de Paradis, ordeno se haga efectiva de manera inmediata la condena. No voy a agregar mucho más a lo que ya dijo el doctor Grisha Jaeger, que bastante benevolente fue con su discurso. Ojalá esta reclusión le sirva para reflexionar sobre la gravedad de sus actos, para deconstruir y encontrar el camino del bien. Este juicio ha concluído, se levanta la sesión.

Levi largó un suspiro prolongado, se sintió mareado, débil.

—No te preocupes, cuando se calmen las aguas apelaremos —indicó Eren apoyando su mano en uno de sus hombros—. Reduciremos lo máximo que sea posible.

—Lo sé, gracias, y doctor Polac, gracias también.

—Nos veremos pronto —fue lo último que agregó Eren mientras observaba cómo lo llevaban escoltado, luego miró al abogado.

—Bien, hemos concluido. Luego te haré llegar las novedades, vamos a estudiar bien todo para ver cómo hacemos la presentación de la apelación, pero eso será el año entrante porque ahora habrá receso judicial.

—Sí, entiendo, muchas gracias, por todo, doctor Polac, tiene mi más sincera gratitud.

—Ha sido un gusto, caballero. Y de verdad espero que Levi pueda salir airoso de todo esto.

Eren salió del recinto, bebió un café cargado y regresó a su departamento. Historia se había quedado cuidando a los niños y una vez que él llegó dejó que tomara una siesta reparadora, porque mucho no había dormido en esos días, lo cual el alpha agradeció mucho.

Después de dormir, tomó una ducha, le hizo la cena a los niños, se quedó con ellos viendo una película hasta que finalmente se durmieron. Recién entonces abrió una botella de coñac de más de 50 años de añejamiento y se fue al balcón a beber y fumar. La ciudad se veía calma y silenciosa a esa hora, sentía una angustia asfixiante que no se iba con nada, una y otra vez en su mente se reproducía la declaración de Levi, estaba seguro que no había tenido otra opción. Todo el proceso le parecía grotesco, despiadado, asqueroso, la justicia no existía, no para los que no podían pagarla al menos.

Entró otra llamada de su madre a su celular que ignoró de plano, pero luego un mensaje de ella: "Eren, estoy abajo, en la puerta de tu edificio". Apretó los dientes y le devolvió la llamada.

—¿A qué has venido?

—Por favor, necesito hablar un momento contigo, hijo, te lo suplico.

—Ya es tarde, no hay nada que tú o mi padre puedan decir que los haga ver menos desagradables a mis ojos.

Carla se largó a llorar, y Eren suspiró cansado.

—Hijo, por lo que más quieras, aunque no sirva de nada, te lo pido, escúchame. Hace días que no puedo dormir, simplemente... no puedo, ya no aguanto más.

—Sube, te daré diez minutos y ni se te ocurra acercarte a mis hijos, que de todas maneras están durmiendo.

Dicho lo cual cortó la llamada y fue hasta el intercomunicador para apretar los botones para que su madre pudiera ingresar. La esperó en la puerta para que no tocara e hiciera ruido. Se miraron con desconfianza y finalmente corrió para darle lugar a que ingresara, la guió al balcón y cerró la puerta que conectaba al interior, luego se cruzó de brazos.

—Sea lo que sea que necesites decir, hazlo.

La mujer lucía demacrada, nunca la había visto así. Carla destacaba por ser una esposa devota, por lucir impecable día tras día, sus manos, cabello, cutis, ropa, todo siempre en un orden perfecto, impoluto. Ahora parecía una sombra, notables ojeras, la piel pálida, el cabello fuera de lugar, incluso con algunas canas notables. Se sentó en una de las sillas y sacó un pañuelo de su cartera.

—Hace varios días que me cuesta mucho dormir —Eren solo la miraba con indiferencia, nada que dijera lo iba a sorprender o eso creía—. Pensé... que llegado el momento tendría la posibilidad de... resarcirme, de decir la verdad —finalmente su hijo cambió su expresión ante lo que estaba hablando—. Es cierto que tanto tu padre como yo estuvimos de acuerdo en decir lo mismo, siempre creí que era lo mejor. Yo no sé, nunca he tomado las decisiones difíciles, solo me limitaba a ser la que escuchaba, la que obedecía, creí ciegamente que estábamos haciendo lo correcto. Ese chico... él...

—Levi es su nombre.

A la mujer parecía costarle incluso pronunciarlo.

—Sí, Le-Levi, en verdad pensé que solo estaba a tu alrededor por el dinero. Nunca conversé contigo, no escuché todo lo que decías, lo mucho que lo defendiste. Lo siento, por eso, hijo, yo nunca quise hacerte daño.

Eren quería echarla a empujones de su departamento, pero a la vez una fuerza interna lo obligaba a seguir escuchando.

—Continúa.

—Cuando tu padre lo llamó aquella vez, él... temblaba, recuerdo sus manos sobre su regazo, sus dientes apretados, esparcía un leve aroma a miedo. Joven y solo, se veía tan indefenso, no puedo quitar esa imagen de mi memoria, me atormenta —susurró esto último y procedió a secar algunas lágrimas que cayeron por sus mejillas—. Él dijo, recuerdo claramente cuando dijo: "Estoy esperando un hijo de Eren".

El alpha estaba estupefacto, su corazón bombeaba con fuerza y no quería ni siquiera parpadear, quería que siguiera hablando de una maldita vez.

