Capítulo 7: Rutina


A Donald no le molestaba tener que filmar escenas un tanto sugerentes. Al contrario, lo disfrutaba. Tiempo atrás Daisy le había pedido ayuda para ingresar a un club y para ello tuvo que seducir a todos los hombres del local. Todo había marchado bien hasta que él y Daisy compitieron por el título de la más sexy. La escena empezaba con Arleen bailando en medio del escenario, no estaba desnuda, pero sus prendas tampoco dejaban mucho a la imaginación. Uno de los clientes del burdel la sacaba del escenario y era detenido por el Ducker, quien buscaba cobrarse una ofensa personal.

—¡Magnífico! —la felicitó Alistair en cuanto terminó su escena —. Pero quisiera hacer algunos cambios. Donna, quiero que utilices más el tubo y que no mires a nadie, Chris, quiero que seas más agresivo, ese hombre derramó una cerveza en tu traje, y cuando te dirijas a Donna, actúa frío e indiferente, ella es tu botín, no tu novia.

Donna decidió quedarse pese a que tenía permiso para retirarse antes del final de la filmación. Oráculo era un personaje muy diferente a los que ella solía interpretar y él quería verla actuando.

La escena comenzó con Oráculo tratando de conectar a Darkwing se encontraba en una habitación llena de computadoras, pero nunca se llega a ver su cara, solo la delo superhéroe en las numerosas pantallas cuando logra contactarlo.

—Las escenas de Darkwing Duck son mis favoritas —comentó Launchpad. Él no era parte de la obra, pero nadie pudo sacarlo del set de grabación, no porque el piloto se opusiera, nadie quiso hacerlo. Ver la ilusión en la cara del piloto hizo que nadie quisiera intentarlo y Drake Mallard incluso pidió que se le diera un trato especial.

En la siguiente escena que filmaron y la última del día, fue cuando Batduck y Darkwing Duck hablan por primera vez usando sus identidades civiles, en el caso de Darkwing la que aparecía en la serie animada que había inspirado a un pato cuyo nombre Donald desconocía a portar el manto del superhéroe.

Luego decidió quedarse porque sentía auténtico interés por la película. Minnie permaneció a su lado durante la filmación de esa escena. Ambas contaban con autorización para dejar el estudio, pero prefirieron no hacerlo. Querían ver la escena y conversar un poco. Tuvieron que ser especialmente cuidadosos al hablar pues no querían que sus voces interfiriera con la película.


Aunque Huey era el más responsable de sus hermanos, era bastante común que dejara tareas para el último momento, en especial cuando se trataba de trabajos en grupo que hacía con sus hermanos. El grupo de los Jóvenes Castores era su prioridad y en más de una ocasión solía concentrarse tanto en este que se olvidaba de lo demás. En esa ocasión el motivo de su descuido fue una aventura que tuvo junto a su tío Scrooge y su madre Della. Había organizado su tiempo de modo que pudiera cumplir con la presentación, pero hubo un imprevisto y regresaron a Duckburg después de lo acordado.

—Debemos comenzar con la tarea de inmediato —le dijo a Webby y a sus hermanos mientras comenzaba a usar los rollos de papel higiénico para hacer el cuerpo del gusano que debían entregar el día siguiente. Como Joven Castor estaba acostumbrado a utilizar materiales reciclados por lo que solía guardar toda clase de material que pudiera servirle.

Pese a que ni Louie ni Dewey tenían deseos de hacer la tarea, no se quejaron demasiado y comenzaron a trabajar casi de inmediato. En cuanto vieron a Webby aplicar las primeras capas de brillantina llegaron a una misma conclusión y se la hiciera saber de inmediato. Louie fue el primero en hablar.

—Creo que será mejor si no usamos mucho de eso.

—¿Por qué? —se quejó Webby —, es lindo.

—Y de niña —la interrumpió Dewey.

Webby se avergonzó un poco al escuchar esas palabras. Entendía el porque sus amigos no querían usar brillantina, pero eso no hacía que sus deseos por usarla fueran menores. Guardó la brillantina pretendió estar de acuerdo con ellos, pero con la intención de usarla en cuanto tuviera la oportunidad, preferiblemente cuando estuvieran dormidos y no pudieran hacer nada para quitarla.

Diez minutos después habían desordenado la biblioteca y llenado de pegamento gran parte de los muebles. Del proyecto en el que trabajaban solo tenían una masa amorfa, que en ocasiones, parecía tener vida propia. Duckworth los hechó, alegando que debía limpiar el lugar y hacerlo nuevamente habitable.

