Capítulo 16: El mensaje
Donna no esperó que la fiesta en la mansión de Chris se celebrara tan rápido. Todo lo que necesitó fue llamar al mayordomo principal y ordenarle que organizara una fiesta e indicarle la cantidad de personas que asistirían. Cuando llegaron la comida estaba servida, el lugar decorado e incluso había una banda encargada de la música.
—Esto no parece un departamento —comentó Drake incrédulo.
—Lo mismo pensé la primera vez que vine.
Donna se arrepintió de haber dicho esas palabras cuando notó las miradas de Minnie y Drake. No sabía si sospechaban algo o era ella la que estaba siendo paranoica.
—Alistair dijo que debíamos pasar tiempo juntos y tuvimos una cita aquí...— Donna calló al recordar lo que pasó entre ambos.
—Por tu cara creo que no prefiero saber los detalles.
Donna se sonrojó. Le había gustado sentirse querida. Chris la trató con tanto cuidado que le hizo sentir algo que pocas veces experimentaba, sentirse valiosa. Con Scrooge sus encuentros eran más apasionados, pero no siempre era así. Había ocasiones en que Scrooge era dulce e incluso tierno, en que sus caricias y besos hacían que sintiera que le importaba, momentos que había experimentado como Donna y como Donald.
—Hice un dibujo de ustedes. Son mi OTP.
Donna se sintió conmovida cuando vio el dibujo de Launchpad. Pudo reconocerse así misma vestida como Arlequín y a Chris Wolf interpretando al Ducker que estaba disfrazado como un hombre calvo con un bigote y sombrero de copa. Ambos estaban tomados de la mano y habían muchos corazones a su alrededor, algo que Donna creía poco probable, en especial después de que El Ducker golpeara a Arlequín sin ningún motivo y que hiciera que Batduck y Darkwing Duck pelearan solo porque quería probar su teoría de que un mal día era lo único que bastaba para convertirse en criminal.
—¿Puedo tomarle una foto? Es un dibujo hermoso y me gustaría conservarlo.
—Te lo regalo —respondió Launchpad.
—Gracias, lo atesoraré.
Donna no lo decía solo por amabilidad. Si bien era cierto que no podía ponerlo en su refrigeradora sin llamar la atención, pensaba emplasticarlo y guardarlo en su baúl secreto, ligar en donde guardaba los regalos que Minnie le había dado y recuerdos de sus salidas con Scrooge.
—Eres muy talentoso —le dijo Drake, podía notarse el orgullo con el que hablaba.
—También hice un dibujo de nosotros —Launchpad le entregó a Drake el dibujo del que hablaba. Era un dibujo sobre ellos patrullando la ciudad, Drake vestido como Darkwing Duck, o eso creía Donna, Launchpad no era muy bueno dibujando fondos.
Drake estaba contándoles sobre su participación en su primer película, la "Toalla del mojado", usando fue interrumpido por Alistair. La música se había detenido por lo que Donna sospechaba que lo que tenía que decir era importante.
—Primero que todo quiero felicitarlos a todos por la película que hemos terminado. Tengo altas expectativas sobre está producción y me animo a apostar que será un tema recurrente en Halloween. La próxima semana será la Première y quiero que todos se presenten con sus mejores galas.
—¿Sabes lo que significa? —le preguntó Minnie. Donna negó con un gesto de cabeza —. Tarde de chicas, Daisy y yo acostumbramos a hacerlo antes de cada première. Será muy divertido.
Donna no pudo negarse pese a lo mucho que la horrorizaba la idea. Las había acompañado siendo Donald y ciertamente sus recuerdos no eran precisamente gratos. Solo podía pensar en sesiones aburridas y en cargar una enorme cantidad de bolsas. Una mirada a Mickey bastó para saber que pensaba en lo mismo y sintió deseos de reírse pues recordaba que el actor tenía problemas para decir que no, lo que lo hizo aceptar todos los proyectos a los que se le invitó y necesitar de un representante.
Alistair continuó hablando. Les dio los detalles del evento y otras noticias de igual importancia. Donna sabía que el trabajo de una actriz no terminaba cuando la película lo hacía, pero no imaginó que tuviera tanto por hacer. Entrevistas, sesiones de fotografías, eventos a los que asistir e incluso firma de autógrafos, aunque Donna sospechaba que eran Chris y Minnie quienes participarían en lo último y eso era por la fama que tenían.
—¿Se están divirtiendo? —les preguntó Chris quien se había acercado recientemente. A su lado se encontraba Alistair.
