Capítulo 8: Dos flores


Alistair hizo Donna tomara lecciones de baile de tubo. Fue una decisión que tomó sin previo aviso y de la que Donna solo se enteró cuando estuve frente a la instructora. Contrario a lo que llegó a pensar las clases no se convirtieron en una carga, sino que fueron una de las actividades que más disfrutó.
—Tienes brazos fuertes —le dijo Dalila —, usaremos esto a nuestro favor. Relájate un poco y haz del tubo tu mejor amigo.
Donna asintió. Al principio fue difícil, pero no tanto como lo fueron las lecciones de Daisy. Sostenerse del tubo no fue realmente un problema, pero sí la sensualidad de sus movimientos, algo en lo que tuvo que trabajar con especial énfasis.
—Más fuerza —le dijo Alistair —, quiero que conquistes a todos en la audiencia.
Minnie no tenía permitido asistir a las clases de baile o a las escenas subidas de tono. No fue idea de Alistair, el representante de la actriz, alegando que ella debía mantener su imagen de inocencia.
—Estamos rozando los límites al dejar que Minnie intérprete a Oráculo. Debe asegurarse de que se mantenga inocente y pura en todo momento.
—Pero me gusta ver a Donna actuando —se quejó Minnie.
—Ya no podrá hacerlo —le dijo su representante —, muchas de sus escenas no son actas para usted.
Minnie no volvió a quejarse, pese a que se notaba que no estaba conforme.
Donna sospechaba que Alistair estaba usando a su personaje para incluir todo lo que no podía hacer con Minnie. Sus escenas se hicieron más oscuras y rozaban peligrosamente la línea de lo pornográfico. Pudo notarlo en los cambios que se le hicieron al guión.
—¿Grabaremos la escena del beso? —preguntó Chris.
Acababan de grabar la escena en la que ambos superhéroes caían en la trampa del Ducker así que parecía lo más lógico. Donald incluso había comenzado a prepararse mentalmente. Si bien consideraba que Chris era atractivo, había aparecido por dos años consecutivos en la lista de actores más atractivos, no sentía muchos deseos por besarlo.
—No. La escena que sigue es cuando Oráculo los libera y les pide que trabajen juntos.
Minnie apareció en el escenario llevando el traje que Oráculo había usado cuando se hacía llamar Ladybat. Tuvo que pretender cojear un poco para que se dejará en claro que su personaje había tenido problemas para caminar y cuando llegó al lugar donde ambos héroes trataban de escapar de un grupo de tiburones, les hablaba de lo importante que era el que trabajaran juntos.
En el guión original ella los golpeaba y amenazaba. Alistair no hubiera hecho esos cambios si Minnie no fuera una actriz tan importante.
Donna se había sentado a ver la filmación. Launchpad estaba a su lado. Días atrás había decidido unirse a filmación como público. No era algo que Alistair acostumbrara a hacer pero no tuvo que acceder al ser el chófer de Scrooge McDuck.
—No puedo esperar para ver esta película en el cine —comentó Launchpad ilusionado.
Donna sospechaba que estar en la mayoría de las grabaciones no había hecho que el interés de Launchpad disminuyera y que su emoción era auténtica. También estaba segura de que no diría nada de lo que había visto. El piloto podía ser distraído y no muy listo, todos lo sabían, pero también sabían que era un hombre de confianza y que cumplía sus promesas, motivo por el que le permitían acceder a las grabaciones.
La idea de los tiburones había sido de Scrooge McDuck. Había dicho que los villanos preferían a ese tipo de animales. Donald sintió el deseo de defender a sus animales favoritos, algo que no hizo al tratar de mantener sus identidades separadas y querer evitar un conflicto que no llevaría a ninguna parte. Siendo el dueño del estudio de filmación, Scrooge no tuvo gran problema en intervenir en algunos detalles. La idea de que el conflicto se solucionara cuando Batduck supiera que la madre de Darkwing Duck también se llamaba Marta fue un aporte del director.
Esa escena tuvo que ser grabada en más de un ocasión. Hubo un fallo con las luces y algunos errores de diálogo, nada fuera de lo normal. Donna y Chris también habían cometido varios errores, el más grave fue de cuando Arleen bailaba en el tubo y uno de sus tacones se enredaron. El set se destruyó y la grabación se retrasó por dos días. No hubo heridos y Donna no recibió ninguna amonestación, solo una visita a la enfermería y la advertencia de que debía ser más cuidadosa.