—Tu padre, oh, tu padre, se volvió una furia, de no haber estado la servidumbre y yo, no sé qué hubiera pasado. Aunque, antes de que viniera a casa nosotros... ya lo sabíamos. Tu padre consiguió los análisis que se había hecho en esos días. Estaba encinta. Tan, tan joven, tan asustado, no sé, yo no hubiera podido enfrentar todo eso. Por un momento creí que nos pediría que lo aceptáramos, algo dentro de mí se despertó, el llamado de la sangre supongo, yo realmente quería ver a ese hijo. Pero tu padre, no pensaba igual, dijo que lo había hecho a propósito, para atarte, para trepar, para quedarse con la herencia, y luego el joven dijo, que aceptaría abortar y alejarse por esa suma de dinero, entonces yo también me enojé. Asumí que tu padre tenía razón, y simplemente no dudé más. Luego, viniste tú, cada vez que te escuchaba llorar, gritar y sufrir, sentía que se me rompía el corazón, tu padre decía: ya pasará, ya pasará, es tu culpa por haberlo mimado tanto. Pero lo cierto es que nunca pasaba, cada vez estabas peor y peor.

—¡¿Qué clases de padres ven a su hijo muriendo y no hacen nada al respecto?! ¿Eh?

El hombre tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no comenzar a romper muebles, sentía que le hervía la sangre. Por supuesto que cuando supo la verdad gracias a la declaración de Levi, no dudó ni un segundo de que las cosas habían sido de esa manera, pero era una cosa mucho más grotesca y horripilante escucharlo de la boca de su propia madre.

—¡Lo siento, lo siento tanto, hijo! ¡Estoy muy arrepentida!

—¡Pues tu arrepentimiento no sirve de nada! Me jodieron la vida, y ni hablar de la de Evan y la de Levi. ¡Levi tiene una puta condena de diez años sobre su cabeza! No solo me quitaron la posibilidad de estar con la persona que amaba, sino que despedazaron mi familia, y ahora que sé la verdad, nunca más volveremos a ser los de antes.

—¡Eren!

—No me pidas perdón, ni disculpas, poco me importa si lloras por el resto de tu vida, no hay manera de reparar el daño que nos hicieron. Ni siquiera el motivo es importante, solo porque ustedes son unos putos clasistas de mierda que no pudieron aceptar que estaba enamorado de alguien humilde. ¿Quién les dio el derecho de decidir a quién debía amar? Y en mi momento más vulnerable, a ninguno de ustedes se les conmovió el corazón, porque claramente no tienen uno.

—Basta, por favor, Eren, basta. ¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que vaya a los medios y les cuente la verdad? ¡Lo haré, haré todo lo que me pidas! pero por favor… por favor… perdóname.

—¿Realmente crees que haciendo eso vas a reparar el daño? La sentencia ya fue dada. Tú fuiste la que vino aquí y querías que te escuchara, ahora tú también me vas a escuchar, Carla. No mereces que te llame madre, ni ese… mafioso inmundo merece que le llame padre, para mi no son más que dos personas lamentables. Mentirosos, manipuladores, siento repulsión cuando los veo. Quiero que te vayas de mi casa, y no se te ocurra volver, si lo haces, te denunciaré por acoso.

—Eren, por favor —dijo la mujer llorando a lágrima viva, sintiendo que se le aflojaban las piernas.

—Ve a que te consuele tu esposo, después de todo son tal para cual, sabrán entenderse entre víboras. Rompo mi relación con ustedes, dile a Grisha que iremos a una mediación con abogados para que ustedes tengan acceso a visitar a mis hijos. Será bajo supervisión, en un lugar neutral y todas las trabas y complicaciones que pueda crear para que ustedes no los vean, ten por seguro que los llevaré a cabo. Porque lo que menos quiero en esta vida, es que estas inocentes criaturas se contaminen de la porqueria de lo que ambos están hechos. Vete, Carla, ya mismo y olvídate que tienes un hijo.

—No, Eren, te lo suplico.

La mujer se tiró al piso y se aferró a la pierna de Eren que se quedó inmóvil, escuchando su llanto hasta que se hartó.

—Carla, muévete, o juro que llamaré a la policía, y poco me importa que vengan y te lleven esposada, será una gran portada para la prensa sensacionalista, mejor no enojes a Grisha, quien sabe y la próxima que mande a liquidar seas tú. Vete, y nunca más vuelvas a dirigirme la palabra.

La mujer no paró de llorar por un largo rato y finalmente se fue. Una vez que Eren le puso seguro a la puerta comenzó a llorar también. Se sirvió un trago, pero no bebió demasiado, tenía que estar lúcido para encargarse de Evan. Historia iba a ayudarlo a encontrar una niñera o niñero para cuidarlo mientras él estaba trabajando.

Se fue hasta el balcón y dejó que el aire de la noche lo despabilara un poco, pero no podía detener las lágrimas, su corazón estaba tan herido y roto, que no sabía cómo saldría adelante. Buscó en el celular la foto que había tomado del retrato donde estaban Evan y Levi cuando había ido a visitarlos la primera vez a Puerto Olimpia, algunas pesadas gotas de tristeza cayeron sobre la pantalla.

—Te lo juro, Levi, no te dejaré solo nunca más. Te lo debo, por todo lo que sufriste y lo que aún queda, te protegeré aún a costa de mi propia vida.

El omega miraba hacia el techo e imaginaba que era una enorme ventana, una que le permitía ver el cielo, las estrellas se sentían tan cerca que levantó su mano intentando tocarlas.

"Por favor, Dios, cuida mucho a mi Evan, a Farlan que ha sido tan bueno conmigo, a Eren, a Ciro, a todos los que tienen buen corazón. Mantenlos a salvo hasta que yo pueda salir, por favor".

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By Luna de Acero.