—Mucho —Launchpad fue el primero en responder, pero no era el único que pensaba de ese modo.
—Gracias por la invitación —agregó Mickey.
—Es una fiesta para el elenco y los amigos también son bienvenidos —Chris se dirigió a Donna —, también podrías traer a tus amigos.
—Soy extranjera — respondió Donna para luego agregar en un susurro que solo Chris escuchó —, y no saben de mi secreto.
Eso no era del todo mentira. Solo Scrooge sabía de su doble vida y ciertamente lo prefería de ese modo. Lo que había empezado como un simple juego había crecido tanto llegando a salirsele de las manos.
—Lamento haber sido indiscreto.
Donna se sintió sorprendida al escuchar esas palabras. Era la primera vez que escuchaba a Chris disculparse y no podía dejar de pensar en lo raro que se escuchaba.
—Descuida, no tenías porque saberlo.
—¿Bailas? —le preguntó Chris, su mano estaba extendida a modo de invitación.
Donna aceptó. Mentalmente se preguntó cuándo habían cambiado las cosas entre ellos. Recordaba los primeros días de filmación, Chris había mostrado desagrado ante su apetito e incluso durante los últimos días siguió comportándose un tanto distante. Tuvieron problemas para besarse, pero no para actuar. Cada vez era más fácil compartir escenas y Donna sentía que ya no existía esa tensión que dificultó la filmación del beso. Pensó en el secreto que compartieron, no le había dicho toda la verdad, pero eso había creado una complicidad entre ambos y que de esa complicidad podría surgir la amistad.
Hubo un cambio en la música. Donna no reconoció la canción que estaban tocando, pero sabía que se trataba de tango. Pensó en regresar con sus amigos, no estaba segura de querer bailar esa canción con Chris, más cuando recordaba el nombre del pato que le había enseñado los pasos y los bailes que había convertido con sus dos grandes amores.
Chris la detuvo. Su agarre se hizo más fuerte, no lo suficiente para lastimarla, pero sí para detenerla. Un giro de muñeca fue todo lo que necesitó para estrecharla contra su cuerpo.
—¿Asustada? —le preguntó Chris, su rostro estaba a pocos milímetros del suyo.
Sí lo estaba. No creía que Chris le hiciera daño y menos rodeado de tantas personas, era solo que la había tomado por sorpresa y no sabía que esperar o cómo reaccionar. Pero eso era algo que Chris no podía saber.
"No soy la presa", pensó y giró sobre sí misma de modo de que quedara libre del agarre del actor. Ver la sorpresa, momentánea en la cara del actor, le devolvió la confianza.
—No.
—Deberías estarlo —Chris volvió a mostrar la seguridad que era típica en él y la hizo girar hasta que chocó contra su cuerpo.
Los movimientos estaban llenos de pasión y marcados por un deseo de mantener el control. Ninguno notó que se habían convertido en el centro de todas las miradas hasta que la canción terminó y los aplausos se hicieron escuchar.
—Donna, eres toda una caja de sorpresas —le dijo Chris poco antes de que se separan —. ¿Qué otros secretos ocultas?
Donna se río.
—Y tú un seductor. Si no te conociera, pensaría que te gusto.
Donna no esperó respuesta y se fue en búsqueda de bebidas. Ver a sus amigos en la pista de baile le alegró. Minnie y Mickey se deslizaban con elegancia sobre la pista, mostrando esa dulzura que los caracterizaba. Launchpad y Drake también bailaban, pero tenían aerlgunos problemas. Sus movimientos eran algo torpes, pero a ninguno de los dos parecía que les importara. La forma en que se miraban y que se reían delataba lo que sospechaban todos los que lo conocían, estaban enamorados.
Donna decidió alejarse un poco y revisar su teléfono. Solía hacerlo con la esperanza de encontrar algún mensaje sobre Scrooge McDuck, pero siempre pasaba lo mismo. Encontraba mensajes de cobradores, spam, pero nada de lo que buscaba. Esa ocasión fue diferente. Ver un mensaje le provocó ansiedad, quiso controlarse más no pudo al ver el destinatario, era él, Scrooge McDuck le había escrito.
La alegría que sintió se esfumó cuando abrió el mensaje. Era inentendible, un conjunto de símbolos extraños y palabras inconclusas que no le decían nada. Trató de pensar en los lenguajes de criptografía que conocía más ninguno le sirvió y el mensaje de Scrooge seguía pareciendo el resultado de alguien que se peleó con el teclado o que estaba demasiado ebrio para escribir.