—¡Esto es terrible! —se quejó Huey —, nos quedan pocas horas y no hemos hecho nada.

—Creo que es hora de usar la vieja confiable —sugirió Dewey.

Huey entendió de inmediato a qué se refería su hermano. Era algo que solían hacer cada vez que tenían problemas con una tarea o cuando necesitaba ayuda para conseguir una insignia. Fue el primero en correr a la casa bote de su tío, deseando de corazón que Donald no se retrasara. No lo había hecho en los últimos días, pero era una posibilidad y no podía descartarla del todo.

La espera no fue larga. Cuando Donald regresó lucía cansado, pero no molesto, así que aprovecharon para contarle de su problema. Contrario a lo que Huey esperaba, su tío no se enojó, al contrario, parecía feliz de que le pidieran ayuda. Si bien era cierto que solía ayudarlos con todas las tareas, también les reclamaba por dejar sus deberes para último momento o alegaba cansancio.

Comenzaron a trabajar casi de inmediato. Donald supervisó que todo estuviera en orden y se encargó de unir las piezas, tarea que más problemas les había causado durante el primer intento. Trabajaron hasta tarde, tanto que ninguno fue consciente del momento en el que se quedaron dormidos, solo de que despertaron en su antigua habitación.

—¿Y Webby?

Los trillizos la buscaron de inmediato, pero no la encontraron. Cuando buscaron en la sala solo encontraron la tarea terminada y percibieron un olor que les abrió el apetito. En la cocina solo encontraron a su tío preparando omelettes, algo que solía hacer cada vez que tenían una tarea importante o exámenes.

—Webby está en mi habitación, vayan a despertarla para que pueda desayunar.
Huey iba a preguntarle dónde durmió cuando recordó la maqueta en la pequeña sala. La respuesta le pareció tan obvia, su tío no había dormido en toda la noche para asegurarse de que estuviera lista a tiempo. No era la primera vez que hacía algo así y probablemente no sería la última.
—¿No creen que deberíamos visitar más seguido a tío Donald? —escuchó a Louie murmurar.

—¿Por qué dices eso? —preguntó Dewey confundido —, la mansión está cerca.

—Y aún así lo vemos pocas veces —respondió Louie con expresión culpable.

No siguieron hablando del tema. Dewey despertó a Webby y los dos salieron corriendo en busca de desayuno. Huey no sabía que pensar sobre lo que su hermano había dicho. Una parte de él le daba la razón. Si no era que Donald estaba trabajando, eran ellos los que estaban en una aventura con su tío Scrooge y con Della. No solían pasar tanto tiempo juntos, en especial si lo comparaba con la época antes de que se mudaran an la mansión McDuck. Al final le restó importancia, diciéndose que si su tío los extrañaba, los visitaría.

—¿Pasa algo, Huey? —le preguntó Donald —. El desayuno se enfría y si no te das prisa llegaras tarde a clases. Sé que Launchpad no tiene problemas acelerando, pero preferiría que no tuviera una excusa para hacerlo.

—Nada, solo estoy un poco cansado.

Al final Huey decidió que no se trataba de algo importante. Incluso Louie parecía haberse olvidado del tema y él prefirió hacer lo mismo. Se apresuró en desayunar y en prepararse para un largo día escolar.


Pese a lo cansado que estaba, Donald se saltó el descanso que tenía para almorzar y continuó puliendo monedas. Ese día tenía Donna debía filmar varias escenas y sabía que Scrooge no le permitiría asistir si no cumplía con una cantidad de monedas pulidas. No era nada extraño para él saltarse comidas, incluso desde antes de trabajar con su tío. Cuando sus sobrinos eran bebés solía hacerlo por falta de tiempo o porque prefería gastar el dinero en algo para ellos. Con tres bebés y su temperamento le era difícil conservar un trabajo por lo que su economía era más que mala. Seguía siéndole, pero sentía que tenía una carga menor con la que lidiar.

El salario que estaba ganando como Donna también le ayudaba mucho. Sabía que era menor am que ganaba Minnie, pero no se quejaba. Estaba consciente de la diferencia en la popularidad de ambas y estaba feliz con poder tener un salario extra superior al que obtenía como conserje en la bóveda de Scrooge McDuck.

Al terminar el trabajo, con su traje de Donna Moo Goo y una capa extra de maquillaje se presentó en el estudio. Filmó la primera escena del día, una en la que ayudaba al Ducker a escapar de la cárcel. Su suerte, normalmente mala, no fue mejor en esa ocasión. Tuvo que repetir la escena en más de una ocasión, principalmente por problemas técnicos.