—Es todo por hoy, pueden irse y recuerden llegar puntuales —les dijo Alistair y luego se dirigió a Donna —. ¿Puedes llegar una hora antes? Me gustaría arreglar algunos asuntos contigo personalmente.
—Anotado. Nos vemos mañana.
Donna se despidió de Minnie y, después de cambiarse de atuendo, regresó a su trabajo a la bóveda. Se dedicó a acomodar dinero que había ingresado a limpiar las oficinas hasta que Scrooge lo interrumpió. Estaba preparado para sus regaños e insultos, no para que le pidiera que lo acompañara a un evento al que llevaría a los niños. Eso lo tomó por sorpresa, Scrooge no le había pedido que lo acompañara a algún evento, inclusive desde antes de que Della se perdiera en la luna.
—¿Alguna sugerencia sobre cómo vestir?
—Ve con un vestido elegante, es una ceremonia en mi honor que se hará en el museo. Quiero que vayas como Donna Moo Goo.
—¿Algún motivo en especial?
—Nada que debas saber.
Donald gruñó al escuchar esa respuesta. Estaba por marcharse cuando fue detenido por el pato mayor, quien sostenía su mano.
—¿Algo que quieras decirme? —preguntó molesto. Era en momentos como ese que Donald se preguntaba por qué se aferraba tanto a él y por qué lo quería tanto.
—Escuché que tomas clases de baile de tuvo.
—¿Quieres que te muestre? —preguntó con tono travieso.
Scrooge McDuck no respondió, pero Donald tomó la expresión de su tío como una afirmación.
—Sígueme —le dijo Donald quien acarició las plumas de Scrooge cuando pasó a su lado.
Scrooge y Donald utilizaron una de las salas de filmación, específicamente la que usaban para las clases de danza. Nadie estaba trabajando en el estudio por lo que no existía el riesgo de que alguien los descubriera.
Donald usó su traje de la película y ajustó cuidadosamente la peluca para evitar que se le cayera. El corsé era ajustado, pero había aprendido a moverse con él sin perder el aire, o romperlo.
—¿Y bien? ¿tienes planes de quedarte allí todo el día sin hacer nada? —le apresuró Scrooge McDuck.
Donna comenzó con movimientos sencillos y lentos. Giró un par de veces sin llegar a levantarse del suelo. Luego comenzó a trepar en el tubo y una vez estuvo en la parte más alta, solo usó sus piernas para aferrarse. Sus movimientos cada vez eran más veloces, pero sin dejar de lado la sensualidad.
Bailó por varios minutos, poniendo en práctica todo lo procurando lucir sensual y provocativa, pero sin dirigirla ninguna mirada a su único espectador. Cuando se acercó a Scrooge, notó que había disfrutado de su baile privado. No necesitaba de palabras o aplausos, su cuerpo lo delataba. Se sentó sobre su regazo, sintiendo la erección de su amante rozando las plumas de la cola. Rodeó el cuello de Scrooge con sus manos y comenzó a besarlo. Sus caderas se movían lentamente, quería demostrarle quien tenía el control en ese momento.
—Mi dulce estrella.
Cuando Donna besó a Scrooge no fue un beso tierno. En ese momento ninguno de los dos estaba preocupado por ser romántico. Era un beso hambriento, acompañado por caricias llenas de anhelo.
Hasta que Donna decidió que era el momento de terminar. Se puso de pie de pronto y comenzó a sacudir el polvo imaginario de su ropa.
—Debo irme. Nos vemos en el baile —lo último lo dijo en un susurro que a Scrooge le pareció malicioso.
La frustración no era algo nuevo para Scrooge McDuck, sin embargo el pato más rico del mundo no recordaba haberse sentido tan frustrado antes.
Para Donald vestirse como Donna Moo Goo no era ningún desafío. Con el tiempo había aprendido varios trucos de maquillaje y el hecho de que los niños visitarán pocas veces la casa-bote le daba el tiempo necesario para cambiar su apariencia. Buscar un vestido adecuado para la ocasión le tomó tiempo. Su guardarropa era bastante limitado por lo que tuvo que comprar uno Scrooge la había invitado y no quería que se sintiera avergonzado de su compañía.