"Scrooge tiene una resistencia muy alta al alcohol", pensó Donna preocupada. Quería confiar en que su tío estaría bien, pero no podía hacerlo. Por más que lo intentaba no dejaba de ver aquel mensaje como un llamado de auxilio.
—¿Pasa algo?
Donna se volteó al escuchar esas palabras, Minnie y Drake parecían preocupados.
Donna le pensó por unos instantes, pero lejos de tranquilizarse no podía dejar de pensar que ese mensaje era la confirmación de lo que sospechaba.
—Debo irme —Donna sabía que no podría disfrutar de la fiesta si no sabía que era lo que pasaba. Al ver la reacción de sus amigos se apresuró en agregar —, no es nada grave, es solo que tengo que hacer unos trámites para mi VISA.
—Avísanos si necesitas ayuda.
El plan de Donna había sido buscar a Gyro y pedirle ayuda para entender el mensaje de Scrooge, pero luego recibió una imagen y supo que era lo que debía hacer. Seguía sin entender los símbolos, pero sabía que los había visto en otra parte y que, si usaba el artefacto apropiado, podría ayudar a Scrooge a salir del problema en el que estaba.
Donna estaba por ingresar a la mansión cuando fue consciente de que seguía vistiendo el kimono y los tacones. Nadie la había visto por lo que decidió usar uno de los muchos pasillos que tenían la mansión. Llegar al cuarto de trofeos no fue difícil, le tomó pocos minutos encontrar lo que buscaba, pues sabía lo que buscaba.
Scrooge había encontrado ese artefacto durante una de las aventuras que tuvieron en el pasado. Donald recordaba perfectamente cuando encontraron esas tijeras pues a él lo habían usado como carnada. Scrooge lo había empujado de modo que cayó sobre la mujer lo que le dio tiempo para escapar en compañía de Della. Donald había podido reunirse con su familia al día siguiente, después de nadar durante horas mientras que huía de una guardiana que ardía en ira.
Donna utilizó las tijeras para trazar el símbolo que Scrooge le había mandado en su último mensaje. En cuanto lo abrió pudo ver como se materializada una puerta frente a sus ojos. La cruzó sin siquiera dudarlo.
—Te tardaste mucho —le dijo Scrooge a modo de saludo —, espero que hayas traído el vino que te encargué.
—¿De qué vino estás hablando? —preguntó Donna confundida —. Solo recibí dos mensajes, la fotografía del castillo y uno que no pude entender?
—El vino es nuestro pase para dejar el castillo —respondió Scrooge molesto —. Es la única forma de salir.
—Tengo las tijeras dimensionales.
Donna intentó abrir un portal sin lograrlo. Probó con diferentes símbolos y con una línea recta sin lograr nada.
—Es inútil que lo intentes —le dijo Goldie —, las tijeras solo sirven para entrar y la única forma de salir es convenciendo al guardián del castillo de que abra la puerta.
—Pero no lo hará sin el vino —le reclamó Scrooge —. Intentaré contactar con alguien más y espero que esta vez si sea alguien competente.
Scrooge se sentó frente a lo que parecía ser un teléfono y comenzó a mover la antena que sobresalía de este.
—No lo entiendo —comentó Donna —. ¿Por qué el vino es tan importante? Eres un esqueleto, no puedes ver, oler o sentir.
—Pero sí recordar —respondió el esqueleto y se notaba ofendido.
Donna sintió un escalofrío cuando notó la mirada de Scrooge sobre ella. Sabía lo que significaba, muchas veces le había dedicado esa clase de mirada a Donald antes de usarlo como carnada u obligarlo a hacer cosas que no le gustaban.
—No lo haré —fue lo primero que dijo.
—No sabes lo que te voy a pedir.
—No lo necesito para saber que no me gustará.
—Goldie, encárgate de pedir refuerzos, Donna y yo iremos a la cocina.
Donna intentó negarse una vez más, pero fue en vano. Scrooge la tomó de la mano y se la llevó a rastras.
—Solo iremos a la cocina y de paso podremos hablar, es un lindo kimono para usar de noche ¿no crees?
Donna dejó de poner resistencia en cuanto escuchó esas palabras. Intentó pensar en lo que podrían esconder. Necesitó de varios minutos en entender y aún más para responder pues temía que Goldie escuchara.
—Chris Wolf organizó una reunión con el elenco y el equipo de producción para celebrar el final de la película.