Cuando se encontró en la mesa de bocadillos se llenó la boca con lo primero que vio. Varias miradas se posaron sobre ella, pero no le importó, tenía demasiada hambre.

—¡Qué apetito! —comentó Minnie sorprendida —, no había visto a nadie comer de ese modo desde que vi a Goofy acabar con la mesa del bufete cuando grababamos Indiana Mouse.

—¿Hace cuánto que no comes? —preguntó Chris Wolf, actor que interpretaba al Ducker.

Donald planeaba responderle de manera mordaz, pero no tuvo oportunidad de hacerlo. De su pico todo lo que salió fue un erupto bastante sonoro que hizo que, tanto Minnie como Chris arrugaran la cara. Pretendió estar avergonzada, aunque ciertamente le había gustado ver la expresión de desagrada en su compañero de reparto.

—Guarda eso para la escena en la que el Ducker le habla a Arleen de su pasado y procura hacer algo con tu aliento antes de la escena del beso.

Cuando Donna escuchó sobre una escena del beso, dejó de comer y corrió hasta el lugar en el que había dejado su libreto. Lo leyó varias ocasiones hasta dar con lo que buscaba. Era una de las últimas escenas. Arlequín besaba al Ducker después de que tanto Darkwing como Batduck cayeran en su trampa, tiempo que Oráculo, personaje que Minnie interpretaba, aprovechaba para ayudarlos e intervenía personalmente por primera vez desde que el Ducker la había violado y provocado que perdiera la movilidad en sus piernas.

—¿Te molesta el beso? —le preguntó Minnie. Donna no había notado cuando se acercó.

—No, es solo que me tomó por sorpresa. Creo que un beso no es nada comparado a lo que he tenido y tendré que hacer en otras escenas —Donna río para darle más credibilidad a sus palabras.

Como actor sabía que debía estar preparado para toda clase de escenas. Eso era algo que le provocó problemas como Donald e hizo que el especial de navidad en el que apareció se convirtiera en una parodia al no disimular lo mucho que quería un protagonismo y un beso de la protagonista, aunque ese no lo pidió, no disimuló su felicidad al escuchar que su personaje se quedaba con la chica.

—Si necesitas ayuda, puedes contar conmigo.

—¿Alguna vez has besado a alguien por obligación?

—Sí y era incómodo porque en ese entonces Mickey era solo un amigo. Luego comenzamos a salir y no fue más sencillo, no porque no disfrutara de sus besos, era solo que los prefería como algo más íntimo. Todo lo que debes hacer es recordarte que no eres Donna Moo Goo, sino que eres Arlequín y que Arlequín ama al Ducker con todo su ser, incluso si ese amor la destruye por dentro.

—¿Besarías a alguien más teniendo pareja?

—Supongo que si la obra lo necesita. Mickey siempre ha sido mi novio en la ficción, pero nunca tuve que besarlo cuando salía con Donald.

—¿Y a él? —preguntó Donna, aunque ya conocía la respuesta. Quería ver su reacción y eso era todo —. ¿Lo besaste en una película?

—No, como ya te dije, Mickey siempre ha sido mi novio ficticio.

Donald pudo notar algo de nostalgia en su voz y nuevamente se sintió culpable por haber dudado de ella. Estaba consciente de haber cometido muchos errores. Cuando creyó que Minnie lo había traicionado se sintió tan herido y enojado que no quiso volver a saber nada del mundo de la actuación, algo similar a lo que le pasó con el incidente de la Lanza de Selene.

—Gracias —respondió Donna y sus palabras eran sinceras —, por todo lo que haces por mí.

Donna siguió el consejo de su compañero y utilizó enjuague bucal. No porque quisiera hacerlo, incluso llegó a considerar comer comida con mucha cebolla, idea que descartó cuando el director le obsequió algunas productos para su higiene bucal y mentas. El mensaje le pareció obvio y ciertamente no quería perder un trabajo con un buen salario y que le permitía entablar amistad con una persona que fue muy importante en su pasado.

Contrario a lo que Donna pudo haber esperado, la escena del beso fue la última en filmarse. En más de una ocasión incluso notó que el director no parecía del todo cómodo con dejarla en la película y creyó que sería eliminada, cosa que no pasó. Intentó pensar en lo algún motivo que justificara ese comportamiento y a la única conclusión a la que pudo llegar era que l director quería hacer la película más oscura y sombría.