Para evitar sospechas, Donna se reunió con Scrooge en el museo, lugar en el que de realizaría una fiesta para celebrar la nueva adquisición, una gema que Scrooge McDuck había donado. Ver a sus sobrinos, a Webby y a Della no le sorprendió, pero sí le dolió. Quiso dejarlo pasar, diciéndose que si Scrooge lo invitó como Donna era para poder tener otro tipo de acercamiento con ella. Si bien había retomado esa identidad para tener sexo con su amante, tenía la esperanza de que, de mantenerla, podrían tener una relación diferente a la que podría tener con Donald.
—¿Quién es ella? —Louie fue la primera en preguntar.
—Donna Moo Goo, es una... amiga —Scrooge titubeó un poco antes de presentar a Donna.
Los trillizos, Webby y Della no parecieron creer las palabras del pato mayor y las risas que intercambiaron era la prueba de ello. Louie era el único que se veía serio. Ni Donald ni Scrooge hicieron nada por corregirlos. Si bien no podían considerarse amigos tampoco creían que fuera correcto usar la palabra noviazgo, pues no habían formalizado y amantes era una palabra muy fuerte para usar con unos niños.
La ceremonia inició cuando el presidente del museo dio un discurso para expresar el agradecimiento que todo el consejo sentía por el no tan desinteresado obsequio que había hecho el pato más rico del mundo. No fue el único en hablar, varios de los trabajadores del museo y el alcalde de Duckburg dieron su propio discurso para finalizar con un detalle para el homenajeado.
Dewey estuvo a punto de quedarse dormido en más de una ocasión y Huey lo despertó cada vez que daba señales de roncar o de babear. Donna no le dijo nada, no solo porque sentía que sería inapropiado, sino también porque pasaba por una situación similar. En su caso Scrooge lo despertaba rodeando su cintura con fuerza, pero sin lastimarlo, o besando sus mejillas, a veces su pico, siempre asegurándose de que nadie lo viera. No era algo que le molestara, al contrario, disfrutaba mucho de esos gestos.
Era en ocasiones como esa que Donald sentía que existía una pequeña esperanza para ambos. Siendo Donna Moo Goo podrían tener citas normales, incluso tener pequeñas muestras de afecto sin tener que preocuparse. Pensar en la prensa hizo que esa momentánea felicidad disminuyera. Scrooge McDuck era el pato más rico del mundo y Donna Moo Goo una estrella en ascenso.
La música comenzó cuando los discursos terminaron. Scrooge le tendió la mano y Donna aceptó con gusto ese gesto. Bailó un vals y todo parecía perfecto hasta que Goldie apareció. Lo hizo del mismo modo en que siempre lo hacía, atrayendo todas las miradas y sin tener una invitación.
Donna y Scrooge regresaron con su familia, pero el pato mayor rápidamente fue acaparado. Eran muchos quienes pensaban que un baile era la oportunidad de ntablar negocios con el pato más rico del mundo y algunos incluso llegaban a creer que en un ambiente así podrían obtener mejores ventajas de él. Estos últimos ignoraban que la resistencia a Scrooge al alcohol era bastante alta.
—¿Dónde conociste a tío Scrooge? —le preguntó Louie.
Donald sabía que no podía decir la verdad así que pensó en una respuesta que pudiera resultar convincente. No podía hablarle sobre la primera vez que vio a Scrooge como Donna. No les había hablado sobre la charla y mucho menos planeaba contarles sobre si vida sexual. Omitió todo lo relacionado con el casting falso y el bar de dudosa reputación, enfocándose únicamente en la cita que tuvieron después de que chocaron en el estudio de filmación y del helado que comieron.
—¿Cómo podemos saber que no lo estás usando para triunfar como actriz? ¿O por su dinero?
—¿Creen que Scrooge sea la clase de pato que se deja manipular fácilmente?
Los niños y Della negaron con la cabeza y detuvieron su interrogatorio. Donna sabía que seguían desconfiando de ella.
Cuando Scrooge regresó era evidente que había escapado de algún millonario. Ninguno le dio importancia a ese hecho por lo que rápidamente fue olvidado. Scrooge tomó la mano de Donna y una vez más la sacó a bailar.