—¿Estaba Minnie?
—Sí y su novio también —respondió Donna confundida. Pensó en las palabras del representante de Minnie y creyó dar con el motivo de la molestia del pato más rico del mundo —. Descuida, Chris sabía que Minnie tiene prohibido beber alcohol así que no había licor.
Scrooge observó fijamente a Donna por unos instantes.
—¿Hay algo de lo que deba enterarme?
Donna lo pensó por unos instantes.
—La première es en dos días, todo el elenco asistirá y no, no iremos solo a ver la película, estaremos respondiendo entrevistas y sirviendo la comida que está incluida en el precio de la entrada.
—¿Es cierto que hay una escena de beso?
—Sí y no tienes ni idea de lo que costó filmarla —respondió Donna un tanto confundida.
Tiempo después se enteraría que Scrooge no sabía del beso y que solo estaba adivinando. Lo que sí pudo notar en ese momento es que Scrooge se mostró sorprendido por unos instantes y luego fue ella quien lo estuvo cuando se vio atrapada entre Scrooge y la alacena que tenía detrás. No tuvo tiempo para preguntarle que planeaba cuando sintió su pico contra el suyo.
Donna cerró los ojos. Lo había extrañado, más de lo que le gustaría admitir ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que se habían besado? Donna sospechaba que el tiempo había pasado de forma diferente para su amante por la forma en que Scrooge la acariciaba y por la intensidad de sus besos.
—¿Crees poder preparar algo de vino?
Donna parpadeó un par de veces. Intentó comprender qué había pasado, pero no podía y decidió que lo mejor era no intentarlo. Scrooge era la clase de pato que podía hacer que se sintiera como lo más preciado para su corazón en un momento y al siguiente como si fuera un chicle en su bastón.
La mirada de Donna se posó en la alacena. Los ingredientes no eran un problema, esa alacena estaba más llena que la suya, pero aún así sabía que no podría cumplir con lo que Scrooge pedía.
—Puedo hacer jugo de uva, pero el vino necesita tiempo para fermentar.
—Haz el intento —le ordenó Scrooge —. Goldie y yo iremos a reunir el oro.
Donna obedeció. Tenía sus dudas, no podía negarlo, pero conocía a Scrooge lo suficiente para saber que tenía la mirada que solía tener cuando tenía un plan. Quería creer que sabía lo que estaba haciendo y que podrían salir. Afuera habían personas que esperaban por Donna y por Donald.
—¿Terminaste? —le preguntó Scrooge. Él y Goldie estaban cubiertos de joyas y cargaban unos sacos que tenían la apariencia de ser pesados.
Donna le mostró el jugo de uva, tenía buen sabor y ni una gota de alcohol.
—No es el mejor vino que haya probado —comentó Scrooge —, le falta cuerpo y está un poco dulce. Debería tirarlo.
Donna estaba por reclamarle cuando el esqueleto intervino.
—¡No puedes hacerlo! —gritó —. ¡Un vino nunca debe desperdiciarse!
—No es vino de la mejor calidad, pero será tuyo si nos dejas pasar.
El esqueleto tomó la botella y la bebió con desesperación. Un sonrojo apareció en su rostro y Donna se preguntó cómo era posible si no tenía piel o sangre y ni siquiera había bebido vino, pero no pensó demasiado en ello pues temía que la puerta se cerrara en cualquier momento.
Los tres aparecieron en las afueras del castillo. El edificio seguía ausente, pero ni Scrooge ni Goldie lo necesitaban para saber en qué lugar se encontraban.
—¿Cómo te llamas? —Goldie observaba a Donna atentamente.
—Donna Moo Goo —respondió un tanto insegura, no le gustaba la forma en que Goldie la veía.
No tardó en descubrir que Scrooge pensaba lo mismo. El pato se colocó en medio de Donna y de Goldie, cubriendo con su cuerpo a la actriz.
—¿Qué es lo que planeas?
—¿Yo? —Goldie fingió inocencia —. Me ofendes, Scroogey, solo quería conocer más de este lindo ejemplar.
La mirada de Scrooge no se suavizó.
—Te conozco, Goldie, tú no eres de las que actúa sin un plan.
Goldie sonrió.
—¿Seguro de que no te estás describiendo a ti mismo? No importa, aquí es donde nuestros caminos se separan.
Fue en ese momento que Scrooge y Donna fueron conscientes de que Goldie había robado las tijeras dimensionales. De nada sirvió, ella estaba más allá del alcance de ambos.
