Capítulo 14: Reporte
Josephine estuvo buscando a su hija y a Donald durante horas. Recorrió Duckburg en compañía de Della y repartió varios volantes con las fotografías de los patos que estaban desaparecidos. No obtuvieron ningún resultado y ella recibió una llamada de su esposo por lo que quiso cambiar el enfoque de su búsqueda.
Se reunió con Abel en uno de los muchos negocios que había en Duckburg. No prestó mucha atención al nombre ni al menú. No tenía hambre y si comía era solo por obligación.
—No he tenido noticias de ella —comentó Josephine angustiada —, hablé con la familia de Fauntleroy y ellos tampoco saben nada.
—Lamento no tener buenas noticias —respondió Abel —, estuve hablando con sus vecinos y ellos no la han visto en semanas.
Josephine suspiró. Le dolía saber que su hija estaba desaparecida y le dolía el no haber hecho nada por ella. Josephine estaba segura de que ella había podido ayudarla, que si hubiera estado más atenta habría notado que estaba en problemas o descubierto que era una espía en condiciones más favorables.
Josephine odiaba pensar que Arianna estaba en problemas y quería creer que solo estaba siendo paranoica. Arianna siempre había sido una mujer independiente, incluso cuando era una niña.
—Tal vez ella y DoubleDuck están en una misión.
—Supongo...
Josephine calló de pronto. Las palabras de su esposo le habían hecho pensar en algo que había ignorado hasta ese momento. Años atrás ella había sido acusada de fraude y estuvo a punto de ir a la cárcel. Fauntleroy y Abel habían evitado que fuera encarcelada y Arianna se había unido poco después. Todos ellos habían descubierto a los verdaderos responsables del fraude en el banco, pero Josephine ni siquiera consideró la posibilidad de que fueran agentes secretos. Arianna le había dicho que trabajaba en seguridad y ella no tenía motivos para sospechar.
—Abel, tú lo sabías.
—¿De qué hablas?
—Tú sabes de qué hablo.
—No lo entiendo.
Esa respuesta provocó que Josephine se sintiera un tanto molesta. Durante ese tiempo había se había sentido culpable por lo que no hizo, pero no podía dejar de pensar que las cosas habrían sido muy diferentes sino le hubiera guardado secretos.
Una mesera interrumpió la conversación. En sus manos llevaba lo que ambos habían pedido poco antes.
—Provecho.
Josephine y Abel retomaron su conversación en cuanto la mesera se retiró.
—¿Por qué nunca me dijiste que Arianna era una espía y por favor, no intentes negarlo. Tú y Fauntleroy sabían muy bien lo que hacían el día en que me ayudaron a evitar la prisión.
Abel se mostró avergonzado, era la primera vez que Josephine lo veía comportarse de ese modo y eso le resultaba un tanto inquietante. El Abel que conocía siempre parecía saber lo que hacía y nunca mostraba arrepentimientos de ningún tipo.
—Abel Konnery —le dijo de forma severa. Josephine estaba segura de que Abel se rompería en cualquier momento.
No se dio la oportunidad. Josephine recibió una llamada de Della y contestó de inmediato. Ella le había dicho que se comunicaría con ella en cuanto tuviera la oportunidad y Arianna era su prioridad.
—Hablaremos de ello después —le advirtió Josephine —, Della me ha llamado y dice que tiene información sobre nuestra hija.
Josephine pagó la cuenta y Abel la siguió sin oponer resistencia. Josephine sabía que él también estaba preocupado, pero que ese no era el único motivo por el que accedió con tanta facilidad. Cada vez le resultaba más obvio que le estaba ocultando algo... y lo odiaba.
Abel y Josephine se presentaron en la mansión McDuck. Josephine quería ser optimista, pero le era difícil serlo cuando los niños se veían tan afligidos.
—Vine en cuanto pude, Della ¿tienes noticias?
La mujer piloto asintió. Ella, al igual que sus hijos, se veía angustiada.
—Arianna y Donald están juntos.
—¿Están bien?
Los patitos dudaron.
—No se veían heridos.
—Pero no estaban bien —interrumpió Abel.
Josephine lo golpeó con fuerza en uno de los costados. Seguía enojada con él y dudaba que pudiera perdonarlo, al menos no tan fácilmente.
—¿Qué saben de Red Primerose?
—Es la primera vez que escucho ese nombre.
Josephine no mentía. Aquel nombre lo sonaba tan ajeno, pero su instinto le decía que estaba relacionado con Arianna, de lo contrario le parecía absurdo el que siquiera lo mencionaran.
—Nada —respondió Abel. No había nada en su voz que lo delatara —. ¿A qué viene la pregunta?
—Hoy nos encontramos con Arianna Adelaide, ella se presentó como Red Primerose y es parte de F.O.W.L —les dijo Scrooge McDuck, su voz tenía una frialdad que reservaba únicamente para los socios más difíciles —. ¿Por qué dos espías se unirían a una organización criminal?
Josephine no sabía qué era F.O.W.L, de hecho era la primera vez que escuchaba ese acrónimo, pero Scrooge McDuck había mencionado la palabra "criminal" por lo que dudaba que se tratara de algo que trabajara dentro de los parámetros de lo legal.
—¿Están seguros de que F.O.W.L está involucrado?
—Donald lo dijo, pero eso no es importante ahora ¿qué sabes de F.O.W.L?
—Trabajo en un museo, lo poco que sé de ellos es porque han intentado robar algunas obras.
—Eso parece ir de acorde con su modo de actuar —comentó Scrooge, pese a sus palabras resultaba evidente que no confiaba en Abel.
Josephine tampoco lo hacía. Quería creer que estaba siendo paranoica, pero cada vez sentía que tenía más motivos para desconfiar y lo odiaba. Odiaba sentir que no conocía a su familia, Odiaba pensar que se había enfocado tanto en su trabajo que había hecho de lado a su familia y perdido de valiosos momentos.
—Tal vez Donald mentía, todos sabemos lo rencoroso que puede llegar a ser —comentó Della, no parecía del todo segura de lo que decía.
—Mencionó a Bradford —fue la respuesta de Huey.
—Y nosotros nunca le hablamos de él —agregó Dewey, se veía tan afectado como su hermano.
—La manera en que peleó contra tío Scrooge y el hecho de que se llamara Cold Shadow —Louie era el que se mostraba más inseguro de lo que decía.
—Él y Red Primerose se llevaron el guantelete —finalizó Webby.
Josephine necesitó de varios minutos para procesar toda la información que había recibido. Había recibido demasiada información durante los últimos días y sentía que era demasiado.
—Josephine —Abel colocó una mano sobre su hombro.
Josephine rechazó ese gesto. Estaba demasiado enojada con su esposo como para aceptar sus intentos por confortarla. Su instinto le decía que Abel le mentía y ella estaba cansada de tantas mentiras.
—¿Qué planean hacer? —preguntó.
—¿No es obvio? Detener los planes de F.O.W.L y traer de vuelta a Donald y a Arianna.