Donna y Scrooge bailaron dos canciones más antes de que Goldie le pidiera permiso para danzar con Scrooge. La respuesta que Donald planeaba dar era negativa, mas no tuvo oportunidad alguna de responder pues su compañero se mostró complacido con aceptar el cambio de pareja.
—¿Sabes? —le preguntó Louie —, tío Scrooge y Goldie tienen historia.
Sí lo sabía, del mismo modo en que también era consciente de que Scrooge guardaba un mechón de su cabello. Lo había visto muchas veces luchar contra ella para obtener un tesoro y en cada una de esas ocasiones había notado la tensión entre ellos. E incluso si no lo supiera podía notarlo en la forma en que bailaban, cada paso, cada giro, todo parecía ser parte de una batalla en la que ninguno de los dos estaba dispuesto a perder.
—Puedo imaginarlo, pocas veces he visto a una pareja tener una química así al bailar —pretender que todo estaba bien dolía. No quería hacer un escándalo y sabía que no tenía el derecho a hacerlo.
—Están enamorados, pero son demasiado orgullosos para admitirlo.
—Debe ser molesto que te dejen plantada —comentó Della y Donald no supo cuáles eran sus intenciones, aunque lo sospechaba.
Della solía llamarla tía y desde la primera vez que la vio, le hizo saber que contaba con su aprobación. Donald no la aceptó tan fácilmente, no solo por lo que sentía sino porque había visto cómo Goldie amaba al oro más que a nada en el mundo y había visto la tristeza en los ojos de su tío cuando ella se marchaba, con algún tesoro robado por lo general. Pero al final lo hizo y es que no podía negar que ella era la única para él.
—Solo somos amigos. Si me molestara no les habría permitido bailar o estaría haciendo un escándalo —Della le dedicó una mirada que denotaba desconfianza y Donald se preguntó si había visto algo —. Iré por una bebida ¿quieren algo?
Della y los niños pidieron una duck-cola. Donna también tomó una. No solo porque eran sus bebidas favoritas o por la ausencia de bebidas fuertes, nunca había tomado bebidas alcoholicas cerca de sus sobrinos y no tenía intenciones de hacerlo, menos por algo que consideraba que no tenía importancia. Tomó prestada una bandeja y la llenó de bocadillos y bebidas antes de regresar con su familia.
Los bocadillos se acabaron rápidamente. Donna y Della demostraron tener un apetito bastante grande por lo que la actriz decidió ir por más.
—¿En qué películas has actuado? —le preguntó Dewey.
—Kung fu love, era el interés amoroso, la nueva película del Sirepato, hice de extra y ahora estoy en otra película de la que no puedo hablar por asuntos legales.
—No creo que aplique para el sobrino de Scrooge McDuck.
—¿Y arruinarte la experiencia? —Donna llevó una mano a su pecho en un intento por agregar dramatismo a sus palabras —. No soy tan cruel.
—No me molestan los spoilers —comentó Dewey, usando la misma expresión que usaba cuando quería pedirle algo a Donald.
—Soy el villano —Donna cantó la respuesta, usando una parte de una de sus canciones favoritas —. Y una cosa más, es una película no apta para niños.
Donna se preocupó cuando vio que Dewey no parecía desanimado. Eso le hizo sospechar que intentaría ver la película y habían varias escenas por las que creía que no era lo más apropiado.
—¿Tienes escenas de acción? —preguntó Webby notablemente emocionada.
Donna respondió todas las preguntas que se le hicieron. Una parte suya estaba feliz por ganarse el aprecio de su familia como Donna, otra sabía que esa simpatía solo duraría si permanecía como amiga de Scrooge. La actriz dudaba que pudiera existir una posibilidad para ambos.
Goldie y Scrooge bailaron tres canciones antes de que este regresara con su familia. Por la forma en que veía a Goldie podía adivinar que tenían asuntos pendientes. Donna se dijo que no tenía motivos para quedarse, pero sí para irse. Ver a su tío tan enamorado resultaba doloroso pese a que siempre lo había sabido.
—Saldré en un viaje de negocios —fue lo que les dijo.
Los trillizos, Webby y Della no tardaron en molestarlo. Para ellos también era evidente que Goldie estaba involucrada en esos negocios.
—Fue divertido pasarla con ustedes, es una pena que deba despedirme —comentó Donald, mantener su personaje era difícil, en especial por la voz.