La filmación de ese día terminó cuando Mickey pasó por Minnie. Pese a su disfraz, Donald lo reconoció de inmediato. Habían sido amigos por muchos años y él era especialmente observador, habilidad que había desarrollado después de criar a trillizos y de varios intentos de estos por hacerse pasar por el otro.
Retomó su trabajo en la bóveda. En esa ocasión no estaba haciendo la limpieza sino que estaba vigilando el lugar. Hubo un problema con el sistema de seguridad así que el trabajo de Donald era asegurarse de que nadie intentara entrar en la bóveda sin autorización o que se descubriera el fallo.

Decidió prepararse un café bastante cargado para mantenerse despierto toda la noche. Sus horas de sueño se habían reducido considerablemente desde que obtuvo el papel de villana en "Batduck vs Darkwing Duck, la noche más oscura", película que, aunque no fue anunciada como la secuela de "Sirepato, un mundo más oscuro", estaban conectadas y la clave era la escena postcrédito y primera aparición oficial de la villana Arlequín.

Estaba colocando un poco de bebida energizante y tequila, cortesía de Panchito, a su café cuando divisó a Scrooge McDuck en las cámaras de seguridad. No le dio importancia hasta que lo vio pararse frente a la puerta de su oficina. Escondió las botellas debajo de su escritorio y se apresuró en abrirle la puerta.

—¿Cómo va la película?
—Han habido inconvenientes, pero nada que no se pueda resolver. El director se ha asegurado de evitar el equipo antes de filmar cada escena. Contratar a Minnie fue una gran idea, ya tiene su grupo de fans que esperan poder verla en la película.

—¿Qué hay de Drake Mallard? La última vez que lo tuve en una película las cosas no salieron del todo bien. No tuvo tantos accidentes como tú, pero sí hubo un problema lo suficientemente grabe como para detener la filmación. Había cancelado todo hasta que apareció un disco con las escenas más importantes.

—No habría escogido a nadie más para el personaje, realmente sabe como meterse en el papel, incluso el director lo admitió, aunque preferiría hacerlo más oscuro y sombrío.

—¿El villano tiene un bigote que se curva? —Scrooge hizo un movimiento con los dedos, simulando tener el bigote del que hablaba.

—No puedo decirte, es spoiler. Además todavía no he terminado de leer todo el libreto.

—Soy el dueño del estudio, esas normas no aplican para mí.

Donald fingió considerar hacer lo que Scrooge le pedía. Si bien en su contrato se prohibían los spoilers, el director le había dado una lista de cosas de las que sí podía hablar durante las entrevistas, detalles que había considerado inofensivos y que podrían generar el interés de la audiencia. La apariencia del villano era uno de esos detalles.

—Cuando lo veas, sabrás que es uno de los villanos. Tiene un bigote curvado, viste de negro, es calvo y lleva un sombrero de copa del mismo color.

—Tal y como debe ser. Aunque tengo mis dudas por el sombrero de copa, uno de bombín hubiera sido más apropiado.

La mirada de Donald se posó sobre los monitores. Mientras que su vista se deslizaba sobre las diferentes habitaciones de la bóveda, se dedicó a beber su café. No detectó nada inusual o algo de lo que debiera preocuparse. Scrooge no se retiró ni mostró intenciones de querer hacerlo.

—¿No estarás haciendo mezclas extrañas con tu café?

Donald bebió todo el contenido de su vaso antes de negar. No sería la primera vez que su tío Scrooge le reclamaba por eso y es que tenía sus motivos. En una ocasión incluso tuvieron que hacerle un lavado estomacal por haber colocado una cantidad de bebida energética demasiado grande

—Aprendí mi lección la última vez.

Donald se sintió un tanto culpable, pero prefería no decir nada. Su agenda estaba demasiado cargada y sabía que no podía permitirse quedarse dormido. Solía tomar el café de ese modo cuando estuvo en la guerra y, aunque en una ocasión terminó en el hospital, no creyó que llegara a pasar de nuevo.

—¿Sabes lo dañinas que son las bebidas energéticas? Mezclarlas con café y licor es prácticamente un suicidio.

—Lo sé, el doctor me lo dijo mil veces cuando estuve en el hospital.

—Haré que te creo. No te quedes dormido. Sabes que sé cuánto dinero hay en la bóveda y si falta algo, incluso si es un centavo, lo descontaré de tu salario.

—No es mi primer trabajo como guarda de seguridad, sé lo que hago.